Etiqueta: Verdad

El documento clave para encontrar la verdad en Guatemala

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Autor

CNMH

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CNMH

Publicado

11 Mar 2015


El documento clave para encontrar la verdad en Guatemala

Kate Doyle trabajó en la Comisión para el Esclarecimiento Histórico de Guatemala, es una de las investigadoras principales del Archivo Histórico de la Policía de Guatemala y es la persona que descubrió el rompecabezas detrás del ‘Diario Militar’.


En entrevista con el Centro Nacional de Memoria Histórica cuenta detalles de este documento, que le fue entregado extraoficialmente en 1999 y se convirtió en la prueba reina sobre la sistematización de la represión en Guatemala durante las dictaduras militares.

¿Cuál fue su primer paso después de recibir el diario militar?

“Recibí el diario militar en febrero de 1999. Estuve casi tres meses estudiándolo, analizándolo cuidadosamente y comparando las personas y los eventos mencionados con reportes de derechos humanos, reportes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, artículos de periódicos guatemaltecos, archivos desclasificados de Estados Unidos y testimonios de los familiares de los desaparecidos.

A mediados de mayo llegué a la conclusión de que el diario era autentico y pertenecía a la inteligencia militar guatemalteca. Además, me di cuenta que aquel diario era una transcripción correcta de las capturas, las detenciones secretas y las ejecuciones de docenas de guatemaltecos durante un periodo de 18 meses, entre 1983-85.

Después de esto,  el National Security Archive (Archivo Nacional de Seguridad), organización para la que trabajo, citó a una rueda de prensa y publicó los documentos para que cualquier persona pudiera acceder a ellos vía web. De allí en adelante el archivo estuvo disponible para quienes quisieran hablar de él e investigarlo. Además, sirvió para llenar los vacíos que teníamos sobre aquellos eventos”.

¿Cómo reaccionó Guatemala frente a la publicación de este documento?

En Guatemala la publicación del Diario Militar fue una bomba. Fue tan impactante para la gente ver en blanco y negro la evidencia de que el gobierno había planeado y coordinado una política para desaparecer a sus enemigos políticos.

Creo que para muchas de las familias de los desaparecidos el diario tuvo una repercusión muy compleja, no es fácil ver la imagen de un familiar desaparecido en un contexto tan macabro, fue devastador. Lo más doloroso para ellos fue darse cuenta que sus seres queridos habían permanecido retenidos por semanas e incluso meses antes de ser asesinados. Esto implicaba que muchos habían sido torturados antes de sus muertes. Sin embargo, por otro lado, para las familias significó también un doloroso alivio pues era una confirmación de lo que habían sospechado por años, es decir, una confirmación de la muerte de sus seres queridos”. 

¿Cuál fue la reacción de las fuerzas militares?

“Las fuerzas militares, en un principio, rechazaron los documentos. Además, declararon que aquel diario era una fabricación del National Security Archive, en un intento de dañar su reputación. Sin embargo, su postura nunca ha sido probada pues quien observe el diario puede darse cuenta de su autenticidad”.

¿Qué significó este hallazgo para usted?

“En términos de mi trabajo en Guatemala, y en otros lugares, creo que publicar ese diario incrementó mi compromiso para luchar por los derechos civiles de los ciudadanos a tener acceso a los documentos de su gobierno. El derecho a la verdad, especialmente después de una época de violencia, es una de las formas más poderosas de ayudar a una sociedad a luchar contra la impunidad, la vergüenza y el silencio. Además incentiva un debate nacional honesto sobre lo sucedido. También convierte a civiles traumatizados por la guerra en miembros valiosos para sus comunidades”.

Fotos: Cortesía del National Security Archive.

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Documento, Guatemala, Verdad

Perspectiva de género en los procesos de verdad, memoria y reparación

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Autor

CNMH

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César Romero

Publicado

17 Mar 2015


Perspectiva de género en los procesos de verdad, memoria y reparación

ONU Mujeres y el Centro Nacional de Memoria Histórica avanzan en su compromiso por integrar la perspectiva de género en los procesos de verdad, memoria y reparación.


Para dar continuidad al acuerdo de colaboración suscrito en 2012, la Representante de ONU Mujeres en Colombia, Belén Sanz y el Director General del Centro Nacional de Memoria Histórica, Gonzalo Sánchez Gómez, sostuvieron un Memorándum de Entendimiento para trabajar coordinadamente en las áreas de interés mutuo hasta 2018.

Con la formalización de esta alianza, ONU Mujeres se compromete a brindar asistencia técnica y financiera para el fortalecimiento de las capacidades del Centro Nacional de Memoria Histórica en la implementación de estrategias para incorporar las voces y los derechos de las mujeres víctimas del conflicto y excombatientes en los procesos de verdad y la recuperación de la memoria histórica, la reparación integral y garantías de no repetición.

