Autor: CNMH

Lanzamiento: edición especial Revista Conmemora

Noticia

Autor

Gonzalo Sánchez Gómez

Fotografía

CNMH

Publicado

09 Sep 2016


Lanzamiento: edición especial Revista Conmemora

Editorial Conmemora – edición 4

La memoria una aliada para la paz

Por Gonzalo Sánchez Gómez, Director General del CNMH.

La memoria debe ser una aliada para la paz y no un obstáculo para la reconciliación. Desde el Centro Nacional de Memoria Histórica trabajamos para hacer realidad ese anhelo, ese propósito hacia el cual queremos exhortar a los lectores de esta edición especial de Conmemora. Un país con 8 millones de víctimas no puede permitirse la idea falaz de que la paz está destinada a los que olvidan; pero también debe estar atento a señalar los discursos que utilizan la memoria del sufrimiento y la injusticia para perpetuar la guerra.

Estamos en contra de alimentar una memoria vengadora que sobre la base de una restauración imposible, o con afán punitivo, anula toda posibilidad de futuro o, más concretamente, la posibilidad de construir un nuevo pacto social; pero también estamos en contra de una memoria ingenua, y de un olvido prefabricado, que se empeña en ignorar tanto las raíces como los impactos de nuestras guerras, y sobre esa indolencia construye castillos de papel.

  1. Hacer memoria histórica como un ejercicio crítico. Es decir, renunciar a la pretensión de un relato hegemónico. La memoria histórica no es unívoca ni oficial, sino una acumulación de memorias diversas en diálogo y en tensión.
  2. Si bien no tenemos la certeza de que los ejercicios de memoria sean por sí solos una garantía para la no repetición, sí tenemos la convicción de que el olvido nos ha conducido siempre a la repetición: Colombia olvidó demasiado y la guerra siempre regresó.
  3. Necesitamos de la memoria para poder dar el salto, en la arena política, de la confrontación entre enemistades absolutas al debate entre adversarios. Pero la necesitamos también para que el recuerdo no reaparezca como pesadilla en el futuro. Las sociedades que han renunciado a la memoria para tranquilizar su presente rara vez escapan al resentimiento o la venganza.
  4. El solo recuerdo de Auschwitz no nos ha eximido de la crueldad de ninguna guerra o genocidio posterior, es verdad. Pero entre recordar y no repetir hay un universo de mediaciones y transformaciones estructurales de la sociedad que no pertenecen al campo de la memoria propiamente tal, sino al de la política, los modelos de desarrollo y los órdenes sociales. La tarea de la memoria es señalar el lugar de los problemas aunque no esté equipada para resolverlos.
  5. Las memorias de las víctimas no son idealistas ni nostálgicas ni universalistas. Son memorias pragmáticas. No se levantan por un deber moral sino por necesidad: encontrar a sus muertos, saber qué les pasó y despojarlos de los estigmas con que se los ha pretendido empañar. No son memorias discursivas sino que están centradas en los impactos de la guerra.
  6. Necesitamos reconocer procesos, no solo eventos, pues es evidente que tenemos mucha información y poca memoria. Establecer causalidades e impactos, interpretar sentidos e indagar en la experiencia vivida parece el campo privilegiado de la memoria como aliada para la paz.
  7. Las memorias de las víctimas no son per se vengadoras o tóxicas, como quisieran muchos de los que pretenden hablar por ellas. En su mayoría las víctimas no piden justicia a ultranza ni venganza, sino verdad y no repetición. La mejor reparación para nosotros, dijeron las víctimas que fueron a La Habana, es que se logre la paz. Por su parte las víctimas del paramilitarismo, antes que la ampliación de penas, demandan la recuperación de la dignidad de los asesinados, los desaparecidos o los torturados, bajo el manto de discursos legitimadores, y la revelación de verdades aún ocultas o incompletas.
  8. La violencia ha limitado pero no doblegado los ejercicios de verdad y de memoria. Rompiendo los cánones de lo experimentado en otros países en conflicto, la confrontación armada en Colombia discurre en paralelo con una creciente manifestación de memorias que desafían esquemas e invocaciones al miedo paralizante.
  9. Nuestra memoria no se refiere a una guerra lejana. Podríamos decir, nuestra memoria es un recuerdo del presente. Y en ese sentido, la memoria se configura como un dispositivo eficaz para cuestionar el aquí y el ahora e inventar el futuro inmediato.
  10. El ejercicio público de hacer memoria es por esencia una práctica de ampliación democrática y una herramienta de construcción de paz. Hacer memoria es darle presencia a una voz, una situación, un pendiente o una solución. Se trata de hacer memoria hoy no solo para una paz posible sino para impulsar la transformación del presente y la invención del futuro.

Versión digital Conmemora, edición 4:

Publicado en Noticias CNMH



2A, Conmemora, Lanzamiento

Lanzamiento Concurso Josué Giraldo

Noticia

Autor

María Camila Correa

Fotografía

María Camila Correa

Publicado

06 Oct 2016


Lanzamiento Concurso Josué Giraldo

El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y el Comité Cívico por los Derechos Humanos del Meta, atendiendo el fallo dictado por la Sección Tercera del Consejo de Estado el 26 de junio de 2014, organizan los “Premios Josué Giraldo Cardona”. El lanzamiento de este concurso se realizará el próximo jueves 13 de octubre, enla Biblioteca Germán Arciniegas de Villavicencio, el marco de la conmemoración de los 20 años de su asesinato.


A partir de 2016 y por cinco años consecutivos se realizará el Concurso para reconocer públicamente a organizaciones o personas, que por su trabajo y actividad contribuyan de forma sobresaliente a la defensa de los D.H. y a estudiantes que habiendo escrito una tesis en el tema de Unión Patriótica y Derechos Humanos deseen una beca para cursar un programa de maestría o doctorado en cualquier universidad pública del país.

Por medio de sentencia con ponencia del Dr. Danilo Rojas, se le ordenó a la Policía Nacional y la Unidad Nacional de Protección la financiación de dos premios anuales: (i) una beca para cursar un postgrado, maestría, doctorado o postdoctorado, en la universidad pública que se escoja, premiando la mejor tesis sobre defensa de DD.HH. y el exterminio de la Unión Patriótica. (ii) premiar al grupo de trabajo, investigación u organización académica, social, que defienda y promueva la defensa de los DD.HH., en la región de los llanos orientales, con un apoyo económico de cien salarios mínimos (100 SMLV) para su fortalecimiento.

El CNMH y el Comité Cívico, organización fundada por Josué, están vinculados en la orden del Consejo de Estado como organizadores de los premios. El pago de los mismos estará a cargo de la Policía Nacional. Los galardones se entregarán durante el primer semestre de 2017.

Josué Giraldo Cardona, fue un líder de la Unión Patriótica asesinado el 13 de octubre de 1996. Ese día se encontraba jugando cerca a su hogar en Villavicencio con sus hijas cuando recibió varios disparos que acabaron con su vida. Varios meses atrás Josué había informado al Comandante de la IV División del Ejército, al Comandante de la Policía del Meta y al Director Seccional del Das -Departamento Administrativo de Seguridad- sobre las amenazas que estaba recibiendo y del peligro que corría su vida. Es por ello que la Sección Tercera del Consejo de Estado, señala que “el asesinato de Josué Giraldo Cardona es un crimen de lesa humanidad y una afrenta al ejercicio de los derechos de oposición política que degrada la confianza que las personas deben tener en las instituciones del Estado”.

En su labor como defensor de DD.HH. y militante de la UP es asesinado, como tantos antes y después de él, tratando de hacer que sus muertos contaran, apostándole a la democracia para superar la guerra, creando, desde aquél momento, paz.

