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Hombres, líderes de la memoria en Carepa

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Luz Mary Hincapié

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Luz Mary Hincapié

Publicado

15 Mar 2017


Hombres, líderes de la memoria en Carepa

De cómo un grupo de trabajadores de una finca del Urabá antioqueño se convirtió en abanderados de la memoria histórica del pueblo.


A las oficinas del Centro Nacional de Memoria Histórica en Bogotá a veces llegan cartas físicas, correos electrónicos o visitas de personas que quieren hacer memoria histórica sobre un hecho lejano pero que aún duele. Algunos de esos correos, pocos, provienen de las oficinas institucionales (una gobernación, un ministerio, una alcaldía) que acuden al CNMH pidiendo asesoría para crear procesos de memoria histórica en sus zonas o pueblos de interés. Ese fue el caso de Carepa, Antioquia, hace dos años.

Eisson Lizcano, el secretario de gobierno de la pasada Alcaldía escribió diciendo que, por primera vez en la historia del municipio, querían hacer memoria de dos masacres en fincas bananeras (Osaka y Los Kuna) y de dos desplazamientos masivos. Pero para que la petición de Eisson se convirtiera en un proceso activo y eficaz se necesitaba no solo de la respuesta del CNMH sino de la disposición de las víctimas involucradas (familiares y sobrevivientes), y de otras instituciones en la zona que garantizaran la supervivencia del proceso a pesar de factores políticos como, por ejemplo, el cambio de administración. Y del visto bueno, por supuesto, de los dueños actuales de las fincas. Todo, para fortuna de la memoria de Carepa, confluyó para que casi dos años después, este caso sea modelo para otras regiones del país.

Además, contrario a la regla general de procesos de memoria histórica en que las mujeres son las empoderadas del tema y lideran las reuniones —los talleres pedagógicos, a simbología de los recuerdos y las conmemoraciones— en Carepa han sido los hombres los líderes naturales de la memoria histórica.

“Los primeros días fueron dolorosos; no lo voy negar –dice Humberto Moreno, uno de los nueve trabajadores que sobrevivieron a la masacre en la finca Osaka donde aún hoy laboran-. Pero a partir de este proceso me he ratificado en lo que soy, en lo que son mis compañeros… me ha vuelto la esperanza y las ganas de vivir”. Humberto perdió a su señora, Lidia Padilla, y diez compañeros más en la masacre de febrero de 1996. Guerrilleros del Frente V de las Farc, comandados por alias “Karina”, bajaron de un bus a once trabajadores de la finca y prendieron fuego contra ellos por ser supuestos simpatizantes del movimiento Esperanza, Paz y Libertad (surgido de la desmovilización de la guerrilla del EPL).

Humberto ha liderado gran parte del proceso. Veinte años después de los hechos ha colaborado en la búsqueda no solo de los sobrevivientes de la otra masacre de Carepa (finca Los Kunas) sino de los familiares de los muertos. “Nos hemos desahogado. Esto es volver a vivir”, dice y destaca los talleres de memoria que sirvieron como catarsis, la cartilla con sus historias y sus fotos, los pendones y el documental  que se hicieron como parte de todo el proyecto.

Nunca habían hablado de lo que pasó y Eisson –el exsecretario de gobierno- ya lo había advertido en el primer correo electrónico.  En menos de dos años resurgieron líderes antes opacados, tal vez, por la rutina del trabajo (jornadas entre 4 a.m y 7 p.m): “Siempre teníamos miedo de hablar porque pensábamos que íbamos a ser señalados, pero vencimos ese miedo, todo confluyó y pudimos sacar ese dolor de adentro”, dice Humberto.

El pasado 14 de febrero conmemoraron 21 años de la masacre de Osaka, el CNMH donó una placa y en los próximos meses se construirá una escultura en la finca para seguir recordando a las víctimas. Fue un acto sobrio pero emotivo para los sobrevivientes y sus familiares. Pensar en el horror ocurrido en Urabá es una constate salvo que esta vez, en Carepa, esos recuerdos se convirtieron en el mejor pretexto para que trabajadores bananeros lideraran procesos a favor de la memoria.

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La memoria en el aula de clase

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Grupo de Pedagogía

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Grupo de Pedagogía

Publicado

16 Mar 2017


La memoria en el aula de clase

Distintas prácticas pedagógicas fueron socializadas en el Foro Internacional sobre Pedagogía, Memoria y Violencia en la Universidad Nacional. El CNMH compartió sus experiencias de construcción de memoria entre jóvenes de los últimos grados de bachillerato.


Desde hace varios años América Latina se convirtió en un referente en temas de construcción de memoria histórica. La consolidación de la Red Latinoamericana de Sitios de Memoria es un ejemplo de ello; grupos de académicos y ciudadanos se han reunido en torno a la memoria para pensar en políticas públicas que contribuyan a este propósito y han posicionado el tema en la agenda del continente.

Sin embargo, conforme ha pasado el tiempo los retos para la memoria en América Latina son diferentes y se enmarcan, en gran medida, en la participación de las juventudes y nuevas generaciones. Durante el 1 y 2 de marzo, el Departamento de Antropología de la Universidad Nacional organizó el Foro Internacional sobre Pedagogía, Memoria y Violencia en el que se trataron varios temas relacionados con estas necesidades.

Invitados de varios países compartieron experiencias en torno a estrategias pedagógicas que han servido como herramientas para que las nuevas generaciones apropien memorias que, en el sentido temporal, les son cada vez más ajenas. Los invitados trataron casos de Argentina, Perú y Guatemala, donde los jóvenes están menos vinculados con la violencia, dictaduras, guerras de guerrillas, y su única relación con esos hechos, en muchos casos, termina siendo a través de actos y lugares de memoria de los sobrevivientes.

