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Tres iniciativas de excombatientes que están construyendo paz con arte

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Autor

Camilo Ara

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Camilo Ara

Publicado

18 Feb 2019


Tres iniciativas de excombatientes que están construyendo paz con arte

Los invitamos a recorrer tres proyectos de memoria histórica, que nacieron en los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación para exmiembros de las Farc. Un documental, una obra de teatro y unos murales, que narran tres visiones de la vida después de las armas.


Los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR), para excombatientes de las Farc, se han convertido en lugares de encuentro y creación. Allí, algunas personas han dado, literalmente, un paso de las armas al arte para contarle al país que es posible convivir sin hacernos daño, sin matarnos los unos a los otros.

El Centro Nacional de Memoria Historia (CNMH), por medio de las Iniciativas de Memoria, acompañó durante 2018 tres proyectos artísticos desarrollados por excombatientes de esa guerrilla. Con cámaras de video, brochas, pintura y danza, estas personas narraron su pasó de la violencia a la convivencia.

Un documental

  • Yorli, excombatiente de las Farc, es una de las protagonistas del documental “Nunca invisibles, mujeres farianas, adiós a la guerra”.

  • Yorli, excombatiente de las Farc, es una de las protagonistas del documental “Nunca invisibles, mujeres farianas, adiós a la guerra”.

  • Yorli, excombatiente de las Farc, es una de las protagonistas del documental “Nunca invisibles, mujeres farianas, adiós a la guerra”.

  • Mural en el parque central de Orito, Arauca.

Una mujer joven sonríe, alza un bebé. Es un niño. También sonríe. Son madre e hijo. Ella relata su historia de vida: el antes, el durante y el después de ingresar a la guerrilla de las Farc, las circunstancias que la llevaron a tomar esa decisión. Sentada, ahí, ahora como excombatiente, comparte sus relatos y hace memoria.  

—Nosotras que somos las protagonistas de esta lucha, que hemos estado allí… además de ser mamás también podemos ayudar a construir una sociedad nueva.

Es Yorli. Habla sin disimulo, mirando fijamente a la persona que la está entrevistando. Su relato, junto al de otras cuatro compañeras y la hija de dos exintegrantes de las Farc, hacen parte del documental “Nunca invisibles: mujeres farianas, adiós a la guerra”. Seis historias de vida y un único propósito: visibilizar las distintas experiencias y trayectorias de las mujeres en la guerra y su paso a la vida civil. El adiós a las armas. Un documental hecho por ellas, producto de un proceso de encuentro, escucha y conversación.

Los acentos marcados, las diferentes entonaciones, dejan ver que son de latitudes distintas. También sus rasgos muestran la diversidad de Colombia: indígena, afro, mestizas. Todas coinciden en que quieren convivir como iguales. Ese mensaje también lo han enviado otras decenas de mujeres que pertenecieron a esa guerrilla. Según el Censo socioeconómico de las FARC, realizado en el 2017 por la Universidad Nacional de Colombia a 10.015 exguerrilleros, las mujeres representaban el 23% en ese grupo armado.

Las memorias de Mariana, Patricia, Esther, Nancy, Yorli y María Alejandrareflejan los deseos de muchos, que vivieron inmersos en confrontaciones armadas. De mujeres que desean convivir en un país en paz, donde quepan las diferencias, donde no se extermine al que piensa diferente. “Nosotras como mujeres nos interesa mucho aportarle la verdad desde lo que fue nuestra vida militante. No todas las mujeres que hicimos parte de las Farc nos alzamos en armas, otras cumplían más unos papeles de tipo político y clandestino, entonces también decidimos que estas mujeres merecían ser reconocidas… Por eso decimos ‘adiós a la guerra’, dejar atrás las armas y hacer política por las vías legales”, explica Liliany Obando, gestora de la iniciativa “Nunca invisibles”.

Vea el documental “Nunca invisibles: mujeres farianas, adiós a la guerra”.

A 750 kilómetros al norte del Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) Antonio Nariño (Icononzo, Tolima), donde estas mujeres grabaron “Nunca invisibles”, se encuentra otra experiencia de arte realizada por excombatientes. Está en Arauquita, municipio de Arauca. Allí se escucha en coro decir:

Comenzamos esta noble historia
que pasó en la vida de Colombia.
De la guerra venimos
y a la paz caminamos,
pero para ello reclamamos
nos presten toda su atención…
y al final sólo esperamos
que al comprender lo sucedido,
logremos entre todos…
la reconciliación.

Se trata de la iniciativa de memoria “Desde el arte araucando caminos de reconciliación”, realizada por miembros del ETCR Martín Villa. “Araucando” es un neologismo: una palabra creada por los integrantes de este proyecto, para nombrar lo que hacían en búsqueda de la reconciliación. Una metáfora basada en dejar las armas para empuñar guitarras, tambores y pinturas, que invitan a trabajar desde la diversidad y el reconocimiento del otro a pesar de las contradicciones. “A través de la cultura hemos ido a muchas partes y hemos dado a conocer qué clase de personas somos y no como la humanidad creía que éramos. No somos inhumanos”, dice Alcides Silva, un afro con mostacho y mirada perdida.

Luego de un proceso de formación y reflexión sobre memoria histórica, nació la idea de una obra de teatro. “El montaje es una alegoría de vivencias de la guerra y la paz, en la que se muestran acontecimientos claves de la vida de tres excombatientes en el tránsito hacia este camino: dejación de armas, entrega colectiva de elementos u objetos de guerra y encuentro con sus familias. A través de ellos, van narrando sus vivencias en el marco del conflicto armado, mientras se ven enfrentados al dilema de continuarlo o tomar el camino de la paz”, explican los autores de este proyecto en el cuaderno “Desde el arte araucando caminos de reconciliación”, que también surgió en este proceso.

