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Jóvenes pintan un mural sobre la sanación en Villas de San Pablo

Autor

CNMH

Foto

Mauricio Ramírez (CNMH).

Publicado

18 noviembre 2020


Jóvenes pintan un mural sobre la sanación en Villas de San Pablo

  • La artista Joyce Obregón y un grupo de jóvenes intervinieron el espacio público del barrio Villas de San Pablo con un mensaje sobre la sanación.
  • Este mural hace parte de las actividades del escenario ambulante del Museo de Memoria que recorre Barranquilla con la exposición Sanaciones.

Un escenario ambulante del Museo de Memoria de Colombia recorre Barranquilla, Malambo y Soledad para llevar actividades artísticas y pedagógicas de la exposición Sanaciones: diálogos de la memoria a los habitantes del Atlántico. Una de las paradas de este recorrido fue en el barrio Villas de San Pablo, en el suroccidente de Barranquilla, donde viven alrededor de 2200 familias, de las cuales 750 son víctimas del conflicto armado. Allí, con el apoyo de la Fundación Santo Domingo, la artista Joyce Obregón y un grupo de jóvenes de la comunidad pintaron un mural en la entrada de una de las manzanas que componen la urbanización.

Joyce es artista plástica y visual, ilustradora y artista callejera de Barranquilla. Su obra explora temas como la identidad afro y el feminismo, y normalmente parte de procesos comunitarios para hacer sus intervenciones en el espacio público. Así, en sus palabras, “se empiezan a transformar microespacios”. Hablamos con ella sobre el proceso de creación del mural, sobre la representación afro e indígena y sobre la idea de sanación.

 

¿Qué es para usted la sanación?

“Siguiendo con la idea curatorial de la exposición, yo creería que, en articulación con el tipo de obras que hago, hay una comparación con sanar las paredes: dar una resignificación a este espacio, que era un espacio neutro, y empieza a tener una identidad, empiezan a tener pertenencia los jóvenes que hicieron parte de la intervención, los vecinos que se acercaron y lavaron el espacio antes de intervenirlo. Ese es el significado que le doy a la sanación en este contexto”.

 

En el mural hay una mujer afro y una mujer indígena, dos sectores que han sido históricamente marginados. ¿Cuál es la importancia de pintar estos rostros en el espacio público?

“Cada elemento del mural parte del análisis que hice después de reuniones, socializaciones y laboratorios con vecinos y jóvenes líderes de Villas de San Pablo. Al darme cuenta de que es una comunidad bastante diversa, tenía un sentir de que había que tratar de plasmar esta diversidad y afianzar ese reconocimiento. Algunos ven a la mujer negra o indígena y dicen: ‘yo no soy esto’. Pero nosotros somos incluso ambos, algunos más uno que lo otro. Afianzamos esa idea de que no por no estar en la Sierra vestidos de cierta manera dejamos de ser indígenas. O que no por no estar en Palenque y tener la nariz chata dejamos de ser negros. Por eso plasmé esto allí: para que los vecinos empezaran a cuestionarse por qué una mujer negra o indígena, y por qué mujeres. Lo que logré ver en estos meses de trabajo con la comunidad es que la mayoría de líderes de Villas de San Pablo son mujeres lideresas. Ellas, sobre todo, se han sentido muy a gusto con la representación”.

 

Las lideresas se sintieron a gusto porque se vieron representadas. ¿Cómo fue la recepción de las personas o identidades que no aparecen explícitamente en el mural?

“Esto lo dice la curaduría de Sanaciones: no es un resultado, es el inicio de un diálogo. Aquí empieza un diálogo entre todos los vecinos, cada una de las personas que viven en Villas de San Pablo. Quizás algunos pudieron no sentirse conformes con esto. Es bastante complejo ponernos todos de acuerdo. Pero creo que, si queda la molestia, va a ser una molestia que te genera reflexión. Cualquier intervención que se haga en el espacio público, ya sea como esta, con el apoyo de una entidad, o sea de tipo ilegal, al espectador le despierta una reflexión”.

 

El proceso del mural fue colectivo desde que se planeó hasta que se pintó. ¿Qué elementos propuso la comunidad que aparezcan allí representados?

