Manual de identidad visual 2024
11 diputados del Valle, Asesinato, Caso Asamblea del Valle, Secuestro
Escrito por comunicaciones cnmh en . Publicado en Noticia.
11 diputados del Valle, Asesinato, Caso Asamblea del Valle, Secuestro
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11 diputados del Valle, Asesinato, Caso Asamblea del Valle, Secuestro
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CNMH
Mauricio Ramírez (CNMH).
18 noviembre 2020
Un escenario ambulante del Museo de Memoria de Colombia recorre Barranquilla, Malambo y Soledad para llevar actividades artísticas y pedagógicas de la exposición Sanaciones: diálogos de la memoria a los habitantes del Atlántico. Una de las paradas de este recorrido fue en el barrio Villas de San Pablo, en el suroccidente de Barranquilla, donde viven alrededor de 2200 familias, de las cuales 750 son víctimas del conflicto armado. Allí, con el apoyo de la Fundación Santo Domingo, la artista Joyce Obregón y un grupo de jóvenes de la comunidad pintaron un mural en la entrada de una de las manzanas que componen la urbanización.
Joyce es artista plástica y visual, ilustradora y artista callejera de Barranquilla. Su obra explora temas como la identidad afro y el feminismo, y normalmente parte de procesos comunitarios para hacer sus intervenciones en el espacio público. Así, en sus palabras, “se empiezan a transformar microespacios”. Hablamos con ella sobre el proceso de creación del mural, sobre la representación afro e indígena y sobre la idea de sanación.
¿Qué es para usted la sanación?
“Siguiendo con la idea curatorial de la exposición, yo creería que, en articulación con el tipo de obras que hago, hay una comparación con sanar las paredes: dar una resignificación a este espacio, que era un espacio neutro, y empieza a tener una identidad, empiezan a tener pertenencia los jóvenes que hicieron parte de la intervención, los vecinos que se acercaron y lavaron el espacio antes de intervenirlo. Ese es el significado que le doy a la sanación en este contexto”.
En el mural hay una mujer afro y una mujer indígena, dos sectores que han sido históricamente marginados. ¿Cuál es la importancia de pintar estos rostros en el espacio público?
“Cada elemento del mural parte del análisis que hice después de reuniones, socializaciones y laboratorios con vecinos y jóvenes líderes de Villas de San Pablo. Al darme cuenta de que es una comunidad bastante diversa, tenía un sentir de que había que tratar de plasmar esta diversidad y afianzar ese reconocimiento. Algunos ven a la mujer negra o indígena y dicen: ‘yo no soy esto’. Pero nosotros somos incluso ambos, algunos más uno que lo otro. Afianzamos esa idea de que no por no estar en la Sierra vestidos de cierta manera dejamos de ser indígenas. O que no por no estar en Palenque y tener la nariz chata dejamos de ser negros. Por eso plasmé esto allí: para que los vecinos empezaran a cuestionarse por qué una mujer negra o indígena, y por qué mujeres. Lo que logré ver en estos meses de trabajo con la comunidad es que la mayoría de líderes de Villas de San Pablo son mujeres lideresas. Ellas, sobre todo, se han sentido muy a gusto con la representación”.
Las lideresas se sintieron a gusto porque se vieron representadas. ¿Cómo fue la recepción de las personas o identidades que no aparecen explícitamente en el mural?
“Esto lo dice la curaduría de Sanaciones: no es un resultado, es el inicio de un diálogo. Aquí empieza un diálogo entre todos los vecinos, cada una de las personas que viven en Villas de San Pablo. Quizás algunos pudieron no sentirse conformes con esto. Es bastante complejo ponernos todos de acuerdo. Pero creo que, si queda la molestia, va a ser una molestia que te genera reflexión. Cualquier intervención que se haga en el espacio público, ya sea como esta, con el apoyo de una entidad, o sea de tipo ilegal, al espectador le despierta una reflexión”.
El proceso del mural fue colectivo desde que se planeó hasta que se pintó. ¿Qué elementos propuso la comunidad que aparezcan allí representados?
“Muchas veces nos venden como el artista que está en un pedestal, y que los demás son los ayudantes, pero en este trabajo de comunidad eso varía. Yo estoy muy abierta a lo que me propongan los chicos. Unos son de un grupo de jóvenes llamado Escándalo Urbano, y otros vienen de aquí cerquita. Todos han sido muy colaboradores en las intervenciones. Ellos mismos han tomado la iniciativa de terminar líneas de bocetos que yo dejé. Un chico se tomó la voz para hacer en la parte de atrás lo que para él es Villas de San Pablo: cuando entra uno y se ven los bosques, y de otro lado se ven las torres de los edificios. Quedó la huella de que eso lo hicieron ellos”.
