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Así pintaron su resurgir las mujeres víctimas de desplazamiento en Copacabana

Autor

CNMH

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El Mural colectivo de la memoria Copacabana es una obra sobre la huida ante el conflicto armado y la resiliencia, con la mujer como protagonista.

Publicado

20 de agosto 2021


Así pintaron su resurgir las mujeres víctimas de desplazamiento en Copacabana

  • Mujeres de la Mesa de Víctimas de Copacabana (Antioquia), junto con el colectivo Lateralus, crearon un mural que simboliza su experiencia de desplazamiento forzado, su vida en este municipio y la proyección de su futuro.
  • El CNMH apoyó desde 2020 esta iniciativa para resignificar las memorias del conflicto armado y reconocer la capacidad de resiliencia y de resistencia de las víctimas de desplazamiento forzado.

Mujeres víctimas de desplazamiento forzado residentes en Copacabana, Antioquia, plasmaron en un mural el dolor de haber tenido que dejar su territorio por el asedio de grupos armados, su adaptación a un entorno nuevo y su visión del futuro. En esta iniciativa de memoria, que busca aportar a la reparación del daño sufrido como consecuencia del conflicto armado, se vincularon el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), la Mesa Municipal de Participación de Víctimas y el colectivo artístico Lateralus.

La directora técnica para la Construcción de la Memoria Histórica del CNMH, Jenny Lopera, se refirió a las motivaciones que fueron el punto de partida para el acompañamiento de la entidad a esta iniciativa, en 2020. “El colectivo Lateralus y la Mesa de Participación Efectiva de Víctimas de Copacabana propusieron la elaboración de un mural que lograra resignificar las memorias del desplazamiento forzado; pero, al mismo tiempo, permitiera reconocer la capacidad de resiliencia y de resistencia de las víctimas y sobrevivientes del conflicto armado en Colombia”, explicó, a propósito de la inauguración de esta obra de carácter simbólico.

Eliana Correa, participante de la iniciativa e integrante de la Mesa de Participación Efectiva de Víctimas de Copacabana, destacó el significado que tiene este mural para las víctimas que participaron de los talleres de creación artística y aportaron sus ideas para este producto de memoria. “El mural sirve para que le digamos al pueblo entero que somos víctimas, que venimos del dolor, pero vamos a resurgir. Eso significa el sol detrás de la mujer, eso significan las flores en las que ella está parada, con un águila y un ave fénix a cada lado”, señaló.

El colectivo Taller Creativo Lateralus ha venido trabajando en el norte del Valle de Aburrá desde hace seis años en talleres encaminados a generar espacios y experiencias estéticas de creación artística que estimulen y transformen el desarrollo social de sus comunidades. Diana Torres, representante del colectivo, destacó que este es un mural que representa a las mujeres participantes a través de sus símbolos. “Es algo que ha generado impacto y eso era lo que queríamos, que quedara algo de ellas aquí, en el municipio, que se sintieran representadas, y esa es la labor para la cual disponemos del arte, que es lo que sabemos hacer.

El CNMH concibe las iniciativas de memoria como el ejercicio colectivo y autónomo de la ciudadanía, las víctimas, las organizaciones de víctimas u organizaciones sociales que buscan reconstruir y representar sus memorias alrededor del conflicto armado con un sentido dignificante para la construcción de paz desde los territorios y la no repetición. A través de la Estrategia de Apoyo a Iniciativas de Memoria Histórica, identifica aquellas iniciativas de la sociedad civil, las registra a partir de sus dimensiones expresivas y necesidades, y propone las vías para su fortalecimiento.

Esta labor se lleva a cabo en cumplimiento del mandato de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras (Ley 1448 de 2011), cuyo artículo 143 consagra que “el deber de Memoria del Estado se traduce en propiciar las garantías y condiciones necesarias para que la sociedad, a través de sus diferentes expresiones (…) pueda avanzar en ejercicios de reconstrucción de memoria como aporte a la realización del derecho a la verdad del que son titulares las víctimas y la sociedad en su conjunto”.

