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Una nueva edición de la Maleta de Memorias Étnicas empieza su recorrido en el norte de Antioquia y el Bajo Cauca

Una nueva edición de la Maleta de Memorias Étnicas empieza su recorrido en el norte de Antioquia y el Bajo Cauca

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CNMH

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La Maleta de Memorias Étnicas contiene productos de memoria elaborados con pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta y Amazonas, y las comunidades afrodescendientes de Bojayá y Barú.

Publicado

2 de mayo 2021


Una nueva edición de la Maleta de Memorias Étnicas empieza su recorrido en el norte de Antioquia y el Bajo Cauca

  • Esta estrategia pedagógica, que aporta un enfoque sobre la afectación diferenciada del conflicto armado en las comunidades étnicas, llegó a 10 municipios antioqueños de las subregiones del Norte y el Bajo Cauca en el primer trayecto de la ruta.
  • A través de la Maleta de Memorias Étnicas, multiplicadores locales, acompañados por el Enfoque Étnico del CNMH, compartieron las experiencias en construcción de memoria con pueblos indígenas y afrodescendientes en sus comunidades.

 La Maleta de Memorias Étnicas del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) comenzó un nuevo viaje. Esta herramienta pedagógica —que contó con una primera versión en 2017—, liderada por el equipo del Enfoque Étnico del CNMH para compartir las experiencias en construcción de memoria del pueblo Wiwa (Sierra Nevada de Santa Marta), cuatro pueblos indígenas de La Chorrera (Amazonas) y las comunidades afrodescendientes de Bojayá (Chocó) y Barú (Bolívar), ya hizo las primeras paradas de su nueva travesía en 10 municipios antioqueños de las subregiones Norte y Bajo Cauca.

Multiplicadores locales de la memoria de estos territorios llevaron a sus comunidades los informes y cartillas contenidos en la maleta con el fin de promover diálogos acerca de la importancia de construir memorias con enfoque diferencial en las comunidades de Ituango, Briceño, Yarumal, Cáceres, Nechí, Zaragoza, El Bagre, Tarazá, Gómez Plata y Santa Rosa de Osos. Con esta estrategia pedagógica, las comunidades étnicas han reconocido sus historias atravesadas por el conflicto armado en las de otros pueblos que ven como pares.

El enfoque diferencial hace visibles las diferencias en la afectación del conflicto armado en el país y sus factores subyacentes sobre comunidades que preservan prácticas culturales propias y un modelo de vida fundamentado en la relación con su territorio. La Maleta de Memorias Étnicas brinda un punto de abordaje en los procesos de memoria, a partir de la valoración de las condiciones especiales de comunidades indígenas, afrocolombianas y campesinas, amenazadas en la actualidad por el riesgo del exterminio físico y cultural.

 

Los contenidos de la maleta

La Maleta de Memorias Étnicas contiene los informes Ruama Shama: desde el corazón y el pensamiento del pueblo Wiwa, que describe las afectaciones del conflicto armado al territorio de esta comunidad de la Sierra Nevada de Santa Marta; Sobrevivientes victoriosos: Amanecer de la palabra de los hijos e hijas del tabaco, la coca y la yuca dulce, sobre la barbarie de la cauchería en la Amazonía, y Barú: los conflictos de la paz, acerca del despojo que ha sufrido esta comunidad, fundada después abolición de la esclavitud en Colombia.

Este ‘equipaje’ contiene también la cartilla Un pueblo que canta, que explora los alabaos y cantos funerarios de las comunidades negras del Pacífico como dispositivo de memoria, sanación y denuncia; y los documentales Voces desde el círculo de la palabra, proceso de memoria del pueblo Bora, de La Chorrera,  y Las Musas de Pogue, sobre la reconfiguración de la relación ritual entre vivos y muertos en la comunidad de Bojayá tras la masacre del 2 de mayo de 2002.

Además de estos productos de memoria histórica, la maleta incluye un documento que aporta lineamientos conceptuales y metodológicos para el trabajo de memoria con pueblos étnicos, así como una cartilla de Ruta Pedagógica para la activación de esta herramienta. La propuesta hace posibles ejercicios de memoria histórica locales, desde un enfoque de derechos humanos y de acción sin daño, que reconozca la afectación diferenciada del conflicto armado en pueblos indígenas y afrodescendientes.

Todos estos documentos se pueden consultar, a modo de mapa, en https://centrodememoriahistorica.gov.co/micrositios/comunidades-etnicas/maleta.html

A finales de 2020 se realizaron los talleres virtuales dedicados a la reflexión sobre la afectación del conflicto armado en las comunidades y a la formación de facilitadores locales para el conocimiento y la reflexión sobre la historia del país durante el conflicto armado reciente y la construcción de memoria. La disposición del material en las bibliotecas y en manos de diferentes  actores del proceso educativo en las comunidades incluyó la mediación para su conocimiento y apropiación.

 

Una nueva edición, una nueva ruta

La Maleta de Memorias Étnicas cuenta con el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) desde su primera versión en 2017. Esas primeras maletas se entregaron a las comunidades autoras de los contenidos y a representantes de pueblos indígenas y afrodescendientes en diversos escenarios de socialización, así como a diferentes universidades del país. Los contenidos e impresión se lograron, además, gracias al Programa de Fortalecimiento Institucional para las Víctimas y la Organización Internacional de las Migraciones (OIM).

