Etiqueta: Víctimas

Animaciones que cuestionan

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Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

03 Ago 2015


Animaciones que cuestionan

Dos jóvenes del Cauca exploran, recrean y reconstruyen por medio de animaciones el conflicto armado colombiano a través de la serie web “Memorias del silencio”.

La animación como género audiovisual y artístico se ha ganado su lugar en el mundo moderno. Desde la mirada surrealista y hasta su versión expresionista, han sido testigo del desarrollo de las grandes técnicas que este lenguaje visual utiliza. Estas manifestaciones son el terreno sobre los que Dalila Molina, una antropóloga, y Sebastián Meléndez Cortés, diseñador de multimedia, plantearon la serie web “Memorias del silencio”.

La inquietud de poder contar las historias del conflicto armado colombiano a través de lo visual, pero sin caer en el amarillismo recurrente de los medios de comunicación en la representación diaria de los victimarios, les permitió encontrar en la animación los elementos adecuados para narrar los relatos de los dolientes. “La mayoría de las víctimas no desean mostrar su rostro, pero cuando le propones que se realizará por medio de la simbología de unos personajes, ellos acceden a contar su historia” cuenta Sebastián Meléndez. Y es que la animación da la oportunidad de representar la parte psicológica de las víctimas, traer el dolor y horror de la guerra de una forma artística y sin poner en riesgo la integridad de las personas.

Con la técnica del stop motion, estos dos jóvenes plantean como primera temporada recopilar en cinco capítulos -que saldrán a final de año-, sobre los Emberá Katíos, los Nasa, el desplazamiento, violencia en el Cauca y una sobre la guerra bipartidista, las diferentes afectaciones de la guerra. “En Colombia hay víctimas de todos los tiempos, no solo a partir de 1985”, explican los realizadores.

El primer capítulo habla sobre Rogelio, un niño indígena que enfrenta la guerra desde su tradición, su idiosincrasia, una historia que viene de las investigaciones en campo de Dalila con la población Nasa y las vivencias con diferentes grupos étnicos vulnerables en el conflicto armado. Aquí los realizadores interpretan en tres minutos cómo la guerra afecta a esta población indígena, y cómo ellos la enfrentan desde sus costumbres el uso de la no violencia.

Gran parte de la fortaleza que tiene “Memorias del silencio” se basa en las investigaciones con enfoque social que durante su trabajo como antropóloga adelantó Dalila. “la idea es que se convierta en un proyecto de consulta, que se muestre la serie, pero que también se exponga el documento de donde sale este producto audiovisual, la relación académica del proyecto” explica.

Con referentes artísticos del expresionismo alemán, Dalia y Sebastián buscan que con sus animaciones se muestre las subjetividades y sentimientos de las personas para sensibilizar a la audiencia sobre este tema, “yo espero que la gente genere conciencia sobre el conflicto. La naturalización de la guerra no puede seguir, la gente del común no entiende que hay comunidades que están inmersas en esta guerra y no tienen otra salida”, concluye Sebastián Meléndez.

“Memorias del silencio” un pretexto para invitarlos a conocer de una forma diferente la guerra colombiana.

 

 

Publicado en Noticias CNMH



Cauca, Conflicto Armado, Memorias, Víctimas

Réquiem NN

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Autor

CNMH

Fotografía

www.museodeantioquia.co

Publicado

04 Ago 2015


Réquiem NN

“En este pueblo, existe la creencia de que las almas de las personas que han muerto violentamente y no tienen parientes, pueden conceder favores o hacer milagros. Perohay que pedirles con fe”. Don Ramón, el sepulturero.


Desde los años ochenta, Puerto Berrío ha estado en el centro del conflicto armado entre guerrilleros y paramilitares del Magdalena Medio. Por esta razón, durante más de 20 años, los habitantes de este pueblo antioqueño han encontrado cadáveres flotando sobre el río Magdalena.

Son cuerpos no identificados o NN que han padecido una muerte violenta. Los pescadores y otros habitantes, recogen estos muertos para adoptarlos y hacerles un entierro digno: les ponen un nombre, pintan y decoran sus tumbas, rezan por ellos y esperan favores milagrosos a cambio.

El artista Juan Manuel Echavarría investigó este fenómeno y visitó el cementerio municipal de Puerto Berrío durante seis años. A partir de esta investigación surgieron dos de sus trabajos más importantes: una serie fotográfica y un documental que tituló Réquiem NN.

Esta pieza audiovisual muestra la vida diaria de algunos de los adoptantes y narra las historias que están detrás de estas tumbas marcadas como NN. A través de estos relatos, Echavarría profundiza el ritual de acoger a los muertos sin nombre, como una antigua creencia de que sus almas tienen el poder de intervenir a favor de los vivos.

El próximo jueves 6 y viernes 14 de agosto a las 7:00 pm en el Cine Tonalá, Oropéndola presentará este documental, con la presencia del director Juan Manuel Echavarría y del encargado de fotografía, Fernando Grisalez. La charla estará moderada por Camila Rodas, periodista de Pacifista.

¡La entrada es libre hasta llenar el aforo. Recomendamos llegar temprano!