Uno de los resultados que se esperan de este acuerdo de colaboración para el 2015 es la integración de la perspectiva de género en la construcción del Museo Nacional de la Memoria, tarea encomendada al Centro Nacional de Memoria Histórica de acuerdo con la Ley 1448 de 2011 (Ley de Víctimas y Restitución de Tierras).

En esta alianza, durante 2015, ONU Mujeres apoyará la elaboración del informe nacional de violencia sexual que adelantará el Centro Nacional de Memoria Histórica según lo ordenado por la Ley 1719 de 2014, con énfasis en Magdalena Medio, Meta y Buenaventura y paralelamente se diseñará una metodología de atención psicosocial para mujeres víctimas de violencia sexual en los procesos de recuperación de la memoria histórica.

Para este primer año, otra prioridad será el acompañamiento a las acciones de memoria histórica de organizaciones de mujeres sujetos de reparación colectiva. Para tal efecto se apoyará la sistematización de experiencias de vida de mujeres integrantes de la Organización Femenina Popular del Magdalena Medio, teniendo en cuenta la dimensión individual y colectiva, documentando la violencia y los efectos desproporcionados del conflicto armado en las mujeres víctimas.

Esta alianza entre la entidad de las Naciones Unidas para el empoderamiento de las mujeres y el Centro Nacional de Memoria Histórica permitirá fortalecer procesos de reconstrucción de la memoria histórica de mujeres víctimas del conflicto armado, en coordinación con organizaciones de la sociedad civil o con otras entidades del Estado. 

 


Enfoque género, Memoria, Reparación, Verdad

La memoria y la verdad necesarias para la reparación a las víctimas

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Autor

CNMH

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CNMH

Publicado

19 Mar 2015


La memoria y la verdad necesarias para la reparación a las víctimas

CNMH participó en la Cátedra Europa con la ponencia “Memoria en contextos de justicia transicional”

La memoria es un recurso transformador de la sociedad, que tiene la aspiración de resignificar algunos hechos violentos y entender la verdad como una forma de reparación a las víctimas del conflicto.

Así lo consideró el coordinador regional de Atlántico de Acuerdos de la Verdad del Centro Nacional de Memoria Histórica, Rodrigo Triana, durante su intervención en la XVIII Cátedra Europa de la Universidad del Norte con la ponencia “memoria en contextos de justicia transicional”.

Triana destacó que los procesos no judiciales de construcción de la verdad deben ser entendidos como una necesidad urgente para la reparación integral a las víctimas.

En las instalaciones de la Universidad del Norte, el coordinador de la sede regional Atlántico de la DAV aseguró que este proceso, gracias a la construcción del mecanismo no judicial de contribución a la verdad, irá más allá de los relatos de las personas desmovilizadas que firmaron los Acuerdos de la Verdad con un proceso de aportes voluntarios que harán énfasis en algunas zonas del país con más alto nivel de victimización.

“Debemos preguntarnos cómo vamos a realizar los informes, quiénes son las personas que deben participar en las contribuciones voluntarias porque no podemos quedarnos solo con la información de quienes han pertenecido a los grupos paramilitares”.

La Cátedra Europa se desarrollará hasta el próximo sábado 21 de marzo y cuenta con la participación de 252 conferencistas internacionales y nacionales de 19 países, que este año destacaron los temas de paz, reconciliación y reparación a las víctimas del conflicto.

 


Memoria, Reparación, Verdad, Víctimas

“Es real, la verdad nos hace libres”

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Autor

CNMH

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CNMH

Publicado

25 Mar 2015


“Es real, la verdad nos hace libres”

Israel, persona desmovilizada que ya recibió certificación por aportar a la verdad, dio su testimonio en la conmemoración del Día Internacional del Derecho a la Verdad en Bucaramanga.


“La reconciliación es interna, parte de nosotros mismos con nuestra familia, con la comunidad y con la sociedad. Completar nuestro proceso y aportar a la verdad es una forma de contribuir a esa paz y a nuestra propia reintegración”.

Estas palabras de Israel Gutiérrez Zambrano, una persona que culminó su proceso de reintegración, luego de aportar a la verdad y a la construcción de memoria histórica, son parte del testimonio de la experiencia de uno de los firmantes que intervino en el conversatorio “Derecho a la verdad, contribuciones voluntarias y reparación de las víctimas”, convocado en esta ciudad por el Centro Nacional de Memoria Histórica, a través de la sede regional Santander de la Dirección de Acuerdos de la Verdad

En Santander, a la fecha se han entregado sus relatos de verdad no judicial 432 personas desmovilizadas, cobijadas por la Ley 1424 de 2010, de los cuales 160 están en proceso de recibir su certificación por aportes efectivos a la construcción de verdad y memoria histórica.

