Etiqueta: Memoria

Luis Carlos Sánchez Díaz, director encargado del CNMH

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Publicado

16 Ene 2019


Luis Carlos Sánchez Díaz, director encargado del CNMH

Sánchez, director del Museo de Memoria Histórica de Colombia, perteneciente al Centro Nacional de Memoria Histórica, asumió el cargo el 28 de diciembre del 2018 por directriz de Presidencia de la República.


El 28 de diciembre del 2018, a través del Decreto 2481, la Presidencia de la República nombró a Luis Carlos Sánchez Díaz, director del Museo de Memoria Histórica de Colombia, el cual pertenece al Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), como director encargado de esta última institución “sin separarse de las funciones propias de su cargo y hasta que se provea la vacante de manera definitiva”.

Luis Carlos Sánchez es politólogo e historiador de la Pontificia Universidad Javeriana y tiene una maestría en Filosofía de la misma universidad. Ha sido parte de esta institución desde sus orígenes en el año 2008, cuando la Ley de Justicia y Paz creó el Grupo de Memoria Histórica que tres años después pasaría a ser el CNMH por mandato de la Ley de Víctimas.

Luis Carlos comenzó como asistente del Grupo de Memoria Histórica y luego pasó a ser investigador. Entre 2014 y 2017 lideró el grupo de trabajó de Reparaciones en el CNMH, y allí su trabajo estuvo centrado en una agenda de esclarecimiento: en responder qué fue lo que pasó durante el conflicto armado colombiano, y trabajar por explicarlo y comprenderlo dándoles a las víctimas una visibilidad particular.

En el 2017 Luis Carlos Sánchez fue nombrado director del Museo de Memoria Histórica de Colombia. Desde el allá ha trabajo por responder “cómo un pasado lleno de barbaridades, de cosas inconexas, de azares e intencionalidades, se va convirtiendo en un relato público de un modo muy distinto a como uno lo comprende cuando es investigador”. Dice, además, que el Museo es una plataforma para las víctimas y para los nuevos lenguajes que pueden narrar la historia.

En su camino profesional Luis Carlos Sánchez también pasó por el Centro de Recursos para el Análisis del Conflicto, por el Instituto Pensar y por la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Javeriana.

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Dirección, Memoria, Museo, Presidencia de la República

Sobre nuestros productos sonoros: comunicado público

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María Paula Durán

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María Paula Durán

Publicado

04 Feb 2019


Sobre nuestros productos sonoros: comunicado público

En respuesta a algunos comentarios que han circulado en redes sociales sobre nuestros contenidos en audio, el CNMH quiere hacer algunas aclaraciones.


Durante las últimas semanas hemos recibido varios mensajes de la ciudadanía y de nuestros seguidores en redes sociales, en los que nos preguntan ¿dónde están los productos sonoros del CNMH? De antemano, queremos agradecer a todos por su interés en este material que busca hacer visibles los impactos de la guerra en Colombia, y las luchas y resistencias de las víctimas del conflicto armado. Al respecto queremos informarles:

  1. Nuestro compilado de material sonoro se encuentra alojado en su totalidad en el archivo documental del CNMH y puede obtenerse a través de una solicitud en www.centrodememoriahistorica.gov.co/comunicate-pqrd
  2. Con el propósito de difundir amplia y masivamente el contenido sonoro del CNMH, desde 2013 alojamos este material en la plataforma de distribución de audio en línea de SoundCloud, que facilita el acceso al contenido y permite que sea compartido y descargado libremente. En la actualidad nuestro perfil en esta plataforma está en actualización y todos los programas, álbumes y podcast que conforman el archivo sonoro del CNMH estarán nuevamente disponibles antes de marzo.
  3. Este año también estaremos trabajando en la migración de estos contenidos al Archivo Virtual de los Derechos Humanos y Memoria Histórica del CNMH, para que se convierta en otra vía de acceso y preservación de esta información.

Seguiremos apostándole a la producción y difusión de contenidos sonoros como una medida que aporte a la reparación simbólica de las víctimas, a la reconstrucción de memorias y a la consolidación de garantías de reconciliación y no repetición. 

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Archivos, Derechos Humanos, Memoria, Podcast

La resistencia de las iglesias en el conflicto armado

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CNMH

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Publicado

05 Feb 2019


La resistencia de las iglesias en el conflicto armado

  • Entre 1982 y 2012 en el conflicto armado colombiano se registraron 589 casos de victimización contra líderes religiosos y comunidades de fe.
  • Nuestra nueva investigación “Memoria y comunidades de fe en Colombia”, realizada con el apoyo de diversas comunidades e instituciones eclesiales, cuenta las historias de Tierralta y Macayepo, dos casos emblemáticos.

En septiembre del año 2000 los paramilitares asesinaron a 11 personas en la vereda La Resbalosa, en el municipio de Tierralta, Córdoba. Luego de la masacre, unas 50 familias, casi todas cristianas, salieron desplazadas hacia el casco urbano. En la arremetida de los armados, varios líderes espirituales de la comunidad fueron declarados objetivo militar. La iglesia Los Olivos cerró sus puertas. Los cuerpos de las víctimas fueron velados secretamente.

Por una carretera pavimentada entre las montañas, hombres, mujeres y niños salieron a buscar refugio de la violencia. El pastor de esa iglesia lideró el desplazamiento. “El papel de la iglesia en este proceso fue clave —contó una de las víctimas—: consistió principalmente en tratar de que la gente no se dispersara”. Cuando llegaron al casco urbano fueron recibidos en la iglesia Cristo El Rey, donde pasaron la primera semana y les ayudaron a empezar la construcción de una nueva vereda, un nuevo hogar.