Esta es la primera exposición del Museo de Memoria en el Caribe. ¿Cuál es la importancia de que se recorra esta región y se llegue a los barrios y las casas de la gente?
“Esa era una de las preguntas que surgió en las reuniones con la comunidad. En un contexto como Barranquilla, donde hay pocos museos y los que hay están desangrados, deshabitados, es bastante importante el acercamiento de venir al barrio, incluso en medio de la crisis de pandemia, y decirle a la comunidad: ‘si tú no vas al museo, el museo va a ti’. Y que sientan que el museo no es una cosa exclusiva para unos seres con intelecto superior, sino que ellos son quienes construyen el museo y la memoria. Es darle valor a su palabra, a su accionar”.
***
Sanaciones: diálogos de la memoria es la nueva exposición del Museo de Memoria de Colombia, una apuesta multiplataforma que combina una curaduría virtual con un escenario ambulante, una programación con decenas de eventos virtuales y presenciales, una intervención con obras de arte en diarios y recibos de servicios públicos del Caribe, y la activación de material pedagógico en museos, bibliotecas y lugares de memoria.
Toda la información está en www.museodememoria.gov.co/sanaciones y en las redes sociales del Museo.
acuerdos de paz, postconflicto, inversión, internacional
Darío Acevedo, Eln, Iglesia La María, Iniciativas de Memoria, Secuestro
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CNMH
Cortesía galería de Juan Daniel Otoya
11 noviembre 2020
Un grupo de personas se ha reunido durante 20 años para compartir y recordar un suceso que los marcó de por vida: el secuestro de la Iglesia La María, aquel 30 de mayo de 1999, cuando integrantes del grupo guerrillero Eln secuestraron a 160 feligreses.
Desde el 2019, el Centro Nacional de Memoria Histórica y la Universidad Autónoma de Occidente asumieron, junto a algunas de las víctimas del secuestro, la responsabilidad de producir un documental para dignificar la memoria de las víctimas.
Es así como surge ‘La Reunión’, un documental de 25 minutos narrado desde la observación, con momentos marcados a través de historias que bien pueden narrarse a partir de un objeto como un cepillo de dientes viejo, o un trapo raído, por ejemplo, y en el que los significados del encuentro, el perdón, la resiliencia y la solidaridad cobran relevancia.
Para socializar este documental, tanto a las víctimas como a la sociedad civil en su conjunto, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y la Universidad Autónoma de Occidente (UAO) presentan el foro virtual: ‘Reconstrucción y representación de la memoria alrededor del secuestro realizado por el Eln en la Iglesia La María de Cali, en el año 1999’, el miércoles 11 de noviembre de 2020, de 10:00 a.m. a 11:30 a.m.
En este foro se transmitirá el documental, en un espacio de reflexión y diálogo de experiencias alrededor de temáticas como: solidaridad, intimidad, dolor, perdón y hermandad, con la participación de Isabella Vernaza, vocera del Grupo La María; Carlos Téllez, director del documental, José Antonio Bedoya, asesor académico y productor general del documental, Jesús Alfonso Flórez López, decano de la facultad de Humanidades y Artes Visuales de la UAO; y el director del CNMH, Darío Acevedo.
Foro virtual: ‘Reconstrucción y representación de la memoria alrededor del secuestro realizado por el ELN en la Iglesia La María de Cali, en el año 1999’.
Fecha: miércoles 11 de noviembre de 2020
Hora: 10:00 a.m.
Transmisión en vivo: Facebook Live del Centro Nacional de Memoria Histórica.
El domingo 30 de mayo de 1999, a las 10:20 a.m., ocurrió lo impensable: un secuestro colectivo de civiles en la iglesia La María, en Cali, perpetrado por la guerrilla del ELN, durante la celebración de la eucaristía. La totalidad de los asistentes a la misa fueron secuestrados. Se estima que fueron 160 personas. La mitad fueron evacuados esa tarde por el Ejército en las montañas de Jamundí y regresaron a sus hogares.
Durante los primeros 15 días fueron liberadas alrededor de 40 personas. Los 38 restantes lo hicieron poco a poco, luego del pago de rescate al grupo guerrillero. Los últimos retornaron a Cali el 11 de diciembre de ese mismo año.
El hecho generó no solo la indignación nacional, sino que fue el comienzo de una vigorosa movilización ciudadana. El día 7 de junio de 1999, las calles de Cali se llenaron con decenas de miles de ciudadanos vestidos de blanco, que expresaron su rechazo al secuestro y exigieron la libertad de todos los plagiados.
