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No más secuestros

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Juan Sebastián Sanabria

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Juan Sebastián Sanabria

Publicado

04 Jun 2019


No más secuestros

Quiero presentar un saludo muy especial a todos los presentes, a las víctimas del secuestro de La María, a las autoridades civiles y religiosas, a la doctora Susana Correa, directora del Departamento para la Prosperidad Social de la Presidencia de la República, a nuestro amigo Diego Arias impulsor de este evento, al joven artista Juan Daniel Otoya Vernaza y a todas las personas que han hecho posible este acto de recordación.

Hoy 30 de mayo de 2019 nos reunimos para rendir tributo a las víctimas de una de las acciones más crueles cometidas por las guerrillas colombianas, la del ELN en este caso. El país no había salido del estupor y el repudio por las atrocidades cometidas por las mafias narcotraficantes, los grupos paramilitares y las guerrillas entre los años 80 y 90 del siglo pasado.

El secuestro de cerca de 150 personas sacados a la fuerza de un acto religioso en un sitio de culto confirmó el rumbo terrorista de un proyecto que en principio se presentaba bajo un manto revolucionario y que, con el paso de años de infructuosos intentos por coronar el poder por la vía de las armas y el fracaso en ganar el apoyo de la población que decían representar, cayó en la fosa de la degradación en la que todos los crímenes, incluso los más horrendos, tenía justificación.

A la acción depredadora e inhumana de las guerrillas no escapó ningún sector social ni político ni económico. Pueblos misérrimos, empresarios, periodistas, sacerdotes, docentes, campesinos acusados de soplones, gentes común y corrientes, policías y soldados y hasta el medio ambiente sufrieron ataques inmisericordes.

Las guerrillas colombianas en todas sus siglas convirtieron su ideología marxista leninista y revolucionaria en patente de corso para barrer con los más elementales principios de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario. Se validó y dio por legítimo el secuestro, el asesinato de civiles, el uso de armas artesanales como los cilindros-bomba y las minas antipersonal, la voladura de oleoductos con la consecuente contaminación de ríos y afluentes, la muerte de millones de peces y aves y el daño a los acueductos. Derribaron torres de energía para privar al pueblo de este servicio público, usaron animales, bicicletas, collares y hasta niños cargándolos con bombas para, supuestamente, propinarle golpes al enemigo.

El ejercicio de recordar el secuestro de muchos de ustedes no tiene la finalidad de estimular un sentimiento de venganza ni de alimentar el odio contra los responsables de estos crímenes de lesa humanidad que no fueron actos aislados que se puedan calificar de errores o hechos aislados pues se practicaron sistemáticamente, con plena conciencia y total cinismo justificatorio.

Lo que nos anima en esta conmemoración y en todos los trabajos que hacemos diferentes entidades estatales y cívicas es, por el contrario, doblemente positivo. En primer lugar porque hemos comprendido que para las generaciones actuales y futuras es un deber moral y ético no echar al olvido tanta degradación  y el dolor causado a miles de familias que sufrieron tan intenso dolor, de tal manera que podamos erigir como parámetro infranqueable el principio de no repetición exigible a los victimarios de todos los colores: guerrillas, paramilitares, agentes del estado y grupos armados organizados e ilegales

En segundo lugar, queremos que los crímenes atroces no reciban el beneficio de la amnistía ni el perdón gratuito de los ciudadanos hacia los autores, sino que se aplique la justicia en términos transicionales. La noción de justicia transicional no puede ser entendida como impunidad sino como castigo regulado y reducido como está estipulado en la justicia internacional y en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional de la que Colombia es signataria.

Hoy quiero confirmar que el Centro Nacional de Memoria Histórica conformó un equipo profesional bajo el liderazgo de Diego Arias, para adelantar en esta ciudad (Cali) la recuperación de la memoria de las víctimas del secuestro masivo de La María, de las víctimas del secuestro del kilómetro 18, ambos crímenes cometidos por el Eln, y además, la de los familiares de los asesinados Isaías Duarte Cancino obispo de esta ciudad y del miembro del Comité Central del partido Comunista Colombiano, José Cardona Hoyos asesinado por las Farc por oponerse a la combinación de todas las formas de lucha.

