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Ser trans e indígena en Colombia: la historia de Andrea Meza

Noticia

Autor

Juan Pablo Esterilla Puentes

Fotografía

Daniel Sarmiento

Publicado

13 Sep 2018


Ser trans e indígena en Colombia: la historia de Andrea Meza

Fue víctima del paramilitarismo, se exilió en Europa y ahora es una líder reconocida de la comunidad LGBTI.


Una mujer transgenerista pide una y otra vez la palabra en una reunión en la Gobernación de Cundinamarca.

-Andrea usted ya habló cuando estuvo el presidente en Girardot.
-Correcto doctor Rey, cuando estuvo el presidente en Girardot. Yo estoy en Bogotá y usted no me puede impedir a mí el derecho a la participación y a la expresión, le exijo respeto doctor Rey. Desde el año 2016 le estoy pidiendo una cita por escrito con la población y no me la ha dado, estoy grabando y necesito saber si me la va a dar o no para poder tomar acciones.

(El gobernador saca su agenda)

-4 de septiembre a las 10:00 a.m.
-Mi Dios me lo bendiga, me lo proteja.

Andrea Alexandra Meza no para de trabajar. Desde que nació hace 61 años en el seno de una familia wayuu en la ranchería Puturumana I de la Albania, Guajira, la vida le ha dado tantas vueltas como ella se las ha dado a la vida. Ella, -persona mayor, indígena y transgenerista-, es una de las víctimas del conflicto armado interno que ha encontrado en el ejercicio del liderazgo y las resistencias, el sentido de su existencia.

“Nunca me imaginé que la guerra me iba tratar tan fuerte, fue duro porque tenía mis arraigos en el Guamo, Tolima. Casi me matan y perdí todo. Salí estilo delincuente a las dos de la mañana y mi pareja no sé dónde quedó”, asegura Meza con voz quebrantada. Ese 29 de agosto, los cuatro sujetos armados que llegaron en dos motos de alto cilindraje a su peluquería, le reventaron la boca, le partieron el tabique y le dieron un calibrazo en la cabeza con una pistola 9 milímetros, fueron los responsables de inscribir en Andrea, una de las tantas formas de violencia y exclusión a las que se enfrentan la población LGBTI.

Tal y como lo sugiere uno de los testimonios que se recogió para la elaboración del informe del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), “Aniquilar la Diferencia”, publicado en 2015, la guerra “impidió” que la población LGBTI amara. Según el Registro Único de Víctimas y con fecha de corte del 31 de julio de 2015, se identifican 1.795 personas con orientaciones sexuales e identidades de género no hegemónicas, que han sufrido alguna manifestación de violencia por parte de actores armados. A ellas, se les ha quitado desde la posibilidad de amar a quien desean, hasta se les ha obligado a esconderse para evitar la violencia por el hecho de ser quienes son, por ejemplo.

Andrea llegó a Bogotá y buscó refugio en el barrio Diana Turbay de la localidad Rafael Uribe. Sin embargo, al cabo de tres meses, -tiempo en el que además ya había logrado encontrar un trabajo en una peluquería-, el Bloque Tolima la ubicó nuevamente y no dejó espacio para dudas.

– “¿Usted qué hace aquí? se tiene que ir, pasamos en dos horas y si está ya sabe”. Hoy, desde la tranquilidad que le da el no sentirse perseguida por grupos armados ilegales, Andrea encuentra parecida esa frase que le dijeron, con otras que personas LGBTI recibieron durante los años noventa e inicios de los 2000, época en la que el conflicto se exacerbó en todo el país y afectó de manera diferencial a su comunidad.

“Para ellos, los de la costa, fue duro. Lo hemos hablado y hubo muchas violaciones a personas de la comunidad en los Montes de María, por ejemplo. A las lesbianas las abusaban para que supieran qué es ser mujer y a los gais los hacían desfilar desnudos por las calles. Algunas fueron empaladas en Sucre y Córdoba. Las admiro porque fue un gran acto de resistencia mantenerse en el territorio estando los actores armados ahí mismo y diciéndoles – ¡ah maricón! ¿no te valió? ¡Te voy a matar!”. Detrás de esas violencias que pretendían “enseñar” con el abuso lo que es “ser mujer” está la heteronormatividad, es decir, “la imposición tácita pero inequívoca de normas que regulan la identidad de género y la orientación sexual de las personas, construyendo un “otro” o una “otra”.

Pero ¿cuál fue el acto de resistencia de Andrea ante esa nueva amenaza? Comprometerse a pagarle treinta millones a una amiga que le prestó quince, empacar maleta, cruzar el charco hasta París, y en últimas afrontar que era nuevamente desplazada. “No fue fácil la salida del país, implicaba aceptar que ya no tendría nada. Llegué a Europa a ejercer la prostitución, cosa que no es dulce. Pararse uno en la calle a menos 5 o menos 10 grados con un abrigo hacia atrás para poder vender, ser humillada por lasnmismas personas LGBTI que para poder dormir en el piso con unos cojines me cobraban 500 euros, y cuidarme de gente que me quería robar lo que me hacía, o de clientes de todo tipo: agresivos, borrachos, ladrones, era muy duro”, sostiene.

Según cifras del Registro Único de Víctimas, el desplazamiento forzado es el hecho victimizante de mayor ocurrencia contra la población LGBTI (1.606 afectaciones), seguido por las amenazas (362 victimizaciones declaradas).


