Autor: CNMH

Bienvenida la Memoria a la Fiesta del Libro: Mejía

Noticia

Autor

Harold García
Periodista del CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

27 Ago 2015


Bienvenida la Memoria a la Fiesta del Libro: Mejía

Juan Diego Mejía, escritor y director de La Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín, conversó con el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) sobre la importancia de este evento que llega a su novena edición el próximo 11 de septiembre. Juan nos contó sobre el espacio fundamental que jugará La Memoria en la Fiesta, recordando que sin vida no hay memoria. La Memoria en la Fiesta del Libro [Ver programación completa] es un espacio logrado gracias a la alianza entre Corporación Región, Museo Casa de la Memoria y el CNMH.  


¿Qué vamos a encontrar en la Fiesta del Libro?

“Vamos a encontrar un área inmensa en la parte sur del Jardín Botánico, que es jardín lectura viva, donde estarán diferentes organizaciones e instituciones que se han dedicado a promover la lectura, a motivar a la gente a leer y cada uno de ellos tiene un espacio donde se dictan talleres. Tenemos 107 expositores de todo el país donde incluimos las editoriales grandes, las independientes, las de la ciudad y de otras partes del país. Es la primera vez que tenemos al Centro Nacional de Memoria Histórica y es de resaltar porque creemos que va empezar a generarse un polo de visitantes para que se reflexione sobre el tema de la memoria y que muy seguramente en años futuros se constituya en un área misional que cada año esté presente. Hay una gran programación cultural con conversatorios de los escritores que van a venir; en total tenemos 320 invitados que vienen de diferentes partes del mundo, 60 de ellos son internacionales y el resto nacionales”.

El eslogan de este año de la Fiesta del Libro es Leer la vida, ¿por qué?

“Medellín ha atravesado momentos muy difíciles, tal vez es la ciudad más golpeada en Colombia por la violencia en diferentes manifestaciones. En el reciente episodio oscuro que vivió la ciudad por culpa del narcotráfico y todo lo que ocurrió con los capos de la mafia, la ciudad resistió enérgicamente aunque pagó muy caro ese episodio, se perdió el espacio público. Quedó el imaginario de que los ciudadanos corrían a esconderse a sus casas y el espacio público había quedado prácticamente desierto; entonces estos eventos como la Fiesta del Libro y otros desde la década del noventa empezaron a convocar a la ciudadanía al espacio público y hacer una celebración de la vida. Vemos muy pertinente que se hable de la vida como tema central, pero enfocado desde el punto de vista de la lectura. Los ciudadanos de Medellín lo entienden y lo viven como algo natural pero al resto del país hay que hablarle sobre ese contexto, sobre la pérdida del sentido de la vida; estamos precisamente celebrando la recuperación de ese mismo sentido de la palabra vida. Entonces la Fiesta del libro propone leer la vida como una forma no solo de leer el libro sino de leer las vidas de las personas, a los ciudadanos, leer al ser humano, leer las ciudades, leer los procesos históricos que se están viviendo”. 

¿Cómo se lee la vida y la memoria?

“Creo que no se puede leer la vida sin leer la memoria. Nosotros tuvimos la duda de si el tema de este año debería ser la memoria o la vida. En el imaginario existe que hacer memoria es recordar el dolor, pero se les olvida que hacer memoria es precisamente superar el dolor, es vencer el dolor, es convocar la alegría y la vida. Nosotros creemos que son dos caras de la misma moneda, no se puede pensar en la vida sin reflexionar sobre la memoria. Es muy bienvenida la propuesta del Centro Nacional de Memoria Histórica de complementar esta propuesta que nosotros teníamos”.

¿Cuál es el aporte de la Fiesta del Libro a la memoria?

“Todo lo que hace la gente, todo lo que hace el ser humano, son aportes a los procesos; reflexionar e incorporarlo al pensamiento, a los imaginarios de la sociedad para que tome sentido y no sea un canto a la bandera, para no volver a repetir los errores, las injusticias. Cuando se lleva al nivel de la reflexión hace parte de un inventario que no deja que se vuelvan a repetir los errores”.  

¿Qué opina de los aportes de memoria que se han hecho en Antioquia?

“Conozco el tema de San Carlos porque hice un documental sobre el retorno a esta región, con la idea de que las personas que estaban viviendo en Medellín retornaran a San Carlos. Cuando fui a esta región y me entrevisté con las personas que habían sido víctimas de la violencia —visité los lugares donde estaban enterrados los cuerpos, visité las casas donde habían realizado todo tipo de infamias los actores de la guerra y que ahora se convertían en lugares de encuentro— yo pensé que a pesar de que tenía el corazón destrozado hay un camino y no todo está perdido. Sentí que había una esperanza y que la gente es demasiado valiente por ser capaz de saber, por ejemplo, que enterraron a su hija en un solar y tener que ir allá a reuniones para poder hablar sobre el tema de superar la violencia y superar esos momentos”.

¿Si tuviera la posibilidad de adoptar un autor de memoria, cuál adoptaría?

“Nosotros tenemos acá muy cercano a Evelio Rosero que habla sobre los ejércitos y las infamias que han cometido, sin decir si son de derecha o izquierda. Eso es una forma de entrar en el conflicto, lo que ha tenido que vivir una persona que ha sido víctima. Tomás González ha hecho lo mismo, Ricardo Silva con El Espantapájaros también. Lo que veo es que esa cotidianidad se impone de tal manera que ahora la enfrentamos. Los escritores no deben ser ajenos a lo que sucede a su alrededor”.

¿Una buena manera de poder llegar a más públicos y a esa cotidianidad es con libros digítales?

