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Lanzamiento del informe: Memoria de la infamia

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CNMH

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CNMH

Publicado

20 Sep 2017


Lanzamiento del informe: Memoria de la infamia

  • No existe un acuerdo entre las diferentes entidades públicas sobre cuántas personas han sido desaparecidas en el marco del conflicto armado, y tampoco con las organizaciones sociales y de familiares que se han dedicado a seguir las huellas de las personas desaparecidas. La razón de dicho desencuentro está en el núcleo central que caracteriza el delito: el ocultamiento por parte de los “desaparecedores” con prácticas que dificultan el registro. 
  • En este informe se usa la palabra “desaparecedor”, en lugar de perpetrador, para connotar el acto vil y deshumanizador del delito en quien lo ejecuta. 
  • Según el Observatorio Nacional de Memoria y Conflicto, ONMC, del Centro Nacional de Memoria Histórica, entre 1970 y 2013:
  • Se registró un total de 2.627 víctimas directas de desaparición forzada en los diez municipios de la investigación, así: Puerto Berrío (590), Yondó (119), Cantagallo (21), San Pablo (261), Aguachica (281), Barrancabermeja (745), Cimitarra (207), Puerto Wilches (86), Sabana de Torres (99) y San Vicente de Chucurí (218).
  • En cuanto al género de las víctimas, se estableció que el 86,6 por ciento corresponde a hombres, el 9,3 por ciento a mujeres, y en el 4,1 por ciento de los casos no se tenía información.
  • En todo caso, no obstante el esfuerzo del ONMC, el informe plantea el problema del subregistro. Se puede afirmar que el número de personas desaparecidas en Colombia es superior al conjunto de las desaparecidas en las dictaduras del Cono Sur, pero no ha generado en la sociedad los niveles de conciencia y rechazo que existen en Argentina o en Chile. 

La región del Magdalena Medio se encuentra ubicada en el centro de Colombia, entre las cordilleras Central y Oriental. Está conformada por 31 municipios de los departamentos de Antioquia, Caldas, Cundinamarca, Bolívar, Boyacá, Santander, Cesar y Magdalena, y cuenta con una extensión territorial de aproximadamente 60 mil kilómetros cuadrados. Cuenta con importantes recursos minero-energéticos, tierras planas para el desarrollo de actividades agropecuarias de tipo comercial, infraestructura energética y vial, así como una posición geográfica estratégica para la interconexión comercial, lo cual funcionó como un atractivo para la exacción de rentas de origen y obtención tanto lícitas como ilícitas. 

Lo anterior condujo a una fuerte disputa violenta y a un ejercicio del control territorial y social de la región entre diferentes actores armados que derivó en una degradación extrema, a través de la comisión de delitos tipificados como violaciones a los derechos humanos e infracciones al DIH. En particular, el delito atroz de la desaparición forzada fue utilizado como un recurso efectivo para generar terror y paralizar a los pobladores. 

La desaparición forzada refleja el drama y el sufrimiento de los familiares, la desprotección del Estado y la barbarie de los “desaparecedores”, quienes niegan los valores que sustentan la convivencia humana y el respeto por la dignidad y la vida.

Memoria de la infamia. Desaparición forzada en el Magdalena Medio,la nueva investigación del Centro Nacional de Memoria Histórica, contó con el apoyo de Credhos, la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos regional Barrancabermeja (ASFADDES), la Asociación Regional de Víctimas de Crímenes de Estado en el Magdalena Medio (Asorvimm) en Puerto Berrío, la Fundación Círculo de Estudios Culturales y Políticos en San Vicente del Chucurí, y el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio (PDPMM). Presenta un análisis testimonial de 128 casos de desaparición forzada en 10 municipios del Magdalena Medio. Lo expresado por los familiares de las víctimas, desde su experiencia trágica y singular, da cuenta sobre quiénes fueron las personas víctimas para honrar su dignidad y su historia. 

La base central del informe es la voz de los familiares, a través de sus testimonios que orientaron los hallazgos, tales como el perfil de las víctimas, las características del método infame perpetrado, quiénes son los “desaparecedores”, el discurso justificativo utilizado y la micropolítica creada en cuanto a guiones y creencias que hacen parte no solo del acto delictivo sino de su posibilidad de existencia en el contexto social. Los testimonios no solo hablan de lo que ocurrió, sino de la sociedad en la que aparece la desaparición forzada. 

El informe da cuenta de los dispositivos que configuran el atroz delito, tales como la destrucción de la identidad reflejada en la desaparición del cuerpo, la estigmatización e intención de anulación de la historia de las personas víctimas, y la impunidad. Esta última activa una doble desaparición en tanto invisibiliza el delito y describe cómo la desaparición forzada es un hecho contundente y arrasador para las familias, ya que la ausencia de su familiar es una presencia permanente mediante el retorno repetido de recuerdos e imágenes que atormentan y mantienen el sufrimiento, convirtiéndose en una tragedia congelada en el tiempo. 

Esta investigación expone los cambios en las circunstancias de la vida de los familiares en una cotidianidad signada por el dolor y el silenciamiento. También muestra la contracara de la barbarie al encontrar dentro de los testimonios la persistencia del sentido de la búsqueda y el inquebrantable vínculo de amor de los familiares con su ser querido, así como la mano solidaria y de apoyo de las organizaciones sociales de la región. 

Para finalizar, esta investigación presenta unas recomendaciones al Estado colombiano y a la sociedad general respecto a su papel en la reparación de las víctimas y para que como país se concreten actos éticos, políticos de apoyo a las víctimas que logren transformar las condiciones que favorecen la ocurrencia de este atroz delito. 

