Etiqueta: Desaparecidos

La abogada de los desaparecidos

Noticia

Autor

Harold García

Fotografía

Iván Sierra

Publicado

30 Ago 2016


La abogada de los desaparecidos

Este 30 de agosto se conmemora el Día Internacional de las Victimas de Desaparición Forzada, y el CNMH conversó con Andrea Torres, sobrina de Nydia Erika Bautista desaparecida por la Fuerza Pública.


Allá está Andrea Torres Bautista, sentada sobre un sofá largo, a su espalda están las fotos de una decena de personas desaparecidas a causa del conflicto armado. Sonríe, su rostro demuestra la fuerza de una mujer que no quiere desfallecer ante ninguna adversidad. Su mirada fija y profunda, que alumbra gracias a sus ojos grandes de color verde, representa la esperanza de las víctimas de esta guerra —que pronto llegará a su fin—, de seguir adelante en la lucha que emprendieron.

Andrea, siendo una niña, vivió en carne propia la desaparición forzada. El 30 de agosto de 1987, celebraban en familia y amigos la primera comunión de ella y su primo Erick. Su tía Nydia Erika Bautista, de 35 años en esa época, salió a dejar uno de los invitados de la reunión al autobús, cuando varios hombres vestidos de civil, que se movilizaban en una camioneta Jeep Suzuki gris, la abordaron y entre gritos, forcejeos e insultos la obligaron a subir dentro del vehículo. Fue lo último que se supo. Fue el último recuerdo. “Me acuerdo mucho de su imagen porque estaba hermosa, estaba feliz. Cada detalle del peinado, de los aretes, del vestido lo discutió conmigo. Era una mujer muy alegre aunque con un carácter muy fuerte”, carácter que heredó Andrea, según dice su familia.

Desde ese día Andrea, a pesar de ser una niña, emprendió junto con su familia una travesía por descubrir qué sucedió. Salieron por las calles con una fotografía de su tía preguntando a la gente si reconocían ese rostro, esa vida, esa esperanza de tenerla de nuevo junto a ellos. Y es que lo último que pierde el familiar de un desaparecido es la esperanza; siempre cuenta con el anhelo de reencontrar con vida a su ser querido. La incertidumbre es el pan de cada día, cada noche en vela imaginando su paradero, su destino, su regreso. Las huellas dejadas desde el último instante se convierten en la ilusión de vida para jamás cansarse de esperar; esa blusa, ese crucifijo, la cicatriz, el lunar, esos zapatos viejos que usaba como nuevos.

El caso de Nydia Erika Bautista quedó archivado durante tres años hasta 1990 cuando el sargento Bernardo Alfonso Garzón Garzón dio a la Procuraduría General información sobre los autores y la localización de varios hombres y mujeres desaparecidos por la XIII Brigada del Ejército en Bogotá. Aquí comienza una batalla jurídica para llevar a los responsables de la desaparición, muerte, tortura y violación de Nydia Erika a la cárcel. Pero también es el inicio de una persecución directa contra la familia Bautista. Es cuando Andrea cambia los parques, donde todo niño debe jugar libre, por los del exilio, por los del miedo, por las amenazas y las persecuciones. 

Los hostigamientos y amenazas los obligan a abandonar el país. Mientras los asesinos de su tía, como dice Andrea, eran condecorados con medallas al mérito en Colombia, ella y su familia dignificaban el nombre de Nydia Erika y los desaparecidos desde casas lejanas, desde las barreras de otro continente. “El Estado busca limpiar su imagen de violador de derechos humanos, mediante la erradicación de evidencias; así como eludir su responsabilidad, las cuales descarga en un supuesto tercero en contienda, con lo cual pretende minimizar los costos políticos que presenta un crimen de lesa humanidad, que cada día muestra niveles crecientes en nuestro país”, dice el informe del CNMH Normas y dimensiones de la desaparición forzada en Colombia.

—   Decidí volver a Colombia y estudiar Derecho al ver tanta impunidad, dice.  