El escenario es grave, peligroso y preocupante, pero ello no es impedimento para que cientos de colombianos sigan abogando por la defensa de los D.H. y lucha contra el olvido y la impunidad de los diversos episodios tan atroces que han manchado con sangre y odio el territorio colombiano.

Villavicencio

Fecha: jueves 13 de octubre de 2016
Lugar: Biblioteca Germán Arciniegas. Con el apoyo de la Defensoría del Pueblo.
Hora: 8:00 a.m.

Para mayor información escriba a: conjosuegiraldo@centrodememoriahistorica.gov.co

ENTRADA LIBRE

Publicado en Noticias CNMH


Lanzamiento


Lanzamiento

Alabao por la paz

Noticia

Autor

César Romero

Fotografía

César Romero

Publicado

07 Oct 2016


Alabao por la paz

Septiembre 26 de 2016
Composición e interpretación: Alabaoras de Bojayá


Nos sentimos muy contentos
Con mucha felicidad
Que la guerrilla de las FARC
Las armas van a dejar
Santa María danos la paz
Santa María danos la paz

Nos violaron el derecho
En nuestra comunidad
ni a la pesca ni al trabajo
No nos dejaban llegar
Santa María danos la paz
Santa María danos la paz

Queremos justicia y paz
Que venga de corazón
Pa’ que llegue a nuestros campos
Salud, paz y educación
Santa María danos la paz
Santa María danos la paz

Al Presidente Santos
Venimos a felicitar
Por su grande valentía
Pa’ trabajar por la paz
Santa María danos la paz
Santa María danos la paz

Hace 500 años
Sufrimos este gran terror
Pedimos a los violentos
Que no más repetición
Santa María danos la paz
Santa María danos la paz

Estribillo extremo a extremo
Nosotras queremos paz
Y por estas alabanzas
Es que hemos venido acá

Oiga señor Presidente
Hágasenos para acá
Y con esos otros grupos
Díganos qué va a pasar

Estribillo extremo a extremo
Nosotras queremos paz
Y por estas alabanzas
Es que hemos venido acá 

Con ésta nos despedimos
No dejamos de pensar
Las víctimas de Colombia
No las podemos olvidar

Publicado en Noticias CNMH


paz


Paz

Sumando Ausencias con Doris Salcedo

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

wmagazine.com

Publicado

07 Oct 2016


Sumando Ausencias con Doris Salcedo

La artista Doris Salcedo convoca a las víctimas del conflicto armado, estudiantes, artistas y a toda la ciudadanía a participar en la construcción de su última obra Sumando Ausencias. Esta se realizará desde el 6 de octubre hasta el 11 de octubre en el Museo de Arte de la Universidad Nacional.


El arte ha sido una de las expresiones de resistencia y memoria de víctimas, artistas y diversas organizaciones en medio del conflicto armado. Sus iniciativas han contribuido desde el arte a la reflexión y al conocimiento público de lo acontecido durante las últimas décadas de violencia. Tejidos elaborados por iniciativas de memoria histórica como Nunca más: Voces y materialidades de la memoriaTejiendo memoria(s) de resistencia(s) o la obra A flor de piel de la artista Doris Salcedo son apenas una muestra de la riqueza de expresiones de memoria con las que cuenta el país.

A estas expresiones se une la obra Sumando Ausencias liderada por la artista colombiana y el Museo de Arte de la Universidad Nacional. La instalación es una acción colectiva entre la sociedad civil, estudiantes, artistas y víctimas del conflicto que busca visibilizar públicamente los nombres de las víctimas del conflicto armado como un acto transgresor ante el instante que vivimos y los acuerdo de paz. La acción propuesta por Salcedo consiste en ilustrar colectivamente los nombres de las víctimas con cenizas sobre una tela blanca que ocupará 7 kilómetros y cobijará toda la Plaza de Bolívar el 11 de octubre.

El Museo Nacional de la Memoria (MNM) proyecto del Centro Nacional de Memoria Histórica resalta la importancia, en el contexto actual, de las iniciativas artísticas colectivas, ya que se constituyen “en un ejercicio de memoria para construir democracia, en donde se reconocen las voces excluidas y se festejan las diferencias. Se hace memoria para dejar legado para que los jóvenes y las generaciones venideras sepan de su pasado. Se hace memoria para tejer lazos, para encontrarse y reconocerse con otros como comunidad de dolor y sufrimiento y también de nuevas realidades y sueños. Todas estas iniciativas constituyen la fuente y la riqueza sobre la cual se inspira el MNM”, dice Martha Nubia Bello, directora del MNM.

Lea también “Construcción social del MNM”.

http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/destacados-cnmh/conmemora-destacado

¿Cómo sumarte?

1. Acercarse al Museo de Arte de la Universidad Nacional del 6 al 11 de octubre. Edificio 317, Ak 30 #No. 45 – 03., Bogotá (Primer edificio a mano izquierda entrando por la calle 45)

2. Seguir las indicaciones de la artista para plasmar los nombres de las víctimas del conflicto armado colombiano sobre tela blanca.

3.  Participar con hilo y aguja del bordado colectivo el martes 11 de octubre en la Plaza de Bolívar.

Haz parte del arte por la paz.

Publicado en Noticias CNMH


Ausencias


Ausencias

Los cuerpos que por 15 años no tuvieron nombre

Noticia

Autor

Helka Quevedo

Fotografía

Helka Quevedo

Publicado

10 Oct 2016


Los cuerpos que por 15 años no tuvieron nombre

13 de los 14 cuerpos hallados en Albania en 2001 son entregados finalmente a sus familias después de 15 años de espera.


Masacres como las de El Peñol, Yolombó, El Cauca, Popayán, El Chengue, Jamundí, El Naya, San Carlos, Tierralta, Calima y Remedios son solo algunas, en una larga lista, de hechos violentos que marcaron a los colombianos en lo corrido de 2001; sin duda, uno de los más violentos que se han vivido en el país.

En Caquetá la situación no fue diferente. En la vereda de Playa Rica (municipio de Valparaíso) los campesinos denunciaron el asesinato de cerca de 19 personas a manos de desconocidos el 20 de febrero de 2001. No era un secreto que el frente Sur Andaquíes de las AUC estaba incursionando en la zona, y se volvió costumbre para los habitantes presenciar enfrentamientos con la guerrilla. Era común ver hombres armados custodiando las carreteras y haciendo retenes. Muchas personas fueron asesinadas y otras desaparecidas.

En el mes de octubre de ese mismo año, un fiscal de Neiva solicitó apoyo a la Fiscalía General en Bogotá, pues afirmaba que el Ejército había reportado unas fosas en zona rural del municipio de Albania (Caquetá). Helka Quevedo, quien para entonces trabajaba como antropóloga forense del CTI de la Fiscalía, se desplazó desde Bogotá con un pequeño equipo al lugar (una odontóloga forense, un fotógrafo y topógrafo, y dos técnicos de Florencia). El Ejército los acompañó en toda la diligencia judicial.  

10 de octubre de 2001: La diligencia judicial

Los peritos judiciales llegaron a una finca en un pequeño bosque húmedo. “El Ejército ya había abierto una fosa y encontramos un palo. Lo primero que yo veo es una cabeza. La saco y está con una venda, tiene vendados los ojos, y empiezo a sacar parte por parte”, cuenta Helka y añade que este fue el primer caso en el que tuvo contacto con cuerpos desmembrados.

Fueron encontrando cuerpo tras cuerpo hasta llegar al número 14 en las seis horas que le había dado de plazo el Ejército al equipo forense. “El capitán nos dijo — ustedes, lo que alcancen a hacer en seis horas—  porque el helicóptero no podía llegar allá después de cierta hora. Pero allá quedaron más cuerpos”, asegura Helka.

