Autor: CNMH

“Pizarro”, gran ganador del Festival de Cine Iberoamericano

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CNMH

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CNMH

Publicado

18 Nov 2016


“Pizarro”, gran ganador del Festival de Cine Iberoamericano

El documental del colombiano Simón Hernández continúa cosechando reconocimientos durante 2016. Esta vez, después de ganar como Mejor Documental Unitario y el India Catalina, obtuvo el Colón de Oro en la 42 edición del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva en España.


El grito de paz, que la muerte quiso socavar, del máximo dirigente del grupo guerrillero Movimiento 19 de abril (M-19), Carlos Pizarro, se ve reflejado por su hija, María José Pizarro, en el documental “Pizarro”.  Allí se narra el amor de un padre hacia su hija. Un amor fuertemente cuestionado por las decisiones de la guerra.

Este documental sigue recolectado aplausos, y premios, en diferentes rincones del planeta. En esta oportunidad fue España, donde “Pizarro” se alzó con el mayor galardón del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, galardón que han obtenido entre otros como Salvador del Solar por “Magallanes” en 2015 o  Enrique Buchichio por “Zanahoria” en 2014.

El Festival de Cine Iberoamericano de Huelva “tiene como objetivo la difusión y promoción de obras cinematográficas y audiovisuales, que contribuyan al mejor conocimiento y promoción de la industria audiovisual y los creadores de los países que constituyen el área iberoamericana y sus conexiones con los países europeos”, explican los organizadores.

El carisma de Carlos Pizarro expresado dentro del documental en frases como: “Yo sé que tengo el riesgo de que me maten, pero no tengo miedo de que lo hagan. Tengo más miedo a fracasar en este empeño de conseguir la paz, más que morirme como individuo”, es acompañado por la travesía de su hija, María José Pizarro, en la búsqueda constante de verdad. “Cada día me fui dando cuenta que él estaba dentro de mí”, dice María José.  

Simón Hernández, director de “Pizarro”, expresó su felicidad al obtener este reconocimiento que es la primer vez, durante 42 años, que se lo otorgan a un documental, este “siempre ha sido el patito feo y hoy no lo es”, dijo Hernández. “Las búsquedas de nuevas narrativas y las grandes aportaciones de un género que en mi opinión está viviendo una edad de oro”, complemento Simón.

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Jóvenes de 18 años insisten en implementación de los acuerdos

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Publicado

21 Nov 2016


Jóvenes de 18 años insisten en implementación de los acuerdos

Jóvenes, que no han cumplido los 18 años (Paz a la calle -18), le insisten a los expresidentes Uribe y Pastrana, permitir la implementación del nuevo acuerdo de paz. 

Viernes 18 de noviembre de 2016

Señor Álvaro Uribe Vélez – Expresidente y senador de la República
Señor Andrés Pastrana – Expresidente de la Republica
Señor Alejandro Ordoñez – Exprocurador General de la Nación

Respetados Señores:

Los jóvenes de este país solo hemos conocido la guerra, somos una generación que al igual que la de nuestros padres y abuelos no sabe lo que significa vivir en un país en paz. Ante la muerte y la devastación que ha causado más de 50 años de guerra no podemos ser indiferentes y por ello nos hemos trazado el propósito de participar activamente en la construcción de alternativas que conduzcan a la paz. Hoy más que nunca, ante la posibilidad real de cambiar los destinos de nuestro país, asumimos la responsabilidad que como jóvenes y ciudadanos nos corresponde.

Hoy tenemos un nuevo acuerdo que nos brinda la oportunidad de poner fin prontamente al conflicto armado y así evitar los riesgos de nuevos enfrentamientos y la muerte de más colombianos. El nuevo acuerdo realizó concesiones importantes frente a los reclamos de sectores del NO y es urgente que se aclare el camino de su implementación. A pesar de que el acuerdo no responde a las expectativas de todos los sectores de la sociedad, es importante respaldarlo, pues es el primero paso y el más importante para construir el país que todos merecemos. Es un comienzo.

El País necesita un acuerdo y lo necesita YA. No se puede permitir que ningún colombiano más pierda su vida en el marco del conflicto armado, no nos podemos dar el lujo de seguir demorando el acuerdo cuando hay vidas en juego. Además debemos aprovechar este momento de nuestra historia único e irrepetible. La gente se impacienta.

Nos dirigimos a ustedes quienes han actuado como promotores del NO y que han tenido sus motivos para pedirles, como jóvenes, que trabajen en pro de un país diferente. No puede nacer en Colombia una sola generación más que tenga que vivir diariamente los horrores de la guerra. El acuerdo no se puede dilatar. Los invitamos a que actúen con grandeza y generosidad, sobre todo pensando en el país que le dejan a esta nueva generación. Mientras más voces haya, mejor.

No podemos hacerlo solos. Ayúdennos a cambiar la historia; a demostrarle a cada niño, a cada niña y a cada joven, que los conflictos por más difíciles que sean, siempre pueden ser resueltos por la vía del diálogo. Debemos reconciliarnos y ser el ejemplo vivo y latente de que dejar el rencor y superar la diferencia es posible.

Hoy más que nunca tenemos ante nosotros la esperanza de darle un rumbo distinto a este país, y la posibilidad de cambiar su destino, dejando atrás tantos años de destrucción y dolor. Esperamos contar con ustedes para que el acuerdo firmado sea implementado. Pasemos la página.

Atentamente: Paz a la calle -18.

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En París, exiliados se reúnen por la verdad y la memoria

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Ricardo Robayo

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Ricardo Robayo

Publicado

23 Nov 2016


En París, exiliados se reúnen por la verdad y la memoria

Con unos emotivos acordes el pianista Diego Franco dio inicio al lanzamiento del encuentro “Arte, cultura y exilio: caminos de la memoria” en el consulado de Colombia en París, el pasado 4 de noviembre. Un numeroso grupo de exiliados y refugiados colombianos que se encuentran en diferentes países europeos, organizaron esta importante iniciativa como respuesta a la necesidad de avanzar en la búsqueda de la verdad, en la reconstrucción de la memoria colectiva del exilio colombiano y en la construcción de la paz en Colombia.


