Etiqueta: exiliados

El ojo en la aguja

En el ojo de la aguja: cada exiliado, cada historia

Autor

CNMH

Foto

Foto: CNMH

Publicado

25 octubre 2020


En el ojo de la aguja: cada exiliado, cada historia

  • Con apoyo del Centro Nacional de Memoria Histórica, el Foro Internacional de Víctimas y Tabula RaSa NYC Theater llevará acabo un espacio artístico que busca contribuir a la construcción de la memoria y al relato de colombianos víctimas que se encuentran en el exterior, una propuesta de reparación y una iniciativa de retorno por expresar lo vivido. Tendrá una función especial el próximo 28 de octubre a las 10 a.m. por el Facebook live del Centro Nacional de Memoria Histórica.
  • “En el ojo de la aguja” es una obra teatral escrita por Ramiro Antonio Sandoval con la colaboración de Johanna Bock y es un espacio artístico promovido por la comunidad de exiliados colombianos que busca contribuir a la construcción de la memoria y a la visibilización de los relatos de las víctimas en el exterior.

Una luz diagonal se abre camino dentro del espacio; tres personajes, sus sombras, caminan entre la penumbra cargando objetos indefinidos, cosas que han venido acumulando durante mucho tiempo. Sus desplazamientos sugieren el cansancio de un largo camino, del destierro. Una voz al fondo va relatando sus movimientos, de los espacios que se dejaron, de los nuevos recorridos que no buscaron, de la oscuridad, del fango y de los lugares donde se detuvieron en busca de refugio.

Son ellos la Señorita Tik y los Señores Tak y Toe. Ellos son en sí mismos la representación de millones de colombianos, y ciudadanos del mundo, víctimas de múltiples violencias.

Y es que detrás de una exiliada o un exiliado —y frente a ellos— hay demasiadas historias. Su destino es difuso: no son de allá -donde llegaron-, pero sí de acá, el lugar que aman, del que les tocó huir. Con un pasado sobre la espalda que ha puesto en juego su vida, recorren una cultura diferente cada día.

¿Qué lleva a una persona exiliada a seguir luchando por su país, ese mismo que un día le dio la espalda?

Para Ramiro Sandoval director artístico de Tabula RaSa Theater (fundación que trabaja con el FIV en New York) desmitificar el sueño americano es uno de los objetivos que busca alcanzar la obra. Añade que cada actor, cada actriz y las personas que han estado detrás de la obra, son víctimas del conflicto armado, exiliadas por diferentes razones: “desde las violaciones sistemáticas de Derechos Humanos hasta la violencia sexual e intrafamiliar; violentadas por tener diferentes orientaciones sexuales o por ejercer un liderazgo social”.

“No estamos acá porque lo hayamos buscado, nos empujaron a salir del país”, enfatiza Ingrid García, representante del Foro Internacional de Víctimas (FIV).

Esta organización de víctimas tiene representación en 23 países y se creó en 2013 como una herramienta ciudadana de las personas migrantes y exiliadas que componen la diáspora colombiana para exigir ser voz y parte del acuerdo de paz que se llevó a cabo entre la guerrilla de las Farc y el gobierno nacional. “Siempre hemos sido invisibilizados, porque se ha tenido el pensamiento que salimos por el sueño americano y no que nos desprendieron de nuestros sueños en Colombia”, complementa Ingrid.

“En el contexto del conflicto armado y la violencia sociopolítica, cientos de miles de personas, grupos y comunidades se han visto forzadas a migrar de Colombia en busca de seguridad, protección o refugio más allá de las fronteras. Quienes se han visto obligados a salir del país, a diferencia de aquellos que han permanecido en el territorio nacional, han vivido sus pérdidas, sus daños y sus incertidumbres desde el exilio”, explica el informe Memorias del exilio colombiano: huellas del conflicto armado más allá de las fronteras, del Centro Nacional de Memoria Histórica.

Estas personas, además de abandonar su hogar y sus actividades económicas, han tenido que huir de su país dejando atrás sus costumbres y sus formas de vida en Colombia. Como experiencia única, el FIV abrió la oportunidad de conocer testimonios acompañados de tristeza, dolor o rabia por parte de las víctimas de las violencias fuera del país, donde se escuchan voces que reclaman: “sin paz social no habrá paz armada, en Colombia históricamente diferentes grupos buscan una excusa para tomar las armas”, “no puede haber víctimas de primera y segunda categoría”, “deseo volver a Colombia”, “tranquilidad a cambio de soledad”, “Colombia no puede estar condenada a la violencia eterna”.