El Centro Nacional de Memoria Histórica tiene por objeto misional la recuperación y conservación de la memoria de las víctimas de las violencias políticas que han sacudido el país desde 1985 para contribuir al esclarecimiento de lo ocurrido. Por supuesto, y no sobra reafirmarlo en este escenario, queremos que nuestra labor misional contribuya a la obtención de la paz. Estoy convencido que llegaríamos más pronto al disfrute de la anhelada paz, si la buscamos dignificando a las víctimas y aplicando los principios de la justicia transicional. Pero también elevando un clamor nacional para que el Eln, la llamada disidencia de las Farc y otros grupos armados organizados e ilegales se comprometan a cesar todo tipo de hostilidades en el entendido de que el pueblo colombiano será, como ya ha sido y lo ha demostrado, generoso en el perdón y en la reintegración de sus militantes.

Los invito a visitar la exposición del artista Juan Daniel Otoya Vernaza cuya familia fue una de las víctimas del secuestro masivo.

Darío Acevedo Carmona, Cali 30 de mayo de 2019
Director General Centro Nacional de Memoria Histórica

 


Darío Acevedo, Ex Secuestrados, ExDirector CNMH, Iglesia La María, Memoria, Secuestro, Víctimas

Estas entidades apuestan a cooperar con el CNMH para trabajar por las víctimas

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Juan Sebastián Sanabria

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Juan Sebastián Sanabria

Publicado

10 Jun 2019


Estas entidades apuestan a cooperar con el CNMH para trabajar por las víctimas

  • Directivas del CNMH se reunieron con el Alto Consejero para los Derechos de las Víctimas, la Paz y la Reconciliación, y el Coordinador del Centro de Memoria Paz y Reconciliación.
  • El trabajo conjunto, y la dignificación de las víctimas, fueron los ejes centrales de la primera reunión entre las tres instituciones.

El trabajo conjunto es indispensable al momento de reparar y apoyar a las víctimas en sus procesos de construcción de  memoria colectiva. En ese propósito, directivas del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), se reunieron este viernes con Gustavo Quintero, Alto Consejero para los Derechos de las Víctimas, la Paz y la Reconciliación del Distrito, y Carlos Arturo Charria, Coordinador del Centro de Memoria Paz y Reconciliación de Bogotá, para  identificar las líneas de cooperación y trabajo conjunto entre las tres instituciones.

Como lo expresó Juan Daniel Salazar, del Equipo de Cooperación y Alianzas Estratégicas del CNMH, “Los mandatos misionales de estas instituciones tienen muchos puntos en común, y a partir de estos encuentros queremos construir espacios en los que sean incluidas narrativas plurales y diversas de las víctimas, pues ellas son lo más importante de nuestros procesos y a las que nos debemos como instituciones y como país”.

Por su parte, el Coordinador del Centro de Memoria Paz y Reconciliación de Bogotá, resaltó la importancia de continuar trabajando de manera conjunta por la dignificación del relato de las víctimas.

“Es muy importante buscar estrategias de manera conjunta para que los cuidadanos puedan comprender e involucrarse con los relatos, reconociendo a las víctimas del conflicto armado y dignificando su voz, más allá de un instrumento político”, agregó Charria.

De igual forma, el Alto Consejero para los Derechos de las Víctimas, la Paz y la Reconciliación, Gustavo Quintero, destacó la importancia del trabajo conjunto y la forma como este es un ejemplo nacional.

“Estamos enviando un mensaje para que todas las organizaciones y las víctimas se unan a este tipo de iniciativas que antes de juzgar y de crear algún tipo de estereotipo, lo que tenemos que hacer como sociedad y como país es caminar de la mano y construir conjuntamente desde las distintas miradas y respetando al otro, entendiendo los distintos dolores de cada uno de los protagonistas del conflicto, también entendiendo que es conjuntamente que se puede, no solamente hacer ejercicios de construcción de memoria, sino también esa tan anhelada reconciliación que necesita el país”, concluyó Quintero.