Elizabeth Jelin, de Argentina, por ejemplo, expone que memorias que pueden parecer olvidadas o muy lejanas, en determinados momentos, a partir de nuevos marcos culturales pueden volver a tener una vigencia. De esta manera, terminan vinculando a jóvenes con nuevas formas de identificarse con su nacionalidad, su pasado y una idea común de futuro guiado por la  no repetición.

En este mismo sentido, otra de las invitadas al foro, Sandra Raggio, de Argentina, desarrolló una experiencia (Jóvenes y Memorias) con jóvenes en algunas regiones de ese país. En los talleres, el énfasis de sus reflexiones estaba relacionadas con la importancia de conocer el pasado para enmarcar sus acciones futuras en la necesidad de no repetir los hechos atroces que sus padres y abuelos tuvieron que vivir.

Maria Emma Wills, coordinadora del grupo de pedagogía del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), también presentó una ponencia acerca de la experiencia de la Caja de Herramientas para Maestros y algunas otras propuestas pedagógicas del CNMH.

La experiencia en Colombia es particular porque apenas se está implementando el acuerdo de paz, producto de los diálogos entre el Estado con las FARC. Sin embargo, los jóvenes que se acercan al pasado por medio de reflexiones de memoria histórica han apropiado estos hechos y se han comprometido con la consolidación de la paz con el fin de que el dolor de otros no lo tenga que vivir nadie más, y el horror no vuelva a suceder.

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India y Bosnia: dos miradas a la memoria

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Cortesía EUROCLIO

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Cortesía EUROCLIO

Publicado

28 Mar 2017


India y Bosnia: dos miradas a la memoria

La Asociación Europea de Educadores de Historia (EUROCLIO), escogió a Colombia para hacer parte del proyecto “Lidiar con el pasado en la enseñanza de historia”, que empezó en febrero de 2016, y terminará en abril de 2017.

El objetivo del proyecto es permitir el intercambio de experiencias entre líderes en educación de ocho diferentes países, con líderes de todo el mundo que también trabajan por la enseñanza de la historia y la memoria.

Las representantes de Bosnia-Herzegovina y de la India escogieron como destino a Colombia y estuvieron en Bogotá entre el 12 y el 16 de marzo. Visitaron el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) donde conocieron el proyecto de la Caja de Herramientas para maestras y maestros, y algunas experiencias de docentes que la han implementado en sus aulas, en Bogotá y otras regiones.

También visitaron otras instituciones como colegios públicos y privados, el Ministerio de Educación y el Centro de Memoria Paz y Reconciliación.

La invitada de la India, Meena Megha Malhotra, es artista y trabaja en la Fundación Seagull, dirigiendo el proyecto “PeaceWork”. En él promueven el cambio social por medio de expresiones artísticas y talleres de arte con niños de diferentes partes de la India. Para ella, uno de los retos más grandes de su trabajo es la cultura de silencio que existe en su país, alrededor de la enseñanza del pasado; tanto reciente como histórico, y sobre los conflictos étnicos, religiosos y de castas.

Por su parte, Senada Jusic, de Bosnia-Herzegovina, es historiadora y profesora de historia. Trabaja para EUROCLIO en su país, y actualmente hace parte del equipo que busca reformar el currículo de historia en Sarajevo.

En Bosnia-Herzegovina el tema de los conflictos interétnicos relacionados con el conflicto armado interno que vivieron previo a la separación de Yugoslavia, no han sido bien manejados. Sobre todo entre los jóvenes que no ven en sus propios países esperanza ni oportunidades para desarrollarse, y terminan emigrando a otros lugares de Europa.

A sus ojos, la experiencia de Colombia es interesante por la forma como han logrado converger las organizaciones sociales y civiles con iniciativas de Estado, y por las experiencias que, aún en medio del conflicto, lograban resistir mediante la enseñanza de la historia y la memoria.

El CNMH habló con ellas acerca de sus impresiones, sus experiencias y la relación que ven con Colombia.

¿Por qué escogieron Colombia, entre los países a los que podían ir a visitar?

Meena: Debo confesar que no tenía mucho conocimiento acerca de su sistema de educación ni el conflicto armado que habían vivido. Sin embargo, había oído de fuentes muy cercanas y sólidas, que trabajan temas de historia, que aquí había un trabajo valioso en cuanto a la incorporación del pasado difícil en las enseñanza dentro de las escuelas. Eso me motivó a venir porque, de donde yo vengo, no ocurre algo así.

Senada: Para mi fue al contrario, conocía la historia del conflicto en Colombia, las guerrillas, secuestros, violencia sexual, etc. Pero no sabía de la parte que la educación y el activismo social tenían en ello. Cuando nos estaban nombrando los países que podíamos escoger y supe de la conexión que existía aquí entre el Estado y las organizaciones sociales, así sea en un nivel lejano, quise venir a ver de qué se trataba. En mi país este es un grave problema; no existe ninguna conexión de este tipo. Las organizaciones influencian a ciertas personas y el gobierno a otras. El poder que existe en combinar estas dos influencias haría un cambio muy grande. Por eso decidí venir.

¿Esas ideas se confirmaron después de su visita?

Meena: Absolutamente. Después de lo que hemos visto en las diferentes presentaciones, estamos impresionadas por el trabajo que se está llevando a cabo. Muy analítico y muy bien planeado.

Senada: Estoy totalmente de acuerdo. Me encantó conocer las realidades de las personas que trabajan en campo y están haciendo la diferencia. Además, ellos no están en una etapa de negación, sino que son muy realistas acerca de su trabajo, lo que pueden y lo que no pueden hacer por el momento.

¿Cuál es el peligro en la cultura del silencio que mencionó en su presentación?