Se especializó en Derecho Penal para ejercer el litigio en favor de las víctimas de desaparición forzada. “Evidencié que la justicia en Colombia maneja una impunidad muy sofisticada, hay que tocar todas las puertas existentes para lograr un ápice de verdad”, reflexiona.

Insistió en volver, no le gustaba el exilio, lo rechazaba. A pesar de que su familia no estaba de acuerdo, ella regresa. Durante los tres primeros años de la carrera su familia continúa exiliada. La Fundación Nydia Erika Bautista había sido creada en Alemania por un premio en derechos humanos que recibió Janeth, la mamá de Andrea. Y es ahí cuando en el país empiezan a recibir a muchas personas que venían buscando asesoría sobre sus casos. Entonces Janeth se da cuenta que hace falta una mirada desde lo jurídico, y aunque Andrea es estudiante, deciden vincularla para hacer un acompañamiento a todas estas familias.

“El acompañamiento empieza desde llevarlos a la Fiscalía, ir a poner la denuncia para que se la reciban, para que no haya la excusa de que tiene que haber pasado 72 horas, ayudándolos a activar el mecanismo de búsqueda; haciendo todas las cosas generales que en principio para una familia son tan difíciles de realizar en medio de haber perdido un ser querido. Eso fue a partir de 2006”, explica Andrea.  

El primer caso que recibió Andrea fue del Casanare que renombran como “La Combinada”, en donde desaparecieron a cinco agricultores que sembraban arroz en la zona. Ese es el inicio de su carrera como abogada: empieza ir a los juzgados, a buscar pruebas, pero sobre todo comienza a buscar la verdad y a los desaparecidos. En esa experiencia de vivir el litigio de la desaparición forzada se da cuenta lo que implica este tema, que no es lo mismo que apelar en otra cosa. Que muchos de los casos tienen que ver con el Estado, con la Fuerza Pública.

“Me doy cuenta que la impunidad es muy sofisticada, porque que veo en los códigos y pretendo aplicar para los casos de las víctimas en la práctica no se aplica, entonces me tengo que poner a desarrollar unas herramientas para lograr llamar la atención de las autoridades”. Diseñó todo un litigio estratégico sobre desaparición forzada. Según Andrea, en Colombia este crimen es tan sofisticada la impunidad que “las victimas desaparecen, los familiares hacen la denuncia y las denuncias también desaparecen”, lo que lleva a que la investigación también desaparezca.

Ante eso Andrea, a través de la Fundación, empezó por darles el lugar prioritario a los familiares. Decidieron que debían insistir con la historia que los familiares habían construido, que la práctica de la desaparición forzada no es aislada de la guerra, que ha sido sistemática y generalizada. En ese camino de persistencia y de resistencia, de ser tan tercos, siempre han obtenido algo, por mínimo que sea, y eso le ha generado en ocasiones momentos satisfactorios, pero también consecuencias que se han materializado en amenazas y persecuciones.

Actualmente investiga 170 casos de desaparición forzada, donde los victimarios son agentes del Estado o grupos paramilitares en su mayoría. “La guerrilla también ha cometido desapariciones forzadas, pero en los caso que yo he litigado ningún responsable es de la guerrilla”, explica.

De los 170 casos, 22 son de mujeres. “La desaparición forzada en ellas es diferente, y eso quedó demostrado en el caso de mi tía: son torturadas, muy enfocadas en el hecho de ser mujeres, les cortan el pelo, les cambian la ropa, todo en contra de la intimidad, de su ser, las violentan sexualmente”, dice Andrea, que por un momento pierde la sonrisa que la ha acompañado durante toda la tarde.

