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José Antequera, un legado que no muere

José Antequera, un legado que no muere

Autor

Maria de los Ángeles Reyes, periodista del CNMH.

Fotografía

CNMH.

Publicado

07 Mar 2018


José Antequera, un legado que no muere

El 3 de marzo de 1989 cinco hombres armados asesinaron en el aeropuerto El Dorado, de Bogotá, a uno de los líderes más prominentes de la Unión Patriótica. Tenía 34 años, una esposa, dos hijos pequeños, y el anhelo de una Colombia justa y en paz.


El exterminio de la Unión Patriótica (UP) siempre ha sido recordado como un símbolo del fracaso de Colombia para alcanzar la paz. El partido, que nació como fruto de los acuerdos de La Uribe entre el gobierno nacional y las Farc, en 1984, fue atacado sistemáticamente durante casi una década dejando un saldo de dos candidatos presidenciales, ocho congresistas, 13 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes y 5.000 militantes asesinados.

Antequera no fue el primero ni el último muerto en la larga lista de asesinatos de miembros de la UP. De hecho, ese mismo año ya se habían denunciado 43 muertes de personas adscritas al partido. Él y su familia sabían el riesgo constante al que estaban expuestos y vivían asegurados por una escolta, investigada hoy por la Fiscalía, que reabrió el caso en octubre de 2015.

Ese 3 de marzo, justamente, José Antequera estaba buscando descansar de la incansable lucha que sostenía denunciando el paramilitarismo y los graves delitos que se estaban cometiendo contra el partido y la sociedad civil. Quería viajar para pasar unos días en su casa materna, en Barranquilla, pero la guerra no dio tregua.

Tras su muerte, las reacciones no se hicieron esperar. La dirigencia de la UP dijo en un comunicado que “era una muerte anunciada. Lo sabía el Gobierno y su presidente, el señor Virgilio Barco. Lo sabían todos aquellos que financian, protegen, arman y sostienen a los grupos paramilitares”. En Bogotá una persona murió y varias quedaron heridas en las manifestaciones y protestas que suscitó el asesinato de Antequera. Fue un líder que dejó huella: “se trata de una vida donde uno puede reconocer un legado que al final tendrá que ser reconocido como uno de los aportes más importantes para que en este país haya paz con justicia social, con derechos y con garantías” dice su hijo, José Antequera Guzmán.

Hoy, cuando nos encontramos en un nuevo proceso de paz, otra vez, con las Farc, conmemorar este hecho tiene más relevancia que nunca. El asesinato de José Antequera y los miles de otros miembros de la UP puso en evidencia la gran debilidad del Estado para garantizar la participación política tras un acuerdo de paz. Sobre todo cuando debieron pasar casi tres décadas para que la Fiscalía volviera a poner sus ojos sobre un caso que se ha mantenido en la impunidad, y cuando aún el caso colectivo del exterminio contra el partido está en la Corte Interamericana de Derechos Humanos a la espera de una respuesta.

Para Antequera, hijo, que hoy tiene casi la misma edad que tenía su papá al morir, el aprendizaje que debe dejar este hecho tiene que ser mirar hacia el futuro. “La sociedad tiene que entender que lo que estamos alcanzando y se puede llegar a alcanzar, es decir una paz estable, duradera y con justicia social, es un anhelo que no ha sido gratuito. Nos ha costado mucho, que hubo personas en el país que fueron asesinadas luchando por ese sueño”.

José Antequera, así como muchos otros hombres y mujeres, han sido pilares que hoy recordamos para entender que la guerra, como dice Antequera Guzmán, ha sido muy costosa y que, además, la paz es muy frágil. Justamente para eso sirve la memoria para que la lucha de esos hombres y mujeres no muera con ellos, sino que perdure en el tiempo y el sueño de un país y un mundo diferente, algún día se pueda cumplir y se dejen de cobrar vidas en el intento.

 


Antequero, Asesinato, Homenaje, lider UP

Mujeres en Resistencia, diez rostros de la UP

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

07 Mar 2018


Mujeres en Resistencia, diez rostros de la UP

Uno de los hechos más graves para la historia del conflicto en Colombia es el exterminio que sufrió el partido Unión Patriótica según la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Entre 1985 y 1993 fueron asesinados 1.163 integrantes y desaparecidos otros 123, la mayoría eran hombres. El Centro Nacional de Memoria Histórica está preparando un informe nacional sobre este episodio.