Desde esta óptica, el FIV ha trabajado en diferentes frentes para que se reconozcan los derechos de las personas en el exilio. Así entra el lenguaje artístico para hablar más allá de los rótulos y encasillamientos de las personas, para humanizar desde las emociones, para expresar de una forma poética el dolor, los sufrimientos, pero también las alegrías.

Para Ramiro, el acto teatral se levanta como una segura y poderosa herramienta en el proceso de sanación por medio de la representación, del reflejo de las situaciones más escabrosas y de reflexión: “el teatro reclama el papel de la memoria en el tejido social como un imperativo para el restablecimiento de la dignidad robada por el silencio y el olvido intencionales”, sostiene.

“En el ojo de la aguja”, obra poética teatral de creación colectiva escrita por Ramiro con la colaboración de Johanna Bock, es un espacio artístico promovido por la comunidad de exiliados colombianos que busca contribuir a la construcción de la memoria y al relato de las víctimas en el exterior, pero a la vez es una propuesta de reparación y una iniciativa de retorno por expresar lo vivido.

“Uno aparte de traer lo que uno tiene como experiencia, lo que uno viene recogiendo de lo vivido: lo bueno, lo malo, lo difícil, lo peor, lo mejor; lo va guardando en unos bolsillos, que en el momento en que uno se enfrenta a un personaje empieza a sacar como un mago esas cositas de los bolsillos y a ponerlas para lo que uno necesita mostrar, son cosas muy personales”, dice Klara Lopera, quien representa al Señor Tak en la obra; alguien porfiado, antipático, práctico, escéptico, que dice frases como: “¿Te crees libre? Cada vez menos, amigo mío. Uno no puede llamarse libre por fuera de su especie”.

Este tipo de diálogos se hacen constantes en la narrativa de la obra, jugando con metáforas y analogías para cautivar al espectador. La iniciativa marca un precedente significativo en las maneras de contar el conflicto en medio de la pandemia, y el Centro Nacional de Memoria Histórica, por medio de la Estrategia de Apoyo a Iniciativas de Memoria, ofreció acompañamiento para que las voces de las víctimas en el exterior tengan eco en Colombia y en sus países de refugio.

Por ello, este miércoles 28 de octubre a las 10:00 am (hora de Colombia) los invitamos a que conozcan la obra de teatro “En el ojo de la aguja” en presentación virtual por el Facebook live del Centro Nacional de Memoria Histórica.


acuerdos de paz, postconflicto, inversión, internacional


Darío Acevedo, En el ojo de la aguja, exiliados, Exilio, Foro Internacional de Víctimas, Iniciativas de Memoria

La verdad que piden los exiliados

Noticia

Autor

Harold García

Fotografía

Harold García

Publicado

22 Mar 2016


La verdad que piden los exiliados

Detrás de una exiliada o un exiliado —y frente a ellos— hay demasiadas historias. Su destino es difuso: no son de allá, donde llegaron, pero sí de acá, el lugar que aman, del que les tocó huir. Con un pasado sobre la espalda que ha puesto en juego su vida, recorren una cultura diferente cada día. ¿Qué lleva a una persona exiliada a seguir luchando por su país, ese mismo que un día le dio la espalda?


Es la historia de Imelda Daza Cotes (Leer testimonio completo en Voces del Exilio), una cesarense de 67 años. Economista de la Universidad Nacional y vinculada desde muy temprana edad a la política, ayudó a consolidar la Unión Patriótica (UP) en Cesar en 1985. En 1986 la UP participó en elecciones, logrando siete concejales en siete municipios del departamento, más un diputado. Ella fue elegida concejal del partido en Valledupar y es la única sobreviviente de esos ocho líderes elegidos en el Cesar.  “Allí arrasaron con todo, los asesinaron”, dice.

La UP fue atacada sistemáticamente durante casi una década, dejando un saldo de dos candidatos presidenciales, ocho congresistas, 13 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes y 5.000 militantes asesinados. (Lea también José Antequera, un legado que no muere)

Imelda tuvo claro que tenía salir del país, al exilio. “La mayoría de mis compañeros sostenían que a todos no nos podían matar, que había enfrentar todo eso, que había que insistir. Ninguno sobrevivió a la insistencia. ¡A todos los mataron!”, recuerda mientras se le hace un nudo en la garganta. En su memoria está grabado, como a casusa de esos hechos, que ella llama “nefastos”, fue que Ricardo Palmera, alias ´Simón Trinidad´, “decidió vincularse a la insurgencia, se resistió al exilio, a dejar su país, resistiéndose a quedar inerte y desarmado”, agrega.  