“Muchas veces nos venden como el artista que está en un pedestal, y que los demás son los ayudantes, pero en este trabajo de comunidad eso varía. Yo estoy muy abierta a lo que me propongan los chicos. Unos son de un grupo de jóvenes llamado Escándalo Urbano, y otros vienen de aquí cerquita. Todos han sido muy colaboradores en las intervenciones. Ellos mismos han tomado la iniciativa de terminar líneas de bocetos que yo dejé. Un chico se tomó la voz para hacer en la parte de atrás lo que para él es Villas de San Pablo: cuando entra uno y se ven los bosques, y de otro lado se ven las torres de los edificios. Quedó la huella de que eso lo hicieron ellos”.

 

Esta es la primera exposición del Museo de Memoria en el Caribe. ¿Cuál es la importancia de que se recorra esta región y se llegue a los barrios y las casas de la gente?

“Esa era una de las preguntas que surgió en las reuniones con la comunidad. En un contexto como Barranquilla, donde hay pocos museos y los que hay están desangrados, deshabitados, es bastante importante el acercamiento de venir al barrio, incluso en medio de la crisis de pandemia, y decirle a la comunidad: ‘si tú no vas al museo, el museo va a ti’. Y que sientan que el museo no es una cosa exclusiva para unos seres con intelecto superior, sino que ellos son quienes construyen el museo y la memoria. Es darle valor a su palabra, a su accionar”.

 

***

 

Sanaciones: diálogos de la memoria es la nueva exposición del Museo de Memoria de Colombia, una apuesta multiplataforma que combina una curaduría virtual con un escenario ambulante, una programación con decenas de eventos virtuales y presenciales, una intervención con obras de arte en diarios y recibos de servicios públicos del Caribe, y la activación de material pedagógico en museos, bibliotecas y lugares de memoria.

 

Toda la información está en www.museodememoria.gov.co/sanaciones y en las redes sociales del Museo.


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Darío Acevedo, Eln, Iglesia La María, Iniciativas de Memoria, Secuestro

“La Reunión”: una fraternidad que nació con el cautiverio: Iniciativa de Memoria sobre secuestro masivo del Eln en iglesia La María, de Cali

Así es la Iniciativa de Memoria de víctimas del secuestro perpetrado por el Eln en la iglesia de La María

Autor

CNMH

Foto

Cortesía galería de Juan Daniel Otoya

Publicado

11 noviembre 2020


“La Reunión”: una fraternidad que nació con el cautiverio: Iniciativa de Memoria sobre secuestro masivo del Eln en iglesia La María, de Cali

  • “La Reunión”: una fraternidad que nació en el cautiverio, conjuga valores, que surgieron con este secuestro en Cali, como la resistencia, la resiliencia y la hermandad.

Un grupo de personas se ha reunido durante 20 años para compartir y recordar un suceso que los marcó de por vida: el secuestro de la Iglesia La María, aquel 30 de mayo de 1999, cuando integrantes del grupo guerrillero Eln secuestraron a 160 feligreses.

Desde el 2019, el Centro Nacional de Memoria Histórica y la Universidad Autónoma de Occidente asumieron, junto a algunas de las víctimas del secuestro, la responsabilidad de producir un documental para dignificar la memoria de las víctimas.

Es así como surge ‘La Reunión’, un documental de 25 minutos narrado desde la observación, con momentos marcados a través de historias que bien pueden narrarse a partir de un objeto como un cepillo de dientes viejo, o un trapo raído, por ejemplo, y en el que los significados del encuentro, el perdón, la resiliencia y la solidaridad cobran relevancia.

Para socializar este documental, tanto a las víctimas como a la sociedad civil en su conjunto, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y la Universidad Autónoma de Occidente (UAO) presentan el foro virtual: ‘Reconstrucción y representación de la memoria alrededor del secuestro realizado por el Eln en la Iglesia La María de Cali, en el año 1999’, el miércoles 11 de noviembre de 2020, de 10:00 a.m. a 11:30 a.m.

En este foro se transmitirá el documental, en un espacio de reflexión y diálogo de experiencias alrededor de temáticas como: solidaridad, intimidad, dolor, perdón y hermandad, con la participación de Isabella Vernaza, vocera del Grupo La María; Carlos Téllez, director del documental, José Antonio Bedoya, asesor académico y productor general del documental, Jesús Alfonso Flórez López, decano de la facultad de Humanidades y Artes Visuales de la UAO; y el director del CNMH, Darío Acevedo.

Foro virtual: ‘Reconstrucción y representación de la memoria alrededor del secuestro realizado por el ELN en la Iglesia La María de Cali, en el año 1999’.

Fecha: miércoles 11 de noviembre de 2020
Hora: 10:00 a.m.
Transmisión en vivo: Facebook Live del Centro Nacional de Memoria Histórica.

