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Una nueva edición de la Maleta de Memorias Étnicas empieza su recorrido en el norte de Antioquia y el Bajo Cauca

Una nueva edición de la Maleta de Memorias Étnicas empieza su recorrido en el norte de Antioquia y el Bajo Cauca

Autor

CNMH

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La Maleta de Memorias Étnicas contiene productos de memoria elaborados con pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta y Amazonas, y las comunidades afrodescendientes de Bojayá y Barú.

Publicado

2 de mayo 2021


Una nueva edición de la Maleta de Memorias Étnicas empieza su recorrido en el norte de Antioquia y el Bajo Cauca

  • Esta estrategia pedagógica, que aporta un enfoque sobre la afectación diferenciada del conflicto armado en las comunidades étnicas, llegó a 10 municipios antioqueños de las subregiones del Norte y el Bajo Cauca en el primer trayecto de la ruta.
  • A través de la Maleta de Memorias Étnicas, multiplicadores locales, acompañados por el Enfoque Étnico del CNMH, compartieron las experiencias en construcción de memoria con pueblos indígenas y afrodescendientes en sus comunidades.

 La Maleta de Memorias Étnicas del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) comenzó un nuevo viaje. Esta herramienta pedagógica —que contó con una primera versión en 2017—, liderada por el equipo del Enfoque Étnico del CNMH para compartir las experiencias en construcción de memoria del pueblo Wiwa (Sierra Nevada de Santa Marta), cuatro pueblos indígenas de La Chorrera (Amazonas) y las comunidades afrodescendientes de Bojayá (Chocó) y Barú (Bolívar), ya hizo las primeras paradas de su nueva travesía en 10 municipios antioqueños de las subregiones Norte y Bajo Cauca.

Multiplicadores locales de la memoria de estos territorios llevaron a sus comunidades los informes y cartillas contenidos en la maleta con el fin de promover diálogos acerca de la importancia de construir memorias con enfoque diferencial en las comunidades de Ituango, Briceño, Yarumal, Cáceres, Nechí, Zaragoza, El Bagre, Tarazá, Gómez Plata y Santa Rosa de Osos. Con esta estrategia pedagógica, las comunidades étnicas han reconocido sus historias atravesadas por el conflicto armado en las de otros pueblos que ven como pares.

El enfoque diferencial hace visibles las diferencias en la afectación del conflicto armado en el país y sus factores subyacentes sobre comunidades que preservan prácticas culturales propias y un modelo de vida fundamentado en la relación con su territorio. La Maleta de Memorias Étnicas brinda un punto de abordaje en los procesos de memoria, a partir de la valoración de las condiciones especiales de comunidades indígenas, afrocolombianas y campesinas, amenazadas en la actualidad por el riesgo del exterminio físico y cultural.

 

Los contenidos de la maleta

La Maleta de Memorias Étnicas contiene los informes Ruama Shama: desde el corazón y el pensamiento del pueblo Wiwa, que describe las afectaciones del conflicto armado al territorio de esta comunidad de la Sierra Nevada de Santa Marta; Sobrevivientes victoriosos: Amanecer de la palabra de los hijos e hijas del tabaco, la coca y la yuca dulce, sobre la barbarie de la cauchería en la Amazonía, y Barú: los conflictos de la paz, acerca del despojo que ha sufrido esta comunidad, fundada después abolición de la esclavitud en Colombia.

Este ‘equipaje’ contiene también la cartilla Un pueblo que canta, que explora los alabaos y cantos funerarios de las comunidades negras del Pacífico como dispositivo de memoria, sanación y denuncia; y los documentales Voces desde el círculo de la palabra, proceso de memoria del pueblo Bora, de La Chorrera,  y Las Musas de Pogue, sobre la reconfiguración de la relación ritual entre vivos y muertos en la comunidad de Bojayá tras la masacre del 2 de mayo de 2002.