Como no tenían suficiente tiempo, en campo no se realizó ningún procedimiento médicolegal y los cuerpos viajaron el mismo día por tierra y aire a Florencia, capital de Caquetá. “Si hubiéramos tenido más tiempo para hacer esa recuperación de los cuerpos, seguramente habríamos conseguido más evidencia física. En cada fosa se necesitaba un trabajo de por lo menos dos horas, no solo para la recuperación y documentación metódica de cada cuerpo, sino para la revisión de cada porción de esa tierra húmeda y gredosa que seguramente contenía elementos como botones, dientes, prendas y otros materiales e información que pudieran dar pistas sobre las personas allí enterradas, la forma en que ocurrieron los hechos o de sus perpetradores” cuenta Helka.

Estas 14 personas halladas se suman a las 19 reportadas en la vereda de Valparaíso a principios de 2001 en la misma zona.

11 y 12 de octubre de 2001: El trabajo en la morgue

Ya en Florencia, en la morgue del cementerio municipal, un médico forense de Medicina Legal, y el equipo de la Fiscalía conformado por una antropóloga, una odontóloga y algunos técnicos criminalísticos, realizaron las necropsias de cada uno de los cuerpos hallados.

Las 14 personas que en ese momento tenían en frente habían desaparecido uno o dos meses antes de ser halladas, pues sus cuerpos permanecían no estaban en estado de descomposición. “En la mayoría de ellos era posible ver la piel, los tatuajes, las expresiones de dolor, las prendas de vestir y las huellas”, dice Helka. Gracias a ello fue posible recuperar las huellas (los pulpejos) de todos los cadáveres.

Al terminar las complejas y minuciosas autopsias, el equipo forense enterró los cuerpos en el cementerio de Florencia. Le pidieron al sepulturero que les asignara un espacio para poder darles sepultura.  “Él nos dice —aquí y aquí, y no hay más espacio—  pero ‘aquí y aquí’ es en cualquier lugar del cementerio de Florencia.” El sepulturero les dio dos espacios por lo que debieron inhumar nueve cuerpos en una fosa y los cinco restantes en otra. Cada uno de ellos fue enterrado en doble bolsa, marcadas con el número de protocolo de necropsia.

“Los cuerpos quedaron allí y yo me vine para Bogotá en el avión con una caja de icopor con los pulpejos, o sea, con las huellas, para entregarlas en la Fiscalía. La información obtenida en la diligencia judicial quedó a disposición de la autoridad competente, es decir, del fiscal del caso”, explica Helka.

Y así se quedó la investigación. Las autoridades competentes tardaron 15 años en darles una respuesta a las familias, en devolverles estos cuerpos a sus seres queridos.

2014: Un encuentro que reactiva el caso

Helka Quevedo, ahora como investigadora del Centro Nacional de Memoria Histórica, siempre tuvo presente este caso y durante la investigación “Memoria histórica y antropología forense”, aprovechó una de las visitas al búnker de la Fiscalía para buscar a la técnica del CTI que había entregado, 13 años atrás, las huellas dactilares de los 14 cuerpos hallados en Albania.

—    ¿Tú sabes qué pasó con los pulpejos que te entregué en el 2001? ¿Te acuerdas? – le preguntó Helka.

—    Sí Helka, pero eso salió todo negativo – respondió ella.

—    Sí, pero es que en ese momento no estaba el AFIS – replicó Helka – se podría hacer una nueva búsqueda, ¿no?

El AFIS, Sistema Automatizado de Identificación Dactilar Colombiano, es una base de datos que sirve para verificar la identidad de una persona a través de las características de sus huellas dactilares.

Con esta nueva información, la técnica del CTI se comprometió a revisar nuevamente el caso. No pasaron más de ocho días y Helka recibió la llamada que tanto había esperado: la identificación de uno de los cuerpos salió positiva; su nombre era Jose Miller Rivera Gómez.

Muy emocionada y finalmente con un nombre revelado, Helka empezó hacer todo lo que estaba en sus manos para lograr la reactivación del caso y conseguir la identificación de los otros 13 cuerpos restantes. Esto porque la Fiscalía, y con razón, argumentaba que no era prioridad buscar cuerpos si no se tenía una probable identidad, pero la certeza de que Jose Miller Rivera Gómez estaba entre los 14 cuerpos era suficiente motivo para buscarlos.

Helka insistió e informó, tanto a la Fiscalía 27 de Justicia Transicional, como al Tribunal de Justicia y Paz de Bogotá, que ya se tenía no solo un nombre seguro, sino la probabilidad de que los otros 13 estuvieran en un listado de 17 nombres que ella poseía y había construido durante varias visitas a la cárcel con el postulado Carlos Fernando Mateus Morales, alias “Paquita”, excomandante paramilitar del frente Sur Andaquíes.  

Con toda la información recolectada, Helka realizó varios informes y los envió a las autoridades competentes. No tuvo que esperar mucho para obtener una respuesta: el Despacho 27 de Justicia Transicional de la Fiscalía General de la Nación ordenó al grupo de exhumaciones de la zona buscar los 14 cuerpos en el cementerio de Florencia. Sí, buscar, pues los cuerpos estaban perdidos en el cementerio de Florencia desde ese recordado 10 de octubre de 2001.

2015: Búsqueda de los cuerpos doblemente desaparecidos

La Fiscalía de Neiva, con ayuda de videos y registros que había de la época, inició la búsqueda en el cementerio de Florencia de los 14 cuerpos hallados en Albania. Después de un intenso trabajo, en el mes de marzo el equipo del CTI, con apoyo del mismo médico forense que había realizado las necropsias en 2001, encontró las dos fosas donde reposaban los cuerpos.

En el transcurso de ese año la Fiscalía llevó a cabo la tarea de cotejo con los 18 nombres aportados por el CNMH para tratar de dar con la identificación de los cuerpos.  “De esos 18 nombres atinamos en ocho. Los demás se consiguieron gracias a la investigación de la Fiscalía y a los resultados del Convenio 01 de 2010, es decir, por cotejo dactilar. Las identificaciones de los 14 cuerpos fueron confirmadas por cotejo genético hecho por Medicina Legal”, cuenta Helka emocionada, pero concluye con un dejo de desánimo porque “aún queda un cuerpo por identificar, el 14.”

2016: Los cuerpos son entregados a los familiares

Las 13 personas que por 15 años no tuvieron nombres, recientemente volvieron a ser nombradas. Ellas son: Jose Miller Rivera Gómez, Libardo Rivera Vargas, Edilma Pérez Pineda, Rubiel Díaz Pérez, Clemente Ramírez Pérez, Uriel Ramírez Pérez, Rodolfo Troches Alvarado, Alfredo Cometa Cadena, Jorge Enrique Ortiz Álvarez, Jairo Pastrana, Gerardo Guaspa  Basanti, Abelardo Anturi Cuellar y Tito Martínez.

El CNMH no solo estuvo presente en el diálogo que tuvieron las 13 familias con la antropóloga que en 2001 participó en la recuperación, análisis y documentación de los cuerpos de sus seres queridos, sino que apoyó toda la logística para la entrega de los cuerpos en Pitalito (Huila) el 6 de septiembre. También acompañó a las familias en Florencia (Caquetá) el 9 de septiembre.

“Pese a que los resultados genéticos y científicos dieron positiva la de identificación de los cuerpos, sus familiares seguían incrédulos hasta que vieron las prendas. La familia de José Miller, por ejemplo, se desplomó cuando vio la camisa y los zapatos que usó el día que desapareció”, asegura Helka.

Fueron 13 funerales, pero no 13 familias las que asistieron porque 3 de ellas enterraron a más de un muerto.

“Hoy es 17 de septiembre de 2016. Ha pasado una semana desde que sus familias lograron finalmente sepultarlos, desde que murió cualquier esperanza de encontrarlos vivos, una semana en que ya tienen la certeza de que esta Navidad ya no los esperarán; una semana que llevo sus rostros en mi memoria, ahora mezclados con los recuerdos de sus cuerpos destrozados y ultrajados. He visto sus rostros en las fotos de los portarretratos que acompañaban sus pequeños féretros. Vi, sentí y olí de nuevo sus cuerpos.” Extracto del texto: Trece funerales escrito por Helka Quevedo.