Luego de casi una década, Andrea regresó al país. Lo hizo justo cuando en sus palabras, “el boom de tratamiento a las víctimas” empezaba a emerger. Así pues, al cabo de un tiempo se dirigió a la ya instaurada Unidad de Víctimas para relatar las violencias que sufrió. En Colombia, el Formato Único de Declaración para la Solicitud de Inscripción en el Registro Único de Víctimas, solo incluyó hasta el año 2012, categorías de registro que permiten hacerle un seguimiento a las víctimas de los sectores sociales LGBTI. Bases de datos anteriores a este año como el Sistema de Información de Población Desplazada no incluían la variable de orientación sexual e identidad de género.

El destino inicial de Andrea para rehacer su vida sería nuevamente el Guamo, pero las condiciones de seguridad allí y en otros municipios del Tolima como Saldaña, no eran las más seguras. A las trans literalmente les “estaban robando lo que no se habían comido” con las extorsiones que les realizaban reductos del paramilitarismo. La Unidad reconocería en 2013 a Andrea Alexandra Meza como víctima y a partir de ese mismo año ella decidió radicarse en Girardot, Cundinamarca.

Sin embargo, rehacer su vida siendo transgenerista y ahora siendo persona mayor, no ha sido fácil. Tal y como se narra en el reciente Informe “Ojalá Nos Alcance la Vida” del Centro de Memoria Histórica con apoyo de la organización HelpAge International y liderado por la Corporación Asuntos Mayores (COASUMA), la exclusión y la discriminación, así como los prejuicios y estereotipos vinculados con la vejez y el envejecimiento, ubican a las personas mayores en condiciones de vulnerabilidad y desigualdad social. “Yo como víctima, como población LGBTI, como indígena y como persona mayor no he visto la primera ayuda del Estado colombiano para mí, he presentado proyectos y no pasa nada”.

Andrea, la de porte indiscutible y energía inagotable, considera que las personas víctimas deben recibir más que conmemoraciones y mercados. Y es que precisamente ha sido, por ejemplo, desde la veeduría a esas iniciativas del Estado, -entregar mercados y conmemorar a las víctimas en actos cívicos-, que Andrea ha “levantado ampolla” con sus cuestionamientos; los cuales a la postre la han convertido en blanco de nuevas discriminaciones.

“Yo me levanté, pedí la palabra y dije: -doctor Villalba, yo quiero pedirle el favor que no se vaya a repetir lo que se ha venido repitiendo en años anteriores en cuanto a las ayudas. Los frijoles, la cebada, la avena y los atunes tienen gorgojos, quiero que se tomen los correctivos porque entre 2013 y 2015 se nos intoxicaron las víctimas-”. Como la Secretaria de Educación había sido la Secretaria de Gobierno durante los años de las conmemoraciones que critiqué, ella se paró y la cogió contra mí. –“Lo que está diciendo el señor Andrea no es cierto, el señor Andrea quería enlodarnos la fiesta, no tenemos la culpa que el señor Andrea no le gusten los payasos-”.

Ante el ataque de la Secretaria, Andrea no encontró respaldo alguno entre las personas que habían asistido a ese comité de justicia transicional del 2016 en Girardot, nadie se indignó por la ridiculización de la que fue objeto. Andrea no calló y actuó. “Doctora Sandra le exijo respeto porque yo salí hace muchos años del closet, tengo mucha autoestima, me quiero mucho y valgo mucho. Yo no entiendo usted porque me dice señor si estoy maquillada y no tengo barba ni bigote. Mañana mismo la denuncio ante la Fiscalía”. Y así sucedió.

A PRUEBA DE TODO, DESDE SIEMPRE

Barranquilla, Colombia, 1975.

-Ropa al piso.
– ¿Jueputa y ahora?

Andrea se quitó el camibuso, se bajó el pantalón y los interiores. Tan pronto se agachó, los demás de las filas empezaron a murmurar y ella corrió a taparse los senos. La señora miró el papel y la miró.

-Parese en la punta de los pies, (le hace presión con un dedo en ambos testículos y escribe apto).
-Doctora yo soy homosexual.
-Eso es piedrilla, en el Hospital Militar lo operan y queda un “monazo”.

A pesar de que inicialmente Andrea fue engañada, pues un militar -al que le había dado su confianza-, le mintió diciéndole que fuera al Batallón con un par de papeles para “sacarle la libreta”, hacer no solo el curso de suboficial sino completar ocho años al interior de la institución, fue algo que se convirtió en motivo de orgullo para ella. “La población LGBTI está preparada para todos los riesgos, no se le arruga a nada, si le toca tirar machete lo hace. Dependiendo la adversidad nos desenvolvemos, somos como el camaleón, ningún obstáculo nos queda grande. Yo tenía las fotos de mi paso por la Fuerza Pública y las tenía colgadas con orgullo en mi salón en el Guamo; esa soy yo les decía a mis clientes”.

De aquella formación castrense Andrea también recuerda, y se le dibuja una sonrisa en la cara, la estricta disciplina con la que ejercía sus funciones entre semana, pero también la libertad que tenían los fines de semana. “Yo tenía mi apartamento afuera. El viernes me entraba al edificio, me arreglaba, maquillaba, me ponía mis vestidos y pelucas, y rumbeaba diagonal al batallón con oficiales y suboficiales. Todo el mundo me conocía como Alexandra, yo me armaba el cuerpo con espuma y medias, ellos no me reconocían”, agrega.

Dentro de sus luchas de activismo, y por la generación y preservación de la memoria de personas LGBTI víctimas, se ha encontrado con violencias en su contra de quienes nunca pensó. “El respeto nos lo hemos ganado las transgeneristas con sangre, con golpes, nosotras mismas nos hemos hecho respetar por la sociedad. Las luchas de la población LGBTI las inician son siempre las mujeres transgeneristas reclamando sus derechos. Esto no nos lo reconoce la propia comunidad; los gais no quieren ver transgeneristas, las lesbianas tampoco, pero a nosotros nos ha tocado abrir los espacios y no en vano casi siempre se escucha -matan a mujer trans, matan a mujer trans, matan a mujer trans”.