“Estamos aquí reunidos con artistas y personalidades para hacer el lanzamiento del encuentro que ha sido todo un éxito. Nos hemos sentido como en casa compartiendo con varios compatriotas con quienes trabajaremos en estas jornadas en las vivencias personales del exilio y su memoria”, afirma Inés Acosta, exiliada colombiana quien fue víctima del primer falso positivo judicial por parte de agentes del Estado y que por amenazas tuvo que salir del país en 1982.

El nutrido público de colombianos que se reunieron en el segundo día del encuentro, en el Centro Internacional de Cultural Popular de París (CICP), inició la jornada con un conversatorio para debatir y reflexionar alrededor de las causas y características del exilio colombiano, la reconstrucción de la memoria frente a las causas de su desplazamiento y la llegada a los países receptores.

“Comenzamos con un conversatorio en el que planteamos unas reflexiones sobre las características del exilio colombiano, su significado y la pertinencia de nuestra voz por la coyuntura del proceso de paz, la exigencia de verdad y la contribución a la memoria colectiva del conflicto armado en aras de aportar a este momento histórico”, dice Joanna Castro, joven vallecaucana e hija de un sindicalista exilado en Suecia quien a su retorno a Colombia fue asesinado.

Con la colaboración de artistas, investigadores y defensores de derechos humanos, el encuentro se desarrolló a través de talleres en torno a la temática del exilio, el arte y la memoria. Es así que el primer taller “El territorio de la memoria, mapeo emocional del exilio”, proponía hacer un recorrido por los recuerdos de la vida antes del exilio para ponerlos en diálogo con las acciones de la vida actual. “Yo llevo 19 años en Viena (Austria) y este taller me ha desenredado un nudo en mi garganta. Todos los días extraño mi tierra, ese calor humano, la solidaridad entre los vecinos de mi barrio. Yo todo los días estoy en Viena pero estoy pensando en Colombia porque amo a mi país”, expresa Myriam Pérez, lideresa campesina quien tuvo que salir del país frente a las constantes amenazas de los paramilitares.

El segundo taller “Yo recuerdo, el exilio en tres tiempos”, propuso desde la escritura una mirada hacia la experiencia del desplazamiento forzado, el cruce de frontera y la adaptación en el país de acogida. “Estamos aquí reunidos colombianos que tuvimos que salir de Colombia por distintas razones políticas y de persecución, porque nuestra única opción fue salvar nuestras vidas. Se trata de empezar un diálogo entre nosotros ya que cada uno llega como puede, salva su vida como puede y busca crear un entorno nuevo. Cada uno vive el exilio de distintas maneras, y poder contar esas experiencias es muy importante para la memoria colectiva y para nosotros”, afirma Erik Arellana Bautista quien se encuentra fuera de su país, en su segundo exilio, luego de exigir justicia y verdad frente a la desaparición forzada, tortura y asesinato de su madre Nydia Erika Bautista, militante del M-19.

“Arte y Exilio” fue el taller en el cual se trabajó desde lo emocional a través de las artes plásticas utilizando la palabra como elemento liberador y sanador para dar como resultado una obra creativa. “Este taller nos ha permitido conocer historias que han estado ocultas, y hoy hemos escuchado esas voces por medio de la expresión artística y cultural, con las que hemos podido sacar una serie de traumas que nos han acompañado durante tantos años de exilio”, explica Miguel Ángel Vargas, exiliado colombiano en París.

El cuarto taller trató los impactos del exilio en la segunda y tercera generación de exiliados. “Como hijos de personas que tuvieron que salir al exilio, por primera vez logramos compartir nuestras vivencias. Entendimos que el exilio no se hereda, lo hemos vivido de manera directa. Todos nos enfrentamos al difícil reto de aprender a vivir en otros contextos culturales. Pero nunca dejamos de ser Colombianos”, afirma Giovanny Rojas, exiliado junto con su familia en Suecia.

Estos espacios de encuentro brindan a los exiliados una oportunidad de establecer lazos con personas en situación similar, conocer y reconocer la diversidad del exilio, y hacer visibles los impactos que ha provocado en ellos, en sus hijos y nietos, de manera diferenciada. También permiten reconstruir lazos de identidad, culturales y afectivos, y que los anhelos de verdad, justicia y retorno perduren y se fortalezcan gracias a los lazos comunitarios.

“El exilio colombiano tiene una particularidad y es que está muy atomizado, no hay una conciencia política de este fenómeno como la hubo con el exilio de otros países latinoamericanos, es así que este tipo de reuniones permiten empezar a unir caminos para socializar experiencias y dar pasos a construir cultura de paz”, afirma Hernando Franco, uno de los organizadores del encuentro que extendió la invitación a los diferentes colombianos exiliados en Europa.

El encuentro organizado por el Círculo del Trastierro, Hilvanando la Memoria y Ciudadan@s por la Paz de Colombia, que tuvo el apoyo del Centro Nacional de Memoria Histórica,  France-Amérique Latine y el Consulado de Colombia en París, permitió a este grupo de colombianos —que salieron del país para salvar sus vidas— seguir aportando y construyendo desde sus diferentes experiencias y lugares una cultura de paz que, sin duda, contribuirá a la reconciliación nacional.

Según la Ofician del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), registra 413.325 colombianos aproximadamente que se encuentran fuera de las fronteras por algún hecho victimizante, es así que el Centro Nacional de Memoria Histórica por su mandato trabaja en el acercamiento con las víctimas en el exterior por medio del proyecto “Agenda Exilio” como una ruta de trabajo para propiciar la participación de los colombianos que fueron forzados a salir del territorio nacional a causa del conflicto. Esta agenda esta compuesta por 3 componentes: el proyecto de investigación “Memorias del exilio”, el apoyo a iniciativas de memoria histórica de colombianos víctimas en el exterior y la plataforma web ¨Voces del Exilio¨ como medio de difusión y participación para dar a conocer las vivencias y resistencias de los colombianos víctimas en el exterior.

