Etiqueta: Desaparecidos

Los ríos llevan almas desaparecidas en San Luis y Cocorná, Antioquia

A orillas del río Samaná Norte, en la vereda La Garrucha, de San Luis (Antioquia), el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) acompañó un acto para honrar la memoria de las víctimas de desaparición forzada en este municipio.

Antioquia, AUC, Cocorná, Desaparecidos, Desaparición Forzada, Eln, FARC-EP, Oriente antioqueño, Quebrada Guayabal, Río Samaná Norte, San Luis, víctimas del conflicto

Continuar leyendo

Una lucha por la justicia y la verdad: la historia detrás de la sentencia que reconoció el paramilitarismo como política de Estado en Colombia

Una lucha por la justicia y la verdad: la historia detrás de la sentencia que reconoció el paramilitarismo como política de Estado en Colombia

Hace 20 años, la Corte Interamericana de Derechos Humanos emitió un histórico fallo al revisar el caso de desaparición forzada de 19 comerciantes en Puerto Boyacá en 1987.

19 comerciantes, CNMH, Corte IDH, Desaparecidos, Fallo, justicia, reparación integral, Sentencia, Verdad, Víctimas

Continuar leyendo

«¿Dónde están?»: el grito que retumbará hasta que los desaparecidos retornen

«¿Dónde están?»: el grito que retumbará hasta que los desaparecidos retornen

viaje en bus escalera rumbo a Aquitania

Autor

CNMH

Foto

El Centro Nacional de Memoria Histórica presentó una exposición sobre desaparición forzada.

Publicado

6 septiembre 2023


«¿Dónde están?»: el grito que retumbará hasta que los desaparecidos retornen

En el Día Internacional de las Desapariciones Forzadas, las entidades estatales y organizaciones sociales y de derechos humanos se reunieron en la Plaza de Bolívar para reafirmar el compromiso de la búsqueda.

 

Esa mañana, en la Plaza de Bolívar, los ausentes eran más que los presentes. Estaban allí, del modo en que podían estarlo. Sus rostros llenaban galerías, portarretratos. Ellos y ellas seguían allí, siguen aquí, pese a que hace años se los llevaron.

La plaza de Bolívar, el centro del centro del país, recibió a cientos de personas, con diferentes acentos, en el Día Internacional de las Desapariciones Forzadas. El reclamo, como hace años —desde que arrancaron a sus seres queridos de su hogar—, sigue siendo el mismo: que haya garantías para la búsqueda, así como esclarecimiento de la verdad y no repetición. El deseo también sigue intacto: encontrar a los desaparecidos.

Algunas de las organizaciones de buscadoras y buscadores llevaron las fotografías de sus desaparecidos al acto organizado por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), la Unidad para las Víctimas (Uariv) y la Consejería de Paz de Bogotá. Aquel día, los asistentes a la conmemoración volvieron a ver sus rostros, a leer sus nombres, a recordar la fecha en que se los llevaron.

 

«¿Dónde están?»: el grito que retumbará hasta que los desaparecidos retornen
Las mujeres de Mafapo fueron algunas de las lideresas de organizaciones que participaron en el evento.

 

Los ausentes presentes dejaron rastros: el cepillo de dientes, una cama, ropa. Ellos siguen allí, en ese espacio vacío donde la materialidad de sus cosas los reclama. En esa simbología del objeto reside una gran fuerza y, por ello, la armonización inicial del evento giró alrededor de ella. Las Madres de Falsos Positivos (Mafapo), por ejemplo, llevaron unas botas intervenidas artísticamente. Una bota como las que les pusieron a los cuerpos de sus hijos, hermanos, sobrinos o esposos para hacerlos pasar como guerrilleros dados de baja en combate.

 

 

Los objetos de las y los desaparecidos se fueron juntando en el piso de la plaza y crearon un mandala gigante. Y siguió retumbando la pregunta de siempre: ¿dónde están? Así lo inquirió Erik Arellana, hijo de Nydia Érika Bautista, desaparecida en 1986, luego de declamar un poema.

«No vamos a desfallecer en el propósito desde la complejidad de la búsqueda, desde todas las dificultades, desde el universo gigante de personas que tenemos que encontrar», declaró Luz Janeth Forero, directora de la UBPD.

En esa búsqueda incesante, los familiares de los desaparecidos son trascendentales. En medio del dolor, mientras caminan hacia la sanación, han buscado inclaudicablemente. «El delito de la desaparición forzada destruye e impacta no solo a las víctimas directas, sino a las indirectas, como sus familias», afirmó Natalia Romero, de la Unidad para las Víctimas. Ellas y ellos fueron también homenajeados. «Esto no es solamente una conmemoración, […], sino hacer visibles luchas de tantos años, de mujeres y hombres que siguen trabajando hasta encontrarlos y encontrarlas», subrayó María Gaitán, directora del CNMH.