Durante más de medio siglo de conflicto armado las comunidades de fe jugaron un doble papel. Por un lado, fueron blanco de los grupos armados que veían, a través de los actos de violencia contra ellas, una forma de fragmentar los lazos sociales. Y, al mismo tiempo, fueron el lugar que permitió mantener la unión y sembrar esperanza en los momentos difíciles. Esas dos caras son el eje central de nuestra más reciente investigación: “Memoria y comunidades de fe”, que narra las historias de Tierralta (Córdoba) y Macayepo (Bolívar), donde las comunidades de fe fueron protagonistas como víctimas y como resistentes. Y en el que también participaron las comunidades de Toribío y Corinto, Cauca.

En la base de datos que se construyó, a partir de entrevistas y otras fuentes, quedaron registrados 589 casos de victimización hacia líderes religiosos y comunidades de fe en el país, ocurridos entre 1982 y 2012. Entre esos, 29 fueron asesinatos. Ocurrió en la misma Tierralta donde en pleno culto un líder evangélico fue asesinado por presuntos paramilitares, que lo señalaban de ser guerrillero. O en Trujillo (Valle) con el padre Tiberio Fernández, asesinado por una alianza entre mafiosos, paramilitares y fuerza pública, a quienes les molestaba la ideología de sus sermones.

Pero la causa de esa violencia no fue de tipo religioso, dice la investigación. No se trató, como en Irlanda del Norte, de un enfrentamiento entre credos. Acá fue diferente. En lugar de atacarlos por pertenecer a una religión específica, lo hacían por una característica transversal a las comunidades de fe en el marco del conflicto: fueron lugares de unión, de resistencia no-violenta, y muchas veces sus líderes y lideresas asumieron un compromiso en la defensa de los derechos humanos. “Las comunidades de fe o tradiciones espirituales eran un estorbo a la implantación o expansión de proyectos guerreros”, escribió el profesor Gonzalo Sánchez en el prólogo del libro.

Los relatos que componen este libro no solo hablan de religión. También muestran pinceladas sobre la vida en esas regiones y cómo se vieron transformadas por la violencia: cómo empezaron a aparecer templos destruidos, árboles abaleados, casas convertidas en trincheras, y caminos que se convirtieron en rutas de escape.

Aunque las historias de Tierralta y Macayepo no representan todo el espectro de comunidades católicas y evangélicas en el país, los dos casos sí son una puerta de entrada para entender la relación entre la guerra, la fe y la resistencia no-violenta.

Descargue aquí el informe “Memoria y comunidades de fe en Colombia”.


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Fe, Iglesia, Memoria, Religión, Ruinas

¡Este mes estrenaremos cuatro documentales!

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Publicado

07 Feb 2019


¡Este mes estrenaremos cuatro documentales!

A partir de este viernes 8 de febrero lanzaremos un documental semanalmente, a través de nuestros medios y redes sociales. Este primer ciclo de “Cine + Memoria” está dedicado a producciones realizadas con las comunidades del Canaán (Magdalena), El Tigre (Putumayo), El Palmar (Nariño) y El Rosario (Nariño). ¡Prográmense con nosotros!


El lenguaje audiovisual ha sido clave en nuestra misión de reconstruir las memorias del conflicto armado colombiano. Formatos como el documental y el reportaje nos han permitido recoger lo que dejó la guerra, pero también narrar a las comunidades que creen y están trabajando por la vida, la reconciliación, la reparación, la memoria.

Este mes lanzaremos en “Cine + Memoria” cuatro documentales que nos llevan a regiones del país muy diversas: el Canaán (Magdalena), El Tigre (Putumayo), El Palmar (Nariño) y El Rosario (Nariño). Los invitamos a recorrer sus paisajes, los rastros que dejó la guerra en esos lugares, y las historias valientes de sus pobladores que trabajan incansablemente por una Colombia más justa y digna. Estos documentales fueron realizados como medida de satisfacción del Plan Integran de Reparación Colectiva de estas comunidades.

 

8 de febrero: “El Tigre no es como lo pintan”

Al ingresar en los buscadores de internet las palabras “El Tigre, Putumayo”, ninguno de los primeros resultados está relacionado con sus fiestas patronales, ni las playas del río Guamúez, ni la figura de un jaguar amazónico o “tigre”, como sus habitantes le llaman. Lo primero que identifica internet, en relación con estas palabras, es la masacre que tuvo lugar en aquella inspección el 9 de enero de 1999. Por eso este corto documental, elaborado por el CNMH dentro del Plan Integral de Reparación Colectiva de esta comunidad del Putumayo, presenta el “nuevo color” de El Tigre. En este corto el espectador podrá acercarse a una población que después de ver la guerra de frente, logró fortalecerse y crear una identidad más allá de los estigmas que quiso imponerles el conflicto armado.

15 de febrero: “Esmeraldas, la fe que persistió a pesar de la guerra”

¿Cómo vive una comunidad a la que la guerra le dejó la marca de “auxiliadores de la guerrilla”? En este documental los habitantes del corregimiento de Esmeraldas, ubicado en el municipio de El Rosario, Nariño, cuentan cómo el sentido comunitario y sus creencias, celebraciones y lugares religiosos, fueron esenciales en tres etapas de su historia: la conformación del pueblo, la resistencia al conflicto armado, y la reparación de los daños, luego de la salida de los paramilitares y la guerrilla de las Farc de su territorio. El corto fue realizado por el CNMH y la comunidad de Esmeraldas, en el marco de las medidas de satisfacción del Plan Integral de Reparación Colectiva.  