“Creo que hay que combinar, como dicen, todas las maneras de luchas. El tema digital es un formato más, el libro impreso es un objeto muy perfecto que ha sobrevivido a siglos y todavía sigue vivo. Lo digital sirve mucho porque está al alcance de todos pero no creo que sea todo, los libros que se escriben y que se imprimen sobre un papel van a ser tan válidos como una multimedia o como un libro digital”.

¿Qué recomiendas leer sobre memoria?

“Me interesa mucho los temas que le crean a uno la conciencia de que leer y releer sobre lo ocurrido es algo necesario. Veo que los alemanes siguen escribiendo sobre la tragedia del nacismo, a pesar de que uno piensa que están saturados todavía falta mucho para que se siga hablando y que la gente se concientice de esas historias para que no se vuelvan a repetir. No debemos estigmatizar los libros que vuelven hablar del tema, por ejemplo cuando veo que a Víctor Gaviria lo acusan de que solo habla de cosas negativas. Es un deber que tenemos todos los creadores de seguir escribiendo sobre estos temas que han sido tan dolorosos”.   

 


Fiesta del Libro, Memoria

La Memoria en la Fiesta del Libro

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

27 Ago 2015


La Memoria en la Fiesta del Libro

La Memoria estará presente en la novena edición de la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín gracias a la alianza del Centro Nacional de Memoria Histórica, la Corporación Región y el Museo Casa de la Memoria. Las tres instituciones unirán sus esfuerzos para acercar a todos los sectores sociales de Medellín a la realidad de lo que ha sido el conflicto armado en Colombia y las diferentes iniciativas de memoria que existen a nivel local y nacional.


La Fiesta del Libro y la Cultura, al ser un espacio de encuentro académico y cultural que tiene como objetivo reunir a todas las personas de Medellín, es un escenario ideal para ubicar la memoria en la agenda pública.

Medellín, además, es una ciudad que sufrió de una forma cruda el conflicto; es una ciudad con miles de víctimas, de historias de dolor y de verdades aún sin contar. Sin embargo, y más importante aún, Medellín también está llena de historias de vida e iniciativas de construcción de memoria y de actividades culturales promovidas por las mimas personas que han sufrido el conflicto armado.

Estas tres instituciones trabajan de manera independiente pero se encuentran, como en este espacio de reunión, en otros proyectos y actividades que desarrollan  en función de las víctimas del conflicto armado y de la construcción de la memoria.

Así, la memoria en la Fiesta del Libro estará en forma de un estand al aire libre dónde cada institución presentará sus productos e iniciativas particulares, además del proyecto Medellín, ¡Basta Ya!

Habrá una exposición de fotografías alusivas a la construcción de memoria de las víctimas, que estará en un corredor de espacio libre del Jardín Botánico. Y, finalmente, se estarán realizando varios foros, coloquios, activaciones, talleres y proyecciones audiovisuales en las instalaciones de la Fiesta. Así mismo el CNMH entregará alrededor de 8 mil publicaciones, de manera gratuita: investigaciones, informes y productos accesibles.

La Memoria en la Fiesta del Libro abrirá el viernes 11 de septiembre con la proyección del documental “No hubo tiempo para la tristeza” basado en el informe ¡Basta Ya! [descargar informe], del Centro Nacional de Memoria Histórica. Por otro lado, el Museo Casa de la Memoria abrirá con un taller llamado “Memorias de la Escombrera” y el sábado 12 a las 9:00 a.m. originará en directo su programa DeMemoria Radio desde el estand. La Corporación Región, por su parte, realizará su primer evento el lunes 14 de septiembre con el conversatorio “Memorias al escucharnos” con Marta Inés Villa e Isabel González.

En la Fiesta del Libro se proyectarán, entre algunos otros, los documentales “Cuerpo 36”,  “Afrika Bambaataa. La música que desarma” y “Niños en el frente de batalla”. Se realizarán coloquios con periodistas que han cubierto el conflicto armado en Medellín y se presentarán los resultados y avances de diferentes investigaciones adelantadas por las tres instituciones, y relacionadas con la construcción de memoria en la ciudad y en el país.

Esta es la agenda completa de La Memoria en la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín.

Publicado en Noticias CNMH



Fiesta del Libro, FILBo, Libros, Memoria

The look of silence

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

28 Ago 2015


The look of silence

Por estos días en Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Cartagena un proyecto discreto y nómada gira por salas de cine, teatros y universidades. Ambulante, con lo mejor de la cinematografía mundial, recorre nuestras calles para llegar donde todos los amantes del séptimo arte.


El año pasado este mismo proyecto presentó en Colombia el documental The act of killing, una pieza audiovisual que impacta y genera demasiadas preguntas, por ejemplo, ¿dónde queda el papel de las víctimas en la historia?, algo que Joshua Oppenheimer, su director, contesta de manera fuerte, cruda y a la vez poética en su más reciente producción, The look of silence, nuestro recomendado esta semana en CINE+MEMORIA.

El silencio es la palabra clave durante todo el documental, que muestra la historia de una familia de supervivientes del genocidio en Indonesia, quienes descubren cómo fue asesinado uno de sus hijos. Adi, el hermano más joven, rompe su silencio y se enfrenta a los responsables del asesinato de su hermano, los cuales, hoy en día, están en el poder.

Y es ese mismo poder que ha formado una dominación política sobre la memoria del conflicto de Indonesia. La historia oficial ha generado una memoria parcializada, una especie de “amputación” del pasado. Adi, entrevista uno a uno a los victimarios, dejando atrás ese silencio que ha experimentado a manera de trauma y como forma de sobrevivir en un lugar donde aún están vulnerables. El silencio trasciende, porque Adi, en su cara a cara con los asesinos de su hermano, también evidencia un silencio culpable.