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Informe, Lanzamiento, Memoria

Memorias transformadoras

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Tomada del documental “Retorno de las Gaviotas”

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Tomada del documental “Retorno de las Gaviotas”

Publicado

22 Sep 2017


Memorias transformadoras

El pasado 13 y 14 de septiembre, en la Universidad Javeriana, el Centro de Estudios Sociales y Culturales de la Memoria presentó el trabajo que vienen adelantando desde hace cinco años. Una muestra fotográfica y audiovisual que recoge los esfuerzos por convertir la memoria de hechos violentos en memorias transformadoras, que puedan ser utilizadas en procesos de reconciliación y reparación.


El Centro de Estudios Sociales y Culturales de la Memoria (Cesycme) es un colectivo creado por estudiantes y profesores de la Universidad Javeriana, la Universidad Nacional y la Universidad del Rosario. Fundado en 2013, este espacio se preocupa por integrar las miradas académicas y locales sobre los hechos enmarcados en el contexto del conflicto armado colombiano.

Además de las investigaciones y entrevistas con comunidades víctimas del conflicto, el Cesycme realiza talleres de memoria histórica cuyo objetivo es tener acción directa en las en las vidas de los participantes. Esto se ve reflejado en la posibilidad que la investigación del colectivo les abrió a los habitantes de Puerto Gaviotas para aplicar a la Unidad de Restitución de Tierras por una titulación colectiva de tierras.

 Trabajador de la finca bananera Zulemar en el municipio de Carepa.

 

Tomada del Documental “Memorias Rebeldes”

Los principales productos resultantes del trabajo de investigación de este colectivo, son dos documentales: Memorias rebeldes y El Retorno de las Gaviotas, en los que se hace una construcción de memoria histórica en Puerto Concordia y Puerto Gaviotas respectivamente, dos municipios del Guaviare. Además de esto, Memorias Rebeldes se convirtió en un espacio para el reencuentro entre ex combatientes de las FARC y sus familiares, habitantes de estas dos poblaciones. Estas investigaciones contaron con el apoyo del grupo de pedagogía del CNMH al ser el Cesyme, parte de los Grupos Regionales de Memoria Histórica.

Otro de los proyectos de este colectivo es los Archivos del Búho, una iniciativa de recuperación, compilación y difusión del archivo del movimiento estudiantil de la Universidad Nacional de 1960 a 1990. Actualmente el Cesycme trabaja proyectos de investigación relacionados con el territorio, como la titulación colectiva y la situación en el posconflicto de los campesinos que viven y cultivan en Parques Nacionales Naturales.

Con el apoyo del Centro Nacional de Memoria Histórica, el Cesycme trabajó con la comunidad del corregimiento de Puerto Gaviotas, una zona especialmente afectada por el conflicto armado. Los productos de esta investigación se ven reflejados en el documental El Retorno de las Gaviotas, y en un libro de historias de vida que se publicarán en los últimos meses de este año.

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Caminos para la Memoria sigue recorriendo el país

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Ricardo Robayo

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Ricardo Robayo

Publicado

25 Sep 2017


Caminos para la Memoria sigue recorriendo el país

El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), desde la Estrategia de Participación de Víctimas (EPV), continúa su trabajo para facilitar el acceso de las víctimas y sus organizaciones a los procesos misionales y proyectos del CNMH, por medio de los talleres participativos Caminos para la Memoria.


Hacer evidente la memoria, las vivencias y los sentimientos de las víctimas, se vuelve urgente en estos momentos y más aún en los nuevos escenarios de implementación de los acuerdos de paz firmados entre el Gobierno y las FARC. El Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y no Repetición contenido en el punto 5 (Víctimas) de los acuerdos, crea diversos espacios en donde los sobrevivientes podrán aportar desde su memoria valiosos testimonios para la verdad.

¨La metodología de estos talleres inicia con un ejercicio desde la memoria individual de los participantes, luego pasa por una reflexión desde la memoria colectiva y finalmente una actividad en grupo para hablar de la memoria histórica¨, afirma Nancy Medina quien coordina los talleres. Nancy nos explica que Caminos para la Memoria consiste en un paquete de herramientas pedagógicas compuesto por una cartilla, una multimedia informativa y videos de algunas iniciativas de memoria de organizaciones en el país.  

Durante el mes de agosto Caminos para la Memoria estuvo con representantes de organizaciones y de mesas de participación de víctimas de Cúcuta e Ibagué. ¨Este espacio que nos brinda el CNMH es muy importante aquí en el Norte de Santander, ya que la violencia todavía se vive en el departamento. Entonces, sí nosotros construimos memoria podemos hacer incidencia para que esa violencia no continúe y no se repita¨, nos dice Luis Alberto Rojas representante de la Mesa de Desplazados del Norte de Santander, uno de los departamentos más golpeados por el conflicto.

Dentro de los objetivos del taller es fortalecer el empoderamiento de las víctimas y con las herramientas utilizadas, en donde ellos puedan ser multiplicadores de esta información al interior de sus organizaciones y en sus territorios.

¨Este taller nos ayudado a conocer a otras organizaciones de víctimas que se encuentran en nuestro departamento y que no conocíamos¨, dice Omaira Bastos familiar víctima del Norte de Santander quien se dirige a los asistentes al taller. ¨Aprendimos que la construcción de la memoria se puede realizar de diferentes maneras, desde la parte artística, la escritura, la fotografía y la oralidad entre otras¨, termina Omaira en su intervención mientras revisan las expectativas de cada uno del taller que fue realizado el 9 y 10 de agosto en la ciudad de Cúcuta.