22 de febrero: “Los colores de El Palmar”

En el Palmar, corregimiento de Leiva, Nariño, siempre hay niebla. Y a veces es tan espesa, que es imposible ver la montaña de colores que vigila a esta población. Allí históricamente han estado presentes grupos armados de todas las denominaciones. Y esas dinámicas de la guerra llevaron a algunos habitantes a sembrar hoja de coca para subsistir en el territorio y, al mismo tiempo, poder mantener sus cultivos tradicionales de café y lulo. En este documental, realizado por el CNMH y la comunidad de El Palmar como parte de su Plan Integral de Reparación Colectiva, los habitantes de esta población nos hablan de sus sueños, de sus propias ideas para que la sustitución de cultivos sea una realidad, y de la manera en que están reescribiendo su historia.

1 de marzo: “Canaán, templo y cuna de campesinos”

“Los que nos quedamos aquí no supimos lo que sufrieron los que se fueron. Y los que se fueron no supieron lo que vivimos los que nos quedamos aquí, aguantando la violencia”, dice un habitante de Canáan, municipio de Chibolo, Magdalena, quien también es protagonista de este cortometraje documental realizado entre la comunidad y el CNMH dentro del Plan Integral de Reparación Colectiva. La voz de este poblador del Canaán, es al mismo tiempo la voz de decenas de personas que fueron víctimas de desplazamiento forzado. Y la voz de aquellos que, a pesar del miedo, se resistieron a dejar su territorio. Todos ellos se encuentran en este documental para narrar a la Canaán de hoy: una tierra de abundantes flores que ellos mismos demoninan “templo y cuna” de campesinos.  

 

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Cine, Documental, El Tigre, Magdalena, Memoria, Nariño, Putumayo

¡Hoy celebramos la existencia de la radio!

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Publicado

12 Feb 2019


¡Hoy celebramos la existencia de la radio!

En el Día Mundial de la Radio, que se celebra este 13 de febrero, queremos rendirle un homenaje a este hermoso medio de comunicación que les ha permitido a las comunidades (y a nosotros mismos) narrar sus memorias, tejer lazos, reconstruirse. Aquí les presentamos cinco iniciativas sonoras para entender y reconocer un poco más a este país.


“Que la opinión pública se entere y, por favor, soliciten por todos los medios de convicción necesarios que el fuego cese inmediatamente”. Miles de colombianos escucharon por radio esa frase. Fue el miércoles 6 de noviembre de 1985. El Palacio de Justicia, en Bogotá, estaba envuelto en fuego. La toma por parte de la guerrilla del M-19, y posterior retoma con rockets del Ejército, hacían de este lugar un infierno. La voz que clamaba detener los enfrentamientos era la del magistrado Alfonso Reyes Echandía. Estaba hablando en vivo en una transmisión exclusiva de Caracol Radio.

“Que el presidente de la república dé finalmente la orden de que cese el fuego inmediatamente”. Para ese momento la voz del funcionario sonaba entrecortada por el sonido, al fondo, de las balas, de las bombas. Colombia lo escuchó. La angustia, la muerte, la desesperación, el miedo. Ese hecho, doloroso, lo siguió el país minuto a minuto a través de la radio, mientras en la televisión se transmitía un partido de fútbol.

La Frecuencia Modulada (FM) ha sido una de los mayores testigos de nuestra historia. Periodistas y reporteros se han adentrado en lo más profundo del país para narrar las calamidades, pero también para darnos motivos para sonreír. El escritor y periodista Juan Gossaín dijo, en una entrevista a la Radio Nacional de Colombia, que tener periodistas en el lugar de los hechos y trasmitir sus reportes en vivo, representó uno de los puntos de inflexión en la historia de la radio colombiana.

“Anteriormente las noticias tenían unos horarios fijos, inamovibles; no estaba la instantaneidad que adquirió a partir de los 70 y 80, y no había participación periodística al aire. Los únicos que salían al aire eran los locutores: unas voces bellísimas, muy profesionales, muy apropiadas para ese trabajo, pero los periodistas no participaban. Luego los periodistas empezaron a participar con su propia voz y, lo que es más importante, desde el lugar de los hechos”, aseguró. Desde ese momento se convirtió en un medio indispensable para recoger la historia del país. Para contarnos. Para reconocernos. Para hacer memoria.

Y no solo nuestra historia como nación. La radio se volvió también el vehículo para que las comunidades contaran su propia realidad. Y para que reconstruyeran y reivindicaran su propia historia, maltratada y fracturada por el conflicto armado. Desde lo local se empezó a construir país, a construir una memoria colectiva. Y hoy queremos resaltar algunas de esas iniciativas:

  1. En 1994 un grupo de comunicadores sociales, maestros, líderes comunitarios y gestores culturales crearon el Colectivo de Comunicaciones en los Montes de María, un espacio de comunicación alternativa para construir “ciudadanía, participación e identidad”, como ellos dicen. Una radio de y para la comunidad, en una región donde los diferentes grupos armados generaron desplazamientos, masacres, dolor y desolación. Y, también, desarraigo y división. Pero eso es historia del pasado. En el presente, la comunidad de los Montes de María ha sacado adelante importantes procesos de reconocimiento y reencuentro. Y la radio ha sido clave en ese renacer.
  2. Este recorrido sonoro continúa en La India, Santander. Allí los jóvenes crearon el colectivo de difusión Radio Efecto Sonoro, un laboratorio de creación que recorre el río recogiendo voces y memorias. Gracias al “Balsófono” (un dispositivo para registrar los sonidos del río y amplificarlos)  hoy conocemos a profundidad la historia de una de las organizaciones más representativas de esta región: la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC), que a finales de los años 80 se enfrentó a los actores armados para decirles que el suyo era un territorio de paz, que no involucraran a los pobladores en sus conflictos.
  3. En esta ruta sonora también queremos destacar el proyecto 1000 Voces, una iniciativa de la Ruta Pacífica de las Mujeres para amplificar los testimonios de mujeres víctimas de asesinatos, desaparición, violencia sexual, tortura, desplazamiento y reclutamiento. Un proyecto para que todos los colombianos puedan escuchar, de cerca, a mil mujeres que vieron su derecho a la vida amenazado por la guerra.
  4. La serie radial “Ojalá nos alcance la vida” recoge y hace visible la memoria de 15 personas mayores de 60 años, víctimas del conflicto armado. Este proyecto nació en el 2014, como una propuesta de la Corporación Asuntos Mayores (COASUMA) al Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH). “Ojalá nos alcance la vida… para sembrar, argumentar y defender la paz”, dice uno de los protagonistas de este proyecto realizado con apoyo de periodistas en región y diferentes entidades internacionales.
  5. La quinta y última parada de este viaje sonoro es la serie radial: El Tigre, Memoria de un Pueblo Olvidado, que nos propone hacer una reflexión sobre la estigmatización: un fenómeno que ha cobrado muchas vidas en nuestro país. Al buscar “El Tigre, Putumayo” en Google Maps nos encontramos con una pequeña inspección sin registro fotográfico (en la visita virtual solo aparece una panadería). Sin embargo, en los anaqueles de historia del país, este lugar es reconocido por una cruenta masacre perpetrada por los paramilitares del Bloque Sur Putumayo en 1999, señalándolo de ser “un pueblo guerrillero”. Esta serie, que apoyó en CNMH, permitió que la memoria de las víctimas de esta masacre viajara por el espectro radioeléctrico, y llegara a diferentes lugares, reivindicando su vida y sus luchas por superar esa marca que la guerra les dejó.

Este año Naciones Unidas definió que el Día Mundial de la Radio, que se celebra este 13 de febrero, tendría el lema “Diálogo, tolerancia y paz”. Esas tres palabras hablan del poder de este medio en la actualidad, no solo como un escenario para narrar hechos noticiosos en tiempo real, sino como un espacio de sintonía con todas las voces y memorias. Por eso hoy celebramos su existencia.

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Historia, Memoria, Naciones Unidas, Palacio de Justicia, Radio

¡Gracias a quienes creen y defienden la memoria!

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Maria Paula Durán

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Maria Paula Durán

Publicado

02 Nov 2018


¡Gracias a quienes creen y defienden la memoria!

  • Está a punto de cumplirse un ciclo en el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNHM), que durante una década estuvo bajo la dirección del profesor Gonzalo Sánchez Gómez.
  • En este momento de transición, organizaciones de víctimas, académicos e intelectuales del país y del mundo, columnistas y líderes de opinión, hicieron un llamado para que se proteja el legado del CNMH y se continúe con su misión, de reconstruir la memoria del conflicto y contribuir a la reparación de las víctimas.

El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH)  se prepara para un cambio en su dirección. Después de diez años, nuestro director Gonzalo Sánchez Gómez está próximo a retirarse y el Gobierno Nacional tiene el reto de elegir un nuevo líder para la entidad, encargada de recuperar las memorias de lo ocurrido en el conflicto armado colombiano, y de contribuir a la reparación integral y el derecho a la verdad del que gozan las víctimas.

En las últimas semanas organizaciones nacionales e internacionales, periodistas y líderes de opinión, se han pronunciado frente a la transición que vivirá el Centro Nacional de Memoria Histórica, y han expresado la necesidad de que se conserve el legado de estos diez años de trabajo y se continúe con su misión. En esta década el Grupo de Memoria Histórica, que nació en el 2007 con la Ley de Justicia y Paz, y el CNMH, creado a través de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras (Ley 1448 de 2011), ha realizado 153 publicaciones; 80 de ellas corresponden a informes de esclarecimiento.

Decenas de mensajes de apoyo al CNMH, han circulado por medios de comunicación y redes sociales, firmados por asociaciones como la Red Colombiana de Lugares de Memoria y la Mesa por la Verdad; líderes de las víctimas como Leyner Palacios y las madres de Soacha; congresistas como Aída Avella, Ángela María Robledo y María José Pizarro; columnistas como León Valencia, Santiago Gamboa, Ricardo Silva, Rafael Orduz, Mauricio Albarracín,  Yolanda Reyes, Nicolás Rodríguez, Carlos Cortés, María Jimena Duzán y Daniel Samper Ospina; caricaturistas como Chócolo y Matador; y académicos e intelectuales internacionales.

¡A todas y todos ellos, nuestro más profundo agradecimiento!

Estos fueron algunos de estos llamados:

  1. Proponen conformar un “bloque social y político” para defender el Centro de Memoria
  2. Perder la memoria
  3. Nombrar la memoria
  4. Reescribamos nuestra historia
  5. La memoria en su laberinto
  6. Incertidumbre
  7. ¿Qué país queremos?
  8. Por el ojo de la chapa
  9. Sanidad
  10. Más sectores sociales y académicos rechazan aspiración de Mario Pacheco al CNMH
  11. Intelectuales de Francia piden mantener perfil del Centro de Memoria
  12. Académicos internacionales rechazan nombramiento de director del CNMH
  13. Gracias a Gonzalo Sánchez y al CNMH
  14. ¿El negacionismo como directriz del Centro de Memoria Histórica?
  15. Académicos internacionales abogan por el Centro de Memoria Histórica
  16. Memoria amenazada
  17. La mala hora de la memoria histórica
  18. El deber de la memoria debe preservarse

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CNMH, Gonzalo Sánchez, Memoria, Reparación, Víctimas

Nuestras publicaciones ya están en más de 600 bibliotecas del país

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Publicado

15 Feb 2019


Nuestras publicaciones ya están en más de 600 bibliotecas del país

En el 2017 el Centro Nacional de Memoria Histórica creó la estrategia Bibliotecas con Memoria para ampliar el acceso a sus publicaciones. Nuestros informes y productos están en 16 departamentos.


