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Formar para rescatar la identidad, reto de educación en los pueblos indígenas

Formar para rescatar la identidad, reto de educación en los pueblos indígenas

Formar para rescatar la identidad, reto de educación en los pueblos indígenas

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CNMH

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Foto: CNMH

Publicado

02 septiembre 2020


Formar para rescatar la identidad, reto de educación en los pueblos indígenas

  • La Estrategia de Pedagogía del Centro Nacional de Memoria Histórica realizó este 28 de agosto el conversatorio Pensamiento indígena, educación y memoria histórica.
  • La educación propia en los pueblos Wayuu y Awá, el territorio como eje dinamizador para sus comunidades y la memoria histórica en medio del conflicto armado fueron los temas centrales del diálogo.

El desafío de la educación en los pueblos indígenas está en formar desde su identidad propia, para la recuperación de su autonomía cultural y su espiritualidad entre las nuevas generaciones, ante la amenaza de lo ajeno. El diálogo entre saberes indígenas y el conocimiento académico es posible, y en esa esperanza coincidieron líderes educativos de los pueblos Wayuu y Awá participantes del conversatorio Pensamiento indígena, educación y memoria histórica, realizado por la Estrategia de Pedagogía del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) este 28 de agosto.

“Si nosotros, los indígenas, nos formamos primero en nuestro conocimiento para articular con el conocimiento colombiano, seguramente empezaremos el diálogo de un nuevo conocimiento con la academia”, expresó Rafael Segundo Mercado Epieyú, docente wayuu de la Universidad de La Guajira, quien participó de esta conversación en la virtualidad a través del Facebook Live del CNMH, junto a Gabriel Bisbicus, consejero de educación de la Unidad Indígena del Pueblo Awá —Unipa—

Bisbicus, licenciado en Etnoeducación de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia, exgobernador del resguardo indígena El Gran Sábalo y expresidente de la organización Unipa, planteó un reto adicional para los educadores indígenas, como es el de formarse “a pesar de la formación desde lo occidental”.

“Tenemos que desaprender para la descolonización, porque también es cuestión mental y es cuestión de muchas cosas que confunden, de lo que vemos, de muchas cosas de afuera”, sostuvo.

El profesor Rafael Mercado es poeta y escritor de Manaure (La Guajira), lingüista de la Universidad Nacional de Colombia, magíster en Educación de la línea de investigación Pedagogía y Diversidad Cultural del programa Pedagogía de la Madre Tierra de la Universidad de Antioquia. “Si nosotros no conocemos nuestro origen, si no conocemos nuestros pensamientos, si no pensamos primero como wayúu, difícilmente podremos aportar un nuevo conocimiento a la ciencia”, advirtió.

Sobre la base de la identidad de los pueblos indígenas, de la conservación en cada uno de ellos de su lengua y sus saberes ancestrales, se hace posible la construcción de memoria histórica y la defensa de sus territorios atravesados por el conflicto armado.

La educación propia se enmarca en los procesos educativos de los pueblos indígenas, quienes han avanzado en la construcción de modelos pertinentes a sus culturas, intereses y necesidades desde la generación de saberes y de conocimientos ancestrales, partiendo de posturas, definiciones y reflexiones colectivas. Este conocimiento, que va pasando de generación en generación, es liderado por las autoridades indígenas para afrontar y superar las necesidades de la comunidad, siempre en defensa del territorio, la autonomía y el respeto de los derechos como pueblo.

Este diálogo de saberes hace parte del ciclo de conversatorios Diálogos por la pedagogía de la memoria, un espacio de encuentro en el que diferentes actores educativos y culturales, comprometidos con los procesos de pedagogía de memoria histórica en sus territorios, nos comparten sus experiencias.

 

Link: https://www.facebook.com/CentroMemoriaH/videos/3276717905743798


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Pueblos indígenas, víctimas de violencias de larga duración

Los diálogos por la pedagogía de la memoria inician con la comuna 13 de Medellín

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CNMH

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Publicado

14 agosto 2020


Pueblos indígenas, víctimas de violencias de larga duración

  • El Centro Nacional de Memoria Histórica contextualiza la situación de violencia contra los pueblos indígenas a propósito de la conmemoración del Día Internacional de los pueblos indígenas.
  • El asesinato selectivo ha sido el principal hecho victimizante contra estas comunidades, con un total de 2300 víctimas entre 1958 y 2019. La afectación del conflicto incluye a 736 líderes y autoridades indígenas.

El pasado 9 de agosto se conmemoró el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, fecha instaurada por la Asamblea General de las Naciones Unidas durante el Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo (1995 – 2004) para alzar la voz por la preservación de las culturas indígenas del mundo y reconocer la afectación de sus comunidades por fenómenos como la pobreza, la exclusión, el despojo de tierras, la vulneración de sus derechos y la pérdida de sus tradiciones culturales.