En esta nueva edición, el aporte de USAID se materializó a través del Programa Colombia Transforma, que acompaña la implementación del Acuerdo de Paz con la antigua guerrilla de las Farc.

El Enfoque Étnico entregó 100 de estas nuevas maletas a líderes comunitarios, instituciones educativas, bibliotecas públicas y organizaciones sociales en los municipios incluidos en el proyecto Rincones para la memoria, del Centro Nacional de Memoria Histórica.

A pesar del temor presente en municipios que luego de la priorización para la implementación de los acuerdos de paz han visto recrudecimiento de la violencia, como Ituango, en el Norte, y la mayor parte del Bajo Cauca, líderes campesinos y de otras comunidades han encontrado que es necesario hablar de procesos de sanación y reconocimiento de las afectaciones que ha sufrido su territorio.


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Granada

Así avanza el apoyo del CNMH al Salón del Nunca Más en Granada (Antioquia)

Autor

CNMH

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CNMH

Publicado

4 diciembre 2020


Así avanza el apoyo del CNMH al Salón del Nunca Más en Granada (Antioquia)

  • Con acciones de protección y conservación de archivos, el Centro Nacional de Memoria Histórica realiza un acompañamiento a la comunidad y a este espacio, referente de memoria.
  • Entre las temáticas desarrolladas en el municipio del Oriente antioqueño, están aspectos archivísticos introductorios, instrumentos archivísticos, diagnóstico documental de conservación, e inventario documental de archivos en riesgo.

Con el propósito de establecer medidas de protección y conservación de los archivos, y como parte de las tareas de apoyo integral al Salón Nunca Más, del municipio de Granada (Antioquia), la Dirección Técnica de Archivo de los Derechos Humanos, del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), continúa con las labores de acompañamiento, mediante la realización de talleres in situ para la consolidación del plan de trabajo que permita la adecuada intervención de estos importantes acervos.

Esta iniciativa, que se realizó entre el 2 y 3 de diciembre en la Casa de la Cultura – Salón del Nunca Más, del municipio del Oriente antioqueño, cuenta con el apoyo de la Asociación de Víctimas Unidas del Municipio de Granada (ASOVIDA).

Su principal objetivo es consolidar las actividades de acompañamiento brindadas, para la organización y conservación de archivos de los Derechos Humanos, memoria histórica y conflicto armado, mediante el desarrollo de ejercicios prácticos en referenciación de la teoría y parámetros, que permitan mitigar riesgos en la materia.

Entre los temas tratados con la comunidad antioqueña en desarrollo del taller, sobresalen temas como: aspectos archivísticos introductorios, instrumentos archivísticos, diagnóstico documental de conservación, e inventario documental de archivos en riesgo.

También se destacan contenidos como el registro especial de archivos en derechos humanos y memoria histórica, y los lineamientos y orientaciones para la preservación a largo plazo de estos acervos, entre otros.

El Salón del Nunca Más, de Granada, es un emblemático lugar que salvaguarda la memoria de las víctimas del conflicto armado y la violencia entre los años 1980 y 2006, en el territorio. Ha estado durante varios años en riesgo por problemas de humedad y deterioro, por tal razón, actualmente el CNMH, a través de su Dirección de Archivo de los Derechos Humanos, hace acompañamiento en la búsqueda de la protección y conservación de la memoria documental que hoy reposa en este icónico lugar.


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Este año y con el apoyo del CNMH las Madres de la Candelaria lanzarán un documental y un cuadernillo.

Las víctimas de Antioquia recuerdan para construir un mejor país

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CNMH

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Foto: CNMH

Publicado

20 octubre 2020


Las víctimas de Antioquia recuerdan para construir un mejor país

  • Colombia conoció los ejemplos de resiliencia de Machuca, Caicedo, La Chinita y Madres de la Candelaria, en un emotivo conversatorio.
  • El espacio se desarrolló en el marco de la 14ª Fiesta del Libro de Medellín, en la que el CNMH fue protagonista.
  • San Carlos, Abejorral, Copacabana, Alejandría, El Bagre y la Comuna 13 de Medellín son algunos de los lugares en los que la Dirección para la Construcción de Memoria Histórica seguirá trabajando en Antioquia.

Una muestra de fortaleza y voluntad por seguir contribuyendo a una Colombia en paz fue lo que se vivió en el conversatorio “los sobrevivientes que enfrentan la violencia en Antioquia”, evento que hizo parte de la franja, No-Violencia, Verdad y Memoria, de la 14ª Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín, y que fue organizado y presentado por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), este sábado 10 de octubre.

Durante una charla que duró poco más de una hora, y que se transmitió para todo Colombia a través de las redes sociales del CNMH y el YouTube de la Fiesta del Libro, Jenny Lopera, directora técnica de la Dirección para la Construcción de Memoria Histórica del CNMH; Claribel Cuello del Colectivo de Víctimas de La Chinita; Maribel Agualimpia, representante de la iniciativa de memoria, “Machuca: más allá de la violencia”; John Montoya, promotor de la iniciativa “Al mundo entero. Caicedo, un camino hacia la Noviolencia” y Teresita Gaviria, directora de Las Madres de la Candelaria, abrieron su corazón para contarnos qué los sigue motivando a acompañar y liderar ejercicios de reconstrucción de memoria en sus territorios.