Caminos para la Memoria también se realizó en un taller conjunto entre los departamentos de Tolima y Huila, regiones que sufrieron la barbarie de la guerra y quienes fueron azotados por las guerrillas de las FARC y grupos paramilitares. En el taller participaron aproximadamente 40 víctimas representantes de las Mesas de Participación y otros de diferentes organizaciones de los municipios, durante los días 15 y 16 de agosto en la ciudad de Ibagué.

¨Durante estos días pudimos intercambiar nuestras experiencias de vida, y desde ellas hicimos ejercicios de construcción de memoria entre todos, esto fue muy valioso porque desde allí podemos exigir la no repetición y que la sociedad nos acepte y respete nuestras condiciones sexuales diferentes¨, nos cuenta William Álvarez representante de la organización Chaparral LGBTI Diverso (Tolima).

Mercedes Díaz coordinadora de la Mesa Municipal de Víctimas del municipio de Cunday (Tolima), explica que durante los días del taller pudo visibilizar y reivindicar la memoria de su hermano desaparecido y posteriormente asesinado,  ¨ recordé a mi hermano no desde el dolor, sino desde la cotidianidad y la alegría que el encarnaba su y poderlo expresar a las otras víctimas fue un ejercicio de sanación¨, asegura Mercedes.

Caminos para la Memoria proporciona una variedad de elementos para la apropiación por parte de las organizaciones de víctimas, sobre el deber de memoria del Estado, la reparación simbólica y la construcción de la memoria histórica como forma del esclarecimiento y dignificación de las víctimas en el país.

Los talleres vienen desarrollándose a lo largo del 2017 en diferentes departamentos del país, apoyados por la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo (ACCD) y la Corporación Opción Legal (COL), en el marco del acuerdo de colaboración denominado “Fortalecimiento a la participación de las víctimas, agenda exilio e iniciativas de memoria con enfoque étnico y de género del Centro Nacional de Memoria Histórica de Colombia”.

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Memoria de la infamia

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CNMH

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CNMH

Publicado

09 Oct 2017


Memoria de la infamia

Con un emotivo evento, donde el protagonismo fue para las familias de las víctimas de desaparición forzada, se llevó a cabo el lanzamiento del informe “Memoria de la infamia. Desaparición forzada en el Magdalena Medio”, el pasado 27 de septiembre en el auditorio Mario González de la Universidad Industrial de Santander, en Barrancabermeja.


Hace tres años que inició esta investigación, continuando con la línea de trabajo sobre la desaparición forzada en Colombia, que el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) presentó basado en la construcción de memoria histórica del delito en diez municipios de la región del Magdalena Medio, el cual gira en torno al testimonio de las familias víctimas en esta zona del país, con el fin de analizar y visibilizar casos de desaparición forzada que no son conocidos.

Silvia Monroy, encargada del hacer el acompañamiento técnico a las investigaciones del CNMH, fue la encargada de abrir la jornada. En su intervención señaló que con esta publicación se pretende  hacer un reconocimiento a las trayectorias de búsqueda marcadas por el “terror, el dolor, la crueldad, la sevicia, la impunidad”, pero también al amor infinito que ha impulsado esa constancia por encontrar a las personas desaparecidas.

 

“En este libro se clama por la sacralidad de la vida y bajo ese presupuesto incuestionable se insta a la sociedad y al Estado a continuar y mejorar la búsqueda, recuperación e identificación de las víctimas con todos los mecanismos técnicos y de comunicaciones que se deben mejorar e implementar; clama por la gestión interinstitucional y por un trabajo más consistente y continuo con las organizaciones locales; aboga por la comprensión local y regional de la comisión de este delito y por el diseño de estrategias de prevención, protección y acompañamiento sicosocial respecto a un flagelo que prevalece, a una infamia que no ha desaparecido”, añadió.

Posteriormente, Liz Arévalo y Andrés Prieto, relatores del informe, presentaron los mensajes más importantes que contiene esta publicación. Entre ellos, mencionaron: la desaparición forzada cambió la vida de las familias e irrumpió en su cotidianidad y en su mundo emocional; el apoyo de las organizaciones defensoras de derechos humanos, organizaciones campesinas, sociales y religiosas ha sido fundamental en medio de esta tragedia; la ausencia de justicia y la impunidad, sumada a la falta de atención médica y psicosocial llevan al estancamiento de aspectos de la vida y a la invisibilización del delito; hablar de lo que pasó y conocer la verdad es esencial para devolver a la familia su lenguaje, su identidad y su cronología. 

A continuación se dio inicio a un conversatorio moderado por Silvia Monroy en el que se conversó sobre la importancia de este informe y los retos para el país y las organizaciones. Allí Santiago Camargo, del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, afirmó que este informe sirve como referencia de una metodología de investigación efectiva, pues a partir de unos 128 casos se pudo analizar lo que pasó en toda la región, para detectar unos patrones y mostrar una realidad que se quiso ocultar. “Tenemos que seguir investigando y el convenio entre el CNMH y CREDHOS demuestra que es posible un trabajo entre región y nación”, añadió. Así mismo, dijo que es imperativo que las universidades incluyan en las carreras de psicología y trabajo social asignaturas de atención psicosocial a las víctimas de desaparición forzada.