The look of silence es una historia imperdible que lleva, casi por obligación, a debatirnos sobre el horror y la barbarie de los conflictos armados.

CINE+MEMORIA invita a las personas que quieran ver este documental en Medellín, con su presentación el 3 de septiembre en el Teatro Lido, gracias a la II gira de documentales Ambulante en Colombia. 

 
 

Cine+Memoria


Cine+Memoria

La palabra y el silencio en el día del periodista

La palabra y el silencio en el día del periodista

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

03 Feb 2016


La palabra y el silencio en el día del periodista

Este 8 y 9 de febrero, en conmemoración del día del periodista, el CNMH presentará el informe “La palabra y el silencio”: La violencia contra periodistas en Colombia (1977-2015), junto con la FLIP, quien lanzará el informe anual sobre el estado de la libertad de prensa en Colombia.

Y es que 152 periodistas han sido asesinados en Colombia por hacer su trabajo desde 1977.

La mayoría de ellos trabajaban en pequeñas emisoras y periódicos regionales, y su compromiso con el oficio lo dedicaban a investigar y denunciar hechos de corrupción o sucesos del conflicto armado que se vivían en las distintas zonas.

Esa cifra de asesinados, juntos a las amenazas, los secuestros y las demás obstrucciones que han sufrido los reporteros, han llevado a que el país ocupe los peores puestos en indicadores de libertad de expresión

Conoce el informe cuyo relator fue Germán Rey [Conoce el especial multimedia: La palabra y el silencio].

AGENDA 8 de febrero 2016 (Bogotá)

Hora: 6:00 p.m. – 9:00 p.m.
Lugar: Cine Tonalá CRA. 6 # 35-37 – Bogotá (Barrio La Merced).
Confirmar asistencia en el siguiente link http://bit.ly/1OWVsBp a más tardar el 5 de Febrero de 2016. Cupos Limitados.

  • 6:00 p.m. – 6:20 p.m. – Presentación informe ‘La Palabra y el Silencio’ del Centro Nacional de Memoria Histórica a cargo de Germán Rey como relator.
  • 6:20 p.m. – 6:40 p.m. Presentación del Informe anual de la Fundación para la Libertad de Prensa FLIP (2015).
  • 6:45 p.m. – 7:35 p.m. Proyección del Documental: “En el Medio: silencios del periodismo colombiano” realizado por la Fundación para la Libertad de Prensa con el apoyo de The United Nations Democracy Fund – Undef y la Universidad del Rosario.
  • 7:35 p.m. – 7:55 p.m. Receso
  • 8:00 p.m. – 9:00 p.m. Panel central – En vivo desde Tonalá con Hora 20 de Caracol Radio. Tema: Situación de la Libertad de Prensa en Colombia con invitados especiales.
AGENDA 9 de febrero 2016 (Medellín)

Hora: 10:00 a.m. – 1:00 p.m.
Lugar: Auditorio 19-104 Facultad de Ingeniería, Universidad de Antioquia

  • 10:00 a.m. – 10:20 a.m. – Presentación informe ‘La Palabra y el Silencio’ del Centro Nacional de Memoria Histórica.
  • 10:20 a.m. – 10:40 a.m. Presentación del Informe anual de la Fundación para la Libertad de Prensa FLIP (2015).
  • 11:00 a.m. – 12:00 m. Proyección del Documental: “En el Medio: silencios del periodismo colombiano” realizado por la Fundación para la Libertad de Prensa con el apoyo de The United Nations Democracy Fund – Undef y la Universidad del Rosario.
  • 12:00 m. a 12:30 p.m.: Conversatorio con Gonzalo Medina y Natalia Botero.
 


Palabra, periodista, silencio, Violencia

Tres años del proceso de paz

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

Omar Nieto- OACP

Publicado

28 Ago 2015


Tres años del proceso de paz

“Tenemos al frente una senda difícil para recorrer en la Mesa. Pero, a la vez también ha sido largo y fructífero el camino recorrido”. 


Así resumió el balance de tres primeros años del proceso de negociación en La Habana, el jefe del equipo negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, quien reiteró que el fin definitivo del conflicto colombiano asegurará la no repetición de lo ocurrido y privilegiará la satisfacción de los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación durante la implementación de los acuerdos. 

En una rueda de prensa, de la Calle aseguró que si bien se han registrado avances en el proceso de negociación con las Farc para lograr un proceso digno, serio y realista, aún faltan temas, por ejemplo, el reconocimiento de responsabilidades como fórmula que se adopte en justicia.“Si los colombianos, y ante todo las víctimas, sienten que hemos llegado a una paz con justicia, a una paz justa, tendremos asegurada una paz estable y duradera. De eso se trata este proceso”, aseguró.Como parte de los acuerdos para la firma del Acuerdo Final, de la Calle afirmo que la dejación de las armas es una certeza que se será efectiva con la firma del Acuerdo Final, pues “la mezcla de armas y política es inaceptable. No se puede mezclar armas y política”. 

Si bien reconoció que se trata de “asuntos delicados”, se buscan compromisos teniendo como fin la seguridad y los derechos que no se van a sacrificar por “acuerdos frágiles, incompletos o contraproducentes”.

Uno de los aspectos en los que se prepara el Gobierno para cumplir con lo pactado con las Farc es la organización jurídica con el fin de propender porque se respeten los derechos de las minorías y de la oposición. Por ello, se explora con el Congreso los mejores mecanismos para implementar el acuerdo de manera rápida y eficaz.

 


Acuerdos de Paz, Gobierno Nacional, Proceso de Paz

En la tierra de Mancuso nace la Casa de la Memoria

Noticia

Autor

Ayda María Martínez.