 “Vamos caminando, pero pensando en que con lo que hagamos las cosas se van a ir mejorando. Al dolor le sacamos una canción y con ellas nos inspiramos y fortalecimos para seguir construyendo un país en paz”, dijo Claribel Cuello, integrante del Colectivo la Chinita, quienes compusieron el bullerengue sentao “En La Chinita cantamos por la memoria y la paz” a las 35 personas asesinadas en la masacre de La Chinita (1994).

En ese mismo sentido John Montoya, promotor de la iniciativa “Al mundo entero. Caicedo, un camino hacia la Noviolencia”, compartió que esta iniciativa tanto otros procesos que se han hecho en su municipio buscan derrumbar la estigmatización que los caicedeños han padecido por años y que subestima los referentes positivos por los que podrían ser reconocidos como municipio.

“En mi municipio todos tienen en su sangre el tema de la Noviolencia, desde el campesino hasta los gestores de memoria que son las personas mayores y los promotores que son los jóvenes. En la marcha del café defendíamos de manera pacífica las cosechas del grano que se querían comercializar. Con el sitio web recogimos esa y todas las iniciativas y acciones de memoria para proyectarlas al mundo”, agregó Montoya. (http://micrositios.centrodememoriahistorica.gov.co/caicedo/)

Y es que esa intención de que el dolor padecido, no sea experimentado por nadie más fue una de las constantes que más se desarrolló durante la charla en la que Jenny Lopera, directora técnica de la Dirección para la Construcción de Memoria Histórica, reiteró la importancia que tienen las iniciativas de memoria.

“Las iniciativas de memoria han sido una manera con la que comunidades que le hacen frente a los embates del conflicto armado, logran elaborar su duelo, pero también seguir con sus reivindicaciones”, expresó Lopera quien además enfatizó que la DCMH seguirá acompañando, promoviendo y visibilizando esos ejercicios de las víctimas, ya que son plurales y diversos, y contribuyen a la no repetición.

En esa búsqueda de coadyuvar a que en el país se generen espacios que inviten a la reconciliación, Teresita Gaviria, directora de la Asociación Caminos de Esperanza Madres de La Candelaria, recordó las transformaciones que se han gestado en las mujeres que hacen parte de esta organización.

Las víctimas de Antioquia recuerdan para construir un mejor país

Foto: Este año y con el apoyo del CNMH las Madres de la Candelaria lanzarán un documental y un cuadernillo.

“Las madres nunca se cansa de esperar. Hemos transformado el dolor por esperanza, eso es lo último que se pierde y nosotros no la hemos perdido. Después del dolor lo más importante es recuperar el ser humano y con nuestro trabajo hemos logrado que las Madres de la Candelaria hoy quieran buscar a quienes desaparecieron a sus hijos para perdonarlos. Son mujeres que se preocupan por el bien de las comunidades”, señaló Gaviria.

En ese mismo sentido, Jenny Lopera recalcó que las víctimas están mandándole un mensaje muy importante a la sociedad civil.

“En momentos complejos, de confusión, siempre he pensado -preguntémosles a las víctimas ¿qué hacer? ellas saben que hacer, lo que hay que hacer como dice Teresita es el camino del perdón del camino de la reconciliación, el camino donde cabemos todos. Ellos que han vivido el dolor, vienen a decirnos y después de las tragedias que han vivido, el camino es con el otro, construir con el otro”, dijo la funcionaria del CNMH.

El conversatorio, el cual hizo parte de los eventos con los que nos sumamos a la 14 Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín, fue también una oportunidad para que los participantes expresaran preocupaciones actuales. La vulnerabilidad en que se encuentran niños, niñas y jóvenes ante la escasez de oportunidades de educación y trabajo, y necesidades básicas insatisfechas como el acceso a la salud, fueron algunos de los aspectos mencionados.

Para ver la transmisión completa dé clic acá https://web.facebook.com/CentroMemoriaH/videos/1020590211739013


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Bibliotecas, refugio para el diálogo y la esperanza

Bibliotecas, refugio para el diálogo y la esperanza

Muros que construyen la memoria

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CNMH

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Foto: CNMH

Publicado

05 octubre 2020


Bibliotecas, refugio para el diálogo y la esperanza

  • Un grupo de 38 prestadores de servicios bibliotecarios de La Guajira, Cundinamarca y Antioquia participó en el taller Entretejiendo Memorias del CNMH.
  • Las bibliotecas son espacios para el acceso a la información y los conocimientos de cada comunidad, soportados en materiales impresos.

Prestadores de servicios bibliotecarios y administrativos en bibliotecas de La Guajira, Antioquia y Cundinamarca —entre ellos bibliotecarios, promotores y mediadores de lectura— participaron del taller Entretejiendo Memorias entre el 10 y el 13 de agosto.

La Estrategia de Pedagogía del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y el equipo de Educación del Museo de Memoria de Colombia realizaron esta actividad formativa, mediante la virtualidad, para resaltar la necesidad de fortalecer la comprensión de la memoria histórica y su relación con las actividades propias de las bibliotecas.

En esta edición del taller participaron 38 personas de diferentes municipios e instituciones. Las actividades sirvieron para resaltar la importancia que tienen las bibliotecas, los archivos, documentos y libros que constituyen fuentes de consulta ligadas a la historia de las comunidades.

“Las bibliotecas están presentes en las comunidades en todos los momentos de conflictos armados, por lo que se convierten en lugares de refugio, lugares para el diálogo, la esperanza y espacios para el ‘no olvido’ y la ‘no repetición’”, explicó Nartyjulieth Vásquez, profesional de pedagogía del CNMH.

