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Homenaje a las víctimas de San José de Playón

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

16 Sep 2015


Homenaje a las víctimas de San José de Playón

Este miércoles, a las 3:00 p.m., en el corregimiento de San José del Playón (María La Baja, Bolívar) se realizará un homenaje para recordar a las víctimas del conflicto armado.

Entre los años 80 y la primera década del año 2000, el corregimiento San José de Playón fue escenario de múltiples acciones de grupos armados guerrilleros y paramilitares que causaron la muerte de más de 60 personas.

Uno de los hechos que más recuerda la comunidad fue el día de ‘la quema’, ocurrida en la madrugada del 18 de agosto de 1999 por integrantes de las AUC, quienes llegaron al territorio, asesinaron a cinco habitantes del corregimiento y quemaron graneros, casas y vehículos que transportaban alimentos.

“Alza tu barrilete” (cometa) es la iniciativa en homenaje a las víctimas mortales de esta región, una muestra del interés de la comunidad de San José de Playón por dignificar el nombre de sus familiares y seres queridos, y sobre todo, es un ejercicio de resistencia, de memoria y reconstrucción de la historia reciente de la comunidad para afianzar su lucha por el reconocimiento de sus derechos a la verdad, la justicia y la reparación.

Esta iniciativa nace luego de 4 meses de trabajo con un grupo de investigación integrado por investigadores e investigadoras de la comunidad, una profesional en ciencias sociales y un profesional de artes, quienes a través de metodologías de construcción de la memoria del conflicto armado crearon un documento y propuestas de iniciativas de memoria como insumos para los procesos de reparación colectiva y retornos que adelanta la Unidad de Víctimas en esta comunidad.

Este proyecto se realiza gracias al trabajo articulado entre la Estrategia Nación Territorio del Centro Nacional de Memoria Histórica, la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas – Regional Bolívar, la Organización Internacional para las Migraciones y USAID.

 


Homenaje, San José de Playón, Víctimas

Un homenaje a los profesores en su día

Noticia

Autor

JMaria de los Ángeles Reyes, periodista del CNMH

Fotografía

Laura Cerón.

Publicado

13 May 2016


Un homenaje a los profesores en su día

“Seguramente si continuara viendo el libro común de sociales que nos da el colegio, como joven de grado 11 no sabría que en este momento hay un proyecto de reconstrucción de memoria ni que hay más tragedias que la de la avalancha de Armero o la toma del Palacio de Justicia” Dilan, estudiante de Bogotá.


Según la Unesco, Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia y la Cultura, el día del maestro es una oportunidad para recordar la importancia de “empoderar al profesorado para construir sociedades sostenibles”.

Los maestros y maestras de Colombia han tenido la difícil tarea de educar en medio del conflicto y en contextos de violencia que permean las más íntimas esferas de los estudiantes. La guerra, en un país que la ha padecido por generaciones, tiene que desaprenderse, y son los maestros quienes asumen de forma muy cercana esta titánica labor.

El Centro Nacional de Memoria Histórica, reconociendo este gran reto, desarrolló la “Caja de Herramientas: Un Viaje por la memoria histórica. Aprender la paz y desaprender la guerra”, que ya está siendo implementada por maestros y maestras en Putumayo, Nariño, Antioquia, Bogotá, Bolívar, Huila y Cauca.

El 30 de abril, en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, se realizó la presentación de esta herramienta pedagógica y de los resultados que, hasta ahora, se han encontrado con su utilización en el aula escolar. El evento contó con la participación de Lorena López, profesora de sociales del colegio Jaime Garzón, ubicado entre las localidades de Bosa y Kennedy, en el sur de Bogotá.  Para ella, usar la Caja de Herramientas en su salón ha sido una apuesta por construir la paz de la que tanto se habla en estos días. “No creo en la paz como un concepto, o como un asunto político, creo en una paz desarrollada como una cultura de paz, una cultura que se desarrolla en los lugares más cotidianos del universo, y el lugar más cotidiano y más significativo de una sociedad para mi es el aula de clase”, dijo.