«¿Dónde están?»: el grito que retumbará hasta que los desaparecidos retornenMaría Gaitán, directora del CNMH, junto a Jacqueline Castillo, representante legal de Mafapo

Peticiones que no desaparecen

Ana Delina Páez, de Mafapo, junto a las botas de la exposición de su organización, hizo una petición al Estado colombiano: «Que haya la búsqueda de todos estos desaparecidos, porque, así como nosotras los encontramos, hay otras que no, y nosotras estaremos hasta el fin del mundo con ellas buscándoles sus desaparecidos, diciéndole a este Estado que nos tenga en cuenta».

Antonio Zapata, quien hace algunos años dejó de buscar a su hermano Carlos, le pidió perdón. Lo mantiene vivo a través de una de sus obras de arte, un óleo sobre lienzo. Sobre este, se leen preguntas: ¿Preferiría la seguridad de su muerte a la incertidumbre de su vida?  ¿Vivo? ¿Muerto? ¿Cómo? ¿Sufrió? ¿Muerte lenta? ¿Bala? ¿Machete? ¿Sierra? ¿Tuvo miedo? ¿Dolor? ¿Qué pensó? ¿Tortura? ¿Quién dio la orden? ¿Quién?

 

Conoce más acciones de organizaciones de búsqueda

 

Antonio también tiene cosas que pedirle al Estado colombiano: «Que haga algo por recuperar la humanidad que se ha perdido. Yo creo que ese es el principal problema que hemos tenido: ese callo que tenemos en el alma», dijo.

Arte que restaura

Zapata creó un óleo sobre lienzo porque cree que el arte toca fibras, que restaura. Sabe que lo hace el teatro, la literatura o las artes plásticas. Así lo evidencia también uno de los tomos del Informe Final de la Comisión de la Verdad, Cuando los pájaros no cantaban, el volumen testimonial que, a modo de narraciones personales, expone el embate del conflicto armado, sus huellas.

Fue un fragmento de este libro, relacionado con la desaparición forzada, el que leyó el cuentero Sarquiz Sierra esa noche como cierre de las conmemoraciones del Día Internacional de las Desapariciones Forzadas, en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación (CMPR). «Cajita de huesos» se titula el relato, el testimonio de una mujer de Norte de Santander que narra la historia de la desaparición de sus hijos y la importancia de la búsqueda en su vida.

Y arte, combativo y reflexivo, también es el El Palacio arde, la ya representativa obra de teatro de los buscadores del Palacio de Justicia. Se trata de una pieza que revive uno de los momentos más cruentos de la historia reciente de Colombia, en la que muchos fueron desaparecidos y cuyas memorias aún recordamos gracias a la labor de sus familiares, que repiten la misma consigna: hasta que aparezcan.


acuerdos de paz, postconflicto, inversión, internacional


Buscadoras, CNMH, Desaparecidos, Desaparición Forzada, Madres que buscan

Madres candelaria

Las iniciativas que mantienen viva la memoria de los desaparecidos que dejó el conflicto armado

Recuperar la memoria que repara: misión del CNMH

Autor

CNMH

Foto

CNMH

Publicado

27 de mayo 2021


Las iniciativas que mantienen viva la memoria de los desaparecidos que dejó el conflicto armado

En el marco de la conmemoración nacional de la Semana del Detenido Desaparecido, recordamos algunas iniciativas que honran la memoria de las víctimas de desaparición forzada.

Esta semana se conmemora en Colombia la Semana del Detenido Desaparecido. Desde el Centro Nacional de Memoria Histórica, expresamos nuestra solidaridad con aquellas familias que han experimentado de cerca el drama de la desaparición forzada.

Según cifras del Observatorio de Memoria y Conflicto, y a corte del 31 de marzo del presente año, entre 1958 y el 2021 ha habido 80.674 víctimas de desaparición forzada. Del total de víctimas, el 98.45% han sido civiles, y el otro 1,53% corresponde a combatientes.

Antioquia, Meta y Valle del Cauca son los tres departamentos con mayor número de víctimas afectadas.

Aprovechamos esta oportunidad para ratificar nuestro compromiso por seguir acompañando las iniciativas de memoria histórica de personas, comunidades, organizaciones y colectivos que han hecho invaluables esfuerzos por evidenciar las trayectorias de vida de las personas desaparecidas, por exigir verdad y justicia, y por insistir en la dignidad de quienes hoy están ausentes de cuerpo, pero presentes en la mente y corazón de muchos.

Hoy queremos recordar algunas de las iniciativas de memoria histórica que a través de diferentes lenguajes y acciones nos hablan sobre este hecho victimizante y la importancia del recordar.

 

  • Alargando el tiempo: Madres de la Candelaria unidas por el dolor y la esperanza buscando a sus desaparecidos

Esta iniciativa de memoria, de la Asociación Caminos de Esperanza-Madres de la Candelaria, tuvo como objetivo documentar los 20 años de la organización, que se cumplieron el 19 de marzo de 2019.

