Etiqueta: Memoria

“No hay arquitectura sin memoria”

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Autor

CNMH

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CNMH

Publicado

08 Jun 2015


“No hay arquitectura sin memoria”

Un edificio de memoria ha de ser memorable y para serlo debe conjugar su capacidad de disponerse para ser descubierto, no debe avasallar con su presencia y debe invitar a sus visitantes a descubrir a “despertar la intriga suficiente para adentrarse en sus umbrales y aventurarse en su recorrido”. Así lo considera Sergio Trujillo Jaramillo, coordinador del concurso Arquitectónico del Museo Nacional de la Memoria en la Sociedad Colombiana de Arquitectos y experimentado arquitecto con amplia experiencia en concursos públicos, arte y museos.


El grupo de comunicaciones del Centro Nacional de Memoria Histórica habló  con el experto quien se encargó de liderar la audiencia de aclaración de este concurso que en palabras del mismo Trujillo, se trata de un hecho paradigmático para el sector, para la ciudad y para misma historia de Colombia.

¿Qué expectativas tiene de este Concurso?

Se trata de una convocatoria pública paradigmática, tanto para el mundo disciplinar que gira en torno a la arquitectura y a la ciudad, como para la historia misma del país, si entendemos plenamente el momento histórico, luego de largas décadas de conflicto armado y el sentido que adquiere el museo como espacio que convoca miradas, palabras y emociones en torno a aconteceres que aunque pasados, anticipan los riesgos y desafíos a futuro.

La Sociedad Colombiana de Arquitectos ha realizado concursos muy importantes en todo el país. ¿Nos puede comentar sobre una experiencia similar?

La Sociedad Colombiana de Arquitectos se ha constituido a lo largos muchos años en una institucionalidad catalizadora de las convocatorias públicas relacionadas con los más significativos eventos que afectan la arquitectura y el urbanismo de las ciudades colombianas. Una tradición consolidada que además de elevar el nivel profesional promedio de las ejecuciones arquitectónicas, han sido confrontaciones abiertas, transparentes y caracterizadas por la excelencia, que son, hace ya tiempo un referente continental y que hoy nos permiten en el país, no sin severas excepciones, contar con edificios, equipamientos y conjuntos urbanísticos como aeropuertos, centros administrativos, sistemas de movilidad, sedes ministeriales, conjuntos habitacionales, colegios, espacios públicos o parques, entre muchos otros, seleccionados a través de concursos públicos, controvertibles o no, pero distantes siempre de otorgamientos arbitrarios o procesos ensombrecidos por asomos de corrupción.

¿Cuál cree usted que debería ser la premisa de diseño a tener en cuenta por los participantes?

Esa cultura de pasarela y de levedad, de valores éticos y artísticos ausentes de espesor, de arquitecturas sin tiempo ni lugar, pueden constituirse en el mayor equívoco a enfrentar en un edificio que como el Museo Nacional de Memoria, demanda profundos valores éticos, estéticos y políticos. Es entender la sutil, pero definitiva diferencia entre un ubicuo centro comercial y un edificio que logre contrarrestar con emoción y convicción, la corrosiva proclividad humana por preferir el olvido a la memoria.

¿Cómo se diseña un lugar para acoger las memorias del conflicto armado y que al mismo tiempo sea reparador?

El desafío de los arquitectos ante un edificio de semejante envergadura conceptual, no puede provenir solamente de soluciones técnicas acertadas, del cumplimiento de los requerimientos funcionales o de las disposiciones urbanísticas. La dura pepita de la belleza, dicen algunos. Ello empieza con el arduo y profundo acto de cargar de sentido el espacio y el lugar, a punta de la mezcla inasible de reflexión y emoción, de sensibilidad y razón, de paciencia y sutileza para labrar los recintos para el encantamiento.

¿Cuál es su posición frente a la relación entre arquitectura y memoria?

No hay arquitectura sin memoria. La arquitectura y la ciudad son las evidencias contundentes de la materialización de la memoria del hombre para convivir ante la naturaleza. Toda vivencia espacial es modelada por el recuerdo y su potencia como hecho de cultura, reside justamente en su arbitraria e ininterrumpida capacidad de filtrar experiencias decantadas en la tradición, única condición que nos permite como especie imaginar un futuro previsible y posible.

¿Cuál puede ser el papel de los arquitectos en la construcción de la paz?

No puede ser otro que el ahondamiento consciente y colectivo de los atributos estructurales que históricamente ha sedimentado los valores de la arquitectura como disciplina, aquellos que asumen los productos artísticos como agentes liberadores de la condición humana, o que privilegian la generosidad como condición que reconoce la potencia enorme de la arquitectura para elevar el nivel de vida de la gente, si ella es ejercida con fina sensibilidad frente a las comunidades, el entorno edificado y la naturaleza.

¿Cuáles son las ventajas de hacer un concurso público en donde las propuestas serán anónimas para el jurado?

El resguardo de la identidad de autor en convocatorias públicas aleja las probabilidades de ejercer criterios prejuiciados en los procesos de selección. El uso y el destino de los grandes equipamientos colectivos, como es el Museo Nacional de la Memoria, tienen que incorporar mecanismos democráticos para su selección como una simple, pero definitiva contrapartida natural. Menos veces de lo que suele ser previsible, arquitectos y firmas consagradas ofrecen las opciones más interesantes o ventajosas en los concursos. Más veces de lo que puede ser comprensible, el jurado se ampara en la fama de reconocidos concursantes para liberar su juicio de eventuales polémicas.

Los jurados son los arquitectos Willy Drews, Clemencia Escallón, Mauricio Pinilla, Efraín Riaño y el brasilero Mario Figueroa. ¿Qué opinión le merece este panel?

No me asiste duda que se trata de un equipo profesional experimentado, solvente y con el suficiente espesor intelectual y ético para comprender plenamente el sentido peculiar del edificio, circunstancia que reduce eventuales riesgos de superficialidad o banalidad que en no pocas ocasiones y con no poca razón, han desatado agudas polémicas entre los arquitectos.

El Museo Nacional de la Memoria tendrá un fuerte componente de diseño urbano en tanto que involucra espacialmente la Plaza de la Democracia, la escultura Ala Solar, el Eje de la Memoria y la Paz, y el panorama hacia los cerros orientales. ¿Qué especificidades a nivel urbano o territorial considera usted que deben tener en cuenta los proponentes?