Copacabana es un municipio que no solo sufrió los desmanes de la guerra a través del desplazamiento forzado, sino que además se caracteriza por ser un territorio receptor y de acogida para esta población víctima del conflicto armado, debido a su ubicación en el Valle de Aburrá. Hasta el 1 de junio de 2021, la Unidad para las Víctimas reportó un total de 1.028 personas desplazadas de Copacabana, así como también otras 5.911 que han llegado desplazadas de otros lugares del país.


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En el 8M, el CNMH hace un reconocimiento a las mujeres víctimas del conflicto armado en Colombia

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CNMH.

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CNMH

Publicado

8 de marzo 2021


En el 8M, el CNMH hace un reconocimiento a las mujeres víctimas del conflicto armado en Colombia

  • Según el Observatorio de Memoria del Conflicto del CNMH, 51.919 mujeres han sido víctimas de conflicto armado desde 1958. Entre ellas, 18.048 han sido víctimas fatales.
  • El Enfoque de Género del CNMH desarrolló, junto a lideresas sociales y defensoras de derechos humanos de las mujeres, el documental Vamo’ a sembrar, el cual será presentado en los próximos meses.

 

El 8M es un día para visibilizar la labor que hacen las mujeres y niñas para forjar un país más igualitario. Desde el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) participamos también en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, haciendo un sentido reconocimiento a las mujeres y niñas que han sido víctimas del conflicto armado en Colombia, y a su vez nos dan ejemplo de resiliencia, reconciliación y construcción de paz.

De acuerdo con el Observatorio de Memoria y Conflicto (OMC) del CNMH, en el periodo comprendido entre 1958 y 2021 se registran 51.919 mujeres víctimas del conflicto armado, de las cuales 18.048 han muerto como consecuencia de estas acciones.

El OMC también da cuenta de 14.248 víctimas de violencia sexual, 13.273 víctimas de asesinatos selectivos y 9.307 víctimas de desaparición forzada, que aparecen como los hechos victimizantes más reiterados en el marco del conflicto armado interno contra las mujeres.

Además, 6.356 mujeres han sido víctimas de secuestro, 4.632 víctimas de reclutamiento y utilización de niños, niñas y adolescentes; 1.878 han sido asesinadas en medio de masacres, 1.256 han sufrido acciones bélicas, 606 han sido víctimas de minas antipersonal, 149 son víctimas de atentados terroristas, 113 de daños a bienes civiles y 78 de ataques a poblados.

Reconocemos, desde el CNMH, que tras este balance de cifras hay una marca de dolor inmenso para el país, y por ello promovemos permanentes acciones que propicien la no repetición.

Con las mujeres, por la reparación y la memoria

El Enfoque de Género del CNMH desarrolló, con el apoyo de lideresas sociales y defensoras de derechos humanos de las mujeres, el documental Vamo’ a sembrar: Lideresas sociales y memoria histórica en Colombia, una pieza audiovisual encaminada a dignificar y aportar a la reparación simbólica de mujeres víctimas de actores armados en ejercicio de procesos de liderazgo y trabajo comunitario. Este trabajo será presentado próximamente a través de distintas plataformas multimedia.

En las comunidades indígenas de Guachucal y Cumbal, en Nariño, el acompañamiento del CNMH se ha concentrado en hacer visibles las experiencias y consecuencias particulares de mujeres de estas comunidades victimizadas por los actores armados. Este proceso de reconstrucción de memoria histórica consolidó la cartilla Mujeres Pastos en la lucha por la recuperación de tierras, que brinda una aproximación a los saberes ancestrales, culturales y comunitarios desde la voz intergeneracional de sus mujeres.

El Enfoque de Género, con el apoyo de mujeres afro víctimas de violencia sexual, se encuentra en la última etapa de consolidación del documento borrador que reúne un conjunto de crónicas sobre las violencias de género y las violencias sexuales perpetradas por actores armados en el corredor territorial del Pacífico colombiano. La presentación de esta publicación está proyectada para el segundo semestre de 2021.

Así mismo, mujeres transgénero, mujeres lesbianas y otras con identidades de género no heteronormativas brindaron sus testimonios para la consolidación del documental Aún no termina, un audiovisual que presenta los aportes conceptuales y testimonios individuales de mujeres diversas víctimas de actores armados.