Ella se fue primero para Bogotá, creyendo que allí era posible sobrevivir, pero las amenazas fueron persistentes. Una organización de derechos humanos le ayudó a salir hacia Perú pero en Lima no logró la aprobación del asilo y fue entonces cuando José Rivera, un gran amigo, se enteró de su situación, y la orientó para irse a Suecia. Allí vivió 27 años,  entre 1989 y 2016.

“El exilio es una experiencia muy dura, es una vivencia terrible, porque es la ruptura brusca de un proyecto político, de un estilo de vida y sobre todo de unos sueños. Es romper con todo, es abandonar el espacio familiar, cultural, social y laboral. Es llegar a lo desconocido, a un país que si bien tiene un excelente programa de acogida, es un país en el que no somos bienvenidos. No seamos ingenuos, hay respeto pero uno nunca dejará de ser el diferente”.

Según las cifras de Acnur, para 2013 en España, Francia, Noruega, Suecia, Reino Unido y Suiza había un total de 1.657 colombianos y colombianas refugiadas, solicitantes de asilo y en situación similar al refugio: 525 en España, 541 en Francia, 89 en Noruega y Suecia, 178 en el Reino Unido, y 324 en Suiza. (Ver Proyecto Exilio del CNMH)  

 

Ya en Suecia Imelda debía organizarse y seguir adelante por sus tres pequeños hijos, no había alternativa. Se vinculó a la política en Suecia, a la Social Democracia, fue Concejal durante 12 años en el pueblo donde vivió, y tres veces candidata al parlamento. Después de varios años decidió fundar su propio partido de izquierda. En 2015 fue elegida otra vez como concejal, pero su interés seguía siendo otro “no es Suecia lo que a mí me trasnocha, a mí lo que me duele, me desvela y me preocupa está aquí, aquí quería volver. Tengo muy arraigado mi espíritu caribeño, soy incapaz de adaptarme por siempre a otro lugar”.

La persona que se exilia sueña con el retorno. Para Imelda, después de 27 años, una serie de circunstancias la llevaron a regresar. “El año pasado fui invitada por la Unidad de Víctimas a un evento, dos días después fui a Valledupar, y tres días más tarde era candidata a la Gobernación de Cesar, sin conocer a nadie. Solo a los hijos de las víctimas, hijos de mis compañeros asesinados, a quienes yo había dejado muy pequeños. Los que ahora me pedían que lo que su padre no había podido hacer, yo sí lo podía lograr. Imposible decir que no”.

Aceptó el reto y se embarcó de nuevo en la política colombiana. Para ella es una experiencia extraordinaria, “volví al Cesar profundo y a dimensionar el drama social que allí se vive”. Regresó con su esposo y sus hijos siguen Suecia. “La segunda generación de colombianos hijos de exiliados, que se sienten integrados a esa sociedad, allí viven bien, hacen parte de ella, pero nunca pierden su identidad colombiana”, dice.

El pasado 10 de marzo en Bogotá se realizó el encuentro: “Representación y simbología del exilio colombiano: el relato de quienes retornan”, donde 65 personas escucharon historias como la de Imelda, y se hicieron varias exigencias al Estado alrededor de la situación de la diáspora colombiana. Una de ellas, es saber la verdad. “Porque es la verdad la única que nos va a definir el alcance de la justicia, la verdad la que nos va permitir saber a quién debemos perdonar, y con quién nos tenemos que reconciliar”, concluyó Imelda.

Conoce el especial Las voces del exilio. Memorias de colombianos en el exterior.

Publicado en Noticias CNMH


exiliados


exiliados

En París se reunen exiliados colombianos

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

24 Oct 2016


En París se reunen exiliados colombianos

París será el epicentro de la memoria del exilio colombiano, los días 4 y 5 de noviembre, ya que exiliados colombianos en Europa se reunirán en el encuentro “Arte, Cultura y Exilio: caminos de la memoria” para debatir y reflexionar sobre las causas y características del exilio colombiano, el significado y pertinencia de su voz en el momento actual, su exigencia de verdad y su contribución a la memoria colectiva del conflicto en aras de construir paz en Colombia.

Igualmente se debatirá sobre el momento histórico que vive Colombia entorno a los procesos de paz con las FARC  y el ELN. 

