Etiqueta: Voces

“Voces de Mayores”

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

Harold García

Publicado

25 Oct 2014


“Voces de Mayores”

La línea del tiempo que recorre las memorias de los adultos mayores de 60 años en Colombia, se ve transitada por relatos de violencias como la masacre de las bananeras, la muerte de Jorge Eliecer Gaitán, el exterminio de la Unión Patriótica, las tomas guerrilleras, el nacimiento del paramilitarismo, y muchas más. Se han hecho viejos en la guerra.


Ellos son los mejores portavoces para recoger, a través de sus experiencias los aprendizajes y reflexiones que han logrado sobre temas como la reparación, la reconciliación, la paz y el posconflicto.

Es así como nace “Voces de Mayores”, un espacio de participación y reconstrucción de memoria histórica con líderes y lideresas de distintos sectores, movimientos sociales, comunidades y procesos de víctimas de la tercera edad liderado por el CNMH. El pasado 21 de octubre se realizó el primero de tres encuentros que continuarán el 4 y 18 de noviembre.  

Entre los asistentes invitados en esta primera sesión se destacan Fabiola Lalinde, líder contra la desaparición forzada; María Tila Uribe, educadora y defensora de los derechos de las personas mayores; Rodrigo Callejas, periodista amenazado por diferentes grupos al margen de la ley; entre otros, quienes hablaron sobre cómo la violencia de más de medio siglo ha afectado sus vidas.

“Tenemos la vivencia histórica de un país en conflicto, algunos dicen tener el conocimiento de hace más de 60 años, de vivirlo en carne propia, de conocer a fondo la historia de cada una de las regiones, de masacres, de lucha, de sufrimiento, de una violencia que por décadas ha sufrido este país”, aseguró Rodrigo Callejas. 

Para la Fundación Saldarriaga Concha en su informe “Las personas mayores en la construcción de paz” manifiesta que “…éstas –las personas mayores- pueden tener un rol central en los procesos de construcción de paz y retorno. Su experiencia y conocimiento pueden ser decisivos en el proceso de identificación de las necesidades y la toma de decisiones para la formulación de los planes de contingencia y el fortalecimiento de los grupos más vulnerables”, y es que actualmente existen 649.103 personas mayores de 60 años víctimas del conflicto armado, quienes representan el 9% de las víctimas, según la Red Nacional de Información (RNI).

“Reconocemos que se quedan varias personas adultas por fuera, pero invitamos líderes y lideresas para que hablen no solo por sus trayectorias personales sino también por sus comunidades y organizaciones”, declara Nayibe Sánchez coordinadora del  Enfoque diferencial de discapacidad y personas mayores del Centro Nacional de Memoria Histórica, al referirse a los asistentes del evento.

Al final de estos encuentros saldrá un documento que se espera pueda ser útil a las nuevas generaciones y en los procesos para la superación del conflicto.

Próximas sesiones:

4 de noviembre en el CNMH en Bogotá

18 de noviembre en el CNMH en Bogotá

 


Adulto Mayor, Bananeras, Masacre, Voces

Las voces de los mayores de Trujillo perduran en los niños

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

14 Sep 2015


Las voces de los mayores de Trujillo perduran en los niños

“Después de la pérdida de mis seis hijos casi me enloquezco pensando el porqué de la injusta violencia que ha manchado nuestro pueblo con la sangre inocente de nuestros hijos. Solo le pido a Dios que me de fuerza y fortaleza”.

Este es un fragmento que Mayerli Mayorga escribió sobre Ana María Vargas, su abuela, una mujer a la que el conflicto armado le arrebató seis hijos. Su testimonio hace parte de la iniciativa de memoria que se trabaja en Trujillo, en la cual los niños y niñas de este municipio ubicado 116 kilómetros al norte de Cali, narran las historias y memorias del conflicto armado de los adultos mayores, especialmente de sus mujeres.

“Mostrando esos rostros, en estos libros queremos que las nuevas generaciones cuenten las historias de las matriarcas de Trujillo, historias de mujeres que han vivido este largo conflicto y han perdido esposos, hijos, hermanos y tantos otros familiares. Nosotros somos un legado vivo y debemos contar todo lo que sabemos” expresa María Ludivia Vanegas, vicepresidenta de la junta directiva de la Asociación de Familiares Victimas de Trujillo (AFAVIT), a quien la violencia le ha quitado 24 parientes.