La Asociación Caminos de Esperanza-Madres de la Candelaria es una organización compuesta en su mayoría por mujeres que buscan a más de 200 personas, que entre familiares, amigos y amigas, registra la organización como dadas por desaparecidas en el marco del conflicto armado interno.

En 2019, las integrantes de Caminos de Esperanza, junto al Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), realizaron un proceso de sistematización de las dos décadas de esta asociación, del que resultó un documental y un libro de collage en homenaje a las víctimas de desaparición forzada.

El documental contiene testimonios de las integrantes en torno a lo que ha significado la desaparición forzada de sus familiares, su búsqueda, la espera, el proceso organizativo, los procesos de memoria y las estrategias de resistencia de las madres.

A la par de los testimonios se presentan imágenes de algunas personas desaparecidas, acompañadas de las voces de sus madres y familiares, quienes buscaron dignificar a sus seres queridos a través de la evocación de lo que ellos significan en sus vidas. Así quisieron dar un rostro a las cifras de desaparición forzada que registra la Asociación.

Por su parte, el libro de fotografías, que lleva el mismo nombre del documental, buscó presentar los retratos de algunas de las personas dadas por desaparecidas que registra la Asociación Caminos de Esperanza-Madres de la Candelaria, así como describir el proceso de construcción de la iniciativa. Para las integrantes, el hecho de que se publicaran las fotografías de sus hijos o familiares era muy importante en el proceso de documentación de los 20 años de la organización, como una forma de dignificarlos.

 

  • “Abre las puertas de la memoria”

La Corporación Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CPDH) y el Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice), en Caldas, realizaron la galería de la memoria física y virtual titulada Abre las puertas de la memoria.

Esta exposición es producto de la iniciativa ‘Recuperación de la memoria y la dignidad de las víctimas de crímenes de Estado’, la cual contó con apoyo del CNMH, el gobierno de Canadá y la Organización Internacional para las Migraciones, OIM.

Con la exposición, se dignificaron las trayectorias de cada una de las víctimas en los ámbitos de la vida política, social y familiar, con el objetivo de conmemorar su lucha, recuperar la dignidad y la memoria. Esta galería se constituye en 5 líneas temáticas o capítulos bajo las cuales se agrupan los perfiles reconstruidos.

 

  • Cuarto Festival del Río Grande de la Magdalena

Esta fue una Iniciativa de Memoria Histórica de la Federación Agrominera del Sur de Bolívar – Fedeagromisbol / Corporación Sembrar y apoyada por el CNMH en 2017.

Festival del Río Grande de la Magdalena es una iniciativa con la cual las comunidades buscaban el fortalecimiento de la integración y el movimiento social regional a partir de la recuperación de la memoria histórica de las luchas sociales, la identidad, y el encuentro con otras comunidades y organizaciones.

El eje central de la iniciativa fue “recuperar el río Magdalena para la vida”, pues luego del primer y el segundo festival, en 1992 y 1994, y los cuales conmemoraron 500 años de resistencia de los pueblos a orillas del Magdalena, la celebración tuvo que parar.

Las acciones de actores armados legales e ilegales tiñeron de sangre el río. Persiguiendo el control territorial clave que ofrece el Magdalena Medio, los actores armados desaparecieron, torturaron, asesinaron y desplazaron a cientos de campesinos.

Apenas en 2008, 14 años más tarde, se pudo hacer la tercera edición del festival. Campesinos, pescadores y mineros recorrieron el río hasta Barrancabermeja, y a punta de diálogo, canto y danza, reflexionaron sobre la memoria, la verdad y la justicia. Fue un hito que recordó que la acción política y cultural de las organizaciones sociales ha sido esencial en la reapropiación del territorio.

En 2017, la iniciativa de un Cuarto Festival del Río Grande de la Magdalena pudo concretarse gracias a la Federación Agrominera del Sur de Bolívar, la Corporación Sembrar y el apoyo del Centro Nacional de Memoria Histórica. Mediante actos simbólicos, políticos y culturales, las comunidades ribereñas de Gamarra, Río Viejo, Moralito, Cerro de Burgos, San Pablo, Puerto Wilches y Barrancabermeja honraron a quienes ya no están, y visibilizaron la unión de los pueblos como elemento fundamental de su resistencia.

 

  • Compañía de Teatro El Tente

Se trata de un grupo de mujeres, provenientes de distintos lugares del Meta, que de manera empírica, desde el año 2010, iniciaron la creación colectiva de esta obra de teatro, tras participar en las escuelas de formación a familiares de desaparición forzada que impulsó el Movice en este Departamento.

El colectivo de mujeres creó la obra ‘Anunciando la ausencia’, en la que hacen un relato sobre la desaparición forzada de sus familiares.  En ella, escenifican alrededor de la dramaturgia las rutas que han recorrido en los procesos de búsqueda, la identificación en fosas comunes, las exhumaciones en lugares y cementerios sin encontrar aún a sus familiares. De igual manera, comparten los objetos que usaban sus seres queridos: una blusa, un crucifijo, o los zapatos viejos que usaban como nuevos.