Iván Madero, director de la Corporación Regional para la Defensa de los Derechos Humanos (CREDHOS), mencionó que este informe le da la oportunidad a las organizaciones sociales defensoras de derechos humanos de visibilizar su trabajo y añadió que uno de los mayores retos es la documentación de todos los casos para que se realicen los duelos de los familiares con el respectivo acompañamiento psicosocial. 

Al finalizar el conversatorio Liz Arévalo, tomó el micrófono y luego expresó que ante la infamia de este delito, está la belleza del amor demostrada en la persistencia de la búsqueda y el no olvido de las familias por sus seres queridos. Después de ello pidió a todos los presentes formar una comunidad de apoyo, e inmediatamente el ambiente en el auditorio cambió.

Las personas invitadas al evento subieron a la tarima, sostuvieron en alto los nombres de sus familiares desaparecidos y gritaron sus nombres, uno a uno. ¡Miguel Alfonso Díaz Martínez!… ¡Pedro Cárdenas Peña! Fueron 128 nombres los que retumbaron en el auditorio, 128 personas de las que se desconoce su paradero y detrás de las que hay una familia esperando conocer su paradero y saber la verdad. Acto seguido, Liz pasó el micrófono al público, y a través de distintas voces, se empezó a oír un mismo sentir: rechazo a la infamia, disculpas por la indiferencia, reivindicar la vida.

Para finalizar, algunos de los familiares que estaban en la tarima tomaron el micrófono para decir que no debemos callar, que debemos comprometernos con la memoria de nuestros desaparecidos y que la sociedad necesita una transformación y esa transformación depende de nosotros. “No estamos acá para multiplicar el dolor, no deseamos que nadie viva lo que vivimos”.

Y así, con un nudo en la garganta y con el corazón conmovido, los asistentes a este evento salieron por la puerta con el compromiso de iniciar esa transformación.

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“Abre las puertas de la memoria”

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CNMH

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CNMH

Publicado

02 Nov 2017


“Abre las puertas de la memoria”

El pasado 27 de octubre la Corporación Comité Permanente por la Defensa de losDerechos Humanos (CPDH) y el Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice), en Caldas, lanzaron la galería de la memoria física y virtual titulada “Abre las puertas de la memoria”.


Esta exposición es producto de la iniciativa “Recuperación de la memoria y la dignidad de las víctimas de crímenes de Estado”, la cual fue priorizada por el Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH, en 2017, junto a otras 24 a nivel nacional, para recibir apoyo técnico y financiero.

Hacia las 2:00 p.m. la Plaza de Bolívar de Manizales fue cubierta con pétalos de rosa, hojas, velas y 5 módulos en los que los transeúntes pudieron conocer los rostros y las historias de vida de 21 personas víctimas de crímenes de Estado. El objetivo: recuperar y visibilizar su memoria y dignidad, así como contribuir en la lucha contra la impunidad y el olvido. Las actividades de la tarde incluyeron música, teatro, actos simbólicos y palabras de las personas involucradas en el proceso.

En la rueda de prensa que se llevó a cabo el 26 de octubre, el Gobernador encargado del departamento de Caldas, Carlos Alberto Piedrahíta, anunció: “gracias a los procesos de paz y amnistías a nivel mundial, la idea es que se dé la triada: la verdad, la justicia y la reparación; y un nuevo elemento que aparece en Colombia que es la no repetición. Lo importante es que nosotros, como gobierno nacional y departamental,  garanticemos que dicha memoria se dé. Lo importante de la memoria es que ha permitido que nuestras víctimas y nuestro victimarios lleguen a un diálogo que va a perdurar para el bien de esa paz que queremos todos los colombianos”.

Por otro lado, Darío E. Díaz, Presidente del CPDH, dijo: “con esta galería abrimos puertas y ventanas para que entre la luz, para sacar el polvo y contar la historia de hombres y mujeres ausentes trayéndolos a la memoria, recuperando su dignidad y sus ejemplos”. De igual manera contó cómo en 2014, y tras 10 años de lucha por el respeto  de los derechos humanos, soñaron con transformar la galería para no mirar al suelo y, sobre todo, para ahondar en las vidas de estas personas, contarle a la gente quiénes fueron, qué les pasó, cómo fueron sus liderazgos, quiénes fueron en sus comunidades y organizaciones, humanizarlos y dignificarlos mostrando mejor el daño individual y colectivo que ha significado su pérdida.

Y en 2017, tras un arduo trabajo, con apoyo del CNMH, el gobierno de Canadá y la Organización Internacional para las Migraciones, OIM, este sueño se hizo realidad. “Hoy podemos, explica Darío, invitarles a que abran las puertas de la memoria para recuperar la memoria y la dignidad de quienes fueron valiosos defensores y defensoras de derechos humanos del CPDH y el Movice en Caldas, cuyas ausencias se han convertido en permanentes presencias para las organizaciones y para quienes tuvieron la fortuna de conocerlos”.

Tatiana Rodríguez, del CNMH,  expresó que: “Las entidades estatales sirvamos de plataforma para que sean las voces de las propias víctimas, de las organizaciones y de las comunidades que han tenido que vivir la guerra, las que cuenten lo ocurrido. En eso consiste el deber de memoria del Estado”. Y añadió: “Para el CNMH haber acompañado este proceso ha sido un privilegio, el ejercicio junto al CDPDH y el Movice fue muy interesante, pues el hecho de que estas organizaciones hayan querido ir más allá de esos rostros implicó un cambio muy importante en la forma en la que ellos han hecho estas galerías; una cosa es tomar una foto y otra cosa es construir un perfil biográfico. Y la museografía también es muy distinta. Efectivamente lo que tenemos son puertas de la memoria que los asistentes tendrán que abrir para conocer esas 21 historias”.