Siempre que Andrea necesita volver a coger impulso sencillamente vuelve a la raíz, a los días de infancia en la Guajira en los que “vivía en un territorio prácticamente nómada”, sin cerca alguna y con una comunidad que siempre respetaba las decisiones de todos, la suya de ser mujer también. La Andrea de los 61 abriles a sus espaldas es en últimas la misma que recibió a los 15 el espaldarazo de su pueblo para “seguir volando”, la que se fue a vivir primero con una familia Arijuna a Maicao y la que terminó viviendo luego en ciudades y países tan distantes como Aruba, Francia, Popayán y Valledupar.

Andrea regresó a Colombia para seguir cuestionando, más cuando siente que todavía hay tanto por hacer por la población, su población LGBTI. “Yo solo quiero que nos valoren a todos como seres humanos que somos, que no nos discriminen ni nos menosprecien por el enfoque diferencial al que pertenecemos. En cuanto a los gobiernos que se nos dé la oportunidad también de superarnos como se les da a todos los heterosexuales. Que tengamos la oportunidad de poder estudiar, de poder ser profesionales. Somos gente buena y tenemos mucho talento”, concluye.

* Este artículo hace parte de Divergentes, un proyecto sobre movilización y organizaciones sociales del portal ¡PACIFISTA! 
Copyright: http://www.pacifista.co/ser-trans-e-indigena-en-colombia-la-historia-de-andrea-meza/

Publicado en Noticias CNMH



Bloque Calima, Conflicto, DDHH, Desplazamiento, LGBTI, Reparaciones Colectivas, Transgénero, Víctimas

4 vidas, el documental

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

02 Abr 2018


4 vidas, el documental

Las memorias y luchas de Dolly Riofrío, de Ipiales, Katherine Vargas, de Putumayo, Cristal Naomi de Tumaco, y Santina Román, de Pasto, son las protagonistas de esta historia que visibiliza las violencias que han sufrido las personas de sectores LGBT por razones de género en medio de la guerra.


Por: Daniel Valencia para el CNMH

La violencia sexual es, quizás, el crimen más olvidado y silenciado entre los hechos ocurridos durante el conflicto armado colombiano. Sin embargo, el Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), contabiliza más de 15.000 personas víctimas de delitos contra la libertad y la integridad sexual en el marco del conflicto armado, sin contar el subregistro y los casos no reportados. (Puede leer: “La guerra inscrita en el cuerpo. Informe nacional sobre violencia sexual en el conflicto armado”)

4 vidas, el documental” nace como una iniciativa audiovisual de la Corporación ÁGORA Club – “Organización de Derechos Humanos”, producida con apoyo del Gobierno de Canadá y el Programa Reintegración y Prevención del Reclutamiento de la Organización Internacional para las Migraciones (Programa RPR/OIM) y el CNMH, con la cual se busca brindar una herramienta para abordar el tema LGBT desde la óptica de aquellas personas que por causa de su orientación sexual o de su identidad de género, sufrieron los rigores de esa violencia sin sentido que como país nos ha afectado por más de 50 años. (Puede leer: “Aniquilar la diferencia”)

Esta pieza comunicativa no se detiene solamente en ver a sus protagonistas como víctimas, sino además nos muestra cómo estas cuatro personas han logrado salir adelante, tomar las riendas de sus vidas y convertirse en lideresas de sus grupos poblacionales, siendo ahora referentes en la causa social en búsqueda del reconocimiento y reivindicación de sus derechos.

De acuerdo con el informe del CNMH “La guerra inscrita en el cuerpo. Informe nacional sobreviolencia sexual en el conflicto armado”,la violencia sexual ha operado como una herramienta eminentemente comunicativa que le envía a la población y a la víctima un mensaje sobre quién manda en un territorio; el cuerpo ha servido para descifrar entre líneas eso que los actores armados quieren comunicarse unos a otros, a los pobladores y a sus víctimas. 

Justamente por esto la importancia de una inciativa de memoria que reivindica la resistencia y la visibilidad que han padecido estas víctimas y que a través de este documental procura contrarestar el olvido y la indiferencia.

Sobre la iniciativa de memoria

Corporación AGORA Club – “Organización de Derechos Humanos”, es el nombre adoptado por un colectivo de personas interesadas en el trabajo en pro de la construcción de la “ciudadanía LGBTI” en el municipio de Pasto y en el departamento de Nariño, conformado por jóvenes convencidos que la construcción de una nueva sociedad es posible.

Como ellos mismos lo expresan, la corporación cuenta ya con 15 años de experiencia, que les han proporcionado lograr un reconocimiento nacional e internacional. “Actualmente hacemos parte de la Red Latinoamericana de oenegés de Derechos Humanos, ente que agrupa más de 78 organizaciones dedicadas al trabajo en favor de distintas comunidades en los países de la américa hispana”, manifiestan.

Puede conocer más acerca de esta iniciativa en: http://agoraclubpasto.blogspot.com.co/p/quienes-somos.html

Publicado en Noticias CNMH



Iniciativas, LGBTI, Nariño

Valientes transgresoras

Noticia

Autor

Daniel Sarmiento

Fotografía

Daniel Sarmiento

Publicado

04 May 2018


Valientes transgresoras

Yoko Ruíz, Madonna Lozada, Alanis Bello Ramírez y Daniela Villareal llevan décadas defendiendo abiertamente los espacios de reconocimiento de los sectores LGBT en el país. El pasado 19 de abril estuvieron en la Filbo en el conversatorio: “Resistencia en la pasarela. ¿Por qué importan los reinados trans?”.  