Movilizaciones similares se realizaron en 21 ciudades de Colombia. La movilización del ‘NO MÁS’, dio origen luego a una sostenida movilización ciudadana, dentro y fuera de Colombia, contra el secuestro. En el caso de la multitudinaria marcha de junio en Cali, se dieron cita ciudadanos sin distingos sociales o políticos, unidos todos en el repudio a una de las prácticas más abominables de las guerrillas colombianas: el secuestro.
acuerdos de paz, postconflicto, inversión, internacional
Darío Acevedo, Eln, Iglesia La María, Iniciativas de Memoria, Secuestro
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CNMH
Foto: CNMH
16 septiembre 2020
En el marco de la conmemoración de los 20 años del secuestro masivo ocurrido en en el KM18 de la vía que conduce de Cali a Buenaventura, ocurrido el 17 de septiembre del 2000 por parte de la guerrilla del ELN, un numeroso grupo de personas que fueron secuestradas y sus familias, hacemos la siguiente declaración a la opinión pública:
Más de 64 personas fueron privadas de su libertad, y conducidas a las montañas y espesas selvas de los Farallones de Cali en medio de la violación de sus derechos humanos. Tres valiosos hombres perdieron la vida como consecuencia del secuestro: Miguel Alberto Nassiff, Carlos Alberto García y Alejandro Henao. Eran hombres trabajadores, y profesionales de gran valor, que fueron separados de sus jóvenes familias, ocasionando destrucción y profundo dolor en ellas.
El secuestro del KM18 marcó de manera desafortunada la vida de muchas familias caleñas, generando como consecuencia la salida del país de muchos de los conciudadanos afectados, que buscaron refugio en el exterior, ocasionando desarraigo de su tierra y alejamiento de sus familias.
Expresamos la importancia de recordar y repudiar este hecho por parte de la sociedad, que no continúe quedado en el olvido, y sea conocido por las nuevas generaciones como parte de nuestra historia, y se conozcan y condenen las situaciones de horror vividas para no permitir que se repitan.
Luego de 20 años, seguimos esperando que la justicia se manifieste, que la verdad salga a la luz, que haya reparación por el profundo daño causado, que la paz se haga realidad en nuestra ciudad, y que NUNCA MAS en Colombia, se vuelvan a presentar secuestros de ningún tipo.
Exaltamos el trabajo realizado por las FUERZAS MILITARES DE COLOMBIA quienes también sufrieron pérdidas en el cumplimiento de su labor, buscando la liberación de todos los secuestrados. Agradecemos al General Jaime Ernesto Canal comandante de la Tercera Brigada, y al General Carlos Alberto Fracica, quien comandó la Fuerza de Despliegue Rápido, Fudra.
Recordamos y agradecemos el acompañamiento permanente dado a las familias por parte del entonces arzobispo de Cali, monseñor ISAIAS DUARTE CANCINO quien fue nuestro principal guía, y a todos los sacerdotes que nos acompañaron de manera cercana, entre ellos el padre José González, padre Mauricio Estrada, y en especial desde la Iglesia del Templete de Cali a Gonzalo Gallo.
Nuestro reconocimiento a la labor de apoyo prestada por los liberados del secuestro de la iglesia LA MARIA de Cali y sus familiares.
Deseamos conservar viva la esperanza de poder regresar a una Colombia libre de diferencias, corrupción, desigualdad, dolor, donde reine una paz verdadera, que nuestros hijos puedan disfrutar de nuestro bello y rico país bajo el amparo del Dios que nos permite seguir viviendo.
GRUPO DE SECUESTRADOS EN EL KM18 Y SUS FAMILIARES
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CNMH
Foto: CNMH
16 septiembre 2020
El CNMH acompaña a las víctimas del secuestro perpetrado por el Eln en el KM18, Cali hace 20 años. Este trágico episodio marcó de manera desafortunada la vida de muchas familias caleñas, generando, para algunas, la salida del país, desarraigo de su tierra y alejamiento de sus seres más cercanos.
En el acto de conmemoración que tendrá lugar este jueves 17 de septiembre el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) ha dispuesto la realización de un conversatorio con presencia de las víctimas, sus representantes y otros sectores de la ciudadanía caleña, que será transmitido por el Canal Telepacífico entre las 9:15 pm y 10:00 pm.
Los dolorosos hechos ocurrieron el domingo 17 de septiembre del año 2000, pasadas las 4:00 p.m., cuando integrantes del Frente José María Becerra de la guerrilla del Eln usando uniformes militares, simulando pertenecer a Gaula), irrumpieron en dos restaurantes, una hacienda y otros negocios a la altura de lo que se conoce popularmente como el Kilómetro 18, en las afueras de Cali, secuestrando a 62 personas.