Richard Díaz, gestor de esta iniciativa de memoria, asegura que “a través del arte podemos aportar a la transformación política y social de país, en este caso de forma coyuntural al proceso de paz que estamos llevando a cabo. El arte ayuda a desinhibirnos; ayuda a terminar con temores de vernos al interior, de reflexionar, de acercarnos al otro. Nos ponemos en los zapatos del otro”.

Vea el vídeo en el siguiente enlace sobre esta iniciativa.

Unos murales

Al otro extremo del país, pasando de norte a sur, en Putumayo, está la fundación Caracolas de Paz. Allí, un grupo de mujeres viene trabajando (de la mano de la fundación Inty Grillos y habitantes del ETCR Heiler Mosquera de La Carmelita) en la iniciativa “La ruta del color y la memoria”: una intervención del espacio público a través de murales, que narran las historias de las personas LGBT en la guerra y que invita a los caminantes a hacer una reflexión sobre la reconciliación y la convivencia. Parte de las mujeres de este grupo se reconocen como mujeres lesbianas víctimas del conflicto armado.

Esta iniciativa posibilitó encuentros entre habitantes del Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación “Heiler Mosquera” de La Carmelita, y miembros de los sectores LGBT de Orito, Puerto Asís y Sibundoy. Diálogos que por décadas se pensaron imposibles, que permitieron reconocer los dolores y sufrimientos vividos en la guerra. En esos encuentros se exaltó, principalmente, la apuesta común por construir “una sociedad sin discriminaciones por razones de género, orientación sexual ni ideología política”, explica un cuadernillo que realizó la iniciativa.

Estas galerías a cielo abierto son otra prueba del arte como vehículo sanador de los odios y las marcas de la violencia, como una herramienta para la transformación social. “Este fue el escenario de un encuentro impensado en años atrás, de miradas que se cruzaron en un principio desde los recelos acumulados por la guerra, pero que terminaron en abrazos y sonrisas después de jornadas de trabajo que, desde el juego, el arte y la creatividad, activaron memorias individuales y colectivas que se entrelazaron en la construcción de cuatro murales pintados a múltiples manos”, explica La Ruta del Color y la Memoria.

Las enseñanzas

Durante décadas el país se dividió a causa de la violencia. La guerra nos envolvió en odios, rencores y muerte. Y muchos creyeron que el único camino para lograr sus objetivos, era el exterminio inequívoco de la diferencia. Pero hoy, después de que la guerrilla más longeva de Sudamérica dejó las armas, se abrieron nuevos caminos. Y ejemplo de ello ha sido el trabajo realizado con las experiencias artísticas de los excombatientes por medio de las Iniciativas de Memoria del CNMH.

Estas iniciativas nos han permitido tener “la certeza de la humanidad de los excombatientes y las excombatientes”, como explica Vladimir Melo, coordinador de las Iniciativas de Memoria del CNMH. Y continúa diciendo, que estos proyectos son una oportunidad para “reconocer a los guerreros como seres complejos en sus motivaciones, experiencias, expectativas. La importancia de construir una memoria plural, que integre las voces y los relatos de las distintas personas que han participado en el conflicto armado, para poder escucharnos y hacer viable la paz”.  

La semilla ya está sembrada y depende de la voluntad activa de la sociedad en general, para que ese proceso de germinación llegue a buen puerto. “Debemos darnos la oportunidad de escuchar las voces de quienes vivieron la guerra desde el otro lado. Por eso la memoria debe ser una aliada para la paz y la reconciliación; debe ser un puente que permita acercar a las víctimas y a los excombatientes en el propósito de comprender lo que pasó, y así aportar a la verdad, a la justicia, a la reparación simbólica y a la no repetición de los sufrimientos y crímenes que marcaron el doloroso camino del conflicto armado”, concluye Helga Bermúdez, investigadora del CNMH.

 

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Arte, Teatro, Cine, Memoria, Excombatientes, Farc


Arte, Cine, Excombatientes, Farc, Memoria, Teatro

El resurgir del Movimiento Cívico del Oriente Antioqueño

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CNMH

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CNMH

Publicado

13 Nov 2018


El resurgir del Movimiento Cívico del Oriente Antioqueño

Dos décadas después de que exterminaran este Movimiento que lideró la defensa del territorio por los megaproyectos, algunos sobrevivientes volvieron a alzar su voz, a hacer memoria y a dignificar el nombre de sus 224 líderes asesinados entre 1983 y mediados de los 90. Su archivo fue incluido en el Registro Especial de Archivos de Derechos Humanos (READH).


Juan Camilo Gallego Castro 

Parecía un asunto de tragos, de añoranzas, de reencuentro con amigos. Parecía, eso creía Carlos Alberto Ruiz Ospina en diciembre de 2013. “Hombre, le decían, ¿vas a dejar morir todo? ¿Que se acabe todo por lo que luchamos?”. “Hagan una petición por escrito y ya miramos”, les respondió. La carta llegó y desde entonces retomó de nuevo lo que luchó por décadas. No más en enero de este año la Unidad de Víctimas admitió como víctima del conflicto armado y como sujeto de reparación colectiva al Movimiento Cívico del Oriente Antioqueño, al cual ingresó en 1980.

Carlos Ruiz dice, mientras se toma un tinto en el parque de Marinilla, Antioquia, que es uno de los pocos sobrevivientes de aquel Movimiento al que le asesinaron 224 de sus líderes. ¿Cómo se explica?

A principios de los años 60, dice Ruiz, el Oriente antioqueño (conformado por 23 municipios) era una región conservadora, católica, campesina y de pequeñas propiedades. “Medellín se alimentaba de sus productos y de pronto llega una avalancha de cuatro o cinco mil hombres que se meten en una montaña a trabajar en todo el complejo hidroeléctrico, en el embalse de El Peñol-Guatapé, cuya construcción inició en 1964. Cada fin de semana esos tipos salen a la calle, ¿a qué? Se destruyen las familias, pululan el alcohol, las drogas y la drogadicción. Luego el antiguo Peñol queda bajo las aguas del embalse y ese pueblo pierde su vocación”.

