Etiqueta: silencio

Una historia no contada

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

Mauricio Builes.

Publicado

30 Ene 2015


Una historia no contada

“El pueblo quedó en silencio”

Antonio Fermín relata la historia de una masacre inesperada, como muchas de las que han arrasado los pueblos colombianos, que empieza cuando un grupo armado –en este caso paramilitares- conformado por más de 100 hombres del Bloque Norte incursionó en el corregimiento de Santa Cecilia, al norte del Cesar, pasadas las dos de la mañana el 28 de enero del 2000, hace 15 años, matando a 12 campesinos de la región.

Cuando Fermín ve hacia el horizonte se pierde en su relato, es una historia que lo atormenta, “esa noche yo me quedé en Santa Cecilia,  en la madrugaba los perros ladraban mucho, me levanté a las cinco de la mañana, iba saliendo y los paramilitares me dijeron que el pueblo estaba rodeado y que debía ir con los demás, caminé y llegué donde estaban todos amarrados. Nos pusieron en posición de requisa.”

Los paramilitares, a mando de John Jairo Esquivel, alias “El Tigre”, se apoderaron de la única casa de dos pisos en la zona y allí montaron su cuartel de la muerte, junto a un retén militar a la entrada del pueblo. Con lista en mano pidiendo la cedula de los pobladores iban seleccionando sus víctimas, las cuales las apartaban y amarraban, “a mí se me acerco alias “El Llorón” y me dijo que conmigo no era el problema, que era con los que estaban amarrados”, relata Fermín.

Osmani Ortega, esposa de Dalwis Salcedo e hija de Rosa Elvira Rojas, -ambos asesinados en la masacre-, guarda en su memoria lo que sufrió durante esas largas horas de drama: “llegaban a las casas de los que estaban en la lista dando patadas, a todos los que estábamos amarrados nos sentaron en el piso, y a las cinco de la mañana éramos ocho allí. A mí me soltaron diciendo que estaba limpia. Y “El Tigre” nos dijo que hiciéramos fiesta, que hiciéramos sancocho, que cuando ellos venían –refiriéndose a la guerrilla- hacíamos fiesta.”

Los paramilitares amarraron en total ese día once personas durante más de 12 horas, a las tres de la tarde recibieron la orden de acabar con sus vidas. “Al primero que mataron fue al hijo de Ulises –Ulises Coronado Marín-, yo corrí cuando me dijeron, huye o te tiro yo”, recuerda Antonio Fermín.

Según los testimonios de varios habitantes de Santa Cecilia, a las personas asesinadas les dispararon en la cabeza y a Luz Aida Marín un perro le arrancó los senos. El pueblo quedó en silencio y desde ese día el grupo paramilitar se estableció en el corregimiento provocando el desplazamientos del 90% de sus habitantes. 

Al retornar les quemaron las casas

María Rojas se desplazó para Valledupar. Los primeros años en esta ciudad se atemorizaba al escuchar un perro ladrar, en una ocasión “llegaron a dar una serenata y mi hermana y yo vimos fue hombres armados”, explica María Rojas. Los traumas de la guerra la perseguían, llegando a confundir el sonido de unas trompetas con armas.

María y muchos de los habitantes de Santa Cecilia creen que la masacre del 28 de enero del 2000 sucedió en relación con unas tierras que se parcelaron, fincas que hoy pertenecen a personas que no son del pueblo, hacendados dueños del territorio.

Con el tiempo, los labriegos decidieron regresar a las tierras, convencidos de una normalización del orden público, pero las cosas no han estado tan tranquilas como pensaron. El 30 de diciembre del año 2013, un grupo de hombres no identificado ingreso al corregimiento y violentamente quemó siete casas. Varios líderes tuvieron que desplazarse.

Quince años después de la masacre, el miedo sigue acechando en el Cesar.