Este fue el segundo secuestro masivo de civiles en el Valle del Cauca protagonizado por el Eln, luego del ocurrido el 30 de mayo de 1999 en la Iglesia La María, también en Cali.
Luego de 45 días de cautiverio, los secuestrados retornaron a la libertad, pero, en el curso de este perdieron la vida el médico, Miguel Nassif; el comerciante, Carlos García; y el Ingeniero, Alejandro Henao. Durante todos estos años, sus familiares no han dejado de recordarlos como “hombres trabajadores, y profesionales de gran valor, que fueron separados de sus jóvenes familias, ocasionando destrucción y profundo dolor en ellas”.
Para las víctimas, este vigèsimo aniversario reviste una especial importancia. Lamentan el olvido que sobre el hecho se ha tenido en distintos niveles del Estado y la sociedad. Reclaman además, verdad, justicia y reparación por las afectaciones que dejó el secuestro y esperan que un hecho como ese no se repita.
Acogiendo una solicitud de las víctimas, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), desde su Estrategia de Apoyo a Iniciativas de Memoria Histórica (EAIMH), priorizó este caso dentro de su agenda 2020. En esta labor acompaña y trabaja con las víctimas y sus familias en la elaboración de un documental.
La conmemoración se produce en un ambiente de rechazo a nuevos actos de cruel violencia ante el que amplios sectores de la población exigen a los grupos violentos abandonar el camino de las armas, buscar con sinceridad una negociación con el gobierno nacional.
El Centro Nacional de Memoria Histórica invita a todos los colombianos a acompañar a las víctimas del K- 18 en los actos de recordación, memoria, duelo y recuperación que se realizarán entre el 17 y 19 de septiembre. A que nos acompañen en el conversatorio con las señoras Lourdes Mesa y Marcela Betancourt, representantes de las víctimas, en el especial que será transmitido este jueves por el Canal Telepacífico y por Facebook Live del Centro Nacional de Memoria Histórica entre las 9:15 pm y 10:00 pm.
Igualmente, el CNMH acompañará en conjunto con la Comisión de la Verdad (CEV) un acto de reconocimiento y una Eucaristía que tendrá lugar el sábado 19 de septiembre de 2020 entre 9:00 am y 12:30pm
Para más información de prensa contactar a:
Víctor Andrés Álvarez
Cel: 3113573050
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Ivan Sierra
Ivan Sierra
20 Jun 2018
Colombia ha vivido momentos muy álgidos de dolor en medio del conflicto armado. Uno de ellos es el secuestro y posterior asesinato de los 11 diputados del Valle, quienes fueron retenidos durante 5 años por la guerrilla de las Farc. Ahora, en el décimo primer aniversario de esta conmemoración y en medio de un proceso de paz, las familias recuperan la memoria de sus familiares a través de sus perfiles biográficos.
El secuestro ha sido uno de los mecanismos más usados en el país como herramienta de prolongación de la guerra. Esta práctica se empezó a generalizar desde la década del 70 y según datos del Observatorio Nacional de Memoria y Conflicto (ONMC) entre los años 1970 y 2016 fueron secuestradas 39.281 personas.
En el caso de la Asamblea del Valle, la compleja discusión legal muestra que lo sucedido el 11 de abril de 2002 puede entenderse como “toma de rehenes”, la cual ocurre en el marco del conflicto armado y priva a una persona de su libertad, condicionándola a la satisfacción de exigencias formuladas por la otra parte.
17 personas fueron sacadas de la Asamblea bajo el engaño de una supuesta amenaza de bomba. En el operativo murieron el subintendente Carlos Alberto Cendales, el conductor Walter López y el camarógrafo Héctor Sandoval de la cadena RCN.
Para muchos este era un desastre anunciado. Meses antes los diputados habían manifestado sus inquietudes en materia de seguridad, pues como muchos políticos del país se sentían bajo amenaza ante la advertencia de las FARC de “retener” políticos para lograr un intercambio con sus guerrilleros presos.
Fue así como el 11 de abril inició un doble cautiverio. Por un lado para los 12 diputados que durante 5 años caminaron por Buenaventura y Argelia en el Valle del Cauca; López de Micay y El Tambo en el Cauca y Leyva, El Charco e Iscuandé en Nariño, territorios que durante muchos años estuvieron en disputa de múltiples actores armados.
Por otro lado está el cautiverio emocional de 12 familias que buscaron la liberación de sus seres queridos. En esa época la única forma de comunicarse era con pruebas de supervivencia o mensajes en programas radiales. Tan solo recibieron 7 pruebas de supervivencia y sus sentimientos y cotidianidades los mandaban a través de programas como “Voces del Secuestro” y emisoras como “La Carrilera” y la Cadena Radio Súper.