Durante la conmemoración del Día Internacional del Derecho a la Verdad de Graves Violaciones a los DDHH, en la Facultad de Derecho de la Universidad Cooperativa de Colombia, Israel desnudó su alma, habló de dificultades y de la voluntad de muchos que como él se vieron tentados nuevamente por el conflicto armado en su región.

“Siempre he sido un campesino y regresé al campo luego de desmovilizarme en el 2006. Cuando retomé mi vida fui invitado por las bacrim pero determiné quedarme trabajando hasta que me hicieron un atentado, me hirieron gravemente y me pude escapar. Salí del campo, fui un desplazado más y llegué a la ciudad”, relató Israel a los más de 160 asistentes.

Cuando estaba en la ciudad y en desarrollo de su proceso de reintegración, se acercó a la sede Santander de la Dirección de Acuerdos de la Verdad que atiende en Bucaramanga.  Allí cumplió su cita para entregar el relato de su experiencia y de los hechos que conoció cuando estuvo vinculado a las estructuras paramilitares.

Para Israel “la reconciliación, la reparación y la paz son parte integral de una transformación que debe partir de cada colombiano para que saque todo lo que le molesta y se atreva a vivir en paz”.

En el evento en que se evaluaron los avances de la verdad no judicial en la región asistieron miembros de organizaciones de víctimas, de la sociedad civil, de la academia, defensores de derechos humanos y la Procuraduría, la Defensoría del Pueblo, la Fiscalía General de la Nación y la Agencia Colombiana para la Reintegración.

 


Bucaramanga, DDHH, Testimonios, Verdad

La cita con la verdad, la más importante de sus vidas

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Autor

CNMH

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CNMH

Publicado

31 Mar 2015


La cita con la verdad, la más importante de sus vidas

Félix y Gladys fueron los más cumplidos para la cita que han calificado como la más importante de sus vidas: una cita con la historia. Ellos fueron los primeros en recibir su certificación positiva de contribución a la verdad en el país.


 En medio de un ambiente íntimo en las instalaciones de la ACR de la ciudad de Barranquilla, rodeados por los representantes del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y de la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR), este grupo de 17 personas desmovilizadas completó el proceso de reintegración a través de la Ley 1424 de 2010, una alternativa jurídica para unas 13 mil personas que no fueron cobijadas por la Ley de Justicia y Paz.

Decir la verdad es buscar que los muchachos sepan en qué se van a meter cuando reciben ofertas de grupos ilegales y no quiero que nadie más se vaya por un camino como por el que yo transité“, expresó Félix, quien se desmovilizó en 2006 del Bloque Central Bolívar, momento desde el que aprendió a superar sus propios miedos.

Para Gladys, quien perteneció al Bloque Norte de la AUC, recibir su certificación por aportes a la verdad no judicial del conflicto representa un paso a la libertad, pues luego de contribuir con su relato siente que ayudó a construir memoria e historia. “Cada palabra, cada aporte es una contribución, a pesar de que uno cree que lo que vivió no lo tienen en cuenta. Por eso, si uno quiere la paz es importante venir a decir la verdad y ayudar a sacar a la luz muchas cosas, para que todos podamos recomenzar nuestras vidas sin temores“, afirmó.

El coordinador de la sede regional Atlántico de la Dirección de Acuerdos de la Verdad del CNMH, Rodrigo Triana, dio la bienvenida a este grupo pionero de la Ley 1424 de 2010 y recordó que sus aportes, más allá del relato, son insumo para la construcción de verdad del conflicto a través de los informes que se empezarán a presentar a partir del 2016. “Entender el conflicto nos acerca al conocimiento de la guerra y ello nos permitirá desarrollar acciones para que nuestros hijos no tengan que enfrentar este drama. Es evitar repeticiones en el futuro”, aseguró.

A la fecha cerca de cinco mil personas desmovilizadas de diferentes estructuras paramilitares de todo el país, ya se acercaron al CNMH a entregar sus relatos para construir la verdad no judicial del conflicto armado colombiano, un recurso reparador para las víctimas del conflicto y fuente de conocimiento para la sociedad colombiana.

Esta información aportará a la serie de investigaciones que adelanta el CNMH, informes que buscan dar cuenta de lo que fue la actuación de las distintas estructuras paramilitares, las violaciones a los Derechos Humanos y todas las circunstancias que necesitan conocer las víctimas y la sociedad colombiana. Los primeros informes se refieren a los Bloques Cacique Nutibara, Bananero, Elmer Cárdenas, Calima y Tolima de las Auc, así como una investigación de violencia sexual.

La información brindada por las personas desmovilizadas se contrastará con contribuciones voluntarias a partir del segundo semestre de este año. Es decir, las versiones de las víctimas, instituciones y academia, entre otros, que consideren que pueden realizar un aporte efectivo a la construcción de la verdad histórica del conflicto.