Hoy, cerca de 600 bibliotecas públicas, privadas, escolares y universitarias de 16 departamentos del país, cuentan con una colección de libros sobre la memoria histórica del conflicto armado colombiano. Este es el resultado de la estrategia Bibliotecas con Memoria, que creamos en el 2017 con el objetivo de aumentar el acceso a nuestras publicaciones, especialmente en los territorios más alejados y afectados por la guerra.

“Se trata de una estrategia de divulgación y difusión para que la memoria histórica del conflicto armado se convierta en un bien público y de acceso para todo el país”, explicó el coordinador de Bibliotecas con Memoria, Jadín Samit Vergara. Esta estrategia es, además, un mecanismo de reparación simbólica para las víctimas y la sociedad en general.

Las regiones con más bibliotecas dotadas con colecciones de libros, videos, series radiales y herramientas multimedia del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) son Nariño, con 65 bibliotecas públicas municipales; Bogotá y Cundinamarca, con 33 bibliotecas y centros de documentación; Atlántico con 27; Valle del Cauca con 20; La Guajira con 14 y Cartagena con 16 bibliotecas universitarias.

Dos de los grandes logros de esta estrategia en el 2018 fueron llevar la colección completa del CNMH a la sede Bogotá de la Universidad Nacional, y la inclusión de nuestro material en los catálogos de las 18 sedes de la Universidad Cooperativa de Colombia en todo el país. Este año tenemos el reto de actualizar las colecciones de las instituciones de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas y de la Red Cultural del Banco de la República. Además, se realizarán eventos de entrega de libros a bibliotecas de La Guajira, Arauca, Caquetá, el Eje Cafetero, Antioquia, Córdoba y Chocó.

“Los municipios y regiones más apartadas del país somos quienes más hemos sufrido el conflicto armado y por eso es importante que nuestros estudiantes, padres de familia y docentes accedan a la memoria histórica”, dijo la profesora Martha Andrade, de la Institución Educativa Policarpa Salavarrieta de Samaniego (Nariño). Además, señaló que “desde que recibimos la colección de libros del CNMH hemos iniciado una serie de talleres, jornadas académicas y trabajos audiovisuales, hechos por nuestros estudiantes con teléfonos, para que toda la comunidad entienda que la violencia y la guerra no pueden volver a repetirse”.

Todas las publicaciones y contenidos sonoros y audiovisuales del CNMH están disponibles, para su libre descarga, en la web www.centrodememoriahistorica.gov.co/informes

Para más información:

Jadín Samit Vergara, coordinador de la estrategia Bibliotecas con Memoria
Teléfono: (+57) 317 647 0810
Email: bibliomemorias@centrodememoriahistorica.gov.co

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Bibliotecas, Colombia, Libros, Memoria, Memoria Histórica, Paz, Reconciliación

Tres iniciativas de excombatientes que están construyendo paz con arte

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Camilo Ara

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Camilo Ara

Publicado

18 Feb 2019


Tres iniciativas de excombatientes que están construyendo paz con arte

Los invitamos a recorrer tres proyectos de memoria histórica, que nacieron en los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación para exmiembros de las Farc. Un documental, una obra de teatro y unos murales, que narran tres visiones de la vida después de las armas.


Los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR), para excombatientes de las Farc, se han convertido en lugares de encuentro y creación. Allí, algunas personas han dado, literalmente, un paso de las armas al arte para contarle al país que es posible convivir sin hacernos daño, sin matarnos los unos a los otros.

El Centro Nacional de Memoria Historia (CNMH), por medio de las Iniciativas de Memoria, acompañó durante 2018 tres proyectos artísticos desarrollados por excombatientes de esa guerrilla. Con cámaras de video, brochas, pintura y danza, estas personas narraron su pasó de la violencia a la convivencia.

Un documental

  • Yorli, excombatiente de las Farc, es una de las protagonistas del documental “Nunca invisibles, mujeres farianas, adiós a la guerra”.

  • Yorli, excombatiente de las Farc, es una de las protagonistas del documental “Nunca invisibles, mujeres farianas, adiós a la guerra”.

  • Yorli, excombatiente de las Farc, es una de las protagonistas del documental “Nunca invisibles, mujeres farianas, adiós a la guerra”.

  • Mural en el parque central de Orito, Arauca.

Una mujer joven sonríe, alza un bebé. Es un niño. También sonríe. Son madre e hijo. Ella relata su historia de vida: el antes, el durante y el después de ingresar a la guerrilla de las Farc, las circunstancias que la llevaron a tomar esa decisión. Sentada, ahí, ahora como excombatiente, comparte sus relatos y hace memoria.  

—Nosotras que somos las protagonistas de esta lucha, que hemos estado allí… además de ser mamás también podemos ayudar a construir una sociedad nueva.

Es Yorli. Habla sin disimulo, mirando fijamente a la persona que la está entrevistando. Su relato, junto al de otras cuatro compañeras y la hija de dos exintegrantes de las Farc, hacen parte del documental “Nunca invisibles: mujeres farianas, adiós a la guerra”. Seis historias de vida y un único propósito: visibilizar las distintas experiencias y trayectorias de las mujeres en la guerra y su paso a la vida civil. El adiós a las armas. Un documental hecho por ellas, producto de un proceso de encuentro, escucha y conversación.

Los acentos marcados, las diferentes entonaciones, dejan ver que son de latitudes distintas. También sus rasgos muestran la diversidad de Colombia: indígena, afro, mestizas. Todas coinciden en que quieren convivir como iguales. Ese mensaje también lo han enviado otras decenas de mujeres que pertenecieron a esa guerrilla. Según el Censo socioeconómico de las FARC, realizado en el 2017 por la Universidad Nacional de Colombia a 10.015 exguerrilleros, las mujeres representaban el 23% en ese grupo armado.