 


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“¿Cómo nos defendemos si la Ley de víctimas se acaba?”

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Harold García

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Harold García

Publicado

10 Jun 2019


“¿Cómo nos defendemos si la Ley de víctimas se acaba?”

Esta pregunta se hacen María Isabel García y Humberto Ariza, los dos representantes de las víctimas en el Consejo Directivo del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), quienes, de manera franca, le piden a la Corte Constitucional ver con detenimiento la demanda impuesta por los exministros Juan Fernando Cristo y Guillermo Rivera para ampliar la Ley 1448 hasta 2030.


En el momento que María Isabel García tuvo que desplazarse de la comuna 13 de Medellín, en 2010, su mente y corazón estaban luchando contra todo vacío interior causado por el conflicto, y su única motivación era salvar a su familia. Junto a su esposo, y sus cuatro hijas,  empacaron sus recuerdos y emprendieron un recorrido incierto. El desplazamiento, a simple vista, generó en ella marcas invisibles que se esconde en su enorme sonrisa. Hoy, 9 años después, con 50 años, es la coordinadora de la Mesa de Víctimas de Risaralda, donde, con el tiempo y tenacidad, se convirtió en una líder indiscutible en la región, recibiendo, lastimosamente, no sólo buenas noticias por su trabajo: “Actualmente cuento con esquema de seguridad por amenazas”, dice.

Esta mujer, de pelo rubio y ojos verdes, decidió empoderarse de las más de 500 personas sin identificar (NN) que se encuentran enterradas en el cementerio Monseñor Jesús María Estrada de Marsella, un lugar de estructura majestuosa, bella, que es patrimonio artístico e histórico de la Nación. “Hoy el municipio debe ser un lugar priorizado por la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas, ya que contamos con 573 NN enterrados en el cementerio”, insiste María Isabel.

La desaparición forzada puede ser catalogada, dentro de todos los crímenes cometidos, como una de las estrategias más desgarradoras en la violencia armada del país. Según el Observatorio de Memoria y Conflicto (OMC), 80.472 personas fueron víctimas de este crimen desde 1958 a 2018, de las cuales 12 pertenecen al municipio de Marsella, donde vive María Isabel. Si el registro que muestra el Observatorio es tan bajo en esta región,  entonces ¿por qué en el cementerio hay centenares de NN?

Esta absurda ecuación estadística es el retrato desgajado que la muerte a través de la guerra ha dejado a su paso por las regiones de Colombia. Según el OMC el número de víctimas fatales que registran en su base de datos entre 1958 y el 15 de septiembre de 2018 es de 261.619. Todas estas cifras contrastan con la gentil aprobación que dan los pobladores del municipio de Marsella: “Es un lugar muy tranquilo”, dice María Isabel. Pero a principios de la década de los noventa se identificaba esta parte del eje cafetero como “uno de los municipios más violentos del país”, debido a los indicadores de homicidios reportados por el DANE en esa época. Sin embargo, esto no tenía nada que ver con la realidad que allí se vivía. El subregistro, al parecer mal informado, les daba el calificativo mortuorio a la comunidad, debido a los desaparecidos que el conflicto estaba arrastrando con aciago desde el Norte del Valle, y que bajaban por el río Cauca para detenerse en un remolino de la vereda Beltrán. Los muertos si eran colombianos, pero no de Marsella, venían de otra parte donde la guerra estaba en su máxima degradación.

El especial multimedia “Ríos de vida y muerte: tras la ruta de desaparición forzada en el río cauca”: explica que “las víctimas eran llevadas hasta una hacienda (En Trujillo, Valle del Cauca) donde las descuartizaban vivas con una motosierra, algunos hombres eran castrados, y eviscerados aquellos que serían lanzados a las aguas del río Cauca; a plena luz del día y con total impunidad. Este trato inhumano fue el que sufrió el sacerdote Tiberio Fernández, asesinado el 17 de abril de 1990 y cuyo cuerpo fue recuperado días después en el Cauca. Este caso emblemático dejó bien en claro que para los criminales no había límites ni personas intocables”.