 


Barranquilla, Comisión de la Verdad, Verdad

“Contribuir a la verdad hace parte del cambio”

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Autor

CNMH

Fotografía

Ricardo González

Publicado

15 Abr 2015


“Contribuir a la verdad hace parte del cambio”

“Recibir esta certificación hace parte de un cambio en la vida de nosotros. Es muy difícil venir a contar lo que uno sabe, pero, tal vez, podemos ayudar de alguna forma para que todos sepan lo que le pasó al país”.

Con estas palabras Marlon, una de las primeras personas desmovilizadas en el departamento de Antioquia en recibir certificación por aportar a la verdad, dio la bienvenida a una nueva etapa de su vida en la que quiere demostrar que le apuesta a un nuevo proyecto personal que ayude a la paz y la reconciliación de su comunidad y de su país.

Hoy puedo decir que duermo tranquilo y que hay familias orgullosas de nosotros por haber dado el cambio que dimos”, agregó Marlon durante su breve intervención en una entrega colectiva de certificaciones de contribución a la verdad y a la memoria realizada en el Museo Casa de la Memoria de Medellín.

Se trata de una de las 375 certificaciones de contribución efectiva a la verdad por parte de personas desmovilizadas cobijadas por la Ley 1424 de 2010 que ya están en proceso de entrega en el departamento de Antioquia.

Para Álvaro Villarraga, director de Acuerdos de la Verdad del Centro Nacional de Memoria Histórica se trata de un momento importante para las personas que están siguiendo la ruta de reintegración y retorno a la vida civil luego de haber hecho ruptura y abandono de grupos armados ilegales.

“La certificación da fe y constancia de un aporte positivo a la verdad. Su esfuerzo le contribuye a las víctimas, a la sociedad, supera la historia de violencia grave, sistemática y masiva que comprometió al fenómeno paramilitar. Su actuación da fe de una actitud ciudadana de construcción de memoria histórica”, dijo.

Villarraga recordó que el derecho a la verdad responde a un esfuerzo colectivo de la sociedad y anunció que en el segundo semestre del año se harán los procesos de contribuciones voluntarias para que participen todos los sectores de la sociedad que consideren que pueden aportar elementos de construcción de verdad sobre el conflicto armado colombiano.

Es un éxito de ustedes, se reivindican a sí mismos moralmente, rompen con la violencia y con el legado de violación a los derechos humanos. Deconstruye una historia de violencia paraconstruir una historia de verdades”.

A la fecha en el departamento de Antioquia, la DAV ha recibidolos acuerdos de la verdad provenientes de 3.866 personas en proceso de reintegración, 1.486 de ellas ya se acercaron a entregar sus relatos.

Estos aportes son el resultado del mandato de la Ley 1424 de 2010 que busca contribuir al logro de la paz perdurable, la satisfacción de las garantías de verdad, justicia y reparación a las víctimas, a través de los aportes de personas desmovilizadas del paramilitarismo no vinculadas a delitos de lesa humanidad, que hubieran incurrido únicamente en los delitos de concierto para delinquir simple o agravado, entre otras, como consecuencia de su pertenencia a dichos grupos.

 


Cambio, Comisión de la Verdad, Verdad

Nueva entrega de certificaciones por aportes a la verdad

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Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

06 May 2015


Nueva entrega de certificaciones por aportes a la verdad

“Después de dejar las armas y desmovilizarnos, decir la verdad ha sido un paso importante para reivindicarnos ante el país. Ojalá este sea una ejemplo para otros grupos armados como las Farc”.


Y es que para Leonardo, el paso de aportar a la verdad le permitió reencontrase con él mismo y con su nuevo proyecto de vida. Este fue uno de los 100 desmovilizados que atendieron la cita a la verdad en Bogotá, propuesta por el Centro Nacional de Memoria Histórica a través de su Dirección de Acuerdos de la Verdad (CNMH-DAV).

Formó parte del grupo convocado, este martes, por la DAV y la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR), a las instalaciones del hotel Continental, para dar este nuevo paso dentro de su proceso de reintegración social.

“Es algo importante porque pude sacar algo que tenía guardado, es algo histórico y sirve para un proceso significativo para el país”.

Leonardo formó parte del primer grupo de personas desmovilizadas en Bogotá, cobijada por la Ley 1424 de 2010, que no cometieron delitos de lesa humanidad y que ya completaron su proceso ante el CNMH por aportar a la verdad, por lo que recibió la certificación que le permite acceder a los beneficios de la ley y mantener su libertad.

“Para la reparación de las víctimas es importante porque el país y el Gobierno saben que diciendo lo que sabemos se puede convertir en una forma de reparación moral a las víctimas del conflicto”, expresó.