Publicado en Cine + memoria



Cine+Memoria, Muerte, Víctimas

Así se reconstruyen las historias de 107 víctimas del Bloque Norte

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Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

06 Ago 2015


Así se reconstruyen las historias de 107 víctimas del Bloque Norte

¿Cómo hacer memoria en el Atlántico, Cesar y Magdalena tras la liberación condicional del exjefe paramilitar Édgar Ignacio Fierro Flores, alias “don Antonio”? Esta es una de las tantas preguntas que se hacen hoy las víctimas e investigadores, quienes trabajan en la reconstrucción de memoria histórica de lo que sucedió en la región.


 

Torturas, asesinatos selectivos, muerte a sindicalistas, masacres, desplazamientos, violaciones, extorciones y otras cientos de historias son las que recolecta actualmente el Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH, en el norte del país. La tarea es rescatar los perfiles biográficos de las víctimas del Bloque Norte de las Autodefensas. Y cuando decimos cientos, nos referimos a exactamente 107 que están siendo elaborados para un informe que será lanzado el próximo año.

En atención a una orden de la magistrada de la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, Lester María González, contra este bloque paramilitar, el Grupo de Reparación Judicial del CNMH ha venido realizando varias entrevistas y encuentros con algunas de las familias de las víctimas mortales que fueron reconocidas en la sentencia.

En los perfiles se ha iniciado el proceso de construcción de las biografías; allí familiares recordaron la vida de las víctimas: sus gustos, aficiones, actividades laborales, anécdotas de infancia y juventud, rol familiar, más allá de las circunstancias dolorosas de su asesinato.  Los familiares participaron a pesar del dolor de sus pérdidas, del miedo por la continuidad de la violencia y con un interés profundo de hacer una clara narración de la vida de sus seres queridos, “lejos de las estadísticas y de los estigmas”, explica el Grupo de Reparación Judicial del CNMH.

“Se fue entonces a la parcela a vender un lote.  Iba como siempre, con su sombrero, la mochila terciada y un palito de escoba con el que estaba midiendo el lote. Iba subiendo en la moto  y en un momento volteó a mirar y se encontró con dos hombres que en otra moto le dijeron ‘por ahí no hay salida’ y comenzaron a dispararle.  Le dieron muchos tiros, el primero en la ingle, después en la cabeza y en el brazo.  Le quitaron la mochila.  Ahí tenía sus papeles, las fotocopias de los papeles de nosotros y dos millones. También nos robaron animales que teníamos en la parcela.  De pronto si nos hubiéramos alcanzado a ir no estuviera contándole esta historia”, relató uno de los familiares al CNMH.

La historia de “don Antonio”

Entre los jefes máximos de este bloque estaba Edgar Ignacio Fierro Flores, alias “don Antonio”, quien asesinó y socavó el buen nombre de comerciantes, ganaderos, escoltas, funcionarios públicos, celadores, enfermeras, líderes comunitarios, agricultores, sindicalistas, defensores de derechos humanos y estudiantes de diversos municipios del Atlántico, Cesar y Magdalena.

Edgar Ignacio Fierro Flores está en libertad condicional desde el pasado mes de julio. Si bien sus delitos le implicarían estar en la cárcel por el resto de su vida, la pena alternativa le ha permitido salir de la  cárcel este año. La Jueza de Control de Garantías, Zoraida Chalela, le concedió la libertad, argumentando que ya había cumplido con todos los requisitos exigidos por la Ley de Justicia y Paz, sin embargo esta orden fue apelada por la Fiscalía, pero su libertad fue ratificada por la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia. Múltiples organizaciones sociales se han pronunciado al considerar que el postulado no ha cumplido en tanto afirman que no ha dicho toda la verdad y no se ha indemnizado a la totalidad de sus víctimas.

Al Bloque Norte —eran 14 frentes con 4.759 miembros— se le atribuyen 15.700 homicidios selectivos, la desaparición de 2.100 personas, el desplazamiento de 81.700, 344 masacres y 410 reclutamientos de menores de edad. Las acciones de este bloque estaban dirigidas a crear un ambiente de miedo y zozobra en la población civil.  En este marco Fierro Flores dirigió entre marzo de 2003 y marzo de 2006, el frente “José Pablo Díaz” conformado por diez comisiones.

El frente “José Pablo Díaz”, comandado por “don Antonio”, hizo presencia en 23 municipios del departamento del Atlántico y dos del Magdalena.  En cada uno de los municipios en donde las acciones violentas de los postulados dejaron víctimas, se ha ordenado también al CNMH prestar asesoría técnica para la construcción social de lugares de memoria.  Con diversos niveles de colaboración de las autoridades locales y con la activa participación de las víctimas, el CNMH se ha propuesto la construcción de monumentos y lugares de encuentro que permitan denunciar públicamente lo que pasó y reunir nuevamente a comunidades que sufrieron las tensiones, miedos y desconfianzas como resultado de la guerra.

El reto del perdón

Las víctimas rechazaron el acto público de perdón realizado por Edgar Ignacio Fierro Flores en el estadio de baloncesto Elías Chewing de Barranquilla, el pasado 28 de noviembre, argumentando que sus palabras no eran sinceras y que seguía delinquiendo desde la cárcel.