El proyecto inició hace ocho años —mucho antes de que hubiera una Ley de Víctimas— con 25 niños y niñas del grupo de trabajo Jimmy García Peña, quienes empezaron a construir los perfiles de algunas mujeres mayores. Les tomaban fotografías y conversaban con ellas, y así inició la construcción de perfiles. Una colección que hoy cuenta con 17 libros que narran el dolor y la resistencia de Trujillo.

“Seis almas mártires de la violencia” fue uno de los primeros libros escrito por Mayerli Mayorga a los 10 años. En él se cuentan las historias y recuerdos de su abuela, Ana María Vargas, una mujer de 78 años a quien le han desaparecido o asesinado a seis de sus 16 hijos. “Los niños saben los sufrimientos de uno, a veces hasta lo comparten pues muchos también han visto morir a sus familiares. Hablar con ellos nos ayudan a la reconciliación, a somatizar el dolor cuando podemos contarlo. Además, también podemos transmitir nuestra experiencia y sabiduría a los niños, niñas y jóvenes de Trujillo” cuenta Trinidad Páez, miembro de AFAVIT que hace 25 años perdió a su hijo, Gilberto Rojas.

Dibujar pirograbados, modelar esculturas y pintar murales son otros oficios que los mayores les enseñan a los niños y niñas de Trujillo, para que lo vivido por esta población del Valle del Cauca nunca se olvide.

Los libros escritos por niños para narrar las memorias de las matriarcas de Trujillo fue una de las experiencias presentadas en el encuentro Voces de Mayores, realizado en Cali durante el 21 y 22 de agosto, en dónde más de 40 adultos mayores, líderes de organizaciones sociales y de víctimas del Valle del Cauca, Nariño, Putumayo, Cauca y Chocó, se reunieron e intercambiaron experiencias para crear memoria en sus comunidades y demostrar que sus voces son testimonios valiosos para reconstruir la historia del conflicto armado colombiano.

Este proceso es acompañado por el Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH, y apoyado por la Unidad de Víctimas, USAID y OIM.

 


Adulto Mayor, Niños y Niñas, Trujillo, Voces

Imágenes y voces del Palacio de Justicia

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

cortesía El Espectador.

Publicado

09 Nov 2015


Imágenes y voces del Palacio de Justicia

Palabras de Gonzalo Sánchez, director del CNMH, en la conmemoración de los 30 años de la toma y retoma del Palacio de Justicia.


La toma y retoma del Palacio de Justicia, ocurridas entre el 6 y el 7 de noviembre de 1985, que se tradujo en violencia, muerte, tortura, dolor y desaparición forzada de personas, debe interpelar al país de múltiples maneras. En primer lugar está la imagen, en segundo lugar está la voz, en tercer lugar están la deuda y el duelo.

En el primer lugar, la imagen histórica de los tanques blindados entrando al Palacio ha quedado en la memoria gráfica de Colombia como signo lúgubre y doloroso. Esa imagen demostró la enorme vulnerabilidad del sistema de justicia en contextos de conflicto armado interno.

La toma, la retoma y la larga historia de ocultamiento e impunidad que vinieron después siguen en el imaginario y en la retina de miles de personas que saben que allí donde los jueces son perseguidos nadie puede dormir tranquilo, pues nadie tiene amparados sus derechos.

Los tanques entrando al Palacio son signo también de las sinsalidas históricas a las que condujo la doctrina de seguridad nacional en lo que atañe a la autonomía militar en el manejo del orden público.

La discrecionalidad en el uso de un poder letal, justificada mediante un ambiguo y a la vez expansivo concepto de enemigo, redujo a la institucionalidad civil a la impotencia y al lamento.

En segundo lugar, y después de la imagen, está la voz del entonces presidente de la Corte Suprema de Justicia, doctor Alfonso Reyes Echandía, llamando como tantos otros a que cese el fuego, a que la palabra y el diálogo pongan límites a los fusiles, a que la ley, por fin, se imponga sobre las balas.