Fotografía

CNMH

Publicado

29 Ago 2015


En la tierra de Mancuso nace la Casa de la Memoria

En Tierralta, Córdoba, la historia del nacimiento y expansión de los grupos paramilitares se sufrió en carne propia. Sus habitantes vivieron desde finales de los noventas el accionar de uno de los comandantes emblemáticos de las AUC, Salvatore Mancuso. En esta región también se firmaron los acuerdos de desmovilización de las tropas de los grupos paramilitares, el corregimiento de Santa Fe de Ralito.


Por ello, en Tierralta son muchos los sobrevivientes que tienen historias sobre el conflicto para contar. Ellos mismos tuvieron la iniciativa de crear La Casa de la Memoria, un espacio para recordar lo que jamás debe volver a suceder, así como rescatar, darles nombre y dignidad a las víctimas de la región. Esta idea surge a partir de una propuesta de construcción del “Muro de Dignificación”, pero tras la alta participación de la comunidad y de diseños de maquetas se definió que sería una casa.

Con trabajos manuales, tapices, carteleras y ejercicios de memoria realizados con retazos de historias, las mismas víctimas expusieron ante los invitados a la inauguración de la Casa de la Memoria, el pasado domingo 2 de agosto, sus objetivos en relación con su iniciativa que sigue en construcción, puesto que miembros de la comunidad capacitados como “agentes de la memoria” seguirán recorriendo las veredas para recoger los relatos de otras víctimas.

La Casa cuenta con tres espacios, el central tiene la “colcha de la memoria” a disposición de las víctimas que quieran seguir bordando sus historias. Este objeto emblemático se viene tejiendo desde el 2008 para conmemorar la muerte del padre Sergio Restrepo, uno de los personajes centrales en la creación y desarrollo del municipio.

Pero lo especial de la Casa de la Memoria en Tierralta, es la habilidad manual que brota por cada uno de sus rincones. Biombos, sillas, puertas fueron elementos puestos por las víctimas participantes del proceso. A ello se suman salones para actividades comunitarias y una biblioteca, donde se pueden consultar los ejemplares de las colecciones del Centro Nacional de Memoria Histórica.

“Esto es un sueño que las víctimas podemos ver hecho realidad, pues siempre quisimos contar con un lugar específico dónde reposaran los recuerdos de nuestros seres queridos, que murieron a causa del conflicto y que aún permanecen en nuestras memorias”, aseguró Álvaro Álvarez, coordinador de la Mesa de Víctimas de Tierralta.

“Una vez dije que el recuerdo nunca muere, el recuerdo permanece, entonces eso es lo que me satisface porque no es solamente mi recuerdo sino, que el espacio está abierto para toda aquella persona que quiera hacer un aporte, una historia o cualquier cosa que tenga para contar”, complementó Álvarez.

Para Lisa Rodríguez, psicóloga de la Organización International Relief and Development, que acompaña el proceso, la Casa de la Memoria de Tierra Alta es el resultado del proyecto “Entrelazando”, que busca reconstruir el tejido social y dignificar la memoria de las víctimas del conflicto armado. 

“Nos apoyaron los jóvenes, los tejedores y los miembros de la mesa de participación de víctimas a través de todo un acompañamiento psicosocial. Primero empezó un trabajo de reconocimiento de pérdidas que ha dejado el conflicto armando para ellos desde sus lugares de origen, de resistencia en medio de conflicto y también de salida de sus territorios. Fue un proceso de reconocer una memoria”, explicó.

De esta manera, desde Tierralta, la comunidad sigue construyendo el sueño de la Casa de la Memoria con nuevas piezas e historias para hacer un llamado a la sociedad colombiana sobre la experiencia que vivieron del conflicto y que no se repita en nuestro país.

 


Casa de la memoria, Mancuso, tierra

5.800 relatos de personas desmovilizadas

5.800 relatos de personas desmovilizadas

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

05 Feb 2016


5.800 relatos de personas desmovilizadas

En 2015, 5.800 personas desmovilizadas de las AUC narraron al CNMH a través de la Dirección de Acuerdos de la Verdad, DAV, sus vivencias en la guerra como contribución a la verdad y a la memoria histórica


Construcción de la verdad certificada

Los relatos de estas personas desmovilizadas de diferentes estructuras de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) hoy ayudan a construir la verdad sobre la grave crisis humanitaria ocasionada por el conflicto armado. Todo esto con el apoyo de “Acuerdos de la Verdad”, un mecanismo no judicial, orientado a que surjan revelaciones en torno a saber qué pasó para entregarle a la sociedad informes con base en los hallazgos obtenidos.

Acuerdos de la Verdad, creado por la Ley 1424 de 2010 e implementado por el Centro Nacional de Memoria Histórica, busca convertirse en un recurso reparador para las víctimas del conflicto y que en el 2015 representó la expedición de 3.091 certificaciones de contribución a la verdad para estas personas desmovilizadas. “El país podrá conseguir importantes avances hacia la verdad, a través de un proceso de reconstrucción de verdad histórica sin antecedentes en el mundo”, así lo destacó, el director de la DAV del Centro Nacional de Memoria Histórica, Álvaro Villarraga.

En total son 16.094 firmantes de Acuerdos de la Verdad que se encuentran dentro de la ruta de este mecanismo no judicial de contribución a la verdad.

La DAV es la dirección encargada de recibir, analizar y sistematizar los relatos de los desmovilizados que no están cubiertos por la Ley 975 de 2005 (Ley de Justicia y Paz). Con este procedimiento, se pretende resolver los vacíos jurídicos de anteriores intentos de reinserción de personas pertenecientes a grupos armados al margen de la ley, resolver su situación jurídica y culminar satisfactoriamente su proceso de reintegración, con base en los requisitos de la misma Ley 1424.