La intervención de Lorena fue corta. Quiso hacerla de esta manera para dar paso a tres de sus estudiantes de grado 11. Nadie mejor que ellos para compartir el impacto real que este producto pedagógico ha tenido en su proceso de aprendizaje y en su vida. El CNMH desea reproducir los discursos escritos por los estudiantes como un homenaje a todos los maestros y maestras que invierten su vida en niños y jóvenes como Dilan, Anamaría y Juliet. Ellos son el futuro de Colombia; son la muestra viva de que las generaciones presentes están comprometidas con el curso que tomará el país, con las víctimas que han padecido la guerra y con la construcción de la paz.

Dilan Bocanegra

“Enseñar la paz, desaprender la guerra, es una de las mejores estrategias que pudo llegar a nuestra institución. Tras años de luchas, nunca nos habíamos preguntado a fondo: ¿Qué es el conflicto armado? ¿Qué hechos resaltan en él? ¿Qué o cuáles han sido los factores que han afectado el crecimiento desalmado de este conflicto?

La verdad yo ni siquiera sabía dónde quedaban los Montes de María, o que un lugar se llamara El Salado. No sabía qué o quiénes eran las Anuc, pues son términos que, aunque necesarios, son alejados de nuestra realidad. Este material de la Caja de Herramientas recopila de forma sencilla y veraz lo que verdaderamente nos debe importar. No es el hablar por el hablar, sino ponernos en los pantalones de esa persona que vivió eso: ¿Qué sentiría? ¿Qué siente en este momento? ¿Qué le pide al gobierno?

Seguramente si continuo viendo el libro común de sociales que nos da el colegio, yo, como joven de grado 11, no sabría que en este momento hay un proyecto de reconstrucción de memoria, ni que hay más tragedias que la de la avalancha de Armero o la toma del Palacio de Justicia. Recapacitar, sentir, pensar y actuar frente a los hechos, es más que leer o transcribir, es investigar e interesarse por lo que se está haciendo, es saber por qué lo estoy haciendo y a dónde quiero llegar con eso.

No podemos comparar las realidades de un niño de la Guajira con el hijo de un senador, es casi como diferenciar entre un elefante y una hormiga, por eso impulso y tomo como ejemplo este libro para mostrar nuestra historia y que no ha quedado solo en eso sino que ya hemos reconstruido memoria.

Juliet Rodríguez Rico

“Hace poco creía que entendía el concepto de paz y reconocía qué sucedía en nuestro país. Sin embargo, llega un punto en el que uno se cuestiona muchas cosas sobre procesos de reconciliación y lo que ocurre en La Habana, y no logra encontrar una respuesta porque nuevamente llega al punto inicial de la pregunta, ¿qué es paz? Por momentos pensaba que en el colegio la podíamos vivir, o al menos entenderla, pero esa idea se fue volviendo errónea, cuando empezamos a hablar de esto en la clase de sociales.

En primer lugar me doy cuenta que mi concepto es totalmente negativo, siempre he creído que no existe. Pero nunca me di cuenta que realmente yo la veía como como un papel firmado por muchas partes en las que prometían la felicidad y la prosperidad para todos. Luego entendí que la paz radica completamente en el perdón y eso lo he logrado entender por medio de las últimas sesiones que hemos recibido y más allá de eso por la reconstrucción de memoria que estamos haciendo a través de la Caja de Herramientas.

Ahora bien, quisiera hacer énfasis en la importancia de recibir esta cátedra dentro de las aulas de clase, porque hemos podido reconocer problemáticas en el colegio y tratar de resolverlas de la mejor manera posible. Es pertinente recordar que se están formando jóvenes para entrar en una vida laboral o quizás seguir con estudios superiores y esto, más que una clase, será una guía para cualquiera de ellos porque se les está enseñando cultura por medio de este estudio. Quisiera reconocer y además testificar que me siento afortunada por estar recibiendo clases como estas, pues no cualquiera comparte esta misma fortuna; poder aprender sobre su país y más en temas que nos corresponden a todos los colombianos.