A raíz de esto, según Ruiz, pasan tres cosas: cambia la tenencia de la tierra, cambia el uso de la tierra y cambia la actividad del hombre.

El Oriente antioqueño fue definida como la región industrial y comercial de Antioquia. Entonces no solo la convierten en la zona que genera la tercera parte de la energía del país, sino que también abren la autopista Medellín-Bogotá, que parte en dos la región; luego construyen un puerto seco: el aeropuerto José María Córdova.

A esos cambios de pocas décadas se opusieron los líderes del Movimiento Cívico del Oriente Antioqueño. Lo hicieron por el alto costo de la energía que pagaban las comunidades, si se entendía que era en sus territorios en donde se generaba; pero también los desplazamientos e incumplimientos y atropellos y las compras forzadas de los cuales fueron víctimas los habitantes del Oriente mientras se impusieron estos megaproyectos; a los cambios de los cuales nunca fueron consultados.

En defensa del territorio se organizó el Movimiento Cívico. Primero hubo paros locales y subregionales y luego dos grandes paros cívicos en 1982 y 1984. Una región paralizada. El líder del Movimiento fue Ramón Emilio Arcila, “el más importante que tuvo el Oriente antioqueño en el siglo XX. En ese tiempo él era el estratega y yo el organizador”, recuerda Ruiz.

En 1983 asesinaron a Julián Conrado David en San Carlos, y así siguieron los demás integrantes del Movimiento, incluso a Ramón Emilio Arcila el 30 de diciembre de 1990. Carlos Ruiz se salvó de la muerte en dos atentados. El primero en 1984 en San Luis, Antioquia, en un foro donde era ponente. Varios políticos conservadores amigos suyos le dijeron que “olía a formol”, que tenía que salir de allí porque lo iban a matar. En la segunda ocasión, cuatro años después, un amorío fue su salvación. No pasó la noche en su casa y los asesinos lo creyeron allá. Al irrumpir de madrugada no lo hallaron, él andaba en otra cama. Jesús María Valle, amigo personal de Ruiz y de Ramón Emilio Arcila le aconsejó que se fuera de Antioquia. Por muchos años estuvo por fuera del Oriente, cada tanto regresaba. “Hay un valor ético que es superior al miedo. Al estar en el Eje cafetero siempre venía a Medellín”, dice.

Entre 1983 y mediados de los noventa arreció la persecución a los líderes del Movimiento Cívico. Por eso, en 2013 le dijeron a Ruiz, en medio de los tragos de una noche Marinilla, que no podía dejar morir el Movimiento, la lucha, la defensa de la región. Tantos años después le interesa indagar en las causas de lo que le sucedió a su región, para que no se repita. Junto a otros líderes del Oriente crearon la Corporación Movimiento Cívico del Oriente Antioqueño Ramón Emilio Arcila (Comcrear), con la idea de recuperar la memoria histórica del Movimiento, reivindicar y dignificar los dirigentes cívicos asesinados y trabajar para que lo sucedido y no permanezca impune. A este trabajo se sumaron personas de El Peñol, El Carmen de Viboral, Granada, Rionegro, El santuario, Guatapé, San Rafael, San Carlos, Guarne y La Unión.

El archivo del Movimiento está dividido entre sus líderes, pues aún no cuentan con una sede. Están las actas de constitución de las juntas cívicas de la región, memorias, monografías, recortes de prensa, registros audiovisuales, entrevistas a sobrevivientes, entre otros. Este es uno de los 313 archivos de derechos humanos que el Centro Nacional de Memoria Histórica ha identificado en Antioquia desde 2015, y uno de los 2043 del país.

De 1958 a septiembre de 2018 en el Oriente antioqueño hubo 9.181 asesinatos selectivos y 214 masacres. El Movimiento Cívico no solo fue víctima del conflicto social de la región, sino que este luego derivó en un conflicto armado. En los 80 y 90, “nos volvimos un problema para los poderes locales y regionales. Teníamos legitimidad y respaldo”, puntualiza Carlos Ruiz.

 

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Movimiento Cívico del Oriente Antioqueño, Registro Especial de Archivos DDHH

Rubén Darío Acevedo se posesionó como nuevo director del CNMH

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CNMH

Publicado

21 Feb 2019


Rubén Darío Acevedo se posesionó como nuevo director del CNMH

  • Luego del acto oficial de posesión, celebrado este jueves 21 de febrero, el nuevo director aseguró, en reunión con el equipo de trabajo del Centro de Nacional de Memoria Histórica, que  la memoria no puede servir para estimular las venganzas y que “vamos a escuchar a las víctimas que no han sido escuchadas”.
  • Además, en el proceso de empalme, señaló que se darán garantías para la conservación de los archivos de derechos humanos que reposan en la entidad, y que está dispuesto a hablar con quienes han expresado temor por el futuro de sus archivos.

Este jueves 21 de febrero se posesionó como nuevo director del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), el historiador Rubén Darío Acevedo Carmona. Su nombramiento ya había sido oficializado por la Presidencia de la República, a través del decreto 247 del 19 de febrero del 2019. Rubén Darío Acevedo es historiador y magister en Historia de la Universidad Nacional de Colombia (1985 y 1992), y doctor en Historia de la Universidad de Huelva, España (2004), donde su tesis fue calificado como “sobresaliente cum laude”.