Hay un ejemplo que muestra de manera directa el actuar de los grupos armados en la desaparición forzada a través de la mujeres. La Fundación Nidia Erika Bautista está llevando el caso de las hermanas Galágarra, en Putumayo; con ellas hay una prueba, contundente, de que fueron desnudadas violentamente. En ese caso Andrea le insistió a la Fiscalía sobre ese detalle para investigar el tipo de violencia que sufrieron. Al avanzar en la investigación, descubrieron que el grupo desmovilizado tenía un pacto de silencio frente a lo que hicieron contra las mujeres. “Empecé a estudiar las necropsias y a partir de los reportes forenses evidencié que todas tenían cortes en su ropa interior, y que esos cortes no obedecían al propio descuartizamiento sino a una tensión que sufrieron antes, que habían ejercido sobre esas prendas, entonces a partir de allí, en el caso Galarraga, se logra tipificar la desnudes forzada”, afirma Andrea.

La Fundación Nidia Erika Bautista lanzó este 2016 el informe “Discriminación e impunidad: Desaparición forzada de mujeres en Colombia”, un estudio de 1985 a 2005 sobre este crimen contra las mujeres. “El objetivo de la investigación se centró en visibilizar las desapariciones forzadas de niñas y mujeres bajo el conflicto armado y la violencia sociopolítica en el país a través de 39 casos, en los que se han identificado, en la medida en que la información lo permitió, los rasgos de género y de violencia contra la mujer y los impactos diferenciales que las desapariciones forzadas han dejado en las vidas, los cuerpos y los derechos de las víctimas y de quienes las buscan, en un contexto de profunda indolencia, impunidad y discriminación histórica expresada en los casos de las mujeres que se llevaron, y en el trato a los derechos de las que se quedaron luchando por la verdad, la justicia y por el regreso de sus seres queridas”, relata Andrea.

La sonrisa de Andrea vuelve a envolver toda la sala para decir que ella “es la abogada de los desaparecidos para revindicar la lucha de su familia. Y porque siempre habrá alguien que hable por ellos”.

 

Publicado en Noticias CNMH



Desaparecidos, Víctimas

Un homenaje a los desaparecidos de Caquetá

Noticia

Autor

Isabel Valdés

Fotografía

Isabel Valdés

Publicado

15 Dic 2016


Un homenaje a los desaparecidos de Caquetá

En un acto de reparación simbólica, el CNMH le rindió homenaje en Bogotá a los más de 3.364 desaparecidos forzosamente que ha dejado el conflicto armado en Caquetá.


El Centro Nacional de Memoria (CNMH) suma reivindicaciones al dolor de las familias víctimas del conflicto armado. El pasado 25 de noviembre a las 10:00 a.m. y en un acto oficial liderado por el CNMH, se hizo la siembra de 14 árboles en el Centro de Memoria Paz y Reconciliación del distrito, en un homenaje de sanación y reconstrucción.

La siembra corresponde a las 14 personas que en 2001 en Albania, Caquetá,  murieron de manera violenta en agosto y septiembre, a manos de miembros de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). “Los cuerpos de las víctimas fueron recuperados en octubre de 2001 de 14 fosas clandestinas en el kilómetro cuatro de la vía que conduce de Albania a Curillo, Caquetá. Los cuerpos de estos colombianos estuvieron perdidos y abandonados en el cementerio central de Florencia, Caquetá. En marzo de 2015 se recuperaron de nuevo y en septiembre de 2016, 13 de ellos, fueron entregados a sus familias. Queremos acompañar a las familias de estas personas a sembrar un árbol en su memoria, como símbolo de vida y esperanza”, dijo con la voz entrecortada Helka Quevedo. (Vea también Textos corporales de la crueldad)

Se sembraron árboles en memoria de: Edilma Pérez Pineda, Rubiel Díaz Pérez, Uriel Ramírez Pérez, Clemente Ramírez Pérez, Libardo Rivera Vargas, José Miller Rivera Gómez, Tito Martínez, Rodolfo Tróchez Alvarado, José Gerardo Guaspa Basanti, Jorge Enrique Ortíz Álvarez, Jairo Pastrana, Alfredo Cometa Cadena, Abelardo Anturí Cuellar 13 de los 14 cuerpos que ya fueron encontrados y entregados a sus familiares. “Hay que nombrar y renombrarlos porque siempre van a estar con nosotros”, expresó uno de los familiares en el acto simbólico. Aún queda un cuerpo por encontrar. (Vea también Cuerpo 36)

El árbol número 14 fue sembrado en nombre de los 3.364 desaparecidos forzosamente que ha dejado el conflicto armado en Caquetá. “Este es un reencuentro con todos nuestros desaparecidos”, dijo Noel Palacios, sobreviviente de Bojayá que acompañó con sus cantos la siembra de la siembra en Bogotá.

