Este escritor, procedente de San Vicente de Chucurí, ha publicado la mayoría de sus libros fuera del país: en Cuba, México y Argentina. Por primera vez una de sus publicaciones aparecerá en Colombia.
Este es un autor inédito en su país, tiene 34 años, que vale la pena leer porque gran parte de sus narraciones se centran en episodios ocurridos durante el conflicto armado.
¿Cómo nace la idea de las cinco piezas literarias?
“Es un proyecto literario que yo he llamado ‘Pentalogía de Colombia’, que se compone de cinco novelas, de las cuales ya se han publicado tres, ‘Viaje al interior de una gota de sangre’, ‘La balada de los bandoleros baladíes’ y ‘Rebelión de los Oficios Inútiles’. La idea es hacer otras dos para completar el ciclo. El proyecto es sencillamente retratar las diferentes olas de violencia de Colombia a lo largo del siglo XX, entonces son novelas de época, situadas cada una en un epicentro de confrontaciones sociales propias, pero cada pieza es independiente una de otra. Los libros han ido saliendo como en un retroceso, de adelante hacia atrás, primero ‘La balada de los bandoleros baladíes’ que aborda la Colombia rural de los años 90, con sus ejércitos arrasando poblaciones completas; después ‘Viaje al interior de una gota de sangre’ que va en la década de los 80 con todas las confrontaciones entre sectores; y esta, ‘Rebelión de los oficios inútiles’, situada en los años 70. Entonces las otras dos irán cada vez más hacia atrás en el tiempo”.
¿De dónde salen las historias que componen sus libros?
“Es muy difícil precisar eso porque la literatura trabaja con mitos, arquetipos, metáforas, los métodos de un escritor a otro son distintos. Para ‘Rebelión de los oficios inútiles’, por ejemplo, el argumento esencial del libro nace de algunas preguntas que me hice mientras leía periódicos viejos de los años 70, periódicos rojos, periódicos revolucionarios, que abundaron en la época, como el periódico El Trópico de Santander, la revista Alternativa y La Disidente Alternativa del Pueblo liderada por Orlando Fals Borda; pero digamos que esto es solo un trabajo archivístico personal, solo con ese trabajo de archivo no hubiera podido brotar una novela como esta que esta cruzada por fragmentos de historias que me contaron, de historias locales, de historias regionales, de personajes que son antecedentes de los personajes de la ficción que en realidad sí existieron pero que no tuvieron los desenlaces del libro”.
¿Hace cuánto leyó esos periódicos?
“En el 2005 empecé, y más o menos entre el 2007 y 2008 comencé a redactar el manuscrito, lo que iba ser el borrador del libro como tal. Ese borrador fue sujeto a modificaciones, a transformaciones, personajes que se fueron creciendo, otros que fueron desapareciendo y más o menos desde ese borrador terminado fui renovando el libro año tras año hasta salir la historia que está hoy”.
¿Cuál fue su sensación cuando ganó el Premio Clarín de Novela en 2014?
“Estaba muy abrumado, quedé muy emocionado cuando el jurado dio su concepto lo que demuestra que leyeron el libro a fondo, y después otras personas que hicieron parte del prejurado se me acercaron y me dijeron que el libro era muy interesante porque paradójicamente en su sociedad también habían ocurrido episodios como estos, como los personajes del libro que decidieron sublevarse contra ciertos poderes para tratar de cambiar las condiciones de su realidad”.
¿Se siente identificado con alguno de sus personajes?
“Sí, yo creo que con todos uno pasa largas temporadas conviviendo con esas personalidades y tratando de entender un poco la vida de las circunstancias en las que están involucrados los personajes. En lo personal, siento que es un poco aventurado hacer personajes femeninos por un montón de complejidades que tienen que ver con el ser, con las formas de pensar, con las prácticas de la vida que directamente uno no conoce. De esta novela, ‘Rebelión de los oficios inútiles’, todavía me emociona pensar en Anita Larrota, no sé cómo exactamente logré construir ese personaje, sé que es un personaje arquetípico que se ha repetido en Colombia, sobre la mujer que se rebela contra el poder, no es una historia nueva. Son las mujeres quienes han conocido la opresión por la cantidad de aspectos que han recaído sobre ellas”.
¿Cómo se relaciona su literatura con la construcción de memoria del conflicto en el país?
“Uno como escritor no sabe la novela a dónde vaya a llegar, o qué efecto tenga, eso es extraliterario. Como escritor lo mínimo que esperaría, y sería mi satisfacción, es que un libro mío, una historia mía, se convirtiera en parte de la memoria de los demás. Creo que el arte está un paso más allá de la memoria, después de la memoria viene el arte”.
¿Los escritores jóvenes están hablando sobre el conflicto del país?
“No es una característica de la época, siento que la literatura ha sido un espejo de la realidad, que en épocas anteriores también hubo escritores que la han abordado”.
¿Ha padecido el conflicto en carne propia?
“El pueblo donde viví mi infancia, San Vicente de Chucuri, estaba pasando por unas tenciones sociales muy complejas, y muchas de las partidas de lo que iban a ser estas novelas vienen de esas anécdotas de la infancia y adolescencia en la región. No soy una víctima directa del conflicto, pero todos los que hemos vivido en las provincias somos afectados de alguna manera. Los escritores trabajamos con varias instancias de la memoria, la memoria personal, la familiar, la colectiva”.
La presentación del libro se realizará este jueves 17 de septiembre en el Centro de Memoria Paz y Reconciliación, Carrera 22 No 24-52 de Bogotá, a las 5:00 p.m., con la compañía de Martha Nubia Bello, coordinadora del informe ¡Basta Ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad. El libro lo publica la editorial Alfaguara.