La DAV está en proceso de entrega de certificaciones en todo el país como parte de un ejercicio de reintegración de las personas desmovilizadas de la AUC que no fueron cobijadas por la Ley de Justicia y Paz y que exige trabajo social y aportar a la verdad histórica del conflicto.

“Estamos en la labor intensa de recoger los relatos de verdad, analizarlos y de entregar las certificaciones con las que los firmantes completan sus procesos de reintegración. Con los relatos brindados haremos informes para entender mejor lo que pasó y evitar que estos hechos se vuelvan a repetir”, explicó el coordinador regional de la DAV en Bogotá, Francisco Taborda.

A la fecha, la DAV ha recibido acuerdos de la verdad provenientes de más de 14 mil personas en proceso de reintegración, de las cuales cerca de cinco mil ya se acercaron a entregar sus relatos. Unas dos mil personas están en proceso de recibir la certificación positiva o negativa por sus aportes a la verdad del conflicto.

Estos aportes son el resultado del mandato de la Ley 1424 de 2010 que busca contribuir al logro de la paz perdurable, la satisfacción de las garantías de verdad, justicia y reparación a las víctimas, a través de los aportes de personas desmovilizadas del paramilitarismo no vinculadas a delitos de lesa humanidad, que hubieran incurrido únicamente en los delitos de concierto para delinquir simple o agravado, entre otras, como consecuencia de su pertenencia a dichos grupos.

 


Comisión de la Verdad, Verdad

“Nuestro compromiso es acompañar a las víctimas en su búsqueda de la verdad”

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Autor

CNMH

Fotografía

César Romero para el CNMH

Publicado

29 May 2015


“Nuestro compromiso es acompañar a las víctimas en su búsqueda de la verdad”

El jueves 28 de mayo, en el Centro Cultural Gabriel García Márquez, fue presentado el informe Textos corporales de la crueldad. Gonzalo Sánchez, director general del Centro Nacional de Memoria Histórica, fue el encargado de darle apertura a este sentido evento en el que organizaciones, víctimas y el público asistente reflexionaron y recordaron a las miles de víctimas de desaparición forzada en Colombia. A continuación compartimos sus palabras:

“Hoy vamos a hablar aquí en Bogotá de una historia dolorosa pero poco conocida. Debemos hacerla pública, para cumplir con el compromiso que tiene el CNMH y el compromiso que tenemos como sociedad con todas las víctimas, y muy especialmente con aquellas que fueron las más duramente golpeadas, pero que han sido las menos visibilizadas y reconocidas. Con este informe titulado Textos corporales de la crueldad: memoria histórica y antropología forense, pretendemos romper el silencio sobre uno de los muchos crímenes que afectaron a la población caqueteña, hace ya 13 años.

El informe es un ejercicio de memoria histórica que tiene como escenario la Inspección de Puerto Torres, perteneciente al municipio de Belén de los Andaquíes  . No obstante, estas páginas esclarecen una historia atroz: la que subyace a la muerte, el rastreo y la exhumación de 36 cuerpos hallados por el CTI de la Fiscalía  en 2001 en Puerto Torres,. Y relata las acciones del Frente Sur Andaquíes del Bloque Central Bolívar de las Autodefensas Unidas de Colombia, que se instaló en el año 2000 en medio de una población con poco más de 500 habitantes para crear allí lo que por su estructura y funcionamiento puede ser designado como una “escuela de la muerte”: un lugar cuya existencia estuvo atada a otros modos de violencia no menos infames: el confinamiento y amedrentamiento de la población, la tortura, el asesinato y la desaparición forzada de personas.

Durante el proceso de paz del presidente Pastrana, al tiempo que se abrió una “zona de despeje” que para muchos entregó el norte del Caquetá al control de la guerrilla durante las negociaciones, el sur del Departamento fue literalmente “tomado” por el paramilitarismo, por varios frentes cuyos miembros provenían de Urabá y de otras regiones del norte del país. De tal manera, la región sufrió una nueva Conquista, que la dividió en dos, sin que se produjera un enfrentamiento directo entre ese norte “despejado” para la guerrilla y ese sur “tomado” por el paramilitarismo, sino a través de la población civil, que en medio de tan peligroso escenario fue duramente estigmatizada y victimizada, como le ha sucedido a tantas otras poblaciones en medio de la guerra.