Finalmente, después de 15 años de incertidumbre, 13 de los 14 cuerpos encontrados retornaron a sus familias. Sus seres queridos pudieron por fin despedirlos, llorarlos y hacerles un entierro digno.

En los próximos meses el CNMH invitará a Bogotá a los familiares de estas 13 personas fallecidas a sembrar un árbol en su nombre y memoria, a sembrar una vida que los recuerde y los conmemore.  La idea es realizar esta siembra en el Bosque de la Paz de la Reserva Thomas Van Der Hammen, en donde ya se encuentran sembrados 36 cedros en conmemoración de las 36 víctimas fatales de Puerto Torres, Caquetá, en 2002.

“Y no vamos a parar. Ahora ese 14 es mi nuevo 36.”, concluye Helka.

Aún falta uno de ustedes, aún sus huesos siguen en esos fríos laboratorios institucionales esperando que un cotejo positivo de ADN lo saque de allí y regrese a su familia. ¿Quién será?, me pregunto, pues hay muchas personas desaparecidas cuyos cuerpos no aparecen, pero sí se sabe que murieron de manera violenta y que los responsables de sus muertes abandonaron y ocultaron clandestinamente sus cuerpos en la misma zona donde los encontramos a ustedes.

(Extracto del texto: Trece funerales escrito por Helka Quevedo)

Publicado en Noticias CNMH


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En el exterior le apuestan a la paz

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Autor

Ricardo Robayo

Fotografía

Ricardo Robayo

Publicado

10 Oct 2016


En el exterior le apuestan a la paz

El “Festival de Arte de la Memoria en Diáspora para la Paz” realizado el pasado 18 de septiembre en Quito, Ecuador, a cargo del Foro Internacional de Víctimas (FIV), es una de las mayores plataformas para visibilizar las problemáticas de los exiliados y refugiados colombianos en el mundo.


“Es importante lo que se está viviendo en Colombia con el proceso de paz, porque si se desmovilizan las Farc, también se deben desmovilizar el ELN y los Paramilitares”. Con su voz de mujer vallecaucana, Rosario Castro, refugiada colombiana en Ecuador, se dirigió a los asistentes del Festival. “Extraño de mi tierra todo, mi casa, mis amigos, los domingos de paseo al rio, aquí es muy difícil por la exclusión y la falta de oportunidad de trabajo y que mis hijos no puedan estudiar”, continuó expresando Rosario, quien hace parte de la Red de Mujeres Libres Sin Fronteras en Ecuador, la cual está conformada por mujeres refugiadas víctimas de la violencia en Colombia.

Al son de música tradicional y sabores colombianos se dio inicio a este Festival que tuvo lugar en la ciudad de Quito. “Esta galería gastronómica sirve para sacar a la luz pública el tema de las víctimas que se encuentran en Ecuador, fue pensada para construir puentes entre las personas refugiadas en Ecuador y las instituciones colombianas, como el CNMH, y para visibilizar todas las expresiones de ese proceso mayor, que es la construcción de la memoria histórica”, dice Tatiana Guarnizo, organizadora del encuentro del FIV en Quito.

El Foro Internacional de Víctimas es una iniciativa que agrega a más de 17 grupos, o capítulos como ellos los nombran, de exiliados y refugiados que se encuentran en los diferentes continentes. Y fueron ellos, el FIV, quienes lideraron el “El Festival de Arte de la Memoria en Diáspora para la Paz” como parte de su segundo aniversario, que desde sus inicios ha trabajado para darle visibilidad a los exiliados y refugiados colombianos en el mundo, quienes también son protagonistas de la reconstrucción de la memoria del conflicto interno y a los anhelos de una Colombia en paz. Los asistentes escucharon diferentes voces en los distintos foros y charlas que englobaron el evento.

“Uno de los objetivos de este panel es que los delegados del FIV podamos seguir construyendo el camino para hacer cumplir y reconocer los derechos de la diáspora colombiana, tratando de articular un conjunto de propuestas para lograr participar activamente en los acuerdos de paz, ya que muchos de nosotros fuimos activistas en esta construcción antes de nuestra salida”, afirma Hugo Paternina, que participó en la charla “La Diáspora y los Acuerdos de Paz de la Habana”, realizado en la Facultad Latinoamérica de Ciencias Sociales (FLACSO).

 

“Estamos haciendo un trabajo participativo de memoria desde FIV sobre los migrantes, refugiados y exiliados, que tiene como apuesta no solo esclarecer los hechos victimizantes sucedidos en Colombia sino también la reformulación de proyectos de vida tras el desplazamiento forzoso transnacional”, dijo Diana Arias, Secretaria técnica del FIV y exilada en España, luego de su intervención en el panel “Reconstruyendo vínculos para la participación en la memoria y la paz desde el exterior”.

“Una de las razones que nos reúne en Quito es continuar estableciendo un diálogo entre nosotros desde la memoria y el arte para la construcción de la paz, y resarcir las heridas de las víctimas en la migración, también estamos aquí para seguir fortaleciendo las estructuras del FIV, dialogando directamente para realizar un balance de las actividades que hemos realizado para  así elaborar una nueva proyección hacia el futuro”, expresó Vladimir Meneses, un nariñense que tuvo que salir de Colombia a causa del conflicto armado para salvar su vida.

Este Festival les hizo sentir el calor de hogar a muchos colombianos, que gracias al encuentro con diferentes compatriotas, compartieron sus historias de vida para en conjunto seguir apostándole a una Colombia donde haya lugar para todos, un país que pueda reunir y abrazar a todos esos hijos que han tenido que salir por la guerra.

Publicado en Noticias CNMH


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Paz

“Jamás debió ocurrir lo sucedido esa noche”

Noticia

Autor

CNMH

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CNMH

Publicado

13 Oct 2016


“Jamás debió ocurrir lo sucedido esa noche”

“Las víctimas de La Chinita sí perdonamos. Hemos tomado esa decisión porque las FARC también dijeron vamos a dejar las armas y no queremos más violencia”.


De esta manera, Sylvia Berrocal, una de las representantes de las víctimas del Barrio Obrero de La Chinita, aceptó el perdón de las FARC, que dentro de los actos tempranos de reconocimiento incluyeron a esta población afectada hace 22 años por un ataque que dejó 35 personas muertas y 17 heridas.

Por Ayda Martínez, Periodista del CNMH

“Hemos venido a La Chinita, 22 años después de aquel triste 23 de enero a pedirles perdón con humildad por todo el dolor que hayamos podido ocasionar durante el transcurso de esta guerra”, afirmó “Iván Márquez” a nombre de las FARC.

De esta manera la comunidad participó en esta jornada de perdón y reconciliación, el pasado 30 de septiembre, en la que estuvieron de parte de las FARC, “Iván Márquez”, “Pastor Alape”, “Benkos Biohó”, “Isaías Trujillo” y “Mayerly”; además del alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, la alta Consejera Presidencial para los Derechos Humanos, María Paula Gaviria, y la subdirectora de la Unidad de Víctimas, Viviana Ferro, entre otras instituciones y numerosas delegaciones de víctimas de la región.

“Jamás debió ocurrir lo sucedido esa noche”, agregó Márquez quien anunció que las solicitudes de la comunidad víctima tendrán el acompañamiento del grupo. Por su parte Sergio Jaramillo anunció que el Gobierno también tendrá que ir a la región a hacer actos de perdón y reconocimiento por los crímenes de agentes del Estado en la región y por la relación que en particular se dio desde ellos con los paramilitares.