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La historia de Marsella es compleja. No es un reducto de grupos armados, y sin embargo la guerra les encajó un estigma de pueblo violento el cual no le corresponde. “La historia de Marsella debe concientizarnos, y yo quiero hacerle un llamado a los que imparten la Ley, que nos faltan muchas víctimas por escuchar y reparar de las 8 millones según el Registro Único de Víctimas, es llamarlos para que sepan que a través del proceso de paz nosotras las victimas éramos el centro, se supone, pero somos el centro de nada porque nada nos beneficia ni siquiera hemos podido reparar la mitad de víctimas”, explica María Isabel mientras se debate entre llorar o contener sus lágrimas, tal vez de rabia o impotencia.

 Fotografía: Harold García/CNMH

El relato de Humberto Ariza no es menos desolador. También fue desplazado, de Villa Nueva Bolívar, y al único lugar que encontró llegar, gracias a un familiar, fue San Andrés. “Es muy duro, porque no eres reconocido, uno llega de ilegal porque no tienes residencia, con el tiempo debes certificar tu estadía en la isla, no eres un turista, pero tampoco eres un ciudadano. Yo para salir y volver a entrar debo tener aprobación. Los desplazados no teníamos nada, gracias a la Ley de Víctimas empezamos procesos que hasta el día de hoy los hemos mantenido”, dice.

Al ingreso de la Corte Constitucional reza la frase de Santander: “Colombianos las armas os han dado independencia, las leyes os darán libertad”, hoy está en manos de ellos la demanda impuesta por los exministros Juan Fernando Cristo y Guillermo Rivera y muchos representantes de víctimas, como María Isabel y Humberto, les piden que se “pongan en nuestros zapatos y vean la Ley de Víctimas  como un instrumento de paz y reconciliación”.

 


Conflicto Armado, Darío Acevedo Víctimas, ExDirector CNMH, Ley de Víctimas, Representantes, Víctimas

El director del Museo de Memoria Histórica de Colombia hace un llamado a debatir las ideas para no repetir la historia

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Laura Cerón

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Laura Cerón

Publicado

16 Jun 2019


El director del Museo de Memoria Histórica de Colombia hace un llamado a debatir las ideas para no repetir la historia

Desde hace décadas, las víctimas, sus organizaciones y comunidades han trabajado en una idea: no dejar que los hechos de violencia y de resistencia sean olvidados. El Museo Nacional de Memoria Histórica nace desde esta conquista social. A partir de su formulación en la Ley de Víctimas y reconociendo la importancia que tiene la reparación simbólica, el museo se convierte en una piedra angular y garantiza que sus memorias sean escuchadas, visibilizadas y promovidas en una sociedad que construye caminos de paz.


Hablamos con Rafael Tamayo, actual director del museo, sobre los retos y proyectos que tiene este espacio pedagógico y cultural en los próximos años. Con su trayectoria profesional como docente de varias universidades y subgerente de entidades sin ánimo de lucro como la Fundación San Antonio, Tamayo asume la dirección de un equipo de trabajo que tiene al hombro uno de los proyectos más importantes del Centro Nacional de Memoria Histórica.

La ley de víctimas y los resultados que derivan de ella son el resultado de enormes esfuerzos de las víctimas y sus organizaciones, ¿Cómo han participado ellas en el museo?

Casi todo lo que se ha hecho en el museo deriva de un trabajo con las víctimas. Esto es un insumo loable y simbólico. Si bien el museo tendrá un edificio, en el corazón sus actividades se derivan de una gran cantidad de talleres regionales que muestran la intención de las personas que han participado en esta construcción de que tengamos un proceso de reparación simbólica bien anclado. El museo está pensado como un museo de exposiciones temporales para poder dar espacio a la infinidad de voces. Así, el museo será un lugar dinámico. Lo que tenemos para contar es mucho y el énfasis siempre estará en las voces de las víctimas.

El CNMH lleva ocho años investigando y recogiendo insumos sobre el conflicto armado. ¿Cómo se va a ver ese legado en el museo?