Durante los últimos dos siglos, las bibliotecas han sido el espacio para que niños, jóvenes y adultos puedan acceder a la información y los conocimientos de la población, soportados en materiales impresos. De allí se desprende su función social en el contexto actual y su importancia en la construcción de memoria histórica en el país.

Durante el taller se fortalecieron las experiencias de los participantes para abordar y comprender la memoria histórica del conflicto armado interno. “Este taller enfocado en las bibliotecas me ha dado guía sobre cómo recopilamos la memoria de los municipios y de las personas que allí habitan. Fue enriquecedor”, comentó Amparo del Socorro Arenas, bibliotecaria en Heliconia (Antioquia). “Después de esta jornada de talleres tengo herramientas para trabajar y fortalecer los temas de memoria y replicarlos con los niños, niñas, jóvenes y docentes del municipio. Mi labor, reconstruir territorio”.

En el desarrollo de las capacidades de naturaleza pedagógica que desempeñan distintos actores sociales son fundamentales los bibliotecarios, promotores o mediadores de lectura y demás profesionales que trabajan en esta línea desde acciones cotidianas. Eliana Vega, bibliotecaria del municipio de El Molino (La Guajira), conserva el permiso de conducir de su esposo, asesinado precisamente el día en que recibió el documento. Ella resalta hoy lo importante que es comprender el pasado, superar el dolor, convertirlo en productos como ejercicio de sanación.

“Conservar esos objetos sencillos que nos hablan de nosotros y del otro es fundamental para no olvidar. Nos recuerda ese motivo para levantarse en medio del dolor, convencidos de que esa fortaleza es la esperanza que ayudará otro, de que vale la pena luchar y vale la pena ayudar a otros a hacerlo”, afirmó. 

El objetivo del taller está en que estas experiencias personales puedan ser ampliadas y fortalecidas con el acompañamiento de los equipos de Pedagogía del CNMH y Educación del Museo de Memoria de Colombia, que trabajan por la conservación de la memoria histórica a través de las bibliotecas, que son refugio para el diálogo y la esperanza a lo largo y ancho del territorio nacional.


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Víctimas de Guajira y Antioquia enriquecieron el taller Entretejiendo Memorias

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CNMH

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Foto: CNMH

Publicado

28 agosto 2020


Víctimas de Guajira y Antioquia enriquecieron el taller Entretejiendo Memorias

  • El taller Entretejiendo Memorias se llevó a cabo entre el 4 y el 7 de agosto, mediante la virtualidad, con participación de las mesas de víctimas de La Guajira y Antioquia y la Red Nacional de Iniciativas Ciudadanas por la Paz y contra la Guerra.
  • Las actividades del taller, de carácter lúdico, sirvieron para recordar y sanar y consiguieron cambios en la actitud de los participantes y motivar la reflexión sobre su papel en la construcción de memoria del conflicto.

 

El taller Entretejiendo Memorias, diseñado y desarrollado por la Estrategia de Pedagogía del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y el equipo de Educación del Museo de Memoria de Colombia, continuó su itinerancia en agosto con las Mesas de Participación Efectiva de Víctimas de los departamentos de La Guajira y Antioquia y la Red Nacional de Iniciativas Ciudadanas por la Paz y contra la Guerra (Redepaz) sede La Guajira. Estas organizaciones lideran procesos de memoria y apuestan por la transformación social guiados por la verdad y el compromiso permanente con la no repetición de la violencia.

“Después de una semana intensa, llena de emociones, reflexiones y agradecimientos, podemos decir que fue un espacio de intercambio de saberes y experiencias, del reconocimiento del otro y la otra, un proceso de co-construcción, en el cual líderes y lideresas sociales de este país nos enseñaron la necesidad de la intuición, la emoción y el coraje del acto creativo para humanizar nuestras sociedades, entretejer memorias y transformar positivamente, siendo ellas y ellos artistas de la paz”, afirmó Daniela Adarve, profesional del equipo de Pedagogía del CNMH.

Las actividades del taller no solo tienen carácter lúdico, sino sirven de terapia, para recordar y sanar. Entretejer una memoria colectiva sirvió para lograr cambios en la actitud de los participantes, que se apreció en un aumento de la motivación y la actividad habitual.

“Compartir con personas tan interesantes y tan jóvenes, oír sus experiencias, fue incentivante. Esta memoria oral del taller me ayuda a sanar la violencia que hemos vivido en el Oriente antioqueño. Tengo el alivio de que las nuevas generaciones se interesan en saber lo que ha sufrido nuestro país”, comentó Nelson Vallejo, abogado y escritor antioqueño.

“Yo soy otra persona con estos ejercicios pedagógicos dictados por el área educativa del Museo de Memoria de Colombia. Caí en cuenta de que ¡somos un museo!, donde exponemos y compartimos a otras personas esas bellas pertenencias que cargamos a diario, que tienen significado, son evidencias de nuestros sentimientos. Fue una experiencia sublime”, dijo Ingrid Carrillo, que, inspirada en La Guajira —su tierra— compuso una bella poesía que recuerda la importancia de buscar la paz en nuestro país.