La obra se convierte en una herramienta para dar visibilidad a las víctimas de este delito, y que la sociedad conozca la magnitud de este. De la misma forma, sirve para impulsar la escuela de formación en derechos del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado, MOVICE, como herramienta para cada víctima participante en el camino de manejo de su duelo, así como de apoyo entre ellas para la recuperación emocional, al tiempo que se constituye en un espacio que logra involucrar al resto de la comunidad sobre lo que sienten las víctimas y sobre el contexto de la violencia.


acuerdos de paz, postconflicto, inversión, internacional


Alargando el tiempo, Conflicto Armado, Desaparecidos, mantienen viva la memoria, Semana del Detenido Desaparecido

Madres de la Candelaria

Alargando el tiempo: Madres de la Candelaria unidas por el dolor y la esperanza buscando a sus desaparecidos

Autor

CNMH

Foto

Mujeres de la Asociación Caminos de Esperanza-Madres de la Candelaria durante el Plantón de cierre del año 2019. Fotografía: Natalie López

Publicado

1 diciembre 2020


Alargando el tiempo: Madres de la Candelaria unidas por el dolor y la esperanza buscando a sus desaparecidos

  • Este 2 de diciembre, en transmisión por Telemedellín y el Facebook live del CNMH, se presentará “Alargando el Tiempo”, un documental y un librillo producto del acompañamiento que el Centro Nacional de Memoria Histórica hizo, desde 2019, a una iniciativa de memoria de la Asociación Caminos de Esperanza – Madres de la Candelaria.
  • El acompañamiento a la iniciativa de memoria de la Asociación Caminos de Esperanza-Madres de la Candelaria, tuvo como objetivo documentar los 20 años de la organización, que se cumplieron el 19 de marzo de 2019.
    La Asociación Caminos de Esperanza – Madres de la Candelaria es una organización compuesta en su mayoría por mujeres que buscan a más de 2000 personas, que entre familiares, amigos y amigas, registra la organización como dadas por desaparecidas en el marco del conflicto armado interno.

En 2019, las integrantes de Caminos de Esperanza, junto al Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), realizaron un proceso de sistematización de las dos décadas de esta Asociación, del que resultó un documental y un libro de collage en homenaje a las víctimas de desaparición forzada.

El documental y el librillo son los productos principales del acompañamiento a la Iniciativa de Memoria Histórica (IMH) a la Asociación Caminos de Esperanza-Madres de la Candelaria y tuvo como objetivo documentar los veinte años de la organización, que se cumplieron el 19 de marzo de 2019. Contiene testimonios de las integrantes en torno a lo que ha significado la desaparición forzada de sus familiares, su búsqueda, la espera, el proceso organizativo, los procesos de memoria y las estrategias de resistencia de las Madres.

A la par de los testimonios se presentan imágenes de algunas personas desaparecidas, acompañadas de las voces de sus madres y familiares, quienes buscaron dignificar a sus seres queridos a través de la evocación de lo que ellos significan en sus vidas. Así quisieron dar un rostro a las cifras de desaparición forzada que registra la Asociación. El documental se acompaña de elementos transversales del enfoque de género, que junto al de personas mayores componen esta Iniciativa de memoria.

Por su parte el libro de fotografías, que lleva el mismo nombre del documental, buscó presentar los retratos de algunas de las personas dadas por desaparecidas que registra la Asociación Caminos de Esperanza-Madres de la Candelaria, así como describir el proceso de construcción de la Iniciativa. Para las integrantes el hecho de que se publicaran las fotografías de sus hijos o familiares era muy importante en el proceso de documentación de los 20 años de la organización, como una forma de dignificarlos.

La desaparición forzada es un delito en el que han tenido participación todos los actores en el marco del conflicto armado: paramilitares, guerrillas y agentes del Estado, y que ocasiona múltiples daños e impactos. En este contexto de desesperanza y dolor, las Madres de la Candelaria se han convertido en una organización de apoyo y soporte emocional para sus integrantes en el largo camino de la búsqueda de sus seres queridos.

Según el micrositio del Observatorio de Memoria y Conflicto del CNMH en el país hay 80.610 víctimas de desaparición forzada, con corte al 26 de noviembre de 2020, siendo Antioquia el departamento con mayor número de víctimas. Es en este contexto que la Asociación Caminos de Esperanza registra para su organización cerca de 2000 personas dadas por desaparecidas entre familiares, amigos y amigas de las integrantes de la Asociación.