Por esta razón, las mujeres, que siempre estuvieron en la base del partido, tanto como militantes, como en cargos de gran representatividad, comenzaron a adquirir la responsabilidad de continuar el legado de la UP en medio de la guerra. Y ahora que es posible terminar el conflicto armado estas mujeres tienen mucho que contar.

Por eso, el martes 8 de marzo, día internacional de la mujer, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Escuela de Estudios de Género de la Universidad Nacional de Colombia, invitan al lanzamiento del libro Mujeres en Resistencia de Vilma Penagos, el cual se llevará a cabo en el salón Oval del edificio de postgrados de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional, en Bogotá.

Este libro relata la historia de vida de 10 mujeres líderes de la UP que desempeñaron un papel muy importante en el proyecto político del partido, en sus manifestaciones de resistencia; y que en la actualidad continúan con su lucha política. Ellas son Ana Carlina Bohorquez, Ana Elsa Rojas, Anita Castellanos, Esneida López, María Ruth Sanabria, María Helena Aguirre, Orceny Montañez Muñoz, Patricia Ariza Flórez y María Josefa Serna.

La cita será a las 6:00 p.m. con ellas, protagonistas de este proyecto, y la autora del libro. La presentación contará con las intervenciones de Vilma Penagos, su autora; Nancy Prada del enfoque de género del CNMH; Rommel Rojas de OIM y Maria Josefa Serna, lideresa de la UP y participante del proceso de memoria histórica. Al final de la jornada se entregará el libro entre los asistentes.

 


Conflicto, Guerra, Mujeres, unión patriótica

Historia de un oso no es un cuento de hadas

Historia de un oso no es un cuento de hadas

Autor

Maria de los Ángeles Reyes

Fotografía

CNMH

Publicado

04 Mar 2016


Historia de un oso no es un cuento de hadas

En la entrega número 88 de la estatuilla del Oscar, Chile estuvo de celebración por el reconocimiento que recibió el corto animado “Historia de un oso”, una metáfora del exilio.


La producción gira alrededor del relato de un oso solitario, que vive de mostrar la historia de su pasado dentro de un pequeño diorama que él mismo fabrica. Allí, dentro del diorama, es cuando emerge la tragedia. La historia del oso no es un cuento de hadas. Fue obligado hacer parte de un circo y separado a la fuerza de su esposa y su pequeño hijo.

Aunque dentro de la historia que el viejo oso fabrica el final es feliz y vuelve a encontrarse con su familia, el cortometraje deja abierta la puerta de la duda. El aire de nostalgia que inunda toda la puesta en escena hace pensar que el buen desenlace dentro del diorama es un anhelo que no se hizo realidad.

Ese mismo anhelo, el de volver a su hogar, es el que tenía el abuelo del director del cortometraje, Gabriel Osorio, uno de los 200.000 exiliados chilenos, durante la dictadura de Augusto Pinochet. Ese es el mismo anhelo de cientos de exiliados de Suramérica que salieron por causa de las dictaduras militares de los 70. Es el anhelo de más de doscientos mil colombianos que han tenido que refugiarse de las diferentes formas de violencia que padece Colombia desde hace más 50 años. 

La historia de un oso, según su director, buscaba contar una de las realidades más crudas de su país, de una forma no literal y lo más original posible. El aire tranquilo y apacible con el que se narra la historia es un reflejo muy vivo de lo que significa estar exiliado. A pesar de que muchos ven la oportunidad de salir del país como algo positivo, las personas que han sufrido esta situación dicen que la realidad es muy diferente: “la vida cambia radicalmente; dejamos todo, familia extensa, amistades, vivienda y todo lo que teníamos, mi vida deportiva se terminó” dice Gustavo Guzmán, una persona que compartió su testimonio con el Centro Nacional de Memoria Histórica.

Historia de un oso, sin ser el favorito, le ganó la batalla a cortos de productoras tan grandes como Estudios Pixar y deja muy en alto el nombre de las producciones latinoamericanas. Sobre todo pone en la esfera pública temas de interés para Latinoamérica y que apenas están empezando a ser visibles en escenarios internacionales como La Academia. Esto mismo lo resaltó Gabriel Osorio en una entrevista para para BBC Mundo: “aunque para nosotros las historias que tenemos para contar pueden no ser nuevas, a ellos les parecen refrescantes. Y eso nos abre las puertas”.

