Etiqueta: Comunidad

Teatro por la paz bajo amenaza

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

18 Dic 2014


Teatro por la paz bajo amenaza

El Centro Nacional de Memoria Histórica rechaza públicamente la amenaza que ha recibido Norma Rivera Salazar, Directora del Teatro por la Paz de Tumaco. La amenaza fue recibida el día 17 de diciembre por vía telefónica por parte de una persona que se identificó como Comandante Rubén de la Columna Móvil Daniel Aldana, según consta en el comunicado enviado por la Diócesis de Tumaco. (Leer comunicado de la diócesis de Tumaco)

Teatro por la Paz es un proyecto impulsado por la Diócesis de Tumaco y el Servicio Civil por la Paz de la Asociación de Cooperación para el Desarrollo (AGEH) de Alemania. Se trata de un proyecto que promueve la conformación de grupos parroquiales teatrales integrados por mujeres y jóvenes. Sus montajes y trabajos se basan en la defensa de la vida, la solidaridad, el respeto a la dignidad humana, la tolerancia y el compromiso social.

En palabras de Norma Rivera, “Queremos promover un pensamiento crítico y reflexivo sobre realidad que ayude a los integrantes a visualizar opciones de vida constructivas para ellos, sus familias y su entorno. Nuestra misión está basada en la promoción del trabajo teatral como un instrumento eficaz en la comprensión y búsqueda de alternativas a los problemas sociales e interpersonales de los integrantes de los grupos y, como consecuencia, de los espectadores”.

Esta iniciativa no solo ha participado en algunas de las acciones conmemorativas lideradas por el CNMH, sino que fue la obra que dio apertura a la exposición del Basta Ya!, hace parte del proyecto Alfabetizaciones Digitales, y fue una de las protagonista de Memoria en escena (obra teatral realizada en el marco del fortalecimiento a iniciativas de memoria del CNMH).

Es nuestro deber alzar la voz para proteger a los líderes que a través del arte resguardan a los jóvenes y a las mujeres de la guerra, ayudándoles a sanar sus heridas.

 


Amenazas, Arte, Comunidad, Cultura, Paz, Teatro, Tumaco

Buenaventura: un puerto sin comunidad

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

30 May 2015


Buenaventura: un puerto sin comunidad

Buenaventura atraviesa una de las situaciones sociales y humanitarias más difíciles del país. Por tratarse de una ciudad portuaria se ha convertido en el foco de todo tipo de violaciones a los derechos humanos, que ha afectado a todos sus habitantes pero, especialmente, a los jóvenes afrocolombianos.

  • La investigación más completa sobre 15 años de horror e indiferencia por los que ha pasado el puerto del Pacífico.
  • El primer estudio académico sobre la práctica de terror de las llamadas ‘casas de pique’.
  • La gran paradoja: después de la desmovilización paramilitar, en 2004, todo ha sido peor; en especial, a partir de 2010.
  • Por encima de la degradación de la violencia, se alza la voz de las víctimas y la cultura afro, con sus iniciativas de memoria y resistencia.

La falta de empleo y la mala remuneración es cotidiana y la prestación de los servicios públicos es muy escaza, especialmente del agua. Asimismo, en este municipio se han presentado todas las modalidades de violencia, registrando, por lo general, las cifras más altas del país: homicidios, desapariciones forzadas, desplazamiento forzado (particularmente el intraurbano),  secuestros, entre otros.

  • En 1990 Buenaventura registró 58 homicidios. En 2000 la cifra ascendió a 440. En otras palabras, en el año 2000 el número de homicidios fue siete veces mayor que en 1990. Entre 1990 y 2012 la Policía Nacional registró un total de 4.799 homicidios en esta ciudad.
  • Entre 1990 y 2013 el Sirdec (Sistema de Información Red de Desaparecidos y Cadáveres) registró 475 víctimas de desaparición forzada en Buenaventura; 13 casos corresponden a personas aparecidas vivas, 18 a personas aparecidas muertas, y 444 a personas que continúan desaparecida.
  • El Centro Nacional de Memoria Histórica registró 26 masacres entre 1995 y 2013, pero 20 de ellas se presentaron entre 2000 y 2003. Es decir, que el 76,9 por ciento de las masacres se concentraron en cuatro años en el periodo denominado “el arribo paramilitar” o “la época de las mil muertes” (2000 – 2004).
  • Entre 1990 y 1999 el promedio de personas desplazadas por año fue de 110. Entre 2000 y 2004 este promedio ascendió a 7.020 personas y en los años de posnegociación subió a 13.468.
  • Según la Policía Nacional, entre 1996 y 2012 en Buenaventura se presentaron un total 207 secuestros.
  • Según la Red Nacional de Información, entre 1996 y 2005 se presentaron ocho acciones bélicas (actos terroristas, atentados, combates, enfrentamientos y hostigamientos) por año. Entre 2006 y 2013 esta cifra subió a 100,8 acciones por año.