Las memorias de Mariana, Patricia, Esther, Nancy, Yorli y María Alejandrareflejan los deseos de muchos, que vivieron inmersos en confrontaciones armadas. De mujeres que desean convivir en un país en paz, donde quepan las diferencias, donde no se extermine al que piensa diferente. “Nosotras como mujeres nos interesa mucho aportarle la verdad desde lo que fue nuestra vida militante. No todas las mujeres que hicimos parte de las Farc nos alzamos en armas, otras cumplían más unos papeles de tipo político y clandestino, entonces también decidimos que estas mujeres merecían ser reconocidas… Por eso decimos ‘adiós a la guerra’, dejar atrás las armas y hacer política por las vías legales”, explica Liliany Obando, gestora de la iniciativa “Nunca invisibles”.

Vea el documental “Nunca invisibles: mujeres farianas, adiós a la guerra”.

A 750 kilómetros al norte del Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) Antonio Nariño (Icononzo, Tolima), donde estas mujeres grabaron “Nunca invisibles”, se encuentra otra experiencia de arte realizada por excombatientes. Está en Arauquita, municipio de Arauca. Allí se escucha en coro decir:

Comenzamos esta noble historia
que pasó en la vida de Colombia.
De la guerra venimos
y a la paz caminamos,
pero para ello reclamamos
nos presten toda su atención…
y al final sólo esperamos
que al comprender lo sucedido,
logremos entre todos…
la reconciliación.

Se trata de la iniciativa de memoria “Desde el arte araucando caminos de reconciliación”, realizada por miembros del ETCR Martín Villa. “Araucando” es un neologismo: una palabra creada por los integrantes de este proyecto, para nombrar lo que hacían en búsqueda de la reconciliación. Una metáfora basada en dejar las armas para empuñar guitarras, tambores y pinturas, que invitan a trabajar desde la diversidad y el reconocimiento del otro a pesar de las contradicciones. “A través de la cultura hemos ido a muchas partes y hemos dado a conocer qué clase de personas somos y no como la humanidad creía que éramos. No somos inhumanos”, dice Alcides Silva, un afro con mostacho y mirada perdida.

Luego de un proceso de formación y reflexión sobre memoria histórica, nació la idea de una obra de teatro. “El montaje es una alegoría de vivencias de la guerra y la paz, en la que se muestran acontecimientos claves de la vida de tres excombatientes en el tránsito hacia este camino: dejación de armas, entrega colectiva de elementos u objetos de guerra y encuentro con sus familias. A través de ellos, van narrando sus vivencias en el marco del conflicto armado, mientras se ven enfrentados al dilema de continuarlo o tomar el camino de la paz”, explican los autores de este proyecto en el cuaderno “Desde el arte araucando caminos de reconciliación”, que también surgió en este proceso.

Richard Díaz, gestor de esta iniciativa de memoria, asegura que “a través del arte podemos aportar a la transformación política y social de país, en este caso de forma coyuntural al proceso de paz que estamos llevando a cabo. El arte ayuda a desinhibirnos; ayuda a terminar con temores de vernos al interior, de reflexionar, de acercarnos al otro. Nos ponemos en los zapatos del otro”.

Vea el vídeo en el siguiente enlace sobre esta iniciativa.

Unos murales

Al otro extremo del país, pasando de norte a sur, en Putumayo, está la fundación Caracolas de Paz. Allí, un grupo de mujeres viene trabajando (de la mano de la fundación Inty Grillos y habitantes del ETCR Heiler Mosquera de La Carmelita) en la iniciativa “La ruta del color y la memoria”: una intervención del espacio público a través de murales, que narran las historias de las personas LGBT en la guerra y que invita a los caminantes a hacer una reflexión sobre la reconciliación y la convivencia. Parte de las mujeres de este grupo se reconocen como mujeres lesbianas víctimas del conflicto armado.

Esta iniciativa posibilitó encuentros entre habitantes del Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación “Heiler Mosquera” de La Carmelita, y miembros de los sectores LGBT de Orito, Puerto Asís y Sibundoy. Diálogos que por décadas se pensaron imposibles, que permitieron reconocer los dolores y sufrimientos vividos en la guerra. En esos encuentros se exaltó, principalmente, la apuesta común por construir “una sociedad sin discriminaciones por razones de género, orientación sexual ni ideología política”, explica un cuadernillo que realizó la iniciativa.

Estas galerías a cielo abierto son otra prueba del arte como vehículo sanador de los odios y las marcas de la violencia, como una herramienta para la transformación social. “Este fue el escenario de un encuentro impensado en años atrás, de miradas que se cruzaron en un principio desde los recelos acumulados por la guerra, pero que terminaron en abrazos y sonrisas después de jornadas de trabajo que, desde el juego, el arte y la creatividad, activaron memorias individuales y colectivas que se entrelazaron en la construcción de cuatro murales pintados a múltiples manos”, explica La Ruta del Color y la Memoria.

Las enseñanzas

Durante décadas el país se dividió a causa de la violencia. La guerra nos envolvió en odios, rencores y muerte. Y muchos creyeron que el único camino para lograr sus objetivos, era el exterminio inequívoco de la diferencia. Pero hoy, después de que la guerrilla más longeva de Sudamérica dejó las armas, se abrieron nuevos caminos. Y ejemplo de ello ha sido el trabajo realizado con las experiencias artísticas de los excombatientes por medio de las Iniciativas de Memoria del CNMH.

Estas iniciativas nos han permitido tener “la certeza de la humanidad de los excombatientes y las excombatientes”, como explica Vladimir Melo, coordinador de las Iniciativas de Memoria del CNMH. Y continúa diciendo, que estos proyectos son una oportunidad para “reconocer a los guerreros como seres complejos en sus motivaciones, experiencias, expectativas. La importancia de construir una memoria plural, que integre las voces y los relatos de las distintas personas que han participado en el conflicto armado, para poder escucharnos y hacer viable la paz”.  