La galería virtual puede ser consultada en:www.abrelamemoria.com 

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Primer Plano: conversación sobre cine y memoria en Cali

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CNMH

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Publicado

07 Nov 2017


Primer Plano: conversación sobre cine y memoria en Cali

Cali

Lugar: Universidad del Valle – Meléndez, 
Auditorio Luis Ángel Zapata, Biblioteca Central
Fecha: miércoles 8 de noviembre de 2017 
Hora: 2:30 p.m. a 4:00 p.m. 
Entrada Libre

El próximo 8 de noviembre, como parte de la programación del noveno Festival Internacional de Cine de Cali, se llevará a cabo el último Primer Plano de 2017. Esta vez la conversación será sobre la relación entre cine y memoria. 

Primer Plano es un espacio de diálogo creado por el Museo Nacional de la Memoria del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH). Buscamos profundizar la relación del arte con la memoria histórica en el contexto de conflicto armado en Colombia y el proceso de construcción de paz que vive el país. 

Cada conversatorio reúne a representantes destacados en distintos campos del arte para que expongan y debatan sus planteamientos sobre los retos que hoy les plantea el contexto colombiano a los procesos de creación. Este año, Primer Plano estuvo en Bogotá hablando sobre teatro, y en Medellín, con una conversación sobre artes plásticas. 

En 2017, quien conduce las conversaciones es Sandro Romero Rey, autor, escritor y dramaturgo caleño, director del programa de Artes Escénicas de la ASAB en Bogotá. 

Primer Plano: cine busca abrir la discusión sobre la representación audiovisual en el terreno de la memoria. Nos interesa abordar temas que van desde la dimensión ética y estética de las imágenes que narran el conflicto armado hasta las formas de generar compromiso político por parte del espectador, pasando por los dilemas alrededor de las narrativas periodísticas y su posible incidencia en las dinámicas de violencia y construcción de paz. 

Los invitados a esta conversación son Guillermo Pérez La Rotta, filósofo y documentalista interesado en la identidad latinoamericana, y Manuel Silva Rodríguez, docente e investigador de temas relacionados con el cine, la estética y la literatura. 

Para aportar más elementos a la conversación, se proyectará el corto documental “La última trinchera”, de Ramón Campos Iriarte, que explora las razones, preocupaciones y contradicciones del ELN, la última guerrilla que sigue en armas en el continente y con quien el Gobierno colombiano adelanta un proceso de diálogos que logre la dejación de sus armas. 

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Cali, Cine, Memoria

Lecciones chilenas para hacer teatro sobre memoria

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Juan Pablo Daza

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Juan Pablo Daza

Publicado

27 Nov 2017


Lecciones chilenas para hacer teatro sobre memoria

Martín Erazo, dramaturgo chileno, cuenta cómo el teatro ha sido una herramienta para dar a conocer las historias que la dictadura silenció durante años.


La dictadura militar chilena, desde 1973 hasta 1990, limitó los espacios que antes tenía el arte. Los artistas fueron perseguidos y las obras fueron censuradas. Muchos pasaron a territorios clandestinos, remaron a contracorriente. El teatro no fue ajeno a esa crisis. En 1977, un incendio redujo a nada la carpa de la Compañía La Feria, donde hacía pocos días se había presentado una obra que contaba la vida del poeta Nicanor Parra y criticaba la situación que atravesaba el país. A algunos dramaturgos los paralizó el miedo. A otros, en cambio, los impulsó a seguir a como diera lugar.

Seis años después de terminado el régimen, un grupo de artistas interdisciplinares fundaron el colectivo La Patogallina. Seducidos por el teatro popular, buscaron nuevas formas de llenar los silencios que había obligado la dictadura de casi dos décadas. En los últimos veintiún años han producido obras como “El húsar de la muerte”, que cuenta la historia del prócer de la independencia y guerrillero Manuel Rodríguez, o “1907: el año de la flor negra”, que retrata una matanza de obreros ocurrida a principios del siglo XX. La Patogallina autodefine su teatro como callejero, educativo, popular y transgresor.

Martín Erazo, director artístico de ese colectivo, visitó Colombia a final de octubre en el marco del festival de teatro Entreacto, organizado por el Museo Nacional de la Memoria, del Centro Nacional de Memoria Histórica, como parte del proyecto de cooperación Sur-Sur con el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile. Erazo dio un taller en Bogotá, donde construyó un proceso de creación colectiva alrededor de la idea de un museo de memoria. El resultado de ese taller fue un performance callejero presentado en la Plazoleta del Rosario.

Hablamos con él sobre el teatro como herramienta para la memoria y sobre las lecciones que Colombia puede aprender de Chile en esa materia.

Usted dice que su misión como dramaturgo es contar una historia alternativa a la oficial. ¿Cómo ha sido la tensión entre esas dos historias en Chile?

Nosotros hemos abierto un canal donde nos encontramos con un montón de cosas que desde la historia oficial son muy difíciles de entender. Y también hemos podido reconocer a ciertas personas e ideologías clave en Chile que rayan con la historia oficial. Entonces creo que hay dos cosas. Una es que hemos hablado de esos temas históricos que están ahí dormidos en el inconsciente chileno. Y lo otro es que no lo hemos contado desde el homenaje secular, donde solo hay buenos y malos, sino que lo hemos humanizado y lo hemos tratado con humor.