Gran parte de su trayectoria profesional ha transcurrido en la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, a la que estuvo vinculado desde 1987. Su último cargo en esta institución fue como vicedecano Académico de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas. En esta universidad también se desempeñó como profesor; Secretario Académico;  director del Área Curricular de Ciencias Humanas y Sociales, y de los posgrados de Historia; director de la revista Historia y Sociedad, de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas; y miembro de la Comisión de Convivencia Universitaria y de la Comisión de Asuntos Disciplinarios. Acevedo fue distinguido como profesor emérito de la Universidad Nacional de Colombia en el 2017.

Ha sido, además, evaluador de proyectos de investigación de Colciencias, miembro de la Red Iberoamericana de Estudios Parlamentarios, fundador de la Escuela Nacional Sindical Medellín, y profesor de la Universidad Autónoma Latinoamericana y del Instituto Superior de Artes. Ha asistido como profesor invitado a diversas universidades de Colombia, España, Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Brasil.

Rubén Darío Acevedo, durante su presentación frente al equipo de trabajo del CNMH.

En 1986 publicó su primer libro (Gerardo Molina, el intelectual, el político) y en el 2018, su último (De Historia y de política, compilación de ensayos e investigaciones), sumando seis libros de su completa autoría, dos compilaciones, y 16 publicaciones como coautor. Además de una treintena de artículos en revistas nacionales e internacionales. Ha sido colaborador de medios como El Tiempo, El Colombiano, Carta Universitaria y UN Periódico. Desde septiembre del 2012, y hasta comienzos del pasado enero, fue columnista del diario El Espectador.

Luego del acto de posesión, que se realizó en horas de la mañana, Darío Acevedo convocó al equipo de trabajo del CNMH, para hacer una primera presentación. En su intervención, Acevedo aseguró que  la memoria no puede servir para estimular las venganzas sino que tiene que “servir como catarsis”, como “un testimonio válido para los investigadores” que están trabajando en la búsqueda de la verdad de lo que nos sucedió. “Vamos a escuchar a las víctimas que no han sido escuchadas”, dijo.

Rubén Darío Acevedo añadió que todo lo relacionado con los conflictos y violencia política del país son temas muy controversiales, y que ni él ni la institución van a determinar cuál es la versión final. “Pretendo adelantar un trabajo basado en criterios profesionales y académicos. Respetaré integralmente el testimonio de las víctimas”.

En el proceso de empalme con el director saliente se ha aclarado que los archivos de organizaciones de víctimas, y de las demás instituciones o personas naturales, “están a buen recaudo” y que se dará garantía para su conservación. El nuevo director manifestó su disposición para reunirse con los dirigentes y líderes de las organizaciones que han manifestado temores, sobre el respeto que por ley se debe mantener sobre ese patrimonio de la memoria histórica.

Por último, el director del CNMH aseguró que responderá próximamente a la invitación que le hizo el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, para conversar acerca de la cooperación interinstitucional sobre temas comunes.

 

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CNMH, Darío Acevedo Carmona, DPS, ExDirector CNMH, Memoria

Respuesta del director del CNMH a carta del padre Francisco de Roux

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CNMH

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CNMH

Publicado

26 Feb 2019


Respuesta del director del CNMH a carta del padre Francisco de Roux

En respuesta a la carta enviada recientemente por el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, nuestro nuevo director, Darío Acevedo, manifiesta su disposición de mantener un diálogo abierto y constructivo, tanto con él como con las organizaciones de víctimas que han mostrado preocupación por la preservación de sus archivos.

Descargue aquí el comunicado.

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Comisión de la Verdad, Darío Acevedo, ExDirector CNMH, Víctimas

El Mochuelo: el museo de la memoria que viajará por los Montes de María

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Archivo CCMMaL21

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Archivo CCMMaL21

Publicado

04 Mar 2019


El Mochuelo: el museo de la memoria que viajará por los Montes de María

  • Este museo itinerante, que recoge historias, recorridos, testimonios y voces de 16 municipios de Sucre y Bolívar, estuvo en construcción durante once años. El próximo 15 de marzo comienza su recorrido en El Carmen de Bolívar (Bolívar).
  • Su objetivo es recorrer todas las comunidades y fortalecer la convivencia, la organización y la unión en esta región, que sufrió las violencias de todos los grupos armados.
  • Según el Observatorio de Memoria y Conflicto del CNMH, entre 1985 y 2017 se registraron allí 3.197 asesinatos selectivos, 117 masacres y 1.385 personas desaparecidas.

Desde hace once años los habitantes de los Montes de María emprendieron una gran misión: reconstruir con su propia voz las historias de lucha y resistencia que los han marcado por más de medio siglo, reconocer las afectaciones que el conflicto armado les causó, y visibilizar esos relatos en un espacio que les garantice sus derechos a la reparación, a la verdad y a la no repetición. Los próximos 14, 15 y 16 de marzo ese sueño se verá materializado, con la inauguración de El Mochuelo – Museo Itinerante de los Montes de María, en El Carmen de Bolívar (Bolívar).

Todo empezó con una pregunta, que surgió luego de intensas olas de violencia provocadas por grupos armados de todos los bandos: ¿Para qué recordar? Según cifras del Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), en los 16 municipios de Sucre y Bolívar que conforman esta región del Caribe colombiano conocida como Montes de María, entre 1985 y 2017 se registraron: 3.197 asesinatos selectivos, 117 masacres, 1.385 personas desaparecidas y 657 víctimas de violencia sexual (la mayoría de ellas mujeres). Todos estos hechos no solo sumaron miles de víctimas, sino que desintegraron a una población que durante años había luchado por el acceso a la tierra: un derecho esencial en la vida montemariana.

¿Para qué recordar? Con esta pregunta en mente, el Colectivo de Comunicaciones de los Montes de María Línea 21 (CCMMLa21) tocó las puertas de ONGs, cooperantes internacionales e instituciones académicas. Y en el 2008 creó pequeños grupos en los territorios, llamados Colectivos de Narradores y Narradoras de la Memoria, que empezaron a circular la palabra como derecho fundamental, “después de haber sido sometidos al silencio por parte de los actores armados en medio del conflicto”, aseguran ellos.