El museo, por un lado, acogerá como una subdirección la actual dirección de Archivos de Derechos Humanos. Uno de los trabajos se reflejará en el repositorio de consulta de archivos, imágenes y documentos que actualmente tiene el Archivo, pero que deberán integrarse de forma digital. Con las otras direcciones, el museo tiene la gran posibilidad de visibilizar no solo los textos sino de crear otros dispositivos de difusión de los que podemos echar mano para que, por ejemplo, las exposiciones del museo tengan un contenido que sustente y visibilice el trabajo de los investigadores, aprovechando por ejemplo las nuevas tecnologías.

¿Cuáles son los principales retos que asume el museo en lo que queda de 2019?

Tenemos exposiciones en cuatro ciudades del país que buscan acercar la pluralidad de voces que han participado en la primera muestra expositiva del museo. Queremos consolidar su identidad en las diferentes regiones. Se viene la creación de la personalidad jurídica del museo, la consolidación de redes con otras instituciones tanto de memoria como culturales a nivel nacional e internacional. Por delante está pensar todos los proyectos que se vienen para el 2020: los 10 años de la dirección de Acuerdos de la Verdad, convocatorias artísticas y de investigación en memoria y el diseño de la bienal de la memoria: una apuesta en la que confluyen asuntos sobre conflicto, memoria y arte junto a un programa de estímulos.

¿En qué estado está la construcción del museo?

La construcción está retrasada por asuntos prediales. El terreno es donado por la administración de Bogotá y necesita un saneamiento predial, esperamos que en tres meses el lote esté perfecto desde el punto de vista jurídico. Se espera que su construcción se de en octubre del 2019. Este proceso de construcción duraría aproximadamente dos años y a finales de 2021 estaríamos inaugurando el museo. Los recursos económicos están reservados por el gobierno nacional y no hay ningún riesgo financiero para su construcción.

No todos comparten las mismas visiones sobre el conflicto. ¿Es posible entender este museo como un lugar que va a permitir disensos y conversaciones difíciles?

La idea es que el museo sea un lugar puente entre las diferentes voces y posiciones ideológicas y políticas. Queremos convertirnos en un lugar seguro donde el diálogo tiene unas reglas de respeto, escucha y atención al otro. No queremos hacer proselitismos, queremos fortalecer el diálogo, para ello será fundamental las voces de las víctimas. El reto es diferenciar qué piezas son la voz de las víctimas, fuentes primarias, objetivas, que nos dan su testimonio y cuáles otras serán piezas más mediadas.

En otra ocasión usted mencionaba que el museo depende de una política de Estado, más no de un gobierno. ¿Podría explicarnos esto mejor?

Si bien todas las instituciones pueden tener modificaciones con los gobiernos de turno, el andamiaje que se construye del museo implica que, independientemente del gobierno que tengamos, ahora o en el futuro, la misionalidad del museo debe continuar: que sea un lugar en el que aprendamos del conflicto, en el que estén visibles las voces de las víctimas es algo que muy difícilmente cambiará en el futuro. Confiamos en que independientemente del color político del gobierno del momento, honren la memoria social y reconozcan la importancia del museo, de su capacidad conciliadora a nivel nacional. El gran reto es mostrarle a la gente que no estamos haciendo proselitismo si no construyendo nación.

¿Cuál cree que podría ser el rol de un museo como este en la actualidad nacional?

El museo va a servir como lugar para el diálogo donde se encuentren todos los sectores sociales, no solo las víctimas sino medios de comunicación, grupos sociales, partidos políticos. Queremos que nos vean como un lugar donde tanto desde lo material como lo simbólico es posible entendernos como una nación con una historia reciente común; como un lugar seguro en el que pueden exponer sus argumentos, en el que pueden escuchar y ser escuchados sin la necesidad de ser violentados. El ejemplo que nos dan las víctimas nos muestran que hay dos opciones: o debatimos nuestras ideas o volver a repetir esta historia.

 


Museo de Memoria de Colombia, Rafael Tamayo, Víctimas, Voces para Transformar a Colombia

Hoy es un día para recordar a las víctimas de tortura

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Juan Sebastián Sanabria

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Juan Sebastián Sanabria

Publicado

26 Jun 2019


Hoy es un día para recordar a las víctimas de tortura

El 12 de diciembre de 1997 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 26 de junio como el día Internacional en Apoyo de las Víctimas de la Tortura, con el objetivo de visibilizar y erradicar este hecho.


