Etiqueta: Palabra

La memoria tiene la palabra

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

www.webmini.cat

Publicado

27 Nov 2014


La memoria tiene la palabra

Como una herramienta pedagógica para generar una conciencia social para la no repetición de la violencia, el próximo viernes 28 de noviembre desde las 8:00 a.m se desarrollará el 1er Conversatorio de Narrativas del conflicto sobre literatura y memoria: “La memoria tiene la palabra” en la ciudad de Montería.

La Universidad de Córdoba será el escenario para la reflexión sobre la producción literaria y su relación con la memoria histórica en Colombia. El evento, organizado por el Departamento de Español y Literatura- Facultad De Educación, Bienestar Universitario Universidad De Córdoba, el Centro Nacional De Memoria Histórica, el Comité de Impulso y el Colectivo De Memoria Unicórdoba se realizara en el marco del Plan de Reparación Colectiva de la institución educativa.

“El principal objetivo del encuentro es propiciar espacios para la sensibilización de la población  y, en especial, a la población estudiantil de la Universidad de Córdoba; creando redes de espacios para la reflexión y encuentro, que promueven procesos de debate en torno a la producción literaria y su relación con la memoria histórica del conflicto”, explica Andrea Maldonado del CNMH .

El evento se realizará el día 28 de noviembre desde las 8:00 a.m. en los bajos del Bioclimático  de  la Universidad de Córdoba. Está abierto al público en general.

 


Conflicto, Memoria Histórica, Narrativas, Palabra

Con la palabra resisten en Micoahumado

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

APC de Micoahumado.

Publicado

13 Mar 2015


Con la palabra resisten en Micoahumado

La comunidad de Micoahumado conmemorará en el corregimiento La Plaza, municipio de Morales (sur de Bolívar), los 13 años de la Asamblea Popular Constituyente, una iniciativa de paz regional que hoy es una muestra de que el diálogo es la mejor arma frente a los violentos.


Ante la violencia de los grupos armados hay una comunidad que encontró la clave para resistir a ella: la palabra. Se trata del corregimiento de La Plaza en Micoahumado, en el municipio de Morales, sur de Bolívar, escenario de una de las movilizaciones y luchas populares campesinas que más han resistido al conflicto armado.

Su organización es su fuerza y la paz el motivo que mueve a 400 familias, una organización social campesina que promueve el diálogo con otros líderes como en la Comisión de Interlocución del Sur de Bolívar, el Congreso de los Pueblos y La Cumbre Agraria Étnica y Popular.

En esta región, desde los años setenta, hacen presencia el Eln y las Farc, y a finales de los noventa se conformaron allí varias estructuras paramilitares. En todos los casos este grupo campesino, solo con la fuerza del diálogo, ha logrado mantener las condiciones para seguir adelante en sus labores a pesar de estar en medio de la violencia armada y social.

Así fue que el 14 de marzo de 2002, cuando se agudizaron los enfrentamientos entre la guerrilla y los paramilitares en el sur de Bolívar, los habitantes de Micoahumado le hicieron un llamado a la comunidad internacional y a las organizaciones sociales para que los rodearan. Es en este momento que nace la Asamblea Popular Constituyente, que desde entonces defiende el derecho a la vida y a la permanencia en el territorio, y ejerce autonomía y soberanía como sociedad civil en medio del conflicto. E incluso, ya desde 2001, esta comunidad iniciaba el Proceso Comunitario por la Vida, la Justicia y la Paz.

La defensa por la vida y la permanencia en el territorio fue lo que nos movió. La mujer fue la que más impulsó los diálogos con los grupos, de hecho integraron las comisiones que fueron a hablar con los actores violentos”, aseguró Arisolina Rodríguez, una de las lideresas de esta iniciativa.

De esta manera, la fuerza del diálogo se constituyó en la mejor arma de los civiles. Para Arisolina es una fuerza humana muy grande que debe tenerse en cuenta en los diálogos de paz de La Habana y en las demandas sociales para construir una paz sostenible.
A pesar de la violencia de la región, nos hemos mantenido en el territorio y la resistencia campesina está en el proceso de la Asociación Agrominera del Sur de Bolívar. Entre todos hemos llegado a construir tranquilidad, convivencia y arraigo en el territorio”, agregó.