Por: Harold García para el CNMH

Tres luces grandes en forma de círculo apuntan desde el techo al suelo, el salón oscuro se ilumina en el centro donde posan cuatro mujeres de manera coqueta y llamativa. Se divierten ante cada disparo de la cámara, disfrutan ser fotografiadas. Se sueltan el cabello, doblan las piernas, se encorvan, colocan las manos en la cintura, miran de perfil: son unas divas. Al verlas sonreír con aplomo — carcajearse más de una vez— es impensable imaginar la travesía que han debido vivir para llegar hasta acá.

Las experiencias de estas cuatro valientes mujeres fueron escuchadas por decenas de personas que asistieron a la charla, en la exposición “Voces para transformar a Colombia” del Museo de Memoria Histórica en la Filbo, que fue moderada por Simón Uribe, reconocido académico y activista transgénero. Allí contaron anécdotas e historias alrededor del conflicto armado, la cotidianidad, pero sobre todo hablaron de la esperanza de vivir en un país donde se respeten los derechos de las personas de los sectores LGBT. (Puede leer: “Aniquilar la diferencia”)

Para empezar Simón explicó que los reinados trans, por ejemplo el que se realiza cada año en Chaparral (Tolima), no son un escenario banal que se centra en parámetros de belleza, al contrario son acciones colectivas que producen otras miradas y formas de habitar el territorio por parte de las mujeres transgénero, así como  y de igual manera generan otras formas de existir y concebir el cuerpo.

 Conversatorio: “Resistencia en la pasarela. ¿Por qué importan los reinados trans?”

 

En este conversatorio se respondieron algunas de las siguientes preguntas:

¿Cómo creen que los reinados de belleza trans han contribuido para la visibilización y exigibilidad de derechos de la comunidad LGBT en cada uno de sus contextos?

Alanis Bello Ramírez
“Los reinados de belleza históricamente han sido una plataforma política para poner un debate público alrededor de los derechos de aquellos sujetos que han sido vistos como ‘lo otro’. Por ejemplo la Asociación Chaparral Diversa LGBTI, ha contado la memoria histórica de esta resistencia que se ha tejido alrededor del reinado, ha permitido observar cómo estos escenarios no son solo para presentar unos cuerpos en tanga, para ir a satisfacer un pueblo sino que por medio de la exhibición orgullosa de estos cuerpos las mujeres transְ de Chaparral buscaban una inclusión dentro del pueblo. El reinado en sí mismo es una forma de negociar la presencia dentro del territorio, y es así mismo una forma de reclamar una existencia”.

Daniela Villareal
“En mi región, Chaparral, los grupos armados de guerrillas y paramilitares no golpearon muy fuerte. Este territorio es bastante político y el reinado hizo que nos visibilizaramos ante el pueblo chaparraluno porque estas regiones son muy conservadoras en estos temas. Esto fue una lucha constante, en los 80 fue muy duro porque no existía la constitución del 91 que nos transformó, nos dio libertades y derechos. El reinado ayudó a mostrarnos a pelear por nuestroS derechos, ya nos empezaron a ver como personas y más en un pueblo de zona roja, nos amenazaron y a mí me tocó desplazarme. En esa zona mataron a 10 compañeras trans los grupos al margen de la ley y esto nos unió, antes éramos desunidas y empezamos a trabajar en comunidad”.

Yoko Ruíz
“Todos los derechos que exige cualquier ciudadano han sido negados para nosotras tanto cultural, laboral como familiarmente. Entonces esto te va generando problemas psicológicos todo el tiempo, así que participar en un reinado, y más que un reinado es un proceso de empoderamiento, abre un espacio cultural, porque esto es cultura donde demostramos las artistas que hay en el maquillaje, peinados, los vestidos, el diseño, la moda. Aunque hay mucho miedo, en mi caso represente a la localidad de Usme, en Bogotá, y fue esa experiencia de sacar ese imaginario de que en esta parte de la ciudad no habían personas trans”.

Madonna Lozada
“Hace muchos años en Ciudad Bolívar, Bogotá, le enseñamos a la sociedad que no éramos machas pero si muchas. Los reinados existían en los bares, pero hace 20 años decidí abrir una peluquería y hacer un reinado y nunca nos imaginamos el alcance que iba a tener. Y a través de los reinados hemos transformado muchísimo la sociedad. No ha sido fácil, pero acá seguimos, en esta ciudad llena de violencias, ustedes no se imaginan la cadena de dolor que hemos tenido que pasar cada una de nosotras, nos han violentado, nos han humillado, y no conocen nuestra historia. Los reinados lo que más han generado es el respeto. No es solo vestirse de mujer, es enfrentar a la sociedad”.            

¿Cuál fue esa primera experiencia que tuvieron con un reinado?

Yoko Ruíz
“Para mí fue muy importante porque fue esa visibilización que podía obtener para reclamar mis derechos, porque era la oportunidad de que un grupo de chicas que estaban olvidadas pudieran reclamar políticamente sus derechos. Una pasarela para lograr reconocimiento, tener aceptación. Fue generar espacios de participación donde antes no éramos aceptadas”.   

Madonna Lozada
“Mi primera experiencia fue crear una tarima como pasarela en Ciudad Bolívar. Buscar acciones y planes de desarrollo donde nosotras también fuéramos participes de espacios dentro de la comunidad. Construir desde la política pública que no nos discriminaran: somos luchadoras, guerreras. No queríamos seguir encerradas y buscamos la visión en la política de nuestros derechos”.  

Daniela Villareal
“Gracias a los reinados me acepté tal como soy. En mi infancia y adolescencia me tocó estar escondida, así me hice aceptar por mi familia y por la sociedad. Gracias al reinado puede luchar por nuestra liberación”.           