Que esa voz se haya consumido en la enorme pira que el cruce de la violencia construyó para la justicia es doloroso, sí. Pero, al mismo tiempo, que después de 30 años se recuerde y se escuche la voz de “cese del fuego” es esperanzador; es un llamado para que, a pesar de haber fracasado mil veces, se levante de nuevo mil veces el reclamo de sí al futuro, en paz.

Y en tercer lugar, tras la imagen y la voz están la deuda y el duelo. Deuda del país y de las instituciones del Estado con las víctimas de esas 28 horas de barbarie y de eternidad innumerable, de encuentros imposibles, de justicia postergada, de expedientes infinitos.

Deudas de verdad, de justicia, de reparación, de garantías de no repetición. Deudas de reconocimiento de la democracia, de la solidaridad, de la ética. Y duelo para los que murieron y también para aquellos que aún no aparecen.

Entre las imágenes, las voces, las deudas y los duelos y no duelos del Palacio de Justicia persiste el reclamo de reconocimiento largamente esperado frente al Estado colombiano.

Han transcurrido 30 años y aún estamos en la ardua labor de construir la verdad y la justicia, y de encontrar el paradero de por lo menos once víctimas.

El 13 de noviembre de 2013, el Estado colombiano reconoció ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos que “las heridas no han cicatrizado, el dolor por los caídos, la incertidumbre por los desaparecidos siguen vigentes en los corazones de sus familiares”.

Las víctimas directas de la toma y la retoma del Palacio de Justicia fueron quienes murieron violentamente, y también las personas que aún se encuentran desaparecidas y sus familiares. Pero además hubo víctimas indirectas que esta destrucción provocó: las instituciones del Estado y, con ellas, la justicia y la sociedad.

Después de las 28 horas de hoguera en el Palacio y de los 30 años de dificultades para entender lo sucedido, hay una sensación de desprotección de los servidores públicos encargados de ejercer la función judicial. Por eso se vislumbra una necesidad urgente de resarcir la justicia para prepararla mejor para el posconflicto. Lo señalamos en el informe de la Rochela, una masacre contra operadores judiciales que a su vez investigaban otros hechos criminales. Advertimos allí las dimensiones que a escala nacional había tenido la violencia sobre el aparato judicial.

En Colombia las cifras de las tres últimas décadas son inquietantes: el Grupo de Memoria Histórica documentó hechos de violencia contra 1.487 funcionarios judiciales entre enero de 1979 y diciembre de 2009, lo que equivale a decir que aproximadamente cada semana era atacado por parte de los actores vinculados al conflicto armado un funcionario encargado de impartir justicia y aplicar la ley. Esto no ha cambiado demasiado.

Y las consecuencias de la destrucción en el Palacio, además de afectar a la justicia, vulneraron a la sociedad. Ese daño puede palparse en la persistencia de la impunidad, en las muertes, en las torturas y la desaparición forzada. Este último, un crimen cuyas víctimas no son sólo quienes no aparecen, y quedaron en estado de indefensión, suspendidos en el tiempo, sino sus familiares y la sociedad completa. Por eso encontrar los cuerpos es fundamental, no sólo para hallar la verdad, sino para lograr una parte de la reparación, permitir los duelos, mitigar el dolor y visibilizar la dignidad.

La Unesco acaba de hacer un reconocimiento internacional al declarar como Patrimonio Documental de la Humanidad la larguísima lucha de una madre de un desaparecido y su documentación durante algo más de 30 años. Nosotros como CNMH tenemos cuatro informes sobre la desaparición forzada, a los cuales se agrega el que se refiere a Caquetá:Textos corporales de la crueldad.

Finalmente, frente a la desaparición forzada en Colombia hoy confluyen en el momento político una serie de factores que le dan particular relieve a este doloroso crimen: la creación, en el marco de los acuerdos de La Habana, de una unidad de investigación de la desaparición. Este es un evento inusual: que ambas partes, Estado e insurgencia, acepten la ocurrencia y las responsabilidades por este delito en contra de la humanidad y asuman tareas conjuntas para el esclarecimiento es el comienzo de lo que puede ser un gran logro.

Los eventos conmemorativos del Palacio de Justicia han estado asociados en los últimos días a nuevas evidencias, nuevos hallazgos de cuerpos, nuevas frustraciones por quienes aún no están y nuevas resignificaciones de lo que debería hacerse para encontrarlos. Algunos tienen nuevas verdades, a otros se les deshacen las que tenían. Lo que muestra a la vez las posibilidades y los límites de la investigación forense y judicial.