Para Álvaro Villarraga, Director Técnico de Acuerdos de la Verdad del Centro Nacional de Memoria Histórica y quien formó parte de las organizaciones sociales que rodearon esta iniciativa, “se trata de un caso en el que la palabra fue respetada por tratarse de una acción colectiva. A través del diálogo pobladores y grupos armados llegaron a acuerdos como la no incursión en el casco urbano, en las fincas; frenar atropellos a la población civil y conseguir la primera experiencia de desminado humanitario”.

Por su parte Neila Hernández, quien acompaña este proceso hace siete años, destacó la importancia que desde la Asamblea Popular Constituyente, la población de Micoahumado se haya organizado en procesos comunitarios y productivos en estos 13 años, toda vez que esta región padece el abandono y la inversión social es una deuda histórica. La pujanza de la gente logró detener la guerra, promover espacios de incidencia y proyectos para la inclusión social frente a la pobreza.

En efecto, Micoahumado representa un caso emblemático de resistencia civil a la guerra y de logro de demandas humanitarias que llevaron al Eln a desminar este territorio, acción que convocó el apoyo de organizaciones sociales nacionales e internacionales. A la vez que los pobladores consolidaron el proceso que se inició con la Asamblea Popular Constituyente de Micoahumado, organización que mantiene continuidad e iniciativa a través de los años bajo el lema: Proceso Comunitario por la Vida, la Justicia y la Paz de Micoahumado.

 


Bolívar, Micoahumado, Palabra, Resistencia

La palabra y el silencio en el día del periodista

La palabra y el silencio en el día del periodista

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

03 Feb 2016


La palabra y el silencio en el día del periodista

Este 8 y 9 de febrero, en conmemoración del día del periodista, el CNMH presentará el informe “La palabra y el silencio”: La violencia contra periodistas en Colombia (1977-2015), junto con la FLIP, quien lanzará el informe anual sobre el estado de la libertad de prensa en Colombia.

Y es que 152 periodistas han sido asesinados en Colombia por hacer su trabajo desde 1977.

La mayoría de ellos trabajaban en pequeñas emisoras y periódicos regionales, y su compromiso con el oficio lo dedicaban a investigar y denunciar hechos de corrupción o sucesos del conflicto armado que se vivían en las distintas zonas.

Esa cifra de asesinados, juntos a las amenazas, los secuestros y las demás obstrucciones que han sufrido los reporteros, han llevado a que el país ocupe los peores puestos en indicadores de libertad de expresión

Conoce el informe cuyo relator fue Germán Rey [Conoce el especial multimedia: La palabra y el silencio].

AGENDA 8 de febrero 2016 (Bogotá)

Hora: 6:00 p.m. – 9:00 p.m.
Lugar: Cine Tonalá CRA. 6 # 35-37 – Bogotá (Barrio La Merced).
Confirmar asistencia en el siguiente link http://bit.ly/1OWVsBp a más tardar el 5 de Febrero de 2016. Cupos Limitados.

  • 6:00 p.m. – 6:20 p.m. – Presentación informe ‘La Palabra y el Silencio’ del Centro Nacional de Memoria Histórica a cargo de Germán Rey como relator.
  • 6:20 p.m. – 6:40 p.m. Presentación del Informe anual de la Fundación para la Libertad de Prensa FLIP (2015).
  • 6:45 p.m. – 7:35 p.m. Proyección del Documental: “En el Medio: silencios del periodismo colombiano” realizado por la Fundación para la Libertad de Prensa con el apoyo de The United Nations Democracy Fund – Undef y la Universidad del Rosario.
  • 7:35 p.m. – 7:55 p.m. Receso
  • 8:00 p.m. – 9:00 p.m. Panel central – En vivo desde Tonalá con Hora 20 de Caracol Radio. Tema: Situación de la Libertad de Prensa en Colombia con invitados especiales.
AGENDA 9 de febrero 2016 (Medellín)

Hora: 10:00 a.m. – 1:00 p.m.
Lugar: Auditorio 19-104 Facultad de Ingeniería, Universidad de Antioquia

  • 10:00 a.m. – 10:20 a.m. – Presentación informe ‘La Palabra y el Silencio’ del Centro Nacional de Memoria Histórica.
  • 10:20 a.m. – 10:40 a.m. Presentación del Informe anual de la Fundación para la Libertad de Prensa FLIP (2015).
  • 11:00 a.m. – 12:00 m. Proyección del Documental: “En el Medio: silencios del periodismo colombiano” realizado por la Fundación para la Libertad de Prensa con el apoyo de The United Nations Democracy Fund – Undef y la Universidad del Rosario.
  • 12:00 m. a 12:30 p.m.: Conversatorio con Gonzalo Medina y Natalia Botero.
 


