Etiqueta: Testimonios

Libro sobre el Padre Tiberio de Trujillo seleccionado como “Memoria del Mundo” por la UNESCO

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Autor

CNMH

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CNMH

Publicado

27 Oct 2014


Libro del padre Tiberio reconocido como patrimonio de la humanidad por la UNESCO

El Programa Memoria del Mundo de la UNESCO inscribió el libro escrito por los habitantes de Trujillo, “Tiberio vive hoy: testimonios de la vida de un mártir” en el Registro Memoria del Mundo al lado del diario de Anna Frank  


La historia del caso del Padre Tiberio Fernández Mafla, quien fue desaparecido forzosamente junto a dos de sus acompañantes al norte del Valle del Cauca en el municipio de Trujillo el 17 de abril de 1990, acaba de ser incluida en el registro de memoria del mundo por la UNESCO. Este registro está destinado a preservar el patrimonio documental del mundo –albergado en bibliotecas, archivos y museos-  como símbolo de la memoria colectiva de la humanidad. ““Tiberio vive hoy: testimonios de la vida de un mártir”, representa un documento de extraordinario valor histórico y documental que recoge las memorias de sufrimiento de familiares de las víctimas de Trujillo, masacre en tres municipios colombianos entre 1986 y 1994 en la que murieron más de trecientas personas, entre ellas el Padre Tiberio”, dice el Programa Memoria del Mundo.

El padre era considerado como el gran líder comunitario de Trujillo, y, tras 24 años de la muerte de este mártir colombiano, el pasado 21 de octubre el Programa Memoria del Mundo de la UNESCO inscribió la propuesta “Tiberio vive hoy: testimonios de la vida de un mártir” en el Registro Memoria del Mundo de América Latina y el Caribe, gracias a la candidatura realizada por el Centro Nacional de la Memoria Histórica a través de la Dirección de Archivo de Derechos Humanos.

Margoth Guerrero, directora del Archivo de los DDHH del Centro Nacional de Memoria Histórica, manifestó su alegría frente a la decisión de la Unesco, “La inclusión de este documento en el Registro de Memoria del Mundo, representa un respaldo a nivel internacional a los procesos de construcción de memoria histórica y defensa de los Derechos Humanos que se hacen desde los archivos, y representa un reconocimiento a nivel internacional de la coyuntura que vive Colombia hoy”. 

De esta forma la historia del padre junto a otras 11 de Latino América se unieron este mes a las 95 inscripciones que hacen parte del Registro Memoria del Mundo de América Latina y el Caribe.

 

Publicado en Noticias CNMH

 



Libro, Narrativas, Patrimonio, Testimonios, Unesco

Los mártires de la guerra

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Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

06 Feb 2015


Los mártires de la guerra

El pasado martes, el Papa Francisco aprobó la beatificación del arzobispo Óscar Romero, reconociendo el martirio del religioso asesinado hace 35 años en el San Salvador, tras haber denunciado la violencia y torturas por parte del régimen militar que gobernaba entonces ese país. Un acontecimiento que nos hace recordar al padre Tiberio Fernández, otro mártir del conflicto en Colombia, asesinado hace más de dos décadas en Trujillo, Valle del Cauca.

La capilla del Hospital Divina Providencia de San Salvador era el lugar de oración y recogimiento del arzobispo Romero, paradójicamente, fue en este mismo lugar donde fue asesinado violentamente el 24 de marzo de 1980. Ese lunes, en medio de la celebración de la misa de las 6:15 p.m., Romero fue asesinado a tiros por orden del mayor Roberto D’Aubuisson, fundador del partido Alianza Republicana Nacionalista y quien lo acusaba públicamente de ser un agitador y subversivo.

Su crimen, sin embargo, solo se resolvería 31 años después del asesinato y el nombre de su homicida saldría a la luz: Marino Samayor Acosta. Un subsargento de la sección segunda de la extinta Guardia Nacional y miembro del equipo de seguridad del entonces presidente de El Salvador, el coronel Arturo Armando Molina. Posteriormente, ante la Comisión de la Verdad, se confirmaría que la orden para cometer el crimen vino del mayor D’Aubuisson.

Monseñor Romero fue una de las víctimas de los sectores ultraderechistas que promovían el lema: ´Haga patria, mate un cura´.