*Historia de uno de los primeros secuestros masivos en Colombia

Secuestro

El domingo 30 de mayo de 1999, a las 10:20 a.m., ocurrió lo impensable: un secuestro colectivo de civiles en la iglesia La María, en Cali, perpetrado por la guerrilla del ELN, durante la celebración de la eucaristía. La totalidad de los asistentes a la misa fueron secuestrados. Se estima que fueron 160 personas. La mitad fueron evacuados esa tarde por el Ejército en las montañas de Jamundí y regresaron a sus hogares.

Durante los primeros 15 días fueron liberadas alrededor de 40 personas. Los 38 restantes lo hicieron poco a poco, luego del pago de rescate al grupo guerrillero. Los últimos retornaron a Cali el 11 de diciembre de ese mismo año.

El hecho generó no solo la indignación nacional, sino que fue el comienzo de una vigorosa movilización ciudadana. El día 7 de junio de 1999, las calles de Cali se llenaron con decenas de miles de ciudadanos vestidos de blanco, que expresaron su rechazo al secuestro y exigieron la libertad de todos los plagiados.

Movilizaciones similares se realizaron en 21 ciudades de Colombia. La movilización del ‘NO MÁS’, dio origen luego a una sostenida movilización ciudadana, dentro y fuera de Colombia, contra el secuestro. En el caso de la multitudinaria marcha de junio en Cali, se dieron cita ciudadanos sin distingos sociales o políticos, unidos todos en el repudio a una de las prácticas más abominables de las guerrillas colombianas: el secuestro.


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Darío Acevedo, Eln, Iglesia La María, Iniciativas de Memoria, Secuestro

Iglesia La María, 20 años del secuestro del Eln

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Publicado

30 May 2019


Iglesia La María, 20 años del secuestro del Eln

El domingo 30 de mayo de 1999 en el sur de Cali, más exactamente en la iglesia La María, 194 personas fueron secuestradas por miembros del frente José María Becerra del Eln. Este hecho pasaría a la historia como el secuestro masivo más grande perpetrado en Colombia.


Como era usual, los feligreses acudían puntual a la eucaristía que se realizaba a las 10 a.m. cada domingo en la capilla de la iglesia La María, ubicada en el barrio Ciudad Jardín, entre la carrera 127 y la avenida Cañasgordas de la ciudad de Cali. Aquel 30 de mayo de 1999 no fue la excepción y casi 200 personas asistieron para escuchar la palabra de Dios a través de la voz del párroco Jorge Humberto Cadavid.

Los primeros 30 minutos de misa transcurrieron con normalidad, hasta que hombres armados y con uniformes del Ejército, irrumpieron con dos camiones tipo furgón, se presentaron como miembros del Gaula y alertaron sobre la pronta explosión de una bomba en el lugar, por lo que pedían que los 194 presentes ingresaran rápidamente a esos dos vehículos.

La mayoría, desconfiada, no obedeció la orden. Incluso, Yaslín Durán Córdoba, escolta de uno de los asistentes a la misa, se percató que las botas que utilizaban los supuestos integrantes del Gaula no eran parte de la indumentaria habitual. Cuando intentó reaccionar fue asesinado.

En ese momento los guerrilleros realizaron tiros al aire y obligaron, sin distinción alguna, que todos los presentes, incluidos niños, adultos mayores y hasta el párroco se subieran a los camiones. Pronto se reveló que aquellos hombres eran parte del frente José María Becerra del Eln. De esta forma inició el calvario de un secuestro que tendría como escenario las enredadas y boscosas montañas de los farallones de Cali.

La noticia del secuestro masivo más grande realizado en Colombia (hasta hoy) se expandió con rapidez. La conmoción se apoderó de la ciudad y el país. Horas más tarde, y gracias a la presión del Ejército, los secuestradores se vieron obligados a dejar en el camino a algunos de los secuestrados.

Al final del día, quedaron 93 personas en poder del Eln, ya que de las 194 secuestradas inicialmente, 86 fueron dejadas en el camino y 15 más escaparon de sus secuestradores. El Ejército se encargó de recogerlas y llevarlas al Batallón Pichincha de Cali para que pudieran encontrarse con sus familiares.

Con el liderazgo del arzobispo de Cali, Monseñor Isaías Duarte Cancino (Q.E.P.D.), la ciudadanía se movilizó y se tomó las calles para exigir la entrega inmediata de los secuestrados.