Los Narradores y Narradoras de la Memoria, unidos en un abrazo durante un campamento Juvenil.

A través de videos, fotografías y testimonios, los narradores y narradoras rescataron no solo los relatos de dolor de los montemarianos, sino también las historias de grandes líderes y lideresas que dedicaron la vida a luchar por sus comunidades; retrataron los paisajes rurales de la región, que se crean desde el río Magdalena hasta el mar Caribe; revivieron las tradiciones culturales que, entre juglares y gaitas, han marcado la identidad montemariana; y recogieron el anhelo conjunto por ser comunidades de paz.

El Mochuelo fue bautizado así “por un pájaro de fino cantar” muy popular en la región, y por la canción del cantautor sanjacintero Adolfo Pacheco Anillo, que lleva el mismo nombre. Como un pájaro, este museo emprenderá el vuelo de la memoria en los Montes de María. Su espacio físico está concebido como una casa tradicional de la región. En él, las mecedoras de madera, las fotografías históricas y documentos de las luchas campesinas, las canciones montemarianas, el patio de juegos y el “árbol de la vida” -que recoge los nombres de 700 víctimas del conflicto armado en esta región-, invitan a hacer de la memoria un camino para el encuentro, la superación del miedo y la construcción colectiva de paz.

Este 15 de marzo esta muestra itinerante emprende un viaje que comienza en El Carmen de Bolívar. Unos 70 delegados de los 16 municipios, junto a académicos y visitantes, participarán durante tres días en actividades culturales, charlas y talleres de capacitación, para luego recibir a El Mochuelo en sus propias comunidades.

Este museo fue construido gracias al apoyo que diferentes aliados internacionales brindaron para su gestión, planeación y desarrollo, junto a las 16 comunidades de los Montes de Marías. El apoyo de la Embajada de Francia en Colombia fue vital. Durante la inauguración, el embajador Gautier Mignon acompañará a la iniciativa de jóvenes Mochuelos Cantores y Cantoras en esta apertura.

Descargue aquí la agenda del evento.

Para mayor información

Laura Angélica Cerón Hernández
Periodista Centro Nacional de Memoria Histórica
laura.ceron@https:https://centrodememoriahistorica.gov.co

 

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Carmen de Bolívar, El Mochuelo, Montes de María, Museos de Memoria

Memorias de vida desde el Catatumbo

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Publicado

14 Nov 2018


Memorias de vida desde el Catatumbo

  • El CNMH lanzará en Bogotá, Tibú, Ocaña y Cúcuta el informe Catatumbo: Memorias de vida y dignidad*, un recorrido por la violencia que ha vivido esta región de Norte de Santander, desde la llegada de los españoles al territorio barí hasta la dominación de los grupos armados ilegales que persiste.
  • Entre 1999 y 2006, con la entrada de tres estructuras paramilitares, la región vivió una violencia sin precedentes: casi 100 mil desplazados, 832 asesinatos selectivos y 599 muertos en masacres.
  • La violencia, el abandono estatal y la pobreza hicieron que el cultivo de coca fuera una posibilidad de sustento para los campesinos, y eso los llevó a ser objetivo de políticas de lucha contra las drogas poco efectivas.
  • A pesar de todo, las catatumberas y catatumberos han levantado y fortalecido sus organizaciones, han resistido y se han movilizado para exigir mejores condiciones de vida.

Desde la conquista española hasta hoy, los habitantes de la región del Catatumbo, en Norte de Santander, han hecho frente al abuso de diversos actores legales e ilegales, que han ocupado su territorio y han perpetuado distintos tipos de violencias. Esa es la historia que el Centro Nacional de Memoria Histórica reconstruye en su informe Catatumbo: Memorias de vida y dignidad, que estamos lanzando hoy, y que nació de una propuesta de la Diócesis de Tibú y su Pastoral de Víctimas, a la que luego se sumó la Asociación de Autoridades Tradicionales del Pueblo Barí Ñatubaiyibarí.

Para el Pueblo Barí, la violencia en el Catatumbo arrancó con la llegada de los españoles, que trataron de imponerles su idioma, su religión y su cultura. Para otros habitantes de la región, esta empezó a principios del siglo XX, con la entrada de las empresas petroleras que provocaron el desplazamiento y la desaparición de miles de indígenas, y a la vez motivaron la llegada de campesinos y trabajadores de esta industria.

El conflicto armado llegó a finales de los setenta y se agravó a finales de los ochenta, cuando el ELN, el EPL y las FARC fortalecieron sus acciones militares con asesinatos selectivos, secuestros, extorsiones y tomas a poblados. Pero fue entre 1999 y 2006 cuando la región vivió una violencia sin precedentes, con el accionar de tres estructuras paramilitares: el Bloque Catatumbo, el Frente Héctor Julio Peinado Becerra y el Frente Resistencia Motilona. En estos siete años de presencia paramilitar se desplazaron forzadamente 99.074 personas, que equivalen al 59,5% de los desplazamientos de los últimos 32 años. También hubo 832 casos de asesinatos selectivos y 599 muertos en masacres: 403 por parte de paramilitares y 142 por parte de las guerrillas.

A raíz de estas violencias, del abandono estatal y de la pobreza, los cultivos de coca aparecieron como una posibilidad de sustento para los campesinos de la región, quienes enfrentaban (y siguen enfrentando) difíciles condiciones para la comercialización de sus productos tradicionales. Pero cultivar coca los convirtió en objetivo de políticas de lucha contra las drogas que, además de ser costosas en términos económicos, ambientales, sociales y de salud, en ocasiones justificaron también nuevas violencias.