El asesinato de Óscar Romero y el reconocimiento a su lucha por los Derechos Humanos aún después de su muerte, nos hace recordar al padre Tiberio Fernández, torturado y asesinado el 17 de abril de 1990 en Trujillo. Un hombre considerado un gran líder comunitario y cuya memoria, después de 25 años de su muerte, sigue en el corazón de la comunidad del norte del Valle. Ésta continúa recordándolo y rindiéndole homenajes como el libro “Tiberio vive hoy. Testimonio de la vida de un mártir” un texto realizado por todos los habitantes de Trujillo y el cual, desde octubre de 2014, hace parte del registro Memoria del Mundo de América Latina y el Caribe de la UNESCO.

Hoy desde el CNMH queremos recordar a monseñor Óscar Romero y al padre Tiberio Fernández como hombres de fe, como personas valientes que dieron la vida por su comunidad, y quienes después de la muerte han dejado legados que siguen vigentes para no olvidar las atrocidades que han dejado la violencia y los conflictos en América Latina. Aprovechamos también para recordar a todas las comunidades de fe que han resistido en medio del conflicto.

 


Guerra, Iglesia, Testimonios, Víctimas

Libro del padre Tiberio reconocido como patrimonio de la humanidad por la UNESCO

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Autor

CNMH

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CNMH

Publicado

12 Feb 2015


Libro del padre Tiberio reconocido como patrimonio de la humanidad por la UNESCO

Fue escrito a mano, en hojas de cuaderno, en pedazos de cartulina, en papel periódico. Fue hecho por estudiantes, monaguillos, carpinteros, campesinos, y  hasta amas de casa. Nunca fue publicado, se mantiene guardado en una caja de cartón al cuidado de una religiosa. Y pese a estas circunstancias, acaba de ser nombrado patrimonio documental de la humanidad por la Unesco.


Ayer, en un sencillo evento en el Centro Nacional de Memoria Histórica, el libro ‘Tiberio vive hoy: testimonios de la vida de un mártir’ fue oficialmente incluido en el Registro de Memoria del Mundo de la Unesco.

Este libro cuenta la historia del padre Tiberio Fernández Mafla, la víctima más emblemática de la masacre de Trujillo, mediante un compendio de cartas, relatos y dibujos (ver foto galería) hechos por los trujillenses para homenajear al sacerdote.

Saadia Sánchez Vegas, directora de la oficina Unesco-Quito y representante  para Colombia, Ecuador, Bolivia y Venezuela, le entregó a la Asociación de familiares de víctimas de Trujillo (Afavit) el certificado de la inscripción del libro a este exclusivo registro, del que también hacen parte joyas documentales tan exclusivas como el diario de Ana Frank.

 
“Hemos querido destacar el contenido simbólico de este documento para que sea preservado, para que nuestros pueblos se apropien de él y para garantizar que su contenido sea difundido”
 
Portavoz de la UNESCO
 
Portavoz de la UNESCO

 

En el evento, Gonzalo Sánchez, director del CNMH, destacó que se reconociera el valor de este manuscrito, ya que fue uno de los primeros ejercicios de memoria que se hicieron el país en la historia reciente, y que surgió de la iniciativa misma de la víctimas como una de las tantas formas de resistir a la barbarie que dejó de la masacre de Trujillo. “Es un libro legado, que responde a un proceso colectivo de resistencia que no ha parado en este municipio del norte del Valle del Cauca”, afirmó Sánchez.

Por su parte, Orlando Naranjo, representante legal de Afavit agradeció al Archivo de los Derechos Humanos del CNMH por haber postulado el libro para ser incluido en el registro y agregó: “Este reconocimiento se convierte para nosotros en un eje reparador, pero al mismo en una memoria que ya no nos pertenece, que ahora es del mundo entero”. 

Descargar el certificado del programa Memoria del Mundo de la Unesco.

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LIbro ‘Tiberio vive hoy’

 

Entrega de certificado de la UNESCO

 

 

 

 

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Libro, Narrativas, Patrimonio, Testimonios, Unesco

“Es real, la verdad nos hace libres”

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Autor

CNMH

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CNMH

Publicado

25 Mar 2015


“Es real, la verdad nos hace libres”

Israel, persona desmovilizada que ya recibió certificación por aportar a la verdad, dio su testimonio en la conmemoración del Día Internacional del Derecho a la Verdad en Bucaramanga.


“La reconciliación es interna, parte de nosotros mismos con nuestra familia, con la comunidad y con la sociedad. Completar nuestro proceso y aportar a la verdad es una forma de contribuir a esa paz y a nuestra propia reintegración”.