El 7 de junio de 1999 las voces de miles de caleños gritaban: “¡Los queremos libres, vivos y en paz!” en  la gran marcha que fue llamada “No más”, la primera de muchas que surgieron como expresión de rechazo al secuestro en el país. Además, monseñor Isaías Duarte excomulgó a los secuestradores y denunció las pretensiones económicas que tenía el Eln a cambio del intercambio de los plagiados.

En el transcurso de 6 meses y medio, todos los secuestrados fueron dejados en libertad. La entrega de las personas se daba en grupos pequeños. La fecha de la última liberación fue el 11 de diciembre de 1999. Años más tarde se sabría que las denuncias de monseñor Duarte eran ciertas, y que cada liberación tuvo su precio.

Arte, memoria y sanación

Para Juan Daniel Otoya Vernaza, quien estaba presente en la iglesia aquel 30 de mayo y fue secuestrado junto a su hermano, su padre y madre ese momento cambió su vida. Tenía 11 años y aún recuerda con precisión cada momento del plagio: estaba junto a su familia y fue obligado por miembros del Eln a separarse de ellos. Luego lo abandonaron en medio de la carretera.

Fue ahí cuando sintió que su mundo se iba en aquellos camiones que se dirigían a los farallones. Una mujer de un acento paisa muy marcado, también liberada en ese inhóspito lugar y cuyo nombre no recuerda, lo acogió y protegió hasta que llegaron al batallón.

Desde ese momento empezó a dibujar constantemente superhéroes hasta que su madre, Isabella Vernaza, fuera liberada, a principios de noviembre de 1999. Hoy entiende que esos dibujos representaban su anhelo de rescatar a su familia. El 13 noviembre se da la liberación de su padre, Alfredo Otoya y fue el fin de aquella historia. O por lo menos eso creía Juan Daniel.

Años más tarde, mientras estudiaba artes, se cuestionó su pasado y trató de buscar un sentido a lo que constantemente dibujaba. Veía cómo sus trazos eran el desahogo de un episodio que aún no había enfrentado del todo. Por esta razón empezó un proceso pictórico para representar sus recuerdos y a través de ellos contar la historia del secuestro de la iglesia La María.

Asegura que este proceso fue clave para sanar las heridas que aún no terminaban de cicatrizar. Pero lo que más le ayudó a superar todo lo relacionado con el aquel episodio fue hablar, en sus propias palabras, “hablar de mi experiencia y contar mis temores se convirtió en una manera de afrontarlos, de entenderlos y de sanar”. Compartir su memoria con otros fue la pieza final que le ayudó a superar aquel traumático secuestro.

Conmemoración del secuestro de la iglesia La María

Hoy jueves 30 de mayo, cuando  se cumplen 20 años de aquel secuestro, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) acompaña a las víctimas y trabajará en la recuperación de sus memorias,  de la mano de un equipo liderado por Diego Arias, líder cívico de Cali.

De igual manera, el director del CNMH, Darío Acevedo, anunció que se adelantará un proceso con las víctimas del secuestro del kilómetro 18, también en Cali, acto que fue ejecutado por el Eln, meses después del acontecido en la iglesia La María.

Dada la relevancia de este hecho para la ciudad de Cali, para el país y para aquellos que vivieron aquel secuestro en carne propia, hoy jueves se realizará una eucaristía a las 5 de la tarde en la iglesia La María.

Esta acción conmemorativa se realiza, de acuerdo a las palabras entregas al noticiero regional NOTI5 por Víctor Manuel López, miembro de la Arquidiócesis de Cali, “para recordar este suceso y pedir  a la sociedad, no solo de esta ciudad, sino de Colombia entera, que cada día rechace todo acto de violencia”.

Además se presentará “Pintar para no olvidar. 20 años del secuestro en la iglesia la maría” la exposición que realizó Juan Daniel Otoya y que fue parte de su proceso de sanación para superar lo vivido durante su secuestro y el de su familia. La exhibición se abrirá después de la eucaristía y estará abierta hasta el 3 de junio.

Durante esta íntima ceremonia religiosa las víctimas del secuestro de La María y sus familiares harán presencia para dignificar la memoria de Yaslín Durán Córdoba, asesinado durante el secuestro, y hacerle frente al olvido de una sociedad que aún les debe reconocimiento y reparación.