Es por esto que el Observatorio de Memoria y Conflicto (OMC) del CNMH nos entrega las siguientes cifras que nos permiten analizar las formas de violencia contra los pueblos indígenas en el marco del conflicto armado. 

Según los registros del OMC, entre 1958 y 2019 los pueblos indígenas han sido violentados con un total de 5011 víctimas durante el conflicto. El asesinato selectivo es el principal hecho victimizante, con un total de 2300 víctimas durante el periodo registrado. 

El que hace pocas décadas se hayan acuñado conceptos como ‘desplazamiento forzado’, ‘confinamiento’, ‘masacre’, ‘conflicto armado’, no significa que los hechos a que ellos se refieren no se vengan repitiendo de manera interrumpida en nuestras comunidades desde que llegaron los españoles. El conflicto armado no ha reemplazado esas otras violencias históricas, antes bien se ha superpuesto a ellas y las ha reforzado”. Plan de salvaguarda Pueblo Indígena Betoy (2013) pág. 15. Tiempos de vida y muerte. Informe Nacional de Pueblos Indígenas, ONIC – CNMH (2019) pág 113.

La vulneración a la integridad política y organizativa de los pueblos indígenas durante el conflicto armado es uno de los daños más graves evidenciados. Entre las víctimas hay 736 líderes y autoridades indígenas (dirigentes, líderes comunitarios, militantes políticos, autoridades tradicionales, defensores de derechos humanos y concejales).

Asesinar un payé, un jaibana o un the wala, secar una laguna o ubicar en sitios sagrados batallones o campamentos militares desequilibra y desarmoniza el corazón de los pueblos”. Tiempos de vida y muerte. Informe Nacional de Pueblos Indígenas, ONIC – CNMH (2019) pág. 114.

 

Violencia, paz y perpetradores

Durante el conflicto armado reciente (1958-2019) la violencia contra los pueblos indígenas en Colombia se intensificó entre 2000 y 2012. El mayor número de víctimas indígenas se registró en el año 2002 con 314 víctimas, año de la ruptura de los Diálogos de paz en El Caguán e inicio de la política de Seguridad Democrática, momento de auge de la guerra que impactó fuertemente en los territorios, lugares de la confrontación armada.

A partir de 2012 —año en que iniciaron las negociaciones de paz en La Habana— se marca un decrecimiento notable de los hechos de violencia contra la población indígena hasta llegar en 2019 a 16 víctimas. 

La década de los dos mil trajo consigo cambios en el panorama político nacional, a partir de la abierta decisión del gobierno de Andrés Pastrana de abandonar las negociaciones con las FARC en 2002, lo que redundó en la exacerbación de la violencia paramilitar” Tiempos de vida y muerte. Informe Nacional de Pueblos Indígenas, ONIC – CNMH (2019) pág. 343.

Los pueblos indígenas han sufrido las acciones violentas de parte de grupos guerrilleros, paramilitares, grupos posdesmovilización, grupos armados no identificados, desconocidos y agentes del Estado. La autonomía territorial de las comunidades indígenas ha sido uno de los factores determinantes en la victimización. Proyectos económicos en territorios sujetos a consulta previa, negocios extractivos legales e ilegales y el narcotráfico han motivado la disputa por el control territorial.

Nosotros venimos sufriendo de una violencia terrible por parte del blanco en su rol de colono, de evangelizador, de terrateniente, de empresario o de actor armado, desde hace mucho tiempo antes de que aparecieran las guerrillas y los paramilitares contemporáneos. Esta historia encarna racismo, sed de riqueza, apropiación de territorios ancestrales, incomprensión a los indígenas, imposición de un modelo de desarrollo donde incomodamos”. Tiempos de vida y muerte. Informe Nacional de Pueblos Indígenas, ONIC – CNMH (2019) pág. 113.

 

El territorio como víctima

Los pueblos indígenas más afectados por el conflicto armado son los habitantes de las regiones Pacífico y Caribe, territorios de expansión de la violencia, de disputa por el control territorial entre grupos paramilitares, guerrillas y fuerzas del Estado en su tarea de ejercer el monopolio de la violencia en el territorio nacional, regiones donde se han desplegado de manera importante los negocios ilícitos del narcotráfico y la explotación minero-energética.

En la comprensión del mundo capitalista la naturaleza es un objeto de producción de riqueza y la expulsión de los pueblos y comunidades que habitan esos lugares se vuelve una acción necesaria para consolidar proyectos económicos y políticos determinados. La existencia indígena se entiende como un obstáculo para la consolidación de esos proyectos o el mal llamado “desarrollo”, no solo por su presencia física en determinados lugares, sino fundamentalmente por la diferente comprensión que tienen de la relación que se establece con el entorno”. Tiempos de vida y muerte. Informe Nacional de Pueblos Indígenas, ONIC – CNMH (2019) pág. 135. 