Aunque internacionalmente este delito lleva más de 60 años prohibido, es una práctica recurrente en muchos países, de acuerdo con Amnistía Internacional. En el caso colombiano la tortura es una muestra más del nivel de degradación del conflicto que se vive desde hace más de cinco décadas y ha sido utilizada como método de entrenamiento de grupos armados ilegales, demostración de poderío, y para tomar el control de territorios y de poblaciones.

Es importante resaltar que el conjunto de prácticas inhumanas, que hacen parte del concepto de tortura, han sido utilizadas por todos los actores armados ilegales en Colombia. En el informe del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), “Recuerdos de Selva”, queda claro que las guerrillas han torturado a miembros de la fuerza pública con el secuestro mientras los paramilitares han hecho muestra de su sevicia contra las comunidades, como lo reveló el informe “Textos corporales de la crueldad”.

Este crimen de lesa humanidad suele estar relacionado con otro tipo de repertorios violentos como la desaparición forzada, el secuestro, ejecuciones extrajudiciales, violencia sexual, entre otros. Lo que hace que difícil determinar un número exacto de víctimas y demostrar su magnitud.

Es por esta razón que el CNMH se une a la conmemoración de este día, no sólo para revelar que la tortura ha hecho parte de la guerra en Colombia sino para acompañar y dignificar la memoria de cada persona que tuvo que soportar sobre su cuerpo, o su mente, tratos inhumanos y degradantes, y mostrar la necesidad de seguir trabajando para erradicar esta práctica.

 


Conmemoraciones, Crimen de lesa humanidad, DIH, Tortura, Víctimas

“Lecciones aprendidas de la DAV para el sistema de justicia transicional”

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Juan Sebastián Sanabria

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Juan Sebastián Sanabria

Publicado

25 Jul 2019


“Lecciones aprendidas de la DAV para el sistema de justicia transicional”

¿Por qué el Mecanismo No Judicial que diseñó e implementó la Dirección de Acuerdos es novedoso y único? ¿Qué le aporta la Dirección de Acuerdos al nuevo sistema de justicia transicional? ¿Se acabará pronto la Dirección de Acuerdos? Estas son algunas de las preguntas que la Directora de Acuerdos de la Verdad respondió en La Brújula.


Por: Reina Lucía Valencia V. Comunicadora de la Dirección de Acuerdos de la Verdad

En el quinto programa de La Brújula, Jenny Lopera, directora de la Dirección de Acuerdos de la Verdad del Centro Nacional de Memoria Histórica, habló sobre lo que es y lo que hace la Dirección de Acuerdos; la importancia de reconocer el Mecanismo No Judicial de Contribución a la Verdad como un modelo único en la justicia transicional en Colombia; la elaboración de informes analíticos que buscan esclarecer el fenómeno paramilitar en las regiones; los aprendizajes que tiene la Dirección para el nuevo sistema de justicia transicional y su institucionalidad; y la necesidad de escuchar el llamado de las víctimas para que las entidades responsables de garantizar la verdad, la justicia y la reparación sumen sus esfuerzos.

Un Mecanismo novedoso

La Dirección de Acuerdos de la Verdad (DAV) diseñó e implementó el Mecanismo No Judicial de Contribución a la Verdad, que le encomendó la Ley 1424 de 2010. Dicha ley otorgó a las personas desmovilizadas de los grupos paramilitares a las que no se les atribuyan graves violaciones a los derechos humanos, la posibilidad de obtener beneficios jurídicos a través de sus contribuciones a la verdad frente al esclarecimiento del fenómeno paramilitar en Colombia.

En este sentido, Jenny Lopera dijo en La Brújula: “Hay que decirle al país que es un proceso único. Cuando se creó el mecanismo no teníamos antecedentes. (…) Creo que esto es algo que pocos conocen o pocos saben. Es difícil entrar a determinar si contribuyen o no contribuyen, es por eso que diseñar el mecanismo se llevó un buen tiempo”.