Meena: El peligro es que el pensamiento se fija en un imaginario determinado. Cuando las personas no hablan de ciertas cosas, y las condiciones y la sociedad son de determinada manera, se generan imaginarios, paradigmas que terminan dividiendo la sociedad. Y esta división nunca es buena, es muy peligrosa. Es como una bomba de tiempo que no sabes cuándo ni qué la va a hacer explotar en algún conflicto social.

¿Por qué es importante hablar del pasado de forma positiva y no solamente de forma negativa?

Senada: Cuando en un país se lucha constantemente con la economía, los malos trabajos, la corrupción, la inmigración, el desempleo, etc., hay un aire muy negativo en general. Por lo tanto, las personas empiezan solo a hablar sobre esas cosas negativas. Cuando empiezas a resaltar lo positivo, lo que tienes y lo que puedes hacer, inspiras esperanza para el futuro y llamas a la acción a las personas. Por ejemplo, si le explicas a las nuevas generaciones que aquí pueden conseguir un trabajo tan bueno y una calidad de vida como la que esperan tener en Alemania, ellos pueden empezar a creer en el futuro de su propio país. Por esa influencia negativa, muchos jóvenes han perdido la esperanza y solo quieren irse. Pero si se quedaran y trabajaran por lo suyo, podríamos pensar en una posible transformación de la sociedad.

Por último, es fácil perder la esperanza cuando el cambio no sucede tan rápido como esperamos. En Colombia a veces sentimos esto, tras tantos años de un conflicto armado. En su propia experiencia, ¿cómo siguen trabajando sin perder la paciencia o la esperanza?

Meena: Creo que una gran diferencia es que el cambio es muy distinto cuando se propone como parte de la agenda nacional. Así lo veo yo en el caso de Colombia, donde se han tomado decisiones estratégicas a nivel nacional y en la esfera pública por la construcción de paz. Por el contrario, en el caso de la India, esto no ocurre. Se trabaja más con lo intangible; y en ese caso, las respuestas son diferentes a tus expectativas. Uno siempre quiere ver el cambio mientras viva, pero no puede perder la paciencia porque el trabajo es de una naturaleza tal, que no ocurre de la noche a la mañana. Y no puedes perder la esperanza porque vale la pena trabajar por la paz y el bienestar de todos. Además, ustedes tienen, al menos una parte de la institución, como respaldo.

Senada: Por un lado de niña se me enseñó que cada día uno debía hacer algo bueno y bello para el mundo, por pequeño que fuera. Por otro lado, se debe creer que hay algo bueno en cada ser humano que puede empoderarlo y hacer que contribuya al cambio social. Tienes que creer eso, si no, no tiene sentido hacer nada de esto. 

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Muralismo y memoria

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Autor

CNMH

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CNMH

Publicado

21 Abr 2017


Muralismo y memoria

Indígenas nasa y muralistas asistirán, el próximo miércoles 26 de abril, a la Filbo para dar testimonio de cómo el arte le cambió la cara a un pueblo que sobrevivió a más de 700 ataques guerrilleros. 


Toribío fue uno de los municipios más golpeados por la guerra. Todo el norte del Cauca lo fue. Los actores armados se atrincheraron en esas montañas habitadas por indígenas nasa. Prueba de ello son las casas baleadas o destruidas y las historias de terror de las que todos fueron testigos. También los grafitis alusivos a las guerrillas: las caras de exjefes guerrilleros están tatuadas en un altísimo número de paredes.

Los nasa, sin embargo, no han abandonado sus territorios. Casi todas las madres entierran el cordón umbilical y la placenta para crear un lazo entre sus hijos y el lugar donde nacieron. Muchos nasa creen que la fuerza de ese lazo, de ese ombligo, es la que los ha impulsado a buscar formas de quedarse. La resistencia de ese pueblo se nota en la Guardia Indígena, en los procesos de liberación de la madre tierra, en el ejercicio de la justicia propia o en la creación de medios comunitarios. 

También se notó, en 2013, cuando se hizo la primera Minga Muralista del Pueblo Nasa. Decenas de artistas se reunieron a pintar murales gigantes en las paredes de Toribío. Era un acto de resistencia, una apuesta política. Las pinturas se oponían a la guerra y exaltaban la cosmovisión nasa. Una de las más famosas, estampada en las ruinas de una casa destruida, dice “Menos bazuca, más yuca”. Pintar murales fue una respuesta a los grafitis de los armados, un acto de soberanía y una forma de darle un nuevo aire al territorio. 

A finales de 2016, paralelo a los últimos días del proceso de paz con las FARC, se hizo una nueva Minga Muralista. Artistas nacionales e internacionales participaron en la creación de casi 50 murales más. Antes de pintar, los mayores nasa prepararon a los artistas: hubo talleres donde les enseñaron su cosmovisión, su contexto político y se hizo un ritual con los guías espirituales. Hubo también charlas, cineforos, conciertos y capacitación para jóvenes reporteros. En toda la actividad, que fue apoyada por el Centro Nacional de Memoria Histórica, participaron alrededor de 300 personas. Su consigna fue contundente: “Toribío no es como la pintan, sino como nosotros la pintamos”.

El próximo miércoles 26 de abril, en el marco de la Feria del Libro de Bogotá, estarán los indígenas y los artistas contando de primera mano su experiencia. Vendrán 11 líderes nasa, más de 20 artistas y un par de jóvenes reporteros indígenas. La jornada, que inicia a las 10:00 a.m. en el Salón C de Corferias, abrirá con una sesión de pintura de murales en vivo. Luego hablarán los nasa y los artistas en el conversatorio “El saber pinta la memoria”. Allí se presentará una edición especial la revista Ya’ja, que se entregará a los asistentes, y se lanzará un especial web que recoge los testimonios y las imágenes de la Minga. Al final habrá una nueva sesión de pintura. 

A los asistentes se les entregará un ejemplar de la revista Ya’ja.