En Puerto Torres —uno de los lugares afectados por la violencia paramilitar que se desencadenó en ese entonces en el sur del Caquetá—, toda la población fue vulnerada por parte de los paramilitares del Frente Sur Andaquíes. La suya fue una incursión prolongada que, en contra de lo aducido por este actor armado en otros territorios del país, no estuvo asociada a la expulsión de otro actor armado preestablecido o al previo señalamiento de sus habitantes como colaboradores de la guerrilla, sino al aprovechamiento de la condición marginal de este pueblo en la guerra para instalar con libertad oprobiosos mecanismos de terror. El confinamiento y el silencio impuestos a los habitantes de Puerto Torres, la convivencia forzada en sus casas con los verdugos, el desfile de la muerte por sus calles, la profanación de la escuela que de espacio de enseñanza ciudadana fue convertida en una escuela de la crueldad y la conversión en calabozo de la casa cural, son solo algunos de los hechos que dan cuenta de la violencia cotidiana sufrida por los belemitas de esta zona, en donde un pequeño caserío terminó “convertido en un gran cementerio con iglesia, escuela y campo de fútbol”, como lo refiere la investigadora Helka Quevedo, relatora de este informe.

La deshumanización, en un contexto de guerra degradada, llegó a extremos casi inimaginables en Puerto Torres, tanto por el carácter despiadado de los perpetradores como por el daño infligido a las víctimas. Allí, la tortura y la desaparición forzada fueron convertidas en rutina por parte de los emisarios de la muerte.

El perfil y el talante del victimario se revelaron en esta investigación, y de qué manera, en los cuerpos mismos de sus víctimas. La violencia ejecutada con crueldad y sevicia dejó huellas indelebles sobre los cuerpos o lo que quedó de ellos. Pero en este caso no solo hablaron los cuerpos. También la figura del victimario fue escuchada directamente en esta investigación, en la medida en que contribuyó a reconstruir, a partir de su propio conocimiento, el mapa de las atrocidades cometidas. Es uno de esos pocos casos de colaboración efectiva en el esclarecimiento por parte de los perpetradores.

Los 36 cuerpos exhumados en 2001 corresponden a 36 personas desaparecidas, de las cuales solo se han podido identificar plenamente 9. Lo que nos lleva a indagar acerca del significado de la desaparición forzada, ese reto enorme de vivir a la espera de respuestas, o a vivir en una altísima proporción de casos sin respuestas.

En primer lugar, hay que decir que la desaparición forzada es un evento con resonancias comunitarias: los amigos, los parientes, los vecinos… todo el mundo termina afectado. Obliga a las personas del entorno familiar a cambiar sus proyectos de vida. La desaparición forzada, pudiera decirse, es una especie de herida abierta en la sociedad, en la familia, en los círculos sociales, políticos y culturales de los sobrevivientes.

En segundo lugar, y por más doloroso que sea reconocerlo, la desaparición forzada dificulta la construcción de empatías sociales. La sociedad reacciona con cierta diligencia frente a la certeza, pero no frente a la incertidumbre. El desaparecido es socialmente una categoría difícil de precisar. Se configura como un no lugar: no está entre los vivos, no está entre los muertos. ¿Qué es entonces para la sociedad un desaparecido? El desaparecido es un sujeto “puesto bajo sospecha”. Para muchísimas de las personas que no han vivido el conflicto armado, que lo observan desde la distancia, el desaparecido es alguien que huye, es alguien que se esconde, o es alguien que abandona su hogar. Es una figura cercana a la del ilegal… No se inscribe claramente en el horizonte de las víctimas, puesto que carece de los criterios usuales de reconocimiento de una víctima; a saber: la materialidad del cadáver y la evidencia de una acción violenta cometida contra él.

Sin embargo, a partir de múltiples experiencias internacionales se ha podido establecer “la triple condición que implica la categoría desaparecido: la falta de un cuerpo, la falta de un momento de duelo y la de una sepultura” (Ludmila Da silva, “Sin cuerpo, sin tumba. Memorias sobre una muerte inconclusa”). Por años se extiende el dolor en el círculo cercano de la víctima, que espera, busca, espera, busca… (Ludmila Da Silva). La indeterminación dificulta la elaboración y el cierre del duelo.

En este contexto, el acompañamiento de la memoria se propone romper esa imagen distorsionada e interpelar a la sociedad o a la institucionalidad ausente o cómplice a hacerse cargo de su responsabilidad y solidaridad con quienes a menudo quedan solos en su ansiedad y su sufrimiento.

(Como lo ha dicho Sylvia Karl en “Rehumanizing the Disappeared”): En los discursos y prácticas de la desaparición forzada todavía predomina, más que una memoria colectiva o nacional, una contramemoria: la negación. De ahí que los objetos, las huellas, las pancartas, las fotos con los rostros de los desaparecidos, las siembras de árboles… cobren tanta importancia como elementos de recomposición de la identidad perdida o suspendida. El clamor por la verdad y la memoria, por la rehumanización, es la exigencia más vigorosa de esta forma de victimización. Cremar, enterrar, despedir, son rituales social y psicológicamente necesarios en la narrativa de los sobrevivientes.