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Tierras y conflictos rurales

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Isabel Valdés

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Isabel Valdés

Publicado

24 Nov 2016


Tierras y conflictos rurales

 

El informe “Tierras y conflictos rurales. Historia, políticas agrarias y protagonistas” del CNMH se lanzó el pasado 3 de noviembre en Bogotá. Sin duda este será, y es, un referente para los que están dedicados a estudiar el tema agrario y del conflicto armado en Colombia. 


Este documento hace parte de una línea de creación sobre el tema agrario que se planteó desde el año 2008 por parte del Grupo de Memoria Histórica; donde salió publicado el primer libro “Tierra en disputa”, seguido del informe “Norte del Valle del Cauca”. Es un trabajo colectivo de un equipo nacional conformado por Carolina Castro, Álvaro Delgado y Jaime Landinez, como investigadores principales, y Rocío Londoño como asistente de investigación.  Carolina Hormaza y Leonardo Parra como asesores. En aportes estadísticos estuvieron Oscar Segura y Mariana Ríos, además, hay un registro audiovisual del trabajo de campo de los equipos regionales.  Finalmente, este proyecto se logró gracias a la colaboración de los funcionarios de campo regional, y principalmente, a Gonzalo Sánchez, director general del CNMH, quién antes de iniciar los diálogos del proceso de paz, ya tenía la idea de crear una investigación que diera cuenta de la centralidad del problema agrario que ha vivido Colombia. 

“Tierras y conflictos rurales. Historia, políticas agrarias y protagonistas” es el primer texto oficial que cruza la información de base de datos de despojo, desplazamiento, y conflicto armado, y a la vez utiliza fuentes académicas, entidades oficiales, organizaciones sociales, gremios y campesinos. Este revela el complejo y tortuoso proceso por medio del cual los latifundistas colonos, ganaderos, campesinos y agro industriales han accedido a la tierra de la nación en los últimos 120 años. Debido a que Colombia es un país que hace las leyes e inmediatamente pone las excepciones que forjan el carácter del estatuto; se deben transformar los procesos de adjudicación de tierras para evitar fallas.

Durante el lanzamiento, que se llevó a cabo en el Museo Nacional de Colombia, la coordinadora de la investigación, Rocío Londoño, afirmó que este trabajo tiene algunos aportes nuevos que son polémicos, pero que no hay que eludirlos. “Más aún, cuando el Estado ha repartido cerca de 60 millones de hectáreas, y no tiene la mínima información de evaluación de lo  qué ha pasado con estas tierras, o sea, este es el momento en que no sabemos qué uso se le dio o cómo fueron explotadas. Y con esta investigación, ahora existe la posibilidad de conocer las bases de datos de la superintendencia de registro y así saber cómo estas tierras se han movido en el mercado, y de esta forma, saber cómo han sido transadas las propiedades adjudicadas como territorios baldíos en el mercado de tierras.”

En el marco de un debate organizado en del lanzamiento, Miriam Villegas, exgerente del Incoder y coordinadora actual del Programa de Paz del Magdalena Medio, expresó su opinión sobre la importancia de analizar la política sobre la adjudicación de más de 23 millones de hectáreas, contando con las de las comunidades étnicas que son más o menos 35 millones de hectáreas. “La adjudicación de baldíos es la principal política y estrategia para la distribución de tierras en la conformación de la estructura agraria colombiana. Pues, la no realización de reformas agrarias dentro de la distribución de tierras fuera de la frontera agrícola, por programas de baldíos, es lo que ha permitido la concentración de la tierra dentro de grandes concesiones y adjudicaciones de baldíos. Pero también, estoy convencida de que hay leyes que han sido poco conocidas. Un ejemplo de esto es la ley 2059 que inició los procesos de parcelación y colonización dirigida a los predios adquiridos por la Caja Agraria y por el ministerio de agricultura, y los terrenos baldíos. A lo anterior, hay que sumarle que la ley 97 de 1946 tiene un mínimo de adjudicación de 25 hectáreas y un máximo de 5000. Causando así que la distribución de la tierra por rangos de tamaño y estructura modificará el concepto de bimodal, cuando se hablaba del latifundio y el minifundio, por un concepto ya multimodal donde la propiedad no es solamente privada, sino colectiva y las tierras son del Estado.”, dijo. 

Los vínculos entre la tierra, los terrenos baldíos y el despojo fueron resaltados por Jhenifer María Mojica, exfuncionaria del Instituto Colombiano de Desarrollo Rural (Incoder) y experta en tierras dijo que “este libro recoge muchas fuentes de información sobre antiguas prácticas de despojo. Por lo tanto, este se convierte en un manual de despojo vigente hasta hoy. El cual permitió concluir que, en Colombia es permanente la apropiación de la tierra, el despojo ilegal por fuerza o por el uso de figuras que aparentan ser jurídicamente viables”.La investigación analiza un universo de casi 8.000 folios en donde se identifican baldíos indebidamente ocupados, y también muestra las irregularidades de nuestro sistema de propiedad.  

Tierras y conflictos rurales pone  gran énfasis en la adjudicación de baldíos, puesto que este contribuyó decisivamente a consolidar una estructura de amplía concentración y alto monopolio improductivo de la tierra. “Y es que la finalidad de todo esto era poner a producir la tierra. Para crear riquezas en esos territorios y el resultado fue nulo prácticamente. Yo diría, que de los veinte millones de hectáreas que han recibido medianos, y grandes agricultores; de acuerdo con las cifras que ustedes presentan, no más de un millón se ha dedicado a proyectos agros industriales o de medida intensiva. Y diecinueve millones, están en lo que conocemos como latifundios, ganaderos extensivos que son parte fundamental; en donde radica el problema de la tierra”, declaró Jaime Forero, profesor universitario, y Director del Observatorio Rural de la Universidad de La Salle. 