De igual manera se discutirá sobre las causas e impactos del exilio, que han dejado a más de 400 mil colombianos y colombianas exiliados según ACNUR, que se han visto obligados a lo largo del conflicto armado a dejar el país para salvar sus vidas. 

Con esta iniciativa se busca dignificar el exilio colombiano en todas sus dimensiones, hacer escuchar su voz en aras de exigir la verdad sobre los hechos que causaron la salida de tantos colombianos del país. Se trata de reconocer la magnitud de esta tragedia, por parte del Estado, la sociedad colombiana y los países de acogida, como contribución a la memoria colectiva del conflicto para construir, entre todos, el camino hacia una paz duradera y sostenible en Colombia. 

Las organizaciones El Círculo de Trastierro, Hilvanando la Memoria y Ciudadan@s por la Paz de Colombia invitan al lanzamiento de este encuentro el día 4 de noviembre a las 6:30 p.m. en el Consulado de Colombia en París (12 Rue de Berri, 75008 Paris). 

Con la colaboración de artistas, investigadores y defensores de derechos humanos, el encuentro se desarrollará a través de talleres en torno a la temática de exilio, arte y memoria: 

  1. Taller de mapeo emocional del exilio: el territorio de la memoria
  2. Taller literario de memoria: Yo recuerdo. El exilio en tres tiempos
  3. Taller Arte y Exilio 
  4. Taller herencia del exilio: segunda y tercera generación 

El encuentro cuanta con el apoyo de France-Amérique Latine, Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y Consulado de Colombia en Paris. 

CONTACTOS : 

Hernando Franco, Círculo del Trastierro
Teléfono: +33 (0) 6 7 60 95 89 89.
Correo electrónico: hfrancod@lautaro.fr

Inés Acosta, Círculo del Trastierro
Telefono: +33 (0) 6 50 01 84 69.
Correo electrónico: inespagnol@gmail.com 

Joaquín Franco, Centro Nacional de Memoria Histórica-CNMH
Teléfono: +57 321 2693798
Correo electrónico: joaquin.franco@centrodememoriahistorica.gov.co

Publicado en Noticias CNMH


exiliados


exiliados

En París, exiliados se reúnen por la verdad y la memoria

Noticia

Autor

Ricardo Robayo

Fotografía

Ricardo Robayo

Publicado

23 Nov 2016


En París, exiliados se reúnen por la verdad y la memoria

Con unos emotivos acordes el pianista Diego Franco dio inicio al lanzamiento del encuentro “Arte, cultura y exilio: caminos de la memoria” en el consulado de Colombia en París, el pasado 4 de noviembre. Un numeroso grupo de exiliados y refugiados colombianos que se encuentran en diferentes países europeos, organizaron esta importante iniciativa como respuesta a la necesidad de avanzar en la búsqueda de la verdad, en la reconstrucción de la memoria colectiva del exilio colombiano y en la construcción de la paz en Colombia.


“Estamos aquí reunidos con artistas y personalidades para hacer el lanzamiento del encuentro que ha sido todo un éxito. Nos hemos sentido como en casa compartiendo con varios compatriotas con quienes trabajaremos en estas jornadas en las vivencias personales del exilio y su memoria”, afirma Inés Acosta, exiliada colombiana quien fue víctima del primer falso positivo judicial por parte de agentes del Estado y que por amenazas tuvo que salir del país en 1982.

El nutrido público de colombianos que se reunieron en el segundo día del encuentro, en el Centro Internacional de Cultural Popular de París (CICP), inició la jornada con un conversatorio para debatir y reflexionar alrededor de las causas y características del exilio colombiano, la reconstrucción de la memoria frente a las causas de su desplazamiento y la llegada a los países receptores.

“Comenzamos con un conversatorio en el que planteamos unas reflexiones sobre las características del exilio colombiano, su significado y la pertinencia de nuestra voz por la coyuntura del proceso de paz, la exigencia de verdad y la contribución a la memoria colectiva del conflicto armado en aras de aportar a este momento histórico”, dice Joanna Castro, joven vallecaucana e hija de un sindicalista exilado en Suecia quien a su retorno a Colombia fue asesinado.

