Este informe, cuya primera edición fue publicada en 2011, reconstruye y analiza cuatro de las 14 masacres que ocurrieron en Segovia y Remedios entre 1982 y 1997, que dejaron 147 víctimas fatales. La mayoría de los asesinados eran miembros de movimientos políticos alternativos, en especial de la Unión Patriótica.
¿Por qué es un caso emblemático del conflicto armado en Colombia?
Ronald Villamil, miembro del equipo relator del informe, explica que estas masacres ocurridas en el Nordeste antioqueño son un caso emblemático por tres razones:
La primera es que se trata de un caso que representa el daño social y político causado a la democracia. “En palabras de las víctimas, todo ese proceso de violencia lo que generó fue el aniquilamiento de un proyecto de sociedad”, asegura Villamil. Y eso es lo que ilustra el informe, el daño político causado por la violación sistemática de los derechos a la vida e integridad personal.
Las masacres de Segovia y Remedios son un ejemplo de la pérdida de la pluralidad política, de la limitación al ejercicio de la democracia por la desintegración de organizaciones comunitarias y partidistas, por la imposibilidad del ejercicio de los derechos políticos para elegir o ser elegido a través del mecanismo electoral, y por la violación del derecho a la libre expresión ya que las manifestaciones públicas de protesta social fueron proscritas. Los sobrevivientes lo resumen de la siguiente manera: “cambiamos nuestros proyectos de vida para conservar nuestras vidas”.
La segunda razón tiene que ver con la documentación de una forma particular del paramilitarismo que se diferencia del que operó en el Magdalena Medio, Córdoba o Urabá. Mientras en esas regiones se configuraron y establecieron ejércitos privados con duración de largo o mediano plazo, en el caso del Nordeste antioqueño el paramilitarismo se manifestó en unas redes criminales funcionales, cambiantes y coyunturales que fueron articuladas por miembros activos de la fuerza pública que operaban en la región, en asociación con grupos paramilitares y civiles en calidad de determinadores, promotores, facilitadores o sicarios. Como resultado de esta violencia crónica y de la recurrencia del terror en la región, se coartaron el ejercicio pleno de la ciudadanía, los procesos democráticos y el disenso en medio de la guerra. De ahí que el informe concluya que las masacres de Segovia y Remedios son un caso emblemático en el conflicto armado porque evidencia claramente la responsabilidad del Estado en estos hechos.
Y, finalmente, la tercera razón se debe a que se logró recuperar, a través del acompañamiento a las víctimas, unas iniciativas de memoria que también fueron objeto de exterminio y silenciamiento por parte de los actores armados ilegales y la fuerza pública, debido a que reivindicaban un proyecto político alternativo. Algunas de esas iniciativas se pueden observar en las fotografías de este informe.
Un balance de la primera edición
Cuenta Ronald Villamil que para la publicación de la primera edición hubo un trabajo investigativo previo de alrededor de 3 años, que contó con la participación activa de las víctimas que para entonces se encontraban dispersas.
Posterior a la publicación del informe y, como resultado del proceso de acompañamiento, las víctimas que estaban en Medellín decidieron volverse a reunir y conformaron una nueva organización de víctimas en 2012: la Asociación de Víctimas y Sobrevivientes del Nordeste Antioqueño (AVSNA).
¿Qué novedades incluye esta segunda edición?
La publicación de esta segunda edición es, ante todo, una petición de las víctimas.
En la conmemoración de los 25 años de la Masacre de Segovia en Medellín, los asistentes al evento coincidieron en la necesidad de actualizar el informe con un nuevo hecho significativo: la condena al excongresista César Pérez García.
Fue en 2013, posterior a la publicación de la primera edición del informe, que la Corte Suprema de Justicia condenó al político liberal César Pérez García, como determinador y coautor de la masacre, y reconoció como delito de lesa humanidad lo ocurrido el 11 de noviembre de 1988 en Segovia.
“Creo que al final los aprendizajes de este caso, en perspectiva de proceso de paz y posconflicto, radica en no desconocer que hay casos muy concretos, como este, donde ha sido evidente la responsabilidad del Estado en todos los niveles: como determinador, perpetrador y victimario, lo que implica una reflexión profunda acerca de la transformación del Estado y sus instituciones garantes”, explica Ronald Villamil.
Además, esta edición incluye otras novedades:
- Nueva información sobre las víctimas fatales y lesionadas en el periodo 1982 – 1997
- Actualización e incorporación del material gráfico existente
- Inclusión de la bibliografía consultada para quienes deseen ahondar más en la memoria histórica de la región.
El micrositio:
Consulte más información sobre los hechos, contexto, impactos, victimarios y demás en el especial web sobre las masacres de Remedios y Segovia.
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