Los pueblos indígenas de la región Pacífico del país se sitúan como los mayormente afectados, en los departamentos de Cauca, Nariño, Chocó, con un total de 1922 víctimas. La cual también está ligada con el departamento del Putumayo como corredor del conflicto y del narcotráfico hacia el andén Pacífico, región importante de siembra de coca, explotación minera, rutas del narcotráfico y salida de droga hacia su comercialización internacional. 

Los departamentos de La Guajira, Cesar, Córdoba y Antioquia, también protagonizan la mayor cantidad de víctimas de pueblos indígenas (1.427), región de corredor del narcotráfico, explotación minero-energética, petrolera y control paramilitar hacia el caribe colombiano. Ver: Tiempos de vida y muerte. Informe Nacional de Pueblos Indígenas, ONIC – CNMH (2019) Pp. 335.

La violencia contra lo indígena se conecta con la existencia de intereses abiertamente opuestos a la conservación de los órdenes cosmogónicos propios en los territorios”. Tiempos de vida y muerte. Informe Nacional de Pueblos Indígenas, ONIC – CNMH (2019) pág. 115.

La violencia de la guerra y el conflicto armado interrumpen, alteran y administran de forma obligada la vida, no solo la de los pueblos indígenas. (…) Existe una relación vital entre el territorio y los seres que lo habitan, que no está determinada por una superioridad natural de los seres humanos sobre los seres espirituales, sino que tanto los unos como los otros hacen parte de un tejido compartido, en Nasa Yuwe, umnisa, una Red Vital”. Tiempos de vida y muerte. Informe Nacional de Pueblos Indígenas, ONIC – CNMH (2019) pág. 108.

 

 

Los registros del Observatorio Memoria y Conflicto, evidencian que los pueblos indígenas mayormente afectados por el conflicto armado son los habitantes de las regiones del Pacífico  (Paez/Nasa, Embera katío, Embera Chamí, Embera, Awá) y Caribe colombiano (Kankuamo, Wayu, Zenú).

 

Mujeres indígenas víctimas

Según las cifras del Observatorio de Memoria y Conflicto del CNMH, 795 mujeres indígenas han sido victimizadas en medio del conflicto armado. Desde la colonia hasta nuestros días sobrevive una noción de lo femenino como elemento apropiable por parte de los hombres alzados en armas. 

La violencia del conflicto armado contra la mujer afecta el espíritu de la mujer y altera el ordenamiento ancestral. Configura una violación del todo, del origen y del orden de la vida y no puede comprenderse independientemente de las otras expresiones de la violencia”. Tiempos de vida y muerte. Informe Nacional de Pueblos Indígenas, ONIC – CNMH (2019) Pág.115.

 


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El retorno wayuu a Bahía Portete

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Publicado

26 Abr 2015


El retorno wayuu a Bahía Portete

El pasado 18 de abril se conmemoraron 11 años de la masacre de Bahía Portete. Como cada año, los integrantes de esta comunidad wayuu de Uribia, Guajira, recordaron a las víctimas, visitaron sus tumbas y sitios sagrados. Sin embargo, el décimo primer Yanama tenía un ingrediente especial: el retorno de los wayuu a su territorio ancestral.


La masacre de Bahía Portete (Leer: La masacre de Bahí Portete. Mujeres wayuu en la mira) fue perpetrada por 50 paramilitares del frente contrainsurgencia wayuu con la ayuda de informantes locales. Una acción violenta que dejó seis víctimas fatales, cuatro de ellas mujeres, numerosas viviendas destruidas y el desplazamiento forzado de 600 personas hacia Maicao y Riohacha. Otros nativos iniciaron una larga marcha por el desierto para cruzar la frontera y buscar protección en Venezuela.

11 años después de estos dolorosos hechos, que aún no se borran de su memoria, el pueblo wayuu se reunió en Portete para realizar el décimo primer Yanama (trabajo voluntario que la comunidad hace para buscar el bienestar colectivo) en el que niños, niñas, jóvenes, autoridades tradicionales, sobrevivientes y familiares de los clanes que fueron víctimas del hecho, recordaron a sus víctimas y pidieron una vez más justicia, verdad y reparación integral.

A propósito de esta conmemoración, hablamos con Carmen Fince Uriana, una de las lideresas de la comunidad que sobrevivió a la masacre, y nos contó sobre el proceso de retorno, la actualidad de Bahía Portete y sus procesos de memoria.

 

 
 


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