Este contará con la participación de Juan Diego Restrepo, periodista, investigador, docente de cátedra de la U de A y columnista de Semana.com; Rodrigo Martínez, periodista de El Colombiano; Pablo Emilio Angarita, investigador del Instituto de Estudios Regionales INER Universidad de Antioquia; Mónica Arango, administradora del Centro de Información Periodística (CIP) de El Colombiano, Camilo Tamayo, profesor Investigador de la Escuela de Humanidades de la Universidad Eafit; y de José Luis Arboleda, coordinador de Colecciones Patrimoniales de la Biblioteca Carlos Gaviria Díaz. El conversatorio será moderado por César Osorio, asesor pedagógico de la Dirección de Archivos de los DDHH del CNMH.
Para entrar en sintonía con el tema, presentamos este artículo que fue publicado en la actual revista Conmemmora que está en circulación
El valor de un periódico de ayer
El periódico El diario vallenato informaba que el Ejército había dado de baja al guerrillero Nayib Martínez, alias Ramón, en la parcelación Santafé. Era una noticia de esas que los periodistas llaman “de registro”, sin mayor despliegue, pero para Delia Villegas y su esposo, que conocían a Nayib y sabían que era un campesino inocente, era la evidencia de una ejecución extrajudicial, de un “falso positivo”. Sin embargo, cuando quisieron tomar una foto de ese archivo de prensa encontraron que el periódico había dejado de funcionar y que la única copia de sus ejemplares reposaba en la biblioteca del Banco de la República (sede Valledupar), donde descubrieron que la página había sido removida.
Este caso muestra tan solo uno de los obstáculos que las víctimas del conflicto armado y los colombianos que están en la labor de reconstruirlo tienen que sortear para consultar archivos periodísticos. Unos archivos cuyo acceso es dispendioso, y que, ante la importancia que revisten en un eventual posconflicto, han puesto a la Dirección de Archivo de los Derechos Humanos del CNMH (Centro Nacional de Memoria Histórica) a buscar diferentes alternativas y aliados para que sean más accesibles a la ciudadanía.
Estos archivos son fundamentales para poder cumplir uno de los mandatosque la Ley 1448 de 2011 (llamada ley de víctimas) determinó para el CNMH: “integrar un archivo de derechos humanos que acopie, preserve y custodie materiales documentales y testimonios orales referidos a las graves violaciones a derechos humanos, infracciones al Derecho Internacional Humanitario, memoria histórica y conflicto”.
Además, los archivos periodísticos son claves para cumplir con el Conjunto de principios de lucha contra la Impunidad que obliga a los Estados a garantizar la preservación y acceso a los archivos de derechos humanos como parte de su deber de memoria y con el ánimo de contribuir a la exigibilidad de derechos.
Es tal el alcance que pueden tener estos archivos, que son aceptados como pruebas para inscribirse en el Registro Único de Víctimas. Esto sin mencionar que son una constante fuente de información para académicos y hasta para los entes judiciales. Por ejemplo, en el caso del magistrado Carlos Horacio Urán se logró demostrar, gracias a los archivos de los noticieros (develados por Noticias Uno), que él había salido con vida de la toma del Palacio de Justicia en 1985, pese a que se había afirmado que había muerto en el fuego cruzado.
Así mismo es importante destacar el valor simbólico que estos archivos pueden tener para las víctimas, como lo explica María José Pizarro, hija del comandante del M-19, Carlos Pizarro, que fue asesinado en 1990. “Para mí, como seguramente le pasa a los familiares de los desaparecidos, encontrar una pieza de archivo de prensa significa recuperar ‘un momento más’ de ellos. Por la vida clandestina que llevaba mi padre, no se dejaba fotografiar, entonces tenemos pocas fotos familiares. Las pocas que había desaparecieron en los allanamientos que nos hicieron. Los archivos de prensa me han servido para reconstruir momentos desconocidos de la vida de mi padre”.
Obstáculos para acceder a los archivos de prensa
Desde Bogotá o Medellín no pareciera difícil acceder a estos archivos, pero la realidad es muy diferente para las víctimas que están en las zonas rurales del país. “En las socializaciones de la política pública de archivos de derechos humanos que estamos construyendo nos hemos encontrado con relatos de víctimas que hacen grandes esfuerzos para llegar a los periódicos de sus ciudades capitales y que se encuentran con archivos desordenados, deteriorados, donde tienen que hacer largas filas o donde les exigen pedir cita previa”, afirma Margoth Guerrero, directora del Archivo de los Derechos Humanos del CNMH.
El limitado acceso a estos archivos también se ha convertido en un obstáculo para conocer la magnitud real de lo que ha dejado la guerra en Colombia, como lo explica Rodolfo Escobedo, asesor del Observatorio de Derechos Humanos del CNMH: “En Colombia no se ha podido hacer un balance cercano del número de hechos violentos que han ocurrido en los últimos años. Por ejemplo, en el caso de los homicidios estimamos que se han registrado entre 200 mil y 300 mil, pero de estos solo el 10 por ciento tienen un relato que soporte lo que sufrieron estas víctimas. Es de imaginarse que dispersos en los medios de comunicación debe haber una cantidad muy grande, muchos atribuidos a desconocidos como una noticia al margen. Si los archivos de los medios fueran accesibles desde Internet podríamos ampliar mucho más estos registros”, afirma.