Palabra, periodista, silencio, Violencia

La palabra, el poder y la violencia

La palabra, el poder y la violencia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

08 Feb 2016


La palabra, el poder y la violencia

Palabras de Gonzalo Sánchez, director del CNMH, a propósito de la conmemoración del día del periodista, este 9 de febrero

Reflexiones sobre la palabra de las víctimas, los perpetradores y los periodistas y académicos, con motivo del Informe del Centro Nacional de Memoria Histórica, La palabra y el silencio: la violencia contra periodistas en Colombia (1977-2015).


Hemos entrado al reino de la palabra: ella está presente en las negociaciones de paz, en la voz de las víctimas, y desde ya reclama un lugar en la anunciada comisión de la verdad, y en el Museo de la Memoria…Todo nos conduce a la palabra y al relato. La historia de nuestro instante es narrada a través de la palabra.

La palabra y el lenguaje nos han permitido estar, ser y permanecer de múltiples formas. Ahora mismo nos permiten que Colombia sea una Ágora de innumerables voces.

Me centraré hoy en tres estilos de expresión y composición de la palabra: la palabra de las víctimas, la palabra de los perpetradores y la palabra de los periodistas y académicos. Hoy la palabra atraviesa todo la escena social y del conflicto. La palabra cuenta y está sometida a muchos usos y abusos.

Comenzaré por una palabra relevante que ha adquirido en nuestro contexto político un valor enorme, y que es uno de los hilos con los cuales hemos comenzado a tejer la memoria. Me refiero a la palabra de las víctimas.

En el tejido que construimos de memoria hemos experimentado y sentido el valor que la palabra tiene en las incansables búsquedas de las víctimas.

Las víctimas no solo quieren hablar hoy, sino que han empezado a hablar hace ya décadas. Ellas buscan que su voz se escuche, y que su palabra sea tenida en cuenta. En múltiples ocasiones, las víctimas han surgido a través de la palabra y sus relatos. Pero también a través de la palabra buscan cambiarle el sentido a su condición de víctimas.

Las víctimas se empoderan políticamente a través de la palabra y se convierten en protagonistas y sujetos de derechos. El poder que pretendieron arrebatarle sus victimarios, al infligirles dolor, lo han reconvertido en capacidad de enunciación de su reclamo y de sus propuestas de transformación y superación de la violencia.

Las víctimas son ellas mismas narradoras de lo que les pasó, de cómo ocurrieron los hechos, de quiénes estuvieron presentes, de quiénes las victimizaron y de qué ausencias les dejó la barbarie. Su palabra circula. Su gran inquietud es por tanto: ¿”y qué van a hacer con mi palabra”?

Con la palabra de las víctimas tejemos memoria, tejemos país y tejemos futuro.

En segundo lugar quisiera llamar la atención sobre otra palabra que ha tenido espacio en los escenarios judiciales, públicos y políticos de nuestro país. Sobre una palabra que nos ha revelado el horror, que nos ha mostrado la capacidad del ser humano de hacer daño, y que nos ha hecho evidente el por qué reclaman las víctimas y el por qué se conmueve la sociedad, aunque no con toda la fuerza debida.

Estoy hablando de la palabra del perpetrador. Esa palabra que ha servido, en ocasiones, para aceptar responsabilidad y para confesar, pero también en otras muchas para legitimar y ocultar las tropelías.

En cierta forma, y de manera paradójica, cuando se han logrado confesiones, a través de la palabra, los perpetradores han permitido que veamos en ellos, en su palabra, el rostro, el cuerpo y el dolor de las víctimas.

Hago alusión a la palabra de los perpetradores con matices. El horror que han generado es tal que frente a él enmudece con frecuencia la palabra. La palabra del perpetrador expresa muchas verdades mutiladas o justificaciones oprobiosas. Se hace evidente aquí la máxima tensión entre quién habla y de qué habla.