A pesar de las diferencias políticas, las familias de los diputados se unieron a la lucha de cientos de familiares de secuestrados que buscaron un acercamiento entre el gobierno de Álvaro Uribe y las FARC. Sin embargo, ni el dolor de las familias, ni la diplomacia internacional lograron convencer a las partes de llegar a un acuerdo especial para la liberación de los secuestrados.
La experiencia del secuestro a nivel nacional deshumanizó aún más el conflicto armado colombiano. Para Gonzalo Sánchez, director del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), esta modalidad de violencia se convirtió en el signo de la degradación de la guerra. El secuestro de los 12 diputados se constituyó como una de las violaciones más graves al Derecho Internacional Humanitario en el país.
Del secuestro al asesinato
El 23 de junio de 2007, las FARC firmaron un comunicado del Comando Conjunto de Occidente en donde se informó a la opinión pública que el 18 de junio de 2007, 11, de los 12, diputados murieron en un fuego cruzado y que uno, Sigifredo López, sobrevivió. Fue así como desde el 29 de junio empezó la lucha de las familias por recuperar los cuerpos de los diputados. Sin embargo solo hasta el domingo 9 de septiembre sus cuerpos llegaron hasta la ciudad de Cali a través de un protocolo liderado por la Cruz Roja.
Para los familiares de un secuestrado enterarse que este murió en cautiverio es muy difícil. Según la Fundación País Libre “al saber que la persona murió, la sorpresa y la incredulidad invade a los dolientes pues no están preparados para afrontar ese nuevo golpe. Sienten que no es justo que luego de sufrir el horrible proceso del secuestro tengan que enfrentar ahora un momento aún más difícil”.
Para el año 2016, en medio de los diálogos entre el Gobierno y las FARC, Jorge Torres alias ‘Pablo Catatumbo’ habló frente a los familiares de los diputados en un acto temprano de reconocimiento de responsabilidades: “En nombre de las FARC, y de su Delegación de Paz, queremos expresar nuestro más sincero y público reconocimiento de responsabilidad y pedir perdón a las víctimas y familiares de los 11 diputados del Valle del Cauca, los cuales se encontraban retenidos y bajo responsabilidad de nuestra organización […] Sea esta la ocasión para rendir un tributo que honre la verdad y la dignidad de las víctimas, pero que también nos ayude a superar el odio y la venganza como forma de solución a nuestros conflictos”.
Ahora, a pesar de que las familias han asumido el proceso de perdón de forma individual, el acuerdo de paz abre la posibilidad de conocer la verdad sobre los hechos y resolver las preguntas que se acumularon durante los 5 años del cautiverio.
Entre tanto, las familias de los once diputados secuestrados y asesinados por las FARC: Juan Carlos Narváez, Ramiro Echeverry, Jairo Hoyos, Alberto Quintero, Rufino Varela, Nacianceno Orozco, Héctor Fabio Arismendi, Edison Pérez, Francisco Giraldo, Carlos Alberto Barragán y Carlos Alberto Charry, de Sigifredo López, único diputado sobreviviente de los hechos, y también del subintendente Carlos Alberto Cendales, el conductor Walter López y el camarógrafo Héctor Sandoval trabajan en la construcción de sus perfiles biográficos como proceso de memoria.
A través de la narración de sus historias de vida, las familias encuentran la humanidad perdida en medio de la guerra, visibilizan sus duelos y luchas por la vida privada y sus apuestas públicas durante esos años de secuestro. “Con la creación de los perfiles, que se materializarán a través de un informe y una serie documental, también se busca generar empatía con una sociedad que desde la estigmatización y el desconocimiento ha justificado los actos de la guerra. Se espera que los perfiles biográficos no dejen tranquilo al lector, sino que permitan un encuentro con el otro, consigo mismo y con la forma en que la guerra se ha inscrito en su propia biografía”, dice Gloria Restrepo investigadora del CNMH.
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Conmemoraciones, Diputados del Valle, Reparaciones, Secuestro
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Isabel Valdés
Isabel Valdés
09 May 2018
El archivo del secuestro en Colombia
El archivo de País Libre documenta la evolución y magnitud que este delito alcanzó en el país, desde las perspectivas de las víctimas. Conozca la historia de esta fundación que presentó varias denuncias ante la Corte Penal Internacional (CPI), y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), construyó una ruta de atención para las víctimas de secuestro y extorsión e incidió para que el gobierno colombiano negociara con las guerrillas.