 

Sembrando árboles de vida

“La música corre por las venas de la familia Ramírez Pérez”, afirma Yolanda, mientras se acomoda las gafas de sol que ocultan sus ojos ligeramente irritados de tanto llorar. Su familia tenía un grupo musical que iba pueblo por pueblo, alegrando con notas musicales y cantos de esperanza el sur del Caquetá. Tras la muerte de su padre, sus hermanos mayores, Arelys y Reinel tomaron las riendas del negocio familiar para sostener a su madre y a sus cuatro hermanos menores, incluyendo a Yolanda, pero en Agosto de 2001, la guerra los encontró y sin clemencia alguna se llevó la mitad de la familia.

Cantando y tocando junto a su grupo musical, Arelys y su hermano Reinel, de 27 años, viajaban por los pueblos del Caquetá. Clemente de 15 años, y Uriel de 18, los hombres más jóvenes de la familia, siempre acompañaban las giras. Un día, en medio de una de sus presentaciones, miembros del bloque Andaquí de las AUC se llevaron a Clemente, por sospecha de ser guerrillero. “Fue muy duro, él era mi hermano más cercano por lo que teníamos casi la misma edad, era mi compinche de la infancia”, explica con voz quebradiza Yolanda.

La familia no se recuperaba de esta pérdida, cuando ocho días después, despareció también Uriel. En su pueblo, en vez de encontrarse con la solidaridad de sus vecinos, fueron señalados y humillados. “Había muchas habladurías entre la gente del pueblo, pero nosotros éramos músicos, ¿Cómo podían pensar eso?”, se pregunta aún hoy Yolanda. Reinel, ante esta situación, partió en la búsqueda de sus dos hermanos, pero también desapareció.

“Tuvimos que huir. Pasamos penas, pasamos hambre, pero nunca perdimos la esperanza de encontrarlos vivos”, cuenta Yolanda, quien entonces tenía 16 años cuando sucedieron las desapariciones de sus hermanos. Pasaron 15 años para que se descubriera finalmente el paradero de dos de los hermanos. Los cuerpos de Clemente y Uriel fueron entregados, pero el de Reinel sigue aún desaparecido.

“La guerra no se ha terminado”, dice con amargura Yolanda. Su carrera de cantante continuó, a pesar de todo, y las giras por los pueblos también. “Desafortunadamente o afortunadamente, la música es lo que me da para vivir”, explica, “aunque ha pasado tanto tiempo, viajo con temor de que a mí me hagan lo mismo, que me desaparezcan, que me acusen de ser guerrillera, cuando realmente uno no lo es”.

Sabina, madre de Clemente, Uriel y Reinel, sembró el pasado 25 de Noviembre, en compañía de sus tres hijas, incluyendo Yolanda y Arelys, tres árboles en su memoria. “Es dejar una huella, como un árbol de vida, sembrar una esperanza de que la guerra termine y en el futuro podamos estar tranquilos”, dice Yolanda, “por medio de estos árboles, sembramos muchas cosas grandes y buenas, y nos da como familiares de los desaparecidos tranquilidad. Al fin sabemos dónde están, están acá”.

La siembra demostró cómo a través del dolor, se ha conformado una gran familia de sobrevivientes en Caquetá. Bogotá vio como la muerte trajo vida y aire a Bogotá, “Estos árboles le estarán dando aire a la ciudad, los recordaremos siempre”, dijo Helka, quien concluyó que “acá también queda sembrado un vínculo eterno que nació en 2001”.