Alanis Bello Ramírez
“Yo creo que como investigadora de estos temas me ha permitido observar que no es solo una borradura por parte del conflicto armado sino también de la academia, de la sociedad. Y me parece supremamente importante generar un proceso de transformación a través de la educación donde la pedagogía de la posibilidad de cambiar esos discursos. Yo creo que las comunidades trans invitan a la libertad, ser libres”.

Después de una hora de conversación las mujeres finalizaron bajo el aplauso del público que deseaba continuar escuchando las historias de estas valientes transgresoras, y cuya representación y presentación de sus voces plantea un nuevo desafío que esperan ver materializados en otros escenarios de debate cómo el Museo de Memoria Histórica de Colombia.

 

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Aniquilar la diferencia, LGBTI

¡Ganamos tres reconocimientos en el Premio Nacional Alejandro Ángel Escobar!

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Autor

Romel Rojas Rubio

Fotografía

Romel Rojas Rubio

Publicado

09 Oct 2018


¡Ganamos tres reconocimientos en el Premio Nacional Alejandro Ángel Escobar!

Nuestra investigación “Aniquilar la diferencia”, sobre las afectaciones diferenciales a los sectores LGBT en la guerra, ganó el premio principal en la categoría Ciencias y Solidaridad. Además recibieron mención de honor los informes “La palabra y el silencio” y “Buenaventura: Un puerto sin comunidad”.


La Fundación Alejandro Ángel Escobar, que desde 1954 trabaja por impulsar la investigación científica y los programas de desarrollo social del país, le otorgó al Centro Nacional de Memoria Histórica el reconocimiento principal del Premio Nacional Alejandro Ángel Escobar, en la categoría Ciencia y la Solidaridad, por el informe “Aniquilar la diferencia. Lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas en el marco del conflicto armado colombiano”. Para los jurados, esta investigación “muestra una experiencia acumulada en la manera de investigar y una forma madura de construcción de la memoria histórica”.

Este es un reconocimiento a la labor del equipo investigador, que durante los años 2014 y 2015 abordó una deuda histórica del país en términos de memoria. Como lo explica Nancy Prada, coordinadora del informe, “aunque existían documentaciones sobre la población LGBT, ningún proceso de memoria de esa dimensión se había concentrado en estas víctimas y menos desde la institucionalidad”.

A través de la voz de un grupo de víctimas lesbianas, gays, bisexuales y trans, que de manera valiente y resistente emprendieron a través de entrevistas y talleres la construcción de sus memorias, el informe plantea diferentes caminos en torno a la pregunta: ¿qué ha significado apartarse de las normas de género y sexualidad, y vivir en medio del conflicto armado colombiano? En primer lugar, indaga sobre los márgenes sociales de las comunidades y los individuos reconocidos como sujetos de derecho en procesos de memoria. Como se relata en el informe, “no todas las personas que conforman una comunidad tienen la misma posibilidad de hablar, ni todas las vidas son susceptibles de ser lloradas”.

Otra idea primordial que surge en esta investigación es que los diferentes actores del conflicto, más allá de las motivaciones económicas, militares o políticas, se han propuesto imponer un orden moral en los territorios. Así, aunque la homofobia no haya surgido como consecuencia del conflicto armado, todos los actores sin excepción compartieron el desprecio a las personas LGBT.

Este premio reconoce la importancia de la línea de investigación en memoria histórica con enfoque de género y, particularmente, con las víctimas de sectores LGBT, para quienes la paz no será posible si persisten las condiciones de segregación y violencia estructurales a las que se enfrentan. “Es un espaldarazo para que los equipos de investigación que abordamos estas temáticas sigamos adelante con el trabajo, porque el país lo necesita hoy más que nunca”, afirma Nancy Prada.

También recibieron mención especial el informe “La palabra y el silencio”, que revela que entre 1977 y 2015 fueron asesinados 152 periodistas colombianos por razón de su oficio, particularmente en las regiones. Y la investigación  “Buenaventura: Un puerto sin comunidad”, que esclarece la magnitud, la localización y la compleja dimensión de las dinámicas violentas esa región.

La ceremonia oficial de premiación es este 10 de octubre en el Museo Nacional de Colombia, en Bogotá. Se otorgarán cuatro premios y once menciones de honor, elegidas entre 134 trabajos postulados en ciencias y 48 instituciones en solidaridad.

Los invitamos a consultar los informes en los siguientes enlaces:

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Buenaventura, LGBTI, Periodistas asesinados, Premio Nacional Alejandro Ángel

Museum Week: una semana por el intercambio cultural

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Publicado

11 May 2019


Museum Week: una semana por el intercambio cultural

Del 13 al 19 de mayo, el Museo de Memoria Histórica de Colombia  hará parte de la iniciativa global “Museum week” o Semana de los Museos. Como todos los años, desde 2014, cientos de museos, galerías, instituciones artísticas y culturales se reúnen para compartir durante siete días actividades, ideas y conversaciones alrededor de esta gran experiencia digital. Únete y conoce más de cerca este gran proyecto.


Siete días, siete hashtags. Con esta sencilla pero poderosa idea, la iniciativa digital creada por 12 museos franceses en 2014, ha logrado posicionar a nivel mundial la Semana de los Museos: un espacio para que instituciones artísticas y culturales se unan en torno a una gran conversación que recoge experiencias museísticas alrededor de una temática central. Este año, las mujeres en la cultura ocupan el espectro central en la conversación: ¿Quiénes son las mujeres que han impulsado y construido todo esto que llamamos arte? ¿Por qué es importante visibilizar su rol en el ámbito cultural?