Juan Camilo Gallego Castro para el CNMH
‘Noticia de un secuestro’ es uno de los libros periodísticos más importantes de Gabriel García Márquez. En él narra la historia de varias personas, entre ellas un reconocido periodista, secuestradas por ‘Los Extraditables’, que hicieron presión para evitar la aprobación de la extradición de colombianos a los Estados Unidos.
“[…] un jeep y un Renault 18 —dice García Márquez— bloquearon por delante y por detrás el automóvil del jefe de redacción de El Tiempo, Francisco Santos, en una calle alterna del barrio Las Ferias, al occidente de Bogotá. El suyo era un jeep rojo de apariencia banal, pero estaba blindado de origen, y los cuatro asaltantes que lo rodearon no solo llevaban pistolas de 9 milímetros y subametralladoras Miniuzis con silenciador, sino que uno de ellos tenía un mazo especial para romper los cristales.”
Transcurrieron ocho meses hasta que Santos fue liberado. Una vez en libertad escribió “Carta a un secuestrado”, en la que dice: “Sí, esta es una sociedad enferma, muy enferma, pues ya no le duele nada y a la que poco le importan las Constituciones llenas de derechos que no se cumplen. Si ni siquiera se cumple el derecho a la libertad!” Este fue el impulso de una iniciativa que, apoyada por varios defensores de derechos humanos, al poco tiempo se convirtió en la Fundación País Libre, a finales de 1991.
Desde sus inicios, la fundación formó su incidencia social pidiendo el fin del conflicto armado y el cese del secuestro. De acuerdo con María Consuelo Jáuregui, quien fuera su última directora ejecutiva, País Libre surgió de la necesidad de acompañar a las familias de los secuestrados. También lideraron movilizaciones y denuncias, entre ellas la marcha ciudadana contra el secuestro en el 2008, y lograron “que el país repudiara el secuestro y esto llevó a que el gobierno creara la Ley 976 de 2005, que protege los derechos de las víctimas de secuestro y desaparición forzada.”
Las piezas del archivo
María Consuelo Jáuregui exdirectora ejecutiva de País Libre
En el 2017, después de más de 25 años, la Fundación País Libre dejó de existir, pues consideraron que habían cumplido con su misión. Una de las decisiones que tomaron fue la donación de su archivo y centro de documentación al Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), entre los que se encuentran miles de recortes de prensa sobre el secuestro y la extorsión, las campañas y marchas que organizaron (por ejemplo las del “No Más”), así como las denuncias que presentaron ante la CPI y la CIDH, relacionadas con los casos de secuestro, como el de los 12 diputados del valle.
La investigación del CNMH, ‘Una sociedad secuestrada’ advierte que “este flagelo ha trastocado la existencia de 39.058 personas en Colombia en los últimos cuarenta años”, una cantidad tan alarmante que con ellas podría llenarse un estadio de fútbol como El Campín de Bogotá.
País Libre se esforzó por brindar herramientas a estas casi 40 mil personas. De ahí que en el archivo también se encuentren cartillas pedagógicas que aborden temas tan complejos como qué hacer cuando el secuestrado es un niño, cómo negociar con los secuestradores, cómo suspender las deudas del secuestrado o cómo atender al secuestrado después de su liberación, por poner algunos ejemplos.
Otra de las joyas con las que cuenta este fondo documental son los soportes de toda la campaña que País Libre, junto a Redepaz, hicieron para lograr el Mandato ciudadano por la Paz, la Vida y la Libertad en Colombia. Este consistía en un tarjetón verde que se repartió en las elecciones de 26 de octubre de 1997 a alcaldías y gobernaciones, en el que los ciudadanos daban su voto para que el gobierno iniciara diálogos de paz con las guerrillas. Obtuvieron cerca de diez millones de votos, incluso en algunas regiones fueron superiores los votos por el Mandato que por los candidatos a la elección popular.
Luego de los resultados distintos sectores exigieron al gobierno iniciar diálogos con las guerrillas. Es más, el presidente Ernesto Samper le dio vía libre al comité del Mandato para que firmara unos acuerdos humanitarios con los grupos armados. Al final de ese año una encuesta de El Espectador y CM& arrojó que el voto por la paz fue la noticia del año.
En 1998 el electo presidente Andrés Pastrana inició los diálogos con las Farc pero estos fracasaron, se recrudeció el conflicto armado y solo hasta 2016 esta guerrilla abandonó las armas y firmó con el gobierno un acuerdo de paz. Esta es una de las razones, además de la disminución significativa del secuestro, por la cual País Libre consideró culminado su trabajo y dejó de existir.