Publicado en Noticias CNMH


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Desaparecidos

Mis desaparecidos, nuestros desaparecidos

Noticia

Autor

Laura Cerón

Fotografía

Laura Cerón

Publicado

02 Jun 2017


Mis desaparecidos, nuestros desaparecidos

El pasado 26 de mayo se dio inicio a la Semana de la Desaparición Forzada en Bogotá. En el acto conmemorativo se encontraban víctimas de Barrancabermeja, Antioquia, Caldas, Meta y Bogotá que siguen luchando sin descanso hasta encontrar a sus familiares.


Uno por uno los asistentes que están sentados en las escaleras del Centro de Memoria Paz y Reconciliación esperan escuchar el nombre de su familiar desaparecido. La idea causa más consuelo que alegría. Al frente y en círculo, van apareciendo en pequeños cubos de cristal los rostros de hijos, hijas, hermanos, hermanas, padres, abuelos, tíos, tías y sobrinos de los que nunca más volvieron a saber. 

Luz Marina López al escuchar el nombre de sus dos hijos baja por las escaleras mientras un joven rubio, su hijo menor, la toma de la mano y cuida sus pasos. Al llegar toma una figura en cada mano y las mira con detenimiento. La luz traslucida que pasa por la mitad dibuja el rostro de Diego Fernando y Ana María Ochoa, dos mellizos de 20 años que cayeron en una redada paramilitar mientras estaban en un bazar que se celebraba en un barrio de Barrancabermeja.  Corría el año 98 y desde entonces ella y su familia no han podido dar con el paradero de sus restos, aunque ya conozcan quiénes cometieron el crimen gracias a versiones libres de Justicia y Paz.

Luz Marina no dice nada pero su rostro carga con el dolor de todos estos años de ausencia. Al acercarme me dice que mire lo lindos que quedaron, que ella ya no quiere llorar más porque en sueños ambos le cuentan que están bien y le dicen que merece descansar.  Como ella, cada núcleo familiar baja, recibe a su ser querido y hace catarsis de la manera que puede. Algunos asistentes gritan “que nos los devuelvan vivos porque vivos se los llevaron”.

Son 154 figuras en total las que hacen parte de una obra artística llamada Souvenir que el artista Sair García hizo en homenaje a las familias y a las víctimas. “Como ustedes comparto la gran tristeza de tener un familiar desaparecido. Este es un elemento para que puedan interactuar con ellos desde el corazón”, les cuenta a los asistentes.

La entrega hace parte de la conmemoración de la Semana de la Desaparición Forzada. Una fecha que desde hace varios años han instaurado las mismas víctimas para que se visibilice uno de los crímenes que más impacto causa en la vida de los familiares, pues como relata el informe “Hasta encontrarlos” del CNMH, se enfrentan a la incertidumbre de saber su paradero y a la revictimización por parte de un sistema judicial que en muy pocos casos opera de forma efectiva. De los 60.630 desaparecidos de Colombia, tan solo 8.162 tienen algún tipo de información respecto a ese hecho.

Horas más tarde, una gran cantidad de personas sale del Centro de Memoria Paz y Reconciliación con un objetivo: recordarle a la ciudad sus desaparecidos. Con un clavel blanco y un sol abrasador caminan por la calle 26 hacia el occidente hasta la Universidad Nacional. Todos van a un ritmo lento, paciente, mientras cantan arengas y mencionan los nombres de sus familiares sin descanso.

La gente alrededor apenas mira las pancartas con las fotos y sigue su camino, otro diferente. Lo que muchos no saben es que entre el gentío hay varios grupos de familiares de víctimas de desaparición forzada que llevan más de 35 años exigiendo el paradero de sus seres queridos. Tal es el caso del Colectivo 82, formado después de que un grupo de 12 estudiantes de la Universidad Nacional y la Universidad Distrital fueran desaparecidos.

Una vez instalados en la Plaza del Che de la Universidad Nacional, el grupo Arlequín ofreció a las familias una obra de teatro. La representación era un homenaje a todos aquellos que no han bajado la guardia buscando a los suyos. En medio de la tarde, las familias disfrutaron de un ambiente de música y poesía.