El Museo de Memoria Histórica de Colombia, proyecto del Centro Nacional de Memoria Histórica que acogerá todo el legado institucional en el 2021,  vuelve a unirse a esta convocatoria global para exponer al público una pequeña muestra de sus contenidos, pues si bien su construcción física aún está en proceso, este es un museo que desde 2013 ha adelantado iniciativas y talleres regionales, exposiciones temporales, grandes muestras expositivas como “Voces para transformar a Colombia” en Bogotá y Medellín, así como una amplia colección digital de arte y cultura.

La sinergia cultural de la iniciativa Museum Week, que se llevará a cabo del 13 al 19 de mayo, acoge siete temáticas asociadas a distintas experiencias que los usuarios de los museos e instituciones culturales pueden experimentar. Aquí les dejamos un recorrido de los contenidos que podrán conocer:

13 de mayo: #Womeninculture Mujeres en la cultura. Durante este día mostraremos mujeres artistas que desde distintos escenarios culturales han promovido la creación de memoria histórica a través de dispositivos como la danza, el canto, el teatro, la fotografía y las artes plásticas.

14 de mayo: #SecretsMW Secretos en los museos. El Museo de Memoria Histórica, como todos los museos del mundo, acoge en su interior muchos datos curiosos que son relevantes e importantes para el público. Este día podrás conocer algunos de ellos.

15 de mayo: #PlayMW ¡Juega! ¿Qué objeto revuelca tu memoria y por qué? Desde un libro, una fotografía, un cuadro, un objeto que ha pasado por generaciones en tu familia. Muéstranos cómo se ha construído tu historia a través del hashtag #PlayMW

16 de mayo: #RainbowMW Cultura LGTBI. Este es un museo plural y diverso. Por eso queremos que conozcan la historia de La Papuchina, una mujer trans que nació, creció, transitó y sobrevivió al dominio paramilitar en Puerto Boyacá. Su caso ha sido emblemático, pues luego de muchos años los paramilitares que vulneraron sus derechos y asesinaron a sus amigas pidieron perdón. Uno de ellos fue condenado en una sentencia ejemplar en la justicia colombiana.

17 de mayo: #ExploreMW Explora. Nuestro museo coexiste con varios lugares del país que también están protegiendo su memoria histórica. Este día les presentamos tres lugares que, siendo creados por líderes y lideresas del país, ayudan a las comunidades a sanar colectivamente.

18 de mayo: #PhotoMW Foto. Durante la primera muestra itinerante de Voces para transformar a Colombia, varios perfiles nos mostraron las memorias de las violencias y las resistencias inscritas en el cuerpo. Este día podrán conocer algunos de ellos.

19 de mayo: #FriendsMW Amigos. Este es un museo que se ha construido a muchas manos. Líderes sociales, artistas, estudiantes y visitantes han dejado inscritas ideas y mensajes para transformar el país.

Si quieren conocer más de esta iniciativa mundial, los invitamos a que visiten la página www.museum-week.org y a que sigan las distintas experiencias que los museos darán a través de redes sociales.

Publicado en Noticias CNMH



Cuerpo Víctimas, LGBTI, Museo de Memoria de Colombia, Museum Week

Las personas LGBTI también han sido víctimas del conflicto

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Camilo Ara para el CNMH

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Camilo Ara para el CNMH

Publicado

28 Jun 2019


Las personas LGBTI también han sido víctimas del conflicto

En el Día Internacional del Orgullo LGBTI, el Centro Nacional de Memoria Histórica ratifica su compromiso de seguir visibilizando las memorias y procesos de las personas con sexualidades diversas.


El trabajo con sectores sociales LGBTI nos ha mostrado que la guerra nos ha impedido amarnos y se ha inscrito sobre los cuerpos de laa personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas. Pero una conmemoración como la de hoy es una buena razón para recordar que los procesos de memoria que se hacen con ellxs son actos dignificantes y resistentes al olvido.

En Colombia, la violencia contra personas LGBTI retoma las violencias culturales y estructurales a las que se ven enfrentadas de manera cotidiana. En el marco del conflicto, esta población ha padecido amenazas, violencia sexual, asesinatos selectivos, desplazamientos forzados y una eliminación simbólica de su identidad para sobrevivir. En el Registro Único de Vícrimas hay reconocidad 2.150 personas víctimas de los sectores LGBT.

En 2015, el CNMH trabajó en la documentación de las distintas experiencias de personas lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas víctimas del conflicto armado, de cara a la construcción de un informe de memoria histórica. Como resultado de ese proceso, en diciembre de 2015, se presentó públicamente el texto “Aniquilar la diferencia. Lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas en el marco del conflicto armado”.

Entre marzo y julio de 2016 se hicieron presentaciones regionales del informe en Pasto, Medellín, Cartagena, Arauca, Montería, Riohacha, Popayán, Chaparral y Florencia. Estas presentaciones permitieron tener acercamientos con otras organizaciones sociales y personas líderes de sectores LGBT (distintas a las participantes en el proceso de memoria histórica del informe “Aniquilar la Diferencia”).

Estos grupos han venido movilizando estrategias y procesos para poner en la agenda pública la situación de personas lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas que han sido victimizadas en el marco del conflicto armado, y también se han organizado en torno a la exigibilidad de reparación integral de los sectores que representan.

De acuerdo con la obligación misional de nuestra entidad de “servir como plataforma de apoyo, gestión, intercambio y difusión de iniciativas locales, regionales y nacionales en temas de memoria histórica, promoviendo la participación de las víctimas, con enfoque diferencial”, desde el año 2015 hemos acompañado iniciativas de memoria de colectivos de víctimas LGBT que han explorado las memorias de la guerra y la resistencia a la misma desde la experiencia de personas lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas.

Entre esas iniciativas de memoria histórica están las que se hicieron con la Corporación Ágora Club, el colectivo Cuerpos en Resistencia, la Asociación Chaparral Diversa y Funcodicol (Fundación Colectiva por la Diversidad Colombiana) de Barrancabermeja, Santander.