Además de estos productos de memoria histórica, la maleta incluye un documento que aporta lineamientos conceptuales y metodológicos para el trabajo de memoria con pueblos étnicos, así como una cartilla de Ruta Pedagógica para la activación de esta herramienta. La propuesta hace posibles ejercicios de memoria histórica locales, desde un enfoque de derechos humanos y de acción sin daño, que reconozca la afectación diferenciada del conflicto armado en pueblos indígenas y afrodescendientes.

Todos estos documentos se pueden consultar, a modo de mapa, en https://centrodememoriahistorica.gov.co/micrositios/comunidades-etnicas/maleta.html

A finales de 2020 se realizaron los talleres virtuales dedicados a la reflexión sobre la afectación del conflicto armado en las comunidades y a la formación de facilitadores locales para el conocimiento y la reflexión sobre la historia del país durante el conflicto armado reciente y la construcción de memoria. La disposición del material en las bibliotecas y en manos de diferentes  actores del proceso educativo en las comunidades incluyó la mediación para su conocimiento y apropiación.

 

Una nueva edición, una nueva ruta

La Maleta de Memorias Étnicas cuenta con el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) desde su primera versión en 2017. Esas primeras maletas se entregaron a las comunidades autoras de los contenidos y a representantes de pueblos indígenas y afrodescendientes en diversos escenarios de socialización, así como a diferentes universidades del país. Los contenidos e impresión se lograron, además, gracias al Programa de Fortalecimiento Institucional para las Víctimas y la Organización Internacional de las Migraciones (OIM).

En esta nueva edición, el aporte de USAID se materializó a través del Programa Colombia Transforma, que acompaña la implementación del Acuerdo de Paz con la antigua guerrilla de las Farc.

El Enfoque Étnico entregó 100 de estas nuevas maletas a líderes comunitarios, instituciones educativas, bibliotecas públicas y organizaciones sociales en los municipios incluidos en el proyecto Rincones para la memoria, del Centro Nacional de Memoria Histórica.

A pesar del temor presente en municipios que luego de la priorización para la implementación de los acuerdos de paz han visto recrudecimiento de la violencia, como Ituango, en el Norte, y la mayor parte del Bajo Cauca, líderes campesinos y de otras comunidades han encontrado que es necesario hablar de procesos de sanación y reconocimiento de las afectaciones que ha sufrido su territorio.


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WIWA Sierra Nevada Mauricio Ramirez

En la Sierra Nevada, el Museo siguió construyendo memoria con los wiwa

Autor

CNMH.

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CNMH

Publicado

27 de abril 2021


En la Sierra Nevada, el Museo siguió construyendo memoria con los wiwa

  • El Museo de Memoria de Colombia acompañó la inauguración de la Casa Intercultural de los Saberes del pueblo wiwa en la Sierra Nevada de Santa Marta.
  • Este proceso de memoria histórica aporta a la recuperación de los conocimientos y prácticas culturales indígenas que han sido afectadas por el conflicto armado.

El Shembuta, la ley de origen del pueblo wiwa, ordena el cuidado de los lugares sagrados, el territorio y la cultura en la Sierra Nevada de Santa Marta, que para ellos es el corazón del mundo. Durante décadas, el conflicto armado y otras formas de violencia han desestabilizado esa relación y hoy está en riesgo, pero los wiwa hacen memoria para sanar lo que ha sido afectado.

Entre el 9 y el 12 de abril, como un paso más en un proceso de acompañamiento que empezó en 2015, el Museo de Memoria de Colombia, del Centro Nacional de Memoria Histórica, participó en la inauguración de la Casa Intercultural de Saberes Ancestrales Kuimáku. En la cuenca del río Guachaca, a tres horas de Santa Marta, alrededor de cuarenta indígenas se reunieron en esos días para seguir tejiendo su memoria desde la palabra.

Afuera de la casa se presentó una expografía con páneles que explican algunos conceptos importantes en la cosmogonía wiwa. Uno de ellos habla del Ruama Shama, que es como llaman a su memoria histórica: “es un recordar constante, es volver al corazón, al origen, al principio de nuestras enseñanzas […] es analizar las causas que llevaron a involucrarnos en una guerra de la cual nunca quisimos hacer parte y llegó sin ser llamada”.