 


Cali, Conflicto Armado, Eln, Iglesia La María, Iniciativas de Memoria, Secuestro, Víctimas

CNMH y ex secuestrados de La María inician ruta de trabajo para recopilar sus memorias

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Autor

Victor Álvarez

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Victor Álvarez

Publicado

31 May 2019


CNMH y ex secuestrados de La María inician ruta de trabajo para recopilar sus memorias

La reconstrucción de los hechos que enmarcaron el secuestro, por parte del Eln, de 194 personas que asistían a una eucaristía en la iglesia de La María de Cali, hace 20 años, los aprendizajes y secuelas, son insumos que recoge el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) para iniciar un proceso que conlleve a la elaboración conjunta de sus memorias.


Este jueves 30 de mayo, luego del homenaje de conmemoración y la presentación de la exposición de la obra “Pintar para no olvidar”, de Juan Daniel Otoya, artista plástico y víctima de este secuestro, Darío Acevedo, director del CNMH; Rafael Tamayo, director del Museo de Memoria Histórica de Colombia (MMHC) y Susana Correa, directora del Departamento de Prosperidad Social manifestaron a las víctimas su compromiso para adelantar un proceso de iniciativa de memoria y escucharon propuestas para lograr el trabajo que se espera, esté listo a finales de este año.

“El Gobierno Nacional se solidariza con las víctimas del secuestro del Eln en La María y, precisamente, esta reunión es para que nos ayuden a reconstruir las memorias”, indicó la directora de Prosperidad Social.

Por su parte, el director del CNMH manifestó que la entidad tiene por objeto misional la recuperación y conservación de la memoria de las víctimas de las violencias políticas que han sacudido al país desde 1985 para contribuir al esclarecimiento de lo ocurrido.

“El ejercicio de recordar el secuestro de muchos de ustedes no tiene la finalidad de estimular un sentimiento de venganza ni de alimentar el odio contra los responsables de estos crímenes de lesa humanidad que no fueron actos aislados que se puedan calificar como errores. Se practicaron sistemáticamente, con plena conciencia, y total cinismo justificatorio”, dijo Acevedo.

Rosana Ramírez, una de las víctimas del secuestro de La María, destacó la importancia de reconstruir la memoria de lo sucedido para que nuevas generaciones conozcan los hechos y los aprendizajes.

“Todos nos preguntan qué nos dejó el secuestro: fueron cosas dolorosas, las familias las más golpeadas, porque no saben cómo está uno allá, en el cautiverio. También situaciones hermosas: aquí están las diferencias de todas las orillas, pero eso al momento que nos encontramos se deja a un lado y el abrazo es con todo el corazón”, apuntó.

Añadió que “las nuevas generaciones no saben que hubo un secuestro masivo, que nos sacaron de una iglesia. Por eso la memoria es fundamental, a través del arte, la cultura, los diálogos. Un pueblo sin memoria está declarado a repetir todo lo malo que le pasó”, enfatizó.

En ese sentido, Patrick Martínez, otro de los secuestrados de La María, aceptó que después de 5 meses en esa condición aprendió que lo más importante que quedó fue la amistad.

“Ya no somos exsecuestrados, sino amigos, familia”, resaltó y anotó que es importante reconstruir la memoria, porque “uno se olvida de tantas cosas y lo vivido queda atrás, pero tiene que servir como base para crear un futuro y las generaciones que vienen tienen que conocer todas las posiciones, los actores, cuál era el pensamiento de cada una de las personas involucradas en esta guerra que hubo y hacer sus propias ideas”, concluyó.

 


Darío Acevedo, Ex Secuestrados, ExDirector CNMH, Iglesia La María, Memoria, Secuestro, Víctimas

No más secuestros

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Autor

Juan Sebastián Sanabria

Fotografía

Juan Sebastián Sanabria

Publicado

04 Jun 2019


No más secuestros

Quiero presentar un saludo muy especial a todos los presentes, a las víctimas del secuestro de La María, a las autoridades civiles y religiosas, a la doctora Susana Correa, directora del Departamento para la Prosperidad Social de la Presidencia de la República, a nuestro amigo Diego Arias impulsor de este evento, al joven artista Juan Daniel Otoya Vernaza y a todas las personas que han hecho posible este acto de recordación.

Hoy 30 de mayo de 2019 nos reunimos para rendir tributo a las víctimas de una de las acciones más crueles cometidas por las guerrillas colombianas, la del ELN en este caso. El país no había salido del estupor y el repudio por las atrocidades cometidas por las mafias narcotraficantes, los grupos paramilitares y las guerrillas entre los años 80 y 90 del siglo pasado.