“Nadie más, nunca más, quien participe en política, debe ser víctima de violencia, ni de las armas. Buscamos un cambio de comportamiento en la política colombiana”, expresó Jaramillo.

 

Además de las palabras de los invitados, los asistentes al acto de reparación de la comunidad de La Chinita participaron en la recreación de los hechos del 23 de enero de 1994 por parte de un colectivo de actores que incluyeron víctimas, y estremecieron a los asistentes.

En las instalaciones del Colegio San Pedro Claver, ubicado en el barrio Obrero, alrededor de 800 personas asistieron al acto histórico. Varias de las víctimas hicieron alusión a la necesidad de conseguir la reconciliación para liberar cargas y empezar a construir un nuevo país.

El acto temprano de reconocimiento de las responsabilidades por parte de las FARC se suma a los ya realizados con las comunidades de Bojayá y con los familiares de los diputados del Valle, además del ofrecimiento de perdón solicitado de manera general por parte de “Timoleón” durante la firma del Acuerdo de Paz en Cartagena el pasado 26 de septiembre.

El acto de reconciliación y reconocimiento es el resultado de una serie de reuniones entre representantes de las víctimas con delegados de las FARC en la Mesa de Negociación de La Habana. Las delegadas de la comunidad de La Chinita tuvieron tres encuentros previos.

La más reciente fue el pasado seis de septiembre en La Habana donde definieron los puntos que integra la agenda de reparación colectiva. Sylvia Berrocal, comentó durante el acto que luego de las lágrimas de la primera reunión, siguieron dos nuevas en las que acordaron temas como el acto de perdón, la construcción de una universidad para la paz, la creación del Museo de la Memoria regional y la entrega de viviendas para 52 familias víctimas.

Un momento de dolor y de verdad

“Uno se puede cortar un dedo y eso sana, pero lo único que nunca deja sanar es el peso de la conciencia”.

Fue la frase de “Pastor Alape”, negociador de las FARC, que más impactó a las representantes de las víctimas de la masacre de La Chinita, en el primer encuentro del 9 de febrero dentro del propósito de conocer los hechos que el 23 de enero de 1994 dejó 35 personas muertas y 13 heridas.

Luz María Mosquera, Silvia Berrocal y Esther Barreto llegaron a La Habana, por invitación de las FARC, en representación de las víctimas directas que en la fecha de la conmemoración número 22 de la masacre pidieron, en una carta, a los negociadores hacerse presentes con el fin de ayudar a esclarecer la verdad de los hechos.

Fue una hora de encuentro, de cordialidad, pero también de silencios, de lágrimas.

“Empezamos con una oración maravillosa que salió del corazón de Esther. Les narramos lo que sucedió. Les contamos que hemos hablado con ‘Karina’ y con ‘Samir’, pero también les dijimos que no estamos satisfechos con lo poco que se ha conocido de la masacre”, detalló Luz Marina.

Además de ‘Alape’ se encontraban “Joaquín Gómez” y “Benkos Biojó”. Tal vez el escuchar de primera mano lo que sucedió fue más impactante de lo que imaginaban. “No fuimos capaces de contener las lágrimas. Tocamos el corazón de ‘Pastor Alape’ y nos dijo estar sorprendido con la valentía de las mujeres víctimas de nuestra región”, agregó Silvia quien recordó que llevan muchos años buscando la verdad, uno de los propósitos que busca la comunidad a través de la estrategia de reparación colectiva.

Los comandantes de la época en la región del Urabá antioqueño eran “Efraín Guzmán” y “Jacobo Durango”. Si bien, la información está perdida, las FARC aseguró que “el mejor disco duro es la memoria. ‘Pastor Alape’ calificó de doloroso y absurdo el hecho, pues a la población civil se debe proteger”, complementó Esther.

A este primer acercamiento que culminó con un comunicado público en el que anunciaron acuerdos para avanzar en un proceso de búsqueda de la verdad, el reconocimiento de responsabilidades y el ofrecimiento de reparaciones a las víctimas directas de La Chinita.

El caso de la masacre de La Chinita es un caso emblemático de memoria histórica en cuyo informe avanza el Centro Nacional de Memoria Histórica con apoyo de la Fundación Cultura Democrática (Fucude), entidad que ha acompañado desde hace varios años el proceso organizativo de este colectivo de víctimas. Ahora, en el marco de acompañar las gestiones en La Habana, también se han sumado la Comisión Inter-congregacional de Justicia y Paz, Compaz y Forjando Futuros.

La masacre de La Chinita está considerada dentro de los graves casos de violaciones sucedidas contra la población civil en el contexto del conflicto armado colombiano. El Centro Nacional de Memoria Histórica avanza en la reconstrucción del caso en aras de contribuir a esclarecer los hechos en búsqueda de la verdad y de la memoria histórica como parte de los esfuerzos por la reparación a las víctimas.

Urabá fue una de las regiones más golpeadas por el conflicto armado, la violencia sistemática y la ocurrencia de sucesivas masacres entre finales de los años 80 y durante buena parte de los años 90. Como lo refiere el Informe Basta Ya y otros informes, y tal como lo empiezan a establecer actuaciones de la justicia interna e internacional, existieron responsabilidades que comprometen al Estado, los paramilitares, las guerrillas y a distintos actores de la propia sociedad y de empresas internacionales en tal situación, quienes ocasionaron y guardan responsabilidades de distinto orden en la dramática y extendida crisis humanitaria registrada en la región.

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Orión nunca más

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Autor

CNMH

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CNMH

Publicado

14 Oct 2016


Orión nunca más

Conmemoración de los 14 años de la operación Orión. La incursión militar urbana más grande de Colombia donde la población civil quedó en medio del fuego cruzado desde aire y tierra produciendo desplazamiento, asesinatos y desapariciones forzadas.

Organizaciones sociales de la Comuna 13 de Medellín hacen un llamado para que el acuerdo alcanzado en la Habana cobre vigencia y se convierta en el precedente de la paz en Colombia garantizando los derechos a las víctimas y la justicia social.

El 16 de octubre de 2002 se inició la llamada operación Orión, la acción armada de mayor envergadura realizada en un territorio urbano a raíz del conflicto armado en Colombia. Dicha operación se extendió a lo largo del mes de noviembre y principios de diciembre y fue llevada a cabo por el Ejército, el DAS, la Policía, el CTI y Fuerzas Especiales Antiterroristas con tanquetas y apoyo de helicópteros artillados. (Consulte el informe: La huella invisible de la guerra. Desplazamiento Forzado en la Comuna 13)

En ella participaron alrededor de 1.500 efectivos y estuvo acompañada por hombres y mujeres encapuchados. De acuerdo con las declaraciones de alias “Don Berna”, en esta operación hubo participación de paramilitares que habían realizado un trabajo previo de inteligencia y acompañaban a la Fuerza Pública en sus labores de allanamiento y captura de supuestos colaboradores de la guerrilla.

Al respecto declaró: “El Cacique Nutibara hizo inteligencia, logró la ubicación de guerrilleros, se infiltró dentro de la población civil y todos estos datos se le adjuntaron a las Fuerzas Militares”. Además fue pieza clave para proferir señalamientos contra supuestos colaboradores, “varios de nuestros hombres fueron allá, muchos de ellos iban encapuchados, se identificó varias personas, algunas fueron dadas de baja, otros fueron capturados y después desaparecidos”.

Esa incursión militar quedó en la memoria de los habitantes de este sector de la ciudad como el día en el que la guerra se metió en las entrañas de sus hogares. Trece años después la comunidad continúa haciendo memoria de lo sucedido y denuncia la impunidad que rodea los casos de muchas de sus víctimas. 

Cuerpos Gramaticales es una conmemoración que se viene realizando desde 2014 en Medellín para recordar y pedir justicia a causa de la operación Orión. Mujeres y hombres, a través de la denuncia y lucha pacífica, exigen respeto por la vida con decenas de iniciativas de memoria y resistencia civil que son ejemplo para Colombia y el mundo. 