Santa Cecilia Afectación, Daño y Resistencia

Compartimos con nuestros usuarios ” Santa Cecilia Afectación, Daño y Resistencia” un video realizado por el Centro de Memoria del Conflicto de Valledupar.

Más información sobre la masacre de Santa Cecilia en Rutas del conflicto.

 


Historia, pueblos, silencio

El silencio no deja sanar las heridas

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

archivo particular

Publicado

26 May 2015


El silencio no deja sanar las heridas

Girley Velazco, una saladeña de pura cepa, no se cansa de aprovechar cada espacio que se le presenta para denunciar que la violencia sexual contra las mujeres fue y sigue siendo usada como arma de guerra. Lo asegura porque lo vivió en cuerpo y espíritu propio. Con su metro 55 centímetros de estatura, su dulce carácter y su espigada figura comprendió que lo que le pasó a ella y dos de sus amigas no podía seguir en la oscuridad por pena, por temor o por dolor y que debía buscar ayuda.

En el año 2.000, cuando aún era menor de edad, decidió salir una mañana con sus amigas a recorrer las polvorientas y solitarias calles de El Salado, un corregimiento de Carmen de Bolívar. Quería tomar un poco de aire, pues lo normal era estar “metidas en sus casas”, comenta Girley. Pero la sombra de la incursión paramilitar de aquel entonces llegó a sus vidas ese día.

“En el 2000 fui víctima de violencia sexual por cuatro paramilitares que en ese momento acabaron con mi vida”. Fueron muchos los años que transcurrieron antes que ella y varias mujeres de El Salado se atrevieran a contar lo sucedido. Hoy hablan, luchan y alzan la voz para que lo que les pasó no vuelva a ocurrir.

“Hoy estoy luchando, quiero que me apoyen porque víctimas de violencia sexual como yo, hay muchas más en El Salado, pero muchas no se han atrevido a hablar. Van tantas organizaciones a hablar de proyectos y nunca dan la oportunidad a las mujeres de tratar la violencia en el conflicto”, expresa.

Por eso, Girley sigue buscando ayuda para poder apoyar a muchas mujeres de su terruño. Muchas de ellas llegan a su casa a pedir su consejo y orientación. Ella lamenta no tener qué ofrecer más allá de escucharlas, de su experiencia, su afecto y un fuerte abrazo. Algo tan simple, pero siempre tan necesario.

“No tengo las herramientas para apoyarlas, solo con mis consejos y experiencia de vida, les he dicho vamos a denunciar, vamos a enfrentar esto. El silencio es lo peor, no nos deja sanar esa herida tan grande que nos causaron los actores armados”, dice con la fuerza que ahora la caracteriza. Por ello, busca que la violencia sexual se visibilice, que se diga la verdad, porque es un fenómeno que no ha pasado, que sigue pasando.

“Quiero que las mujeres víctimas de violencia sexual se den cuenta que no están solas. En Colombia hay muchas mujeres como yo, con la idea de ayudar. Las invito a unirnos, porque juntas con una sola voz nos van a escuchar”, concluye.

El efecto perverso de la violencia sexual

Para la asesora en temas de género del Centro Nacional de Memoria Histórica, Nancy Prada, la violencia sexual en el conflicto armado va más allá de la violación. Se han documentado casos de manoseo, aborto forzado, esterilización forzada, entre otros tipos de violencia sexual. “Este tipo de crimen en el marco de la guerra es bastante invisible, y los testimonios hacen mucho énfasis en eso. Se hablan de muchas formas de victimización pero de violencia sexual casi no”, lamenta la investigadora.

La violencia sexual es distinta, ya que las víctimas son estigmatizadas. Las “banderas de la violencia sexal tienen unas condiciones perversas porque tiene el efecto de revertir en parte la culpa sobre la víctima. Además de suscitar señalamientos, estigmatización en la sociedad, son muchos los efectos sistemáticos”, agregó Nancy Prada.