Para Juan Barragán, coordinador del equipo de Educación y Programación Cultural del Museo de Memoria de Colombia y quien apoyó esta jornada de actividades “el taller tiene como objetivo promover diferentes reflexiones sobre la relación de los seres humanos con los objetos, considerados como dispositivos de memoria que pueden detonar diversas emociones, recuerdos y sensaciones”. Una de las partes más emotivas del taller se dio cuando los participantes escogieron objetos personales íntimos o de gran valor para ponerlos en diálogo con objetos o fotografías sobre el conflicto armado colombiano, de modo que reflexionaran sobre su lugar respecto a la construcción de memoria histórica de su territorio, de su comunidad o de su país. Con esta estrategia se facilitó reconocer la importancia que tiene la construcción del Museo de Memoria para la ciudadanía y para las víctimas del conflicto armado en Colombia.

El taller Entretejiendo Memorias se realizó entre el 4 y el 7 de agosto pasado mediante la virtualidad, con el propósito de ofrecer herramientas para abordar la memoria del conflicto armado colombiano desde distintos puntos de acceso: el uso de fuentes documentales y el pensamiento histórico, la construcción de paz para la no repetición, la transformación positiva y creativa de conflictos desde habilidades psicosociales y la construcción de escenarios de remembranza para el ejercicio de la reparación simbólica.


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Un tejido de memorias de docentes de Antioquia

Un tejido de memorias de docentes de Antioquia

Un tejido de memorias de docentes de Antioquia

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CNMH

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CNMH

Publicado

15 julio 2020


Un tejido de memorias de docentes de Antioquia

  • El taller Entretejiendo Memorias reunió entre el 6 y el 10 de julio a 40 docentes, bibliotecarios y gestores culturales de Antioquia en una reflexión sobre pedagogía de la memoria del conflicto armado.
  • La Estrategia de Pedagogía del Centro Nacional de Memoria Histórica y el área educativa del Museo de Memoria de Colombia se unieron para llevar a los maestros herramientas para su trabajo en la escuela.

Los docentes y funcionarios de la Secretaría de Educación y la Gobernación de Antioquia que participaron entre el 6 y el 10 de julio en el taller Entretejiendo Memorias definieron la esencia de un maestro en un escrito compuesto por todos ellos. Así tejen la memoria los maestros, con fibras de sí mismos y de esa Colombia que se recorre a pie o en burro, por calles o por trochas. Incluso a través de un computador, pueden aún juntar voces para contar historias de esa labor suya de transmitir saberes y recuerdos entre generaciones.

“Yo también sueño, vivo y creo… estudiantes que brindan sonrisas, semilleros de paz y esperanza. Y también soy amor y voces de mujeres desplazadas por la violencia, que transforman en esperanza el campo, el camino y la libertad.

Yo también soy un artista del teatro con sentido crítico de mi realidad, maestra que le da voz a los estudiantes, acompañante de sueños que pocas veces son escuchados, y así soy luz y apoyo. Yo también soy silencio que habla; yo también soy mariposa en la mañana, energía y esperanza, lucha, empuje y superación.

Y sí, también soy comuna, arte y fútbol, que dan voz de esperanza a la paz, desde la tranquilidad y la naturaleza de las voces de las etnias, soy naturaleza, soy arte, resiliencia gratitud y solidaridad”.

El escrito en el que los 40 participantes del taller enlazaron sus voces fue uno de los productos del taller ofrecido, a través de la virtualidad, por la Estrategia de Pedagogía del Centro Nacional de Memoria Histórica y el área educativa del Museo de Memoria de Colombia. Con las actividades programadas se abrió un espacio de reflexión sobre la pedagogía de la memoria del conflicto armado colombiano, para dar a los docentes y formadores herramientas didácticas para abordar este tema en la escuela.

También hubo espacio para componer un poema o una canción a partir de un ejercicio con el Archivo de Derechos Humanos de la Comuna 13 de Medellín. El profesor Wilson Zapata, miembro de la Red de Maestros Históricos de Medellín, se atrevió a contar con un rap el dolor que sufrieron los habitantes de este sector del occidente de la capital antioqueña entre 2001 y 2003, en medio de una guerra que libaron milicias, guerrillas, paramilitares y la Fuerza Pública.

“Hablar sobre la comuna no me costará trabajo/ vivo en una parte alta en un nivel social muy bajo/ donde las paredes hablan, las cortinas son de concreto/ es el mejor refugio que ha encontrado este maestro/ Octubre del 2002, vísperas de disfraces/ vi unos disfrazados, pero de perros voraces/ desplazando y destruyendo todo sin razón/ como diría mi madre, les faltó corazón/ Qué pena no seguir la línea que me propusieron/ aquí quise demostrar mi arte callejero”.

“El taller me lo disfruté —dijo el docente, que hoy enseña en la Escuela Normal Superior de Sonsón, en el oriente antioqueño—, aprendí que cada uno de nosotros es un museo andante. Portamos herramientas de memoria todo el tiempo, aprendí que los objetos son representaciones de uno mismo”. Uno de los ejercicios del taller dictado por el área educativa del Museo de Memoria de Colombia invitó a recordar a partir de objetos que conservan los docentes de sus procesos de educación —un carné, los diplomas, trabajos de grado, libros o escritos—. Este momento sirvió para valorar las cosas pequeñas porque cada una representa una puerta hacia la memoria.

Los maestros terminaron por reconocerse a través de los ejercicios del taller. En especial con la cartografía del cuerpo en la que debían dibujarse y representar sus alegrías, dolores y recuerdos. Para una estudiante fue difícil plasmar su figura, quemada en un 40 por ciento cuando era niña, pero mirarse a sí misma fue volver sobre la historia de su vida y ser consciente de que su cuerpo es su territorio y objeto de memoria.