Por ejemplo, el documental 4 vidas, realizado por Ágora Club, muestra las memorias y luchas de Dolly Riofrío, de Ipiales, Katherine Vargas, de Putumayo, Cristal Naomi, de Tumaco, y Santina Román, de Pasto, en una historia que visibiliza las violencias que han sufrido las personas de sectores LGBTI por razones de género en medio de la guerra.

Esa documental, producido con apoyo del Gobierno de Canadá y el Programa Reintegración y Prevención del Reclutamiento de la Organización Internacional para las Migraciones, “no se detiene solamente en ver a sus protagonistas como víctimas, sino además nos muestra cómo estas cuatro personas han logrado salir adelante, tomar las riendas de sus vidas y convertirse en lideresas de sus grupos poblacionales, siendo ahora referentes en la causa social en búsqueda del reconocimiento y reivindicación de sus derechos”.

Otro de los productos que se desarrolló es el informe “Un carnaval de resistencia. Memorias del reinado trans del río Tuluní”. La publicación recoge las historias de las mujeres trans de un municipio del sur del Tolima que marginó a las víctimas del conflicto armado que eran consideradas “diferentes”. Todas las mujeres trans asesinadas por los actores armados legales e ilegales en Chaparral eran trabajadoras sexuales en condiciones de riesgo, previamente desplazadas de otros municipios o zonas veredales.

También se han hecho cuatro encuentros nacionales de diálogo y articulación de iniciativas de memoria de estos sectores,  que han permitido sinergias entre los y las líderes de cada región para fortalecer los procesos organizativos, las iniciativas de memoria histórica que abanderan y sus esfuerzos de visibilización en la coyuntura actual del país.

 


Diversidad, Género, LGBTI, Memoria, Sexualidad

La Brújula ¿Hacia dónde va el CNMH? Los enfoques diferenciales siguen siendo prioridad

Noticia

Autor

Juan Sebastián Sanabria

Fotografía

Juan Sebastián Sanabria

Publicado

09 Jul 2019


La Brújula ¿Hacia dónde va el CNMH? Los enfoques diferenciales siguen siendo prioridad

En el tercer capítulo de La Brújula hablamos el trabajo que han hecho nuestros enfoques diferenciales. Durante el diálogo surgieron preguntas como: “¿desapareció el enfoque de género?”, “¿qué trabajo sostenemos con la comunidad de Bojayá?” y “¿cuál es la importancia de hacer memoria desde lo diferencial?”.


Conversamos con Marlon Acuña y Helena Gómez, líderes de los enfoques diferenciales del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), quienes hablaron sobre el trabajo del enfoque de género, del de niños, niñas y adolescentes, del étnico y del de adulto mayor y discapacidad.

Marlon Acuña, quien lleva más de cinco años en el CNMH, explicó que los enfoques sirven para “darles voz a personas que han vivido la incursión de actores armados, pero que a pesar de que tienen una historia que contar, no son escuchados recurrentemente”.

Helena Gómez, quien asumió el liderazgo del enfoque étnico, dijo que los enfoques responden a marcos normativos como la Constitución de 1991 y la Ley 1448 de 2011, que reconocen que hay unas poblaciones que sienten, piensan y habitan territorios de unas maneras particulares y viven y sienten el conflicto de forma diferenciada.

Para Helena, las iniciativas de los enfoques han implicado un trabajo local y directo con las comunidades. No solo los referentes teóricos alumbran el conocimiento de lo que es la memoria, sino también la construcción con la gente y con lo que ellos sienten. “Ha sido un aprender haciendo y un proceso sumamente participativo”, recalcó.

“Es importante que ellos mismos se representen, se narren a sí mismos, se autoidentifiquen. Que sean ellos los que cuenten esas otras formas de ser en los informes, las museografías y las piezas audiovisuales”, aseguró Gómez.

Los invitados se refirieron a las inquietudes de algunos de los seguidores de nuestras redes sociales acerca de la continuidad de los equipos que conforman los enfoques diferenciales. Marlon Acuña dijo que los enfoques han seguido trabajando normalmente y que, por ejemplo, para el plan operativo de este año “hay toda una serie de procesos, publicaciones y acompañamientos a sectores sociales LGBT víctimas del conflicto armado”.

Sobre el enfoque de discapacidad, explicaron que se seguirá haciendo difusión a informes como La guerra escondida y que, gracias al pilotaje que se sostuvo el año pasado con personas que retornaron luego de haber sido desplazadas de San Carlos, Antioquia, por la presencia de minas antipersonal, ahora se contempla un informe con recomendaciones para los procesos de desminado humanitario.

Otro de los temas en los que hizo énfasis Helena Gómez, desde el enfoque étnico, fue el trabajo con las familias víctimas de la masacre de Bojayá, con quienes el CNMH sigue comprometido. Se respaldará, mediante acompañamiento técnico, la producción de unos álbumes familiares y un mural, así como la entrega digna de los cuerpos en el mausoleo pensado para albergarlos.

Finalmente, los invitados mencionaron los retos que trae hacer memoria en clave diferencial. Por ejemplo, hacerla con formatos accesibles. “Lo accesible debemos pensarlo no sólo en la lógica de la discapacidad, sino del enfoque de mayores porque sus tiempos son distintos. Deben ser procesos de largo aliento en los que debemos tener paciencia para recoger todos sus saberes acumulados”, dijo Acuña.