En cuanto al esclarecimiento de la verdad, saber lo que pasó es una condición necesaria para garantizar los derechos de las víctimas a la justicia y la reparación. En palabras de Lopera: “La verdad es que nosotros conozcamos qué sucedió y al saber que fue lo que sucedió podamos hacer acciones que promuevan la no repetición de esos hechos en el futuro”.

La Dirección de Acuerdos tiene una muy valiosa información para el nuevo sistema indicó Lopera, en varias ocasiones, durante la emisión del programa La Brújula. La directora de la DAV comentó: que la Comisión de la Verdad nos dice que tenemos información de fuente primaria muy importante, que ya se ha analizado, estructurado y sistematizado; además que es un insumo importante para que las entidades del nuevo sistema puedan cumplir su labor de manera más efectiva.

Por ejemplo, agregó, “el mandato de la Comisión de la Verdad es muy corto y si nosotros tenemos un insumo hacia atrás entonces podremos facilitar su labor. (…) A nosotros nos reconocen hoy como una muy valiosa fuente de información para el nuevo sistema, hemos entregado ya 55 mil horas de audio a la Justicia Especial para la Paz (JEP) y estamos en el proceso de entregarlo a la Comisión de la Verdad. Hemos trabajado mucho para poderle cumplir al país y poderle cumplir a las víctimas”.

Entre tanto, Lopera se refirió a la vigencia de la Dirección de Acuerdos, frente a los rumores de que pronto se acabaría: “No es que la DAV termine. Es que como todas las instituciones de justicia transicional nosotras nacemos con un mandato y con una vigencia. Cumplido el mandato y cumplida la vigencia pues ya hicimos la labor”.

Para concluir, Lopera resaltó el papel de las víctimas en los procesos de justicia transicional en el país frente a la pregunta que le hicieron sobre las recomendaciones que le haría al sistema de justicia transicional. Entre tanto, dijo Lopera que “son muchas las lecciones aprendidas de la Dirección de Acuerdos de la Verdad para el nuevo sistema de justicia transicional y su institucionalidad, el saldo pedagógico. No estamos empezando de cero. No solo la institución, el país, la ciudadanía, las víctimas, todo este proceso se ha debido mucho a la incidencia que las víctimas del conflicto armado han tenido. (…) Uno de los llamados que hacen las víctimas, lo digo porque las he escuchado y he hablado con ellas… nos dicen: ‘articúlense, hablen entre ustedes, sumen esfuerzos’ Y yo creo que hay que escuchar ese llamado de las víctimas, a esa suma de esfuerzos porque ya hay un camino trasegado… aquí está todo un conocimiento, toda una experticia, y sobre todo una información que permite que la nueva institucionalidad hoy pueda cumplir sus mandatos”.

Para escuchar a la directora de Acuerdos de la Verdad haga click aquí.

Publicado en Noticias CNMH



Acuerdos de la Verdad, Grupos Paramilitares, Justicia transicional, Ley 1424 de 2010, Víctimas

El CNMH en la Feria del Libro Estudiantil de Barrancabermeja “Déjame leer en paz”

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Publicado

29 Jul 2019


El CNMH en la Feria del Libro Estudiantil de Barrancabermeja “Déjame leer en paz”

El Museo de Memoria Histórica de Colombia, el equipo de iniciativas regionales y los enfoques diferenciales del CNMH estarán presentes durante la segunda versión de la feria del libro de Barrancabermeja, que tendrá lugar del 31 de julio al 2 de agosto. Bajo el eslogan “Déjame leer en paz”, la feria busca consolidarse como un espacio cultural y educativo para sus visitantes.


La segunda Feria del Libro Estudiantil “Déjame leer en paz, por favor”, es un esfuerzo colectivo promovido por los colegios El Castillo, la Escuela Normal Superior Cristo Rey y el Colegio El Rosario. Durante la jornada, que inicia el 31 de julio y finaliza el 2 de agosto, estudiantes, docentes y público general podrán participar de más de 87 actividades entre talleres, conferencias, conversatorios, planetario, presentaciones musicales, conciertos y cine foros.