Y es que el dolor y la tristeza se unen a los encuentros donde las víctimas deben escuchar a sus victimarios. En audiencia de Justicia y Paz, uno de los lugartenientes de “don Antonio” se refirió  a una de sus víctimas como un “objetivo militar” al explicar su asesinato. En pleno encuentro la hermana de la víctima le reclamó a los abogados y al paramilitar, de no manchar el nombre de “el Niño”, el de su hermano que fue asesinado a los 19 años.

Y es que los daños morales son una de las tantas máscaras de la guerra, una especie de segunda muerte, que acaba con la vida y también con el buen nombre de las personas, dejando un inmenso manto de duda sobre los motivos de la acción violenta.  Bien sea en el momento de los hechos, como rumor, o en los mismos escenarios judiciales donde salen a relucir explicaciones y títulos como “colaborador de la guerrilla”, “delincuente común”, “informante”, “elemento nocivo para la sociedad”, entre otros, con que los victimarios tratan de justificarse.

“Es posible evidenciar en el acercamiento y acompañamiento a las víctimas de Fierro Flores que las consecuencias de la guerra aún están vivas”, expresa el Grupo de Reparación Judicial del CNMH, que ha sentido el temor de las víctimas —en la reconstrucción de estas biografías— y quienes luchan contra los estigmas que aún persisten.

Muchas víctimas saben que ahora hay mayor claridad sobre lo que pasó pero la desconfianza generada por la guerra sigue intacta, son escépticas frente a otras instituciones que aún no han logrado cumplirles y son conscientes de que las viejas estructuras paramilitares sobreviven en sus territorios con nuevos nombres.

Esas mismas víctimas temen con la libertad de alias “don Antonio”. Y es aquí donde surgen múltiples preguntas sobre la viabilidad de la justicia transicional cuando la sociedad y el Estado no han logrado, de verdad, hacer la transición, cuando no parecen estar dadas las condiciones para la no repetición, cuando no se han escuchado a todos los actores necesarios para el esclarecimiento de la verdad. ¿Qué puede implicar hacer memoria y reparar simbólicamente en medio de una transición poco consolidada?

 


Atlántico, Cesar, Construcción de la Memoria Histórica, Víctimas

Religiones hablan sobre su papel en la paz

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Autor

Maria de los Ángeles Reyes
Periodista del CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

11 Ago 2015


Religiones hablan sobre su papel en la paz

Líderes de distintas religiones se reúnen en el encuentro de Iglesia, voces y memoria para hablar sobre su papel en el fin del conflicto y en la paz.


La Revista Optantes, de los frailes dominicos de la Universidad Santo Tomás, realizará, este jueves 13 de agosto y hasta el sábado 15, su décimo segundo congreso en las instalaciones de la universidad.

En esta ocasión, el evento  tiene como título Iglesia, voces y memoria y abrirá la discusión sobre el papel de las religiones en la construcción de paz. El encuentro, que buscará incluir en el debate a distintos sectores de la sociedad, contará con invitados de diferentes religiones y otras orillas políticas.

Según fray Fabio Alexis Sánchez, que hace parte de la Revista Optantes, la idea es darle una mirada amplia e incluyente al papel histórico que han tenido todas las iglesias y todas las denominaciones religiosas en el conflicto y así mismo reflexionar sobre su papel en el posconflicto. “La idea no es solo que hable la Iglesia Católica sino que hablen todas las iglesias. La idea no es que solo hablen las iglesias sino también las víctimas, los victimarios y los políticos”, dice el religioso.

En el congreso participarán obispos católicos y anglicanos, teólogos musulmanes, rabinos y pastores. Además se realizará un panel de víctimas de varias regiones y excombatientes como Yezid Arteta Dávila, excomandante de las Farc, y  Carlos Arturo Velandia, exintegrante del Eln. También varios miembros de la política nacional hablarán del tema, como la excandidata presidencial por el partido Conservador, Martha Lucía Ramírez, el gobernador del Meta, Alan Jara, y la exsenadora Piedad Córdoba.

El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) participará en el congreso con un estand informativo y, además, el filósofo investigador Alberto Verón, será panelista principal en el evento. Verón hará una reflexión académica respecto al papel de lo rural como un espacio comúnmente olvidado en la filosofía: “la vereda, el campo, no han sido pensados por el filósofo cuando se pregunta por las víctimas y por la memoria”, afirma.

Los interesados en participar en el congreso deberán realizar su inscripción en la página de la Revista Optantes http://www.revistaoptantes.org.co/

La inversión para participar es de 120 mil pesos para el público general, cien mil para estudiantes y docentes universitarios y ochenta mil para religiosos. 

 


Líderes religiosos, Paz, Religión, Víctimas

Jaime Garzón enseñó a reírnos de nuestra tragedia

Noticia

Autor

Juliana Duque Patiño

Fotografía

Edgar Humberto Álvarez

Publicado

12 Ago 2015


Jaime Garzón enseñó a reírnos de nuestra tragedia

Jaime Garzón Forero fue asesinado hace 16 años. De los responsables se sabe que hay un muerto condenado, y un exmilitar y el exsubdirector del DAS, José Miguel Narváez, están vinculados en el proceso. Sus asesinos y determinadores del crimen sí que tenían un pésimo sentido del humor.