Si quiere escuchar lo dicho por Helena y Marlon en este capítulo de La Brújula puedes hacerlo dando click aquí

Publicado en Noticias CNMH



Adulto Mayor, Bojayá, Enfoque Diferencial, Étnico, Género, LGBTI, Memoria, Niños y Niñas

Lanzamiento informe: “Ser marica en medio del conflicto armado”

Noticia

Autor

Juan Sebastián Sanabria

Fotografía

Juan Sebastián Sanabria

Publicado

20 Jul 2019


Lanzamiento informe: “Ser marica en medio del conflicto armado”

  • Entre 1981 y 2016, en el marco del conflicto armado colombiano, se registraron en el Magdalena Medio 175 personas LGBT víctimas en 39 municipios de la región, quienes sufrieron un total de 261 casos de violencia.
  • De estos 39 municipios, Barrancabermeja (Santander) aparece como el lugar de ocurrencia del mayor número de casos, con 79, lo que se explica por su densidad poblacional. En segundo lugar, está Puerto Boyacá (Boyacá) con 49 casos y, en tercero, Puerto Berrío (Antioquia) con 19.
  • Del total de los casos, 118 son responsabilidad de paramilitares, seguidos, con una distancia significativa, por las guerrillas con 34 casos. 

Informe del  Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) sobre las memorias de personas LGBT en el Magdalena Medio. Un libro que fue realizado en respuesta a la primera orden judicial de la Sala de Justicia y Paz, del Tribunal Superior de Bogotá, contra varios postulados de las Autodefensas Campesinas de Puerto Boyacá (ACPB), por crímenes cometidos contra esta población.

Las memorias de las personas LGBT en medio de las dinámicas de la guerra, expuestas en este informe, nos interpelan y confrontan frente a una realidad que como sociedad se ha querido ocultar, o bien se ha tratado con la indiferencia propia de las luchas ajenas. Ellos y ellas han afrontado múltiples formas de violencia desde la cotidianidad, pasando por el rechazo de sus propias familias hasta la aniquilación por parte de los grupos armados.  

“Durante el conflicto reciente ese desprecio ha sido incorporado en los repertorios de violencia desplegados por los actores armados, tanto en momentos de disputa territorial como durante el control social que han ejercido en los territorios”, explica el informe “Ser marica en medio del conflicto armado”.

La investigación es clara en indicar que con la guerra las condiciones de exclusión y violencia de las personas LGBT se afianzaron, bajo la idea, normativa, de que “eso no está bien”, de que “eso debe ser eliminado”. “Quienes han creado y/o se han integrado a los grupos armados han aprendido de su contexto que ser marica está mal y han llevado esa premisa a sus planes de guerra, incluyendo a las personas de sectores LGBT entre el grupo de ‘indeseables’ que deben limpiar cuando acometen sus empresas de control territorial”, dice la investigación.

La sentencia, que se alza como un fallo histórico por ser la primera que reconoce crímenes cometidos por los paramilitares en contra de personas LGBT, se enmarca dentro del trabajo realizado por el CNMH, al reparar y dignificar a las víctimas del conflicto armado, desde sus propias voces, para brindar elementos de análisis para la comprensión de la guerra y las garantías de justicia, verdad y no repetición. En el fallo se exponen tres hechos emblemáticos en Puerto Boyacá (Santander) cometidos por las Autodefensas Campesinas de Puerto Boyacá (ACPB), que son: el homicidio y desaparición forzada de Mama Mía; la tortura en persona protegida y desplazamiento forzado de Papuchina; y el homicidio y desaparición forzada de Vicky.  

Por ello, a pesar de ser una sentencia contra un grupo paramilitar, las relatoras del informe realizaron una investigación que agrupó a todos los actores armados del Magdalena Medio, documentando también hechos de violencia por parte de las guerrillas con relación a desplazamientos forzados, amenazas y homicidios. Mientras que por el lado de la fuerza pública se registraron hechos de violencia física y homicidios. Los grupos paramilitares, al ser los mayores perpetradores, son los responsables de cometer delitos de violencia sexual, amenazas, homicidios y desaparición forzada. 

Pero más allá de ser un informe cuantitativo sobre los grupos armados, “Ser marica en medio del conflicto armado” elabora un contexto del Magdalena Medio bajo tres líneas que son: condiciones geoestratégicas; las dinámicas del conflicto armado, y los órdenes de género y sexualidad. Quienes lean este informe podrán conocer la memoria de las violencias heteronormativas en el conflicto armado, a través de las diferentes historias sobre violencia simbólica, amenazas, violencia física, asesinatos selectivos, desapariciones forzadas y violencia sexual, que produjeron, en la mayoría de los casos, desplazamientos forzados.

El ejercicio de memoria desde la diversidad, es algo que se ha venido trabajando a partir del Grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNCR), en el que se incorporó la línea de Memoria de género y guerra, donde se produjeron varios informes sobre la violencia sufrida por las mujeres, los daños y sus resistencias, allí se inscriben libros como “La masacre de Bahía Portete. Mujeres wayuu en la mira”, “Mujeres y guerra. Víctimas y resistentes en el caribe colombiano”, y “Mujeres que hacen historia”. Además, se publicó el documento de los marcos conceptuales y las estrategias metodológicas aplicadas: “La memoria histórica desde la perspectiva de género”.  

Ya con la creación del CNMH, se recoge todo este trabajo realizado por el Grupo de Memoria y se inicia un proceso de memoria histórica con víctimas de sectores sociales LGBT. En diciembre de 2015 se publica el informe “Aniquilar la Diferencia. Lesbianas, gais, bisexuales y transgeneristas en el marco del conflicto armado colombiano”, y al tiempo se apoyan iniciativas de memoria histórica agenciadas por las víctimas LGBT. Así se publica, en 2018, el informe “Un carnaval de resistencia: Memorias del reinado trans del río Tuluní”.

Descargue aquí el informe.

 


Conflicto Armado, Darío Acevedo, Lanzamiento, LGBTI, Magdalena Medio, Papuchina

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