Entre 2005 y 2013, después de la desmovilización del Bloque Calima en diciembre de 2004, la disputa entre los grupos armados ilegales aumentó hasta llegar a grados de sevicia y violencia inimaginables. Es en este periodo que aparecen las llamadas “casas de pique”.

Buenaventura: un puerto sin comunidad, el título dela nueva investigación del Centro Nacional de Memoria Histórica, hace referencia a un territorio que muestra contrastes entre las apropiaciones de la población afro y las dinámicas económicas, legales e ilegales. Estas últimas se desarrollan en un puerto en el que la presencia del Estado ha sido débil y en el que, por  la presencia de múltiples grupos armados ilegales, se ha configurado lo que se denomina “un puerto que desconoce su comunidad”.

Esta investigación surge como respuesta a la solicitud recibida por parte de la Minga por la Memoria, conformada por organizaciones étnicas, eclesiásticas y sociales de Buenaventura. En la solicitud se le pidió al Centro Nacional de Memoria Histórica iniciar un proceso de reconstrucción de memoria que permitiera entender y explicar los motivos que han conducido a la continuación y degradación de la disputa armada en esta ciudad de Colombia. Todo lo anterior narrado desde las propias voces de las víctimas.

Es así como este informe, que se le presentará al país el 2 de junio, analiza el periodo comprendido entre 2000 y 2013 en esa zona del Valle del Cauca y se desarrolla alrededor de los siguientes cuestionamientos:

ENTRADA LIBRE. A los asistentes se les entregará el libro en el lanzamiento.

Los eventos de lanzamiento del informe Buenaventura: un puerto sin comunidad se llevarán a cabo en:
  • Buenaventura: 2 de junio a la 5:00 p.m. en el auditorio de Confamar. Entrada libre sin inscripción.
  • Cali: 5 de junio a las 2:00 p.m. en la Biblioteca departamental Jorge Garcés (Calle 5 No. 24ª – 91). Entrada libre sin inscripción.
  • Bogotá: 11 de junio a las 4:00 pm en el Auditorio Rogelio Salmona, Centro Cultural Gabriel García Márquez (Calle 11 No. 5 – 60). Entrada libre con inscripción en este formulario.
  • El 2 de junio a las 10:00 am se dará la apertura del centro de atención a víctimas de la Fiscalía General de la Nación. 

 VER ESPECIAL MULTIMEDIA: Buenaventura, un puerto sin comunidad.

 DESCARGA EL INFORME: Buenaventura, un puerto sin comunidad.

 


Buenaventura, Comunidad, pueblo

Machuca, Antioquia; la ilusión a flor de comunidad

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Autor

Juan Pablo Esterilla

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Juan Pablo Esterilla

Publicado

29 Oct 2019


Machuca, Antioquia; la ilusión a flor de comunidad

  • Hace 21 años, Colombia conoció en dónde quedaba el corregimiento de Machuca. En esa tierra del nordeste antioqueño, el Eln produjo una  explosión en el oleoducto que por allí pasaba y además detonó una carga explosiva que provocaría un gran incendio. 84 personas murieron. Los hechos se conocen como la masacre de Machuca.
  • Históricamente, este corregimiento del municipio de Segovia se ha visto atravesado por la falta de oportunidades, la disputa entre actores armados, el estigma y el abandono. Sin embargo, sus pobladores han desarrollado sus propias iniciativas para conmemorar y para seguir adelante.

Al tiempo que la canción “Pedro Navaja” se apoderaba de las pistas de baile de América Latina, su letra -por si solita- empezaba a ser comparada con algunas de las mejores crónicas de este lado del continente.

Cuando Alberto Salcedo dijo que los vallenatos de antes eran cuentos bien contados, muchos le dieron la razón. Y cuando Carlos Pacheco -en ese entonces soldado profesional del Ejército-, escribió “Barbarie en Machuca”, parecía que para Fraguas (Machuca), el resurgir no fuese más que una quimera.

Su composición vallenata reza: “una madrugada del 18 de octubre del año 98, en el pueblo de Machuca, ahí llegó la guerrilla y se tiró el oleoducto causando muertes injustas. Una llamarada de grandes magnitudes, de la forma más absurda. Los ancianos gritaban y los niños lloraban con enormes quemaduras. Fue tan enorme esa explosión que hasta cultivos arrasó y aquel río contaminó, fue un pueblo humilde y soñador que un día las llamas consumió con su esperanza e ilusión”.

 

 

Y sí, es cierto, de aquella madrugada quedó un saldo de 84 personas muertas (42 de ellas niños), pero también la fortaleza para iniciar un proceso conmemorativo propio.

El pasado jueves se conmemoraron 21 años de lo ocurrido. Y los pobladores, como año tras año, desarrollaron acciones para mediante el recuerdo dignificar a sus seres queridos y para volver a poner sobre el tapete, el Machuca que desean, por el que han venido trabajando.