Yo como estudiante reconozco y recomiendo su enseñanza dentro de las aulas de clase, para que cada estudiante se forme como persona para un mejor mañana y comprenda el papel que cada uno cumple dentro de este proceso, para soluciones, para aportar un poco a la enseñanza de la reconciliación. Y ahora, para terminar, me gustaría revivir las palabras de un colombiano que dio su vida por la paz y que en honor  a él recibe nombre mi colegio, Jaime Garzón Forero, quien resume brevemente el compromiso que tenemos los jóvenes con el futuro de Colombia: ´Si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvárselo, ¡NADIE!´”

Anamaría Rodríguez Ramírez

“Me gustaría contarles mi experiencia con el libro que desarrolló el CNMH, para ello debemos tener claro, ¿Por qué es importante estudiar el conflicto armado?

Es importante porque no es solo una gran cifra, es algo real que sentimos solo cuando escuchamos y sentimos cercanas las historias de las víctimas y entendemos que le sucedió allá fuera, esos casos son más que números. El libro nos presenta el conflicto desde la voz de los protagonistas, siendo ellos sus constructores, además de las personas profesionales en el tema que contribuyeron a su elaboración.

Es por eso tan importante estudiar el conflicto, ya que nos vuelve más humanos y comprensivos. Es un libro fascinante porque es diferente. En el colegio no se nos enseña la historia con libros donde se cuenten los hechos desde las víctimas, y en donde sean ellas mismas las constructoras de esta.

Aprendí muchísimas cosas, como que es la Anuc, el Frente Nacional, qué es una reforma agraria, o cuál es la diferencia entre guerrillas y paramilitares. Poder aprenderlo esto, es una experiencia gratificante, porque realmente nos enseña a ponernos en los zapatos de los demás, a revivir eso que muchas personas aún recuerdan con dolor. Mi mamá tuvo la oportunidad de ver el libro y se sintió identificada. Ella también vivió la guerra, pero ¿por qué han de ser solo los adultos los que sepan de ella? Nosotros los jóvenes, ¿por qué la desconocemos tanto?

También he aprendido sobre la historia de mi país, aprendí que la repartición de tierras no es sencilla, que muchos de los campesinos antes trabajaban en tierras baldías, pero que el gobierno se encargó de venderla a latifundistas dejándolos sin nada; aprendí que el amor que tienen los campesinos por su tierra es tan grande que la trabajan sin importar para quien sea. ¿Dónde está el amor del gobierno y de los grupos al margen de la ley por su tierra, si lo único que han hecho es destruirla y consumir un terreno fértil por beneficios propios?

Y, por último, aprendí que la paz no está allá afuera, en el monte y en las selvas colombianas. La paz empieza desde casa, desde la relación que llevo con mi familia, ¿vivimos realmente en armonía? Porque, claro está, también puede ser nuestra zona de guerra, porque muchas veces nos distanciamos de nuestros seres queridos, de la misma manera que la guerrilla y los paramilitares se han encargado de destruir hogares al tomar a sus hijos o a sus familiares. Sé que muchos se van a sentir identificados cuando tengan el libro en sus manos, van a entender un poco más de porque hoy en día el país está como está.

La historia se reconstruye con los hechos, pero la reconciliación se da a partir de nuestra disposición para escuchar a quienes realmente padecen de este tipo de episodios inaceptables en nuestra sociedad, y que deberían ser duramente castigados. Nuestra generación ignora este tipo de problemáticas. Muchos de nosotros ni siquiera teníamos entre uno y tres años cuando sucedió la Masacre del Salado en los Montes de María.

A los jóvenes me gustaría decirles: muchachos el cambio está en nuestras manos, la injusticia social continúa por nuestra ignorancia, la educación es la salida de esa faceta; maestros, en sus manos está nuestra formación como ciudadanos competentes, sin ustedes el futuro del país está perdido, la violencia nos atacaría más fuerte, su trabajo puede ser reforzado con el libro, apóyense en él y denle una herramienta a sus estudiantes para ser parte del cambio”.

 


Homenaje, Profesores Día

Premios India Catalina, una mirada al conflicto armado

Premios India Catalina, una mirada al conflicto armado

Autor

Harold García, periodista del CNMH.