Sin embargo, el archivo conserva su legado. Este puede ser consultado en el centro de documentación del CNMH (Calle 34 #5-37). La información del fondo documental es importante no solo para víctimas, sino también para investigadores y ciudadanos interesados en saber más de este terrible capítulo de la historia de Colombia.
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CNMH
CNMH
12 Abr 2019
El pasado 11 de abril, en la Asamblea Departamental de Cali, se lanzó la exposición de memoria histórica ¡Suenan por ti!, sobre el secuestro, por parte de la guerrilla de las FARC, de 12 diputados de la Asamblea del Valle del Cauca, y el posterior asesinato de 11 de ellos (el único sobreviviente fue Sigifredo López). En esta muestra también se recuerdan las memorias del subintendente Carlos Alberto Cendales, el conductor Walter López, y el camarógrafo de la cadena RCN Héctor Sandoval, quienes fallecieron en el operativo del secuestro, en 2002.
Esta exposición, que será exhibida durante todo 2019 en la sede de la Asamblea Departamental en Cali, es el último de tres productos comunicativos, que también incluyen el libro El caso de la Asamblea del Valle: tragedia y reconciliación y la serie documental Somos más que 11. Con ellos, el Centro Nacional de Memoria Histórica busca visibilizar la compleja historia del secuestro de los diputados del Valle en 2002, así como lo que significaron para los secuestrados, sus familias y el país entero cinco años de cautiverio.
En la muestra también se narra el desenlace de este hecho: el desconcertante asesinato de los diputados en 2007, que no es del todo un final, sino la oportunidad para encontrar un camino de reconciliación.
Les invitamos a conocer más a fondo esta historia en el especial digital El caso de la Asamblea del Valle. A través de perfiles escritos, crónicas audiovisuales y un informe detallado, podrán recorrer los hechos más relevantes del caso de la Asamblea del Valle: el minuto a minuto del secuestro, la lucha incansable de los familiares por un acuerdo humanitario, las masivas movilizaciones ciudadanas, la noticia del asesinato, el duelo y el cara a cara con los victimarios.
Esta es la voz de las familias que vivieron el drama del secuestro durante cinco años y que nunca dejaron de buscar la libertad para sus seres queridos.
Los invitamos a conocer el micrositio “El caso de la asamblea del Valle“.
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Asamblea Departamental de Cali, Asesinato, Diputados del Valle, Farc, Memoria Histórica, Secuestro
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30 May 2019
Iglesia La María, 20 años del secuestro del Eln
El domingo 30 de mayo de 1999 en el sur de Cali, más exactamente en la iglesia La María, 194 personas fueron secuestradas por miembros del frente José María Becerra del Eln. Este hecho pasaría a la historia como el secuestro masivo más grande perpetrado en Colombia.
Como era usual, los feligreses acudían puntual a la eucaristía que se realizaba a las 10 a.m. cada domingo en la capilla de la iglesia La María, ubicada en el barrio Ciudad Jardín, entre la carrera 127 y la avenida Cañasgordas de la ciudad de Cali. Aquel 30 de mayo de 1999 no fue la excepción y casi 200 personas asistieron para escuchar la palabra de Dios a través de la voz del párroco Jorge Humberto Cadavid.
Los primeros 30 minutos de misa transcurrieron con normalidad, hasta que hombres armados y con uniformes del Ejército, irrumpieron con dos camiones tipo furgón, se presentaron como miembros del Gaula y alertaron sobre la pronta explosión de una bomba en el lugar, por lo que pedían que los 194 presentes ingresaran rápidamente a esos dos vehículos.
La mayoría, desconfiada, no obedeció la orden. Incluso, Yaslín Durán Córdoba, escolta de uno de los asistentes a la misa, se percató que las botas que utilizaban los supuestos integrantes del Gaula no eran parte de la indumentaria habitual. Cuando intentó reaccionar fue asesinado.
En ese momento los guerrilleros realizaron tiros al aire y obligaron, sin distinción alguna, que todos los presentes, incluidos niños, adultos mayores y hasta el párroco se subieran a los camiones. Pronto se reveló que aquellos hombres eran parte del frente José María Becerra del Eln. De esta forma inició el calvario de un secuestro que tendría como escenario las enredadas y boscosas montañas de los farallones de Cali.
La noticia del secuestro masivo más grande realizado en Colombia (hasta hoy) se expandió con rapidez. La conmoción se apoderó de la ciudad y el país. Horas más tarde, y gracias a la presión del Ejército, los secuestradores se vieron obligados a dejar en el camino a algunos de los secuestrados.