 


Mujer, silencio, Testimonios, Violencia Sexual

No más silencio ni impunidad frente a la violencia sexual

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

04 Jun 2015


No más silencio ni impunidad frente a la violencia sexual

Lulú tenía solo 10 años cuando tuvo conciencia de la guerra. Por esos días, en las montañas del oriente antioqueño, se empezaba a escuchar que los hombres del ELN estaban rondando y organizando reuniones con las juntas veredales. Su madre, una de las líderes de la región, asistió a algunas estas reuniones y Lulú la acompañaba a pesar de que no sabía de lo que hablaban. La guerra no era un tema de niños.

Pasaron los años – dos exactamente – los encuentros y las reuniones. En las absurdas lógicas de la guerra, Lulú se volvió “apta” y a sus 12 años fue obligada a incorporarse al grupo armado. Las ampollas en sus pies fueron las primeras marcas que dejó su paso por la guerrilla, pues sus botas no le servían y las largas caminatas sólo generaban más dolor y empeoraban sus heridas. Pasaron días, tal vez semanas -no lo recuerda muy bien- hasta que el grupo del cual ya hacía parte se detuvo en un campamento. “Por fin un descansó” pensó. Sin embargo, en ese lugar sería abusada sexualmente por el hombre que lideraba su frente, quien además la amenazó con hacerles daño a su mamá y a su hermano si contaba lo que pasó.

Los abusos continuaron día tras día. Cansada de su situación buscó ayuda en el mismo grupo y la consiguió en otro compañero de su frente guerrillero, quien a cambio de “favores sexuales” le facilitó la fuga. Nuevamente sus derechos y libertades como mujer fueron vulnerados. Sin embargo, pudo huir y llegar nuevamente a su casa, pero su felicidad solo duraría unas horas. Las Farc estaban en su vereda y su madre no quería verla nuevamente en un grupo armado.
Se desplazó a Medellín, una ciudad en la que sin oportunidades ni apoyo, tuvo que ejercer trabajo sexual desde los 13 años. Aún hoy siente rabia, dolor y una fuerte gastritis que la acompaña desde su paso por la guerrilla.

La historia de Lulú fue uno de los casos que se escucharon el pasado lunes 25 de mayo en Cartagena, en donde mujeres víctimas y representantes de varias organizaciones del país se reunieron para los Diálogos de la Memoria acerca de violencia sexual en el conflicto armado. “Yo fui violentada sexualmente y desplazada de Apartadó, y sé lo difícil que es hablar, dejar el temor. Pero estos encuentros ayudan para que las mujeres nos pellizquemos, tenemos que contar lo que nos pasó o nadie va conocer la historia y nadie va a hacer nada” expresó Luz Marina Roldán, Fiscal de AFROES, quien desde hace 3 años vive en Cartagena.

Y es que según datos del Registro Único de Víctimas -con corte al 1 mayo de 2015- en Colombia 10.042 personas han declarado ser víctimas de violencia de sexual en el conflicto armado. De esta cifra el 90%, es decir 8.996 casos, fueron denunciados por mujeres. De acuerdo con estas mismas estadísticas, Antioquia con 1.836, Nariño con 726 y Magdalena con 677, son las regiones donde más casos se han registrado.

“¿Qué es lo que más me sorprende? La resistencia de estas mujeres, eso es lo más admirable. Porque a veces la violación es peor que la misma muerte y aprender a vivir con ese recuerdo es muy duro.” Dice Dunia León de la Ruta Pacífica de las Mujeres en la regional Bolívar, quien al igual que Luz Marina, invita a denunciar y no guardar silencio para que continúe en impunidad.

Durante el encuentro, desde el CNMH se compartió con las 30 mujeres participantes los avances del informe que se adelanta desde el año pasado sobre la violencia sexual en el marco del conflicto armado. “Con este tema tenemos una deuda social. Debemos superar la idea de que la violencia sexual incumbe a las víctimas, actores armados y a quienes ejercen justicia, todos como sociedad debemos hablar, pensar y comprender para tomar medidas que permita pensar en la no repetición de estos hechos” expresó Rocío Martínez, investigadora principal del informe.