Una eucaristía en el cementerio; una reunión en el parque que incluía el descubrimiento de una pirámide que contiene piedras con los nombres de las víctimas de la masacre; y una marcha que recorrió “Barrio Nuevo” (el barrio que terminó más afectado), fueron algunas de las actividades desarrolladas el jueves pasado.

Precisamente, quienes decidan emprender un viaje de 10 horas para llegar a Machuca -distancia que separa a Medellín de este corregimiento-, se encontrarán con un “Barrio Nuevo” repleto de casas pintadas de todos los colores. Los mismos que la comunidad decidió utilizar para pintar las piedras incrustadas en la pirámide. Es como si se tratara de recordarse que la vida es mejor verla así, a color.

Atrás han quedado las casas en madera, las que se convirtieron en lo que señalan los mismos machuquitas: “la leña de los cuerpos que las habitaban”.

La huella que dejó el paso de las llamas por este barrio no impidió que personas como Maribel Agualimpia, desarrollaran -allí mismo y casi al tiempo de la tragedia-, sus apuestas de vida. Hace 20 años, “Machuca Digital Stereo” se convirtió en la plataforma que le permitiría a la comunidad estar informada, y a Maribel, convencerse de que sí valía por sí misma.

Aquella mujer, cuyo exesposo la maltrataba y que le decía si lo dejaba no sobreviviría porque “no sabía lo que era trabajar”, es la responsable de que día a día y desde el 23 de agosto de 1999, los barrios Lagunita, Las Brisas, Bolívar, La Batea, La Esperanza, Buenos Aíres y por supuesto Barrio Nuevo, estén informados de lo que pasa en su corregimiento, en su municipio y en el país.

“En noviembre del 98 me fui sola a Medellín, pasé diciembre, pasé enero y me apegué mucho a la música y a las noticias porque me sentía sola. Y me dije, yo algún día tengo que ser comunicadora”, relata Maribel, una chocoana que llegó a Machuca a los 12 años y que, tras sobrevivir a la masacre se desplazó a Medellín.

Sin embargo, la tierra y el deseo de reencontrarse de nuevo con sus hijos, “jaló más”. Casi al instante surgió la oportunidad que Maribel estaba esperando: participar de un curso de comunicación ¡Era el momento!

“El curso lo hicimos nueve jóvenes y yo que ya tenía 39 años. Lo terminamos y quisimos seguir. Fue un impacto muy grande para la comunidad porque acá las noticias eran por megáfono. Al iniciar no sabíamos cómo transmitir, no hablábamos bien y la gente se nos burlaba mucho. Muchos de mis compañeros no se aguantaron los comentarios y se fueron, pero yo sabía que este era un proceso que valía la pena”, sostiene Maribel.

De esos inicios de lucha por dotar de equipos a la emisora, esta mujer recuerda acciones como la cartelera que construyeron para que el gobernador de ese entonces, Aníbal Gaviria, no pudiera esquivar mientras daba un discurso en una visita que programó al corregimiento. El resultado fue positivo; gracias a esa iniciativa de la sociedad civil, la emisora recibió una donación del entonces mandatario.

Con aún más cariño, aparecen en la memoria las primeras “complacencias”. Estas, no eran nada diferente a las canciones que los oyentes le pedían. Las melodías que le gustaban a los esposos, a las hijas o a las madres que se fueron en la tragedia del 18 de octubre, siempre fueron solicitud recurrente.

La emisora se ha convertido entonces en reflejo de la voluntad de servicio del machuquita para con los machuquitas. En ella, se pasan los avisos de capacitaciones, se entregan informaciones relacionadas con la alcaldía o gobernación, se notifica sobre el estado de procesos tan importantes como el de reparación individual y reparación colectiva, y se anuncia la siempre esperada llegada de las brigadas médicas.

“Este ha sido mi sueño, yo seguiré hasta el día en que me muera y como le he dicho a mis hijos: esto es de la comunidad. Lo he hecho con mucho amor y queremos seguir construyendo futuro”, reitera Maribel cuando se le pregunta hasta cuándo seguirá ofreciendo este servicio.

En esa perspectiva de esperanza y de futuro en la que ha venido trabajando la comunidad, también han aparecido nuevos procesos. Uno de ellos es el semillero de radio y de memoria con la Institución Educativa Fray Martín de Porres, la única que existe en la cabecera del corregimiento.

Esta iniciativa acompañada por el Centro Nacional de Memoria Histórica se ha transformado en un espacio para conocer los temas que los niños, niñas y adolescentes de Machuca piensan en su cotidianidad, así como para poner en los lenguajes de la radio, perspectivas en torno a la comprensión de la memoria y de los derechos humanos.

Machuca se reinventa, desde el anhelo de sus personas mayores por traer de vuelta las épocas de libertad y sana diversión, pasando por el manifiesto de un futuro digno que hacen sus niños y niñas, y concluyendo en los esfuerzos de sus organizaciones por garantizar el acceso a condiciones de bienestar.

 


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