Aunque las FARC se desmovilizaron, el conflicto persiste en el Catatumbo. El ELN y el EPL se expandieron en la región y hubo una militarización sin precedentes, que ha producido, entre otras graves vulneraciones, ejecuciones extrajudiciales cometidas por miembros de la Fuerza Pública. A este escenario se suma a la presencia y accionar de Grupos Armados Posdesmovilización. La región presenta hoy grandes desafíos de cara a la construcción de la paz territorial. Sin embargo, y a pesar de la violencia y la precariedad, las catatumberas y catatumberos han levantado y fortalecido sus organizaciones, han resistido y se han movilizado en varios paros campesinos para exigir mejores condiciones de vida en su región.

En este recorrido por las voces y memorias de los habitantes de esta región se encuentran tres tensiones principales. Primero: a pesar de ser una región exuberante y rica en recursos naturales sus pobladores han vivido en la marginalidad y la precariedad, y las comunidades perciben la presencia estatal especialmente con su cara militar y antinarcóticos, en lugar de ver acciones que busquen suplir las necesidades más sentidas de la gente. Segundo: ante ese panorama, las catatumberas y catatumberos se han organizado y han trabajado comunitariamente por una vida digna, pero por esa razón han sido violentados y desconocidos. Y tercero: sobre ellos y ellas han recaído estigmas que han justificado distintas formas de violencia hasta el presente.

Ese panorama motivó al Centro Nacional de Memoria Histórica a hacer una serie de recomendaciones que permitan construir las condiciones para que la guerra no se repita, y se consoliden las apuestas por una vida digna en el Catatumbo: atender las necesidades de la gente, reconocer y proteger las dinámicas organizativas, ampliar los espacios de participación, desarmar estigmas y cerrar ciclos de violencia, replantear las políticas frente a la coca y avanzar en procesos de verdad, reparación y no repetición.

Este ejercicio de reconstrucción de memoria histórica contó con la colaboración de una multiplicidad de personas, organizaciones y entidades de la región.

*Además del informe general y su resumen, se presentará una serie de cartillas con historias sobre lo que significa ser campesino, niño o niña, mujer, indígena, docente o LGBT en ese territorio. También un mapa que identifica los lugares de memoria y de vida en la región, así como las transformaciones territoriales que ha sufrido el Catatumbo por cuenta de la violencia.

LANZAMIENTOS

Bogotá

Fecha: 15 de noviembre
Lugar: Centro Cultural Gabriel García Márquez – Calle 11 #5-60
Hora: 5:30 p.m.

Ocaña

Fecha: 27 de noviembre
Lugar y hora por definir

Cúcuta

Fecha: 28 de noviembre
Lugar: Universidad Francisco de Paula Santander – Salón Eustorgio Colmenares
Hora: 8:30 a.m.

Tibú

Fecha: 30 de noviembre
Lugar: Seminario Menor San Luis Beltrán
Hora: 9:00 a.m.

Navegue aquí el especial multimedia 

Descargue aquí el informe Catatumbo: Memorias de vida y dignidad

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Catatumbo, Guerrillas, Memoria, Norte de Santander, Paramilitares

Director del CNMH responde carta de profesores de historia de la UNAL

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Publicado

04 Mar 2019


Director del CNMH responde carta de profesores de historia de la UNAL

El director del Centro Nacional de Memoria Histórica, Darío Acevedo, responde a la carta del claustro de profesores de historia de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá.

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Darío Acevedo, ExDirector CNMH, Historia, Memoria, Universidad Nacional

Serie documental “Somos más que 11” – Entrega I: El día del asalto a la Asamblea

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Publicado

15 Nov 2018


Serie documental “Somos más que 11” – Entrega I: El día del asalto a la Asamblea

El Centro Nacional de Memoria Histórica presenta el primer ejercicio de memoria sobre el caso de los diputados del Valle del Cauca, secuestrados y asesinados por las FARC. En esta primera entrega de la serie documental “Somos más que 11”, reconstruimos el minuto a minuto de lo sucedido el 11 de abril del 2002, día de la toma a la Asamblea del Valle. 


“Bueno, señoras y señores nosotros somos las FARC, nos los llevamos del centro de Cali”. Es lo que dijo alias J.J. cuando notificó a 17 personas de la Asamblea del Valle (entre diputados y asistentes) que estaban secuestradas. Mientras tanto, un guerrillero grababa el episodio. En las imágenes se pueden observar los rostros de sorpresa, indignación y angustia de quienes bajo engaño se subieron a una buseta blanca buscando la protección del Ejército frente a una supuesta amenaza de bomba en el edificio San Luis.

Ya habían acordado que a las sesiones de la Asamblea debían asistir todos los diputados “yo había desempolvado una ordenanza que decía que si cuando empezara la sesión no estaban los diputados, no se les pagaba el día, por lo tanto, nadie faltaba” (CNMH, entrevista al exdiputado Luis Herrera, 2017, 22 de mayo). Sin embargo, ese jueves 11 de abril, Juan Carlos Narváez, entonces presidente de la Asamblea, llevaba más de una hora esperando en el salón de sesiones a que llegaran los diputados para iniciar el debate de la Comisión de Asuntos Económicos y Fiscales.

Mientras esperaban a los diputados faltantes “entraron al recinto unos soldados y nos dijeron desalojen lo más pronto posible que hay una bomba. Una persona alta, que se supone que es el comandante, se dirigió al presidente de la Asamblea y le dijo -tranquilos diputados, nosotros tenemos un carro afuera para protegerlos-” (Juzgado 3 Penal del Circuito, Cali, 2002, declaración auxiliar de grabación, C:1, folio 125). Los supuestos soldados hacían parte de un comando de 18 guerrilleros que ingresó a las 10:15 a la Asamblea por la puerta principal. El equipo de vigilancia del edificio se encontraba en cambio de turno cuando fue sorprendido por la tropa, así lo recuerda uno de los vigilantes “se paró uno al frente y me dijo vamos a ingresar porque hay una bomba al interior del edificio” (Juzgado 3 Penal del Circuito, Cali, 2002, declaración vigilante, C: 1, folio 129).