La palabra de los perpetradores ha tenido mucho espacio público en nuestro país. Un reclamo plenamente justificado del mundo de los derechos humanos fue que a estos se les daba más espacio que a las víctimas. Y es ahí donde tenemos que detenernos, y preguntarnos qué dicen los perpetradores y con qué intención. ¿Con intención de confesar y resarcir, o con la pretensión de encubrir y legitimar o minimizar las atrocidades cometidas?

Los perpetradores trastocan muchas veces la función de la palabra que es comunicar, por una modalidad de uso para ocultar, tergiversar y confundir.

Develar su palabra es una tarea del presente, y sobre todo es una tarea de la memoria. Los hilos con los que tejemos la memoria también deben elegir cuáles de las palabras de los perpetradores narrarán nuestra guerra. Y elegir ojalá aquellos hilos de la confesión que a gritos claman por la no repetición.

Con la palabra de los perpetradores develamos otros sentidos de la memoria, y también caminamos incómodamente el pasado.

Finalmente, aparece la palabra de los testigos, de los narradores, de quienes escuchan el dolor, la vida y la muerte de las víctimas y el discurso de los perpetradores.

Estoy invocando una tercera manifestación de la palabra. La palabra de quienes construyen relato, historia y conocimiento. Me aproximo aquí a la palabra de los periodistas, pero también a la palabra de los académicos.

La palabra del testigo, del periodista, no es la palabra como fuente. La fuente está en la escena de los hechos. La fuente está en la vida de los protagonistas. La palabra de los testigos, de los periodistas, puede asimilarse a caja de resonancia pública de lo acontecido.

Los periodistas son en efecto mediadores entre los protagonistas y la sociedad. Mediadores entre lo acontecido y lo relatado.

Es a través de ellos que la sociedad accede al lugar de los hechos, y según la narración puede ver lo acontecido, puede ver o no ver a los protagonistas, puede entender o no las escenas, puede recoger con su conocimiento hechos, emociones, sensaciones y tramas narrativas.

El relato periodístico, traducido en crónicas, ubica a estos testigos no solo como informantes sino también como intérpretes de contextos, y de muchas otras voces que son las que les sirven de fuente.

El testigo, el periodista, no es depositario de la verdad, pero tiene una inmensa responsabilidad frente a ella, frente a cómo contar y a cómo descifrar la palabra de los otros y las otras, víctimas o perpetradores.

El periodista no es sicólogo, sin embargo, tiene en sus manos recursos de poder para poner en la esfera pública historias que de otra manera pudieran quedar fácilmente reprimidas, en la ignorancia o el olvido.

La palabra del periodista se despliega en los escenarios de las luchas políticas, en los escenarios de la memoria. La palabra del periodista es otro de los hilos con los cuales tejemos memoria.

La narración periodística al igual que la de los académicos no es pasiva o neutra. Produce conocimiento e interpretación de múltiples realidades, y también trasluce preferencias.

Todas estas palabras y voces que he puesto de relieve en estas reflexiones, enfrentan hoy, en esa inmensa Ágora que es Colombia, en el espacio abierto de la negociación, un reto: sobrevivir a la guerra y convertir el silencio en grito contra la violencia…esta es la misión del momento: ser palabra para nombrar la devastación que ha dejado la guerra. Ser palabra de sobrevivientes en resistencia a la guerra, ser palabra para La Paz.

Con todo y se trata en Colombia no de la potencia de la palabra que habla, sino de la palabra silenciada a lo largo de más de tres décadas. Aquí, de alguna manera, nos ensordecen las voces de los silencios inducidos por las violencias cruzadas del país.

Descargar informe

 


Palabra, poder, Violencia

La palabra: conflicto armado y paz

Noticia

Autor

Fredy Zapata

Fotografía

Fredy Zapata

Publicado

09 Sep 2016


La palabra: conflicto armado y paz

La literatura, como relato de la historia ausente del país, ha sido uno de los lenguajes artísticos en que el conflicto armado colombiano ha permanecido vigente; sus posibilidades narrativas han acogido los múltiples vacíos de una nación que aún espera reconocerse.


Sábado 10 de septiembre 
Lugar: Librería Casa Tomada

Dirección: Transversal 19 Bis No. 45D-23
Hora: 5:30 a 7:00 pm

Estas posibilidades serán el punto de partida para el próximo conversatorio de Primer Plano. En esta ocasión Santiago Rivas, conductor del proyecto, profundizará sobre la representación de la palabra en tiempos de conflicto armado a través del trabajo literario de Gilmer Mesa, autor de “La cuadra”, novela histórica sobre la violencia de Medellín en los años ochenta.