Los invitamos a conocer es especial multimedia:
Las Voces del Exilio.

Testimonios de exiliados, infografías, mapa, artículos, calendario, documentos de interés, etc.

Historia de un Oso (Bear Story). TRAILER

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Publicado en Cine + memoria



cortometraje, Exilio, Historia, Oscar, premio

Iniciativas de memoria, apuestas por el fin del conflicto

Iniciativas de memoria, apuestas por el fin del conflicto

Autor

Carolina Moreno, periodista del CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

07 Mar 2016


Iniciativas de memoria, apuestas por el fin del conflicto

A partir de 2016, el Centro Nacional de Memoria Histórica cuenta con el grupo de Apoyo a Iniciativas y Acciones de Memoria Histórica, una apuesta para que la ciudadanía elabore sus experiencias al rededor del conflicto armado para la construcción de paz desde los territorios. Hablamos con José Antequera, quien lidera este nuevo grupo, para entender de qué se trata y cuáles son los objetivos de este para 2016.


¿Qué son las Iniciativas de Memoria Histórica (IMH)?

“Las iniciativas de memoria reúnen lo que en mi concepto, es la definición más clara de memoria histórica. Nadie puede olvidar las violaciones a los derechos humanos que ha sufrido en la vida. Pero memoria, más que no olvidar una experiencia, significa la elaboración de esa experiencia, lo que tú haces con lo que te han hecho en la vida. En ese sentido, lo que llamamos las iniciativas (como procesos colectivos en el tiempo) y las acciones (de carácter puntual) que realizan organizaciones sociales, organizaciones de víctimas, o individuos en sus territorios para reconstruir su memoria y sus experiencias, para expresar por medio del arte o de prácticas culturales, son en el fondo la base fundamental por la cual existe en Colombia instituciones y políticas destinadas a preservar la memoria histórica”.

¿Cómo se vinculan las Iniciativas de memoria histórica a la construcción de paz en Colombia? 

“En las diferentes regiones del país, la elaboración de hechos victimizantes y la expresión de memoria necesariamente pasa por alcanzar los derechos que fueron arrebatados, y que le son inherentes a las comunidades y organizaciones, y en ese sentido la expresión de la memoria se opone a la continuidad del conflicto: la memoria exige que haya democracia, que haya verdad, que haya reparación. De ahí que cada iniciativa de memoria esté relacionada a las necesidades específicas de cada territorio, y en ese sentido, que sean apuestas para la construcción de paz territorial, frente a las amenazas que el conflicto y la violencia puedan generar”.

¿Cómo apoya el Centro Nacional de Memoria Histórica a las iniciativas de memoria?

“El Centro Nacional de Memoria Histórica ha asumido la misión de apoyarlas. Eso está reconocido y soportado jurídicamente tanto en la Ley de Víctimas como en el decreto regulatorio del CNMH, y así lo ha venido haciendo el Centro a lo largo de su existencia. El apoyo del CNMH se venía dando de acuerdo con las demandas de las iniciativas, pero en el último año hemos llegado a la conclusión de que es necesario que haya un grupo dedicado exclusivamente a brindar ese apoyo, que integre esas diferentes perspectivas, porque las iniciativas de memoria son integrales, multidisciplinarias, interexpresivas, si se quiere. Así que la creación del grupo de Apoyo a Iniciativas y Acciones de Memoria Histórica tiene que ver con un proceso de organización interna del Centro para dar un salto en ese apoyo a las iniciativas de memoria”.

¿Cuáles son las principales apuestas del grupo para 2016?

“Este año tenemos varias apuestas estratégicas: la primera es poder tener presencia en más territorios de la que habíamos tenido antes, a través de convenios subregiones para apoyar y acompañar diversas iniciativas de memoria. En segundo lugar, nos interesa posicionar el apoyo social a las iniciativas de memoria, eso significa comprender que el apoyo no se agota en acompañarla y ayudarla económicamente para que se generen productos, sino también intentar vincular diferentes alianzas y procesos para que los resultados puedan apropiarse socialmente, difundirse, y ser transformadores de realidades. En tercer lugar nos interesa trabajar fuertemente componentes que están en deuda en estos momentos, procesos que tienen que terminar de desarrollarse, como la red virtual de iniciativas de memoria, que viene trabajándose hace bastante tiempo y que necesitamos que entre en funcionamiento y se consolide”.