Estas palabras de Israel Gutiérrez Zambrano, una persona que culminó su proceso de reintegración, luego de aportar a la verdad y a la construcción de memoria histórica, son parte del testimonio de la experiencia de uno de los firmantes que intervino en el conversatorio “Derecho a la verdad, contribuciones voluntarias y reparación de las víctimas”, convocado en esta ciudad por el Centro Nacional de Memoria Histórica, a través de la sede regional Santander de la Dirección de Acuerdos de la Verdad

En Santander, a la fecha se han entregado sus relatos de verdad no judicial 432 personas desmovilizadas, cobijadas por la Ley 1424 de 2010, de los cuales 160 están en proceso de recibir su certificación por aportes efectivos a la construcción de verdad y memoria histórica.

Durante la conmemoración del Día Internacional del Derecho a la Verdad de Graves Violaciones a los DDHH, en la Facultad de Derecho de la Universidad Cooperativa de Colombia, Israel desnudó su alma, habló de dificultades y de la voluntad de muchos que como él se vieron tentados nuevamente por el conflicto armado en su región.

“Siempre he sido un campesino y regresé al campo luego de desmovilizarme en el 2006. Cuando retomé mi vida fui invitado por las bacrim pero determiné quedarme trabajando hasta que me hicieron un atentado, me hirieron gravemente y me pude escapar. Salí del campo, fui un desplazado más y llegué a la ciudad”, relató Israel a los más de 160 asistentes.

Cuando estaba en la ciudad y en desarrollo de su proceso de reintegración, se acercó a la sede Santander de la Dirección de Acuerdos de la Verdad que atiende en Bucaramanga.  Allí cumplió su cita para entregar el relato de su experiencia y de los hechos que conoció cuando estuvo vinculado a las estructuras paramilitares.

Para Israel “la reconciliación, la reparación y la paz son parte integral de una transformación que debe partir de cada colombiano para que saque todo lo que le molesta y se atreva a vivir en paz”.

En el evento en que se evaluaron los avances de la verdad no judicial en la región asistieron miembros de organizaciones de víctimas, de la sociedad civil, de la academia, defensores de derechos humanos y la Procuraduría, la Defensoría del Pueblo, la Fiscalía General de la Nación y la Agencia Colombiana para la Reintegración.

 


Bucaramanga, DDHH, Testimonios, Verdad

Carlos Gaviria, un intelectual para las minorías

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Autor

CNMH

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Semana.com

Publicado

02 Abr 2015


Carlos Gaviria, un intelectual para las minorías

El lugar común ha sido lamentar la muerte de Carlos Gaviria, justo cuando la justicia colombiana pasa uno de sus momentos de mayor desprestigio. Pero su muerte también debe ser un largo lamento para las minorías en Colombia y para los partidarios del diálogo y las libertades.

Académico hasta la médula, Gaviria se dio a conocer más allá de las fronteras universitarias y jurídicas en 2002, cuando decidió incursionar como político al lanzarse al Senado de la República (él decía, a manera de chiste, que aceptó ser candidato por falta de carácter). Todo su prestigio como magistrado, juez, profesor, decano y vicerrector, fue puesto al servicio de lo público –en el sentido más amplio de la palabra–. Más tarde, en 2006, como candidato presidencial, obtuvo la votación más alta en la historia de la izquierda en Colombia: 2.6 millones de votos.

Perdió ante Álvaro Uribe Vélez pero le dio al debate político una altura necesaria y despertó en las nuevas generaciones un interés por ideas que, para la época, estaban en desuso: la defensa de los derechos humanos, el respeto por el derecho y la coherencia entre lo que se piensa y lo que se hace.

Y tal vez, esto último, sea su mayor legado. “La persona debe decir, pensar y hablar de una misma manera –dijo en algún momento a una periodista-. Una virtud muy escasa en la política”.

Carlos Gaviria fue coherente cuando joven: siendo casi un adolescente rechazó una beca para estudiar derecho en la Universidad Pontifica Bolivariana –institución donde se graduó de bachillerato con honores– porque tenía discrepancias ideológicas con las directivas y decidió presentarse a la Universidad de Antioquia. Fue coherente de adulto: como Magistrado de la Corte Constituciona se convirtió en referente internacional por sus sentencias sobre la despenalización de la dosis personal o la constitucionalidad de la eutanasia –posiciones que defendió en todos los escenarios y durante largos años– y que retratan su carácter ideológico pero, sobre todo, su escuela académica: Ludwig Wittgenstein y Bertrand Russell. Y fue coherente en la vejez: “yo habría renunciado”, una de sus últimas frases públicas, hace menos de un mes al periódico El Espectador, tras el escándalo en la institución a la que él colmó de prestigio.