A pesar de comunicar el desolador panorama  en que vive Colombia en el tema de tierras, este Informe del CNMH tiene un potencial muy fuerte que recoge y analiza la información del Registro Único de Predios y Territorios Abandonados por la Población Desplazada – RUPTA. Permitiendo llegar a varias conclusiones; una de estas, es  el despojo que se ensaño con familias campesinas que tienen pequeños predios. Esto quiere decir,  que más del 70% de las solicitudes de protección de tierras son de predios de minifundio, latifundio y pequeña propiedad, y a partir de esto, se encuentra que las personas que viven estas violaciones de derechos humanos son de un sector específico y es al campesinado.   

La presidenta de la asociación de mujeres indígenas, negras y campesinas de Colombia ANMUCIC, Blanca Flor Valencia, declaró que “gracias a este Informe, tenemos varios argumentos de importancia testificando, lo que han hecho las organizaciones campesinas, regionales, organizaciones locales, Junta de acción comunal y asociaciones de víctimas. Pero vemos que el tema de mujeres, no aparece y para nosotras es tan importante como asociación de mujeres campesinas.” A esta intervención, respondió Rocío Londoño, aludiendo que “este libro no tiene un enfoque de género. Puesto que, el informe de ´Tierra en disputa´ cuenta con un capítulo sobre genero de mujeres. Sin embargo, nosotros trabajamos sistemáticamente las inclinaciones de tierras baldías dadas a mujeres; información que no había hasta el momento. También, señalamos la importancia de la movilización de las mujeres desde la legislación agraria, y si hay que señalar, que a pesar de todo el trabajo que hacen estas diferentes organizaciones; hay muy poco reconocimiento de parte de las organizaciones para con este trabajo.”

Pablo Burgos, documentalista audiovisual del proyecto subrayó, la importancia de ver los videos como parte de una memoria, que hace conciencia a la ciudadanía y para saber qué está pasando en la región con la tierra.

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El nuevo acuerdo habla de sectores LBGT

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María de los Ángeles Reyes

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María de los Ángeles Reyes

Publicado

25 Nov 2016


El nuevo acuerdo habla de sectores LBGT

Rosa Rodríguez es una líder de víctimas en Puerto Boyacá, Boyacá, que ayuda a otras personas de su municipio a buscar la reparación y sobre todo a conocer la verdad de lo que pasó con sus familiares en medio del conflicto armado que afectó de manera particular a esta región, conocida como la “Capital antisubversiva de Colombia”.


El hijo de Rosa, Jorge Armando Cabanzo, fue desaparecido por los paramilitares de Arnubio Triana Mahecha, alias ‘Botalón’, lo descuartizaron y lo lanzaron al río Magdalena por una razón que, a todas luces, parece inexplicable: él era homosexual. Como el caso del hijo de Rosa, hay miles en Colombia: personas inocentes han sido asesinadas de forma brutal tan solo por pertenecer a sectores sociales LGBT.

Por estos días se habla de la ‘ideología de género’ como uno de los puntos que dio fuerza a las posiciones del ‘No’ en el plebiscito, que conllevaron a su posterior victoria en la refrendación del Acuerdo de Paz entre la guerrilla de las Farc y el Gobierno Nacional. El enfoque de género en el Acuerdo buscaba reconocer la forma particular de victimización de personas como Rosa y su hijo. Por eso, los sectores LGBT han venido alzando la consigna “del Acuerdo no nos sacan”. Y sin embargo, el tema del enfoque diferencial de género fue uno de los puntos cambiados en el nuevo Acuerdo de Paz de la siguiente manera:

En primer lugar, el documento final del nuevo Acuerdo de Paz hace la diferenciación entre un enfoque de género y la necesidad de prevenir la discriminación de ciertos grupos minoritarios. Así, por enfoque diferencial de género, deja claro que se refiere tan solo a las inequidades entre hombre y mujeres a lo largo de la historia del conflicto armado colombiano, argumentando que ellas han sufrido de una forma más impactante las consecuencias del mismo. 

El texto propende por el “reconocimiento de las mujeres como ciudadanas autónomas, sujetos de derechos que, independientemente de su estado civil, relación familiar o comunitaria, tienen acceso en condiciones de igualdad con respecto a los hombres a la propiedad de la tierra y proyectos productivos, opciones de financiamiento, infraestructura, servicios técnicos y formación, entre otros; atendiendo las condiciones sociales e institucionales que han impedido a las mujeres acceder a activos productivos y bienes públicos y sociales”.

Por otra parte, el tema de los sectores sociales LGBT entra dentro del segundo punto, es decir, el que llama la atención sobre prevenir la discriminación contra ciertos grupos minoritarios, buscando garantizar las condiciones para que esa igualdad sea real y efectiva.

Sin embargo, los sectores sociales LGBT no son los únicos que hacen parte de lo mencionado: “El fin del conflicto constituye la mejor oportunidad para materializar los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición, y en general asegurar la satisfacción plena de los derechos humanos de todos y todas, incluyendo los de las mujeres, los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos mayores, de las personas en situación de discapacidad, los pueblos indígenas, las comunidades campesinas, integrantes de las iglesias, confesiones religiosas, organizaciones basadas en la fe y organizaciones del sector religioso, las poblaciones afrocolombianas, negras, palenqueras y raizales, la población LGBTI, y los defensores y las defensoras de derechos humanos, sindicalistas, periodistas, agricultores y agricultoras, ganaderos y ganaderas, comerciantes y empresarios y empresarias; lo cual implica además la adopción de medidas de acción afirmativa, para garantizar de manera plena los derechos de quienes han sido más afectados por el conflicto”.

De igual manera, el nuevo texto del Acuerdo de Paz reconoce a la familia como núcleo fundamental de la sociedad y los derechos de sus integrantes, haciendo énfasis en la necesidad de la igualdad entre todos los ciudadanos y ciudadanas. Así, promueve la no estigmatización de grupos en condiciones de vulnerabilidad o discriminación como las mujeres, las comunidades étnicas, los sectores LGBT, los niños, niñas, adolescentes y personas mayores, personas con discapacidad y las minorías políticas y religiosas.