Los museos han trascendido del escaparate al evento, de la observación pasiva e inerte al acontecimiento. Si bien ello congrega actividades colectivas de una diversidad antes insospechada, el envés riesgoso del fenómeno reside en que la superficialidad erosione cierta dosis de sacralidad que resulta sana de preservar en el museo contemporáneo. Tal como se solicita en la convocatoria, se trata de un museo activo y abierto, que congregue en torno suyo, actividades y eventos de muy diversa naturaleza y procedencia, que califique el lugar y expanda hacia el espacio público y los edificios que lo circundan, su labor regenerativa, sentido colectivo y valor simbólico.

Algunos arquitectos señalan que este es un concurso particularmente complejo porque hay elementos antagónicos a nivel conceptual, por ejemplo mantener una escala humana y hacer un diseño monumental. ¿Qué consejo puede dar sobre este aspecto?

El sentido monumental de los edificios especiales ha sido uno de los valores tradicionales más cuestionados desde el advenimiento de la modernidad en arquitectura. Otrora asociados a las condiciones de estilo, grandeza o excepcionalidad, la monumentalidad contemporánea tiende a una “horizontalización” de sus atributos plásticos y compositivos, en aras de ocupar espacios de resonancia social cada vez más amplios que logren contrarrestar,  con veracidad, los preocupantes procesos de levedad generalizada en la cultura de masas. La noción de escala humana resulta entonces replanteada, en tanto que el contrapunto antes premeditado entre el hombre y el edificio, es desplazado hacia inéditas formas e interioridades, un descubrir el museo a través del acopio sucesivo de experiencias que se suscitan con su recorrido.

¿Cómo se imagina arquitectónicamente el Museo Nacional de la Memoria?

Un edificio de memoria ha de ser memorable. Para serlo, ha de conjugar atributos como su capacidad de disponerse para ser descubierto, a cambio de imponerse a su lugar de emplazamiento. Un museo que no parezca que lo es, si serlo se análoga con su gran dimensión, su hermetismo, a su capacidad de diferenciarse del contexto y menos aún, si lo avasalla con su presencia. Un edificio invitante, sereno y amable con el hombre del común, capaz de despertar la intriga suficiente para adentrarse en sus umbrales y aventurarse en su recorrido. Espacios que se entrelacen con el espacio exterior y la vegetación para ofrecer al visitante suficientes pausas y reposos que inviten a la reflexión y a la pausada asimilación de la experiencia museística.  Que sea fiel a la tradición material de la ciudad, a la peculiaridad de su luz y a la escala del lugar, sin por ello renunciar a los más lúcidos aportes arquitectónicos contemporáneos. Un museo para vivir y ser vivido, que pueda ser revisitado de muchas maneras y por muchos motivos y sobre todo, capaz en su continente y su contenido, de labrar en nosotros el suficiente antídoto contra la desventura de la amnesia colectiva.

 


Arquitectura, Memoria

Día de la mujer

8M: un día para dignificar la labor de las lideresas sociales y defensoras de Derechos Humanos en Colombia

Autor

CNMH

Fotografías

CNMH

Publicado

8 Mar 2020


8M: un día para dignificar la labor de las lideresas sociales y defensoras de Derechos Humanos en Colombia

En el Día Internacional de la Mujer, el CNMH reafirma su compromiso con las mujeres y organizaciones sociales que adelantan procesos de reconstrucción de memoria histórica con enfoque de género.

Ser mujer y defensora de derechos humanos es difícil en muchas comunidades de Colombia. Muchas de ellas se enfrentan a la inequidad y discriminación causadas por el machismo y una estructura patriarcal que todavía permea muchos niveles de la cotidianidad. Y en un país que lleva décadas en conflicto armado, las defensoras de derechos humanos están expuestas a mayores probabilidades de ser víctimas de violencias que van desde el desplazamiento forzado hasta distintas formas de violencia sexual.

Las cifras del Registro Único de Víctimas, a corte de enero del 2020, indican que más de 4 millones de mujeres han sido desplazadas, más de 28 mil han sido víctimas de violencia sexual, más de 450 mil han sido amenazadas y más de 4 mil han sido torturadas. Además, según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, desde el año 2016 han sido asesinadas al menos 36 lideresas sociales y defensoras de derechos humanos en Colombia.

Este 8 de marzo, el Centro Nacional de Memoria Histórica se une a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, una fecha para visibilizar las luchas e iniciativas que lasdefensoras de derechos humanos han liderado en sus territorios. A pesar de los retos para su seguridad, ellas continúan exigiendo sus derechos y los de miles de mujeres que son víctimas de condiciones sociales desiguales y distintas formas de violencia.

En cada región de Colombia hay mujeres que se organizan para enfrentar la violencia y el machismo, para proteger los cuerpos de agua y los bosques, para dar oportunidades de educación y recreación a niños y niñas, para exigir que se sepa la verdad sobre sus familiares asesinados o desaparecidos por actores armados, para preservar sus tradiciones y prácticas culturales. Esa labor, que debería ser exaltada, las ha puesto en mayores condiciones de vulnerabilidad.

Consciente de los riesgos que enfrentan hoy en día las lideresas sociales y defensoras en Colombia, el CNMH se vinculó con el Programa Integral de Garantías para las Mujeres Lideresas y Defensoras de Derechos Humanos, que busca abordar estas violencias a partir de tres estrategias: prevención, protección y garantías de no repetición. Para garantizar la no repetición es clave reconstruir, preservar y divulgar la memoria histórica de lo ocurrido, con énfasis en el reconocimiento del trabajo comunitario desarrollado por las mujeres en territorios con presencia de actores armados.

Este año, como parte de los compromisos asumidos con ese programa, el equipo del Enfoque de Género del CNMH acompañará tres iniciativas de memoria histórica con diversos sectores de mujeres. Una de ellas será con lideresas sociales y defensoras de derechos humanos en varios territorios del país. Otra será con mujeres indígenas víctimas de desplazamiento forzado. Y una más visibilizará la situación de derechos de mujeres afrocolombianas e indígenas víctimas del conflicto armado con orientaciones sexuales e identidades de género no heteronormativas.