El CNMH, a través de estas acciones, continúa comprometido con la implementación de procesos que promuevan la implementación del Enfoque de Género en el quehacer misional de las entidades del Sistema Nacional de Atención y Reparación Integral a las Víctimas, además de desarrollar acciones  para la generación de reflexiones en torno a la inclusión, la igualdad y la equidad de género al interior de nuestros equipos de trabajo.

 

 

Mujeres que sanan heridas (perfiles)

Las mujeres sobrevivientes al conflicto armado nos muestran su capacidad de transformación sanando ellas mismas y al hacerlo junto a otras mujeres.

 

Luz Nancy Castillo Quijano hace parte del Comité Afro Ubuntu, que impulsa un programa de ollas comunitarias en Cali para atender a personas de las comunas más vulnerables en el contexto de la emergencia derivada del covid-19, y también pertenece a la Fundación de Víctimas Vulnerables, Mujeres Afro.

Nancy es una de las mujeres que desarrolla, en conjunto con el Enfoque de Género del CNMH, el proceso La Colcha de la Memoria, que busca dar cuenta de las múltiples violencias que afectan  a las mujeres en el conflicto armado, pero sobre todo de sus historias de resistencia a través de la construcción colectiva de un objeto-relato que vincula la ancestralidad y permite expresar aquellos elementos significativos de su cotidianidad que sirven para representarse a sí mismas y a sus entornos. Además, es una de las 11 lideresas participantes del Documental Vamo’ a sembrar: Lideresas sociales y memoria histórica en Colombia. Para ella, el 8 de marzo significa la reivindicación y lucha de la mujer trabajadora.

Yorely Quiguantar Quatín es hija de padres recuperadores de tierras que continúan en esa lucha por lo suyo desde el resguardo indígena Guachucal, en Nariño. De su pueblo, el pueblo Pasto, ha aprendido a cuidar el campo, los animales, las plantas y a luchar por ella misma.

Es estudiante de antropología de la Universidad de Caldas e integrante del Colectivo ‘¿Qué decís?: Mujeres Pastos Reviviendo la Memoria y la Lucha’, que busca contribuir y apoyar los procesos internos y externos que se llevan a cabo en los resguardos Guachucal y Cumbal. Ella, junto con otras tres integrantes del colectivo, desarrollaron en 2020 la Iniciativa de Memoria Histórica: Mujeres Pastos en la lucha por la recuperación de tierras: resguardos de Guachucal y Cumbal, que fue acompañada por los enfoques Étnico y de Género del CNMH.

El conflicto colombiano, en voz de Yorely, suena a oportunidad. “El conflicto no solo es guerra. Ha significado paz, formar paz consigo mismo y con otras personas”, dice. Y es una oportunidad que se juega a diario en las cocinas, en las huertas, en los sembrados y en cualquier lugar donde haya una mujer haciendo memoria y contando, actuando, siendo consciente de su libertad. Yorely apunta que “legitimar esos derechos también hace parte de uno mismo, eso hace que seamos mujeres”.

Kamila Pérez es una mujer que ha roto estereotipos y que, en su camino, ha tenido que ver a otras mujeres, amigas y hermanas morir por culpa de la transfobia y la homofobia. Es la representante legal de la Asociación LGBTI Chaparral Diversa, una organización que trabaja por la defensa de los derechos la población LGBTI en el sur del Tolima. En su condición de mujer trans, conoce muy bien las luchas de cada 8 de marzo y la necesidad de los procesos de construcción de memoria en un territorio marcado por ideologías de poder, machismo y patriarcado. Un 8 de marzo fue apuñalada por ser transexual y eso lo recordará siempre, así como tampoco olvida nunca la libertad que reclama y que, como mujer, le pertenece.

“Nosotras también somos sujetos de derecho porque somos mujeres —explica Kamila—. No nacer biológicamente femenina no quiere decir que no se puedan construir otros patrones. Es demasiado importante reivindicar los derechos de las mujeres teniendo cuenta la alta tasa de violencia que ha habido, y más que la reivindicación es importante la aplicación de las leyes que ha creado el Gobierno, que de verdad se cumplan”.