Evento de lanzamiento

Bogotá
Hora: 10:00 a.m.
Fecha: Miércoles 26 de abril de 2017 
Lugar: Feria del Libro de Bogotá, Corferias, Salón Filbo C.

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Encuentro internacional de memoria: Género y exilio

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Autor

Juan Arredondo

Fotografía

Juan Arredondo

Publicado

25 Abr 2017


Encuentro internacional de memoria: Género y exilio

El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo, el Gobierno de Cataluña y la Corporación Opción Legal tienen el gusto de convocarlos al Encuentro Internacional de Memoria: Exilio y Género, que se realizará entre los días 15 y 17 de mayo de 2017 en la ciudad de Barcelona, Cataluña (España). 

El conflicto armado colombiano ha llevado a más de 6 millones de colombianos a dejar sus territorios para huir de la violencia; y de estos, más de 400.000 personas han sido forzadas a cruzar las fronteras de Colombia para salvaguardar sus vidas. Muchas de ellas son mujeres o miembros de la comunidad LGBTI, según el informe 2015 de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados-ACNUR. 

El Encuentro Internacional de Memoria: Género y Exilio tiene el propósito de propiciar un espacio para la construcción de la memoria colectiva a partir del diálogo, el intercambio y la reflexión sobre la experiencia del exilio, para identificar las causas y afectaciones del exilio de víctimas mujeres y miembros de la comunidad LGTBI que residen en diversos países de Europa y Latinoamérica.

El encuentro permitirá el intercambio con iniciativas de memoria como el Memorial Democràtic de Cataluña, el Museo de la Palabra y la Imagen de El Salvador, el Archivo Histórico de la Policía Nacional de Guatemala, la Mesa LGTBI de la Comuna no.8 de Medellín y el Colectivo de Memoria Escrita “Ave Fénix”, iniciativas de memoria colombianas. 

Teniendo en cuenta la metodología planteada para el encuentro, se llevarán a cabo jornadas cerradas de trabajo interno los días lunes 15 y miércoles 17 de mayo, mientras que el día martes 16 de mayo de 2017 se realizarán actividades abiertas al público y a la prensa, para escuchar las diferentes voces de organizaciones de víctimas participantes. Este evento tendrá lugar en la Agència Catalana de la Joventut (Carrer Calàbria, 147. 08015 Barcelona). 

Este importante espacio propone identificar las diversas experiencias que constituyen las memorias del exilio colombiano, sus daños e impactos; así como las iniciativas de resiliencia y los aportes a la construcción de la paz que todas y todos los participantes desarrollan desde sus países de acogida. 

Agenda del Encuentro

Abierto al público y la prensa

Lugar: Agència Catalana de la Joventut (Carrer Calàbria, 147. 08015 Barcelona).

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Los jóvenes que susurran la memoria

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Autor

Daniel Sarmiento

Fotografía

Daniel Sarmiento

Publicado

02 Jun 2017


Los jóvenes que susurran la memoria

Con el apoyo del Centro Nacional de Memoria Histórica, jóvenes del colegio Gonzalo Arango salieron a la calle a susurrar las memorias que guardan algunos lugares de Bogotá.


En la mañana del 27 de mayo se dispersaron por el centro de Bogotá cerca de 80 adolescentes del colegio Gonzalo Arango de la localidad de Suba. A través de tubos de cartón pintados de colores le hablaron al oído a la gente que caminaba por la calle.

Un susurro: “Que la orden sea inmediata, que den la orden de que no disparen más, es lo único: ¡que el Ejército no dispare más! Es lo único que pedimos… y que la orden llegue adentro… porque nos han dicho que han dado orden de cese al fuego pero adentro siguen disparando. No disparen más, por favor, ayúdenos a eso”.

La narración es de Alfonso Reyes Echandía, expresidente de la Corte Suprema de Justicia, muerto durante la retoma del Palacio en 1985. De pronto a muchos no les suena familiar. Quizás los estudiantes, de más o menos quince años, desconocían detalles de hecho violento; Los susurros trataban de llenar esos vacíos y poner en contexto a los que caminaban por la Plaza de Bolívar.

La actividad se hizo gracias a la alianza del Centro Nacional de Memoria Histórica y el colegio Gonzalo Arango, de Suba. Los profesores John Estrada y Rolando Franco se inventaron un espacio llamado “Laboratorio de Derechos Humanos y Ciudadanías”, donde experimentan con metodologías y pedagogías que acerquen a los jóvenes a temas que a veces rechazan o pasan por alto.

Una de las actividades de este laboratorio es una carrera de observación. La idea de ese recorrido es que los estudiantes interactúen con lugares que van desde una plaza de mercado hasta una exposición de arte en el Museo de Bogotá. Pasan por el corredor de graffitis de la calle 26, por la Biblioteca Luis Ángel Arango y  por el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación entre otros. Es un ejercicio de cartografía social, política y de construcción de memoria.

El profesor Rolando explica que el sentido de la carrera es “construir elementos que nos permitan hacer un aprendizaje nuevo, dinámico, donde el territorio sea importante, donde la memoria sea vital, y donde los jóvenes mismos descubran a través de esos recorridos”.

Este 2017, uno de los objetivos principales del Museo Nacional de la Memoria, del CNMH, es que su programación aporte a la descentralización de la construcción de la memoria. Uno de los pasos en ese camino es acompañar procesos en localidades periféricas de Bogotá: Usme, Kennedy, Suba, Usaquén y Ciudad Bolívar. A partir de ahí, el Museo apoyó la carrera de observación del Gonzalo Arango e introdujo una metodología llamada “Susurradores de la memoria”, cuyo origen se remonta a la dictadura de Augusto Pinochet en Chile: se susurraba para transmitir conversaciones prohibidas y mensajes ocultos. Para poder decir, así fuera en voz baja, lo que algunos querían gritar y no podían.