Además, el Enfoque de Género del CNMH trabaja en una publicación que integra crónicas de mujeres afrocolombianas víctimas de violencia sexual y en una cartilla para abordar las violencias basadas en género en ambientes escolares. También tiene una línea de trabajo encaminada a incluir las voces de mujeres lideresas sociales y defensoras en el guión museografico y la programación cultural del Museo de Memoria de Colombia.

Continuar haciendo memoria histórica con perspectiva de género es urgente y necesario. En palabras de María Elvira Solís, lideresa de la Asociación Casa Cultural El Chontaduro en Cali: “Es bueno conocer el trabajo que hacen las mujeres por sus comunidades para perder el miedo que nos ha marcado de por vida. Nosotras hemos sido el botín de guerra, pero trabajamos desde el amor, desde la justicia, desde la solidaridad y la hermandad”.


acuerdos de paz, postconflicto, inversión, internacional


Concejo, Conflicto, Memoria, Rivera

El vuelo de la guacamaya en Aguazul

Noticia

Autor

Harold García

Fotografía

Harold García

Publicado

16 Jun 2015


El vuelo de la guacamaya en Aguazul

Ésta es la historia de María Edilma Sotelo de Valbuena, esposa de Saúl Valbuena Sánchez y madre de Lina Patricia Valbuena, dos de los 2.500 desaparecidos forzadamente que hay Casanare, y que fueron recordados el pasado 29 de mayo con un mural en el municipio de Aguazul.


Un joven tomó un pincel para colorear una guacamaya roja, azul y amarilla, como los colores de la bandera colombiana, aunque en esta ave predomina el escarlata, tal vez porque es mayor la sangre derramada que el oro entregado a las comunidades. Mientras pintaba recordaba a su tía Lina Patricia, una joven de 17 años desaparecida forzadamente, en embarazo, el 13 de septiembre de 2001 junto a su padre Saúl Valbuena.

En la casa de la familia Valbuena era común encontrar una hermosa guacamaya roja que lo único que sabía decir era el nombre de su dueña: “Lina”, “Lina”, repetía día y noche. Sin embargo nadie sabe dónde está el ave que alzo el vuelo a los tres días de desaparecer forzadamente Lina.     

El 13 de septiembre de 2001, las Autodefensas Unidas del Casanare decidieron irrumpir en el municipio de Aguazul y llegar hasta la casa de la familia Valbuena; iban en busca de Saúl, un campesino de 46 años amante de la agricultura y la fauna silvestre. Se lo llevaron junto a Lina, su hija menor. Este hombre era el motor de la casa, un ser responsable que dedicaba su tiempo a cuidar de su esposa María Edilma Sotelo de Valbuena y sus cuatro hijos. “Se preocupaba mucho por mi salud, siempre estaba pendiente”, dice María Edilma entre la nostalgia y las lágrimas que le provoca recordar al hombre que la enamoró con cartas y detalles.  

Casi 14 años después de tan tormentoso día en que se desvaneció la imagen física de sus seres queridos, María se encuentra en la sala de su casa reunida con otras víctimas de la desaparición forzada. Allí realizaron un mural en homenaje y memoria de sus familiares. Todos fueron convocados por la Fundación Yovany Quevedo Lazos de Vida, quienes organizaron este año el primer encuentro regional de víctimas de desaparición forzada en Casanare con el apoyo del Centro Nacional de Memoria Histórica.

Frente a la pintura, María refleja la vida de su esposo en un venado. “Ese venado significa que a mi esposo le encantaba mucho el campo, y él soñaba con tener un venado. Él cuidaba los venados de una finca y se encariñó mucho con esos animales, era feliz con ellos”, explica esta mujer sobre el dibujo que hizo en memoria de su marido. El venado no es el único animal que alude a esos seres queridos en esta obra de arte realizada por las víctimas; está la guacamaya que hizo el nieto de María para recordar a su tía Lina, hay árboles, ángeles, caballos y soles; todos llenos de color y vida como la última vez que vieron a sus seres arrebatados por la violencia.

Según Lyda Quevedo, directora de la Fundación Yovany Quevedo, en la región del Casanare, entre 1986 y 2007, se registraron 2.553 personas desaparecidas forzadamente a causa del conflicto armado. “Por eso es tan importante visibilizar este flagelo y reclamar por nuestros desaparecidos”, dice Lyda.

El mural de la Memoria

El sol todavía no se oculta tras las montañas que rodean al municipio de Aguazul. Son las cuatro de la tarde y las víctimas del municipio caminan desde donde será su parque de la memoria hasta el parque principal. Quieren ser vistos por todos, quieren que el pueblo se dé cuenta de este flagelo y los apoye en su lucha y dolor por buscar los desaparecidos de la región.

Entonces María Edilma apareció entre la muchedumbre sosteniendo una pancarta con las imágenes de su esposo e hija. En ella se leen dos escritos que hizo esta mujer un día sentada sobre un chinchorro: “cuando la tristeza se apoderó de mí, decidí escribirles una carta a cada uno -a su esposo e hija-, soy una mujer sin estudio que el dolor la llevó a plasmar el dolor en un papel”. La idea era mantenerlos siempre vivos, que no desaparezcan de sus recuerdos.

La caminata llegó hasta el parque principal donde los esperaba el mural de la memoria que finalizaron horas atrás. Allí estaba Jafeth Gómez, artista de Popayán que lleva varios años trabajando el tema de la violencia a través del arte; él fue el encargado de guiar a la comunidad en la realización de esta pieza de arte: Una terapia personal de las victimas al contar, de diferentes maneras, sus relatos dolorosos y un camino artístico para visibilizar el conflicto armado del país. “Buscar elementos de sanación, de esperanza, de curarse de alguna manera de esa situación tan terrible que les tocó afrontar”, expresa Jafeth.

El arte ayuda a encontrar un grado de tranquilidad en las víctimas, buscando símbolos que son mucho más profundos y que dicen mucho más de eso que quieren plantear, terminando en un nivel de sensibilización sobre la temática, “pensar en recuerdos bonitos, no de dolor”, dice el artista.  

Al principio cuando María Edilma empezó a pintar en el mural sintió tristeza, pensaba que iba ser un ejercicio doloroso pero a medida que fue viendo el trabajo de Jafeth Gómez comprendió que la idea era mucho más bella de lo que parecía al buscar símbolos nuevos de esperanza y vida en medio de su dolor.