Luz Nancy Gómez Ramos ama la naturaleza, estar al aire libre y decir las cosas claras. Nació en Bogotá, pero hace 35 años vive en Guamal, Meta, donde fundó la asociación El Meta con Mirada de Mujer, que se dedica al reconocimiento y la atención para las mujeres víctimas de diversas formas de la violencia basada en el género en una zona especialmente tocada por el conflicto.

“El conflicto armado marcó mi cuerpo, marcó mi vida, pero con mucha resiliencia estamos disfrutando la vida de otra manera”, dice Luz Nancy. Habla en plural, por todas esas mujeres con las que camina a diario. Por esas mujeres trascendentales en la recuperación de la memoria, que tienen a flor de piel sus sentimientos, y que vieron y vivieron la violencia en múltiples formas. “Las mujeres no hemos contado lo que pasó con nosotras, lo que pasó a través de nuestros hijos; lo que pudimos resistir y lo que pudimos evitar. Las mujeres hicimos mucha resistencia y seguimos haciéndola en los territorios, defendiendo la vida”, afirma.

Nancy es una de las 11 lideresas participantes del documental Vamo’ a sembrar: Lideresas Sociales y Memoria Histórica en Colombia. Cada 8 de marzo, piensa en mujeres como ella misma, como sus compañeras y hermanas de lucha: “en las mujeres que batallaron para que yo tenga la libertad que tengo ahora”, precisa.

Edilia Mendoza Roa es un referente en el campo colombiano. Nació en el municipio de Los Santos, Santander, y desde muy joven ha participado en procesos de liderazgo comunal, asociaciones campesinas y el movimiento agrario. Hoy es la presidenta nacional de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos Línea Sincelejo. Habla claro, con la sabiduría que da el campo, que no solo ha visto crecer frutos y flores, hortalizas y semillas, sino también el dolor del conflicto social y armado, que ha sembrado durante décadas el terror y la zozobra de un hijo asesinado, un esposo amenazado, un hermano desaparecido, unos padres muertos por la pena.

En esos campos es que las mujeres, con el dolor en las manos, vuelven a sembrar. Allí, con sus recuerdos, se echan a sus hombros gran parte de la reconstrucción de la memoria histórica del país, tejida a raíz de sus luchas y saberes, de su rol como constructoras de paz y de comunidades. “Es muy relevante la voz de las mujeres, su participación en transformaciones de las realidades en el campo”, dice.

Edilia es una de las 11 lideresas participantes del documental Vamo’ a sembrar: Lideresas sociales y memoria histórica en Colombia.


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La discapacidad no es un límite para Carmelina

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

9 Abril 2020


La discapacidad no es un límite para Carmelina

Carmelina Sierra nació en el sur de Bolívar, pero ha vivido muchos años en Barrancabermeja. Desde joven trabaja comercializando bocachico en la ribera del Magdalena. Tiene dos hijas, es cabeza de hogar y nunca, hasta 2012, había sentido cercano el conflicto armado. Pero ese año, en una discoteca, fue víctima de una granada, que dejó dos muertos y 27 heridos. Perdió las piernas, le tuvieron que reconstruir una mano y quedó con problemas auditivos.

Apenas cuatro meses después tuvo que volver a trabajar para sostener a sus hijas, pero entró en depresión. Con la ayuda del CICR se fue a un centro de rehabilitación en Cúcuta, donde aprendió a caminar con prótesis. Allá, dice, aprendió a ser independiente. Entendió que, a pesar de su discapacidad, la vida estaba llena de posibilidades. De regreso en Barrancabermeja, empezó a nadar y a competir con el apoyo de la Fundación Carlos Díaz, donde también pinta y hace teatro.

Su experiencia la convenció de que puede ayudar a otras personas en condición de discapacidad. Hoy, a sus 50 años, pertenece a una asociación de víctimas de minas antipersonal y artefactos explosivos, y desde marzo es parte de la Mesa de Mujeres Víctimas de Santander. Sobre su trabajo como lideresa, insiste en que “porque uno sea discapacitado o víctima no se va a dejar hundir: tiene que superarse”. Su historia es una de las que aparecerá en el documental Discapacidad y guerra, que lanzaremos en el segundo semestre de este año.


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