Este 2016 las actividades de memoria estarán enmarcadas con el slogan “Orión nunca más”, que comprende cinco días en las que se desarrollarán actividades académicas, reflexivas, políticas y de resistencia. El llamado es por la verdad, la memoria y la justicia.

Así mismo, se realizará una audiencia pública, un intercambio de experiencias metodológicas sobre memoria, la caravana “Huellas tras la memoria” y la acción performática “Cuerpos Gramaticales”. 

Cuerpos Gramaticales refleja el tejido social que las violencias en Colombia, durante más de 50 años, han desmembrado y sumergido a la población en escenarios de miedo. Cuerpos desmembrados en la plaza pública por paramilitares, cuerpos desollados y colgados de los árboles a causa de la violencia partidista, cuerpos mutilados y arrojados al río Cauca y otros, cuerpos desaparecidos y escondidos en las escombreras de las ciudades en una pesadilla profunda de impunidad. 

Este sábado 15 de octubre de 2016 desde las 8:30 a.m. se realizará un intercambio de experiencias metodológicas sobre memoria en el Parque biblioteca San Javier, igualmente, a las 2:00 p.m. se llevará a cabo la “Caravana: tras las huellas de la memoria. Mujeres caminando por la verdad (Convento de la Madre Laura).  

Esta iniciativa de arte, resistencia y memoria es impulsada desde la Comuna 13 de Medellín por el colectivo Agroarte y el Comité de Impulso de Acciones de Memoria de la Comuna 13 -CIAM-, con el apoyo del Centro Nacional de Memoria Histórica. 

Agenda:

Viernes 14 octubre 2016

8:30 a.m.: Audiencia pública sobre los derechos de las víctimas de la Comuna 13 (Parque biblioteca San Javier- auditorio)

Sábado 15 de octubre 2016

8:30 a.m.: Jornada de intercambio de experiencias metodológicas sobre memoria (Parque biblioteca -San Javier) 

2:00 p.m.: Caravana: Tras las huellas de la memoria. Mujeres caminando por la verdad (Convento de la Madre Laura)

Domingo 16 de octubre 2016

6:00 a 12 m.: Acción performática Cuerpos gramaticales

1:00 a 5:00 p.m.: Feria agroecológica e intercambio de experiencias entre organizaciones

6:00 p.m. a 12 a.m.: Concierto Orión nunca más (Cra. 96 entre 40-43 cerca del cementerio San Javier)

Lunes 17 de octubre 2016

8:00 a 11:00 a.m.: Siembra de plantas cuerpos gramaticales

2:00 p.m.: Foro Hip Hop: Reporteros del barrio

4:00 p.m.: Concierto de Hip Hop: revolución sin muertos Cra. 96 entre 40-43 cerca del cementerio San Javier) 

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Enfoque de Género: esencial para las víctimas

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Autor

Romel Rojas

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Romel Rojas

Publicado

18 Oct 2016


Enfoque de Género: esencial para las víctimas

El trabajo continuado en materia de memoria histórica en el país ha permitido comprobar que los impactos del conflicto armado en la población civil están diferenciados, entre otras razones, en virtud de la identidad de género y la orientación sexual de las personas[1] .

Por Nancy Prada, CNMH

Las voces de las víctimas, sus relatos sobre la violencia sufrida, confirman lo que ya el Auto 092 de 2008 afirmaba: el conflicto armado colombiano ha provocado un impacto de género desproporcionado, golpeando con fuerza desmedida a las mujeres y a las personas de los sectores sociales LGBT.

Aunque existe un alto grado de subregistro, derivado de múltiples razones (entre las que se cuentan: el desconocimiento de las rutas; la desconfianza en las instituciones, que históricamente también han ejercicio violencia sobre estas personas; y la continuidad de la guerra, que no ofrece garantías de seguridad para declarar), con corte a primero de septiembre de 2016, el Registro Único de Víctimas ha incluido 1.737 personas de los sectores sociales LGBT, y 3´922.059 mujeres, que han sufrido distintas violencias por parte de los actores armados implicados en esta guerra, y a quienes hoy el Estado reconoce como víctimas del conflicto armado interno, con derecho a la atención y reparación integral.

Las victimizaciones que han sufrido en el marco de la guerra las mujeres y las personas de los sectores sociales LGBT tienen una clara marca de género, es decir, les han sido infligidas en muchos casos por ser mujeres o por no ser heterosexuales. Además, los efectos de esas violencias en sus vidas también están diferenciados por género.

Los procesos de memoria histórica han mostrado que existe una continuidad entre las representaciones sociales negativas acerca de las mujeres y los sectores sociales LGBT, y las violencias que recaen sobre estas personas en el contexto del conflicto armado. Es decir, que los imaginarios hostiles y negadores de sus derechos han servido como caldo de cultivo para que se exacerben las violencias en el marco de la guerra, pasando de la burla y el insulto, a las amenazas, las agresiones físicas, la violencia sexual y el asesinato.

 Es por esta razón que la Ley 1448 de 2011, conocida como Ley de Víctimas, prevé en su Capítulo X, dedicado a las garantías de no repetición, la oferta de “especiales medidas de prevención a los grupos expuestos a mayor riesgo […] que propendan superar estereotipos que favorecen la discriminación”. Esto resulta necesario porque si los estereotipos que motivan las violencias no se transforman, las violencias seguirán ocurriendo, incluso una vez terminado el conflicto armado, y nunca será posible la paz para estas cerca de cuatro millones de víctimas.

Pese a los esfuerzos en esa dirección, la situación sigue siendo muy crítica. Por ejemplo, el informe “Cuerpos excluidos, rostros de la impunidad”, publicado recientemente[2] por organizaciones de la sociedad civil, documenta cómo, en 2015, fueron asesinadas 110 personas de los sectores LGBT, siendo este el mayor número de homicidios registrados en un año, desde 2012. El mismo estudio señala que las amenazas son recurrentes en lugares con mayor presencia de grupos armados y que desde 2014 las amenazas aumentaron en un 50%: “en esos contextos, las personas LGBT se encuentran en especial vulnerabilidad debido a que los grupos armados recurren a tácticas de control social que reproducen prejuicios y estereotipos sobre esta población”.

Así las cosas, en las acciones tendientes a darle fin al conflicto armado y construir la paz, resulta fundamental incorporar el Enfoque de Género, pues de ello depende, en buena medida, que se generen condiciones para garantizar la vida y la integridad de las víctimas mujeres y de sectores sociales LGBT, incluyendo medidas de atención y reparación integral comprensivas de su afectación diferenciada y favoreciendo la transformación cultural necesaria para que el profundo sufrimiento que estas personas han vivido no se repita nunca más.

Algunos testimonios de las víctimas:

“Recuerdo un domingo en la mañana, acostumbrábamos a hacer zonas recreativas entre niños, salíamos a jugar en la pavimentada, estábamos haciendo una jornada. Los hombrecitos estaban allá jugando fútbol, acá al lado habían unos jugando cabo, acá otros jugando voleibol, que ha sido mi deporte favorito, y dentro del grupo de voleibol estaba mi primo, que pues obviamente ya la comunidad conocía su entorno, y llegaron estos señores, lo hacen arrodillar. Ya después de que está arrodillado con violencia, golpeándolo y demás, le hacen decir, como tres veces, que dijera que él era un hombre y tenía que decirlo con voz gruesa, que no fuese a hablar como él estaba acostumbrado. Obviamente por su temor a que le fueran a hacer algo, él lo hace. Eso para ellos fue motivo de burla, ellos se reían y se carcajeaban en medio de su machismo. Después de eso lo obligan a que se corte el cabello delante de todos nosotros. (…) Yo en esa época tendría como unos siete años. (…) él tenía como unos 16 o 17 años, más o menos (…). Entonces vivió este tipo de violencia: le hicieron cortar el cabello, le pasaron unas tijeras y él mismo tenía que cortárselo y luego mandaron a un peluquero, porque estábamos cerca de una peluquería, para que el peluquero lo rapara” (CNMH, Jhonatan, persona gay, 23 años, entrevista, 20 de octubre de 2014).