La desaparición forzada es un crimen de lesa humanidad muy asociado a las dictaduras; por eso, en un país como Colombia —internacionalmente identificado como país de democracia— ha sido muy difícil visibilizarlo, pese a que su grado de ocurrencia y magnitud es totalmente comparable con esas experiencias extremas.

Por otro lado, la presencia cotidiana de los actores armados o de actores sociales o políticos involucrados en la violencia, y las tensiones comunitarias, son factores que inciden en la posibilidad de romper o no el silencio. El miedo a la violencia reiterada genera autocensura. El escenario regional tiende, por tanto, a ser mucho más limitante sobre la acción y la palabra que el espacio nacional, en el cual se encuentran variados recursos de conocimiento, de contactos y apoyos legales o políticos, incluso internacionales. El lanzamiento del informe en Florencia y Puerto Torres nos mostró lo importante que es para los familiares poder compartir las emociones y sentir el apoyo de organizaciones o instituciones de otras regiones. Una de las familias comentó allí: “nos sorprendió que hubiera gente de otros lugares que sin conocernos se interesara por nosotros, por nuestro dolor”.

El propósito del CNMH al hacer la triple presentación pública de este informe,  en Florencia,  en Puerto Torres, y hoy en Bogotá, responde al anhelo de fortalecer la capacidad de denuncia de la población que se ha visto afectada por el conflicto armado en la dimensión de la desaparición forzada de personas, y un intento por recuperar los lazos sociales e institucionales trastocados por la violencia y la indiferencia. Frente al silencio forzado, la recuperación de las condiciones para el ejercicio de la palabra es una tarea ineludible de dignificación comunitaria. Volver a hablar o comenzar a hablar es un derecho que todos debemos contribuir a proteger.

Los japoneses tienen la bella y elocuente costumbre de reparar con oro sus cerámicas rotas, resaltando con ello que la historia de los objetos queridos no es algo que se pretenda ocultar sino resaltar. A semejanza de esa práctica, el ejercicio de memoria realizado en Puerto Torres a través de la investigación forense no desaparece ni oculta las heridas sufridas por su población, aquellas que convirtieron a esa inspección en un sitio fantasmal y en un cementerio clandestino, sino que, por el contrario, la memoria de las exhumaciones reconstruye las heridas, las relieva en su sanación como una muestra de resiliencia: esa capacidad que tienen los seres humanos de recuperarse y hacerse más fuertes tras los quebrantos sufridos.

Las exhumaciones realizadas en Puerto Torres han tenido una fuerza desencadenante de investigación y esclarecimiento insospechada. Las instituciones y organizaciones aquí presentes dan cuenta de ello.  Se trata de una reconstrucción forense que irradia en el campo judicial, en el de los derechos humanos y en el personal. De hecho, las exhumaciones allí realizadas han sido una oportunidad para desenterrar la violencia y brindarles a sus víctimas la verdad que intentó ser ocultada por los perpetradores; una oportunidad para encontrar la identidad y con ello la historia de los restos inertes; una oportunidad para exhumar a esos seres humanos y darles una sepultura más digna. Las exhumaciones han sido, en ese sentido, una oportunidad para las familias de mitigar el dolor. Lo que sucedió en Puerto Torres sucedió en otros muchos sitios de Colombia que también están en la búsqueda de su cuerpo 36. Nuestro compromiso aquí y allá es acompañar a las víctimas en su dolor, en su coraje y en su búsqueda de la verdad que hoy todavía permanece enterrada.”

Gonzalo Sánchez Gómez

Publicado en Noticias CNMH



CNMH, Verdad, Víctimas

Bienvenida la verdad

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Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

29 May 2015


Bienvenida la verdad

En la parte más alta de la Cordillera Occidental, a la altura del departamento del Cauca y  a cuatro horas de camino desde el municipio de Cajibio, está Ortega, un corregimiento que en una pequeña extensión ha  experimentado el conflicto en carne propia.


En sus entrañas esta tierra ha visto correr la sangre de sus campesinos desde los años 60, cuando sufrieron ataques de algunos grupos guerrilleros. Tras el asesinato por parte de un grupo de las Farc, en 1977, de Leonidas Becoche y de Manuel de Jesús Quina, la historia de este territorio dio un giro de 180 grados.

Ese día la comunidad decidió organizarse para defender su territorio de futuros ataques de grupos armados ilegales. De esta manera nacen las Autodefensa Campesinas de Ortega. Pero la historia sólo les mostró que la violencia engendra más violencia, por lo que se convirtió el único grupo de estas características que, años más tarde, fue cobijado por la Ley 1424 de 2010 y que empieza a construir una nueva historia de reintegración con sus 169 integrantes en el 2003.