Aquí, como en Chile, hay temas de los que se ha hablado poco o sobre los que solo se han escuchado las versiones oficiales. Hay temas que se están desdibujando para los más jóvenes y están perdiendo vigencia para los más viejos. “Nosotros les damos un conocimiento a los estudiantes para que sean ellos los que salgan a un espacio abierto, como la Séptima en plena Plaza de Bolívar, a contarle a la gente un poquito de la historia de este lugar —explica Jorge Bautista, del equipo del Museo Nacional de la Memoria—. Es irrumpir en la cotidianidad de la gente, en los caminos normales que transitan, y que de repente llegue alguien y de forma muy poderosa te susurre una historia que mueve una cantidad de sentimientos”

A punta de susurros, los estudiantes cubrieron puntos como el Palacio de Justicia, donde revivieron detalles de ese noviembre negro de 1985, o la carrera 7 con calle 18, donde recordaron los asesinatos del estudiante Nicolás Neira y el líder social Carlos Pedraza. El aprendizaje fue por partida doble: por un lado, los jóvenes tuvieron que estudiar sobre las historias que iban a susurrar, y, por otro lado, los peatones que los escucharon entendieron parte del contexto de la ciudad y de los lugares que transitaban.

Un hombre que escuchó la narración susurrada de la muerte de Carlos Pedraza dijo luego que “el trabajo de los chicos es muy bueno porque están recordando a un compañero que murió por causas injustas, y ojalá que sigan para que la gente que pasa por ahí se dé cuenta de la historia, porque si no es por ustedes yo paso desapercibido”.

Los mismos estudiantes reaccionaron satisfechos tras cumplir su misión. “Conocí más del tema y les pude contar a las personas que no lo conocían. Nos escucharon con mucha atención”, dijo Fabián Sánchez. “Me pareció muy interesante susurrar al oído la historia de nuestro país. Al principio estuvieron extrañados pero luego empezaron a soltar y les gustó”, dijo Camila Murcia.

“Es muy importante la vinculación de un colegio público con una entidad pública a nivel nacional, como el CNMH, para hacer un ejercicio de reconocimiento de una cantidad de historias, y sobre todo para mirar esas historias no sólo retrospectivamente sino en perspectiva de futuro. Por eso es importante la memoria en un ejercicio como este”, concluyó el profesor Estrada.

Otros proyectos

Del Laboratorio de Derechos Humanos y Ciudadanías también surgió la propuesta Poetas del Posconflicto. La lideraron los profesores Vicente Contreras y Manuel Pachón. Con el apoyo del equipo del Museo Nacional de la Memoria, durante la Feria del Libro de Bogotá los jóvenes del colegio Gonzalo Arango presentaron sus poemas y los leyeron ante todo un auditorio. Durante el proceso se invitó a los estudiantes para que a través de poemas reflexionarán sobre el posacuerdo, y cómo se piensa y se ve desde el colegio el conflicto armado colombiano.

Por ejemplo, Gisell Andrade, una de las estudiantes que participó en el encuentro, vivió junto a su familia las consecuencias del conflicto armado. Así lo escribió:

UN NUEVO AIRE

El rencor que existe detrás de lo sucedido,

Nos ciega al ver la realidad,

Todo pasa por algo,

Y después llega la tranquilidad,

Armonía y la paz.

Olvidar no es firmar un papel,

Sino dejar el ayer,

Para formar un mundo de bien.

Hay que volar alto para olvidar,

Dejar todo atrás para aprender a amar.

Si el viento es alegre

Trae buenas noticias,

Entonces necesitamos

Nuevos aires

De igualdad en nuestras vidas.

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Vuelve Bibliotecas con Memoria

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Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

05 Jul 2017


Vuelve Bibliotecas con Memoria

El 7 de Julio se llevará a cabo el taller “Bibliotecas comunitarias, escenarios de memoria y paz”, en las instalaciones de la Biblioteca Comunitaria Altamar (Calle 42 F sur # 88 C – 07, Kennedy), a partir de las 9 a.m.


La estrategia “Bibliotecas con Memoria” del Centro Nacional de Memoria Histórica regresa con eventos académicos y culturales, entrega de materiales, cineforos y mucho más, con el fin de garantizar el acceso y la divulgación de sus publicaciones en las bibliotecas del país. Por medio de esta se busca contribuir a la construcción de memoria y el fortalecimiento del derecho a la verdad y a la no repetición. 

Este  7 de Julio se llevará a cabo el taller “Bibliotecas comunitarias, escenarios de memoria y paz”, en las instalaciones de la Biblioteca Comunitaria Altamar (Calle 42 F sur # 88 C – 07, Kennedy), a partir de las 9 a.m. Este evento está dirigido a bibliotecas comunitarias de la ciudad y a mediadores de lectura, con el propósito de discutir acerca de la bibliotecas como escenarios de paz y de memoria en la ciudad, a partir del material producido por el CNMH. 

Y como parte de la estrategia de activación pedagógica del material producido por el CNMH se abrirá la exposición fotográfica Mujeres y Guerra, esta exposición quiere resaltar la diversidad de los roles que han ejercido las mujeres en el Caribe colombiano, como lideresas, madres, hijas, viudas, esposas, huérfanas, gestoras de redes de paz y tejedoras de memoria como legado de resistencia a la guerra y valor para la comunidad y la construcción de país. Esta exposición estará exhibida al público durante un mes en la Biblioteca comunitaria Altamar.

Iniciado a mediados del 2016, “Bibliotecas con Memoria” ha impactado hasta el momento unas 1.566 bibliotecas alrededor del país, de las cuales, 1.424 hacen parte de la Red Nacional de Bibliotecas, 24 de Bibliored (17 bibliotecas públicas y 7 comunitarias en Bogotá), 51 Paraderos de libros Paraparques, 6 Bibliotecas Fundación Terpel – Fundalectura, entre muchos otros puntos y estrategias de lectura. 