Las contribuciones de las Madres de la Candelaria a la memoria del país son incalculables. Empezando por su aporte a la visibilización y tipificación de la desaparición forzada, sus contribuciones a la memoria histórica sobre este hecho victimizante y sus enseñanzas para la paz y la reconciliación, convirtiéndose en un referente y patrimonio, tanto regional como nacional, en la búsqueda de las personas dadas por desaparecidas.


acuerdos de paz, postconflicto, inversión, internacional


Alargando el tiempo, Asociación Caminos de Esperanza, Desaparecidos, Desaparición Forzada, Madres de la Candelaria

Los sin olvido

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

Andrés Rincón

Publicado

07 Nov 2014


Los sin olvido

El 6 de noviembre de 1985 el sonido de las armas era la banda sonora de las calles del centro de Bogotá. Metralla y bombazos era lo único que se escuchaba y veía en la Plaza de Bolívar. 29 años después, el ambiente cambió. Hoy son consignas, súplicas, reclamos de justicia y de verdad: “Dónde están nuestros desaparecidos del palacio de justicia”.

“¿Qué me robaron? la figura paterna, un hermano, un ser maravilloso” eso lo dice Miriam Suspez, cuando recuerda a su hermano David, uno de los once desaparecidos que trabajaba como chef de la cafetería del Palacio. Pero los Suspez, los Rodríguez, los Esguerra, los Beltrán Hernández, los Beltrán Fuentes, los Portoles, los Franco, los Anzola, lo Lizarazo, los Guarín y los Oviedo, crearon una sola familia para nunca olvidar.

Esta vez, un grupo de universitarios los acompañaron en sus consignas con un perfomance que mostraba, a través de fotografías tamaño real, cómo algunos militares se llevaban a sus once familiares. Fueron 3 horas en las que trataron de demostrar que frente a los hechos del Palacio no hay olvido, frente al dolor no hay resignación y frente a la injusticia no hay silencio.

Rosalbina, madre de Luz Mary Portela León –una de las desaparecidas-, cuenta cómo en algunas noches de insomnio ve la figura de su hija regresando a casa y diciendo: “Nos liberaron”. Pero es un sueño… o una pesadilla porque es mentira. Una ficción. Lo único cierto para Rosalbina es ese encuentro anual con “su familia” en la Plaza de Bolívar. Aún tiene la esperanza de encontrar verdad y justicia.

Visita el especial de Desaparición forzada del CNMH

 


Bogotá, Desaparecidos, Olvido, Palacio de Justicia

Llenar el vacío

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

19 Nov 2014


Llenar el vacío

Luego de dos meses y medio de acompañamiento a los familiares de víctimas de desaparición forzada y de sensibilizar sobre esta problemática en más de 40 ciudades y cabeceras municipales, el CICR cierra la campaña “Desaparecidos: El Derecho a Saber”.


Las lágrimas de una madre, los testimonios del padre y los hermanos de la persona desaparecida, los buenos recuerdos, sus objetos cotidianos, sus rostros; la impotencia de los familiares, el dolor, la incertidumbre, la esperanza… Todos estos elementos se conjugan y hacen parte de la búsqueda y el resultado de la campaña.

Las investigaciones y las entrevistas realizadas durante la campaña han revelado datos impactantes que deben prender una alarma para afrontar el problema y tomar medidas. En Colombia, a diciembre de 2013 había 96.921 personas registradas como desaparecidas, 67.000 de las cuales aún no se tenía ninguna información. A agosto de 2014 los casos se habían incrementado 70.812 de un total de 99.000, según cifras del Sistema de Información Red de Desaparecidos y Cadáveres (Sirdec), citadas por el CICR.

Es como si en Colombia desaparecieran 27 personas cada día o una persona cada hora.

Las desproporcionadas dimensiones que alcanza este delito de lesa humanidad en Colombia preocupan a las instituciones y a las organizaciones pro derechos humanos. Por esta razón, el Centro Nacional de Memoria Histórica ha publicado este año cuatro informes respecto al tema de la desaparición forzada y ha puesto especial atención en estudiar y visibilizar sus consecuencias. NORMAS Y DIMENSIONES DE LA DESAPARICIÓN FORZADA EN COLOMBIA, donde se realiza un minucioso recuento de los instrumentos internacionales en materia de desaparición forzada y los intentos colombianos por tipificar este crimen y revela la dificultad de consolidar una cifra real sobre este debido a su fragmentación y ocultamiento; HUELLAS Y ROSTROS DE LA DESAPARICIÓN FORZADA (1970 – 2010), que llama la atención de las autoridades y de la sociedad a propósito del alto grado de impunidad frente a este crimen; ENTRE LA INCERTIDUMBRE Y EL DOLOR: IMPACTOS PSICOSOCIALES DE LA DESAPARICIÓN FORZADA, que se propone reflejar los impactos psicosociales y supone exponer la dimensión del dolor y sufrimientos de quienes han tenido que padecer este flagelo; y BALANCE DE LA ACCIÓN DEL ESTADO COLOMBIANO FRENTE A LA DESAPARICIÓN FORZADA DE PERSONAS, donde se cuestiona la eficacia del Estado Colombiano para combatir, prevenir y sancionar a los responsables de un crimen contra la humanidad.