Fotografía

CNMH

Publicado

07 Mar 2018


Premios India Catalina, una mirada al conflicto armado

El próximo sábado 5 de marzo, seis días después de los premios Oscar, se llevarán a cabo en Colombia los tradicionales Premios India Catalina, que reconocen lo mejor de la industria de la televisión nacional. Un acto comercial, sin duda, que este año cuenta con la nominación de varias producciones que relatan la memoria del conflicto armado del país como Carta a una Sombra, Pizarro, Relatos del Exilio y Nueva Venecia.


En 1954, hace 62 años, el General Rojas Pinilla trajo la televisión a Colombia y de inmediato se convirtió en el mayor medio de entretenimiento de los colombianos. Telenovelas, noticieros, series, documentales y animaciones acompañan a diario la vida de millones de colombianos. Es por ello que desde 1984 se viene premiando anualmente “la calidad y el talento de las producciones de la televisión nacional” a través del Premio India Catalina; un certamen deseado por muchos y odiado por otros.

“Desde su creación -dicen los organizadores- y hasta la actualidad, las categorías premiadas han ido aumentando y evolucionando a la par de la industria televisiva, en la primera edición de los Premios se entregaron 19 estatuillas y en la actualidad se premian más de 30 categorías que incluyen a los diferentes sectores de la industria y que abarcan desde los canales nacionales, hasta los regionales y locales, tanto públicos como privados; así mismo, son un reconocimiento a los formatos de dramatizado, los géneros periodísticos, de opinión, de entretenimiento y a los contenidos especializados”, toda una diversidad de temas, que este año se ven fuertemente influenciados por la memoria del conflicto armado en dos de sus categorías más recientes.

Mejor Documental para Televisión

De las cinco nominaciones en esta categoría, cuatro están relacionadas con el tema de construcción de memoria en medio de la guerra. Primero, Carta a una Sombra, de Daniela Abad, un documental inspirado en el libro “El olvido que seremos” de Héctor Abad Faciolince, el cual hace un recorrido por la vida del médico, ensayista y político Héctor Abad Gómez, quien fue asesinado el 25 de agosto de 1987. Un relato a través de los testimonios de su familia y amigos cercanos. “De mi papá aprendí algo que los asesinos no saben hacer. A poner en palabras la verdad para que esta dure más que su mentira” recuerda en el documental Héctor Abad.

 

Una segunda producción es Pizarro, de Simón Hernández, un documental en el cual María José Pizarro reconstruye los pasos de su padre e intenta descubrir –así a veces parezca imposible- la verdad sobre su asesinato. La película deja ver un Carlos Pizarro carismático, abierto al diálogo, amoroso y esperanzado por la paz. Muestra una hija, que sufrió el exilio y la pérdida de su héroe, una caminante, una luchadora, una mujer que también cuestiona las consecuencias de la guerra.

Pizarro es la expresión del proceso de dolor por la pérdida más cercana; padre e hija se recuerdan a través de cartas de amor y fotografías, siendo las imágenes y las letras la única forma de reconstruir el pasado. Esta es la historia de María José, que está atada a la memoria de su padre, a los vagos recuerdos que le quedan de él y a los relatos que reconstruye de los demás.

 

En tercer lugar tenemos a Relatos del Exilio del Canal Capital, 11 documentales de una hora sobre las historias de los colombianos que fueron obligados a cambiar su vida mientras huían del conflicto. Relatos de colombianos exiliados en Canadá, Francia, Alemania, Holanda, Italia, España, Bélgica, Suecia, Estados Unidos, México y Ecuador.

 

Y por último, está Nueva Venecia del cineasta uruguayo Emiliano Mazza De Luca, que muestra cómo un pueblo rodeado de agua se las ingenia para construir una cancha de futbol. ¿Y esto que tiene que ver con el conflicto armado?, resulta que a Nueva Venecia, en la Ciénaga Grande del Magdalena, el 22 de noviembre del 2000 sufrió una de las masacres más aterradoras de la guerra interna, y esta película sirvió como “una herramienta de reparación colectiva para la comunidad”, cuentan los realizadores.