Aunque ya caía la noche, el parque principal de Aguazul ya tenía su propia luz con el jardín artístico de la memoria y el mural en homenaje a los desaparecidos. Un día para recordar, para no olvidar. 

 

 
Publicado en Noticias CNMH


Arte, Casanare, Desaparición Forzada, Memoria

Los retos de la memoria en el territorio

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

17 Jun 2015


Los retos de la memoria en el territorio

El Centro Nacional de Memoria Histórica, el Programa de Fortalecimiento Institucional para las Víctimas de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, (USAID) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), invitan al conversatorio Retos de la construcción de memoria histórica en el territorio, que se realizará este jueves 18 de junio en el auditorio Rogelio Salmona del Centro Cultural Gabriel García Marquez de la calle 11 no. 5-60, de 8:00 a.m. a 12:30 p.m. con entrada libre. 

Este espacio busca propiciar un momento de reflexión sobre las múltiples formas en que las autoridades territoriales (alcaldes y gobernadores), pueden apoyar la materialización de la reparación simbólica de las víctimas del conflicto, dando cumplimiento al deber de memoria del Estado, mediante la generación de condiciones propicias para que esta se construya de manera incluyente en las regiones. 

Para ello, escucharemos en un panel de conversación a Willam Wilches del Museo del Caquetá, a Gloria Elsy Ramírez del Salón del Nunca Más de Granada, Antioquia y a Luz Patricia Correa de la Alcaldía de Medellín, quienes compartirán cómo ha sido su experiencia al impulsar iniciativas de memoria histórica yponer en diálogo esos ejercicios autónomos de la sociedad con las Alcaldías y Gobernaciones.

Este evento será la oportunidad ideal para hacer el lanzamiento nacional de la cartilla “Memoria histórica en el ámbito territorial: orientaciones para autoridades territoriales”, herramienta para fortalecer las capacidades de esos actores en el diseño, formulación, implementación y evaluación de acciones de memoria histórica en el marco de sus Planes de Acción Territorial (PAT) y Planes de Desarrollo. Con este documento el CNMH esperacontribuir a la difusión y preservación de la memoria histórica como derecho colectivo y a las garantías de no repetición en un horizonte de construcción de paz y democratización en el país.

Pueden inscribirse al conversatorio a través de este formulario.

 


Memoria, Territorio

Memoria y verdad de las mujeres en Colombia

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

Gabriel Corredor.

Publicado

17 Jul 2015


Memoria y verdad de las mujeres en Colombia

Mientras Lars Ole Vaagen, embajador de Noruega, reconocía la importancia de la decisión de las Farc para iniciar un nuevo periodo de cese al fuego unilateral a partir del 20 de julio, Nurys Angulo, una afrocolombiana llegada desde Tumaco a la capital colombiana, cantaba para recordar a las víctimas que el conflicto armado ha dejado en la Perla del Pacífico. De esta manera inició el foro Memoria Histórica y Verdad de las Mujeres en Colombia, realizado en la Universidad Javeriana el pasado 8 de julio.

“La memoria se construye, no se recupera, pues no es algo que ya esté hecho. Se construye con preguntas, buscando respuestas al por qué de lo sucedido” Con estas palabras comenzó su intervención Pura Sánchez, investigadora invitada desde España y quien se ha dedicado a estudiar la represión durante la guerra civil española en 1936 y la dictadura franquista, periodo en el que según la Plataforma de Víctimas de Desapariciones Forzadas por el Franquismo, fueron desaparecidas 140.000 personas.

Martha Nubia Bello, mujer que tiene a cargo el reto de dirigir el Museo Nacional de la Memoria, continuó el panel. “La memoria debe ser entendida como elemento de resistencia, justicia, legado y duelo”, además agregó: “este Museo debe ser un espacio para que todos reaccionemos y nos indignemos, nos horroricemos y nos hastiemos de una guerra que se ha extendido por más de medio siglo”.

Luego, Olga Sánchez Gómez de la Casa de la Mujer tomó la palabra y destacó la responsabilidad que tienen las mujeres para entregar a las presentes y futuras generaciones colombianas un país en paz.  “La paz es nuestro bien supremo” indicó. Y es que con 12 exposiciones, 42 talleres sobre “cuerpo territorio y violencia”, la formación en temas de derechos humanos de aproximadamente 83.000 mujeres colombianas y el fortalecimiento de 630 organizaciones y grupos de mujeres en diferentes departamentos del país, la Casa de la Mujer se ha convertido en una de las principales organizaciones que trabajan por la memoria del país.

Finalmente, Marina Gallego, coordinadora Nacional de la Ruta Pacífica de las Mujeres, se pronunció en nombre de su organización para respaldar el actual proceso de paz que se adelanta en La Habana: “Reconocemos y valoramos la disposición para superar las situaciones que en medio de la guerra se han presentado y los avances logrados hasta ahora en los puntos del acuerdo, especialmente aquellos que están relacionados con aspectos humanitarios, y que contemplan  la incorporación de las mujeres como la subcomisión de género y la comisión de la verdad y el esclarecimiento del conflicto armado, pues somos más las mujeres que hemos optado por  mantener el imperativo ético de cuidar la vida, construir y pactar la paz.

Las ponentes llegadas de distintas partes del país y por fuera del territorio nacional, destacaron la importancia de incluir el enfoque de género para el ejercicio de reconstrucción de memoria., señalando que no son solo sujetos de investigación, sino protagonistas de la historia, con voces y narrativas que deben aparecer en la historia del conflicto armado colombiano.

 


Colombia, Memoria, Mujeres, Verdad

Las memorias del conflicto llegan a Pereira

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

05 Ago 2015


Las memorias del conflicto llegan a Pereira

Apostándole al conocimiento y difusión de la memoria histórica a nivel local y nacional, la Personería de Pereira ha empezado a realizar la proyección de la Caja Viajera de Memoria, siete documentales sobre casos emblemáticos del conflicto armado colombiano narrados con las voces de las víctimas.

Desde el año 2013, la Universidad Libre y la Personería de Pereira crearon el Observatorio de Goce Efectivo de Derechos Humanos y Paz, una herramienta para realizar investigaciones sobre el estado de los derechos humanos en la capital de Risaralda, generar propuestas concretas para la atención y mitigación de las violaciones a estos derechos trabajando de manera conjunta con la ciudadanía y crear actividades para sensibilizar a la comunidad en temas de paz y conflicto armado.