¿Dónde se ubica la memoria que ustedes hacen entre la objetividad y la ficción?

Nosotros a partir de los datos duros armamos una ficción, cuya base es provocar una emoción y un reconocimiento con el público. No solamente hablo de la pena sino de la alegría. Por ejemplo, en el caso de una matanza, nos interesa contar también la cotidianidad de la gente, su intimidad, cómo se organizaban, cómo eran los niños. Como compañía, partimos de la base de que somos ignorantes. Finalmente, lo que hacemos es también una lucha contra la ignorancia nuestra y del público. Es muy difícil que alguien tenga empatía con algo, que se reconozca con algo, si ni siquiera sabe que existe. La gente que ve las obras se sorprende y no puede creer que esto haya pasado en Chile.

¿Esos procesos de memoria con el teatro empezaron a pasar durante la dictadura o después de que acabó?

Yo estaba en la escuela durante la dictadura. El teatro que vi en esos años era trabajado con precariedad, era contestatario, era de resistencia, era perseguido. Pero había un sentimiento en mí de que ahí había algo muy serio, como que había cosas que no se podía hacer. No podías criticar ciertas cosas, a ciertos héroes. Era todo demasiado blanco y negro. Una de las primeras cosas que hicimos nosotros fue tratar de ampliar esas dimensiones. Antes, en el teatro político, era drama, drama y drama, nada de humor.

Hablando del humor, ¿cree que hay que poner límites a la hora de abordar algunos temas sensibles?

Nosotros somos bien directos. Nos metemos en los temas que nos apasionan. No cogemos temas históricos solo porque sí, sino que realmente reconocemos hitos profundos. Pero cuando nos metemos con eso, no nos reservamos nada a la hora de transmitirlo. Nuestro humor no es de chistes, sino de mirar momentos irónicos de la vida real. También usamos humor e ironía a la hora de hablar de los poderes. Es un humor de imagen, no de chistes. Y como no son chistes, nunca han provocado ningún reparo.

¿Esas nuevas dimensiones narrativas las permitió el tiempo y la distancia con los hechos dolorosos?

Claro. Nosotros vivimos la dictadura como niños. Más como un reflejo del miedo de nuestros padres. Era un miedo que ellos nos inculcaban. Y pasaba algo muy oscuro y es que el buen teatro era clandestino, el teatro comercial era malísimo, casi no venían artistas extranjeros. Estábamos como encerrados en el sur. Pero de repente esto explota y hay un vuelco de alegría popular, podíamos salir a la calle en tranquilidad. Se empezó a fraguar un proceso y hubo un boom cultural durante los primeros años de la transición.

¿Cómo fue esa transición para ustedes como artistas?

Lo que hizo la dictadura en Chile, que es más o menos lo que hace en todos lados, fue destruir la cultura. Y además había una persecución a los artistas. Eso, de a poco, empezó a retejerse. Fueron llegando generaciones de jóvenes que venían sin ningún miedo. Al final el miedo fue una cuestión que marcó mucho a las generaciones. Había gente que se autocensuraba. Pero, a medida que se desvanece el miedo, van saliendo nuevas dinámicas.

¿El miedo siempre inmoviliza o también puede llevar a actuar con más fuerza?

En nuestro caso, lo que nos movilizó fue más la rabia que el miedo. Pero veo por ejemplo a mis padres y siento que el miedo entró, quedó y cambió un circuito que tenían las vidas de esas personas. No daban ganas de meterse en política: era preferible proteger a tu familia y a ti mismo. Ahora que lo preguntas, creo que fueron dos cosas las que impulsaron el Chile actual: la represión por parte de las estructuras de poder y la construcción de un modelo económico. Años después, ahí estamos los grupos artísticos y sociales tratando de reencontrar a Chile con su identidad, que es sumamente compleja, y tratando de que la gente se vuelva a involucrar en lo político.   

¿Cómo se plantean desde el teatro esa lucha para volver a meter a la gente en la política?

Yo creo que los países son como las personas: les pasan cosas que los trauman. Entonces el país debe reconocer sus traumas, abrirlos y limpiarlos de alguna manera. La virtud que tiene el teatro es que puede sacar las cosas y mostrarlas a través de la emoción. No estamos hablando de una cosa intelectual que te tienes que aprender, sino de la historia de un ser humano que se para frente a ti y te emociona. Solo que es una historia verídica. Y eso te manda a pensar “¿por qué yo no sabía eso?”. La gente va, se sorprende, investiga. El tema principal para empezar a movilizarse es salir de la ignorancia.

Acá en Colombia muchas veces han sido las mismas comunidades de víctimas las que han buscado su voz a través del arte. ¿Eso pasa también en Chile?

En una escala muy pequeña. Durante los noventa, el arte hablaba bastante de los temas que tenían que ver con la dictadura. Pero no era hecho por víctimas sino por artistas. Otra particularidad es que esas corrientes artísticas ni siquiera tuvieron que ver mucho con la juventud en ese momento. Eran hechas por la gente mayor. Después sí, como te decía antes, hay una relectura de esos temas por parte de las nuevas generaciones.

Ustedes tienen ya un Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. ¿Cómo ha contribuido ese espacio a la construcción de la memoria a través del arte?