 

Estas cuatro producciones que giran alrededor de la memoria del conflicto armado competirán contra Gabo – La Magia de lo Real, de Caracol Televisión, que de igual manera es una profunda reconstrucción de memoria alrededor del mayor exponente de la literatura colombiana, Gabriel García Márquez. Un competidor fuerte y gran favorito a llevarse el premio, pero que de cinco nominaciones cuatro tengan que ver con el tema del conflicto armado, con el relato de las víctimas, es un logro importante que muestra a través de la televisión lo que nos ha pasado, un espaldarazo para ir construyendo la paz, porque como dice Gonzalo Sánchez, director del Centro Nacional de Memoria Histórica, “con la palabra de las víctimas tejemos memoria, tejemos país y tejemos futuro.”

Mejor programa de animación para televisión

Esta es una categoría joven, que muestra los actuales avances audiovisuales acompañados de novedosos formatos narrativos. Un espacio abierto a la creatividad, donde los realizadores son artistas que desean acercar de la mejor manera a todos los interesados, empezando por los niños. Por eso, en esta categoría se rescatan los relatos que no han sido contados, y no se han podido contar.

Aquí veremos a Cuentos de Viejos III, de Señal Colombia, donde personas mayores de varias partes de Colombia y del mundo, cuentan sus experiencias de infancia en contextos difíciles como la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Civil Española o La Violencia bipartidista en Colombia. Un trabajo de memoria que acerca a los jóvenes con estas temáticas.

Cuentos de Viejos

 

Una gran favorita para llevarse este premio es Las Niñas de la Guerra, también de Señal Colombia, que “relata las penurias y andanzas de millares de niños reclutados ‒muchas veces a la fuerza‒ por grupos armados en Colombia y hoy buscan oportunidades para reconciliarse con la vida, dirigida por Cesar Espinosa y Yoleiza Tor.

Las niñas de la guerra

 

También está de Canal Capital, Sabogal, una animación que aborda el tema de los derechos humanos, el conflicto colombiano y la historia reciente de nuestro país, para apostarle a la construcción de memoria histórica. Una idea original que mezcla la tecnología de animación tridimensional, la estética del comic animado y la novela negra, y se adentra en los archivos periodísticos que han documentado los terribles hechos violentos que ha sufrido el país en los últimos años, para rescatar las memorias de ese pasado y al mismo tiempo sorprender al público con su propuesta estética y documental.

Sabogal

El resto de nominados en esta categoría son: Butiman, de Telecaribe y Puerto Papel de Señal Colombia.

La gala de premiación se realizará en el marco del Festival Internacional de Cine de Cartagena (FICCI) y  tendrá como mayor invitada, la presencia de la memoria. 

 


Conflicto Armado, entretenimiento, Homenaje, India Catalina, Premios

José Antequera, un legado que no muere

José Antequera, un legado que no muere

Autor

Maria de los Ángeles Reyes, periodista del CNMH.

Fotografía

CNMH.

Publicado

07 Mar 2018


José Antequera, un legado que no muere

El 3 de marzo de 1989 cinco hombres armados asesinaron en el aeropuerto El Dorado, de Bogotá, a uno de los líderes más prominentes de la Unión Patriótica. Tenía 34 años, una esposa, dos hijos pequeños, y el anhelo de una Colombia justa y en paz.


El exterminio de la Unión Patriótica (UP) siempre ha sido recordado como un símbolo del fracaso de Colombia para alcanzar la paz. El partido, que nació como fruto de los acuerdos de La Uribe entre el gobierno nacional y las Farc, en 1984, fue atacado sistemáticamente durante casi una década dejando un saldo de dos candidatos presidenciales, ocho congresistas, 13 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes y 5.000 militantes asesinados.

Antequera no fue el primero ni el último muerto en la larga lista de asesinatos de miembros de la UP. De hecho, ese mismo año ya se habían denunciado 43 muertes de personas adscritas al partido. Él y su familia sabían el riesgo constante al que estaban expuestos y vivían asegurados por una escolta, investigada hoy por la Fiscalía, que reabrió el caso en octubre de 2015.