En una de esas entrevistas noventeras que Pacheco le hizo a Jaime Garzón, y que por estos días incrementan sus visitas en YouTube, Garzón ratifica que, a pesar de lo ‘mamagallista’, es un tipo muy trascendental: “Yo creo en la vida, creo en los demás, creo que este cuento hay que lucharlo por la gente, creo en un país en paz, creo en la democracia, creo que lo que pasa es que estamos en malas manos, creo que esto tiene salvación”.

Con esta misma sentencia se encuentran los visitantes a la página web que reabrió la familia de Jaime en su honor: www.jaimegarzonforero.com, con el sentido de esperanza y deseos de vivir que transmite, es como los colombianos recuerdan al periodista asesinado en Bogotá hace 16 años (13 de agosto de 1999).

Garzón era abogado e historiador de formación. Ejerció como docente, investigador, alcalde menor de la localidad de Sumapaz de Bogotá, entre otros roles, pero el reconocimiento y el aprecio de millones de colombianos es gracias al inteligente y polémico ejercicio periodístico que realizó. Creó personajes como Godofredo Cínico Caspa, Dioselina Tibaná y Heriberto de la Calle que nos explicaron, con agallas y sin pelos en la lengua, las irregularidades políticas y sociales de nuestro país.

A la extrema derecha, y al parecer a fuerzas oscuras del Estado, no le gustaba lo que Jaime tenía para decir. “Lo que pasa es que no tienen buen sentido del humor. Uno les pone el espejo y se asustan, se molestan”, decía Garzón al respecto. Para resolver la discrepancia, lo asesinaron.

Carlos Castaño, jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia, fue condenado, en el 2004, a 38 años de cárcel por el asesinato de Garzón. Para entonces Castaño ya había sido desaparecido y cuando se ratificó el fallo, se confirmó su muerte. José Miguel Narváez, quien fue subdirector del DAS (Departamento Administrativo de Seguridad) está siendo procesado por este crimen después de que varios jefes paras, postulados en Justicia y Paz, aseguraran que Narváez participó en el homicidio. Narváez ha negado su responsabilidad. Otro presunto implicado es el coronel retirado Jorge Plazas Acevedo quien ha sido llamado a juicio.

Los abogados de la familia Garzón han argumentado que este asesinato fue parte de un ataque sistemático de los paramilitares contra defensores de Derechos Humanos y dirigentes de izquierda. Por este y otros motivos, solicitaron a la Fiscalía que declarara el homicidio como un crimen de lesa humanidad. Pero el pasado mes de junio la Fiscalía negó dicha solicitud aduciendo que “no se vislumbra que el asesinato de Jaime Garzón hubiera ocasionado un perjuicio directo a una colectividad con características étnicas, religiosas o políticas (…) o que el homicidio de Jaime Garzón hubiera sido de tal magnitud que afectara a la humanidad”.

Mientras el proceso sigue, los hermanos del humorista que más echa de menos el país, mantienen impecable su memoria a través de proyectos e iniciativas como la página web, la recuperación de la estatua de Heriberto de la Calle y la publicación de un nuevo libro que presentará esta noche Marisol Garzón (hermana) en la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá, Jaime Garzón, ‘lea pa’ que hablemos’ N°1.

Hoy, en el aniversario número 16 de la muerte de Jaime Garzón, el Centro Nacional de Memoria Histórica los invita a visitar el sitio web www.jaimegarzonforero.com y a recordar la genialidad de este colombiano inigualable.

 


Historia, Jaime Garzón, Memoria, Víctimas

Justicia transicional priorizará derechos de las víctimas

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

18 Ago 2015


Justicia transicional priorizará derechos de las víctimas

El modelo de justicia transicional  pensado para el caso colombiano contiene elementos de legislación restaurativa, que incorporan medidas que respetarán los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia, la reparación integral y las garantías de no repetición.


Con esta aclaración del Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, durante el XVIII Encuentro de la Jurisdicción Ordinaria: ‘Justicia transicional, Paz y Posconflicto’, se reiteró que en el proceso de negociación de paz no se concibe la impunidad.

En ese sentido, el jefe de la Delegación del Gobierno en los diálogos de La Habana, Humberto de la Calle, reiteró que “la justicia transicional no es el disfraz de la impunidad”.

Sobre este tema detalló que en la mesa de negociación de La Habana con las Farc se han registrado coincidencias como “encontrar que no todos los delitos cometidos bajo la égida del conflicto pueden ser susceptibles de amnistía e indulto”.

Tanto el Jefe de la Delegación como el Alto Comisionado coincidieron en que el modelo de justicia transicional no es estable en el tiempo si la sociedad colombiana y, en especial, las víctimas no encuentran los acuerdos razonables.

Frente al delito político, Humberto De la Calle destacó progresos como la necesidad de ampliar el marco de la conexidad del delito político y pensar nuevamente en sus características.

A su vez Jaramillo pidió apoyo de la rama judicial al momento de aplicar los acuerdos: “este modelo que estamos tratando de cocinar en La Habana es un modelo que no solamente tenemos que construir con la ayuda de ustedes pero sobre todo vamos a tener que implementar con ustedes”.