“Como parte de los programas que adelanta el Observatorio en la comprensión de la Ley 1448 y aprovechando la coyuntura del proceso de paz, desde la Personería de Pereira empezamos a mostrar los diferentes casos de violencia que ha documentado el Centro Nacional de Memoria Histórica en la Caja Viajera de Memoria , para que pereiranos y pereiranas conozcamos más sobre lo que el conflicto armado ha causado en diferentes regiones del país”, explica Luz Adriana Henao Castaño, Personera delegada del menor, el derecho de petición, la mujer y la familia.

Las bibliotecas del Sena y del Banco de la República de Pereira serán los espacios donde se proyectarán los documentales sobre los casos de Trujillo, Mampuján, El Salado, Bojayá, San Carlos, El Placer y el documental “No hubo tiempo para la tristeza”, el cual narra por qué Colombia ha sido escenario de un conflicto armado durante más de 50 años y cómo los ciudadanos han sobrevivido a este largo periodo de violencia.

Desde el CNMH los invitamos a conocer la programación y participar activamente de estos espacios para conocer las historias de memoria y resistencia en distintos rincones del país.

BIBLIOTECA SENA (Cra 8 No. 26-79)

Trujillo, una tragedia que no cesa. Martes 4 de Agosto – 10:00 a.m.

Mampuján: Crónica de un desplazamiento. Martes 1 de Septiembre – 10:00 a.m.

Mujeres tras la huella de la memoria. Martes 6 de Octubre – 10:00 a.m.

BIBLIOTECA BANCO DE LA REPUBLICA (Calle 18 bis # 9 – 37)

Mujeres tras las huellas de la memoria. Jueves 23 de Julio del 2015 – 4:00 p.m.
Invitada: Liliana Salamanca. Representante Ruta Pacifica de las Mujeres.

El Salado: Rostro de Una Masacre. Jueves 6 de Agosto del 2015 – 4:00 p.m.
Invitado: Banderville. Docente Universidad Claretiana.

Bojayá: la guerra sin límites. Jueves 20 de Agosto del 2015 – 4:00 p.m.
Invitado: Luis Alberto Verón. Profesor Universidad Tecnológica de Pereira.

Trujillo, una tragedia que no cesa. Martes 1 de Septiembre del 2015 – 4:00 p.m. Invitado: Albert Marín. Representante regional del Centro Nacional de Memoria Histórica.

San Carlos: memorias del éxodo en la guerra. Jueves 24 de Septiembre del 2015 – 4:00 p.m. Invitado: Jaime Correa. Director Maestría en Historia Universidad Tecnológica de Pereira.

Mampuján: Crónica de un desplazamiento. Jueves 8 de Octubre del 2015 – 4:00 PM. Invitado: Geovanni Cárdenas. Antropólogo.

No Hubo Tiempo Para la Tristeza. Jueves 22 de Octubre del 2015 – 4:00 p.m.
Invitada: Luisa Fernanda Marulanda. Socióloga, magister en ciencias políticas UNAL.

 


Conflicto, Memoria, Pereira

Centenares de riverenses se reunieron para conmemorar a los concejales asesinados hace 14 años / Juan Pablo E

Rivera, una luz que no se apaga

Centenares de riverenses se reunieron para conmemorar a los concejales asesinados hace 14 años /Juan Pablo E

Autor

CNMH

Fotografías

Juan Pablo Esterilla

Publicado

5 Mar 2020


Rivera, una luz que no se apaga

El pasado 27 de febrero se conmemoraron 14 años de la masacre de los nueve concejales de Rivera, Huila, perpetrada por la antigua guerrilla de las Farc. El Centro acompañó la Marcha de la Luz, una iniciativa de los familiares y la ciudadanía para honrar su memoria y exigir que hechos así no vuelvan a suceder.

Rivera, Huila, aún sigue esperando respuestas.

Los familiares de sangre las esperan con el frenesí de quien busca justicia, pero con la paciencia de quien ha permanecido 14 años entre intermitencias. Los demás pobladores con el deseo de quien quiere pasar la página, pero que no deja de temer que los tiempos gozosos ya no vuelvan. Y los niños quieren edificar su paz, la de los suyos y la de Rivera, también conocido como el municipio verde, un pueblo que se les revela distinto todos los días.

14 años después del asesinato de los nueve concejales campesinos por parte de integrantes de la antigua Columna Móvil Teófilo Forero de las Farc en el hotel Los Gabrieles, a 15 minutos de Neiva, la luz sigue encendida. Las familias de Moisés Ortiz Cabrera, Desiderio Suárez, Aníbal Azuero Paredes, Luis Ernesto Ibarra Ramírez, Jaime Andrés Perdomo Losada, Alfair Arias, Octavio Escobar González, Selfides Miguel Fernández y Héctor Iván Tovar Polanía lo han hecho posible.

Pero lograrlo no ha sido fácil. Mientras se elevaban las velas y se recorrían las calles del municipio en el marco en la noche de la conmemoración, volvían, como año tras año, momentos que se atesoran porque “a quienes no se olvidan, nunca mueren”.

Martha Aguirre, hermana de Gloria, viuda de Desiderio Suárez, reconoce los esfuerzos de la Corporación Continuar y la Fundación Sonrisas de Colores para organizar las primeras Marchas de la Luz, desde el año siguiente a la masacre, y para construir el Obelisco de La Recordación, un monumento ubicado en la Plaza Central del municipio y en el que aparecen los rostros de los nueve concejales.

Obelisco de La Recordación / Juan Pablo Esterilla

Obelisco de La Recordación / Juan Pablo Esterilla

En la tarde del 29 de febrero, cuando la iglesia de La Sagrada Familia apenas se alistaba para recibir a los riverenses que participaron en la misa conmemorativa, Lucena Ibarra, hija de Luis Ernesto Ibarra Ramírez, abrió su corazón para compartir uno de los recuerdos con el que ha mantenido vivo a su padre y con el que ella misma se ha mantenido viva.

“Tengo muchos recuerdos bonitos, pero uno de los más marcados fue cuando me casé, que fue seis meses antes, y mi papá me iba a dar la confesión. Él se quedó de pie y me miraba y no podía hablarme. Él se contenía. No sé si fueron sus nervios, su rostro de tristeza de saber que ya su hija no estaría en casa”, contó.