¿Qué ocurrirá con las IMH una vez firmados los acuerdos de paz?

“Es muy  importante que  se comprenda que las iniciativas de memoria no son simplemente ejercicios temporales, sino que son sobre todo procesos de organización y reorganización social que van a ser muy fundamentales a la hora de construir paz en los territorios basados en la experiencia, en las lecciones que nos han dejado tantas historia de violencia y de violaciones a los derechos humanos. Así que el primer reto de muchas iniciativas es y será básicamente su consolidación.

Existir, para lo cual nosotros trabajamos, pero el reto más especial tiene que ver con cómo las iniciativas ganan autonomía y sostenibilidad, dos elementos que son interdependientes. Hay iniciativas que depende de la voluntad de los gobiernos de turno o de la cooperación internacional, sin que haya existido una política que les genere esa sostenibilidad. Esperamos aportar elementos a la discusión sobre la política de sostenibilidad de la memoria, que se abrirá con la firma de los acuerdos de paz”.

Ver proyectos destacados del trabajo del CNMH con Iniciativas de Memoria.

 


ciudadanía, iniciativas de memoria histórica, Territorio

En los territorios se gesta la paz

En los territorios se gesta la paz

Autor

Maria de los Ángeles Reyes

Fotografía

Juan Arrendondo

Publicado

07 Mar 2016


En los territorios se gesta la paz

El pasado 29 de febrero la oficina del Alto Comisionado para la Paz organizó la conferencia internacional Los retos de la paz territorial. La discusión, que se dio casi cuatro años después de iniciado el proceso de paz, abrió grandes interrogantes por los diferentes obstáculos que se deberán superar en el camino de la construcción de una paz estable y duradera.


Cuando apenas empezaba a nacer el proceso de paz con las Farc, las partes plantearon dos grandes pilares que guiarían las negociaciones. Por un lado, se estableció que las víctimas estarían en el centro del proceso. Y, por otro lado, se dijo que la paz debía ser construida desde los territorios, dejando atrás el centralismo institucional que predomina en Colombia.

El tema de las víctimas es uno de los puntos establecidos en el Acuerdo General para la terminación del conflicto. De hecho, fue el último punto en ser acordado en la mesa de negociaciones, el 15 de diciembre de 2015. La paz territorial, sin embargo, es pensada de forma que sea un eje transversal, abordada en cada uno de los momentos del acuerdo.  

¿Por qué hablar desde los territorios?

Las divisiones y la lejanía entre “el centro” y “la periferia” son, para muchos estudiosos, una de las causas principales de varios conflictos armados internos en el mundo. Colombia no es la excepción. Según James Robinson, uno de los invitados al foro, coautor del libro Por qué fracasan los países, la violencia se engendra más fácilmente en la periferia, que es donde coexisten fenómenos de pobreza, desigualdad e instituciones estatales débiles o ausentes.

En Colombia los lugares donde más se ha vivido el conflicto es en la periferia. Esto, según Robinson, con el agravante del elemento de codicia que tiene la guerra colombiana. Es decir, hay factores de economía ilegal que empeoran las condiciones de seguridad en las regiones, y que conforman el caldo de cultivo perfecto para el fortalecimiento de grupos armados ilegales.

Es por esta razón que para ninguno de los representantes del gobierno presentes en la conferencia, Rafael Pardo, ministro Consejero para el Postconflicto, Humberto de la Calle, jefe negociador en La Habana, y el alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, se ponía en duda la importancia de dar la discusión de lo que significa la paz territorial y plantear los retos que seguramente tendrá a la hora de ser implementada.

Los tres coincidieron en que es necesario que las políticas del posconflicto se planteen desde los territorios, un modelo Bottom-up, de abajo hacia arriba, de forma que sean validados por el Estado, pero que respondan a las necesidades particulares de la región. Además, recalcaron la importancia de ir más allá de una pacificación de la geografía nacional. Lo fundamental será garantizar las condiciones para que, en la periferia, las condiciones de vida de las personas sean tales, que se reduzca al mínimo la posibilidad de la emergencia de nuevas formas de violencia o la continuidad de las ya existentes.

¿A qué se enfrenta la paz territorial?

Todo lo anterior, en teoría, suena muy bien pero hay dos tipos de dificultades: respecto al alcance administrativo del Estado, y respecto a la voluntad y capacidad de participación de las regiones en el posconflicto.