Nathalie Antolin, asesora del departamento de protección del CICR y experta en el tema de las consecuencias de la desaparición forzada en Colombia, comenta que con la campaña “se buscaba conocer de primera mano los impactos de la desaparición de personas, pero además, establecer cuáles son las necesidades que genera la ausencia de esas personas en las familias: por ejemplo muchas veces la persona desaparecida era quien sostenía económicamente a su familia, que ahora debe vivir bajo precarias condiciones”. Se entrevistaron a más de 200 personas, entre familiares y trabajadores de instituciones, a quienes se les preguntó directamente como era vivir esa situación o como era acompañar a personas que la padecen.

El siguiente paso, dice Antolin, es darle una respuesta cabal a esas necesidades de acceso a la verdad y a saber qué sucedió con sus seres queridos, a través, por ejemplo, de la elaboración de un material completo que se le enviará a los familiares de desaparecidos donde se les explique claramente cuáles son sus derechos y se les guíe cómo deben proceder para acceder efectivamente a ellos. “Acompañarles, orientarles y mantener un diálogo a la vez con las instituciones buscando fortalecer la coordinación institucional y con las víctimas es primordial”, asegura Antolin.

La ausencia en la presencia

“Cuando se llevaron a mi hijo, secuestraron mi vida”, estas son las palabras de una madre cuyo hijo fue desaparecido hace nueve años y que han marcado a Benjamin Betsalel, un artista estadounidense que reside en Colombia y que ha venido trabajando con las familias de desaparecidos y conociendo sus testimonios y vivencias en el marco de esta campaña. Betsalel es el autor de la exposición con la que cierra la campaña luego de estos dos meses llenando el vacío.

“La exposición consiste en una serie de retratos, objetos y escritos que crean un puente entre las experiencias de  los familiares de personas desaparecidas y el espectador”. El artista afirma que compartir con estas familias ha sido un gran aprendizaje y se siente profundamente agradecido por su apertura y confianza hacia él.

Ruby Rocío Paz, familiar de una de las víctimas, resalta el apoyo que han recibido: “hemos aprendido cómo debemos afrontar las cosas y nos hemos dado cuenta que no estamos solas, que hay más personas en la misma situación”.

La desaparición forzada, catalogada como delito de lesa humanidad, afecta no solo a la víctima sino profundamente también a quienes lo rodean.

“Uno siempre está pensando en las personas que le hacen falta. Hace 8 años y cuatro meses que no sabemos nada de nuestro hijo que lo desapareció el frente 48 de las FARC. Las entidades no se han preocupado por nosotros a pesar de que mi hijo trabajaba con entidades del gobierno” denuncia Jairo Miranda. 

Los retratos son el resultado de un proceso activo de diálogo y tiempo con las víctimas: “En estos meses hemos recuperado la confianza”, finaliza el artista.

 


Arte, Desaparecidos, Memoria, Olvido, Vacia

Cuerpo 36

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

27 May 2015


Cuerpo 36

De este cuerpo se sabe que es un hombre entre los 20 y los 25 años. Se sabe esto y la manera en que fue torturado. Del 36 se desconoce su familia, si lo siguen buscando desde que desapareció o si hay una madre o una hija que en este momento lo llora.

En el marco de la Semana Internacional del Detenido y el Desaparecido, el recomendado de CINE + MEMORIA es un hijo de la casa: Cuerpo 36, un documental realizado por el equipo de audiovisuales del Centro Nacional de Memoria Histórica, el cual narra la búsqueda de un cuerpo que hace 13 años fue exhumado de Puerto Torres, Caquetá.

Allí, en aquella inspección del municipio de Belén de los Andaquíes, en el 2002 una comisión de la Fiscalía exhumó 36 cuerpos de personas que estaban desaparecidas y posteriormente fueron asesinadas en las ‘escuelas de la muerte’ de los paramilitares. El último de estos cuerpos tuvo una historia distinta a los demás, ya que 13 años después se encuentra perdido entre muchos restos del cementerio de Florencia, Caquetá

Pero a este cuerpo hay alguien que lo busca. Helka Quevedo, la antropóloga forense que lo exhumó en el 2002, agota todas las opciones posibles para recuperarlo y poder devolverle la tranquilidad a los familiares de esta persona.

El próximo jueves 28 de mayo a las 5:00 p.m., en el lanzamiento del informe ‘Textos corporales de la crueldad’ que se llevará a cabo en el auditorio del Centro Cultural Gabriel García Márquez, se estrenará el documental Cuerpo 36. Los invitamos a conocer esta historia que refleja la difícil realidad del país a nivel de desaparición forzada, donde existen miles de cuerpos de personas desaparecidas que aún no se han identificado y que sus familias todavía buscan.

 


Cine+Memoria, Desaparecidos

Total de desaparecidos en Colombia podría llenar un estadio

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

Álvaro Cardona.