“El taller nos ayudó a leer los hechos presentes y comprender el pasado —dijo Mario Alberto Velásquez Duque, coordinador de Educación para la Paz de la Secretaría de Educación de Antioquia—, nos permitió abrir los ojos de todos, porque nos hizo conscientes de trabajar más por la memoria, para que perdure y sea tenida en cuenta en los pensum académicos, que no se pierda en el tiempo la enseñanza de la historia de los acontecimientos para la construcción de paz”.

El taller Entretejiendo Memorias, que vienen desarrollando la Estrategia de Pedagogía del Centro Nacional de Memoria Histórica y el área educativa del Museo de Memoria de Colombia, propuso un juego literario a educadores de Antioquia, que consistió en escribir un texto sobre sus emociones y sentimientos en relación a la memoria individual. El resultado fue un poema que resalta la importancia de la memoria en la sociedad. Una creación reflexiva que entrelaza sus recuerdos o relatos individuales en un tejido colectivo.


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San Carlos, el agua y la memoria

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Autor

CNMH

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CNMH

Publicado

12 Nov 2014


San Carlos, el agua y la memoria

Alrededor de 600 personas provenientes de once municipios del Oriente Antioqueño, arribaron a San Carlos el pasado 25 y 26 de octubre para participar del Sexto Festival del Agua: por la autonomía, la defensa del territorio, la vida y la paz. Dos días en los que sancarlitanos y visitantes de municipios cercanos intercambiaron experiencias en temas como la importancia de los recursos naturales, la salvaguarda de los valores campesinos y la construcción de memoria histórica del conflicto armado.

Durante la jornada, y acompañados por personas del CNMH, los asistentes narraron sus testimonios en la defensa del territorio y la memoria, analizaron los obstáculos que han encontrado en su proceso de reparación y búsqueda de verdad, los avances judiciales frente a los hechos de violencia ocurridos en el Oriente Antioqueño y el contexto en el cual se cometieron dichos actos para no permitir su repetición. Además, debatieron acerca de los procesos de construcción de memoria histórica, punto en el que concluyeron que ésta debe estar empoderada por toda la comunidad y no solo por unos pocos.

El Festival del Agua fue un buen pretexto no solo para escuchar a los habitantes del Oriente Antioqueño sino para impulsar una memoria viva que el CNMH visibilizó a través del informe San Carlos: memorias del éxodo en la guerra. Invitamos a quienes deseen reclamar un ejemplar, acercarse al Museo Casa de la Memoria de Medellín (Calle 51 # 36-66) o a la sede de la Dirección de Acuerdos de la Verdad (Calle 58 #42-65 piso 2) donde, a partir de hoy, tendremos varios ejemplares gratis para nuestros seguidores.

 
 


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Memorias de una piel: un viaje a través de los sentidos

Noticia

Autor

CNMH

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CNMH

Publicado

29 Nov 2014


Memorias de una piel: un viaje a través de los sentidos

Seis salas de exposición en las que se exhibe la investigación que viene realizando la Corporación Hilvanar de Bello, Antioquia, sobre el desplazamiento forzado en la región que resalta la memorias de las víctimas como elemento fundamental en los procesos de reconciliación social y memoria histórica. Es la guerra y sus efectos lo que podría resumir la exposición itinerante Memorias de una piel: un viaje a través de los sentidos.

Desde el pasado miércoles 26 de noviembre hasta el 20 de diciembre la exposición estará exhibida en tres lugares de Bello, con el fin de generar espacios de memorias en solidaridad y reconocimiento de la tragedia de las víctimas, causada por el conflicto social y armado. “Esta exposición ofrece un recorrido guiado por cinco salas, cada una de las cuales le permitirá a los participantes hacer un viaje a través de los sentidos y en una sexta sala, se generan espacios de conversación, reflexión y análisis con grupos focalizados de las diferentes comunidades donde estará la muestra”, señala Robinson Marín Hernández, coordinador del proyecto museológico.

El acto de apertura fue en la Plazoleta Andrés Bello, al lado de la Choza Marco Fidel Suarez (Calle 53 # 47-1 a 47-99) el miércoles pasado. La segunda presentación estará del 4 al 10 de diciembre en el Institución Educativa Generació, Comuna 8 – Niquia (Avenida 38 No 61-02) y la última itinerancia estará del 12 al 19 de diciembre en el Institución Educativa Alberto Díaz Muñoz. Comuna 1 – Paris (Calle 20f no 78A-07). Todos los lugares son en el municipio de Bello (Antioquia)

Esta exposición es una de las tres ganadoras en la Línea de Prácticas Museológicas de la II Convocatoria y ha contado con el acompañamiento de la Dirección del Museo Nacional de la Memoria del CNMH, cumpliendo con el objetivo de fortalecer y visibilizar propuestas de memoria de carácter local y regional, generando espacios de reflexión y denuncia social, que contribuyan a la realización del derecho a la verdad de las víctimas del conflicto armado en Colombia.

 


Antioquia, Exposición, Memorias, Pueblo Bello

El recuerdo que sana en Pueblo Bello

Noticia

Autor

Jorge Iván Posada
Jefe de prensa del CNMH

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CNMH

Publicado

21 Abr 2015


El recuerdo que sana en Pueblo Bello

Pueblo Bello, corregimiento de Turbo,  quiere recordar a sus paisanos —hijos, esposos, abuelos, primos— que las autodefensas, en esa entonces al mando de Fidel Castaño, sacaron a la fuerza de sus casas y los desaparecieron.