El primero, y quizá el más evidente, fue planteado por varios de los invitados a la conferencia, entre ellos el senador Antonio Navarro, el director de Planeación Nacional, Simón Gaviria, y el mismo Ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas. El Estado no tiene la capacidad económica para asumir, de tajo, todos los retos que acarrea la puesta en marcha de lo que se acuerde en La Habana; eso es un hecho.

Habrá, entonces, que hacer una reestructuración de muchas de las funciones y la operatividad del Estado. Esto implica un fortalecimiento de las instituciones en las que abundan lógicas de corrupción que entorpecerían los procesos. Para James Robinson,  tanto el problema como la solución no serán de carácter técnico. Más allá del dinero o de la forma de distribuirlo, habrá que resolver las deficiencias institucionales, como el centralismo, la poca trascendencia que tienen los mecanismos de participación y la falta de legitimidad que tienen las instituciones estatales en muchas de las regiones periféricas.

El segundo gran reto que enfrentará la paz territorial tiene que ver, precisamente, con lo anterior. Las personas, acostumbradas a vivir a merced de un Estado débil, lejano o incluso ausente, no ven la cultura de la participación como algo intuitivo. Esto, según, Vijayendra Rao del Banco Mundial, otro de los invitados internacionales, es fundamental en los modelos Bottom-up. Si se espera que las iniciativas políticas surjan desde las regiones, es necesario que existan mecanismos de participación, pero sobre todo que la gente acuda a ellos para expresar sus necesidades y para hacer seguimiento de la aplicación de las políticas públicas que los afectan.

Aunque Colombia avanzó mucho en este sentido con la Constitución Política de 1991, hace falta un gran trabajo de construcción de confianza por parte de la ciudadanía, sobre todo de la de los territorios que han sufrido más de cerca la guerra. Es decir, las víctimas, como en todo, tendrán que seguir siendo el centro, y se tendrá que priorizar todo lo que tenga que ver con ellas en las regiones vulnerables si se quiere que el proceso de paz no se quede en el papel sino que tenga una aplicación eficaz y real en el territorio nacional.

El Centro Nacional de Memoria Histórica también tiene dentro de sus pilares institucionales la construcción de la memoria desde los territorios. Cada uno de sus proyectos busca apoyar, visibilizar y acoger las propuestas de las iniciativas regionales de memoria, los lugares de memoria que las comunidades han construido, y la labor que las diferentes organizaciones realizan en pro de la construcción de la paz territorial por medio de la memoria histórica.

 


Alto comisionado para la paz, Farc, postconflicto, territorios

Las mujeres resisten a la guerra

Las mujeres resisten a la guerra

Autor

María de los Ángeles Reyes

Fotografía

cinevisiones.blogspot.com.co

Publicado

08 Mar 2016


Las mujeres resisten a la guerra

Cada 8 de marzo, desde finales del siglo XIX, las mujeres de muchas partes del mundo, sin importar su raza, lengua, religión o nacionalidad, se unen a una sola voz para reclamar los derechos que les siguen siendo negados. Muchos de los reclamos se hacen por las condiciones que padecen en contextos de conflictos armados. Sin embargo, cuando estos se terminan, ser mujer no se hace más fácil; de esto precisamente trata el recomendado de CINE + MEMORIA esta semana: Secretos peligrosos.


La película, de la directora canadiense Larysa Kondracki, puso en evidencia uno de los escándalos más delicados en la historia de las Naciones Unidas. Un grupo de garantes de paz, entre los que se encontraban delegados de varios países y miembros de los Cascos Azules de las Naciones Unidas, se vieron expuestos por una policía norteamericana que descubrió una serie de casos de violencia sexual en los que fueron cómplices varios de estos delegados.

El filme, basado en hechos reales, se desarrolla en 1995, justo después de la firma del tratado de Dayton, que contribuyó a la disolución de la República de Yugoslavia en tres estados independientes. La comunidad internacional siguió y apoyó muy de cerca estos procesos de paz, pues el panorama de la situación humanitaria en la península de los Balcanes era desolador; tan solo en Bosnia-Herzegovina, cerca de 130 personas murieron en masacres, incluida la famosa masacre del mercado de Sarajevo, entre 1992 y 1994.