La semilla ya está sembrada y depende de la voluntad activa de la sociedad en general, para que ese proceso de germinación llegue a buen puerto. “Debemos darnos la oportunidad de escuchar las voces de quienes vivieron la guerra desde el otro lado. Por eso la memoria debe ser una aliada para la paz y la reconciliación; debe ser un puente que permita acercar a las víctimas y a los excombatientes en el propósito de comprender lo que pasó, y así aportar a la verdad, a la justicia, a la reparación simbólica y a la no repetición de los sufrimientos y crímenes que marcaron el doloroso camino del conflicto armado”, concluye Helga Bermúdez, investigadora del CNMH.

 

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Rubén Darío Acevedo se posesionó como nuevo director del CNMH

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Publicado

21 Feb 2019


Rubén Darío Acevedo se posesionó como nuevo director del CNMH

  • Luego del acto oficial de posesión, celebrado este jueves 21 de febrero, el nuevo director aseguró, en reunión con el equipo de trabajo del Centro de Nacional de Memoria Histórica, que  la memoria no puede servir para estimular las venganzas y que “vamos a escuchar a las víctimas que no han sido escuchadas”.
  • Además, en el proceso de empalme, señaló que se darán garantías para la conservación de los archivos de derechos humanos que reposan en la entidad, y que está dispuesto a hablar con quienes han expresado temor por el futuro de sus archivos.

Este jueves 21 de febrero se posesionó como nuevo director del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), el historiador Rubén Darío Acevedo Carmona. Su nombramiento ya había sido oficializado por la Presidencia de la República, a través del decreto 247 del 19 de febrero del 2019. Rubén Darío Acevedo es historiador y magister en Historia de la Universidad Nacional de Colombia (1985 y 1992), y doctor en Historia de la Universidad de Huelva, España (2004), donde su tesis fue calificado como “sobresaliente cum laude”.

Gran parte de su trayectoria profesional ha transcurrido en la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, a la que estuvo vinculado desde 1987. Su último cargo en esta institución fue como vicedecano Académico de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas. En esta universidad también se desempeñó como profesor; Secretario Académico;  director del Área Curricular de Ciencias Humanas y Sociales, y de los posgrados de Historia; director de la revista Historia y Sociedad, de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas; y miembro de la Comisión de Convivencia Universitaria y de la Comisión de Asuntos Disciplinarios. Acevedo fue distinguido como profesor emérito de la Universidad Nacional de Colombia en el 2017.

Ha sido, además, evaluador de proyectos de investigación de Colciencias, miembro de la Red Iberoamericana de Estudios Parlamentarios, fundador de la Escuela Nacional Sindical Medellín, y profesor de la Universidad Autónoma Latinoamericana y del Instituto Superior de Artes. Ha asistido como profesor invitado a diversas universidades de Colombia, España, Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Brasil.

Rubén Darío Acevedo, durante su presentación frente al equipo de trabajo del CNMH.

En 1986 publicó su primer libro (Gerardo Molina, el intelectual, el político) y en el 2018, su último (De Historia y de política, compilación de ensayos e investigaciones), sumando seis libros de su completa autoría, dos compilaciones, y 16 publicaciones como coautor. Además de una treintena de artículos en revistas nacionales e internacionales. Ha sido colaborador de medios como El Tiempo, El Colombiano, Carta Universitaria y UN Periódico. Desde septiembre del 2012, y hasta comienzos del pasado enero, fue columnista del diario El Espectador.

Luego del acto de posesión, que se realizó en horas de la mañana, Darío Acevedo convocó al equipo de trabajo del CNMH, para hacer una primera presentación. En su intervención, Acevedo aseguró que  la memoria no puede servir para estimular las venganzas sino que tiene que “servir como catarsis”, como “un testimonio válido para los investigadores” que están trabajando en la búsqueda de la verdad de lo que nos sucedió. “Vamos a escuchar a las víctimas que no han sido escuchadas”, dijo.

Rubén Darío Acevedo añadió que todo lo relacionado con los conflictos y violencia política del país son temas muy controversiales, y que ni él ni la institución van a determinar cuál es la versión final. “Pretendo adelantar un trabajo basado en criterios profesionales y académicos. Respetaré integralmente el testimonio de las víctimas”.

En el proceso de empalme con el director saliente se ha aclarado que los archivos de organizaciones de víctimas, y de las demás instituciones o personas naturales, “están a buen recaudo” y que se dará garantía para su conservación. El nuevo director manifestó su disposición para reunirse con los dirigentes y líderes de las organizaciones que han manifestado temores, sobre el respeto que por ley se debe mantener sobre ese patrimonio de la memoria histórica.

Por último, el director del CNMH aseguró que responderá próximamente a la invitación que le hizo el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, para conversar acerca de la cooperación interinstitucional sobre temas comunes.

 

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CNMH, Darío Acevedo Carmona, DPS, ExDirector CNMH, Memoria

Memorias de vida desde el Catatumbo

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CNMH

Publicado

14 Nov 2018


Memorias de vida desde el Catatumbo

  • El CNMH lanzará en Bogotá, Tibú, Ocaña y Cúcuta el informe Catatumbo: Memorias de vida y dignidad*, un recorrido por la violencia que ha vivido esta región de Norte de Santander, desde la llegada de los españoles al territorio barí hasta la dominación de los grupos armados ilegales que persiste.
  • Entre 1999 y 2006, con la entrada de tres estructuras paramilitares, la región vivió una violencia sin precedentes: casi 100 mil desplazados, 832 asesinatos selectivos y 599 muertos en masacres.
  • La violencia, el abandono estatal y la pobreza hicieron que el cultivo de coca fuera una posibilidad de sustento para los campesinos, y eso los llevó a ser objetivo de políticas de lucha contra las drogas poco efectivas.
  • A pesar de todo, las catatumberas y catatumberos han levantado y fortalecido sus organizaciones, han resistido y se han movilizado para exigir mejores condiciones de vida.