Además del contenido que tiene el propio museo en sus exposiciones, ha ayudado la relación que tienen con los artistas. Más allá de ser un lugar que guarda las memorias, el museo se ha transformado en un hito cultural. Allá se presentan funciones de obras en distintos lenguajes artísticos y eso lo abre más hacia la comunidad. La gente lo reconoce como un espacio de reflexión, de memoria, pero también de encuentro.

A medida que la dictadura se va alejando en el tiempo, ¿le parece que los temas de memoria a través del arte tienden a agotarse?

En la medida que la vida sigue, la creación va a seguir. Nosotros nada más nos hemos metido en cuatro o cinco puntos de la historia. Nos quedan miles. A mí no me queda vida para hacer la memoria que me interesa llevar a escena. No se va a acabar porque al final el tema es la humanidad. 

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Chile, Memoria, Teatro

El CNMH realizará el II Encuentro Internacional de Experiencias de Memoria

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Isabel Valdés

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Isabel Valdés

Publicado

30 Nov 2017


El CNMH realizará el II Encuentro Internacional de Experiencias de Memoria

Es el nombre que recibe un documental que recoge las memorias de las masacres ocurridas en las fincas bananeras de Osaka y Cuna del municipio de Carepa, en el Urabá antioqueño. Una pieza audiovisual en clave de resistencia de los sobrevivientes y las familias de las víctimas en esta región de Colombia.


Del 2 al 5 de diciembre de 2017 se realizará el II Encuentro Internacional de Experiencias de Memoria: ¨La memoria como herramienta para fortalecer la participación en el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y no Repetición (SIVJRNR) y para superar las violencias¨.

Más de 70 representantes de organizaciones de víctimas nacionales e internacionales se darán cita en este Encuentro que tiene como objetivo propiciar un espacio intergeneracional para el intercambio de reflexiones y metodologías. Los representantes vienen realizando su trabajo con los proyectos de Agenda Exilio, Agenda Conmemorativa y el proyecto Caminos para la Memoria del CNMH.

Igualmente, el encuentro contará con invitados internacionales como el Memorial Democratic de Cataluña, Museo de la Palabra y la Imagen y el Archivo Histórico de la Policía de Guatemala, quienes darán sus perspectivas y experiencias de los procesos de memoria en los espacios de justicia transicional y comisiones de la verdad.

Dentro de las actividades planeadas se espera que los líderes participen en talleres creativos sobre periodismo, escrituras narrativas, fotografía y expresión corporal. Estos espacios buscan complementar y ampliar su formación para el desarrollo de nuevas actividades dentro de las comunidades para el año 2018. 

El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) tiene como objetivo reconocer la pluralidad de las memorias al interior del país y el exterior. Desde la Estrategia de Participación de Víctimas (EPV) se impulsa la Agenda Conmemorativa que tiene como objetivo acompañar y apoyar conmemoraciones y procesos de memoria histórica de las organizaciones víctimas en las diferentes regiones del país; la Agenda Exilio que apoya la reconstrucción de la memoria de las víctimas exiliadas y retornadas y  los talleres Caminos para la Memoria que buscan dar a conocer los procesos misionales que realiza el CNMH para fomentar la participación efectiva de las víctimas y dar a conocer las rutas de acceso a los diferentes procesos, programas y proyectos.

Este II Encuentro Internacional de Experiencias de Memoria es organizado por el Centro Nacional de Memoria Histórica con el apoyo de la Agencia Catalana de Cooperación para el Desarrollo (ACCD), la Corporación Opción Legal (COL). Igualmente se realiza en el marco de la acción conjunta del Centro Nacional de Memoria Histórica y el Programa de Alianzas para la Reconciliación, de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y ACDI/VOCA.

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CNMH, Memoria

“No quiero más guerra”: el grito de uno de los ganadores del festival Petronio Álvarez

Noticia

Autor

Angélica Forero

Fotografía

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Publicado

31 Ago 2018


“No quiero más guerra”: el grito de uno de los ganadores del festival Petronio Álvarez

A las 10 de la mañana del 2 de mayo de 2002, un cilindro-bomba lanzado por
la antigua guerrilla de las Farc perforó el techo de la iglesia San Pablo
Apóstol, en Bojayá. En el lugar se refugiaban centenares de personas. El
resultado: 79 fallecidas (48 de ellos niños y niñas), alrededor de 100
lesionados, el desplazamiento de 1.744 familias y grandes fracturas sociales.

Sin ser “de pelo quieto” y sin vivir en territorios afros, Edwin Hoyos se siente afrodescendiente: “una condición política que no tiene que ver con el color de la piel”, como él dice. Nació en Pereira y aunque estudió pedagogía, hoy está entregado a la música del Pacífico. Con una canción llamada “No quiero más guerra”, acaba de ganarse uno de los cuatro premios que entregó el Festival Petronio Álvarez el pasado 20 de agosto, en la categoría de “Canción inédita de la memoria y la reconciliación”, que estuvo presente por primera vez en este festival y que contó con el apoyo del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), Alcaldía de Santiago de Cali, Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y ACDI VOCA.

“No quiero más guerra” es un “abrazo”, una “voz de esperanza”, que Edwin quiso darle a Domingo, un habitante de Andagoya, un pueblo del Chocó, al que conoció mientras participaba en un proyecto con comunidades desplazadas en un barrio de invasión de Pereira. Ahí Domingo le confesó que un grupo armado había matado a su familia.

¿Cuántos angelitos negros?, ¿cuántos angelitos blancos?
Ahí se ahogaron en el río de la maldad de unos cuantos.
Yo iba por un camino y a lo lejos agua y té.
A mi compadre Domingo sonriente yo lo encontré.
Gritaba de felicidad, ‘me siento regocijado del sueño que tuve anoche, que el conflicto se ha acabado.
El sueño que tuve anoche es que el conflicto se ha acabado.