“Ella prácticamente fue una muerte brutal, demasiada brutal, violarla, después de violarla, con cortauñas cortarle los dedos, pedacito a pedacito, y luego de ahí meterle un plátano popocho de esos gruesos por el ano y luego agarrarlo y aplastarle la cabeza, eso lo pasaron por El Extra, la muerte de ella fue horrible” (CNMH, Sandra, mujer trans, 32 años, entrevista, 8 de marzo de 2015).

“Eso pasó hace mucho tiempo, no sé hace cuánto, de una mujer lesbiana a la que cogieron a las malas por su situación, por su condición sexual y la violaron como dos o tres manes, no sé si se murió, no sé qué pasó, creo que eso fue antes de esta golpiza que les hicieron a ellos, es que ya venían como sobre ellos, como sobre nosotros, ya nos tenían como tachados para hacernos el mal, como para hacer el daño, yo me incluyo ahí aunque no lo viví… pues no en ese tiempo, pero sí lo viví hace poquito, por alguien muy cercano, que sus palabras al intentar abusar de mi fueron que: —Yo me la voy a comer para que usted se dé cuenta de que usted no es lesbiana, porque es que usted es lesbiana porque no la ha cogido un tipo como la tiene que coger, porque no le han hecho lo que le tienen que hacer, porque no le han hecho sentir lo que usted quiere sentir. — ¿Si me hago entender? O sea, fueron sus palabras, entonces eso lo hicieron conmigo hace poquito, yo me imagino que a esa mujer le hicieron eso despiadadamente porque era gente más, todavía más, y más dos o tres manes, pues, a mí siquiera solo uno, con complicidad de otro” (CNMH, Yaneth, mujer lesbiana, 29 años, entrevista, 5 de diciembre de 2014).

“Por mi condición de chico trans, he recibido insultos de parte de paramilitares, de guerrilleros, de hecho fui víctima de violencia sexual, producto de esta violación tengo un niño. En el momento que duró, durante el momento de la violación siempre me estaban diciendo que yo no era un hombre, que a mí me podían hacer lo que le hacían a cualquier mujer, que el hombre tenía pene y que dónde estaba mi pene (…). Tengo todos los brazos marcados, porque ellos me cortaban, no sé, estaban endemoniados, no sé por qué disfrutaban haciéndome daño, abusando sexualmente de mí y cortándome en la pierna, en el muslo también tengo una cortada. Producto de eso salí embarazada, muchas personas me han dicho que por qué no aborté” (CNMH, Víctor Manuel, transmasculino, 27 años, entrevistas, 29 de octubre de 2014 y 12 de diciembre de 2014).

“Cerca a mi casa me estaban esperando unos ‘manes’. Era ocho. Mire, yo les puedo asegurar a ustedes que esos tipos eran militares, por la forma en que tenían cortado el pelo, tenían unas botas pero no estaban camuflados. Yo me acuerdo que en medio de ese forcejeo, porque yo voy llegando cuando paso y me cogieron literal, y me empezaron a bajar los pantalones. Como a buscarme yo qué era, qué tenía, qué… y claro, obviamente yo en ese forcejeo, de no dejar verme, obviamente ahí fue una violación, fueron ocho personas. Yo me acuerdo que yo me levanté de ese lugar, busqué mis interiores, los encontré, y nunca encontré mi camisa. Mi pantalón lo encontré vuelto mierda, pero lo encontré. Y yo me levanté de ahí, yo iba destrozado. Pero yo llegué a mi casa y me bañé. Yo no denuncié eso porque yo no entendía eso. (…) Fueron ocho episodios, no los recuerdo, solo recuerdo dos rostros, los otros no los recuerdo. [Tenían una apariencia muy] masculina. (…) Ellos me gritaban y me decían: —Para que sea más macho o para que se arregle”. (…) Me decían “machorra”, me decían que yo era una hembra. Siempre me nombraban como hembra, hembra. Usted es una hembra, usted lo que tiene es… algo muy feo, una palabra horrible, no sé… ¿panocha? Usted lo que tiene es una panocha. Ay, no, una cosa así. Palabras muy fuertes. Pero sí, efectivamente tiene que ver como que querían corregirme. (…) Sí, que fuera mujer, que no, que yo por qué me vestía así. Claro, porque el forcejeo específico fue en los pantalones. O sea, si eso hubiera sido porque yo robé, porque yo le hice mal a esta persona, donde me vean me matan en la calle. Pero no, específicamente el forcejeo fue en mis pantalones. Sí, fue ahí a esa parte. Y yo me acuerdo que todas esas palabras que me gritaban, y cuando me abusaban se reían, se carcajeaban. Además decían que yo era muy bonita. Además salió reinita, me decían. (…). Yo llego a mi casa y empiezo a buscar quiénes habían sido esas personas. Ningún parche me dio razones. Ninguno me dijo: —Sí, nosotros frentiamos y se los mandamos, o es una deuda pendiente, nada. Lo único que María, que ya murió, me dijo fue: —Huy, sabe qué, esos son militares, esos son militares, esos son militares”. (…) Y ella recuerda que eran militares. Ahorita yo veo un militar y digo: igualito, el corte, el peluquiado, la forma en que hablaban. No puedo decir si son paramilitares, creo que son más militares que paramilitares” (CNMH, Sebastián, gay, 32 años, entrevistas, 11 de septiembre de 2014 y 4 de diciembre de 2014).

“Yo sentí que ellos me agarraron y me subieron en una camioneta gris, me llevaron junto a una camioneta. Ellos iban hablando pero yo no les escuchaba nadita porque yo sentía era un chiflido en mis oídos. Luego de eso yo alcanzaba a ver que me tiraron como en un espacio oscuro inmenso y ahí me hicieron barrabasadas hasta decir “ya no más”, yo no sentía. No sentía porque mi cuerpo estaba dormido. Después de que ellos me hicieron… ellos me hicieron todas las barrabasadas más grandes del mundo (…). Me violaron, me pegaron, me ultrajaron, yo sentía que me trataban mal, me golpeaban. A raíz de eso me tiraron como a la mitad de la carretera, y ahí me recogió una camioneta. Yo no recuerdo qué camioneta me recogió, sinceramente no recuerdo. La camioneta directamente no me llevó al hospital, me tiró en la esquina del hospital. Yo estaba completamente desnudo y desde ahí los mototaxistas que estaban en la esquina del hospital, me metieron al hospital porque me vieron sangrando y me vieron mal, que ya no me movía. La gente decía que yo estaba muerto y me metieron a atención médica inmediata, yo no respondía, mi cuerpo no respondía. Cuando me colocaron como un medicamento, mi cuerpo convulsionó porque yo sentí que convulsioné y cerré los ojos. Me demoré inconsciente como tres, cuatro semanas. (…). No dije que era una violación, pero si encontraron maltrato sexual en mi cuerpo. (…).  Me preguntaban [en el hospital] qué me pasaba. Yo estaba tan mal que no decía absolutamente nada. No me podía sentar en una silla porque mis nalgas eran… estaban verdes, me habían dado golpes. Es mis manos y mi cara no tenía nada, no me hicieron ninguna fisura en el rostro, pero en las piernas y en los brazos sí” (CNMH, Julián, gay, 21 años, entrevista, 1° de octubre de 2014).