Como antesala al evento, el escritor antioqueño conversó con el CNMH acerca de su obra, su relación con el proceso de memoria histórica y el papel de la literatura en el posconflicto.

¿Cuál es el papel de la literatura en la narrativa del conflicto armado colombiano?

La literatura tiene un papel determinante en el conflicto desde siempre, no en este, sino en todos los conflictos que se han vivido a lo largo de la historia; en gran medida porque la literatura tiende a mostrar y no a demostrar, eso la aleja un poco de lo que es la crónica y de los tratados de historia. La literatura ha servido para darle una voz a los que no han tenido voz, porque se cuela por los bordes del rigor, da otra perspectiva, no está tan atenta a demostrar, que es lo que deja muchas veces corto a los artículos de periódico y en algunos casos los textos de historia, que se olvidan un poco del lado humano que trasciende más allá de los conflictos. Entonces creo que hay que hacer otro esfuerzo distinto. La literatura responde más al simbolismo y eso en los conflictos es de vital importancia, aún más en los posconflictos porque ahí es donde nos vamos a tener que inventar un simbolismo nuevo que nos aterrice y que nos ponga a vivir en concordia con el que todo el tiempo fue de alguna manera el victimario.

¿La Cuadra, su más reciente novela tiene alguna relación con los procesos de memoria histórica?

La Cuadra está inspirada en la tragedia más grande que he tenido en mi vida que es la muerte de mi hermano. Yo quería contar eso, no solo lo que había ocurrido como tal, eso ya sería parte de una crónica, sino sobre todo lo que yo sentí, lo que vi deteriorarse a mi familia y la ciudad (Medellín). La Cuadra es el sitio, era básicamente el universo que yo conocía, después fui entendiendo un poco que eso era un microcosmos de lo que era el macrocosmos real de este país y de la sociedad, y de ahí incluso del mundo. La Cuadra fue una catarsis profunda de ese proceso de duelo que llevo haciendo incluso hasta el día de hoy. El libro tiene una cosa importante y es que le da una parte fundamental a la ternura y eso me parece que realmente humaniza mucho a todos los que pertenecemos a una época y a un conflicto que no ha cesado aún. Humaniza tanto a la víctima, como al victimario, no es una apología del uno ni del otro, en una indagación en el sustrato íntimo de los personajes, ¿qué nos llevó a ser la sociedad que éramos?

¿Cree que existe alguna tensión entre el relato de ficción y un texto histórico?

Mi libro tiene personajes y hechos que ocurrieron, mantiene un sustrato de ficción en lo íntimo, porque ahí en lo íntimo es donde está verdaderamente lo que uno hubiera querido que pasara y eso de alguna manera es lo que es la literatura. Todas las novelas son históricas porque de alguna manera dan cuenta de la realidad. Ahora bien, en un caso como el de la Masacre de las Bananeras hoy en día nadie puede recordar bien los informes que se hicieron en los periódicos e incluso ni siquiera el libro de Jorge Eliécer Gaitán, pero todos nos acordamos de la descripción hermosa que hace García Márquez en Cien años de Soledad, eso significa mucho. Es lo que realmente queda en el subconsciente de la gente que vivió esa época, eso es muy valioso, incluso me parece más importante el registro literario que el registro de crónicas o de artículos o de informes técnicos porque eso no llega finalmente a las generaciones superiores, mientras que la literatura sí.

¿Cuál es el rol de la literatura en el Museo Nacional de la Memoria?

El Museo hace el trabajo más importante, narra lo que fue y lo queda después de una tragedia, impugna al olvido aterrador, ya que el olvido hace que las cosas sean menos importantes. En eso la literatura ayuda a ponerle cara a las cifras, un rostro, lo humaniza, esté del lado que esté, les da una voz,  los  llena de paisaje y los llena de territorialidad dentro de un relato y eso a mí me parece que es una de las mejores formas de recuperar la memoria histórica.

El evento es organizado por el Museo Nacional de la Memoria proyecto del Centro Nacional de Memoria Histórica, Penguin Random House, Cámara Colombiana del Libro y la Librería Casa Tomada y sirve de antesala al diálogo literatura, memoria y paz de Primer Plano a realizarse en el marco de la 9ª Semana por la Memoria.

Publicado en Noticias CNMH



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