Publicado

29 Ago 2015


Total de desaparecidos en Colombia podría llenar un estadio

La capacidad de asistencia del estadio Metropolitano de Barranquilla para las eliminatorias de la selección Colombia es de 49.612. Este es un espacio deportivo que siempre se encuentra colmado de hinchas cuando juega la tricolor, no hay que negarlo. Sin embargo, y hay que decirlo, este mismo escenario podría llenarse con el total de víctimas de la desaparición forzada en el país; son más de 45 mil personas reportadas como desaparecidas forzadamente según la Fiscalía. Haga el ejercicio, imagine la magnitud de esta desgracia


Las comparaciones son muy odiosas pero es la mejor manera de entender la dimensión de este impacto del conflicto armado. Un estadio lleno con el total de personas que están desparecidas, “45 mil almas”, podría vociferar en un solo coro un gol de Colombia. Aclaramos, claro está, que respetamos el dolor de todas las víctimas del conflicto armado y nos solidarizamos con su dolor, lucha y resistencia. Hacemos este ejercicio para evocar en la mente de los indiferentes la importancia de este tema.

El próximo 30 y 31 de agostos miles de madres, padres, hermanos, hermanas, esposos e hijos, saldrán a las calles, en el día Internacional del Detenido Desaparecido, para exigir la búsqueda de sus seres queridos, y no son sólo de ellos, de nuestros desaparecidos. Porque esas 45 mil personas que no han vuelto a sus hogares, al igual que los 49.612 que llenan el estadio Metropolitano de Barranquilla, también son colombianos.

Volvamos a las comparaciones. Continuemos con el fútbol. En Colombia el promedio de asistencia a los estadios es de 20 mil hinchas por partido en el torneo local profesional, digamos, un Millonarios versus Huila en el estadio Nemesio Camacho El Campin de Bogotá, o Atlético Nacional versus Tolima en el Atanasio Girardot de Medellín. Según Isabel Ortigosa del Colectivo Orlando Fals Borda, “en el país hay registrados 20.443 casos de personas inhumadas como no identificadas en cementerios municipales, de acuerdo con información suministrada a la Fiscalía General de la Nación por 861 alcaldías locales”. Es decir, más de 20 mil N.N.

A ese dato del Colectivo Orlando Fals Borda súmele los cementerios clandestinos de los diferentes grupos armados del conflicto armado de Colombia. Entonces usted debe agregar lugares como la Escombrera en Medellín, las casas de pique en Buenaventura, las escuelas de la muerte en Caquetá, el cementerio clandestino de la Macarena, Meta, los hornos crematorios del Norte de Santander, y los que puedan llegar a revelarse con una eventual Comisión de la Verdad.

En sólo CINCO -con negrilla y mayúsculas- cementerios del Meta donde trabaja el Colectivo Orlando Fals Borda se registran 2.292 cuerpos de personas no identificadas. De esos, se han exhumado alrededor de mil y se ha logrado identificar más de 800, según la Fiscalía General de la Nación. De esos cuerpos “se han logrado entregar 77 a sus familiares en casi cinco años. A este ritmo, harían falta 144 años para entregar el resto de los cuerpos inhumados en estos cinco cementerios”, expone Isabel Ortigosa. Entonces, ¿Cuántos años faltan para entregar las 45 mil personas que hacen falta? 

A esto hay que sumarle la falta de garantías de las víctimas en las regiones para buscar sus familiares. Súmele la falta de recursos para contratar personal que realice la búsqueda y sobre todo “hace mucha falta de voluntad política”, dice Janeth Bautista, directora de la Fundación Nidya Érika Bautista.   

Para el asesor de la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Guillermo Fernández Maldonado, la desaparición forzada es un tema obligatorio para el Estado, “no estamos hablando de algo que sucedió en el pasado, es algo que sigue sucediendo y tiene un espectro mucho más amplio. Es algo sobre lo que siempre debe estar pendiente en cuanto a prevención, investigación y sanción”, explica. 

Entonces, ahora que empiezan las eliminatorias de la selección Colombia, recuerde que ese estadio podría estar desocupado, ya que es casi el mismo número de los desaparecidos a causa del conflicto armado. Pero sobre todo recuerde este 30 y 31 de agosto cuando vea a una madre con la fotografía en el pecho de su hijo o esposo, que ese desaparecido también es suyo, es un colombiano más. 

 


Colombia, Desaparecidos, Víctimas

Guido, el testimonio de los desaparecidos en Argentina

Noticia

Autor

Harold García. Periodista del CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

07 Sep 2015


Guido, el testimonio de los desaparecidos en Argentina

En 1977, Laura Estela Carlotto fue desaparecida por la dictadura militar de Jorge Videla. Su madre, Estela de Carlotto, la buscó por todo el país y, tras escuchar distintos relatos, estableció que Laura tuvo un hijo en cautiverio, que fue raptado y víctima de un cambio de identidad. Como las demás madres de los desaparecidos, fue tildada de loca y, aun así, insistió en la búsqueda de su nieto hasta encontrarlo, el 5 de agosto de 2014.