Ante la propuesta,  el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Leonidas Bustos, aseguró que la rama judicial acompaña al Gobierno en el proceso de paz, cree en la paz y confía en el juicio del presidente Juan Manuel Santos.

“Las formas jurídicas no pueden ser un obstáculo para la definición soberana del destino de la nación” y,  en cambio “el derecho ha de servir al fin máximo de conseguir y mantener la convivencia pacífica del país”.

Para Bustos “la guerra ha sido la principal causa de negación de derechos humanos” en la Colombia de los últimos 50 años, por lo que corresponde buscar una justicia transicional que permita “terminar la guerra, reincorporar a la vida civil a los combatientes y, por supuesto, dignificar a las víctimas”.

En el mismo encuentro, Santos insistió en que se podría dar un cese bilateral y definitivo del fuego antes de un acuerdo final, aunque debe estar supeditado a condiciones reales de verificación y cumplimiento, como la concentración de la guerrilla en zonas determinadas, así como la entrega de armas.

“La justicia transicional será el mecanismo que nos ayudará a dar el paso del conflicto hacia una sociedad que convive en armonía”, dijo el Primer Mandatario.

 


Derechos Humanos, Justicia transicional, Víctimas

Catatumbo tendrá su ¡Basta Ya!

Catatumbo tendrá su ¡Basta Ya!

Autor

CNMH

Fotografía

María Paula Durán

Publicado

25 Ene 2016


Catatumbo tendrá su ¡Basta Ya!

El informe ¡Basta Ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad fue publicado por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) en 2013. Aun así, es claro que el reconocimiento que reclaman las víctimas en cuanto a la realización del derecho a la verdad y a la memoria tiene un enfoque territorial que reclama un lugar propio.


Por ese motivo, el CNMH propuso la realización de los conocidos “Basta Ya Regionales”, a través de los cuales se pretende propiciar y garantizar las condiciones para que las regiones puedan implementar mecanismos de reconstrucción de memoria. 

Estos “Basta Ya Regionales” serán financiados por los entes territoriales e implementados por las universidades regionales. La participación de las víctimas y el acompañamiento técnico del CNMH serán los puntos esenciales para su desarrollo. 

El proyecto ¡Basta Ya! Medellín se presentó oficialmente el pasado 10 de julio de 2015 en el Museo Casa de la Memoria de Medellín y sus resultados se darán a conocer en 2017 (ver: http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/noticias/noticias-cmh/medellin-converso-sobre-su-basta-ya).

Y en este 2016 el CNMH inicia de otro gran proyecto: ¡Basta Ya! Catatumbo de la mano de la MAPP – OEA.

“El proyecto surgió por solicitud de la Diócesis de Tibú, la cual pidió al CNMH hacer una reconstrucción de memoria y esclarecimiento de la verdad para construir las bases para aportar a la territorialización de la paz y al desarrollo de diálogos de la paz. El proyecto ya tuvo todo un trabajo previo de concertación con la Diócesis en 2015”, afirmó Camila Medina, Directora de Construcción para la Memoria Histórica del CNMH.

El objetivo entonces será desarrollar un proceso de memoria histórica del conflicto armado en la región del Catatumbo que permita identificar contextos y lógicas de violencia, formas de victimización,  impactos  poblacionales  y territoriales diferenciales, así como las respuestas y resistencias que se han generado desde la sociedad civil  para contribuir a la dignificación, reconocimiento y visibilización de las víctimas y comunidades de la región. 

“El proyecto tendrá un enfoque participativo y otro pedagógico y comunicativo. Se acompañará la conmemoración de la masacre de Tibú el 29 de mayo y la de la Semana por la Paz en septiembre. Además se realizarán diálogos de la memoria y se trabajará en la producción de piezas radiales”, comentó Isabel Caballero, investigadora del proyecto.

Los resultados de esta investigación se darían a conocer en el 2018.

A propósito el CNMH publicó en octubre de 2015 un informe sobre el conflicto armado en la región: Con licencia para desplazar [Descarga el informe] hizo parte de la serie de cuatro investigaciones sobre desplazamiento forzado en el país. 

 


Dignidad, memorias de guerra, reconocimiento, Víctimas

Velas y rosas por las víctimas de La Moralia

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

María José Pizarro.

Publicado

24 Ago 2015


Velas y rosas por las víctimas de La Moralia

La Moralia es un corregimiento de Tuluá, en el centro del Valle del Cauca. Sus habitantes viven bajo el cielo claro, las calles serenas, personas sonrientes y montañas relucientes. Se trata de una comunidad familiarizada con la paz, pero que la guerra los asaltó con su indolencia. Hasta allí llegaron los hombres de los hermanos Castaño, desde Urabá, el 31 de julio de 1999 para ejecutar los primeros asesinatos en esta zona del país. 


El pasado 31 de julio se conmemoraron 16 años de esta primera incursión de los paramilitares en La Morelia -que sus pobladores se niegan a olvidar- donde recordaron sus muertos, desaparecidos y desplazados. “Ni impunidad ni olvido”, gritaban mientras leían uno a uno el nombre de sus familiares asesinados. Una iniciativa propia de la comunidad que realizan desde hace tres años. 