Al final del día, quedaron 93 personas en poder del Eln, ya que de las 194 secuestradas inicialmente, 86 fueron dejadas en el camino y 15 más escaparon de sus secuestradores. El Ejército se encargó de recogerlas y llevarlas al Batallón Pichincha de Cali para que pudieran encontrarse con sus familiares.
Con el liderazgo del arzobispo de Cali, Monseñor Isaías Duarte Cancino (Q.E.P.D.), la ciudadanía se movilizó y se tomó las calles para exigir la entrega inmediata de los secuestrados.
El 7 de junio de 1999 las voces de miles de caleños gritaban: “¡Los queremos libres, vivos y en paz!” en la gran marcha que fue llamada “No más”, la primera de muchas que surgieron como expresión de rechazo al secuestro en el país. Además, monseñor Isaías Duarte excomulgó a los secuestradores y denunció las pretensiones económicas que tenía el Eln a cambio del intercambio de los plagiados.
En el transcurso de 6 meses y medio, todos los secuestrados fueron dejados en libertad. La entrega de las personas se daba en grupos pequeños. La fecha de la última liberación fue el 11 de diciembre de 1999. Años más tarde se sabría que las denuncias de monseñor Duarte eran ciertas, y que cada liberación tuvo su precio.
Para Juan Daniel Otoya Vernaza, quien estaba presente en la iglesia aquel 30 de mayo y fue secuestrado junto a su hermano, su padre y madre ese momento cambió su vida. Tenía 11 años y aún recuerda con precisión cada momento del plagio: estaba junto a su familia y fue obligado por miembros del Eln a separarse de ellos. Luego lo abandonaron en medio de la carretera.
Fue ahí cuando sintió que su mundo se iba en aquellos camiones que se dirigían a los farallones. Una mujer de un acento paisa muy marcado, también liberada en ese inhóspito lugar y cuyo nombre no recuerda, lo acogió y protegió hasta que llegaron al batallón.
Desde ese momento empezó a dibujar constantemente superhéroes hasta que su madre, Isabella Vernaza, fuera liberada, a principios de noviembre de 1999. Hoy entiende que esos dibujos representaban su anhelo de rescatar a su familia. El 13 noviembre se da la liberación de su padre, Alfredo Otoya y fue el fin de aquella historia. O por lo menos eso creía Juan Daniel.
Años más tarde, mientras estudiaba artes, se cuestionó su pasado y trató de buscar un sentido a lo que constantemente dibujaba. Veía cómo sus trazos eran el desahogo de un episodio que aún no había enfrentado del todo. Por esta razón empezó un proceso pictórico para representar sus recuerdos y a través de ellos contar la historia del secuestro de la iglesia La María.
Asegura que este proceso fue clave para sanar las heridas que aún no terminaban de cicatrizar. Pero lo que más le ayudó a superar todo lo relacionado con el aquel episodio fue hablar, en sus propias palabras, “hablar de mi experiencia y contar mis temores se convirtió en una manera de afrontarlos, de entenderlos y de sanar”. Compartir su memoria con otros fue la pieza final que le ayudó a superar aquel traumático secuestro.
Hoy jueves 30 de mayo, cuando se cumplen 20 años de aquel secuestro, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) acompaña a las víctimas y trabajará en la recuperación de sus memorias, de la mano de un equipo liderado por Diego Arias, líder cívico de Cali.
De igual manera, el director del CNMH, Darío Acevedo, anunció que se adelantará un proceso con las víctimas del secuestro del kilómetro 18, también en Cali, acto que fue ejecutado por el Eln, meses después del acontecido en la iglesia La María.
Dada la relevancia de este hecho para la ciudad de Cali, para el país y para aquellos que vivieron aquel secuestro en carne propia, hoy jueves se realizará una eucaristía a las 5 de la tarde en la iglesia La María.
Esta acción conmemorativa se realiza, de acuerdo a las palabras entregas al noticiero regional NOTI5 por Víctor Manuel López, miembro de la Arquidiócesis de Cali, “para recordar este suceso y pedir a la sociedad, no solo de esta ciudad, sino de Colombia entera, que cada día rechace todo acto de violencia”.
Además se presentará “Pintar para no olvidar. 20 años del secuestro en la iglesia la maría” la exposición que realizó Juan Daniel Otoya y que fue parte de su proceso de sanación para superar lo vivido durante su secuestro y el de su familia. La exhibición se abrirá después de la eucaristía y estará abierta hasta el 3 de junio.
Durante esta íntima ceremonia religiosa las víctimas del secuestro de La María y sus familiares harán presencia para dignificar la memoria de Yaslín Durán Córdoba, asesinado durante el secuestro, y hacerle frente al olvido de una sociedad que aún les debe reconocimiento y reparación.
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