Eso fue el 14 de enero de 1990. Los 60 “Tangueros”, armados, llegaron a este pueblito del Urabá antioqueño y juntaron en la plaza, a empujones y patadas, a 43 personas.

Fidel Castaño quería “ajustar” unas 43 vacas, que había perdido, por hombres. Entonces los paras se llevaron a las 43 personas en un camión hacia una finca de Córdoba; allá los torturaron.  [Ver: En Pueblo Bello cambiaron vacas por gente]

Según el reporte oficial, desde entonces solo se han encontrado los restos de siete hombres, después de una exhumación que hizo la Fiscalía en la finca Las Tangas en Valencia, Córdoba.

Y es que en esos días empezaron los paramilitares con la práctica, que se les volvió costumbre, de llegar a pequeños poblados en el norte del país; con lista en mano reunían en las canchas o en las plazas a sus futuras víctimas, delante de toda la población, para que no quedara duda que ellos eran los dueños de la vida y podían pegar, torturar, matar, desaparecer, y con total impunidad.

Así acabaron con la sonrisa caribe de 43 hombres, que no olvidan sus familias y amigos y que los inspira a reconstruir lo destrozado por los paras.

Aquí quieren que se recuerde la tragedia pero que se diga que esta gente —4 mil personas que viven en las 24 veredas del corregimiento—  es campesina, luchadora, que resiste, que canta, que baila, que trabaja de sol a sol y que anhela, de verdad, un nuevo Pueblo Bello. Así lo volvieron a pedir el pasado 14 de enero al conmemorar los 25 años de la masacre.

Hay mucho por hacer, pese a lo ordenado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, pero la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, la Gobernación de Antioquia y el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), se están poniendo al día con este poblado.

Remanso de paz

Del acompañamiento a las familias víctimas y el mantenimiento de la vía, la Gobernación de Antioquia pasó a la construcción del centro social Remanso de Paz. El  26 de enero pasado fue inaugurado para que “la gente se reencuentre y vuelva la esperanza a Pueblo Bello”, según explicó Santiago Londoño, secretario de Gobierno del departamento.  

Y eso es precisamente también lo que busca Pueblo Bello: que el país sepa que aquí se acepta con dignidad que están marcados por la guerra pero que trabajan, todos los días, para que sea referente de resistencia, reconciliación y de una posible paz.

Entonces el pasado 17 de abril, cuando llegaron a Pueblo Bello el gobernador Sergio Fajardo y Gonzalo Sánchez, director del CNMH, la comunidad les enseñó que para llegar a esa paz primero hay que recordar a sus seres queridos, reencontrarse, empezar a soñar el futuro y trabajar por él.

Eso fue lo que dijo Beatriz Elena Jaramillo, al mostrar el mural de la memoria: retazos de tela con todos los nombres de los desaparecidos y asesinados entre 1990 y 2005.

Se lo repitió al Gobernador, al Director del CNMH, al comandante de la VII División, general Leonardo Pinto, y a las demás autoridades que visitaron el corregimiento el pasado viernes.  

“Aquí vivimos la zozobra y la muerte pero queremos que recuerden también que estas personas que ya no están con nosotros eran alegres, que tenían sus animalitos, su familia y sus cultivos. Ese es el mensaje que le entregamos al Gobernador para que todo el país lo sepa”, dijo Beatriz Elena Jaramillo quien padeció “la triste época de la violencia donde las personas dormían en el monte y se desmayaban cuando veían un hombre armado”.

Mensaje que compartió Manuel Dolores López, que perdió a su hermano Miguel López en la noche de ese 14 de enero de 1990. El mismo que en el mural de la memoria señaló con orgullo el retazo de tela donde está tejido el nombre de Miguel con la frase: “vivirás por siempre en nuestros corazones”.   

El convenio

Este mural es una iniciativa de memoria que el CNMH apoyará y fortalecerá gracias al convenio que ese mismo día suscribió con la Gobernación de Antioquia: Pueblo Bello será el punto de partida de un trabajo más grande que se hará gracias a este acuerdo.

“En el marco de la Ley de Víctimas se suscribe este convenio que tiene como objetivo fortalecer los procesos de reconstrucción de memoria histórica en el departamento, a partir de distintas líneas de acción y actividades encaminadas a la formación de distintos públicos, como funcionarios y víctimas, en la recuperación de archivos, el fortalecimiento del lugar de memoria de Pueblo Bello y diferentes actividades de comunicación como una edición especial de la revista Conmemora”, explicó Nathalie Méndez, coordinadora de la Estrategia Nación – Territorio del CNMH, quien estuvo en Pueblo Bello la semana pasada.

Y es que según Gonzalo Sánchez, el convenio ratifica la intención del CNMH de trabajar con los entes territoriales para fortalecer la memoria histórica de las regiones, la memoria como “un vehículo para el esclarecimiento de los hechos violentos, la dignificación de las voces de las víctimas y la construcción de una paz sostenible en los territorios”.

Y más en Antioquia “que es un punto de referencia para el esclarecimiento de la historia de violencia del país. Prueba de ello han sido los cuatro informes de reconstrucción del conflicto que hemos hecho en el departamento”, reiteró el Director del CNMH.