Con la colaboración de artistas, investigadores y defensores de derechos humanos, el encuentro se desarrolló a través de talleres en torno a la temática del exilio, el arte y la memoria. Es así que el primer taller “El territorio de la memoria, mapeo emocional del exilio”, proponía hacer un recorrido por los recuerdos de la vida antes del exilio para ponerlos en diálogo con las acciones de la vida actual. “Yo llevo 19 años en Viena (Austria) y este taller me ha desenredado un nudo en mi garganta. Todos los días extraño mi tierra, ese calor humano, la solidaridad entre los vecinos de mi barrio. Yo todo los días estoy en Viena pero estoy pensando en Colombia porque amo a mi país”, expresa Myriam Pérez, lideresa campesina quien tuvo que salir del país frente a las constantes amenazas de los paramilitares.

El segundo taller “Yo recuerdo, el exilio en tres tiempos”, propuso desde la escritura una mirada hacia la experiencia del desplazamiento forzado, el cruce de frontera y la adaptación en el país de acogida. “Estamos aquí reunidos colombianos que tuvimos que salir de Colombia por distintas razones políticas y de persecución, porque nuestra única opción fue salvar nuestras vidas. Se trata de empezar un diálogo entre nosotros ya que cada uno llega como puede, salva su vida como puede y busca crear un entorno nuevo. Cada uno vive el exilio de distintas maneras, y poder contar esas experiencias es muy importante para la memoria colectiva y para nosotros”, afirma Erik Arellana Bautista quien se encuentra fuera de su país, en su segundo exilio, luego de exigir justicia y verdad frente a la desaparición forzada, tortura y asesinato de su madre Nydia Erika Bautista, militante del M-19.

“Arte y Exilio” fue el taller en el cual se trabajó desde lo emocional a través de las artes plásticas utilizando la palabra como elemento liberador y sanador para dar como resultado una obra creativa. “Este taller nos ha permitido conocer historias que han estado ocultas, y hoy hemos escuchado esas voces por medio de la expresión artística y cultural, con las que hemos podido sacar una serie de traumas que nos han acompañado durante tantos años de exilio”, explica Miguel Ángel Vargas, exiliado colombiano en París.

El cuarto taller trató los impactos del exilio en la segunda y tercera generación de exiliados. “Como hijos de personas que tuvieron que salir al exilio, por primera vez logramos compartir nuestras vivencias. Entendimos que el exilio no se hereda, lo hemos vivido de manera directa. Todos nos enfrentamos al difícil reto de aprender a vivir en otros contextos culturales. Pero nunca dejamos de ser Colombianos”, afirma Giovanny Rojas, exiliado junto con su familia en Suecia.

Estos espacios de encuentro brindan a los exiliados una oportunidad de establecer lazos con personas en situación similar, conocer y reconocer la diversidad del exilio, y hacer visibles los impactos que ha provocado en ellos, en sus hijos y nietos, de manera diferenciada. También permiten reconstruir lazos de identidad, culturales y afectivos, y que los anhelos de verdad, justicia y retorno perduren y se fortalezcan gracias a los lazos comunitarios.

“El exilio colombiano tiene una particularidad y es que está muy atomizado, no hay una conciencia política de este fenómeno como la hubo con el exilio de otros países latinoamericanos, es así que este tipo de reuniones permiten empezar a unir caminos para socializar experiencias y dar pasos a construir cultura de paz”, afirma Hernando Franco, uno de los organizadores del encuentro que extendió la invitación a los diferentes colombianos exiliados en Europa.

El encuentro organizado por el Círculo del Trastierro, Hilvanando la Memoria y Ciudadan@s por la Paz de Colombia, que tuvo el apoyo del Centro Nacional de Memoria Histórica,  France-Amérique Latine y el Consulado de Colombia en París, permitió a este grupo de colombianos —que salieron del país para salvar sus vidas— seguir aportando y construyendo desde sus diferentes experiencias y lugares una cultura de paz que, sin duda, contribuirá a la reconciliación nacional.

Según la Ofician del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), registra 413.325 colombianos aproximadamente que se encuentran fuera de las fronteras por algún hecho victimizante, es así que el Centro Nacional de Memoria Histórica por su mandato trabaja en el acercamiento con las víctimas en el exterior por medio del proyecto “Agenda Exilio” como una ruta de trabajo para propiciar la participación de los colombianos que fueron forzados a salir del territorio nacional a causa del conflicto. Esta agenda esta compuesta por 3 componentes: el proyecto de investigación “Memorias del exilio”, el apoyo a iniciativas de memoria histórica de colombianos víctimas en el exterior y la plataforma web ¨Voces del Exilio¨ como medio de difusión y participación para dar a conocer las vivencias y resistencias de los colombianos víctimas en el exterior.

Publicado en Noticias CNMH


exiliados


exiliados

Volver arriba