Este conflicto estuvo marcado por violaciones sistemáticas de mujeres y niños que todavía están siendo juzgados por el Tribunal Internacional de Crímenes de la Antigua Yugoslavia, ICTY, por sus siglas en inglés. Según informes de ese tribunal, casi la mitad de las personas procesadas, han sido encontradas culpables de delitos que involucran la violencia sexual.

Cuando terminó la guerra la lógica dictaba que el número de casos de violencia sexual se vería reducido. Sin embargo, la película evidencia que en Bosnia-Herzegovina el efecto fue contrario: aumentó la cantidad de mujeres “rescatadas” en redadas de la policía que habían sido torturadas y violadas, en este caso por miembros

Según Amnistía Internacional, este fenómeno es recurrente en escenarios de postconflictos, y se debe a que las lógicas militares de la guerra no terminan cuando se firman tratados se paz. Al contrario, tienden a perpetuarse otras formas de violencia no bélicas, como la prostitución forzada o la trata de personas con fines sexuales. Casos como los que presenta Secretos peligrosos se replicaron en Berlín tras acabar la segunda guerra mundial; o en Japón, con las “damas de compañía” que aún no son reconocidas como víctimas de violencia sexual en su propio país; o en varios conflictos internos en África.

En Colombia la violencia contra las mujeres también ha sido parte de las dinámicas de el conflicto armado. De hecho, el Centro Nacional de Memoria Histórica lanzará, en abril, el informeCrímenes que no prescriben: La violencia sexual del Bloque vencedores de Arauca. Amnistía Internacional también reportó que en varias regiones de Colombia se presentaron alzas en los casos de este tipo de violencia tras los acuerdos en la primera década del 2000 con las Autodefensas Unidas de Colombia.

Si se llegara a pactar la paz con las Farc, un punto central de la agenda en el posconflicto deberá ser, entonces, prevenir que estas formas de violencia se perpetúen. Que las mujeres, que ya han sido víctimas en medio del conflicto, tengan las garantías de participación y de protección para que no tengan que enfrentarse a una nueva guerra mientras todos hablan de paz.

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Publicado en Cine + memoria



Cine, crimenes de guerra, Mujeres, violencia de genero

Mujeres que hacen historia

Mujeres que hacen historia

Autor

CNMH

Fotografía

María Paula Durán

Publicado

08 Mar 2016


Mujeres que hacen historia

Hoy, 8 de marzo, día en que muchos vociferan con orgullo: “feliz día de la mujer”, recordamos el informe que lideró María Emma Wills —la única mujer entre 12 intelectuales que hizo parte de la pasada Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas— dentro del Grupo de Memoria Histórica, “Mujeres que hacen historia. Tierra, cuerpo y política en el Caribe colombiano”, que recibió una mención honorífica en el Premio Montserrat Ordoñez en la sección LASA Colombia 2012.


Un libro que “reconstruye la trayectoria de cuatro mujeres que hilan sentidos de vida luego de afrontar el asesinato de seres queridos o la violencia ejercida por ‘manos amigas’ o por integrantes de grupos armados sobre sus propios cuerpos”. No se habla de un día en especial, se hace énfasis a sus luchas diarias en medio del conflicto armado y una sociedad gobernada en su mayoría por hombres. Esas mujeres que hacen historia son María Zabala, Yolanda Izquierdo, Magola Gómez y Margarita, todas víctimas del conflicto armado. Según la Unidad de Víctimas de 7.640.180 víctimas del conflicto armado 3.791.651 son mujeres.

http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/informes/informes-2011/mujeres-que-hacen-historia 

Reproducimos una canción inédita plasmada en este informe, de la cantautora Piedad Julio Ruiz, una mujer que afronta la adversidad no sólo con su trabajo sino a través de la música, que refleja la vivencia de las mujeres en medio del conflicto armado.

“Me afectó la guerra”

Canción inédita de Piedad Julio Ruiz

I

Por efecto de la guerra hoy quedé sin ningún lugar

Deambulando por las calles y mis hijos sin papá.

No queremos más violencia. Esto debe acabar.

Colombia se está desangrando. No resiste un muerto más.

II

Muere el pobre. Muere el rico. El guerrillero. El militar.

Siendo todos colombianos No se deben de matar (bis).

III

Pobrecitas las mamás

Que tienen a su hijo en la guerra.

Con angustia y con dolor Esperan a que su hijo vuelva.

IV

Somos bastantes las mujeres

Afectadas por la guerra.