No fue casual, entonces, que Carlos Gaviria también nos acompañara en una de las presentaciones de nuestros informes de memoria histórica en Bogotá: “Mujeres y Guerra. Víctimas y resistentes en el Caribe”. Su intelectualidad siempre estuvo al servicio de las minorías y a la defensa de los derechos humanos. Y no se trató solo de una afinidad ideológica. En 1987 fue asesinado en Medellín uno de sus amigos entrañables, Héctor Abad Gómez, entonces presidente del Comité de Derechos humanos de Antioquia. Gaviria vivió en carne propia el dolor de las víctimas y el desamparo de los desterrados pues ese mismo año se exilió en Argentina y, desde allí, siguió cultivando su intelecto y recordando uno de los libros favoritos de su niñez: Nuestro lindo país colombiano de Daniel Samper Ortega.

Su coherencia debe ser uno motivo de peso para recordar su vida. Sus palabras y sus acciones siempre nos darán la esperanza de que en Colombia podemos pasar la página de la barbarie y respetar las ideas contrarias. No tenemos porqué agredirnos y, mucho menos, matarnos. Paz en su tumba.

 


Carlos Gaviria, Memoria Histórica, Testimonios

Catherine Poncin le da vida a los archivos

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Autor

Ayda María Martínez

Fotografía

Ayda María Martínez

Publicado

23 Abr 2015


Catherine Poncin le da vida a los archivos

Un cuarto con la entrada cubierta por cortinas negras inevitablemente invita a curiosear. El visitante al stand del Centro Nacional de Memoria Histórica, ubicado en el pabellón 6 – piso 2 de la Feria Internacional del Libro, recibe de frente el impacto de la desaparición forzada en nuestro país, del dolor de la ausencia de las víctimas del conflicto.


Una serie de marcos sin fotos, una mesa con imágenes de personas desaparecidas, una lámpara que las enfoca y recuerda su existencia, y un retablo que destaca la memoria de un joven víctima de este delito de lesa humanidad, son algunos de los elementos puestos estratégicamente por la artista francesa Catherine Poncin.

Se trata de Archivos de un presente, una instalación que busca destacar la historia y el valor de las fotografías y los archivos para las víctimas y, por ende, para toda la sociedad.

Catherine Poncin, reconocida por el trabajo con imágenes encontradas en archivos para construir memoria, busca llamar la atención de la importancia de esos archivos a partir del valor que les dan sus propios dueños.

“El tema de la memoria lo trabajo a partir de las imágenes perdidas, rescatadas gracias a la existencia de los archivos, de las fotos en manos de las familias que tienen importancia para quienes les pertenecen pues las imágenes tienen su propia historia, por quienes las tuvieron, por las huellas del tiempo, por su uso. Es usar la imagen como material vivo”, explicó la artista.

La temática del conflicto armado y el proceso de paz en Colombia la llevaron a acercarse a las víctimas del conflicto. Y gracias a la gestión de la Alianza Francesa y del CNMH, logró entrar en contacto con muchos de los testigos que le ayudaron a construir este trabajo integrado por un video, una banda sonora, diversas imágenes y un retablo.

“No soy periodista, ni historiadora ni filósofa pero en mi trabajo como artista traté de hacerlo. No me acerqué al conflicto por libros sino por la relación con las víctimas. Gracias a la Alianza Francesa, a la embajada de mi país y al CNMH, salió también un libro que servirá para transmitir esta temática a los franceses”, expresó Catherine.

Para la artista los archivos son tan importantes para documentar el conflicto como para construir la paz: Deben ser conservados para avanzar en el futuro, que sean entendidos por los visitantes al stand del CNMH en la Feria del Libro, así como la exposición en la sede Chicó de la Alianza Francesa, “que la gente haga la relación para entender de una manera diferente el impacto del conflicto en las víctimas”.

 
 


Archivo general, Memoria Histórica, Ponci, Testimonios

Objetos como testimonios de las víctimas

Noticia

Autor

Daniel Yepes.

Fotografía

CNMH

Publicado

29 Abr 2015


Objetos como testimonios de las víctimas

La exposición Relatos de Memoria, reconstrucción de un futuro de paz, presente en el stand del Centro Nacional de Memoria Histórica (en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, pabellón 6,segundo piso), recoge objetos cotidianos que son el testimonio, la voz y presencia de las víctimas del conflicto armado.