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El Centro Nacional de Memoria Histórica presentó en 2015 el informe ‘Aniquilar la diferencia’ sobre las violencias sufridas por lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas en el conflicto armado. Y, en 2016 ha estado presentando el informe en todo el país, buscando crear consciencia sobre la necesidad de reconocer a esta población como víctima del conflicto de una forma diferenciada. ‘Aniquilar la diferencia’ se ha presentado en Medellín, Cali, Cartagena, Villavicencio, Montería, Armenia, Cúcuta y Sincelejo, entre algunos otros municipios. Las próximas fechas son:

  • BARRANQUILLA – 5 de diciembre (en asocio con la Universidad del Atlántico). POR CONFIRMAR.
  • BUCARAMANGA (en asocio con la UIS, la Alcaldía Municipal y la Corporación VIHDA Nueva).

Descargue aquí el informe completo de ‘Aniquilar la diferencia’ >

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Que no se repita un genocidio como el de la UP

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Carolina Moreno

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Carolina Moreno

Publicado

29 Nov 2016


Que no se repita un genocidio como el de la UP

Maricela Canacué salió de su casa el viernes 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en la Vereda Versalles, departamento del Huila, apenas despuntando el alba, para ir al colegio con su nieta Yaira, de nueve años. Cuando iban de regreso, las abordaron varios hombres que les dispararon. La niña salió corriendo a esconderse en la casa de los primeros vecinos que encontró. Su abuela no alcanzó a moverse, recibió tres impactos de bala que le arrancaron la vida.


Esta campesina de 60 años, se dedicaba a la crianza de sus tres nietos, de 9, 11 y 12 años, con los que vivía sola. Su esposo, que trabaja en Betania, Huila, la visitaba cada 15 días para llevarle mercado a la familia. Aunque estaba asociada a la Junta de Acción Comunal de su vereda, en el municipio de Palermo, al occidente del departamento del Huila, no era -según afirman sus compañeros de junta- una líder social visible. “Era parte de Macha Patriótica, de esas personas que asisten a todos los eventos, a las reuniones sobre la zona de reserva campesina, a ayudar en la campaña por la paz, siempre a ayudar con lo que pueda”, recuerda Lorena Sánchez, lideresa de la región, para quien es indigno que este tipo de hechos ocurran, máxime en el día de la no violencia contra las mujeres.

Escasas 24 horas antes del asesinato, líderes sociales del departamento asistieron al Consejo de Seguridad convocado por el Gobernador del departamento, que contó con la presencia de Fiscalía y la Unidad de Protección. En ella, la comunidad manifestó preocupaciones por el aumento de vandalismo en la región, asociado a la presencia de lo que aseguran, son grupos paramilitares “agazapados”.

Cabe recordar que en lo que va corrido del mes de noviembre, han sido asesinadas otras 5 personas vinculadas con organizaciones sociales en el país (Jhon Jairo Rodríguez Torrez, José Antonio Velasco, Erley Monroy, Didier Lozada y Rodrígo Cabrera), en circunstancias que organizaciones defensoras de derechos humanos aseguran, tiene la intensión de amedrentar a la sociedad ante el avance del proceso de paz en Colombia, y las alternativas políticas que están surgiendo en las regiones del país. 

“Desde el año pasado, cuando eran 34 los militantes de Marcha Patriótica asesinados, solicitamos al presidente que los casos no fuera investigados como delitos comunes, sino que llegaran a la Fiscalía Especializada en DDHH. Hoy ya son 126 personas asesinadas, aún no se escucha esa solicitud, y no avanzan las investigaciones”, asegura David Flórez, abogado responsable de Derechos Humanos de la organización, y concluye que “reconocer la sistematicidad de los hechos, es también un asunto de voluntad por parte del gobierno”. 

El cuerpo de Maricela permaneció en la vía hacia Palermo, desde las 8:30 de la mañana hasta la 1:00 de la tarde, cuando llegó la funeraria a recogerla. La policía y las entidades responsables del levantamiento no se hicieron presentes, por lo que “las pruebas de la escena del crímen que podrían aportar elementos a la investigación, se perdieron”, denunció Lorena Sánchez.

Cinco líderes más asesinados en noviembre

Jhon Jairo Rodríguez Torres, asesinado el 1 de noviembre del 2016

Destacado dirigente comunal en los años de mayor presencia y actividad paramilitar en el corregimiento del Palo (Caoto, departamento del Cauca) entre los años 2001 y 2002. En el año 2003 impulsó el lanzamiento de la Asociación de Trabajadores Campesinos de Caloto, de la que hizo parte hasta el día de su asesinato.

José Antonio Velasco Taquinás, asesinado el 11 de noviembre de 2016

Era reconocido por la comunidad como un gran amigo y comunero destacado por sostener buenas relaciones con todos los integrantes de su comunidad. El 1 de noviembre fue encontrado en el sitio conocido como La Trampa, en Caloto, con un impacto de proyectil en la cabeza, pero aún con vida. Fue trasladado de urgencia a la Clínica Valle del Lili en la ciudad de Cali, y desconectado del respirador que lo mantenía artificialmente con vida el día 13 de noviembre de 2016.

Erley Monroy Fierro, asesinado el  18 de noviembre de 2016

Hasta principios de este año se desempeñó como Fiscal de la Asociación Campesina Ambiental Losada Guayabero (ASCAL-G). Durante su vida, defendió la Zona de Reserva Campesina de la inspección de San Juan de Losada de La Macarena. Era integrante de Fundación para la Defensa de Los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario del Centro Oriente Colombiano DHOC.

Didier Losada Barreto, asesinado el 18 de noviembre de 2016

Campesino y defensor de Derechos Humanos, se desempeñaba como presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Platanillo, en La Macarena (Meta). Didier era integrante de la Fundación para la Defensa de Los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario del Centro Oriente Colombiano DHOC.

Rodrigo Cabrera Cabrera, asesinado el  20 de noviembre de 2016

Líder campesino que se dedicaba a la agricultura y la ganadería en la vereda El Rosal, municipio de Altamira, departamento de Nariño. Fue una persona solidaria, generosa y activa que participaba de manera constante en las actividades sociales de su comunidad. Como miembro de Marcha Patriótica, asumió activamente el apoyo a diversas iniciativas de paz, desde el momento en que se confirmó que el municipio de Policarpa iba a ser una de los lugares destinados para la ubicación de una Zona Veredal Transitoria de Normalización.