Murales, placas con los nombres de sus muertos, velas, rosas y mensajes hacen parte de los homenajes a los caídos en la absurda guerra que no eligieron. “Las víctimas siempre asisten, nosotros los llevamos en la mente y el corazón, este es un conflicto en el que nada tenemos que ver. Debemos entender el por qué de lo que está sucediendo, nosotros no generamos enemigos, nos los han creado”, explicó José Alonso Valencia, presidente de la Junta de Acción Comunal del corregimiento La Moralia y promotor de esta iniciativa.

En la memoria de los habitantes de este pequeño corregimientos del Valle del Cauca se prolonga la necesidad de no olvidar; de recordar que el propósito de expansión nacional de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) tocó a sus puertas. “Ese período está entre el 98 al 2004 más o menos. El período fuerte del paramilitarismo fue entre el 98, 99 y como por un período de tres años matando gente en el centro del Valle (…).”, reseña el Centro Nacional de Memoria Histórica en su informe: ““Patrones” y campesinos: tierra, poder y violencia en el Valle del Cauca (1960 – 2012)”.

“Lo que sucedió en La Moralia nos muestra cuál es la importancia que tiene la memoria para la comunidad y las víctimas directas, eventos en los que participa toda la comunidad en un acto de solidaridad con quienes han sufrido pero también de reivindicación social de quienes fueron asesinados. Lo que vivimos en La Moralia fue un acto de amor y dignidad”, indicó María José Pizarro, coordinadora de la Estrategia de Participación con Víctimas del Centro Nacional de Memoria Histórica, quien estuvo acompañando la conmemoración. 

 


La Moralia, Memoria, Tuluá, Víctimas

Total de desaparecidos en Colombia podría llenar un estadio

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

Álvaro Cardona.

Publicado

29 Ago 2015


Total de desaparecidos en Colombia podría llenar un estadio

La capacidad de asistencia del estadio Metropolitano de Barranquilla para las eliminatorias de la selección Colombia es de 49.612. Este es un espacio deportivo que siempre se encuentra colmado de hinchas cuando juega la tricolor, no hay que negarlo. Sin embargo, y hay que decirlo, este mismo escenario podría llenarse con el total de víctimas de la desaparición forzada en el país; son más de 45 mil personas reportadas como desaparecidas forzadamente según la Fiscalía. Haga el ejercicio, imagine la magnitud de esta desgracia


Las comparaciones son muy odiosas pero es la mejor manera de entender la dimensión de este impacto del conflicto armado. Un estadio lleno con el total de personas que están desparecidas, “45 mil almas”, podría vociferar en un solo coro un gol de Colombia. Aclaramos, claro está, que respetamos el dolor de todas las víctimas del conflicto armado y nos solidarizamos con su dolor, lucha y resistencia. Hacemos este ejercicio para evocar en la mente de los indiferentes la importancia de este tema.

El próximo 30 y 31 de agostos miles de madres, padres, hermanos, hermanas, esposos e hijos, saldrán a las calles, en el día Internacional del Detenido Desaparecido, para exigir la búsqueda de sus seres queridos, y no son sólo de ellos, de nuestros desaparecidos. Porque esas 45 mil personas que no han vuelto a sus hogares, al igual que los 49.612 que llenan el estadio Metropolitano de Barranquilla, también son colombianos.

Volvamos a las comparaciones. Continuemos con el fútbol. En Colombia el promedio de asistencia a los estadios es de 20 mil hinchas por partido en el torneo local profesional, digamos, un Millonarios versus Huila en el estadio Nemesio Camacho El Campin de Bogotá, o Atlético Nacional versus Tolima en el Atanasio Girardot de Medellín. Según Isabel Ortigosa del Colectivo Orlando Fals Borda, “en el país hay registrados 20.443 casos de personas inhumadas como no identificadas en cementerios municipales, de acuerdo con información suministrada a la Fiscalía General de la Nación por 861 alcaldías locales”. Es decir, más de 20 mil N.N.

A ese dato del Colectivo Orlando Fals Borda súmele los cementerios clandestinos de los diferentes grupos armados del conflicto armado de Colombia. Entonces usted debe agregar lugares como la Escombrera en Medellín, las casas de pique en Buenaventura, las escuelas de la muerte en Caquetá, el cementerio clandestino de la Macarena, Meta, los hornos crematorios del Norte de Santander, y los que puedan llegar a revelarse con una eventual Comisión de la Verdad.

En sólo CINCO -con negrilla y mayúsculas- cementerios del Meta donde trabaja el Colectivo Orlando Fals Borda se registran 2.292 cuerpos de personas no identificadas. De esos, se han exhumado alrededor de mil y se ha logrado identificar más de 800, según la Fiscalía General de la Nación. De esos cuerpos “se han logrado entregar 77 a sus familiares en casi cinco años. A este ritmo, harían falta 144 años para entregar el resto de los cuerpos inhumados en estos cinco cementerios”, expone Isabel Ortigosa. Entonces, ¿Cuántos años faltan para entregar las 45 mil personas que hacen falta? 