Lucharemos muy unidas

Para así acabar con ella.

 


Lucha, Mujeres, Verdad, Víctimas

El relato de quienes retornan

El relato de quienes retornan

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

07 Mar 2018


El relato de quienes retornan

En la búsqueda de saldar la deuda histórica que el Estado tiene con las víctimas de exilio, más de 200 mil colombianos, y que se expresa en la invisibilización de sus realidades asociadas a los impactos del conflicto armado, el próximo 9 y 10 de marzo se llevará acabo el encentro: “Representación y simbología del exilio colombiano: el relato de quienes retornan”.


Un espacio que abre los diálogos sobre la representación del exilio colombiano en la memoria histórica del país. Un escenario participativo para reflexionar desde la población retornada en cómo narrar, recordar y asegurar el reconocimiento de la salida forzada del territorio nacional a causa de la guerra. La jornada vincula lenguajes artísticos y la participación de experiencias internacionales.

El evento, que contará con la presencia de líderes sociales, académicos y artistas, busca poner en evidencia que existe una nación desplazada fuera de las fronteras del país, que tiene el derecho y el deber de participar en la construcción de la memoria histórica de la guerra en Colombia.

En el encuentro participarán expertos como Orlando Naranjo, Imelda Daza y Carmen Lidia Cáceres con la moderación de María José Pizarro para hablar de “La representación del exilio en la memoria colectiva de Colombia”. Un espacio de dialogo alrededor de la diáspora colombiana y las formas en que desde el exilio han aportado a la construcción de paz en el país.

A través de charlas, mesas redondas y música colombiana, se buscará seguir promoviendo la participación de los exiliados colombianos en la construcción de la memoria del país.

Esto será este 9 y 10 de marzo desde las 8:30 a.m. en Hotel Wyndham Bogota Art, (Av. Esperanza No 51-40). Los invitamos a participar de forma presencial o por streaming.

Para mayor información visita el micrositio de exilio 

http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/micrositios/especialExilioColombiano/

 Programación completa:

Publicado en Noticias CNMH



Colombia, Exilio, Grupos Armados

Las Brisas: 16 años de un territorio donde emerge la vida

Las Brisas: 16 años de un territorio donde emerge la vida

Autor

CNMH

Fotografía

César Romero para el CNMH/span>

Publicado

11 Mar 2016


Las Brisas: 16 años de un territorio donde emerge la vida

  • El 10 de marzo del año 2000, 12 personas de la vereda Las Brisas fueron asesinadas en una incursión paramilitar. 

  • Conmemoración de este hecho luctuoso, con la presentación itinerante de telares, la presentación de documental “Memoria Latente” y el lanzamiento de la libro “Del ñame espino al calabazo. Objetos que despiertan memorias”.

  • Sábado 12 de marzo a las 10 a.m en la vereda Las Brisas, María la Baja-Bolívar.


El 10 de marzo del 2000, un grupo de 60 paramilitares al mando de Rodrigo Mercado Pelufo, alias ‘Cadena’, exjefe del Bloque Montes de María, llegó al corregimiento de Mampuján en el municipio de María la Baja, Bolívar, y ordenó a sus habitantes desplazarse a más tardar en la madrugada, amenazándolos con que, de no hacerlo, les “pasaría lo mismo que a los pobladores del Salado”, en referencia a la masacre ocurrida un mes antes. Este hecho produjo el desplazamiento de más de 300 personas. 

Luego de atemorizar a la población, los paramilitares retuvieron a siete campesinos y los obligaron a guiarlos por la denominada ruta de la muerte, hasta el Tamarindo, en la vereda Las Brisas en San Juan de Nepomuceno, un espacio de encuentro e intercambio de los pobladores. En el camino los 60 paramilitares de ‘Cadena’ se unieron a 90 hombres del Bloque Norte que venían de María la Baja, quienes llegaron a apoyarlos. El Tamarindo, un lugar tildado por los paramilitares como campamento guerrillero, estaba vacío y fue allí donde asesinaron el 11 de marzo a los 12 campesinos de Las Brisas. [Ver especial sobre Las Brisas].