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Premio Nacional de Paz para Gonzalo Sánchez

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Harold García

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Harold García

Publicado

01 Dic 2016


Premio Nacional de Paz para Gonzalo Sánchez

Gonzalo Sánchez, Director General del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), fue reconocido con el galardón en la categoría de “Liderazgo por la Paz”, en la decimoctava versión del Premio Nacional de Paz.


El reconocimiento nacional destaca en el profesor Gonzalo Sánchez su “compromiso y labor investigativa que ha constituido un aporte invaluable al estudio de la violencia en Colombia, resaltando la memoria como un componente fundamental para la reparación de las víctimas y la reconciliación”. Una labor que ha desarrollado durante más de 30 años, dedicando su vida para investigar sobre el conflicto armado en Colombia y el papel preponderante de las víctimas dentro de esta larga guerra.

Las entidades que otorgan el Premio Nacional de Paz son el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Friedrich Ebert Stiftung en Colombia (FESCOL), El Tiempo, Caracol Radio, Caracol Televisión, Proantioquia y Alquería, como una distición al esfuerzo y compromiso con la construcción de la paz en Colombia.

“Los familiares de las personas desaparecidas no son solo madres, padres o hijos en duelo infinito, suspendido, no son solo una comunidad del dolor, que se reconoce en otros con quienes comparte y comunica su queja, son sobre todo personas que luchan con vehemencia por recuperar el sentido que les ha sido negado, por volver a unir aquello que ha sido roto delante de ellos”, escribió en la introducción del más reciente informe del CNMH: Hasta encontrarlos. El drama de la desaparición forzada en Colombia.

Gonzalo Sánchez ha recorrido los lugares más afectados por el conflicto armado dentro del país, y es común, a pesar de la adversidad, verlo con una enorme sonrisa. El gesto imborrable de quien siempre ve la esperanza en medio de tanto dolor. Entre el 2007 y el 2010 fue el director del Grupo de Memoria Histórica de Colombia, donde fue responsable de la realización de 20 informes sobre memoria y conflicto. En estas investigaciones sobresale la de casos emblemáticos del conflicto en Colombia, como lo son las masacres paramilitares de Bahía Portete, Trujillo, Segovia, El Salado y La Rochela, la masacre de las Farc en Bojayá o el éxodo de San Carlos.

A partir de 2011, fue nombrado por La Presidencia de la República de Colombia como el Director General del Centro De Memoria Histórica. “Nuestro compromiso es acompañar a las víctimas en su búsqueda de la verdad”, dijo en 2015 en el lanzamiento del informe Textos corporales de la crueldad. Memoria histórica y antropología forense, que pretende romper el silencio sobre uno de los muchos crímenes que afectaron a la población caqueteña, hace ya 15 años: la desaparición forzada.

En julio de 2013 bajo su dirección, se lanzó el informe ¡Basta ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad, que “es un memorial de agravios  de centenares de miles de víctimas del conflicto armado interno, pero también aspira a ser un acta de compromiso con la transformación del futuro de Colombia”, explicó Gonzalo Sánchez sobre esta investigación, la más importante que se ha hecho sobre el conflicto armado en el país.

Gonzalo Sánchez es abogado y filósofo de la Universidad Nacional de Colombia, con un master de la universidad de Essex, Inglaterra, y tiene un PhD en sociología política de la Escuela de Altos Estudios de París, Francia. Nació en El Líbano, Tolima, Colombia. Por ello, en parte, publicó “Los bolcheviques del Líbano” (Tolima): crisis mundial, transición capitalista y rebelión rural en Colombia”, una de sus primeras investigaciones.

En su experiencia investigativa se cuenta la participación y docencia en el Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Colombia. Simultaneo a su constante trabajo de análisis de la violencia, ha sido profesor invitado en universidades por fuera de Colombia como la Universidad de Duke y Texas, en Estados unidos; en la Escuela de Altos Estudios de París y en la University College de Londres.

Su valioso aporte en el estudio y el entendimiento del conflicto y la violencia en nuestra sociedad le han merecido varias distinciones, entre las que se destacan la Orden Gerardo Molina de la Universidad Nacional de Colombia y la Martin Diskin Memorial Lectureship otorgada por la Latin American Studies Association entregada en Miami en 2000.

“Si esta es una sociedad que se acostumbró de alguna manera al ruido de las balas y a convivir con el ruido de las balas, ahora lo que se le va pedir a esta sociedad es que se acostumbre, y lo asuma como un tema de desarrollo y de expresión de la democracia, al ruido de la movilización popular”, dijo cuándo se le preguntó sobre la importancia de la memoria como una aliada para la paz.

También el Premio Nacional de Paz 2016reconoció a la Mesa de Diálogo y Negociación de la Habana“en reconocimiento a los 6 años de esfuerzos por parte de los representantes del gobierno y de las Farc, quienes entablaron una negociación seria y comprometida con las víctimas, y quienes no desfallecieron en el propósito nacional de alcanzar la paz como un derecho de todas y todos los colombianos”.

Por su parte la Mención Especial refleja que “las acciones de la comunidad de Bojayá son ejemplo de la inmensa generosidad de las víctimas, quienes a pesar de su profundo dolor han perdonado, y a través de ese acto magnánimo, han hecho posible emprender el camino hacia la reconciliación.”

El jurado del premio está compuesto por el historiador Jorge Orlando Melo, Darío Echeverri (Pbro.), el rector de Eafit, Juan Luis Mejía, Francisco de Roux (SJ), Socorro Ramírez, Manuel José Bonnett (General retirado), Sylvia Escovar, Mónica de Greiff y Juan Gossain.