Gracias a estos aportes, el Centro Nacional de Memoria Histórica entregará este año a la sociedad colombiana los primeros informes que buscan dar cuenta de lo que fue la actuación de los bloques Tolima, Calima, Cacique Nutibara, Metro y Héroes de Granada, los hechos de violencia que protagonizaron, las violaciones a los Derechos Humanos y todas las circunstancias que necesitan conocer las víctimas y la sociedad colombiana en general.

El mecanismo, que incorpora las voces de diferentes actores a través de las Contribuciones Voluntarias, fue destacado por el Centro Noruego de Recursos para la Construcción de Paz (Noref por sus siglas en inglés), al considerar que en el proceso de paz se necesitan mecanismos extrajudiciales que pueden aprovechar la experiencia del CNMH, que relacionan fórmulas no judiciales  “de una manera coherente, estratégica y aplicable” y permiten “resolver la situación legal de los excombatientes al recopilar testimonios que se sumarán a un mejor entendimiento de una dimensión clave del conflicto”, explica el ente internacional.

Ver infografía 

https://magic.piktochart.com/output/10702126-reporte-diferenciado

 


AUC, desmovilizados, Verdad, vivencias de guerra

Total de desaparecidos en Colombia podría llenar un estadio

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

Álvaro Cardona.

Publicado

29 Ago 2015


Total de desaparecidos en Colombia podría llenar un estadio

La capacidad de asistencia del estadio Metropolitano de Barranquilla para las eliminatorias de la selección Colombia es de 49.612. Este es un espacio deportivo que siempre se encuentra colmado de hinchas cuando juega la tricolor, no hay que negarlo. Sin embargo, y hay que decirlo, este mismo escenario podría llenarse con el total de víctimas de la desaparición forzada en el país; son más de 45 mil personas reportadas como desaparecidas forzadamente según la Fiscalía. Haga el ejercicio, imagine la magnitud de esta desgracia


Las comparaciones son muy odiosas pero es la mejor manera de entender la dimensión de este impacto del conflicto armado. Un estadio lleno con el total de personas que están desparecidas, “45 mil almas”, podría vociferar en un solo coro un gol de Colombia. Aclaramos, claro está, que respetamos el dolor de todas las víctimas del conflicto armado y nos solidarizamos con su dolor, lucha y resistencia. Hacemos este ejercicio para evocar en la mente de los indiferentes la importancia de este tema.

El próximo 30 y 31 de agostos miles de madres, padres, hermanos, hermanas, esposos e hijos, saldrán a las calles, en el día Internacional del Detenido Desaparecido, para exigir la búsqueda de sus seres queridos, y no son sólo de ellos, de nuestros desaparecidos. Porque esas 45 mil personas que no han vuelto a sus hogares, al igual que los 49.612 que llenan el estadio Metropolitano de Barranquilla, también son colombianos.

Volvamos a las comparaciones. Continuemos con el fútbol. En Colombia el promedio de asistencia a los estadios es de 20 mil hinchas por partido en el torneo local profesional, digamos, un Millonarios versus Huila en el estadio Nemesio Camacho El Campin de Bogotá, o Atlético Nacional versus Tolima en el Atanasio Girardot de Medellín. Según Isabel Ortigosa del Colectivo Orlando Fals Borda, “en el país hay registrados 20.443 casos de personas inhumadas como no identificadas en cementerios municipales, de acuerdo con información suministrada a la Fiscalía General de la Nación por 861 alcaldías locales”. Es decir, más de 20 mil N.N.

A ese dato del Colectivo Orlando Fals Borda súmele los cementerios clandestinos de los diferentes grupos armados del conflicto armado de Colombia. Entonces usted debe agregar lugares como la Escombrera en Medellín, las casas de pique en Buenaventura, las escuelas de la muerte en Caquetá, el cementerio clandestino de la Macarena, Meta, los hornos crematorios del Norte de Santander, y los que puedan llegar a revelarse con una eventual Comisión de la Verdad.

En sólo CINCO -con negrilla y mayúsculas- cementerios del Meta donde trabaja el Colectivo Orlando Fals Borda se registran 2.292 cuerpos de personas no identificadas. De esos, se han exhumado alrededor de mil y se ha logrado identificar más de 800, según la Fiscalía General de la Nación. De esos cuerpos “se han logrado entregar 77 a sus familiares en casi cinco años. A este ritmo, harían falta 144 años para entregar el resto de los cuerpos inhumados en estos cinco cementerios”, expone Isabel Ortigosa. Entonces, ¿Cuántos años faltan para entregar las 45 mil personas que hacen falta? 

A esto hay que sumarle la falta de garantías de las víctimas en las regiones para buscar sus familiares. Súmele la falta de recursos para contratar personal que realice la búsqueda y sobre todo “hace mucha falta de voluntad política”, dice Janeth Bautista, directora de la Fundación Nidya Érika Bautista.   

Para el asesor de la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Guillermo Fernández Maldonado, la desaparición forzada es un tema obligatorio para el Estado, “no estamos hablando de algo que sucedió en el pasado, es algo que sigue sucediendo y tiene un espectro mucho más amplio. Es algo sobre lo que siempre debe estar pendiente en cuanto a prevención, investigación y sanción”, explica. 

Entonces, ahora que empiezan las eliminatorias de la selección Colombia, recuerde que ese estadio podría estar desocupado, ya que es casi el mismo número de los desaparecidos a causa del conflicto armado. Pero sobre todo recuerde este 30 y 31 de agosto cuando vea a una madre con la fotografía en el pecho de su hijo o esposo, que ese desaparecido también es suyo, es un colombiano más. 