Como ese, en cada hogar hay recuerdos específicos que evocan la memoria de los concejales. Un plato de tamales, una anécdota sobre cómo el tío jugaba con sus sobrinos, la imagen de las multitudes que acompañaban los mítines políticos o las canciones del dúo de música norteña Lupe y Polo siguen fortaleciendo el vínculo emocional con los ausentes.

Para hacerles honor a sus seres queridos, que hoy siguen representando tanto en sus vidas, los familiares no desfallecen en una lucha de doble vía. Por un lado, mantienen la memoria viva al interior de sus familias, que se han ampliado con la llega de nietos que desean saber más de sus abuelos. Y por otro lado, exigen que los entes del Estado no los olviden y encuentren la verdad que se esconde detrás de preguntas como por qué a ellos y por qué en Rivera.

Uno de los resultados de esa búsqueda de respuestas institucionales es la relación que se ha gestado entre el Centro Nacional de Memoria Histórica, la Corporación Continuar y la Fundación Sonrisas de Colores. Esta última le solicitó al CNMH acompañamiento a un trabajo de memoria con los familiares de las víctimas para construir perfiles biográficos de sus seres queridos.

Los familiares de los concejales, sus amigos y el CNMH trabajan en estos perfiles, que mostrarán el lado más humano de las víctimas. La mañana del sábado pasado, en el hotel Los Gabrieles, hubo una reunión entre el Centro y los familiares, donde se socializó el avance de los perfiles y un informe de esclarecimiento sobre los hechos alrededor de la masacre.

En ese espacio, Darío Acevedo, director del CNMH, exaltó el espíritu y la unión que se ha forjado entre las familias de los nueve concejales. Entre tanto, William Mancera, el investigador del equipo de Apoyo a Iniciativas de Memoria Histórica que tiene a cargo el informe de esclarecimiento, ratificó el compromiso para que los dos productos acordados se terminen con celeridad y con la aprobación de los familiares de las víctimas.

  • El artista antioqueño Didier Pulgarin entregó cuadros conmemorativos a cada una de las familias /Juan Pablo E

  • El artista antioqueño Didier Pulgarin entregó cuadros conmemorativos a cada una de las familias /Juan Pablo E

Además del CNMH, entidades como la Comisión de la Verdad, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la Embajada de Suecia y la Unidad para las Víctimas han escuchado el llamado de los familiares de los concejales para garantizar al derecho a la verdad, a la reparación y a la no repetición. Uno de los productos que hicieron fue el documental Nueve ausencias: memoria de un pueblo, que se proyectó el sábado pasado durante la conmemoración.

“El apoyo y acompañamiento que hemos recibido las familias durante estos dos días es muy importante porque permite que la memoria de nuestros seres queridos no se quede ahí, sino que en el departamento y en Colombia sepan qué fue lo que sucedió en el municipio de Rivera, sepan por qué nuestros seres queridos fueron masacrados, y se recuerde la memoria de ellos, que no quede en el olvido”, dijo Lucena Ibarra.

A la Marcha de la Luz asistieron al menos 500 personas con camisetas blancas y velas y velones encendidos. En silencio, pero con total entrega, recorrieron las ocho cuadras entre la parroquia de La Sagrada Familia y el Obelisco de La Recordación, donde se realizan los actos de conmemoración. Ese encuentro alegró el corazón de los familiares, que cada año planean el evento hasta con cuatro meses de anticipación.

Durante la proyección del documental Nueve ausencias, los rostros de familiares y amigos mostraron cómo cada uno lo vive distinto. Sin embargo, hay postales que no cambian desde el primer año de conmemoración hasta hoy: las luces de las velas fueron las últimas en apagarse y los familiares fueron los últimos en irse.

Esas acciones de memoria hacen que los riverenses se solidaricen con los familiares de quienes han padecido la violencia y velen por que el Estado y sus instituciones se comprometan con el bienestar del municipio. También refuerzan la importancia de mantener vivo el recuerdo de un concejo que gestionó planes de vivienda, escuelas y el anillo vial que hoy hace de Rivera y sus corregimientos un municipio preferido por los turistas.

La barbarie que representó el ataque de las Farc contra un cabildo integrado por campesinos de distintas banderas políticas, que se postularon a ese cargo por solicitud de la misma comunidad, hirió la democracia en Rivera. 14 años después, en ese municipio conocido por sus termales y por ser la tierra del escritor José Eustasio Rivera, sus habitantes luchan para sanar las heridas que abrió la violencia y para que la memoria de sus víctimas no se olvide así como así.

Publicado en Noticias CNMH


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Concejo, Conflicto, Memoria, Rivera

Un museo, la casa de todos

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

© Juan Carlos Vargas.

Publicado

06 Ago 2015


Un museo, la casa de todos

El pasado 30 de julio, con un evento que incluyó danza, talleres prácticos, objetos tradicionales, exposición de fotografías, audios y videos, el Museo Comunitario Jomau De, Casa de Todos, del pueblo Emberá Katío del Alto Sinú, abrió sus puertas en Tierralta, Córdoba; un espacio de memoria histórica para la dignificación y el fortalecimiento cultural.


Ese día en Tierralta, el sentir de la comunidad Emberá Katío del Alto Sinú podía percibirse recorriendo dentro de todos los asistentes. Ya sea porque en el aire se respiraba complicidad entre el recuerdo del pasado, la reivindicación del presente y la esperanza del futuro, o porque en la piel habitaba la estela de la jagua con la que se pintan símbolos tradicionales, testigo del valor y la resistencia de la identidad de un pueblo. El sentimiento no era para menos, ese día se materializaba un trabajo comunitario de muchos años.

Fortalecimiento cultural, reflexión y denuncia social

Al igual que otros pueblos indígenas de Colombia, la comunidad Emberá Katío ha estado en peligro de ser exterminada física y culturalmente por el impacto del conflicto armado en su territorio y por los procesos globalizantes que atropellan su cosmovisión; fenómenos que en la mayoría de los casos  tienen como sustrato la riqueza del territorio o su ubicación estratégica. El Resguardo Emberá Katío del Alto Sinú está ubicado a 25 kilómetros de la Hidroelectrica de Urrá y hace parte del territorio conocido como nudo de Paramillo, donde se da vida al río Sinú. Además, esta zona es reconocida como la tercera cuenca hidrográfica del país y es considerada una de las más ricas del mundo en fertilidad, diversidad de ecosistemas y variedad de especies de fauna y flora.