Este proyecto busca que materiales como series radiales, cartillas, documentales, animaciones y cajas de herramientas que dan cuenta de historias, testimonios y análisis del conflicto, lleguen hasta los anaqueles de las bibliotecas del país, incluyendo las comunitarias. Además, a través de cineforos, conferencias, conversaciones y exposiciones, entre otras actividades, se busca divulgar los contenidos y publicaciones, que son tan importantes como su investigación. 

“Bibliotecas con Memoria” contempla, no solo la distribución efectiva del material, sino la realización de alianzas comunicativas y de actividades académicas y culturales para lograr la apropiación social de los contenidos distribuidos y un uso efectivo de los mismos. 

Este proyecto cuenta con el apoyo del Programa de Alianzas para la Reconciliación (PAR) de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y ACDI/VOCA

Para más información: 
Rossih Amira, coordinación. 
Correo: bibliomemoria@centrodememoriahistorica.gov.co 
Celular: 321 216 43 75 

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Premiación de la III convocatoria nacional artística de memoria

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Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

11 Jul 2017


Premiación de la III convocatoria nacional artística de memoria

Los diez ganadores de las becas estarán en Bogotá el lunes 17 de julio a las 4:00 p.m. en la ceremonia de premiación en el Museo Nacional. Retratos no hablados, una de las exposiciones ganadoras, estará expuesta en ese espacio.


El 29 de julio de 2016 se premió la III Convocatoria Nacional a Propuestas Artísticas y Culturales de Memoria del CNMH, organizada en el marco del Programa Nacional de Estímulos 2016 del Ministerio de Cultura, en asocio con el Programa de Fortalecimiento de Museos del Museo Nacional de Colombia, para reconocer y fortalecer los procesos artísticos y culturales de memoria histórica desarrollados en las regiones.

El proceso lo lideró el equipo del Museo Nacional de la Memoria, que ahora está a cargo del acompañamiento a las iniciativas ganadoras y de la itinerancia de las exposiciones de sus proyectos. Esos lenguajes son un recurso pedagógico en las formas de comprensión, sensibilización y reflexión frente a las discusiones sobre las dinámicas, causas y responsabilidades del conflicto.

Los ganadores representan a diversos territorios del país, organizaciones y sectores de la sociedad con una multiplicidad de miradas que amplían el debate público sobre el conflicto armado y apuntan a la construcción de escenarios de reconciliación y paz. Cada proyecto ganador recibió un estímulo por valor de 25 o 35 millones de pesos según la línea de la beca (de investigación y producción o de creación y producción), además de acompañamiento técnico y administrativo por parte de la dirección del Museo Nacional de la Memoria durante el desarrollo del proyecto.

Los diez ganadores estarán en Bogotá el lunes 17 de julio en la ceremonia de premiación en el Museo Nacional.

En ese espacio estará expuesta Retratos no hablados, una de las exposiciones ganadoras: una instalación sonora compuesta por teléfonos donde se escuchan audios de conversaciones con personas cercanas y familiares de desaparecidos.

Estos son los proyectos.

Exhumaciones: memoria y resistencia de las víctimas de violencia sexual y de género

Exhumaciones es una exposición itinerante de fotografías, performance y objetos que reconstruye memorias de los sectores sociales LGTB víctimas del conflicto en los Montes de María. Mediante fotografías y objetos simbólicos creados a partir de testimonios de violencia sexual y de género, el visitante tiene la oportunidad de comprender la barbarie que ha vivido un sector de víctimas históricamente marginado y silenciado, así como de reconocer la importancia que tienen sus acciones de resistencia y valentía. En palabras de Tania Blanco, integrante del Colectivo Antónima: “Quisimos desde nuestro quehacer artístico, como artistas visuales, ahondar y contribuir a la reparación simbólica de esta población”.

Memoria Afro en Puerto Gaviotas

Memorias Afro en Puerto Gaviotas, Guaviare: entre el conflicto y la resistencia es una exposición diseñada a partir de una serie de fotografías capturadas por los habitantes de la vereda Puerto Gaviotas, en las que se presentan los lugares que fueron epicentro de violencia en el municipio de Calamar, Guaviare. Las imágenes de la finca, el quiosco, el puerto y la escuela se convirtieron en lienzos en los que la comunidad dibujó el futuro que esperan para su territorio; cultivos, casas, animales, niños felices, bailes y festividades, son algunas de las ilustraciones hechas con luces sobre las fotografías en blanco y negro. La instalación transmite mensajes alrededor de la investigación sobre el desplazamiento de las comunidades afro y cómo la unión de la comunidad ha permitido fortalecer procesos organizativos locales.

Costurero viajero: remendando prácticas y memorias

El Costurero viajero está hecho para itinerar por Colombia, registrar los procesos creativos de tejedoras que han sido víctimas de diferentes actores armados y divulgarlos mediante una página web (www.costureroviajero.org) y varias exposiciones.  La idea parte de las experiencias y los saberes de las Tejedoras por la memoria y la esperanza de Sonsón, co-creadoras del proyecto. Como cualquier costurero tradicional, el Costurero viajero es una caja con los materiales necesarios para tejer: tijeras, agujas, hilos, dedales y telas. Además, contiene una tableta con una aplicación diseñada especialmente para el registro audiovisual de los procesos creativos de las tejedoras. La tableta recoge la información sobre los lugares que visita, sobre las personas que participan y las técnicas que usan para narrar memorias del conflicto, denunciar las injusticias y sanar secuelas psicológicas que ha dejado la guerra.