 


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Las vidas de María del Carmen Ruiz

Las vidas de María del Carmen Ruiz

Autor

CNMH

Fotografía

las2orillas.co

Publicado

03 Ene 2016


Las vidas de María del Carmen Ruiz

Las mujeres han sido las grandes afectas a causa de la guerra en Colombia, dejándolas solas, sin hijos o esposo. Esta es la historia de una de ellas.


María del Carmen dice que mataron a su marido, el periodista Luis Eduardo Gómez (en julio de 2011), por denunciar lo que pasaba en Apartadó, Antioquia. Las amenazas surgieron después de publicar noticias que parecían el guión que se repite en cualquier municipio del país: corrupción de políticos, alianzas de los gobernantes y autoridades locales con grupos armados ilegales, robos en la arcas públicas y la investigación sobre el asesinato, dos años atrás, del único hijo que tuvo esta pareja bogotana, el camarógrafo Juan Pablo Atahualpa Gómez.

Parece una pesadilla, María del Carmen iba en la moto con su hijo cuando le dispararon en la cabeza para acallarlo. Caminaba de la mano con su esposo el día que lo mataron. Estuvo al lado de la muerte en dos ocasiones, viéndola de frente llevarse las dos vidas que más amaba, agregando, -como diría Álvaro Sierra en el lanzamiento del informe “La Palabra y el Silencio” del CNMH sobre periodistas asesinados- dos gotas de sangre al mar de violencias en Colombia.     

Esta publicación señala que finalizando el 2012, Antioquia era el departamento más riesgoso para ejercer el periodismo en el país, ya que desde 2010 fueron reportados a la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip) 14 amenazas, un exilio y en julio de 2011, se cometió el homicidio del Luis Eduardo Gómez. “Gran parte de estos actos de violencia contra periodistas enUrabápueden ser atribuibles a reductos que sobrevivieron de la desmovilización del grupo del paramilitar de alias El Alemán, hoy conocidos como Autodefensas Gaitanistas o Los Urabeños”, explica el informe.

María del Carmen dice que los asesinos de Luis Eduardo, un hombre de 70 años y testigo en la Fiscalía de casos de parapolítica, siguen dando guerra por todo ElUrabáantioqueño. “Es una burla para Colombia lo que están diciendo, porque eso no es así, el paramilitarismo no ha acabado”, recalca golpeando con fuerza el chaleco antibalas que debe llevar en el pecho como medida de protección, una ironía, como dice ella, porque los disparos van a la cabeza.

“No es justo que a estas horas de la vida yo tenga que andar con esto puesto protegiéndome y que me estén cuidando, mientras los fulanos están por la calle, no es justo. Ahorita el 18 de noviembre me amenazaron nuevamente”, dice a las afueras del auditorio donde se presentó el informe, el pasado 2 de diciembre, que relata las historias de 152 periodistas asesinados desde 1977 en el país y donde se incluye lo que sucedió con su esposo.

Esta mujer, que el pasado 30 de noviembre cumplió 68 años, espera vivir muchos más para seguir adelante con el sueño de Juan Pablo y Luis Eduardo: ellos querían hacer una fundación para niños que formara musicalmente enUrabálos nuevos talentos. Esto lo viene realizando con la firme convicción de que el arte y la cultura son la lucha contra la violencia.

María del Carmen da la impresión de no doblegarse ante nada, pero al hablar de su hijo y esposo es notable su tristeza. Con nostalgia en los ojos recuerda que lo perdió todo; se fueron sus seres amados, dejó su casa, vive alejada de todo (por motivos de seguridad) y hoy no tiene nada. No duda en alzar la voz cuando habla del Presidente, diciendo que “él fue periodista, debe poner un granito de arena con los periodistas, ellos están solos en la regiones, abandonados y debería aprobar lo que es una media pensión para ellos”.

Según “La Palabra y el Silencio” [Descargar informe: La palabra y el silencio], la intensidad de la violencia contra periodistas está directamente relacionada con la proximidad del conflicto y con el significado de la información dentro de él. Haciendo así que sean los medios regionales y locales los más golpeados, sobre todo la prensa escrita y la radio. “Al periodista que investiga, que acude a otras fuentes de información diferentes a los poderes hegemónicos, que hace visibles atropellos o que denuncia las arbitrariedades o los desafueros, de inmediato le amenazan, presionan, estigmatizan o acallan”, detalla el informe.

Todo empieza con una amenaza, llegan pasquines o panfletos con frases como: “abra la jeta sapo y ya verá lo que le pasa”, o “váyase de acá o le llenamos la boca de moscas”. Y muchos no tienen la posibilidad de dudar, queda salir corriendo o enfrentar las intimidaciones, y esto último fue lo que hicieron Juan Pablo y Luis Eduardo con la certeza de que estaban haciendo lo correcto, dotando a la comunidad de información, sacando a la luz pública las atrocidades que se hacían a sus espaldas.

Es en este contexto que María del Carmen lleva una nueva vida. Viaja a Bogotá a contar su historia y a cualquier parte de Colombia llevando al frente el legado de su esposo e hijo, enfrentando los actos intimidatorios de quienes, al igual que a Juan Pablo y Luis Eduardo, quieren silenciarla por denunciar los hechos con los que no está de acuerdo. A lo largo de estos años se ha convertido en una mujer reconocida por los periodistas víctimas del conflicto armado, a pesar de que ella no es periodista, por buscar la dignificación de su familia. “Le debemos todo a los periodistas”, dice María del Carmen.

 


Antioquia, Asesinato, María del Carmen Ruiz, Periodismo

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