Desde finales de los 90, miembros de esta comunidad indígena fueron desplazados de sus resguardos hacia el casco urbano de Tierralta, Cordoba. Desde ese momento hasta la actualidad, los Emberá Katío han emprendido diversos procesos para preservar su identidad, tradiciones y saberes ancestrales, ante las consecuencias del conflicto armado o la  influencia transgresora de otras culturas.

Dentro de esas actividades se concertó para el 2014 el Museo Comunitario Jomau De, uno de los proyectos ganadores de la línea de Prácticas Museológicas en la II Convocatoria Nacional de Propuestas Artísticas y Culturales de Memoria, organizada por la Dirección Museo Nacional de la Memoria del Centro Nacional de Memoria Histórica. ¨Este proceso es resultado de cinco años atrás, ya que fuimos identificando las diferentes características del pueblo, como juegos tradicionales, alimentación, su forma de resguardo, seleccionamos de manera acordada con el equipo de trabajo y las autoridades indígenas los elementos más importantes para el plan del museo y luego nos presentamos a la convocatoria del CNMH¨, diceJames Jarupia, coordinador del proyecto Museo Comunitario Pueblo Emberá Katío del Alto Sinú – Jomau De.  [Ver entrevista completa…]

La propuesta museológica planteada por la Asociación de Cabildos Mayores Emberá Katío del Alto Sinú, responsables del proyecto, pretende ser un espacio que aporte al proceso de fortalecimiento cultural, a la reflexión y denuncia social sobre la violación de los DDHH, pero sobre todo, a la dignificación de sus derechos a partir de la recuperación de sus  tradiciones y saberes ancestrales.

Andrea Maldonado, representante del CNMH, durante el acto inaugural reconoció la importancia de este tipo de iniciativas gestionadas desde la población indígena. ¨Este es un proyecto construido desde diferentes voces, trabajamos de la mano con la comunidad desde qué es un museo, hasta, cómo se hace la museografía, fue un aprendizaje en ambas direcciones, el nombre del museo da fe de ello, ya que la palabra museo no existe en la lengua materna Emberá¨, dice Maldonado, quien en su intervención también recalcó el propósito del CNMH de servir como apoyo técnico y de plataforma para fortalecer, visibilizar, difundir y poner en circulación estos tipo de iniciativas de memoria histórica por todo el país.

Recorriendo el Jomau De

El Museo Comunitario Jomau De, está dividido en estaciones que invitan al visitante a reflexionar sobre el legado indígena del pueblo Emberá Katío del Alto Sinú, en contraste con los cambios culturales instalados en su comunidad después del desplazamiento. En cada uno de estos espacios los visitantes encuentran información escrita, audiovisual, fotografías y objetos tradicionales de la cultura.

Es así como la estación Territorio permite visualizar las diferencias de concepción espacial entre occidente (puntos cardinales) y la comunidad (encause del río Sinú – cosmogonía). Alimentación que evidencia las transformaciones y ausencias de prácticas como la caza, la recolección y la pesca. Vivienda, representada a través del tambo -espacio tradicional de convivencia-, y las implicaciones de cohabitar un ambiente urbano (movilidad, relaciones con el agua y el ecosistema). Medicina tradicional, en donde figuran parte de sus rituales ancestrales, como el uso de plantas para el tratamiento y la cura de enfermedades. La vestimenta, como proceso, primero fabricado a partir del árbol de caucho y luego como intervención de la tela occidental a partir del dibujo inspirado en la riqueza de la naturaleza. Y finalmente Proyección a futuro, que corresponde a un espacio de reconocimiento para las nuevas generaciones de los Emberá Katío de su identidad.

Complementario a esto, el museo también cuenta con  talleres prácticos de elaboración de artesanías en chaquira, visitas guiadas y jornadas de narración de relatos tradicionales con la presencia de un mayor de la comunidad Emberá y un traductor.

Una casa itinerante  

En la actualidad el porvenir del pueblo Emberá Katío del Alto Sinú, que habita las zonas rurales, se encuentra entrelazado entre su disposición de asimilar las prácticas occidentales, la dignidad de su cultura y la búsqueda por prevalecer desde su identidad. Estas apuestas autónomas son reconocidas según James Jarupia tanto en el museo, en su elección de los mensajes y los soportes tecnológicos para transmitir los contenidos, como en los procesos de formación académica de su población -de 60 a 70 Emberá Katíos ya son bachilleres y optan por ingresar a la educación superior-.

Otro ejemplo de esta coyuntura, según la comunidad, es el trabajo con el CNMH. Las autoridades tradicionales, que por razones históricas son cautelosas con las instituciones, en este caso, lo han asimilado como un avance en la articulación entre diversos saberes, es una forma de dar soporte e visibilizar a todo el país sobre la riqueza de las etnias indígenas.

Para el segundo semestre de 2015 Jomau De afrontará su etapa como museo itinerante  gracias al apoyo del CNMH. Esta iniciativa museológica de memoria histórica [ver en oropéndola] también hace parte de la construcción social del Museo Nacional de la Memoria, ¨Este es el inicio de un gran proceso, empezamos por mostrarnos a las nuevas generaciones de los Emberá Katío, ahora, participar en el MNM, es vernos reflejados y reconocidos con y por otros en un lugar de memoria nacional, es promover de forma positiva la idea de que si se puede vivir de forma articulada con otra cultura, es hacer paz, es generar convivencia a partir del reconocimiento de los derechos del otro, ese es el ideal, por eso se trabaja día a día¨, diceJames Jarupia, coordinador del proyecto Museo Comunitario Pueblo Emberá Katío del Alto Sinú – Jomau De

El Museo funciona gracias al apoyo del programa de Concertación Cultural del Ministerio de Cultura. Está abierto al público de manera permanente en el municipio de Tierralta, Córdoba, los días, Viernes de 8: 00 a 6: 00 pm y Sábados en la mañana.
 