Fragmentos y huellas: reconstruir cuerpos y territorios

Reflexiona sobre el impacto que producen las minas antipersonal sobre los cuerpos, los territorios y las identidades. La muestra está compuesta por imágenes, infografías, textos y objetos en cerámica, los cuales representan las experiencias de los sobrevivientes, principalmente de víctimas de Vista Hermosa, Meta. Este museo itinerante no solo quiere evidenciar el hecho victimizante, sino resaltar las historias de vida y mostrar la tenacidad que han tenido las personas que fueron afectadas por este tipo de artefacto. Debido a que el cuerpo humano no es el único afectado en esta modalidad de violencia, la exposición también propone una reflexión entorno a los diferentes efectos que producen estas explosiones en los territorios, los animales y las dinámicas de organización de las comunidades.

Paisajes invisibles

Se trata de la creación de un espacio itinerante que permita la reconstrucción, producción y publicación de paisajes sonoros a partir de relatos de personas desplazadas por el conflicto armado colombiano. Para esto se instalará una arquitectura efímera en un espacio público, que pueda albergar a grupos de participantes que deseen integrarse a la actividad. Este espacio se dotará de equipos para la realización de paisajes sonoros y para la posterior amplificación de los mismos; paisajes invisibles es un espacio itinerante de museografía abierta que permite, a través de la exhibición de piezas sonoras, prácticas artísticas y encuentros, el libre intercambio de memorias entre víctimas de desplazamiento forzado y sociedad civil.

Memorias, resistencia y vida de la Casa vivero Pinares de Oriente

Es el resultado de un proceso reconstrucción de memoria histórica y cultural de la casa Vivero como escenario de resignificación, dignidad, de organización social y de lucha por la vida y la convivencia frente a su historia como sitio emblemático de victimizaciones en la comuna 8 en Medellín.

Radiar memorias: diálogos con el Carare

Este proyecto de investigación y producción museográfico pretende contribuir de manera crítica a la comprensión de las circunstancias que dieron origen a la violencia que vivieron las comunidades que habitan la zona del Carare a causa del conflicto armado, pero sobre todo, al reconocimiento de una historia política y social que no se restringe a esos episodios contemporáneos de violencia. La propuesta parte de un proyecto desarrollado con jóvenes habitantes de la zona con el propósito explorar las memorias del territorio a través de un dispositivo radiofónico móvil, que propició una serie de encuentros y diálogos abiertos en diferentes veredas de la región.

Retratos no hablados:

Es una instalación sonora constituida de artefactos de telecomunicación (teléfonos) de los cuales se escuchan audios de conversaciones con personas cercanas y /o familiares de desaparecidos. Este proyecto toma el soporte físico de los teléfonos, como un modo de poner en discusión y traducir la información personal y emocional, en una materialidad y una experiencia que rompe la barrera de distancia que aísla al otro de las historias de vida de personas desaparecidas.

Recuperación y reconstrucción de la memoria social del conflicto armado en la región del Alto Naya

Es una exposición constituida por un documental, cartilla, banco de datos, imágenes y voces sobre la memoria social del conflicto armado del Resguardo La Paila – Alto Naya

Yurumanguí: territorio de esperanza, paz, alegría y libertad

Una exposición que visibiliza la resistencia pacífica y simbólica de los Yurumanguireños frente a la conservación del territorio como espacio de vida para la comunidad, el conflicto armado, el narcotráfico, la minería ilegal, entre otros.

Publicado en Noticias CNMH


Memoria


Memoria

Memoria para niños, niñas y adolescentes llega a Medellín

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

19 Jul 2017


Memoria para niños, niñas y adolescentes llega a Medellín

En el Planetario y en bibliotecas públicas habrá talleres de lectura, ciclos de cine y una exposición de fotografías, de julio a septiembre, para reflexionar sobre la relación entre los niños y el conflicto armado.


Los niños entienden el mundo de forma particular: son más receptivos. Su mirada no ha sido ajena al conflicto armado colombiano. El Registro Único de Víctimas dice que cerca de 3 millones de niños han sufrido la guerra en este país. Desplazados, reclutados a la fuerza, mutilados por minas, agredidos sexualmente, desaparecidos, asesinados.

La experiencia de un niño que carga un fusil es especial. También la de uno que tiene que dejar su colegio, su casa y sus amigos para irse a otra ciudad. Incluso, yendo más lejos, es especial la interpretación que tiene de la guerra, de lo que oye, de lo que ve en televisión, un niño que nunca se ha cruzado con ella de frente. Las afectaciones que sufren son diferentes a las de los adultos. Por eso sus voces deben ser escuchadas y atendidas. 

Las personas e instituciones que trabajan en la construcción de memoria del conflicto han fijado la mirada en las necesidades y posibilidades que hay alrededor del trabajo diferenciado con niños, niñas y adolescentes. Para ayudar a entender esa dimensión del conflicto, el Museo Nacional de la Memoria (MNM) del Centro Nacional de Memoria Histórica dedicará parte de su programación territorial de julio a los niños, niñas y adolescentes. Medellín será el centro de esa reflexión, que pasará por el Planetario y recorrerá 12 bibliotecas públicas de esa ciudad. Habrá cine, literatura y fotografía al servicio de la memoria.

Entre julio y hasta septiembre, en el primer piso del Planetario, estará expuesta Volver la mirada, una galería fotográfica que se encarga de mostrar cómo los niños, niñas y adolescentes han sufrido y resistido la guerra. La cara triste de un niño, zapatos abandonados, el reencuentro de una madre con su hijo, jóvenes encapuchados con armas largas colgadas al hombro. Las imágenes que recorren la exposición son duras y necesarias. Volver la mirada confronta sus espectadores, desde niños hasta adultos, y los invita a preguntarse qué tiene que ver con ellos la infancia en la guerra: si acaso como sociedad lo permitimos, si entendemos bien cómo y por qué ocurrió, cómo evitar que esto no vuelva a suceder.