El secuestro de cerca de 150 personas sacados a la fuerza de un acto religioso en un sitio de culto confirmó el rumbo terrorista de un proyecto que en principio se presentaba bajo un manto revolucionario y que, con el paso de años de infructuosos intentos por coronar el poder por la vía de las armas y el fracaso en ganar el apoyo de la población que decían representar, cayó en la fosa de la degradación en la que todos los crímenes, incluso los más horrendos, tenía justificación.

A la acción depredadora e inhumana de las guerrillas no escapó ningún sector social ni político ni económico. Pueblos misérrimos, empresarios, periodistas, sacerdotes, docentes, campesinos acusados de soplones, gentes común y corrientes, policías y soldados y hasta el medio ambiente sufrieron ataques inmisericordes.

Las guerrillas colombianas en todas sus siglas convirtieron su ideología marxista leninista y revolucionaria en patente de corso para barrer con los más elementales principios de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario. Se validó y dio por legítimo el secuestro, el asesinato de civiles, el uso de armas artesanales como los cilindros-bomba y las minas antipersonal, la voladura de oleoductos con la consecuente contaminación de ríos y afluentes, la muerte de millones de peces y aves y el daño a los acueductos. Derribaron torres de energía para privar al pueblo de este servicio público, usaron animales, bicicletas, collares y hasta niños cargándolos con bombas para, supuestamente, propinarle golpes al enemigo.

El ejercicio de recordar el secuestro de muchos de ustedes no tiene la finalidad de estimular un sentimiento de venganza ni de alimentar el odio contra los responsables de estos crímenes de lesa humanidad que no fueron actos aislados que se puedan calificar de errores o hechos aislados pues se practicaron sistemáticamente, con plena conciencia y total cinismo justificatorio.

Lo que nos anima en esta conmemoración y en todos los trabajos que hacemos diferentes entidades estatales y cívicas es, por el contrario, doblemente positivo. En primer lugar porque hemos comprendido que para las generaciones actuales y futuras es un deber moral y ético no echar al olvido tanta degradación  y el dolor causado a miles de familias que sufrieron tan intenso dolor, de tal manera que podamos erigir como parámetro infranqueable el principio de no repetición exigible a los victimarios de todos los colores: guerrillas, paramilitares, agentes del estado y grupos armados organizados e ilegales

En segundo lugar, queremos que los crímenes atroces no reciban el beneficio de la amnistía ni el perdón gratuito de los ciudadanos hacia los autores, sino que se aplique la justicia en términos transicionales. La noción de justicia transicional no puede ser entendida como impunidad sino como castigo regulado y reducido como está estipulado en la justicia internacional y en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional de la que Colombia es signataria.

Hoy quiero confirmar que el Centro Nacional de Memoria Histórica conformó un equipo profesional bajo el liderazgo de Diego Arias, para adelantar en esta ciudad (Cali) la recuperación de la memoria de las víctimas del secuestro masivo de La María, de las víctimas del secuestro del kilómetro 18, ambos crímenes cometidos por el Eln, y además, la de los familiares de los asesinados Isaías Duarte Cancino obispo de esta ciudad y del miembro del Comité Central del partido Comunista Colombiano, José Cardona Hoyos asesinado por las Farc por oponerse a la combinación de todas las formas de lucha.

El Centro Nacional de Memoria Histórica tiene por objeto misional la recuperación y conservación de la memoria de las víctimas de las violencias políticas que han sacudido el país desde 1985 para contribuir al esclarecimiento de lo ocurrido. Por supuesto, y no sobra reafirmarlo en este escenario, queremos que nuestra labor misional contribuya a la obtención de la paz. Estoy convencido que llegaríamos más pronto al disfrute de la anhelada paz, si la buscamos dignificando a las víctimas y aplicando los principios de la justicia transicional. Pero también elevando un clamor nacional para que el Eln, la llamada disidencia de las Farc y otros grupos armados organizados e ilegales se comprometan a cesar todo tipo de hostilidades en el entendido de que el pueblo colombiano será, como ya ha sido y lo ha demostrado, generoso en el perdón y en la reintegración de sus militantes.

Los invito a visitar la exposición del artista Juan Daniel Otoya Vernaza cuya familia fue una de las víctimas del secuestro masivo.

Darío Acevedo Carmona, Cali 30 de mayo de 2019
Director General Centro Nacional de Memoria Histórica

 


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