El próximo sábado 12 de marzo, la comunidad en un evento masivo conmemorará 16 años de este horrible suceso, donde perdieron la vida Joaquín Fernando Posso Ortega, José Joaquín Posso García, Alfredo Luis Posso García, José del Rosario Posso García, Gabriel Antonio Mercado García, Rafael Enrique Mercado García, Wilfrido Mercado Tapia, Manuel Guillermo Yepes Mercado, Dalmiro Rafael Barrios Lobelo, Jorge Eliecer Tovar Pérez, Alexis José Rojas Cantillo y Pedro Adolfo Castellanos Cuten. La conmemoración contará con una comitiva de víctimas, instituciones del Estado y organizaciones sociales que saldrá desde San Juan, San Cayetano y Cartagena en solidaridad con la comunidad de Las Brisas. 

Habrá un acto religioso, la presentación itinerante de telares, la proyección del documental “Memoria Latente” y el lanzamiento del libro ‘Del ñame espino al calabazo. Objetos que despiertan memorias’, iniciativa de memoria creada por la comunidad de Las Brisas con apoyo del CNMH. Este libro recopila las experiencias resultantes del trabajo desarrollado en el proyecto Impreso en la Memoria, liderado por la Coordinación de Prácticas Artísticas y Culturales de la dirección del Museo Nacional de la Memoria del Centro Nacional de Memoria Histórica. Con este proyecto se buscó fortalecer y articular los procesos colectivos de reconstrucción de la memoria a través de prácticas artísticas y culturales en las comunidades de Las Brisas (departamento de Bolívar) y Tabaco (departamento de La Guajira).

CONMEMORACIÓN DE LAS BRISAS

DÍA: Sábado 12 de marzo 

HORA: 10:00 a.m 

LUGAR: Vereda Las Brisas, María la Baja-Bolívar

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Publicado en Noticias CNMH



Conmemoración, Memoria, Paramilitares, vereda Las Brisas

Historias de desmovilización

Historias de desmovilización

Autor

Ayda Martínez, periodista del CNMH /span>

Fotografía

JCNMH

Publicado

11 Mar 2016


Historias de desmovilización

Como parte de la serie “Historias de desmovilización” convocada por la Dirección de Acuerdos de La Verdad del Centro Nacional de Memoria Histórica en Bogotá, tuvimos la oportunidad de hablar con Fabiola Calvo Ocampo, exmilitante del Partido Comunista Marxista-Leninista de Colombia; quien narró su experiencia de exilio político en España, donde permaneció 22 años a causa de la persecución contra su familia en la década de los ochenta.


Fabiola Calvo, actualmente es la coordinadora de la Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género. Se vio obligada a salir del país a raíz de las amenazas de muerte contra ella y su familia, después del asesinato de su hermano Óscar William Calvo Ocampo, quien firmo el proceso de paz entre el EPL y el gobierno de Belisario Betancur, el 23 de agosto de 1984. “La próxima será la periodista”, advirtieron en una llamada.  Así emprendió su vuelo de exilio.

“A este país le falta conocer muchos testimonios, porque la historia no debería sesgarse hacia el oficialismo. Y es precisamente por haberse construido una única historia oficial, que no se conoce lo que se tendría que conocer”, dice después de relatar su pasado.

Al hablar de los procesos de desmovilización no duda al mencionar que “toman tiempo, no son por seis meses o un año. Y si no hay un buen acompañamiento psicosocial, lo más probable es que los excombatientes opten por rearmarse, bien sea para asuntos de índole política o delincuencia común”, dice Fabiola. “Luego de la desmovilización, siguen procesos emocionales que exigen acompañamiento al excombatiente y tiempo para poder procesar esa decisión”, complementa.

Para Calvo Ocampo, la reconciliación podrá darse cuando todas las corrientes filosóficas y políticas puedan converger en un espacio de debate abierto, puesto que la insurgencia armada y el exilio tienen sus orígenes en la ausencia de democracia en el país. “Nunca se nos ocurrió militar en el Partido Liberal o en el Partido Conservador. Queríamos otra cosa, pero en el país no había otra cosa.  Y si los movimientos sociales no tienen para dónde echar, en ese momento, solo queda una opción. La de mis dos hermanos fue vincularse al Ejército Popular de Liberación (EPL)”, al referirse a Óscar William y Ernesto, asesinados a mediados de los 80.

En sus años de exilio, Calvo encontró en la escritura una suerte de catarsis. Por lo que considera que al ahora de construir memoria es imprescindible brindar herramientas a las personas para que cuenten sus historias: escritas, habladas o artísticas, pues “lo importante es que se les permita expresarse para sanar”.

 


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