Ese 3 de marzo, justamente, José Antequera estaba buscando descansar de la incansable lucha que sostenía denunciando el paramilitarismo y los graves delitos que se estaban cometiendo contra el partido y la sociedad civil. Quería viajar para pasar unos días en su casa materna, en Barranquilla, pero la guerra no dio tregua.

Tras su muerte, las reacciones no se hicieron esperar. La dirigencia de la UP dijo en un comunicado que “era una muerte anunciada. Lo sabía el Gobierno y su presidente, el señor Virgilio Barco. Lo sabían todos aquellos que financian, protegen, arman y sostienen a los grupos paramilitares”. En Bogotá una persona murió y varias quedaron heridas en las manifestaciones y protestas que suscitó el asesinato de Antequera. Fue un líder que dejó huella: “se trata de una vida donde uno puede reconocer un legado que al final tendrá que ser reconocido como uno de los aportes más importantes para que en este país haya paz con justicia social, con derechos y con garantías” dice su hijo, José Antequera Guzmán.

Hoy, cuando nos encontramos en un nuevo proceso de paz, otra vez, con las Farc, conmemorar este hecho tiene más relevancia que nunca. El asesinato de José Antequera y los miles de otros miembros de la UP puso en evidencia la gran debilidad del Estado para garantizar la participación política tras un acuerdo de paz. Sobre todo cuando debieron pasar casi tres décadas para que la Fiscalía volviera a poner sus ojos sobre un caso que se ha mantenido en la impunidad, y cuando aún el caso colectivo del exterminio contra el partido está en la Corte Interamericana de Derechos Humanos a la espera de una respuesta.

Para Antequera, hijo, que hoy tiene casi la misma edad que tenía su papá al morir, el aprendizaje que debe dejar este hecho tiene que ser mirar hacia el futuro. “La sociedad tiene que entender que lo que estamos alcanzando y se puede llegar a alcanzar, es decir una paz estable, duradera y con justicia social, es un anhelo que no ha sido gratuito. Nos ha costado mucho, que hubo personas en el país que fueron asesinadas luchando por ese sueño”.

José Antequera, así como muchos otros hombres y mujeres, han sido pilares que hoy recordamos para entender que la guerra, como dice Antequera Guzmán, ha sido muy costosa y que, además, la paz es muy frágil. Justamente para eso sirve la memoria para que la lucha de esos hombres y mujeres no muera con ellos, sino que perdure en el tiempo y el sueño de un país y un mundo diferente, algún día se pueda cumplir y se dejen de cobrar vidas en el intento.

 


Antequero, Asesinato, Homenaje, lider UP

Movice denuncia exterminio a líderes de izquierda

Noticia

Autor

Carolina Moreno, periodista del CNMH

Fotografía

www.movimientodevictimas.org

Publicado

22 Mar 2016


Movice denuncia exterminio a líderes de izquierda

En el marco de la octava jornada en homenaje a las víctimas de crímenes de Estado, que se adelantó el pasado 15 de marzo, diversas organizaciones sociales se dieron citan en la Plaza de Bolívar, en Bogotá, para denunciar lo que consideran un “rearme paramilitar en Colombia”.


Este 2016 se cumplen ocho años de homenaje a las víctimas de crímenes de Estado en Colombia. Los actos conmemorativos que suelen adelantarse cada 6 de marzo, en esta oportunidad tuvieron lugar el martes 15 de marzo. Diversas organizaciones sociales realizaron una concentración en la Plaza de Bolívar de Bogotá, acompañada de una rueda de prensa para exponer la situación de las víctimas de crimenes de Estado en Colombia. En departamentos como Antioquia, Valle del Cauca, Meta y Sucre se realizaron las tradicionales movilizaciones.