Desde la conquista española hasta hoy, los habitantes de la región del Catatumbo, en Norte de Santander, han hecho frente al abuso de diversos actores legales e ilegales, que han ocupado su territorio y han perpetuado distintos tipos de violencias. Esa es la historia que el Centro Nacional de Memoria Histórica reconstruye en su informe Catatumbo: Memorias de vida y dignidad, que estamos lanzando hoy, y que nació de una propuesta de la Diócesis de Tibú y su Pastoral de Víctimas, a la que luego se sumó la Asociación de Autoridades Tradicionales del Pueblo Barí Ñatubaiyibarí.

Para el Pueblo Barí, la violencia en el Catatumbo arrancó con la llegada de los españoles, que trataron de imponerles su idioma, su religión y su cultura. Para otros habitantes de la región, esta empezó a principios del siglo XX, con la entrada de las empresas petroleras que provocaron el desplazamiento y la desaparición de miles de indígenas, y a la vez motivaron la llegada de campesinos y trabajadores de esta industria.

El conflicto armado llegó a finales de los setenta y se agravó a finales de los ochenta, cuando el ELN, el EPL y las FARC fortalecieron sus acciones militares con asesinatos selectivos, secuestros, extorsiones y tomas a poblados. Pero fue entre 1999 y 2006 cuando la región vivió una violencia sin precedentes, con el accionar de tres estructuras paramilitares: el Bloque Catatumbo, el Frente Héctor Julio Peinado Becerra y el Frente Resistencia Motilona. En estos siete años de presencia paramilitar se desplazaron forzadamente 99.074 personas, que equivalen al 59,5% de los desplazamientos de los últimos 32 años. También hubo 832 casos de asesinatos selectivos y 599 muertos en masacres: 403 por parte de paramilitares y 142 por parte de las guerrillas.

A raíz de estas violencias, del abandono estatal y de la pobreza, los cultivos de coca aparecieron como una posibilidad de sustento para los campesinos de la región, quienes enfrentaban (y siguen enfrentando) difíciles condiciones para la comercialización de sus productos tradicionales. Pero cultivar coca los convirtió en objetivo de políticas de lucha contra las drogas que, además de ser costosas en términos económicos, ambientales, sociales y de salud, en ocasiones justificaron también nuevas violencias.

Aunque las FARC se desmovilizaron, el conflicto persiste en el Catatumbo. El ELN y el EPL se expandieron en la región y hubo una militarización sin precedentes, que ha producido, entre otras graves vulneraciones, ejecuciones extrajudiciales cometidas por miembros de la Fuerza Pública. A este escenario se suma a la presencia y accionar de Grupos Armados Posdesmovilización. La región presenta hoy grandes desafíos de cara a la construcción de la paz territorial. Sin embargo, y a pesar de la violencia y la precariedad, las catatumberas y catatumberos han levantado y fortalecido sus organizaciones, han resistido y se han movilizado en varios paros campesinos para exigir mejores condiciones de vida en su región.

En este recorrido por las voces y memorias de los habitantes de esta región se encuentran tres tensiones principales. Primero: a pesar de ser una región exuberante y rica en recursos naturales sus pobladores han vivido en la marginalidad y la precariedad, y las comunidades perciben la presencia estatal especialmente con su cara militar y antinarcóticos, en lugar de ver acciones que busquen suplir las necesidades más sentidas de la gente. Segundo: ante ese panorama, las catatumberas y catatumberos se han organizado y han trabajado comunitariamente por una vida digna, pero por esa razón han sido violentados y desconocidos. Y tercero: sobre ellos y ellas han recaído estigmas que han justificado distintas formas de violencia hasta el presente.

Ese panorama motivó al Centro Nacional de Memoria Histórica a hacer una serie de recomendaciones que permitan construir las condiciones para que la guerra no se repita, y se consoliden las apuestas por una vida digna en el Catatumbo: atender las necesidades de la gente, reconocer y proteger las dinámicas organizativas, ampliar los espacios de participación, desarmar estigmas y cerrar ciclos de violencia, replantear las políticas frente a la coca y avanzar en procesos de verdad, reparación y no repetición.

Este ejercicio de reconstrucción de memoria histórica contó con la colaboración de una multiplicidad de personas, organizaciones y entidades de la región.

*Además del informe general y su resumen, se presentará una serie de cartillas con historias sobre lo que significa ser campesino, niño o niña, mujer, indígena, docente o LGBT en ese territorio. También un mapa que identifica los lugares de memoria y de vida en la región, así como las transformaciones territoriales que ha sufrido el Catatumbo por cuenta de la violencia.

LANZAMIENTOS

Bogotá

Fecha: 15 de noviembre
Lugar: Centro Cultural Gabriel García Márquez – Calle 11 #5-60
Hora: 5:30 p.m.

Ocaña

Fecha: 27 de noviembre
Lugar y hora por definir

Cúcuta

Fecha: 28 de noviembre
Lugar: Universidad Francisco de Paula Santander – Salón Eustorgio Colmenares
Hora: 8:30 a.m.

Tibú

Fecha: 30 de noviembre
Lugar: Seminario Menor San Luis Beltrán
Hora: 9:00 a.m.

Navegue aquí el especial multimedia 

Descargue aquí el informe Catatumbo: Memorias de vida y dignidad

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Catatumbo, Guerrillas, Memoria, Norte de Santander, Paramilitares

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