 


Colombia, Desaparecidos, Víctimas

La palabra, el poder y la violencia

La palabra, el poder y la violencia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

08 Feb 2016


La palabra, el poder y la violencia

Palabras de Gonzalo Sánchez, director del CNMH, a propósito de la conmemoración del día del periodista, este 9 de febrero

Reflexiones sobre la palabra de las víctimas, los perpetradores y los periodistas y académicos, con motivo del Informe del Centro Nacional de Memoria Histórica, La palabra y el silencio: la violencia contra periodistas en Colombia (1977-2015).


Hemos entrado al reino de la palabra: ella está presente en las negociaciones de paz, en la voz de las víctimas, y desde ya reclama un lugar en la anunciada comisión de la verdad, y en el Museo de la Memoria…Todo nos conduce a la palabra y al relato. La historia de nuestro instante es narrada a través de la palabra.

La palabra y el lenguaje nos han permitido estar, ser y permanecer de múltiples formas. Ahora mismo nos permiten que Colombia sea una Ágora de innumerables voces.

Me centraré hoy en tres estilos de expresión y composición de la palabra: la palabra de las víctimas, la palabra de los perpetradores y la palabra de los periodistas y académicos. Hoy la palabra atraviesa todo la escena social y del conflicto. La palabra cuenta y está sometida a muchos usos y abusos.

Comenzaré por una palabra relevante que ha adquirido en nuestro contexto político un valor enorme, y que es uno de los hilos con los cuales hemos comenzado a tejer la memoria. Me refiero a la palabra de las víctimas.

En el tejido que construimos de memoria hemos experimentado y sentido el valor que la palabra tiene en las incansables búsquedas de las víctimas.

Las víctimas no solo quieren hablar hoy, sino que han empezado a hablar hace ya décadas. Ellas buscan que su voz se escuche, y que su palabra sea tenida en cuenta. En múltiples ocasiones, las víctimas han surgido a través de la palabra y sus relatos. Pero también a través de la palabra buscan cambiarle el sentido a su condición de víctimas.

Las víctimas se empoderan políticamente a través de la palabra y se convierten en protagonistas y sujetos de derechos. El poder que pretendieron arrebatarle sus victimarios, al infligirles dolor, lo han reconvertido en capacidad de enunciación de su reclamo y de sus propuestas de transformación y superación de la violencia.

Las víctimas son ellas mismas narradoras de lo que les pasó, de cómo ocurrieron los hechos, de quiénes estuvieron presentes, de quiénes las victimizaron y de qué ausencias les dejó la barbarie. Su palabra circula. Su gran inquietud es por tanto: ¿”y qué van a hacer con mi palabra”?

Con la palabra de las víctimas tejemos memoria, tejemos país y tejemos futuro.

En segundo lugar quisiera llamar la atención sobre otra palabra que ha tenido espacio en los escenarios judiciales, públicos y políticos de nuestro país. Sobre una palabra que nos ha revelado el horror, que nos ha mostrado la capacidad del ser humano de hacer daño, y que nos ha hecho evidente el por qué reclaman las víctimas y el por qué se conmueve la sociedad, aunque no con toda la fuerza debida.

Estoy hablando de la palabra del perpetrador. Esa palabra que ha servido, en ocasiones, para aceptar responsabilidad y para confesar, pero también en otras muchas para legitimar y ocultar las tropelías.

En cierta forma, y de manera paradójica, cuando se han logrado confesiones, a través de la palabra, los perpetradores han permitido que veamos en ellos, en su palabra, el rostro, el cuerpo y el dolor de las víctimas.

Hago alusión a la palabra de los perpetradores con matices. El horror que han generado es tal que frente a él enmudece con frecuencia la palabra. La palabra del perpetrador expresa muchas verdades mutiladas o justificaciones oprobiosas. Se hace evidente aquí la máxima tensión entre quién habla y de qué habla.

La palabra de los perpetradores ha tenido mucho espacio público en nuestro país. Un reclamo plenamente justificado del mundo de los derechos humanos fue que a estos se les daba más espacio que a las víctimas. Y es ahí donde tenemos que detenernos, y preguntarnos qué dicen los perpetradores y con qué intención. ¿Con intención de confesar y resarcir, o con la pretensión de encubrir y legitimar o minimizar las atrocidades cometidas?

Los perpetradores trastocan muchas veces la función de la palabra que es comunicar, por una modalidad de uso para ocultar, tergiversar y confundir.

Develar su palabra es una tarea del presente, y sobre todo es una tarea de la memoria. Los hilos con los que tejemos la memoria también deben elegir cuáles de las palabras de los perpetradores narrarán nuestra guerra. Y elegir ojalá aquellos hilos de la confesión que a gritos claman por la no repetición.

Con la palabra de los perpetradores develamos otros sentidos de la memoria, y también caminamos incómodamente el pasado.

Finalmente, aparece la palabra de los testigos, de los narradores, de quienes escuchan el dolor, la vida y la muerte de las víctimas y el discurso de los perpetradores.

Estoy invocando una tercera manifestación de la palabra. La palabra de quienes construyen relato, historia y conocimiento. Me aproximo aquí a la palabra de los periodistas, pero también a la palabra de los académicos.

La palabra del testigo, del periodista, no es la palabra como fuente. La fuente está en la escena de los hechos. La fuente está en la vida de los protagonistas. La palabra de los testigos, de los periodistas, puede asimilarse a caja de resonancia pública de lo acontecido.

Los periodistas son en efecto mediadores entre los protagonistas y la sociedad. Mediadores entre lo acontecido y lo relatado.

