En cada país se escogió un equipo compuesto por un curador y un fotógrafo. Por el Centro participaron Catalina Orozco, como curadora, y Juan Arredondo, como fotógrafo. La exposición, coordinada por la Dirección del Museo Nacional de la Memoria, recorre temas que van desde el racismo contemporáneo en Estados Unidos hasta los daños a las familias que sufren la desaparición forzada de alguno de sus miembros en Colombia, pasando por las dificultades de acceso al agua en Congo, y las formas de hacer memoria en Bosnia y Herzegovina.
“Transitions —dice Catalina Orozco, la curadora en Colombia— ofrece una mirada a la noción de transición en un sentido ampliado: tanto en el orden de la la justicia como en lo económico, lo político, lo social y lo cultural. También permite crear correlaciones entre esos cuatro contextos, analizando puntos de convergencia y de divergencia, y aprendizajes que puede tener un país del otro”.
Retratar los desafíos de la transición
Los temas que escogieron Juan Arredondo y Catalina Orozco son tres graves hechos violentos que se han presentado en el conflicto armado colombiano: el reclutamiento de niños y niñas, la desaparición forzada y el desplazamiento.
No es clara la cifra de niños reclutados por grupos armados en el país. Permanece la pregunta sobre cuántos menores de edad se van a desvincular de las filas de las FARC durante su proceso de dejación de armas y cuántos seguirán por ahora en las filas de otros grupos armados. Juan Arredondo, el fotógrafo, dice que es difícil ver en perspectiva las historias de vida de los niños reclutados: “uno a esa edad no estaba viviendo ese cuento sino haciendo otras cosas […] y es aún más complicado porque muchas veces ellos salen y no tienen quién los espere”.
La desaparición forzada, segundo tema de Transitions, tampoco ha sido del todo visible. Catalina Orozco y Juan Arrendo decidieron representarlo con un caso emblemático: Fabiola Lalinde y su hijo Luis Fernando Lalinde. A Luis lo desaparecieron en octubre de 1984. Su madre, pacífica pero insistente, no paró de buscarlo. Gracias a ella, hoy sabemos que a su hijo lo capturó un batallón del Ejército y que luego fue torturado, asesinado y desaparecido. En 2015, Fabiola recibió el Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos y la Unesco declaró que el archivo que había construido sobre la desaparición de su hijo era tan valioso que hacía parte del patrimonio de la humanidad. Para la curadora, la desaparición forzada “es una modalidad de violencia que causa unos daños profundos y sostenidos por larguísimos períodos de tiempo en las familias”. En el caso de Luis Fernando, después de más de 30 años esperando justicia, la salud física y emocional de Fabiola se sigue deteriorando.
Si se miran los números, la cifra de desplazados en el país es cuando menos escandalosa. Siete millones de personas: como si a cada habitante de Uruguay le quitaran su casa dos veces. Eso convierte a Colombia en el segundo país del mundo con mayor índice de desplazamiento interno. Para Catalina, “esa es una realidad que a veces no consideramos”. Para Juan Arredondo “es triste ver una comunidad, como los embera chamí de la exposición, que se desplazaron de Pueblo Rico, Risaralda, a Pereira, luego a Bogotá y luego a Medellín”.
Miradas a Bosnia y Herzegovina, Congo y Estados Unidos
Más de dos décadas después de terminar el conflicto entre bosnios serbios, bosnios croatas y bosniaks (musulmanes), Mihad Poturovic quiso mostrar las transiciones en cuatro niveles: el recuerdo y la memoria, la justicia inconclusa, la justicia en progreso y la identidad étnica.
En la República Democrática de Congo, un país rico en recursos naturales y teóricamente liberado de invasores, Martin Lukongo escogió hablar, a través de sus fotos, de cómo las agendas de actores internos y externos, interesados en el caucho, los minerales y la mano de obra, entorpecen el desarrollo de esa nación en términos del acceso al agua y la educación.
Aunque la esclavitud, la posesión y el comercio de afroamericanos dejó de ser legal tras la Guerra Civil, en el siglo XIX, la fotógrafa Sophia Nahli Allison decidió mostrar cómo, más de cien años después, sigue existiendo racismo y segregación en aspectos tan básicos como el acceso a la educación, la propiedad y la justicia en Estados Unidos.
¿Qué transiciones cree que debe atravesar Colombia?
Que haya justicia para los familiares de desaparecidos, que los desplazados puedan recuperar sus tierras y que los niños no tengan que portar un arma de fuego son imperativos para pasar de la guerra a la paz. Al menos en el caso colombiano. En los demás casos: el acceso a servicios básicos, la educación de calidad, la construcción de memoria, el respeto por la diversidad y el derecho a la igualdad. Pero todos esos campos reunidos son apenas una fracción de lo que se necesita. Por eso, Transitions dedicó un espacio de la exposición para que los espectadores pudieran aportar lo que creyeran necesario para solucionar estos problemas.
Se le preguntó a la gente qué transiciones había que recorrer en Colombia para pasar de un estado de guerra a un estado de paz, y desde qué sectores se debían dar esas transiciones. Si el responsable era el Estado, los medios, la ciudadanía, la comunidad internacional u otro sector que quisieran proponer. La persona escogía quién debía hacer la transición y con hilos de diferentes colores fijaba en un tablero la trayectoria que se imaginaba: si era cíclica o lineal, si iba y venía o era en un solo sentido, si era corta o larga. Sobre un marco hilaba la trayectoria y en tarjetas escribía los conceptos y la idea básica de sus transiciones. Al final, los hilos y las tarjetas los recogió el CNMH y con ellos se hará un análisis de las respuestas del público.