La violencia sexual es un tema del que en Colombia nos ha costado hablar, más en un contexto de conflicto armado, pero es gracias a estas mujeres y organizaciones que trabajamos para visibilizar sus testimonios, recuerdos y luchas, un reto que nos pone día a día un panorama distinto para acabar con la impunidad y el anonimato de las víctimas de violencia sexual.

 


Impunidad, No, silencio, Víctimas, Violencia Sexual

La palabra y el silencio en el día del periodista

La palabra y el silencio en el día del periodista

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

03 Feb 2016


La palabra y el silencio en el día del periodista

Este 8 y 9 de febrero, en conmemoración del día del periodista, el CNMH presentará el informe “La palabra y el silencio”: La violencia contra periodistas en Colombia (1977-2015), junto con la FLIP, quien lanzará el informe anual sobre el estado de la libertad de prensa en Colombia.

Y es que 152 periodistas han sido asesinados en Colombia por hacer su trabajo desde 1977.

La mayoría de ellos trabajaban en pequeñas emisoras y periódicos regionales, y su compromiso con el oficio lo dedicaban a investigar y denunciar hechos de corrupción o sucesos del conflicto armado que se vivían en las distintas zonas.

Esa cifra de asesinados, juntos a las amenazas, los secuestros y las demás obstrucciones que han sufrido los reporteros, han llevado a que el país ocupe los peores puestos en indicadores de libertad de expresión

Conoce el informe cuyo relator fue Germán Rey [Conoce el especial multimedia: La palabra y el silencio].

AGENDA 8 de febrero 2016 (Bogotá)

Hora: 6:00 p.m. – 9:00 p.m.
Lugar: Cine Tonalá CRA. 6 # 35-37 – Bogotá (Barrio La Merced).
Confirmar asistencia en el siguiente link http://bit.ly/1OWVsBp a más tardar el 5 de Febrero de 2016. Cupos Limitados.

  • 6:00 p.m. – 6:20 p.m. – Presentación informe ‘La Palabra y el Silencio’ del Centro Nacional de Memoria Histórica a cargo de Germán Rey como relator.
  • 6:20 p.m. – 6:40 p.m. Presentación del Informe anual de la Fundación para la Libertad de Prensa FLIP (2015).
  • 6:45 p.m. – 7:35 p.m. Proyección del Documental: “En el Medio: silencios del periodismo colombiano” realizado por la Fundación para la Libertad de Prensa con el apoyo de The United Nations Democracy Fund – Undef y la Universidad del Rosario.
  • 7:35 p.m. – 7:55 p.m. Receso
  • 8:00 p.m. – 9:00 p.m. Panel central – En vivo desde Tonalá con Hora 20 de Caracol Radio. Tema: Situación de la Libertad de Prensa en Colombia con invitados especiales.
AGENDA 9 de febrero 2016 (Medellín)

Hora: 10:00 a.m. – 1:00 p.m.
Lugar: Auditorio 19-104 Facultad de Ingeniería, Universidad de Antioquia

  • 10:00 a.m. – 10:20 a.m. – Presentación informe ‘La Palabra y el Silencio’ del Centro Nacional de Memoria Histórica.
  • 10:20 a.m. – 10:40 a.m. Presentación del Informe anual de la Fundación para la Libertad de Prensa FLIP (2015).
  • 11:00 a.m. – 12:00 m. Proyección del Documental: “En el Medio: silencios del periodismo colombiano” realizado por la Fundación para la Libertad de Prensa con el apoyo de The United Nations Democracy Fund – Undef y la Universidad del Rosario.
  • 12:00 m. a 12:30 p.m.: Conversatorio con Gonzalo Medina y Natalia Botero.
 


Palabra, periodista, silencio, Violencia

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