Es a través de ellos que la sociedad accede al lugar de los hechos, y según la narración puede ver lo acontecido, puede ver o no ver a los protagonistas, puede entender o no las escenas, puede recoger con su conocimiento hechos, emociones, sensaciones y tramas narrativas.

El relato periodístico, traducido en crónicas, ubica a estos testigos no solo como informantes sino también como intérpretes de contextos, y de muchas otras voces que son las que les sirven de fuente.

El testigo, el periodista, no es depositario de la verdad, pero tiene una inmensa responsabilidad frente a ella, frente a cómo contar y a cómo descifrar la palabra de los otros y las otras, víctimas o perpetradores.

El periodista no es sicólogo, sin embargo, tiene en sus manos recursos de poder para poner en la esfera pública historias que de otra manera pudieran quedar fácilmente reprimidas, en la ignorancia o el olvido.

La palabra del periodista se despliega en los escenarios de las luchas políticas, en los escenarios de la memoria. La palabra del periodista es otro de los hilos con los cuales tejemos memoria.

La narración periodística al igual que la de los académicos no es pasiva o neutra. Produce conocimiento e interpretación de múltiples realidades, y también trasluce preferencias.

Todas estas palabras y voces que he puesto de relieve en estas reflexiones, enfrentan hoy, en esa inmensa Ágora que es Colombia, en el espacio abierto de la negociación, un reto: sobrevivir a la guerra y convertir el silencio en grito contra la violencia…esta es la misión del momento: ser palabra para nombrar la devastación que ha dejado la guerra. Ser palabra de sobrevivientes en resistencia a la guerra, ser palabra para La Paz.

Con todo y se trata en Colombia no de la potencia de la palabra que habla, sino de la palabra silenciada a lo largo de más de tres décadas. Aquí, de alguna manera, nos ensordecen las voces de los silencios inducidos por las violencias cruzadas del país.

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Palabra, poder, Violencia

El caso de Nydia Érika no puede volver a ocurrir

Noticia

Autor

CNMH

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CNMH

Publicado

29 Ago 2015


El caso de Nydia Érika no puede volver a ocurrir

Este 30 de agosto se cumplen 28 años de la desaparición forzada de Nydia Érika bautista en Bogotá. Esa misma fecha, en la que se conmemora el Día Internacional del Detenido Desaparecido, los familiares de Nydia Erika y de miles de desaparecidos más se reunirán en las principales plazas del país para pedir verdad y que estos crímenes no queden impunes.


Desde el CNMH hablamos con Janeth Bautista, su hermana, para hablar de la desaparición de Nydia, el camino recorrido para encontrarla, el exilio que sufrieron ella y su familia, y cómo después de tantos años aún busca justicia y verdad.

¿Han pasado 28 años de la desaparición de Nydia Érika Bautista, para las nuevas generaciones y quienes no conocen su historia, qué nos puede contar sobre ella?

“Nydia Érika bautista es mi hermana, la hermana mayor de una familia de seis hijos. Ella era socióloga y economista de la Universidad Nacional y la Universidad Central de Bogotá respectivamente, y también fue militante del M19. Fue madre de un niño que quedó huérfano a los 12 años, Erik Antonio. Desde muy temprana edad trabajó en proyectos sociales, con estudiantes de la Universidad Nacional, con quienes trabajó en varios proyectos en Bosa para la creación de escuelas y jardines para los niños menos favorecidos. Fue precisamente esa inclinación social la que la llevó a tomar la decisión, a mediados de los años 80, de ingresar al M19. Una decisión que le costó la libertad y la vida”.

¿Cómo fue la desaparición forzada de Nydia Érika bautista?

“Nydia primero fue detenida en la III Brigada de Cali en mayo de 1986, allí fue torturada y detenida arbitrariamente, aunque luego fue puesta en libertad. Un año después fue desaparecida definitivamente en Bogotá, en una operación entre la III y XX brigadas del ejército en Bogotá.

El último día que la vimos con vida fue en la primera comunión de nuestros niños, de su hijo y mi hija. Siendo alrededor de las 6:00 p.m., cuando acompañaba a una amiga que había asistido a la reunión a coger el bus, fue abordada por varios hombres que la subieron a la fuerza a un jeep. Desde ese entonces iniciamos la lucha por encontrarla, ese día cambió mi vida para siempre”.

¿Cómo fue la reacción de la familia ante este caso de desaparición forzada?

“Fue un despertar en el sentido más doloroso de la palabra. En esa época estaba de presidente Virgilio Barco y mi madre como nortesantandereana y mi padre como liberal, había votado por él para Presidente. Para ellos fue un duro golpe ver cómo durante ese gobierno sucedieran este tipo de crímenes que nunca se imaginaron.

La lucha empezó estrellándonos con esa realidad, de que las personas de la oposición política no tenían derecho a un juicio justo y por el contario empezó a aplicarse lo que ocurrió en otros países del Cono Sur como Argentina, Uruguay y Chile, de llevarse a los familiares bajo un camino de la niebla para que los familiares no supieran de ellos. Nosotros no supimos de la militancia de Nydia en el M19 hasta 1986, y confiábamos en que existiendo una democracia, si ella había cometido algún delito tuviera el derecho a ser llevada ante un juez para que mediante el debido proceso se hiciera un juicio y la sancionara con lo que correspondiera, nunca con la desaparición forzada.

Mi padre fue el más golpeado, lo recuerdo muy bien. Era liberal hasta los tuétanos, había sufrido la Violencia política en la época de Gaitán, y al saber lo que había sucedido lo primero que hizo fue ir a la sede del partido comunista, nunca fue comunista pero lo hizo como un acto de rebeldía”.