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Paz


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Las migraciones: XVII Festival de Cine de Santa Fe de Antioquia

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Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

01 Dic 2016


Las migraciones: XVII Festival de Cine de Santa Fe de Antioquia

El XVII Festival de Cine de Santa Fe de Antioquia, del 7 al 11 de diciembre de 2016, explorará las “Migraciones”, temática social que se ha  convertido en un fenómeno mundial de grandes proporciones. La movilidad de personas entre países ha crecido considerablemente en las últimas décadas y seguirá en aumento. Los migrantes son  llamados los nuevos ciudadanos del siglo XXI. El cine como reflejo de la realidad ha sabido documentar este fenómeno  y lo ha  hecho de manera recurrente en las producciones mundiales de los últimos años. Estas obras retratan las implicaciones políticas, sociales y económicas del fenómeno: El desarraigo, la identidad, la vulnerabilidad de tantos seres humanos, la distancia, el desplazamiento. Son muchos los ejemplos de películas que han abordado este tema desde cientos de historias personales que le dan voz y rostro al drama de tantas personas, de tantos grupos humanos en desventaja.

Exilio en Colombia: primer puesto en América Latina y noveno en el mundo

Estos son los deshonrosos lugares que ocupamos en la lista de 10 países con mayor número de refugiados, ubicándose por encima de República Centroafricana y casi al mismo nivel de Irak, Myanmar y Siria

Este año el Centro Nacional de Memoria Histórica se suma a la propuesta del Festival y queremos extenderles la invitación a asistir y seguirlo a través de sus publicaciones y eventos y a reflexionar sobre la temática de este año, un flagelo que ha golpeado con fuerza a nuestro país como consecuencia directa del conflicto armado y con el que el CNMH ha venido trabajando desde 2015 junto con el Foro Internacional de Víctimas, para recuperar la memoria de exilio, de las voces que han retornado y garantizar el ejercicio de sus derechos civiles y políticos.

¿Qué peso tiene el desplazamiento forzado en la migración? Es una pregunta que vale la pena plantear si se tiene en cuenta que cerca de la tercera parte de la población migrante es desplazada forzosamente. 6.941.212 personas desplazadas internas por el conflicto armado registra ACNUR en Colombia. Pero además un gran porcentaje de estas, cerca de 413.325, han tenido que abandonar el país.

De acuerdo con la investigadora Rocío Londoño, en los datos de migración forzada y desplazamiento es claro que las tendencias migratorias mantienen las lógicas del siglo XX: la población que migra está compuesta predominantemente por mujeres y niños y las razones principales son búsqueda de trabajo y de oportunidades de estudio. Ahora, y especialmente en Colombia, se suman a ello las razones de protección de la vida -el desplazamiento forzado- obligando a familias enteras a dejar sus territorios. Y claro, todas las consecuencias que trae, como que la migración de jóvenes debilita el mercado laboral rural al irse buscando oportunidades donde con la minería y el petróleo o al enrolarse en lo grupos armados, que, como dice la investigadora, “Para muchos jóvenes es una opción de vida que puede ser más atractiva que el hacha y el machete en la casa de los padres sin remuneración y trabajando la tierra  solo por la alimentación”.

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ESPECIAL VOCES DEL EXILIO
Conoce los testimonios de las víctimas colombianas de exilio, cifras, noticias y el proyecto de investigación que está trabajando el CNMH. 

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La memoria envuelve la justicia

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Autor

César Romero

Fotografía

César Romero

Publicado

04 Dic 2016


La memoria envuelve la justicia

20 representantes de víctimas serán homenajeados el 6 de diciembre por su trabajo en la defensa de los derechos humanos y la construcción de memoria. Además participarán en el acto simbólico ¨La memoria envuelve a la justicia¨, un tejido al Palacio de Justicia, el 4 de diciembre a las 2:00 p.m. 


En el marco de la conmemoración del Día Internacional de los Derechos Humanos que se celebra cada año el 10 de diciembre, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) quiere conmemorar esta fecha resaltando y homenajeando a las víctimas del conflicto armado y sus organizaciones, quienes trabajan por la defensa de los derechos humanos, la construcción de la memoria histórica y por la no repetición de hechos violentos. 

La participación de las víctimas es uno de los pilares del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), ya que la construcción de la memoria tiene como reto fundamental aportar una narrativa integradora e incluyente sobre el conflicto armado interno, que reconozca los hechos y los daños, reclame responsabilidades, dignifique a las víctimas, reivindique su resistencia y propicie el debate público sobre los factores que han contribuido a la prolongación de la guerra. 

Es así que la ¨Agenda Conmemorativa del CNMH¨ —que busca visibilizar casos y hechos alusivos a violaciones de derechos humanos, así como los hitos importantes en la construcción de la paz y la reconciliación en el marco del conflicto armado— tiene como apuesta el acompañamiento a las víctimas en sus territorios para la elaboración de acciones conmemorativas que aportan al encuentro y el reconocimiento desde la memoria para rechazar el olvido.

A lo largo de 2016 el CNMH acompañó desde este proyecto a 20 conmemoraciones en 9 departamentos del país: como la de los desaparecidos forzadamente de la Vereda La Esperanza (Antioquia) que ocurrieron entre 1991 y 1998; la conmemoración de la masacre de Las Brisas ocurrida en 2000 en María La Baja (Bolívar), el homenaje a las victimas de la masacre de Bojayá, la conmemoración de las víctimas del paramilitarismo en el Valle del Cauca, entre otros actos en este 2016.