Y es que este miércoles se inauguró oficialmente la exposición de Museos Escolares de la Memoria (MEMO), propuesta del departamento de sociales del colegio Los Nogales, gracias a la alianza educativa con el colegio La Giralda, y apoyada por la Dirección de Museo del Centro Nacional de Memoria Histórica, que vincula a estudiantes, docentes, familiares y amigos para reflexionar sobre el conflicto armado y la memoria; una mirada que trasciende los textos escolares y las aulas.

Zapatos, anteojos, cuadernos, fotografías, juguetes, todos hacen parte de la muestra que pretende sensibilizar a los visitantes y conectarlos con la memoria de nuestro país de una manera más personal, a través de los relatos humanos que hay detrás de cada objeto y que van más allá de las noticias y las estadísticas.

“Esos zapatos significan todo lo que él camino. Él llegó con los pies hinchados y llenos de llagas. Esos zapatos significan un camino que tuvo que recorrer a la fuerza: lo metieron en un conflicto en el que no tenía nada que ver y esos zapatos estuvieron en el camino doloroso de su secuestro”, dijo una de las familiares de las víctimas que participaron en el proyecto.

Catalina Orozco, de la Dirección de Museo del Centro Nacional de Memoria Histórica, aseguró que “liberar estas historias y objetos para su apropiación pública es un acto de valor y amor de los estudiantes y las familias que contribuyeron. Es un ejercicio generoso de memoria para contrarrestar el olvido”. Y resaltó el hecho de que en el contexto de los diálogos de paz es prioritario abordar temas de memoria histórica en el aula para cimentar las ciudadanías del futuro, para relacionarse de manera no violenta.

“¿Cómo evitar caer en la misma lógica de la guerra que hemos tenido siempre? Recordando que no podemos repetir las mismas historias, que no podemos contar en números a las víctimas, logrando que las personas se den cuenta que el conflicto nos toca a todos y que tenemos que reconocer y reparar a las víctimas”, expresaron los estudiantes durante la inauguración.

También Germán Ferro, antropólogo y jurado de la convocatoria que resultó seleccionada, contó que luego de leer más de 50 proyectos participantes, la decisión de los jurados fue unánime en torno a esta propuesta. “La relación entre memoria y museo es muy fuerte y absoluta. La memoria tiene un lugar preponderante para pensar la historia”. Y advirtió que no solo debe hacerse desde los libros sino que “la memoria de relatos orales y de las comunidades son un elemento histórico por excelencia”. Y eso es precisamente lo que motivó a los jurados: el relato tejido desde la comunidad y la sensibilidad para contarlo.  

Así mismo, el profesor Arturo Charria, gestor del proyecto en el colegio Los Nogales, invitó a reflexionar a los espectadores entorno a las historias contadas en la muestra y a preguntarse y a trabajar por las que aún nos queda por narrar.

La exposición estará en el stand hasta el próximo 4 de mayo en la Feria del Libro de Bogotá. 

 


Objetos, Testimonios, Víctimas

El silencio no deja sanar las heridas

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

archivo particular

Publicado

26 May 2015


El silencio no deja sanar las heridas

Girley Velazco, una saladeña de pura cepa, no se cansa de aprovechar cada espacio que se le presenta para denunciar que la violencia sexual contra las mujeres fue y sigue siendo usada como arma de guerra. Lo asegura porque lo vivió en cuerpo y espíritu propio. Con su metro 55 centímetros de estatura, su dulce carácter y su espigada figura comprendió que lo que le pasó a ella y dos de sus amigas no podía seguir en la oscuridad por pena, por temor o por dolor y que debía buscar ayuda.

En el año 2.000, cuando aún era menor de edad, decidió salir una mañana con sus amigas a recorrer las polvorientas y solitarias calles de El Salado, un corregimiento de Carmen de Bolívar. Quería tomar un poco de aire, pues lo normal era estar “metidas en sus casas”, comenta Girley. Pero la sombra de la incursión paramilitar de aquel entonces llegó a sus vidas ese día.

“En el 2000 fui víctima de violencia sexual por cuatro paramilitares que en ese momento acabaron con mi vida”. Fueron muchos los años que transcurrieron antes que ella y varias mujeres de El Salado se atrevieran a contar lo sucedido. Hoy hablan, luchan y alzan la voz para que lo que les pasó no vuelva a ocurrir.

“Hoy estoy luchando, quiero que me apoyen porque víctimas de violencia sexual como yo, hay muchas más en El Salado, pero muchas no se han atrevido a hablar. Van tantas organizaciones a hablar de proyectos y nunca dan la oportunidad a las mujeres de tratar la violencia en el conflicto”, expresa.