¿Cómo inicia el proceso de búsqueda?

“Salí con mi padre con una foto de Nydia y con una denuncia que nos ayudó a hacer Alirio Pedraza, quien también sería desaparecido. Salimos a la calle a repartir volantes, preguntando si alguien la había visto. Nos subimos a los buses, como lo hacen ahora los vendedores ambulantes, a pregunta por su paradero. Llegamos a brigadas, hospitales, morgues, fuimos a la Procuraduría, hablamos con el doctor Carlos Mauro Hoyos, asesinado en 1988, y llegamos hasta la Procuraduría Delegada para las Fuerzas Militares, en donde preguntaron a las brigadas militares pero no había razón de su paradero. Sin embargo, en este camino conocimos a otros familiares de desaparecidos, conocimos la organización ASFADDES y empezamos a ir a marchas y reuniones con la esperanza de poder tener una respuesta.

A los tres años de buscarla, un suboficial del Ejército se acercó a la Procuraduría a confesar varios crímenes que había cometido la brigada, entre ellos el de mi hermana. Así fue como el doctor Jaime Córdoba Triviño, en esa época procurador de Derechos Humanos, nos informó que era posible que Nydia estuviera enterrada en Guayabetal, Cundinamarca, de acuerdo a la información que habían entregado, y efectivamente, la oficina de investigaciones especiales de la Procuraduría hizo la exhumación y allí encontramos a Nydia Érika. A pesar de que la entregaron en una bolsa de basura, pudimos despedirnos y darle cristiana sepultura”.

¿Qué significó para ustedes poder encontrarla?

“Fue un hallazgo muy importante para nosotros y para el país, porque en esa época era difícil encontrar desaparecidos. Eso provocó una ola de solidaridad dentro del movimiento de derechos humanos en Colombia. Estuvimos muy acompañados por ong, otros familiares, y en ellos nació la esperanza de encontrar a sus seres queridos desaparecidos.

Sin embargo también empezaron las amenazas y la persecución, una situación que nos llevó al exilio en 1997”.

¿Por qué toman la decisión de exiliarse?

“Nuestro exilio se empezó a marcar desde el 30 de agosto de 1995, fecha en la que se exilió el Procurador Delegado para Derechos Humanos, Hernando Valencia Villa, quien falló en contra de cuatro suboficiales destituyéndolos de la Brigada XX del Ejército incluyendo al General Álvaro Velandia Hurtado. A raíz de esa decisión tuvo que salir del país pues la cúpula militar le puso varias denuncias y lo tildó de simpatizante del terrorismo.

En 1997 también aumentaron las amenazas contra nosotros y decidimos exiliarnos. Mi caso fue bastante difícil pues estaba embarazada, sin embargo, pude salir del país y viví 10 años en el exilio. Una década en la que pude trabajar para Amnistía Internacional en Londres, también hice varias investigaciones sobre la violencia contra la mujer en Juárez y en Guatemala, y desde el exilio seguíamos luchando en el caso de Nydia Érika. En Colombia el caso paso a la justicia penal militar y mi hermana Rocío siguió al frente de todo. Después de 10 años decidí regresar al país, pues el exilio es estar muerto en vida”.

¿Qué pasó con los implicados en el caso de la desaparición de Nydia Érika?

Primero fue una lucha para quitarle el caso a la justicia penal militar y llevarlo a la justicia ordinaria, pues ellos querían que entregáramos los restos de Nydia para un examen de ADN, sosteniendo que eso era un montaje y que los restos exhumados no correspondían a mi hermana. Nosotros hicimos objeción de conciencia y no quisimos entregar el sitio donde estaba Nydia. El día de la audiencia, los compañeros de la Comisión Colombiana de Juristas, que eran los representantes legales del caso, interpusieron una tutela para que se suspendiera la diligencia militar y en ese momento también llegó un fax al juzgado de la Corte ordenando suspender la diligencia. De ahí en adelante la Corte decidió que el caso pasara a la justicia ordinaria y la exhumación finalmente se hizo por orden de la Unidad de Derechos Humanos. Entregamos el sitio y un año después salió la identificación con un 99.78% de identidad positiva de Nydia Érika. A pesar de las pruebas, el caso precluyó por dudas sobre la responsabilidad de los militares quedando en la impunidad hasta el día de hoy. Finalmente, el año pasado en vista de que los culpables siguen libres, interpusimos una acción de revisión y lo presentamos a la Corte Suprema de Justicia, pero aún no hemos obtenido respuesta.

¿Cómo van a conmemorar este 30 de agosto, Día Internacional del Detenido Desaparecido?

“Este año la conmemoración empezó desde el 27 de agosto, inició con un desayuno con varias embajadas, agencias de cooperación internacional y organizaciones de desaparecidos de varias regiones del país, un encuentro para denunciar la situación y plantear nuestras propuestas para la mesa de diálogos de paz porque creemos que la búsqueda de los desaparecidos debe tener relevancia en este proceso.

Además, el 30 vamos a realizar una galería de la memoria en la Plaza de Bolívar con los familiares del Palacio de Justicia, Familiares Colombia, MOVICE, las Madres de Soacha y otras organizaciones. También como organización vamos a tener una reunión con la Unidad de Víctimas para hablar de reparación, verdad y justicia, además, vamos a socializar cómo van los procesos penales de nuestros familiares. Finalmente, tendremos un taller sobre comisión de la verdad y justicia transicional. Sin embargo, el 30 de agosto es un día para que la sociedad se movilice y se conmueva con los 45 mil desaparecidos que hay en el país”.

Perfiles contra el olvido: Fundación Nydia Erika Bautista

 

Publicado en Noticias CNMH



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