Y es que fue con movilizaciones que se hizo el primer homenaje a las víctimas, el 6 de marzo del 2008. Entonces, cerca de dos millones de personas salieron a las calles de Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena y Barranquilla. La jornada, según lo señalado por sus convocantes, no era una respuesta a la marcha realizada ese mismo año, el 4 de febrero, contra las Farc. Por el contrario, aseguraban que era resultado de la crítica a la desmovilización paramilitar. “Aquí hay de fondo una discusión que es el problema de orden publico, el monopolio de la fuerza, el comportamiento de los funcionarios y de los miembros de la fuerza pública, y la relación con los grupos paramilitares que consideramos que en este momento con el instrumento que hay, que es la Ley de Justicia y Paz, no se resuelve de una manera satisfactoria”, declaró en su momento Iván Cepeda.

Para Soraya Gutiérrez, del Comité de Impulso del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice) “las organizaciones habían tenido que enfrentarse a una Ley de Justicia y Paz negacionista, que no reconocía que en Colombia existieran víctimas diferentes a las generadas por el conflicto armado entre el Estado y las guerrillas; personas que son víctimas del conflicto social y de las políticas sistemáticas y generalizadas creadas desde altos niveles del Estado que buscan eliminar a sectores alternativos que reivindican derechos, y que por lo tanto, son víctimas del Estado”.

Lo que inició entonces como una movilización para denunciar ese “negacionismo”, y hacer manifiesta la existencia de víctimas de crímenes cometidos por el Estado, se ha convertido con el paso de los años en una iniciativa de encuentro y memoria colectiva, que convoca a diferentes expresiones sociales en un esfuerzo por trascender lo aprobado por la Ley de Justicia y Paz, pero también para promover y fortalecer el diálogo entre organizaciones para la realización de propuestas judiciales y extrajudiciales de reparación integral, sanción moral y política.

Las jornadas de conmemoración del 6 de marzo han contado con un sinnúmero iniciativas en los diferentes departamentos del país, entre las que se cuentan galerías itinerantes de la memoria, foros de debate público, talleres de memoria, plantones y movilizaciones, fomentadas por organizaciones como la Asociación de Familiares y Víctimas de la Masacre de Trujillo, la Fundación Nicolás Neira, las Madres de Soacha, la Unión Patriótica, y el Movice, entre otras.

“Las víctimas han encontrado un escenario para poder recordar a sus seres queridos pero hacer memoria de quienes eran ellos es también hacer memoria de lo que reivindicaban, y de los procesos sociales que fueron destruidos. Por eso la memoria para nosotros es transformación, es poder decir que somos ciudadanos y ciudadanas con derechos, que no exigimos medidas paliatorias de reparación, sino medidas que ataquen las causas que han generado la criminalidad del Estado”, asegura Soraya Gutiérrez-.

Victimas advierten incremento de amenazas y asesinatos

En el octavo homenaje anual a las víctimas de crímenes de Estado, las organizaciones valoraron el trabajo adelantado a lo largo de los últimos años que les permitió exponer ante la mesa de conversaciones de paz de La Habana, la necesidad de que el quinto punto incluya la necesidad de contemplar la responsabilidad del Estado en la eventual comisión de la verdad.

“Allí hay un escenario, y allí vamos a seguir luchando para que haya reformas estructurales que permitan una depuración al interior del Estado, pues son instituciones como el Ejército y la Policía las que como caldo de cultivo, han alimentado la persecución contra el movimiento social y popular en Colombia”, señala Soraya Gutiérrez. Sin embargo, asegura que este logro se ve disminuido ante la realidad que viven actualmente las organizaciones de derechos humanos en Colombia; denuncian que las situaciones de riesgo y seguridad persisten para las víctimas de crímenes de Estado.

En el último mes se registraron 54 agresiones a líderes y lideresas sociales, y 28 asesinatos, entre los cuales se encuentran 13 líderes de restitución de tierras y de movimientos en defensa de los derechos humanos, y 15 asesinatos “en el marco de las mal llamadas acciones de limpieza social, parte de la estrategia de terror y zozobra para controlar a las comunidades donde hacen presencia (los grupos paramilitares)”, indicó Ángela Castellanos, de la Corporación Acción Humanitaria por la Convicencia y la Paz del Nordeste Antioqueño.