Por eso, Girley sigue buscando ayuda para poder apoyar a muchas mujeres de su terruño. Muchas de ellas llegan a su casa a pedir su consejo y orientación. Ella lamenta no tener qué ofrecer más allá de escucharlas, de su experiencia, su afecto y un fuerte abrazo. Algo tan simple, pero siempre tan necesario.

“No tengo las herramientas para apoyarlas, solo con mis consejos y experiencia de vida, les he dicho vamos a denunciar, vamos a enfrentar esto. El silencio es lo peor, no nos deja sanar esa herida tan grande que nos causaron los actores armados”, dice con la fuerza que ahora la caracteriza. Por ello, busca que la violencia sexual se visibilice, que se diga la verdad, porque es un fenómeno que no ha pasado, que sigue pasando.

“Quiero que las mujeres víctimas de violencia sexual se den cuenta que no están solas. En Colombia hay muchas mujeres como yo, con la idea de ayudar. Las invito a unirnos, porque juntas con una sola voz nos van a escuchar”, concluye.

El efecto perverso de la violencia sexual

Para la asesora en temas de género del Centro Nacional de Memoria Histórica, Nancy Prada, la violencia sexual en el conflicto armado va más allá de la violación. Se han documentado casos de manoseo, aborto forzado, esterilización forzada, entre otros tipos de violencia sexual. “Este tipo de crimen en el marco de la guerra es bastante invisible, y los testimonios hacen mucho énfasis en eso. Se hablan de muchas formas de victimización pero de violencia sexual casi no”, lamenta la investigadora.

La violencia sexual es distinta, ya que las víctimas son estigmatizadas. Las “banderas de la violencia sexal tienen unas condiciones perversas porque tiene el efecto de revertir en parte la culpa sobre la víctima. Además de suscitar señalamientos, estigmatización en la sociedad, son muchos los efectos sistemáticos”, agregó Nancy Prada.

 


Mujer, silencio, Testimonios, Violencia Sexual

Ausencia

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

César Romero

Publicado

27 May 2015


Ausencia

Aura María Díaz es la nueva coordinadora nacional de la Asociación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos (ASFADDES). Esta santandereana es madre de dos hijos varones y una mujer, uno de ellos César Ariel Sepúlveda Díaz, detenido desaparecido el 5 de septiembre de 1994 en Oiba, Santander. A continuación compartimos con todos nuestros lectores su poema “Ausencia”, un escrito muy profundo que expresa esos momentos íntimos y soñados donde se imagina el reencuentro con su hijo César Ariel.

Ausencia

Escucho la voz que nunca llega
el timbre que nunca suena
los pasos que imagino y no se sienten
la mirada que cada vez es más profunda
pero se aleja…

y, me resisto a pensar que nunca llegues.
No pasará la edad cuando te fuiste
no pasarán los juegos a escondidas
sigo sintiendo los abrazos y besos
de hijo ausente y escucho hoy con más
fuerza la última vez en que mi dijo
ya regreso.

Te observo a través de la ventana
que entra sigiloso…para devolverme los abrazos perdidos,
los besos protegidos,
y para acompañarme a recoger las
lágrimas vertidas por mis ojos   
tantos años, para recoger la dignidad
perdida, para recoger la infamia y el
olvido y para sobreponerme a la terrible
indiferencia de los pueblos.

 


ASFADDES, Desaparición Forzada, Testimonios

“En mis sueños te espero cada día”

Noticia

Autor

Ayda María Martínez.

Fotografía

Ayda María Martínez.

Publicado

05 Jun 2015


“En mis sueños te espero cada día”

Con zapatos de las víctimas, familiares de personas desaparecidas forzadamente en Cali conmemoraron el Día Internacional de Detenido Desaparecido para recordar que ellos siguen dando pasos por la región.


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    Marlene García decidió hablar después de 15 años de silencio sobre la desaparición de su hijo Jairo Iván.

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    Moraima Otero sigue soñando con el regreso de su esposo, Gustavo Armel Ramírez.

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    Delia Caicedo, directora de la Fundación Guagua junto con una de las familiares que participa con frecuencia en la galería de la memoria todos los últimos viernes de cada mes.

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    Olivia Delgado sigue tocando las puertas de los medios de comunicación de Buenaventura en sus intentos por encontrar a su mamá y hermana.

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    Nunca terminaré de luchar hasta no saber la verdad, hasta no tener sus restos”, Mireya, madre de Jason y Carlos Alberto.

Moraima Otero sigue soñando con el regreso de su esposo, Gustavo Armel Ramírez.