Y es que solo unos pocos medios del país tienen sus archivos parcialmente digitalizados, o son, de alguna manera, accesibles desde Internet, la gran mayoría de medios regionales del país cuentan con mecanismos muy precarios de consulta y no cuentan con las medidas mínimas de conservación de archivos. Esto hace que las búsquedas sean complejas, que impliquen para las víctimas desplazamientos hasta las sedes de los periódicos o hasta las grandes bibliotecas de Bogotá y Medellín.
En esta materia, la tecnología podría ser un gran aliado de las víctimas y de la memoria histórica, sin embargo, la mayoría de los medios no cuentan con recursos para digitalizar sus archivos y otros que sí lo han hecho ha sido para uso interno o con planes de cobrar por su acceso en el futuro cercano, tal como el archivo del New York Times.
Carolina Botero, abogada de la fundación Karisma y experta en acceso a la información, destaca uno los obstáculos que encontraron las comunidades negras en Sudáfrica para reconstruir la memoria histórica del apartheid. “En una investigación se encontró con que una fuente fundamental era la BBC de Londres. Fue el único medio que logró entrar a los sitios donde ocurrieron los hechos, pero cuando la población afro quiso acceder a sus archivos se dan cuenta que estos están detrás de una barrera de pago. Muchos de ellos deciden simplemente utilizarlos con una mirada ética, dicen ‘la noticia éramos nosotros, por lo tanto nosotros lo vamos a contar, así la BBC quiera cobrarnos’”.
Para lograr que los archivos periodísticos puedan contribuir efectivamente a la memoria histórica, la Dirección de Archivo de los Derechos Humanos del CNMH y el Fondo de Justicia Transicional han empezado gestiones para mejorar el acceso a los archivos de los diarios El Pilón de Valledupar y El Meridiano de Sucre. “Estos archivos contienen importante información del accionar de los grupos armados en el Caribe, y están en grave peligro de deterioro. Estamos buscando la manera de apoyarlos para que esta información quede al servicio de las víctimas y de la memoria histórica”, explica la directora del archivo, Margoth Guerrero.
De la misma manera, el Archivo de los Derechos Humanos del CNMH está desarrollando un metabuscador de archivos de prensa, al que se espera que se sumen la mayor cantidad de archivos de medios de comunicación posibles.
Vox pop
¿Por qué son importantes los archivos periodísticos?
María José Pizarro, hija de Carlos Pizarro
“En mi casa siempre se coleccionaron archivos de prensa de lo que salía de mi papá, pero no fue sino hasta 2007 que yo empecé a preparar una exposición sobre mi padre, que inicié una nueva recolección. Pude consultar el archivo de varios medios de comunicación, pero en la mayoría de casos no me los dejaron copiar ni usar en la exhibición que estaba preparando. Aunque algunos fotógrafos independientes me donaron sus fotos de mi padre, también tuve que pagar por algunas, lo que es un poco triste, porque siento que tuve que pagar por mi propia historia. Frente a esto me queda la duda, si los medios tienen derechos sobre unas fotos de un familiar de uno que murió, ¿hasta qué punto nosotros como familiares somos dueños de los derechos de imagen de nuestros padres?
Los medios son poseedores de grandísimas verdades, hasta de pruebas para demostrar que la gente existió, eso para los familiares de los desaparecidos es importantísimo. Quisiéramos que los medios abrieran algún mecanismo para que nosotros, los que estamos construyendo memoria podamos contar con material que nos permita construir país. Lo triste es que muchos de esos archivos periodísticos no están bien cuidados, hay que buscar la manera para que esta información no se pierda. Por ejemplo, cuando un medio desaparece si alguien no compra los archivos estos desaparecen”.
Gina Morelo, editora de datos de El Tiempo, presidenta de Consejo de Redacción
“Cuando una persona quiere contextualizar un hecho, ¿qué es lo primero que hace? Va a los archivos de los medios de comunicación, pero a veces acceder a estos es complicadísimo. Sería maravilloso pensar un proyecto como una gran hemeroteca digital de Colombia y podría estar integrada a la Ley de acceso a la información.
Los medios no pueden olvidar que se deben al público que los consume. Yo tengo la teoría de que para sobrevivir a este mercado tan cambiante los medios tienen que pensar cómo le ayudan a los ciudadanos. En mi opinión la forma de ayudarles es haciendo un periodismo que les explique cosas, y un periodismo al cual puedan tener acceso”.
Marta Ruiz, directora de Verdad Abierta
“Consulto con mucha frecuencia archivos de prensa, lo hago para precisar datos de tiempo y lugar y haciéndolo me doy cuenta de que si es verdad que la prensa es el borrador de la historia, pues qué mal borrador es a veces. Por ejemplo, cuando uno mira en perspectiva archivos de los años ochenta, uno se da cuenta de que la noción y la comprensión que había de ciertas cosas eran muy precarias. Estos archivos van a ser fundamentales para el posconflicto. Creo que las próximas tres generaciones van a vivir metidos en las bibliotecas leyendo archivos de prensa. Creo que son una gran fuente de memoria. Para lograr que estos archivos sean de más fácil acceso se debería buscar un mecanismo para que los medios se comprometan en un pacto, en el que el periodismo se mueva por un objetivo de memoria”.