Cabe recordar que en 2015 fueron asesinados 51 defensores y defensoras de derechos humanos en Colombia (Informe de Amnistía Internacional), y en 2014 fueron asesinadas 55 (informe Somos Defensores), lo que supondría un incremento cercano al 200% en asesinatos en el primer trimestre del año. Por otra parte, desde que se implementó la Ley de Justicia y Paz en 2005, 86 personas han sido amenazadas, atribuyendolas a las “bacrim” o parmilitares desmovilizados, y han sido asesinados 71 reclamantes de tierras (informe Human Right Watch 2013) con una sola condena a los autores materiales y sin investigaciones en curso respecto a los autores intelectuales.

Las organizaciones sociales participantes en la conmemoración aseguraron que “estos hechos constituyen una respuesta de sectores de ultraderecha ante los anuncios de un inminente cese al fuego bilateral y la eventual firma del acuerdo de paz con las Farc, como a los anuncios de los avances en los diálogos con el ELN”, por lo que solicitan a la mesa de diálogos de paz de La Habana y a los países garantes, que se cree una comisión del más alto nivel “que depure las instituciones del Estado que perpetúan la impunidad en Colombia, y que dé garantías de no repetición porque no es posible que a las puertas de la firma de un acuerdo de paz, se esté iniciando un segundo genocidio”.

Para el Movice, el homenaje a las víctimas de crímenes de Estado sigue siendo en el 2016 tan vigente como en 2008, en tanto el reconocimiento de la magnitud del fenómeno paramilitar, la reparación y no repetición, sigue siendo una tarea pendiente por parte del Estado colombiano.

 

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Bogotá, Homenaje, Líderes asesinados, Paramilitares

Tumaco rendirá homenaje a la hermana Yolanda Cerón

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

15 Sep 2017


Tumaco rendirá homenaje a la hermana Yolanda Cerón

La hermana Yolanda Cerón acompañó, a través de su trabajo en la Pastoral Social de Tumaco, a las comunidades negras de Nariño. Gran parte de su vida la dedicó a la lucha por la titulación de tierras de los pueblos afro e indígena de la región. Con su esfuerzo logró que más de 96.000 hectáreas pertenecieran a más de 9.000 afrodescendientes. 

A partir de las denuncias que realizó en distintos medios, especialmente por el programa ‘La caja de Pandora’ de la cadena radial Mira Caracol, combatió radicalmente la llegada de los grupos al margen de la ley, como el Bloque Libertadores del Sur de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), a mediados de los 90 y la disputa por el territorio y el narcotráfico que estos trajeron a la población. También denunció las relaciones que mantuvieron estos grupos con la fuerza pública y el Estado. 
Durante esa época la intimidación a la población y de sus líderes fue una constante. Yolanda fue asesinada el 19 de septiembre de 2001 frente a la Iglesia la Merced, ubicada en el Parque Nariño de la ciudad de Tumaco. Su muerte ocurrió a plena luz del día y cerca de las instalaciones de la Estación de Policía. 

El legado que dejó en las comunidades afro de Nariño ha hecho que se rememore su vida. Gracias a su contribución, se obtuvo el respeto y el acceso a todos los derechos de las comunidades. 

Por este motivo se llevará a cabo la Conmemoración por la Hermana Yolanda Cerón el próximo 19 de septiembre en la Plaza Nariño a las 4:00 p.m. El acto contará con presentaciones musicales y se rendirá un homenaje a través del Monumento de la Memoria de Líderes. 

Agenda:
Hora: 3:30 p.m. 
Actividad: Ambientación. 

Hora: 4:00 p.m. 
Actividad: Intervención por Monseñor Orlando Olave- Obispo de la Diócesis de Tumaco.

Hora: 4:20 p.m. 
Actividades: Acto de conmemoración del XVI aniversario del asesinato de Yolanda Cerón // Inauguración del Monumento de la Memoria de Líderes

Hora: 4:50 p.m. 
Actividad: Intervenciones

Hora: 5:30 p.m. 
Actividad: Ritual de Cabo de Año

Publicado en Noticias CNMH



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