Alto Sinú, Emberá Katío, Memoria, Museo

Memoria para todos

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

10 Ago 2015


Memoria para todos

Cada vez más la memoria histórica alcanza nuevos sitios y se abre a más públicos. Después del lanzamiento en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, los productos accesibles del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) se presentarán en varias regiones del país, garantizando así el derecho a la información que tienen las víctimas y la población en general, teniendo en cuenta especialmente a aquellas personas en situación de discapacidad.


Medellín, Popayán y Santa Marta serán las tres ciudades a las que el CNMH llegará en este segundo semestre del año 2015 para la presentación de sus productos accesibles, una colección de materiales para que las personas con discapacidad visual puedan conocer de primera mano las historias y memorias del conflicto armado colombiano. 

La serie radial “La vida cuenta” en braille, y las versiones en braille, libro hablado y macrocaracteres del informe Basta ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad son los primeros productos de esta colección que se empezará a distribuir en diferentes bibliotecas del país con programas para personas en situación de discapacidad. La presentación y divulgación de la línea de productos accesibles se hace gracias al apoyo logístico y trabajo conjunto con laOrganización Internacional para las Migraciones (OIM) y USAID.

“Con estas visitas queremos empezar a conectar con algunas regiones el accionar del CNMH, especialmente con las personas en situación de discapacidad, para que conozcan y tengan acceso directo a materiales sobre memoria histórica y conflicto armado en formatos creados específicamente para ellos” expresa Nayibe Sánchez delenfoque de discapacidad del CNMH.

La Biblioteca Pública Departamental Rafael Maya en Popayán (13 de agosto), la Biblioteca de la Universidad de Antioquia (22 de septiembre) y la Biblioteca Cajamag en Santa Marta (26 de septiembre), además de en la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín (octubre), serán los lugares en los que presentaremos y entregaremos algunos productos de la colección de materiales accesibles.

Actividades con entrada libre hasta completar el aforo del auditorio.

El subtitulaje de los productos audiovisuales y la inclusión del lenguaje de señas para los documentales del CNMH, son otros de las herramientas que próximamente se ofrecerán para que cada vez más personas conozcan, se acerquen y se empoderen de una memoria histórica de más de 50 años de conflicto, que nos pertenece a todos.

 


Derechos Humanos, Medellín, Memoria, Popayán, Santa Marta

Jaime Garzón enseñó a reírnos de nuestra tragedia

Noticia

Autor

Juliana Duque Patiño

Fotografía

Edgar Humberto Álvarez

Publicado

12 Ago 2015


Jaime Garzón enseñó a reírnos de nuestra tragedia

Jaime Garzón Forero fue asesinado hace 16 años. De los responsables se sabe que hay un muerto condenado, y un exmilitar y el exsubdirector del DAS, José Miguel Narváez, están vinculados en el proceso. Sus asesinos y determinadores del crimen sí que tenían un pésimo sentido del humor.


En una de esas entrevistas noventeras que Pacheco le hizo a Jaime Garzón, y que por estos días incrementan sus visitas en YouTube, Garzón ratifica que, a pesar de lo ‘mamagallista’, es un tipo muy trascendental: “Yo creo en la vida, creo en los demás, creo que este cuento hay que lucharlo por la gente, creo en un país en paz, creo en la democracia, creo que lo que pasa es que estamos en malas manos, creo que esto tiene salvación”.

Con esta misma sentencia se encuentran los visitantes a la página web que reabrió la familia de Jaime en su honor: www.jaimegarzonforero.com, con el sentido de esperanza y deseos de vivir que transmite, es como los colombianos recuerdan al periodista asesinado en Bogotá hace 16 años (13 de agosto de 1999).

Garzón era abogado e historiador de formación. Ejerció como docente, investigador, alcalde menor de la localidad de Sumapaz de Bogotá, entre otros roles, pero el reconocimiento y el aprecio de millones de colombianos es gracias al inteligente y polémico ejercicio periodístico que realizó. Creó personajes como Godofredo Cínico Caspa, Dioselina Tibaná y Heriberto de la Calle que nos explicaron, con agallas y sin pelos en la lengua, las irregularidades políticas y sociales de nuestro país.

A la extrema derecha, y al parecer a fuerzas oscuras del Estado, no le gustaba lo que Jaime tenía para decir. “Lo que pasa es que no tienen buen sentido del humor. Uno les pone el espejo y se asustan, se molestan”, decía Garzón al respecto. Para resolver la discrepancia, lo asesinaron.

Carlos Castaño, jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia, fue condenado, en el 2004, a 38 años de cárcel por el asesinato de Garzón. Para entonces Castaño ya había sido desaparecido y cuando se ratificó el fallo, se confirmó su muerte. José Miguel Narváez, quien fue subdirector del DAS (Departamento Administrativo de Seguridad) está siendo procesado por este crimen después de que varios jefes paras, postulados en Justicia y Paz, aseguraran que Narváez participó en el homicidio. Narváez ha negado su responsabilidad. Otro presunto implicado es el coronel retirado Jorge Plazas Acevedo quien ha sido llamado a juicio.

Los abogados de la familia Garzón han argumentado que este asesinato fue parte de un ataque sistemático de los paramilitares contra defensores de Derechos Humanos y dirigentes de izquierda. Por este y otros motivos, solicitaron a la Fiscalía que declarara el homicidio como un crimen de lesa humanidad. Pero el pasado mes de junio la Fiscalía negó dicha solicitud aduciendo que “no se vislumbra que el asesinato de Jaime Garzón hubiera ocasionado un perjuicio directo a una colectividad con características étnicas, religiosas o políticas (…) o que el homicidio de Jaime Garzón hubiera sido de tal magnitud que afectara a la humanidad”.

Mientras el proceso sigue, los hermanos del humorista que más echa de menos el país, mantienen impecable su memoria a través de proyectos e iniciativas como la página web, la recuperación de la estatua de Heriberto de la Calle y la publicación de un nuevo libro que presentará esta noche Marisol Garzón (hermana) en la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá, Jaime Garzón, ‘lea pa’ que hablemos’ N°1.

Hoy, en el aniversario número 16 de la muerte de Jaime Garzón, el Centro Nacional de Memoria Histórica los invita a visitar el sitio web www.jaimegarzonforero.com y a recordar la genialidad de este colombiano inigualable.

 


Historia, Jaime Garzón, Memoria, Víctimas

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