A esto hay que sumarle la falta de garantías de las víctimas en las regiones para buscar sus familiares. Súmele la falta de recursos para contratar personal que realice la búsqueda y sobre todo “hace mucha falta de voluntad política”, dice Janeth Bautista, directora de la Fundación Nidya Érika Bautista.   

Para el asesor de la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Guillermo Fernández Maldonado, la desaparición forzada es un tema obligatorio para el Estado, “no estamos hablando de algo que sucedió en el pasado, es algo que sigue sucediendo y tiene un espectro mucho más amplio. Es algo sobre lo que siempre debe estar pendiente en cuanto a prevención, investigación y sanción”, explica. 

Entonces, ahora que empiezan las eliminatorias de la selección Colombia, recuerde que ese estadio podría estar desocupado, ya que es casi el mismo número de los desaparecidos a causa del conflicto armado. Pero sobre todo recuerde este 30 y 31 de agosto cuando vea a una madre con la fotografía en el pecho de su hijo o esposo, que ese desaparecido también es suyo, es un colombiano más. 

 


Colombia, Desaparecidos, Víctimas

El caso de Nydia Érika no puede volver a ocurrir

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Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

29 Ago 2015


El caso de Nydia Érika no puede volver a ocurrir

Este 30 de agosto se cumplen 28 años de la desaparición forzada de Nydia Érika bautista en Bogotá. Esa misma fecha, en la que se conmemora el Día Internacional del Detenido Desaparecido, los familiares de Nydia Erika y de miles de desaparecidos más se reunirán en las principales plazas del país para pedir verdad y que estos crímenes no queden impunes.


Desde el CNMH hablamos con Janeth Bautista, su hermana, para hablar de la desaparición de Nydia, el camino recorrido para encontrarla, el exilio que sufrieron ella y su familia, y cómo después de tantos años aún busca justicia y verdad.

¿Han pasado 28 años de la desaparición de Nydia Érika Bautista, para las nuevas generaciones y quienes no conocen su historia, qué nos puede contar sobre ella?

“Nydia Érika bautista es mi hermana, la hermana mayor de una familia de seis hijos. Ella era socióloga y economista de la Universidad Nacional y la Universidad Central de Bogotá respectivamente, y también fue militante del M19. Fue madre de un niño que quedó huérfano a los 12 años, Erik Antonio. Desde muy temprana edad trabajó en proyectos sociales, con estudiantes de la Universidad Nacional, con quienes trabajó en varios proyectos en Bosa para la creación de escuelas y jardines para los niños menos favorecidos. Fue precisamente esa inclinación social la que la llevó a tomar la decisión, a mediados de los años 80, de ingresar al M19. Una decisión que le costó la libertad y la vida”.

¿Cómo fue la desaparición forzada de Nydia Érika bautista?

“Nydia primero fue detenida en la III Brigada de Cali en mayo de 1986, allí fue torturada y detenida arbitrariamente, aunque luego fue puesta en libertad. Un año después fue desaparecida definitivamente en Bogotá, en una operación entre la III y XX brigadas del ejército en Bogotá.

El último día que la vimos con vida fue en la primera comunión de nuestros niños, de su hijo y mi hija. Siendo alrededor de las 6:00 p.m., cuando acompañaba a una amiga que había asistido a la reunión a coger el bus, fue abordada por varios hombres que la subieron a la fuerza a un jeep. Desde ese entonces iniciamos la lucha por encontrarla, ese día cambió mi vida para siempre”.

¿Cómo fue la reacción de la familia ante este caso de desaparición forzada?

“Fue un despertar en el sentido más doloroso de la palabra. En esa época estaba de presidente Virgilio Barco y mi madre como nortesantandereana y mi padre como liberal, había votado por él para Presidente. Para ellos fue un duro golpe ver cómo durante ese gobierno sucedieran este tipo de crímenes que nunca se imaginaron.

La lucha empezó estrellándonos con esa realidad, de que las personas de la oposición política no tenían derecho a un juicio justo y por el contario empezó a aplicarse lo que ocurrió en otros países del Cono Sur como Argentina, Uruguay y Chile, de llevarse a los familiares bajo un camino de la niebla para que los familiares no supieran de ellos. Nosotros no supimos de la militancia de Nydia en el M19 hasta 1986, y confiábamos en que existiendo una democracia, si ella había cometido algún delito tuviera el derecho a ser llevada ante un juez para que mediante el debido proceso se hiciera un juicio y la sancionara con lo que correspondiera, nunca con la desaparición forzada.

Mi padre fue el más golpeado, lo recuerdo muy bien. Era liberal hasta los tuétanos, había sufrido la Violencia política en la época de Gaitán, y al saber lo que había sucedido lo primero que hizo fue ir a la sede del partido comunista, nunca fue comunista pero lo hizo como un acto de rebeldía”.

¿Cómo inicia el proceso de búsqueda?

“Salí con mi padre con una foto de Nydia y con una denuncia que nos ayudó a hacer Alirio Pedraza, quien también sería desaparecido. Salimos a la calle a repartir volantes, preguntando si alguien la había visto. Nos subimos a los buses, como lo hacen ahora los vendedores ambulantes, a pregunta por su paradero. Llegamos a brigadas, hospitales, morgues, fuimos a la Procuraduría, hablamos con el doctor Carlos Mauro Hoyos, asesinado en 1988, y llegamos hasta la Procuraduría Delegada para las Fuerzas Militares, en donde preguntaron a las brigadas militares pero no había razón de su paradero. Sin embargo, en este camino conocimos a otros familiares de desaparecidos, conocimos la organización ASFADDES y empezamos a ir a marchas y reuniones con la esperanza de poder tener una respuesta.