Los padres de Jhon Ricardo Ubate Monroy, desaparecido hace 22 años reconocen que es muy difícil que el proceso avance más, “lo único que pedimos es que nos digan dónde están sus restos”, afirman. Para muchos el consuelo está en haber encontrado fortaleza en el otro que también ha sentido su dolor y lo comparte, así continuar buscándolos en los ríos, los bosques, las montañas.

Este año la conmemoración  se realizó en el marco de la acción conjunta que realiza el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), el Programa de Alianzas para la Reconciliación, de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y ACDI/VOCA

Publicado en Noticias CNMH


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Con los desaparecidos, hasta encontrarlos

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

29 Ago 2017


Con los desaparecidos, hasta encontrarlos

Cada año en el mundo se conmemora el 30 de agosto como el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada, declarado por la Asamblea General de las Naciones Unidas. 

En Colombia, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) en su informe ¨Hasta encontrarlos: el drama de la desaparición forzada¨, registra más de 60.000 personas desaparecidas forzadamente en los últimos 45 años en el marco del conflicto armado. Las dimensiones de este crimen resultan escalofriantes e inmorales desde las practicas empleadas por distintos actores armados con el propósito de invisibilizar sus crímenes y garantizar su impunidad. 

Desde la Agenda Conmemorativa del CNMH se apoyará esta conmemoración del Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada y el 30º Aniversario de la desaparición forzada de Nydia Erika Bautista, socióloga y economista, quién milito en el M-19. Nydia fue detenida, torturada y desaparecida el 30 de agosto de 1987 a sus 33 años de edad. El caso hoy se encuentra en la Corte Suprema de Justicia. 

En este sentido la Fundación Nydia Erika Bautista para los Derechos Humanos invita a esta jornada de conmemoración el jueves 31 de agosto de 2017, en donde se desarrollara el foro público ¨Colombia, 25.000 mujeres desaparecidas, un crimen de lesa humanidad¨, que tiene como objetivo visibilizar la situación de los niños, niñas y mujeres desaparecidas, y resaltar la importancia de las recomendaciones de 2016 del Comité sobre desapariciones forzadas de Naciones Unidas, a la luz de la Unidad de Búsqueda y las Medidas Inmediatas Humanitarias.

Posteriormente se realizará el acto simbólico ¨Cometas en el cielo por las personas desaparecidas¨ que busca hacer visible la resiliencia de las madres, padres, hermanos, hijos y sobrinos de personas víctimas de desaparición forzada. Esta jornada estará acompañada de aproximadamente 120 familiares de desaparecidos provenientes de Valle del Cauca, Putumayo, Cauca, Casanare, Meta y de las diferentes localidades de Bogotá, quienes hacen parte de la Escuela de Liderazgo de la Fundación Nydia Erika Bautista, que en su mayoría son mujeres. 

Será una jornada en que los familiares y organizaciones de víctimas de desaparición forzada se unen con la sociedad civil, para exigirle a las instituciones estatales su compromiso y firmeza frente a la búsqueda de los desaparecidos y la lucha contra la impunidad de este horroroso crimen.

Agenda 31 de agosto de 2017

Foro Público ¨Colombia, 25.000 mujeres desaparecidas, un crimen de lesa humanidad¨
Lugar: Centro de Memoria, Paz y Reconciliación (Carrera 19b no. 24-86). 
Hora: 9 a.m. – 1p.m. 

Temas:

· Situación de las niñas y mujeres desaparecidas: Poemario y saludos comunidad internacional. 
· Ponencia Recomendaciones (2016) del Comité sobre Desapariciones Forzadas de Naciones Unidas, a la luz de la Unidad de Búsqueda y las Medidas Inmediatas Humanitarias de los Acuerdos de Paz. 
· Video-Premiere “Corazón Herido” Historias de mujeres y niños desaparecidos. 
· Ponencia la importancia y contribución del Comité sobre desapariciones forzadas de la ONU a la búsqueda de las mujeres y niños desaparecidos. 
· Medidas Humanitarias de información sobre el paradero de los desaparecidos. Entrega a la Consejera Presidencial para Derechos Humanos, de listado de 300 víctimas de desaparición forzada de agentes del Estado y paramilitares para su búsqueda e información a las familias sobre su paradero. 