El comando guerrillero no se dirigió en su totalidad al salón de sesiones. Un segundo grupo se quedó en la plazoleta del primer piso simulando la búsqueda de explosivos y anunciando la evacuación a los empleados de la Asamblea. Uno de los empleados observó “que, en la parte de abajo, alrededor de la pileta, había varios uniformados. Yo bajé y seguí a algunos de ellos que corrían hacia la parte por donde se sacan las basuras y al llegar hasta allí gritaban ¡aquí está la bomba!, señalando la caneca de basura grande” (Juzgado 3 Penal del Circuito, Cali, 2002, declaración asesor de la Asamblea, C: 1, folio 18).

En el video grabado por las FARC se revive el anuncio de evacuación realizado por este segundo grupo de guerrilleros que con megáfono alertaban: “Somos la unidad antiexplosivos del Batallón Primero Numancia. Por favor, damas y caballeros, desalojen los edificios para así mismo desactivar las bombas. Tomemos la dirección hacia el parque de la Gobernación. Para los diputados hay un vehículo especial” (FARC-EP, 2002). Las imágenes fueron grabadas por dos guerrilleros vestidos de civil con un chaleco de Telepacífico. Los supuestos periodistas lograron captar los momentos de pánico vividos por las personas que se encontraban al interior del edificio de la Asamblea.

En la planeación de la acción, se pensó que la zozobra generada en el primer piso debía acentuarse con las acciones de un tercer grupo de guerrilleros que debía dirigirse al segundo piso de la Asamblea. Este grupo tenía la misión de instalar en los baños una carga de pólvora negra que al explotar incrementaría la situación de pánico. Gustavo Arbeláez Cardona, antiguo jefe del Frente Urbano Manuel Cepeda Vargas, conocido como Santiago, recuerda la maniobra: “Dentro de lo que nosotros pensamos para darle más realismo al hecho es que llevamos unas cargas de pólvora negra para colocar en el baño. Eso solo hace bulla, eso no tiene capacidad de reventar” (CNMH, entrevista a Gustavo Arbeláez Cardona, 2017, 17 de noviembre).

 Conozca más sobre este hecho descargando aquí el libro “El caso de la Asamblea del Valle: tragedia y reconciliación”

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Diputados del Valle, Serie documental Somos más que 11

Rutas del conflicto: periodismo transmedia para narrar lo que nos sucedió

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Archivo Rutas del Conflicto

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Archivo Rutas del Conflicto

Publicado

07 Mar 2019


Rutas del conflicto: periodismo transmedia para narrar lo que nos sucedió

El primer proyecto de este portal periodístico, que cumplió cinco años, fue una base de datos que recoge más de 700 masacres ocurridas desde 1982. A través herramientas y narrativas innovadoras, esta iniciativa se ha convertido en un archivo indispensable sobre la guerra y la resistencia. Aquí les presentamos seis de sus proyectos más destacados.


Desenterrar las incontables historias que ha dejado la guerra, y generar empatía en un público que lleva 60 años escuchando relatos de violencias, ha sido un reto para los medios de comunicación y los periodistas. Y, también, ha sido un desafío comprender qué fue lo que pasó en lugares donde los conflictos aún persisten. Portales como Rutas del Conflicto, han creado  herramientas como bases de datos, recorridos virtuales y formatos testimoniales en multimedia para contar, junto a los protagonistas de las historias, sus memorias de vida y dignidad.

El proyecto periodístico Rutas del Conflicto nació en 2014. Oscar Parra, director del portal y profesor de la Universidad del Rosario, quería que los datos que salían de versiones libres del proceso de Justicia y Paz con los paramilitares, fueran más accesibles. De ese primer ejercicio, salió una importante colección de recortes de prensa, datos y testimonios sobre masacres perpetradas desde 1982. Con este trabajo, el equipo periodístico obtuvo en 2017 el premio “Data Journalism Awards”, otorgado por la organización Global Network Editor. Sobresalió entre 573 proyectos de 51 países.

Desde entonces, Óscar y su equipo no han parado de recorrer el país, alimentando su colección de historias y datos. Con cámara y grabadora en mano, jóvenes periodistas entre los 20 y 25 años, han llegado al Magdalena Medio a reconstruir lo ocurrido en masacres emblemáticas como la de Barrancabermeja, del 28 de febrero de 1998; o a los Llanos Orientales, para entender la relación entre el petróleo, la violencia y la propiedad de la tierra; y a la Costa Caribe, para documentar las expresiones culturales y musicales alrededor de la resiliencia y la memoria.

Han hecho preguntas necesarias y han recopilado información, para luego transformarla en piezas periodísticas que, a través de formatos como el video 360°, permiten entender la complejidad y magnitud del conflicto.

Participante del proyecto “Yo Sobreviví”, que invita a las víctimas del conflicto armado a contar sus testimonios de vida. – Fotografía: Archivo Rutas del Conflicto.

víctimas y organizaciones sociales. También han trabajado de la mano de ongs, medios de comunicación como Verdad Abierta y Colombia 2020, organizaciones como Consejo de Redacción y entidades como el Centro Nacional de Memoria Histórica.

Aquí les presentamos seis de sus proyectos más destacados:

1) Cartografía del conflicto

www.rutasdelconflicto.com/geografia-del-terror/masacres-por-grupos.php

Este mapa es el resultado de la creación de una base de datos, que recopila unas 730 masacres ocurridas por distintos actores armados entre 1982 y 2013. La información se encuentra georreferenciada en un mapa, y su exploración arroja datos como el nombre del actor armado, la fecha registrada de la masacre, datos de contexto asociados a la época de violencia vivida en la región y los nombre de las víctimas.