“Cuando llegaron ellos, a las trans les pegaban unas matadas brutales y las violaban, a las lesbianas también las violaban horrible y a los homosexuales, a los gays que trabajaban en las peluquerías, había dos peluquerías: una era de una señora y la otra era de homosexuales, entonces utilizaban una táctica muy extraña y era, por ejemplo, los mismos paracos y los mismos del ejército iban a los putiaderos y a las peluquerías a tener sexo con los gays y a los ocho días los descuartizaban, los empalaban, una vaina brutal” (CNMH, Ricardo, hombre gay, edad sin especificar, entrevistas, 6 de octubre de 2014 y 22 de noviembre de 2015).

“Lo matan por haber cruzado la frontera pero el crimen es más de odio por ser quien es. Perfectamente lo hubieran matado, le habían pegado un balazo, pero la tortura hacia la gente de la comunidad, los crímenes hacia ellos, hacia la gente de la comunidad siempre son más, más sádicos, más sanguinarios, como que: “Ah te matamos porque pasaste y te matamos porque sí” y matan a la gente a machete. Torturan, porque a este hombre trans se le notaban marcas de que estuvo amarrado, se le veían las marcas en las manos” (CNMH, Esteban, 32 años, hombre trans, entrevista, 5 de febrero de 2015).

“Nunca le he robado nada a nadie, así sea cien pesos. Un día, todos me dicen que soy muy estúpida porque devolví $70.000 que me encontré y porque yo sabía que eran de la señora y no fui capaz de gastármelos y se los devolví, cuando a mí no me ha tocado nada. Mientras yo estaba en la universidad, por más mal que estuviera, nunca copié un examen, antes yo le hacía los trabajos a los compañeros para poder lidiar mi carrera, entonces por qué me pasa todo esto si yo nunca le he hecho nada malo a nadie [llanto] por la casa recogía ropa para darle a las que estuvieran mal, cada momentico llegaban desplazados a mi casa y yo les hacía las tutelas, les hacía las demandas sin cobrar nada, cuando los abogados les cobraban 40, 60 mil pesos, y yo simplemente les decía: “Vaya imprima y ya”. Nunca he tratado de abusar de nadie, de pedirle más de lo que es. Por la casa, a todos los niños fui yo en Castilla la que les enseñó a leer, van por allá y les dicen que Lina era la que les ayudaba con las tareas y nunca les cobraba nada porque todos trabajábamos para lo que necesitemos, y nunca… Entonces por qué me pasa todo esto, y gente que ha sido tan mala y tienen con qué comprarse un par de zapatos [llanto]. Yo allá me sentía tranquila andando con estas chanclas porque por allá todo el mundo anda en chanclas, pero cuando llegué aquí me sentí mal, no quería ni subirme al bus pues yo no soy materialista, sino que me duele sentirme que no tengo nada. A uno lo sacan de sus casas, de todo” (CNMH, Lina, mujer lesbiana, 33 años, entrevista, 6 de agosto de 2014).

Descargue aquí el informe Aniquilar la diferencia 


[1] Para información detallada al respecto se pueden revisar, entre otros, los siguientes informes de memoria histórica: La masacre de Bahía Portete. Mujeres Wayuu en la mira (2010); Mujeres que hacen historia (2011); Mujeres y Guerra. Víctimas y Resistentes en el Caribe Colombiano (2011); El Placer. Mujeres, coca y guerra en el Bajo Putumayo (2012); Aniquilar la Diferencia. Lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas en el marco del conflicto armado colombiano (2015).

[2] Informe realizado de manera conjunta por las organizaciones: Caribe Afirmativo, Colombia Diversa y Santamaría Fundación; presentado públicamente el 13 de octubre del presente año.

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víctimas


Víctimas

Se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia

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Autor

Carolina Moreno

Fotografía

Carolina Moreno

Publicado

18 Oct 2016


Se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia

En Samaniego (Nariño), la Escuela Itinerante: Memoria, Reconciliación y Territorio construyó un mural en homenaje a las víctimas del conflicto armado del municipio.


Se va la luz en Samaniego, y de pronto, los últimos rayos del sol de la tarde que delinean las montañas, son los únicos que iluminan el pueblo. El silencio se apodera rápidamente de las calles. No sale nadie. Yineth cuenta que hace años, cada vez que se iba la luz, había un enfrentamiento entre el Ejército y alguna de las dos guerrillas que hacen presencia en el municipio. “Por eso nadie quiere salir”.

Quizá por ese miedo, quizá por indiferencia, a la inauguración del mural de la memoria asistieron pocas personas. Eso no amilanó a los participantes, incluida Nidia Diela y Andrea Alejandra, su hija. “Mañana todo el mundo va a ver el muro y lo que dice”, explica Nidia. Mientras escribe el nombre de su hermano en el mural, cuenta que Juan Pablo trabajaba y estudiaba el bachillerato nocturno en el Simón Bolívar, cuando lo mataron. Tenía 20 años. Era el primero de la familia que había podido ir al colegio porque los demás debieron dedicarse a “trabajar bajo el sol y el agua”. Para ellas, el mural es una posibilidad de que la comunidad de Samaniego sepa que su hermano fue víctima del conflicto armado.

Este es el segundo mural de la memoria que se construye en Samaniego. El primero, que se hizo en la Semana por la Paz en 2013, está ubicado en la zona rural, a cinco minutos en la carretera que conduce a Túquerres. Este 2016, la Escuela Itinerante Memoria, reconciliación y territorio – MERETE, decidió construir el segundo mural en el casco urbano, para tener mayor impacto sobre la cotidianidad de la población samanieguense.

 

La escuela de MERETE es una iniciativa que concentra sus esfuerzos en recuperar la memoria y fortalecer la identidad de las comunidades, para propiciar la reconciliación de las comunidades entre sí, y con sus territorios. Trabajan en las veredas de Alto Pascual, Alto Cartagena y El Vergel, y en los municipios de Llanada y Andes Soto Mayor. 

Para Yineth Adrade, gestora de memoria, “la escuela itinerante crea los espacios seguros en que se puede hablar alto de las memorias y empezar el largo proceso de superar la legítima ira que, si se deja sofocada, puede envenenar todas las posibilidades de futuro. En espacios seguros, la confianza que ha sido disuelta, la dignidad que ha sido negada y arrebatada, tiene posibilidades de renacer”. 

En el mural se reúne la memoria cultural de la población nariñense, a través del tejido tradicional en guanga que realiza una mujer de la vereda Doña Ana. En el telar se entretejen imágenes de mujeres de la escuela de memoria víctimas del conflicto armado. Una de ellas nos enseña la fotografía de su desaparecido. Durante la inauguración, la escuela MERETE invitó a los asistentes a poner velas en homenaje a las víctimas, y a escribir sus nombres sobre las hojas del árbol de la memoria.

“A mí no me interesa que me den plata por mi hermano, ni vengar la muerte de él porque no vamos a perder más vidas, lo que queremos es ganarlas –dice Nidia Daniela-. A mí lo que me interesa es que la gente sepa, que no sea insensible”.

“La indiferencia es la que nos mata –concluye el padre Yhon Fredy Bolívar—, eso es lo que más nos duele, que mucha gente esté tranquila sin pensar en toda la sangre que se ha derramado en este país. No es justo que la gente muera en nuestras calles y nuestros campos, de hambre, como no es justo que una persona le quite la vida a otra porque hay víctimas de muchas clases en nuestro país. Todos de alguna manera hemos sido víctimas y tenemos que unirnos, sentir el dolor del otro, hacernos parte de la familia humana, y sentir que todos aquellos que sufren son humanos y que no podemos cruzarnos de brazos, no podemos quedarnos callados, tenemos que alzar la voz”.

La mañana siguiente, los transeúntes notaron la nueva presencia del mural. Se detuvieron a leer los nombres en las hojas, y la leyenda de José Saramago: “Hay que transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia”. 

Publicado en Noticias CNMH


Nariño


Nariño

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