A los tres años de buscarla, un suboficial del Ejército se acercó a la Procuraduría a confesar varios crímenes que había cometido la brigada, entre ellos el de mi hermana. Así fue como el doctor Jaime Córdoba Triviño, en esa época procurador de Derechos Humanos, nos informó que era posible que Nydia estuviera enterrada en Guayabetal, Cundinamarca, de acuerdo a la información que habían entregado, y efectivamente, la oficina de investigaciones especiales de la Procuraduría hizo la exhumación y allí encontramos a Nydia Érika. A pesar de que la entregaron en una bolsa de basura, pudimos despedirnos y darle cristiana sepultura”.

¿Qué significó para ustedes poder encontrarla?

“Fue un hallazgo muy importante para nosotros y para el país, porque en esa época era difícil encontrar desaparecidos. Eso provocó una ola de solidaridad dentro del movimiento de derechos humanos en Colombia. Estuvimos muy acompañados por ong, otros familiares, y en ellos nació la esperanza de encontrar a sus seres queridos desaparecidos.

Sin embargo también empezaron las amenazas y la persecución, una situación que nos llevó al exilio en 1997”.

¿Por qué toman la decisión de exiliarse?

“Nuestro exilio se empezó a marcar desde el 30 de agosto de 1995, fecha en la que se exilió el Procurador Delegado para Derechos Humanos, Hernando Valencia Villa, quien falló en contra de cuatro suboficiales destituyéndolos de la Brigada XX del Ejército incluyendo al General Álvaro Velandia Hurtado. A raíz de esa decisión tuvo que salir del país pues la cúpula militar le puso varias denuncias y lo tildó de simpatizante del terrorismo.

En 1997 también aumentaron las amenazas contra nosotros y decidimos exiliarnos. Mi caso fue bastante difícil pues estaba embarazada, sin embargo, pude salir del país y viví 10 años en el exilio. Una década en la que pude trabajar para Amnistía Internacional en Londres, también hice varias investigaciones sobre la violencia contra la mujer en Juárez y en Guatemala, y desde el exilio seguíamos luchando en el caso de Nydia Érika. En Colombia el caso paso a la justicia penal militar y mi hermana Rocío siguió al frente de todo. Después de 10 años decidí regresar al país, pues el exilio es estar muerto en vida”.

¿Qué pasó con los implicados en el caso de la desaparición de Nydia Érika?

Primero fue una lucha para quitarle el caso a la justicia penal militar y llevarlo a la justicia ordinaria, pues ellos querían que entregáramos los restos de Nydia para un examen de ADN, sosteniendo que eso era un montaje y que los restos exhumados no correspondían a mi hermana. Nosotros hicimos objeción de conciencia y no quisimos entregar el sitio donde estaba Nydia. El día de la audiencia, los compañeros de la Comisión Colombiana de Juristas, que eran los representantes legales del caso, interpusieron una tutela para que se suspendiera la diligencia militar y en ese momento también llegó un fax al juzgado de la Corte ordenando suspender la diligencia. De ahí en adelante la Corte decidió que el caso pasara a la justicia ordinaria y la exhumación finalmente se hizo por orden de la Unidad de Derechos Humanos. Entregamos el sitio y un año después salió la identificación con un 99.78% de identidad positiva de Nydia Érika. A pesar de las pruebas, el caso precluyó por dudas sobre la responsabilidad de los militares quedando en la impunidad hasta el día de hoy. Finalmente, el año pasado en vista de que los culpables siguen libres, interpusimos una acción de revisión y lo presentamos a la Corte Suprema de Justicia, pero aún no hemos obtenido respuesta.

¿Cómo van a conmemorar este 30 de agosto, Día Internacional del Detenido Desaparecido?

“Este año la conmemoración empezó desde el 27 de agosto, inició con un desayuno con varias embajadas, agencias de cooperación internacional y organizaciones de desaparecidos de varias regiones del país, un encuentro para denunciar la situación y plantear nuestras propuestas para la mesa de diálogos de paz porque creemos que la búsqueda de los desaparecidos debe tener relevancia en este proceso.

Además, el 30 vamos a realizar una galería de la memoria en la Plaza de Bolívar con los familiares del Palacio de Justicia, Familiares Colombia, MOVICE, las Madres de Soacha y otras organizaciones. También como organización vamos a tener una reunión con la Unidad de Víctimas para hablar de reparación, verdad y justicia, además, vamos a socializar cómo van los procesos penales de nuestros familiares. Finalmente, tendremos un taller sobre comisión de la verdad y justicia transicional. Sin embargo, el 30 de agosto es un día para que la sociedad se movilice y se conmueva con los 45 mil desaparecidos que hay en el país”.

Perfiles contra el olvido: Fundación Nydia Erika Bautista

 

Publicado en Noticias CNMH



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