Guido fue el nombre que le puso su madre desaparecida y fue el mismo que recuperó al adquirir su verdadera identidad, hace un año. Ignacio Guido Montoya Carlotto es el nieto 114 recuperado y cuenta que aún faltan por hallar a 400 solo en ese país: hijos de personas que fueron desaparecidas por la dictadura.

El viernes pasado hablamos con él,  el nieto de la presidenta de las Abuelas de la Plaza de Mayo de Argentina, que se ha convertido en todo un símbolo para las víctimas de la desaparición.

Ya hace un año recuperó su verdadera identidad, ¿cómo es esa historia?

Crecí en un pueblo de La Pampa argentina y viví sin saber que era adoptado, sin saber que era un hijo de desaparecidos de la dictadura militar argentina. Mi abuela Estela de Carlotto me buscó durante 36 años, hasta que el 5 de agosto de 2014 nos reencontramos. A partir de ahí empecé un cambio de identidad, al menos en los papeles. Ya no me llamo Ignacio Hurban, sino  Ignacio Montoya Carlotto.

¿Habló con sus padres adoptivos sobre esa decisión de cambiar de nombre?

Por supuesto. No es una decisión, en Argentina es un trámite legal porque el apellido es de dominio público, entonces hablé con ellos y no hubo problema. Tenemos la mejor de las relaciones.

¿Al enterarse que era adoptado se le pasó por la cabeza que era hijo de una desaparecida?

El 2 de junio de 2014, el día de mis cumpleaños, me enteré de que soy adoptado y, al saberlo, fantaseamos con mi esposa con eso. El proceso de búsqueda duró poco. Hice el contacto con abuelas y luego con ADI. La Asociación del Derecho a la Identidad es una institución que lleva adelante las investigaciones y que ordena las extracciones de sangre para que se cotejen con el Banco Nacional de Datos Genéticos, fue creada por las abuelas y es donde constan las muestras genéticas de todos los familiares de desaparecidos. Al poco tiempo me llamaron para darme la noticia.

¿Cómo fue el primer acercamiento con su abuela?

Al otro día de enterarme nos encontramos. El 6 de agosto de 2014 fue el abrazo.

¿Por qué contar su historia en Colombia?

Nosotros cerramos de alguna manera un conflicto, que no es igual al de ustedes, pero que tiene características similares en cuanto a que trasladó muchísimo dolor a la gente. Me parece que contarlo está bien pues ayudamos a que no se sientan solos y estoy convencido de que podemos intercambiar experiencias. Es una manera de entender que a todos nos pasa lo mismo.

Ya está haciendo memoria, ya tiene la verdad y la justicia, ¿qué sigue en su vida?

Claro que la recuperación de mi nombre es un acto de justicia, uno de los más grandes, las responsabilidades fueron saldadas y estamos afirmados en esta nueva identidad. Fui criado por mis padres adoptivos, que no sabían absolutamente nada de este proceso; les guardo mucho respeto y cariño porque ellos hicieron de mi lo que yo soy hoy: para bien o para mal tengo la entereza para dar la cara y poder contarlo. Ahora, yo no soy un activista político, soy músico y toco el piano y planeo seguir haciendo eso.

¿Cuántos faltan?

Faltan alrededor de 400, que es una cifra enorme. El lunes pasado tuvimos la dicha de encontrar la niña 117. Faltan, pero el trabajo es incansable y no hay manera de detenernos.

Usted es hincha de River Plate, ¿ha preguntado si a su papá le gustaba el fútbol y era hincha de algún equipo?

Sí, obviamente, mi papá era hincha de River, de ahí viene. Y debe venir porque en todos los casos de todos los nietos que se han encontrado siempre los nietos son hinchas del club del que eran hinchas los padres. Es algo que se lleva en la sangre (risas).

¿Por qué dice que el reencuentro con su abuela lo celebró el pueblo argentino como un Mundial?

Porque no estamos acostumbrados en líneas generales a las historias con final feliz, y esta parecía ser una utopía de una abuela que nunca iba encontrar su nieto. Y de hecho, que lo haya encontrado una abuela tan querida por toda la Argentina se convirtió en una explosión de alegría. Fue una refutación de esa supuesta verdad.

Ya que la tiene al frente, ¿qué imagen tiene de ella?

Tuve que desarmar la imagen de Estela Carlotto presidenta de las Abuelas de la Plaza de Mayo y hacer la de la abuela. Es mi abuela, con la diferencia que nos conocimos ya de grandes”.

¿Ha pensado en que su música se vuelva un himno para los desaparecidos?

Una de las canciones que escribí en el 2009 que se llama “Para la memoria”, es una canción que escribí hace mucho tiempo y se ha transformado en un estandarte. No soy un músico que hace música militante, hago música con las cosas que me pasan y entre las cosas que me pasan cuento todo esto.

Texto publicado también en el sitio web de PACIFISTA

 


Argentina, Desaparecidos, Guido, Testimonios

Volver arriba