Es así que el CNMH, en cabeza de su director Gonzalo Sánchez, quiere homenajear y hacer un reconocimiento a estas organizaciones y líderes que con sus iniciativas desde las regiones contribuyen a la construcción de la memoria y la paz, y que trabajan por la defensa de los derechos humanos como un compromiso con sus comunidades y el país. Estos 20 representantes de víctimas que estarán en Bogotá para este encuentro y posterior homenaje, también contribuirán en la evaluación y proyección de la ¨Agenda Conmemorativa del CNMH¨ para dar sus recomendaciones para 2017. Este encuentro y homenaje se realizará el próximo martes 6 de diciembre de 2016

 

Dentro de esta conmemoración del Día Internacional de Derechos Humanos, también se realizará el acto simbólico ¨La memoria envuelve a la justicia¨ que tendrá lugar en el Palacio de Justicia de Bogotá, el domingo 4 de diciembre a las 2 p.m. Esta iniciativa es impulsada por el ¨Costurero de la Memoria, kilómetros de vida¨ de Bogotá, la Asociación Minga, la Corporación Fasol (Familiares de víctimas de la rama judicial), la Red Nacional de Tejedoras por la Memoria y por la Vida, los Familiares del Palacio de Justicia y el Proyecto el Costurero Viajero, quienes harán una instalación en el espacio publico con cientos de tejidos, colchas de retazos y telas intervenidas, que se ensamblan unas a otras hasta rodear completamente la parte externa del edificio del Palacio de Justicia.

Esta actividad se realiza en momentos en que los líderes de víctimas y sectores sociales vienen siendo amenazados, perseguidos, y algunos de ellos asesinados. Por esta situación también el CNMH reconoce su labor y alienta a las autoridades a proteger y garantizar su movilización y más cuando se está dando en todas las regiones del país la dejación de armas de las FARC. 

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Denuncian asesinato de 94 líderes sociales en 2016

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Autor

Carolina Moreno

Fotografía

Carolina Moreno

Publicado

15 Dic 2016


Denuncian asesinato de 94 líderes sociales en 2016

Las organizaciones sociales insisten en la sistematicidad de los asesinatos y ataques a los líderes sociales y de derechos humanos.


En la frontera putumayense entre Colombia y Ecuador, en lo que los pobladores de la región conocen como el Corredor Puerto Vega Teteye, se encuentra la vereda Buenos Aires. Allí vivía Guillermo Veldaño. La mañana del lunes 12 de diciembre, dos hombres en moto llegaron a su casa, preguntándolo. Un vecino les dijo que estaba trabajando, así que se sentaron a esperar. Al medio día, como otros trabajadores colombianos, Guillermo Veldaño se fue a su casa a almorzar. Cuando llegó, los dos hombres le dispararon acabándole la vida. 

Guillermo pasaba los 40 años. Era un trabajador, un obrero de oficios varios en una empresa encargada del tratamiento de agua, y el control sobre las condiciones de explotación minero energética en el Putumayo. Era presidente de la Junta de Acción Comunal de Buenos Aires, y como muchos de los campesinos del sector, hacía parte del Sindicato de Trabajadores Campesinos del Cordón Fronterizo del Putumayo -SINTCACFROMAYO-, organización filial de la Federación Nacional Sindical Unitaria Agropecuaria -FENSUAGRO- y por esta vía, de la Marcha Patriótica.

Con Guillermo ya son 94 los líderes sociales asesinados en el 2016, según un informe presentado por el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (INDEPAZ). A esta información se suman, entre enero y junio, 232 amenazas, 21 atentados, y 314 agresiones sexuales, dice el Programa Somos Defensores. En la primera semana de diciembre, durante la audiencia pública “Crímenes contra la paz” realizada en el Congreso de la República, organizaciones sociales aseguraron que “los ataques contra líderes sociales son una muestra de reorganización paramilitar en 27 de los 32 departamentos del país”, mientras le exigieron a la Fiscalía General de la Nación “una respuesta contundente, en materia de investigación, que envíe un mensaje a los responsables de estos crímenes de cero tolerancia”.  

Sin embargo, la Fiscalía aseguró que hasta el momento “no se advierte ningún grado de sistematicidad que nos permita establecer certeramente hasta hoy, que hay una mano negra invisible que está afectando a los líderes de derechos humanos” sino que existe una “multicausalidad” en los crímenes. Esta posición fue rechada por los voceros de las organizaciones asistentes, incluida Diana Sánchez, del Programa Somos Defensores, quien aseguró “que en el pasado nunca ha investigado los crímenes contra defensores de derechos humanos, y hoy (se) hace afirmaciones dejando de lado el contexto político”.

En lo que parecen coincidir la Fiscalía y las organizaciones sociales denunciantes, es en el vacío de control que se está generando en los territorios en los que se han presentado los hechos, espacios en los que previamente las FARC ejercían control territorial, y que han perdido en la medida en la que se dirigen a las zonas de concentración para la dejación de armas. 

Diversos informes del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) han evidenciado cómo las diferentes modalidades de violencia que se han vivido en los últimos años en Colombia, no buscan afectar únicamente a la víctima directa de la agresión, sino reconfigurar el espacio social y territorial en el que ella se encuentra. De esta manera, los panfletos, las desapariciones, la violencia sexual, y por supuesto, los asesinatos, según las organizaciones sociales, podrían ser la expresión criminal de una nueva oleada para presionar por una reorganización territorial, ante la no-presencia de las Farc en los territorios.

En un departamento como Putumayo la disputa de los diferentes actores armados por los recursos naturales ha sido una constante: 10 de sus 13 municipios cuentan con cultivos de coca, particularmente en los cercanías a Puerto Asis y el Corredor Puerto Vega Teteye. Se realiza extracción minera en Puerto Leguizamo, en los ríos Putumayo y Caquetá; mientras del 2004 al 2016 incrementó la adjudicación de concesiones para explotación petrolera, incluso en territorios en los que el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) asegura, existe patrimonio arqueológico.

Para Diana Sánchez, directora del Programa Somos Defensores, es importante que el Gobierno “dé el salto de esquemas y medidas de protección, a una política de garantías colectivas”, que se traduce, según asegura la oficina de Naciones Unidas, en “quitar del contexto a los agresores mediante investigaciones profundas”.

Las organizaciones defensoras de derechos humanos, la comunidad internacional, e incluso, las delegaciones de paz de gobierno y FARC, han insistido en la necesidad de realizar acciones efectivas inmediatas para frenar esta crisis humanitaria, ya que, como rezaba la convocatoria a la audiencia pública, “por la condición que ostentaban los líderes sociales y defensores de derechos humanos asesinados, se está enviando un mensaje equivocado a las comunidades que propenden por construir paz en sus territorios”.

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