“Yo lo veía más delgado y acompañado de señores ancianos. Lo vi pero él no me respondió ni el saludo”. Para Moraima Otero, los sueños son el espacio en el que puede mantener la cotidianidad que se rompió el 12 de agosto de 2010. Ese día su esposo, Gustavo Armel Ramírez, un conductor de tractomula, desapreció en la ruta a Buenaventura con una carga de café que apareció intacta días después en una bodega de Cali y el automotor en un sitio entre Media Canoa y Picapiedra, pero de su esposo no se ha sabido nada. Desde ese día Moraima no ha cesado la búsqueda, ni en sus propios sueños.

“No sé qué me querrá decir, pero estoy aquí en la lucha por nuestros desparecidos. Hay muchas víctimas que se guardan su dolor y no denuncian. No podemos dejar a nuestros seres queridos desparecidos eternamente. Tenemos que luchar por el derecho de ellos de tener descanso y el de sus familias a tener un sitio dónde ir a llorar su ausencia”, medita Moraima al recordar su sueño más reciente con Gustavo. Mientras tanto mantiene su trabajo con la Fundación Nidia Erika Bautista para ayudar a otros que, como ella, están unidos por el mismo dolor.

Moraima fue una de las víctimas que participó en los eventos de conmemoración de la semana del detenido desaparecido el viernes 29 de mayo en la ciudad de Cali. Ese día, familiares de víctimas de desaparición forzada del departamento del Valle se reunieron desde la mañana para realizar una jornada especial en honor de sus familiares en la plazoleta de San Francisco. Si bien todos los últimos viernes de cada mes hacen la “Galería de la memoria Tiberio Fernández Mafla” en la que los caleños ven los carteles de las víctimas de desaparición forzada en el pasillo a lo largo de la iglesia, el viernes anterior contaron con la compañía de familiares provenientes de Buenaventura, Restrepo, El Zarzal y otros municipios del Valle del Cauca.

 

Delia Caicedo, directora de la Fundación Guagua junto con una de las familiares que participa con frecuencia en la galería de la memoria todos los últimos viernes de cada mes.

Y es que desde la desaparición de la ambientalista caleña, Sandra Viviana Cuéllar, el fenómeno de la desaparición forzada en el departamento es un motivo para llamar la atención de la sociedad. Desde esa fecha y de manera muy espontánea, los familiares de víctimas de desaparición forzada se dan cita en la plazoleta de San Francisco para recordar a sus seres queridos. A sabiendas que no mueren, mientras no los olviden.

Es en ese momento en el que nace la “Galería de la Memoria Tiberio Fernández Mafla”, impulsada por la Fundación Guagua, como una manera de visibilizar a las víctimas de crímenes de Estado y de mostrar la solidaridad con las familias de la región.

Delia Caicedo, directora de la Fundación Guagua recordó que a esta actividad se suma el “Carnaval por la vida, contra la desaparición forzada” con la idea de que “los desaparecidos nos duelan a todos”. Por ello, el plantón de cada último viernes de mes que recuerda que las víctimas de este delito de lesa humanidad supera la cifra de 3.400 personas sólo en Cali, que se suman a los más de 45 mil colombianos reconocidos como víctimas de este delito según el MOVICE.
“El problema no es de cifras, sino del impacto humano, del daño a las familias. Cuando se desaparece el sustento, el cambio de roles, las enfermedades a partir del dolor. Ningún ser humano está preparado para un crimen de lesa humanidad como la desaparición forzada. Es romper un ciclo, es el ritual que no se ha hecho a su ser querido, es el desconsuelo porque no lo encuentra y que quiere encontrarlo ya”, expresa Delia.

 

Olivia Delgado sigue tocando las puertas de los medios de comunicación de Buenaventura en sus intentos por encontrar a su mamá y hermana.

“Si están vivas que aparezcan y si están muertas también”

Las historias y modalidades son tan diversas como cada uno de los 45 mil desaparecidos que le duelen a Colombia. Para Olivia Delgado Angulo la desaparición de su mamá y su hermana, María Ángela y Luz Ángela Angulo, respectivamente, el 3 de junio del 2011, no sólo la invade de tristeza en su vida cotidiana, sino de enfermedades en sus articulaciones, riñones, pero sobre todo en su corazón. En Buenaventura no hay medio de comunicación que no la reconozca en su labor de búsqueda pues hasta allá ha llegado tratando de encontrarlas.