Otra vez, la imagen y la palabra. Siempre nos surgirá la pregunta, si todos vimos entrar los tanques blindados al Palacio de Justicia y luego expandirse el incendio, o escuchamos por radio la voz desesperada que clamaba por el cese del fuego, ¿por qué no hemos resuelto temas como la verdad y la justicia?

Esa pregunta vuelve a interpelarnos, como al principio de esta presentación… Como personas, como sociedad y como Estado nos interroga: si la impunidad o la incertidumbre se prolongan en un caso como el del Palacio de Justicia, ¿cuántas incertidumbres y cuántas impunidades esperarán verdad en las periferias y en las selvas de Colombia?

Si hay tanto dolor no reconocido, si hay tanta verdad no contada y si hay tanta reparación pendiente, el Estado y la sociedad entera tienen responsabilidades de futuro que asumir. No podemos eludirlas.

Al mismo tiempo, junto al dolor y a las carencias, hay una dimensión de grandeza y generosidad de las víctimas que nunca terminaremos de agradecer: las víctimas del Palacio de Justicia no han cesado su lucha por la verdad y la justicia. Ellas no cesan y al no cesar lo hacen en nombre de todas las víctimas que existen en el país, de todas las víctimas que hay en el mundo, y lo hacen también por todos nosotros.

A las víctimas las acompañamos en este momento de memorias cruzadas y nos volvemos a declarar en deuda con su legado.

Artículo publicado en elEspectador.com

 


Palacio de Justicia, Voces

El CNMH presenta el documental “Voces de agua y de tierra”

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

25 May 2016


El CNMH presenta el documental “Voces de agua y de tierra”

En el Tercer Festival Internacional de Cine por los Derechos Humanos que se realizará en Bogotá, Medellín y Cartagena, entre el 24 y el 28 de mayo, el CNMH presentará el largometraje: “Voces de agua y de tierra: desde las memorias de los campesinos de la región Caribe”.


Los recuerdos evocados en esta producción posibilitan a los espectadores acercarse a la realidad actual del campesinado colombiano, recreando momentos importantes de lo que se conoce en Colombia como la Lucha por la tierra y los múltiples procesos de victimización que han tenido que enfrentar. Los testimonios compartidos por ellos también permiten construir una opinión de lo que ha sido el proceso de organización campesina en Colombia, desde los años 70 hasta el presente.  En este  recorrido por el pasado, la música se convierte en un hilo que teje entre otras cosas, las vivencias de hombres y mujeres habitantes de la tierra y del agua.

Realizado de forma colectiva, este trabajo involucró a campesinos y campesinas de la región caribe, investigadores del CNMH e investigadores de música tradicional. El largometraje se enmarca dentro del proceso de investigación “Aportes metodológicos para la caracterización del sujeto y el daño colectivo con población campesina en la región caribe desde la perspectiva de memoria histórica”. Este esfuerzo conjunto se originó en la solicitud hecha (en 2012) por líderes campesinos de la región caribe al CNMH, cuyo propósito central era el de aportar elementos que, desde la memoria histórica, permitieran caracterizar el sujeto y el daño colectivo al campesinado.

A partir de esta petición, el proceso participativo se ha venido desarrollando en distintas fases de forma discontinua, desde 2013 hasta la fecha. La proyección se realizará el próximo 26 de mayo de forma simultánea en dos lugares distintos del país: El Carmen de Bolívar, Bolívar, y en las instalaciones de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá. Al finalizar la proyección del documental se realizará un conversatorio con tres de sus protagonistas y los realizadores. 

Proyección:

  • Titulo: Voces de Agua y de Tierra: desde las memorias de los campesinos de la región caribe. 
  • Fecha: 26 de mayo de 2016. 
  • Duración: 85´
  • Hora: 3:00 – 5:00 p.m.
  • Lugar: Hemiciclo – Universidad Jorge Tadeo Lozano. Carrera 4 # 22-61 (Bogotá).
  • Departamento de Bolívar. Municipio de El Carmen de Bolívar. Lugar por definir.

ENTRADA LIBRE HASTA COMPLETAR AFORO

 


Agua, CNMH, Documental, tierra, Voces

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