La pasión de Edwin por la música del Pacífico comenzó en una agrupación a la que perteneció en su ciudad natal. Allí conoció a Silverio Sánchez, un profesor del Chocó, alegre y sencillo, que le enseñó los sonidos de esa región, en especial el de la chirimía: esa sonora y festiva música compuesta por redoblantes, bombos, platillos, clarinetes, trompetas y marimba.

La muerte, esa que en Colombia llega más por la violencia que por las leyes de la naturaleza, arribó donde Silverio Sánchez y apagó el baile y la alegría de este hombre. Criminales le quitaron la vida al maestro que sembró una semilla irremplazable en la vida de Edwin Hoyos.   

Con esas bases, Edwin, Santiago Amaya y Daniel Cardona, crearon una propuesta sonora llamada “Papá Bocó”: una exploración de las músicas tradicionales afro latinoamericanas, del litoral Pacífico y Atlántico, y de las músicas afro universales más contemporáneas como el reggae, el funk y el rock.

“Papá Bocó” es el nombre que reciben en Haití los chamanes que ayudan a las personas a resolver sus problemas. Y eso fue precisamente lo que quiso hacer muchas veces Edwin, sobre todo cuando conoció de cerca el desplazamiento forzado que arrastró a cientos de personas de comunidades indígenas, campesinas y afro, hacia su ciudad.

Según datos del informe del CNMH “Una Nación desplazada”, el conflicto armado colombiano obligó a más de seis millones de personas a desplazarse internamente y fuera de Colombia, abandonando sus hogares, sus tierras, sus bienes, sus costumbres, sus comunidades y sus medios de vida. Una de las comunidades más afectadas es la de afrodescendientes, con 695.827 desplazados.

El padre Francisco de Roux, curador de las letras de la categoría memoria y reconciliación, destacó el aporte que estas canciones le hacen a la  memoria y a la reconciliación. “Encontré canciones que se arraigaban profundamente a la memoria de los pueblos; que tomaban el dolor que causó la violencia y sus impactos, y al mismo tiempo la manera cómo se transformó ese dolor a través de la poesía y de referentes musicales que llevan a la esperanza –dijo-. Es la posibilidad de salir de dolores muy profundos, incorporarlos a la vida y reconstruir un futuro para los pueblos del pacífico”.

Publicado en Noticias CNMH



ADCI VOCA, Alcaldía Cali, Memoria, Música, Pacífico, Petronio, USAID

Galopando en la Memoria

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

04 Dic 2017


Galopando en la Memoria

El Centro Nacional de Memoria Histórica tiene el gusto de invitar a la exposición “Galopando en la Memoria: Meta, Derechos Humanos y construcción de paz”. Realizada en honor a los defensores y defensoras de Derechos Humanos del Meta. Esta muestra se realizará el sábado 9 de diciembre a las 3:00 p.m. en la ciudad de Villavicencio, en la Cámara de Comercio de esta ciudad. 

“Galopando en la memoria: Meta, derechos humanos y construcción de paz” se crea para dar cumplimiento a la orden quinta de la sentencia del Consejo de Estado, en el caso de Josué Giraldo. Esta sentencia condena al Ministerio de Defensa, representado en la Unidad Nacional de Protección (UNP, institución predecesora del Departamento Administrativo de Seguridad, DAS) y a la Policía Nacional por su responsabilidad por la omisión en la seguridad que llevó al asesinato de Giraldo, líder de la Unión Patriótica (UP) y Presidente del Comité Cívico por los derechos humanos del Meta. 

Esta sentencia ordena honrar la memoria de Josué y a los defensores de derechos humanos del departamento. De esta mera se decidió conformar la Mesa de Concertación con las siguientes organizaciones: Asociación de Mujeres Emprendedoras Unidas por la Paz (Asmeupaz); Oficina permanente de Derechos Humanos de San Martín; Corporación Ambiental y Turística del Río Humadea (Corpohumadea); la Central Unitaria de Trabajadores regional Meta (CUT); el Movimiento de víctimas de Crímenes de Estado (Movice) capítulo Meta; la Comunidad Civil de Vida y Paz (Civipaz); Corporación Reiniciar coordinación Meta; el Sindicato de Trabajadores Agrarios Independientes del Meta (SINTRAGRIM); Fundación por la Defensa de los Derechos Humanos y el DIH del Oriente y Centro de Colombia (DHOC); la Mesa de Unidad Cívico Agrario y Popular del Oriente Colombiano (MUCAPOC); la Asociación Departamental de Usuarios Campesinos del Meta (ANUC – Meta); Comité de Memoria Histórica y Reparación Integral de El Castillo – Meta; y el Comité Cívico por los Derechos Humanos del Meta.

Con su apoyo y participación se acordaron los objetivos, mensajes y contenidos que recoge la exposición: Una cronología de la violencia en el Meta en donde se explica, desde los fenómenos sociales, políticos y económicos, la participación de los actores armados que configuraron el conflicto armado en el departamento. Esta cronología va acompañada de la presentación de las distintas organizaciones que se fueron creando para hacer frente a la violencia que se vivía en sus territorios. 

Villavicencio

Lugar: Auditorio de la Cámara de Comercio de Villavicencio.
Hora: 3:00 p.m.
Fecha: Sábado 9 de diciembre

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