2) Yo sobreviví

www.rutasdelconflicto.com/sobrevivi/

Este proyecto nace como una segunda fase de la Cartografía del conflicto. Su contenido se basa en la recopilación de testimonios, asociados a las masacres registradas. Por medio de la herramienta “Tu memoria cuenta”, varias víctimas acudieron al portal de Rutas del Conflicto para narrar sus historias en primera persona. De este proceso, nació el libro “Yo sobreviví: memorias de guerra y resistencia”, que se lanzó el pasado 25 de febrero en la editorial de la Universidad del Rosario.

3) Pueblos en el olvido

www.rutasdelconflicto.com/pueblos-olvido/

Por medio de recorridos audiovisuales de 360°, “Pueblos en el olvido” pretende retratar la geografía y el espacio de 40 lugares del país arrasados tras la guerra, pero habitados por personas que trabajan incansablemente por recuperar la prosperidad. Es un proyecto multimedial que utiliza bases de datos, visualizaciones en mapas interactivos y reportajes en profundidad, para documentar los esfuerzos de las comunidades desplazadas por el conflicto armado, por retomar sus tierras y recuperar sus modos de vida.

El piloto se llevó a cabo en el corregimiento de Puerto Saldaña, municipio de Rioblanco, al sur del Tolima. Aunque Puerto Saldaña había sido arrasado por la exguerrilla de las Farc en abril del año 2000, hoy es un lugar que se reconstruye desde el arraigo y el trabajo diario de sus habitantes.

4) Ríos de vida y muerte

www.rutasdelconflicto.com/rios-vida-muerte/

A través de bases de datos, visualizaciones cartográficas y reportajes multimedia, este proyecto busca dimensionar la magnitud de la práctica de la desaparición forzada en los ríos colombianos. Hasta hoy, recoge información a profundidad sobre más de 40 ríos. En la segunda parte, próxima a publicarse, esperan mostrar los rostros de la desaparición a lo largo del río Cauca. Actualmente también trabajan en la construcción de un registro de historias de personas desaparecidas en los afluentes del país, desde las voces de sus familiares. Este proyecto se adelanta en alianza con Consejo de Redacción.

5) Tierra en disputa

www.tierraendisputa.com

Este especial documenta casos en los que el conflicto armado ha marcado la historia de la propiedad de la tierra. El multimedia recoge 50 historias de despojos, abandonos forzados y compra ventas masivas de tierras, y hace un trabajo para esclarecer quién está detrás de estos hechos. Este proyecto realizado en alianza con Verdad Abierta, utiliza herramientas y formatos como bases de datos, mapas y reportajes.

6) La Paz en el terreno

www.lapazenelterreno.com

Este especial busca medirle el pulso a la implementación del acuerdo de paz entre el Gobierno y la exguerrilla de las Farc, particularmente en dos temas claves: el proceso de reincorporación de los excombatientes y la delicada situación de los defensores de derechos humanos en las regiones. Este proyecto, realizado en alianza con Colombia2020, visualiza sobre un mapa de Colombia los perfiles de líderes y lideresas sociales asesinados tras la firma del acuerdo, documentados en profundidad uno a uno, como una manera de rendirle homenaje a su memoria.

 

Publicado en Noticias CNMH

 



Bases de datos, Memoria, Narrativas, Periodismo, Rutas del Conflicto, transmedia

Comunicado a la opinión pública con ocasión de La Minga Indígena del Chocó en Bogotá

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Autor

ONIC

Fotografía

ONIC

Publicado

14 Nov 2018


Comunicado a la opinión pública con ocasión de La Minga Indígena del Chocó en Bogotá

El Centro Nacional de Memoria Histórica y la Organización Nacional Indígena de Colombia, hacen un llamado para que se dé atención y se abra el diálogo con los indígenas Embera, Woainaan y Zenú que marcharon hasta Bogotá para reivindicar sus derechos.


Como plataforma de la voz de las víctimas del conflicto armado y, en este caso especial, la de los pueblos indígenas de Colombia, el Informe Nacional de Pueblos Indígenas y el enfoque Étnico del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), llamamos la atención sobre la difícil situación que atraviesan los más de 450 indígenas del Chocó que marcharon hasta la ciudad de Bogotá.

Las cifras recogidas por el CNMH y la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) dan cuenta de la histórica y profunda crisis en la que han vivido los pueblos Embera, Woaunaan y Zenú, que hoy se concentran en Bogotá para reivindicar la vida digna en sus territorios. Según los datos recogidos en el registro de afectaciones a pueblos indígenas que hará parte del próximo Informe Nacional de Pueblos Indígenas, entre 1959 y el 2017, en estas comunidades se han registrado 36.453 casos de victimización por diferentes modalidades, siendo la más recurrente el desplazamiento, lo que refleja el impacto desproporcionado del conflicto sobre estas poblaciones que han estado en el centro de los intereses de grupos armados.

Hoy estos pueblos están atravesando una emergencia humanitaria, que devela nuevas formas del conflicto armado y su proyección en el tiempo; además del reiterado incumplimiento de acuerdos con las comunidades indígenas, que no encuentran más opción que movilizarse pacíficamente para reivindicar sus derechos.

Tras su llegada a la capital el domingo 11 de noviembre, no puede ser la indolencia institucional la estrategia para superar la riesgosa situación que enfrentan niños, niñas, mujeres y hombres poco acostumbrados a la ciudad y sus duras condiciones. Hacemos un llamado para que a través del diálogo y la concertación se provean las garantías necesarias para la negociación teniendo claro que, ante cualquier situación, es deber del Estado velar por los derechos fundamentales de los ciudadanos colombianos en su conjunto.

 

Publicado en Noticias CNMH



Bogotá, Chocó, Desplazamiento, Embera, Gobierno Nacional, Indigenas

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