“Sigo guardando las esperanzas. Si están vivas que aparezcan y si están muertas también. Cada día que pasa es un dolor que no termina. Mucha gente me dice que las ha visto pero ya no le creo a la gente que lo dice. Espero encontrarlas ojalá vivas a las dos. Sueño con ese momento. Me da mucha tristeza, lloro, es duro”.

Nunca terminaré de luchar hasta no saber la verdad, hasta no tener sus restos”, Mireya, madre de Jason y Carlos Alberto.

Olivia está unida a Mireya Ortiz a través de ese hilo indetectable y delicado del destino que las puso en el mismo lugar, alrededor de tragedias similares. En Buenaventura dos hijos de Mireya desaparecieron en diferentes momentos. Su hijo mayor Jason en 1987 a los 7 años. 25 años después el mismo fenómeno tocaría la puerta de su casa con la desaparición de su hijo Carlos Alberto, quien tenía 21 años.

Ella es consciente que los actores armados han hecho presencia en diferentes momentos de la historia de Buenaventura, pero que sus hijos han sido víctimas del mismo delito. “Uno no puede decir quién fue, pero están las dudas. Es algo que le queda en la vida una zozobra que nunca puede descansar el corazón, pero nunca terminaré de luchar hasta no saber la verdad, hasta no tener sus restos. No pierdo la esperanza”.

Es el mismo caso de Sandra Milena Millán, que no cesa la búsqueda de su hermano Fernando Millán, desde aquel 21 de septiembre de 2010 cuando él salió a sus labores cotidianas de ganadería hacia la vereda de Río Bravo en el municipio de Restrepo, Valle. No volvió, aunque se conocieron llamadas de extorsión a la familia de Guillermo Bedoya con quien iba su hermano.

“En este momento no importa quién fue sino lo que hicieron con mi hermano. Llevo 5 años en una búsqueda incansable. Hay una madre clamando su presencia y lo peor es que no hay respuestas. Parece que al país no le interesara este fenómeno. Es muy difícil  buscar a un desaparecido, mantiene uno en un paseo institucional y no pasa nada”.

Marlene García decidió hablar después de 15 años de silencio sobre la desaparición de su hijo Jairo Iván.

El peor aliado es el silencio

Marlene García, tras la desaparición de su hijo el 16 de mayo de 1997, dejó que el silencio la inundara. Ella guardó por mucho tiempo la historia de Jairo Iván Hurtado, un fiscal sin rostro al servicio de la Fiscalía que estaba en riesgo por una investigación de corrupción. Él lo sabía y había preparado a su madre para un desenlace fatal. Se lo llevaron de la calle 47 en el barrio Salonia de Cali. Lo bajaron de un taxi y se llevaron al conductor también. Los dos desaparecieron.

“Él me preparó mucho, me dijo que si me pasaba algo no fuera a investigar porque me matarían. Pero siéntase orgullosa de tener un hijo verraco como yo que no se torció por ninguna plata. Estuve mucho tiempo callada por miedo, pero el dolor y saber que fue una persona que lo hizo todo con honestidad, no me dejaron quedar callada. A los 15 años de su desaparición dije voy a denunciar el caso. No voy a conseguir nada es solo visibilizar. Sólo quiero la verdad y que se reconozca que él si trabajo allí porque el sistema lo desapareció”.

La desaparición forzada no sabe de edad, género o momento. Es un delito que se sigue registrando a pesar de estar más visibilizado. Alexandra Herrera desapareció junto a su hija Luisa Fernanda Gómez el 26 de octubre del año pasado, su hermano Augusto Herrera, llegó con este caso para unirse al grupo de familiares de persisten en luchar por encontrar sus seres queridos. “Van 7 meses y no hemos tenido ningún resultado. Con derechos de petición queremos saber de resultados de la investigación. Se perdieron dos seres humanos y es como si se hubiera perdido cualquier cosa. Es muy duro llegar a la casa de los padres sin ninguna respuesta. Ver a los viejitos llorando a toda hora, no es vida. Solo pedimos que el caso no quede en el archivo y en la impunidad”, dice Augusto.

Olivia, Moraima, Delia, Mireya, Marlene y Augusto están unidos por ese lazo del destino que seguramente se extiende a toda la sociedad, la que también llora a sus desaparecidos porque finalmente, todos fueron puestos en el mismo sitio y alrededor de la misma tragedia. Ellos no paran su búsqueda, ni pierden las esperanzas. Tanto, que ni en sus sueños los dejan de buscar. La diferencia que sólo encuentran lo que esperan en sus sueños, porque es allí donde los ven un día tocar a la puerta de sus casas y estar de regreso al seno de sus familias.

 


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