A ese lugar llegó el Centro Nacional de Memoria Histórica, a través de su Dirección de Acuerdos de la Verdad para tomar los relatos de esta historia, aportes que ayudarán a reconstruir la verdad de los hechos que victimizaron a muchos miembros de la población del Cauca en el marco de la incursión paramilitar. Ellos se acercaron a  varias jornadas realizadas a lo largo del 2014 para cumplir con este compromiso como firmantes de Acuerdos de la Verdad con el Gobierno colombiano.

En la semana del 18 al 20 de mayo pasados, un grupo de miembros del equipo de la DAV de la sede regional Cali llegó hasta este territorio para hacer entrega de  78 certificaciones a igual número de personas desmovilizadas.

“Estos aportes constituyen una positiva contribución a la verdad para esclarecer el contexto, dinámica y trayectoria de esta estructura armada que surgió como una autodefensa campesina en oposición y resistencia a distintos hechos de violencia generados por la guerrilla en las décadas de los 80 y 90 e incluso con antecedentes que remontan a hechos de los años 60”, explicó el coordinador de la sede regional Cali de la DAV, Diego Luis Arias.

De esta manera la población de Ortega le dio la bienvenida a la verdad y ratificó el nuevo proyecto de construcción de su vida comunitaria, gracias al emprendimiento de diferentes proyectos productivos asociados a su vocación agrícola, el café.

“Además de cumplir con los requisitos de la Ley 1424, este ejercicio ante la DAV-CNMH las personas desmovilizadas de las Autodefensa Campesinas de Ortega  sienten como un aporte efectivo a la construcción de una paz estable y duradera”, concluyó Arias.

La actividad fue posible gracias al apoyo de los líderes de la comunidad y la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR) del Cauca.

 


Cauca, Verdad

Memoria y verdad de las mujeres en Colombia

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Autor

CNMH

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Gabriel Corredor.

Publicado

17 Jul 2015


Memoria y verdad de las mujeres en Colombia

Mientras Lars Ole Vaagen, embajador de Noruega, reconocía la importancia de la decisión de las Farc para iniciar un nuevo periodo de cese al fuego unilateral a partir del 20 de julio, Nurys Angulo, una afrocolombiana llegada desde Tumaco a la capital colombiana, cantaba para recordar a las víctimas que el conflicto armado ha dejado en la Perla del Pacífico. De esta manera inició el foro Memoria Histórica y Verdad de las Mujeres en Colombia, realizado en la Universidad Javeriana el pasado 8 de julio.

“La memoria se construye, no se recupera, pues no es algo que ya esté hecho. Se construye con preguntas, buscando respuestas al por qué de lo sucedido” Con estas palabras comenzó su intervención Pura Sánchez, investigadora invitada desde España y quien se ha dedicado a estudiar la represión durante la guerra civil española en 1936 y la dictadura franquista, periodo en el que según la Plataforma de Víctimas de Desapariciones Forzadas por el Franquismo, fueron desaparecidas 140.000 personas.

Martha Nubia Bello, mujer que tiene a cargo el reto de dirigir el Museo Nacional de la Memoria, continuó el panel. “La memoria debe ser entendida como elemento de resistencia, justicia, legado y duelo”, además agregó: “este Museo debe ser un espacio para que todos reaccionemos y nos indignemos, nos horroricemos y nos hastiemos de una guerra que se ha extendido por más de medio siglo”.

Luego, Olga Sánchez Gómez de la Casa de la Mujer tomó la palabra y destacó la responsabilidad que tienen las mujeres para entregar a las presentes y futuras generaciones colombianas un país en paz.  “La paz es nuestro bien supremo” indicó. Y es que con 12 exposiciones, 42 talleres sobre “cuerpo territorio y violencia”, la formación en temas de derechos humanos de aproximadamente 83.000 mujeres colombianas y el fortalecimiento de 630 organizaciones y grupos de mujeres en diferentes departamentos del país, la Casa de la Mujer se ha convertido en una de las principales organizaciones que trabajan por la memoria del país.

Finalmente, Marina Gallego, coordinadora Nacional de la Ruta Pacífica de las Mujeres, se pronunció en nombre de su organización para respaldar el actual proceso de paz que se adelanta en La Habana: “Reconocemos y valoramos la disposición para superar las situaciones que en medio de la guerra se han presentado y los avances logrados hasta ahora en los puntos del acuerdo, especialmente aquellos que están relacionados con aspectos humanitarios, y que contemplan  la incorporación de las mujeres como la subcomisión de género y la comisión de la verdad y el esclarecimiento del conflicto armado, pues somos más las mujeres que hemos optado por  mantener el imperativo ético de cuidar la vida, construir y pactar la paz.

Las ponentes llegadas de distintas partes del país y por fuera del territorio nacional, destacaron la importancia de incluir el enfoque de género para el ejercicio de reconstrucción de memoria., señalando que no son solo sujetos de investigación, sino protagonistas de la historia, con voces y narrativas que deben aparecer en la historia del conflicto armado colombiano.

 


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