Para construir una memoria con esas características, la Organización Wiwa Golkushe Tayrona, que cobija a 7 mil de los más de 12 mil indígenas wiwa que hay en el país, está construyendo el CIFFEC: el Centro Integral de Formación y Fortalecimiento Espiritual y Cultural, una estrategia de reparación que promueve espacios culturales y educativos de transformación a partir de la identidad y las prácticas tradicionales wiwas.

En el acto inaugural de la casa, varias mujeres jóvenes y mayores vestidas de blanco con mantas rojas bailaron durante horas al ritmo de instrumentos propios. La música les permite comunicarse con los seres sobrenaturales que rigen la vida material y espiritual. “Cuando nosotras bailamos, estamos pagando a la madre tierra lo que consumimos”, dice Verónica Rodríguez, una joven en proceso de preparación para convertirse en saga, que es el rol femenino más alto en la comunidad.

Para los wiwa, el conflicto armado —y otros factores como la evangelización, la colonización, la guaquería, la bonanza cocalera y marimbera, la fumigación y los megaproyectos— ha puesto en riesgo su conocimiento y sus tradiciones. Se han desestabilizado los ciclos de la vida y se afectó a su territorio, que para ellos es otra víctima y debe sanarse.

En el auto 004 de 2009, la Corte Constitucional advirtió el riesgo de exterminio que enfrenta el pueblo wiwa, un tema que retomamos en el informe Tiempos de vida y muerte. Memorias y luchas de los pueblos indígenas en Colombia. Darío Acevedo, director del CNMH, recordó que “a los pueblos indígenas les han destrozado sus creencias, sus rituales, su relación con el territorio. Por eso buscamos trabajar con ellos y construir memorias que van a enriquecer el Museo de Memoria de Colombia”.

Una de las actividades centrales del encuentro en la Sierra, que contó con el apoyo del equipo del Museo, fue el planteamiento de un proyecto para construir un calendario propio que contribuya a restablecer el ordenamiento de su plan de vida. Ese calendario, que se pensará con la guía de las autoridades tradicionales, les permitirá preservar su conocimiento sobre los ciclos de lluvia, los tiempos de siembra, los pagamentos, entre otros.

El mamo Romualdo Gil, uno de los líderes de la comunidad, explicó que estos procesos de memoria histórica son importantes para mantener la transmisión de saberes entre generaciones, que se ha perdido a causa de las distintas formas de violencia: “Han muerto muchas abuelas y abuelos sabedores. Hace falta enseñanza para que los jóvenes gocen de su conocimiento y su cultura”.

El Museo tiene el mandato de construirse desde la diversidad. Este trabajo en la Sierra Nevada responde al compromiso de reconocer las necesidades y aportes de los grupos étnicos en la construcción de memoria. Fabio Bernal, director del MMC, anunció que “el trabajo con la comunidad wiwa continuará. El Museo será un aliado en el proceso de construcción del CIFFEC, que se convertirá en un punto de articulación para transmitir el conocimiento ancestral a futuras generaciones”.

  • WIWA Sierra Nevada Mauricio Ramirez

    Memorial WIWA-Sierra Nevada – Mauricio Ramírez Vásquez

  • WIWA Sierra Nevada Mauricio Ramirez

    Memorial WIWA-Sierra Nevada – Mauricio Ramírez Vásquez

  • WIWA Sierra Nevada Mauricio Ramirez

    Memorial WIWA-Sierra Nevada – Mauricio Ramírez Vásquez

  • WIWA Sierra Nevada Mauricio Ramirez

    Memorial WIWA-Sierra Nevada – Mauricio Ramírez Vásquez

  • WIWA Sierra Nevada Mauricio Ramirez

    Memorial WIWA-Sierra Nevada – Mauricio Ramírez Vásquez

  • WIWA Sierra Nevada Mauricio Ramirez

    Memorial WIWA-Sierra Nevada – Mauricio Ramírez Vásquez

  • WIWA Sierra Nevada Mauricio Ramirez

    Memorial WIWA-Sierra Nevada – Mauricio Ramírez Vásquez


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