En la biblioteca del Planetario se presentará también el ciclo de cine Mirada al sur: un proyecto del MNM que busca difundir y debatir material audiovisual sobre derechos humanos producido en Latinoamérica. Y  Esta vez el ciclo está dedicado a reflexionar sobre el drama de los niños, niñas y adolescentes en la guerra. Se presentarán películas y documentales como Los colores de la montaña, Pueblo sin tierra, Los Piakwesx, Las niñas en la guerra, Memorias del silencio y El jardín de la amistad.Este escenario también acogerá dos sesiones de lectura en julio.

Otras 12 bibliotecas públicas de Medellín serán sede durante todo julio de talleres de lectura. Para aprovechar los espacios que ya tienen las bibliotecas para niños y adolescentes, el MNM se alió con los programas de Estudios Literarios y Licenciatura en Inglés-Español, y el grupo de estudios “Aquenarre” de la Universidad Pontificia Bolivariana para programar actividades que articulen la lectura y la memoria pensada para niños, niñas y adolescentes.

El Museo Nacional de la Memoria busca fomentar en los niños y las niñas una cultura de rechazo a la violencia y a la violación de sus derechos, partiendo de la premisa de que tienen capacidad de comprender y construir su propia historia. Las actividades buscan generar reflexiones sobre violencia y construcción de paz sin necesidad de generar preocupaciones o responsabilidades que sean acordes a las edades de los participantes.

Programación

Publicado en Noticias CNMH



Medellín, Memoria

Para Ginny – In memoriam

Noticia

Autor

Jesús Abad Colorado

Fotografía

Jesús Abad Colorado

Publicado

31 Jul 2017


Para Ginny – In memoriam

Desde el timbre de su voz, hasta el gesto amistoso: cuerpo y palabra se conjugaban para hacer del encuentro con Ginny Bouvier una experiencia amorosa y dulce. Esta mujer sabía escuchar sin imponer; acompañar sin juzgar; abrir su corazón para acoger.

A pesar de haber palpado durante años la guerra colombiana y sus estragos, no dejaba de conmoverse con cada nueva historia de sufrimiento y resiliencia. Siempre dispuesta a solidarizarse con las víctimas, reconocía la dignidad y la fortaleza que las anima. Nunca la vimos caer en actitudes condescendientes o venir al país a imponer caminos predeterminados. Por el contrario: viajaba cada tanto a Colombia para solidarizarse y acompañar procesos sociales en curso desde el respeto por los liderazgos de esta tierra. Apalancaba esfuerzos y con gracia caminaba junto y de la mano de mujeres y hombres colombianos que luchan por la paz desde los territorios. 

Nos encontramos por azar en el “parque de los hippies” para presenciar en este lugar público la firma de los acuerdos en La Habana. En medio del bullicio y del júbilo, vimos a Ginny, como cualquiera de los presentes, conmoverse, celebrar y llorar con emoción esta puerta que se abría. No nos cabe la menor duda que llevaba la suerte de Colombia en su corazón.

Sin el respaldo de Ginny, el pequeño equipo de reconstrucción de memoria histórica de mujeres y guerra no hubiese podido emprender ese viaje a las entrañas de la guerra y a las memorias de resistencia y dignidad de las víctimas del conflicto armado en regiones del Caribe colombiano. Fue gracias a un fondo de USIP gestionado personalmente por Ginny que durante año y medio viajamos para reconstruir, en un proceso participativo con las mujeres víctimas, lo acontecido en la Alta Guajira, el Magdalena, los Montes de María y Córdoba durante los años de dominio paramilitar. La Caja de Herramientas: Recordar y narrar el conflicto; Bahía Portete: Mujeres Wayuu en la mira; Mujeres y guerra: Víctimas y resistentes en el Caribe colombiano; Mujeres que hacen historia; y la exposición fotográfica de Jesús Abad: Huellas y memorias de la guerra: resistencias de las mujeres en el Caribe colombiano, son producto de este respaldo que siempre, a través de la intermediación de Ginny, se ofreció con enorme generosidad y respeto. 

Luego de ese acompañamiento solidario, Ginny hizo parte de varios encuentros del Consejo Asesor Internacional del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH). Sus recomendaciones y alertas, siempre hechas desde el reconocimiento de la dignidad y derechos de las víctimas y desde una vocación inquebrantable por la paz, enriquecieron nuestras miradas y nos permitieron caminar con el respaldo del Instituto de Paz de Estados Unidos. En varias ocasiones, propició además, encuentros entre investigadores del CNMH y distintos sectores de Washington, claves para la divulgación del trabajo de memoria histórica. 

Ginny, además de colega, se convirtió en nuestra amiga. Su dulzura y serenidad, su capacidad de escucha y su empatía, hacían fácil quererla. Cuando nos sentábamos a conversar con ella, retomábamos el hilo de diálogos anteriores y volvíamos a tejer intimidad gracias a las resonancias que ella construía. 

Ella era creyente; nosotros no tanto. Pero fue gracias a ella que comprendimos la fuerza que reside en la fe cuando anima una solidaridad incluyente y desprejuiciada hacia el prójimo. 

Solo tenemos agradecimientos por haber tenido la fortuna de conocerla y tenerla como amiga en nuestras vidas. Todos y cada uno de nosotros la vamos a extrañar. 

Camila Orjuela, Malú Moreno, Martha Nubia Bello, María Emma Wills, Pilar Riaño, Lina Díaz, Camila Medina y Jesús Abad, Equipo de Mujeres y Guerra, Grupo de Memoria Histórica; Gonzalo Sánchez, Paula Ila, Andrés Suárez, y demás colegas del CNMH 

Publicado en Noticias CNMH


Memoria


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