Acto simbólico ¨Cometas en el cielo por las personas desaparecidas¨Lugar: Parque El Renacimiento (Frente al Centro de Memoria, Paz y Reconciliación). 
Hora: 2 p.m. – 5 p.m. 

Publicado en Noticias CNMH


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Los museos y las universidades nunca olvidamos a los desaparecidos

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

29 Ago 2019


Los museos y las universidades nunca olvidamos a los desaparecidos

19 universidades y museos de todo el país se unen a la campaña del Museo de Memoria de Colombia para honrar la memoria de los 83 mil desaparecidos, víctimas del conflicto armado.


En el marco de la conmemoración del Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada,  Museo de Memoria de Colombia, del Centro Nacional de Memoria Histórica, lidera una campaña junto a 19 museos y universidades de todo el país para reafirmar el compromiso con la memoria de las más de 83 mil víctimas de este delito que ha dejado el conflicto armado.

Esta semana, algunas de las principales instituciones culturales y académicas de Bogotá, Medellín, Cali, Barrancabermeja, Florencia, Buenaventura, Barranquilla, Villavicencio, Cartagena y Tumaco exhiben pendones en las fachadas de sus sedes que recuerdan la magnitud de la desaparición forzada en el país y hacen énfasis en que cada víctima es una persona con una historia y una familia.

La visibilización y el acto conmemorativo incluye una serie de actividades académicas, ejercicios de reflexión con las comunidades y una estrategia conjunta en redes sociales que busca sensibilizar a la ciudadanía, aportar a un mayor conocimiento sobre la problemática y generar empatía con las personas que han sufrido y sufren por este flagelo.

Desde el Centro Nacional de Memoria Histórica seguiremos contribuyendo a la investigación de las causas e impactos. Así lo hemos hecho con investigaciones como “Hasta encontrarlos; “El drama de la desaparición forzada en Colombia”, “Memoria de la infamia. “Desaparición forzada en el Magdalena Medio”, “Caquetá. Una autopsia sobre la desaparición forzada”, “Desaparición Forzada. Balance de la contribución del CNMH al esclarecimiento histórico”, entre otros.

¿Por qué los museos y universidades nunca debemos olvidar a los desaparecidos? Los invitamos a reflexionar y comentar en nuestras redes sociales con la etiqueta #DesapariciónForzada.

Aliados:

Barrancabermeja:
Organización Femenina Popular

Barranquilla:
Universidad del Norte

Bogotá:
Museo de Arte Moderno de Bogotá
Museo de Memoria de Colombia
Museo Nacional
Universidad de los Andes
Universidad Distrital
Universidad Externado de Colombia
Universidad Nacional

Buenaventura:
Casa Taller Buenaventura

Cali:
Pontificia Universidad Javeriana

Cartagena:
Museo de Arte Moderno de Cartagena

Florencia:
Museo de Caquetá

Medellín:
Museo de Antioquia
Universidad EAFIT
Museo de Arte Moderno de Medellín
Museo Universitario de la Universidad de Antioquia

Tumaco:
Casa de la Memoria de Tumaco

Villavicencio:
Teatro la Vorágine

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    Casa de la Memoria y los Derechos Humanos de las Mujeres (Barrancabermeja)

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    Universidad Distrital (Bogotá)

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    Casa de la Memoria de Tumaco

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    Museo Nacional (Bogotá)

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    Teatro La Vorágine de Villavicencio

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    Museo de Arte Moderno de Bogotá

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    Universidad EAFIT (Medellín)

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    Universidad Javeriana (Cali)

Publicado en Noticias CNMH



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