El Museo de Memoria Histórica de Colombia, el equipo de iniciativas y los enfoques diferenciales del Centro Nacional de Memoria Histórica -CNMH- tendrán un espacio académico en el que expondrán trabajos, productos y metodologías con un interés centrado en las experiencias de memoria que se han dado en el municipio de Barrancabermeja y en la región del Magdalena Medio.

Históricamente, el municipio de Barrancabermeja ha acogido a víctimas que han sufrido por despojo de tierras, desplazamiento forzado, minas antipersonal, asesinatos selectivos y abusos sexuales cometidos mayoritariamente contra las mujeres. Sus voces se han hecho presentes en distintas publicaciones y procesos desarrollados por el CNMH.

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El trabajo adelantado por el Museo de Memoria Histórica de Colombia ha buscado anclarse a los esfuerzos desarrollados por las organizaciones de víctimas, que desde hace décadas trabajan por reconstruir y visibilizar sus historias de resistencia. Durante los espacios que tendrá el Museo en la feria del libro, sus participantes podrán conocer sobre prácticas educativas y culturales que se adelantan en los territorios de Colombia, así como planes de reparación que permiten hacer puentes y crear piezas para su guión museológico a través de procesos participativos, consensuados con las comunidades.

Por su parte, los enfoques diferenciales expondrán las consecuencias que la guerra ha dejado en los cuerpos de las víctimas. Por un lado, se hablarán sobre minas antipersonal y remanentes explosivos en Colombia. Por el otro, la conversación se dará alrededor de la publicación de relatos que nos confronta con la violencia sexual y las resistencias que han empleado quienes son sobrevivientes.

Para Marlon Acuña, representante de los enfoques diferenciales, ambos espacios serán una oportunidad para exponer unos trabajos que evidencian que muchas personas han adquirido una discapacidad asociada a distintas formas de violencia. Esto, sin a su vez desconocer que “hoy por hoy, hay varias organizaciones y liderazgos sociales trabajando a favor del reconocimiento de las personas con discapacidad como víctimas de la guerra”.

Si desea conocer la programación completa de esta feria puede descargarla en el siguiente enlace

Programación

Jueves 01 de agosto

Reparación simbólica en los museos
Invitados:
Luis Carlos Manjarrés, Equipo de Museología MMHC
Mónica Iza, Enlace de Reparaciones MMHC

El museo en los territorios: prácticas educativas y culturales de memoria histórica
Invitados:
Jorge Bautista, Equipo Educación MMHC
Laura Serrano, Organización Femenina Popular
Helga Natalia Bermúdez, Equipo de iniciativas de memoria CNMH


Viernes 2 de agosto

La Guerra Escondida – Minas Antipersonal y Remanentes Explosivos en Colombia
Invitado:
Marlon Acuña, Representante Enfoques Diferenciales CNMH

“Expropiar el cuerpo” – Seis historias sobre violencia sexual en el conflicto armado
Invitado:
Marlon Acuña, Representante Enfoques Diferenciales CNMH

 


Barrancabermeja, Estudiantes, Feria del libro, Magdalena Medio, Museo de Memoria de Colombia, Víctimas

¿Cómo los museos ayudan a la reparación simbólica?

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Juan Pablo Esterilla

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Juan Pablo Esterilla

Publicado

15 Ago 2019


¿Cómo los museos ayudan a la reparación simbólica?

El Museo de Memoria Histórica de Colombia, el equipo de iniciativas regionales y los enfoques diferenciales del Centro Nacional de Memoria Histórica estuvieron presentes durante la segunda versión de la Feria del Libro Estudiantil de Barrancabermeja.


Bajo el eslogan “Déjame leer en paz”, la feria se consolida como uno de los espacios culturales y educativos más importantes de la región del Magdalena Medio.

La segunda Feria del Libro Estudiantil “Déjame leer en paz, por favor”, culminó con éxito tras tres días de talleres, conferencias, presentaciones musicales, cine foros y conversatorios. “Tuvimos actividades hasta con 3.000 niños y niñas de instituciones educativas privadas y oficiales. Gracias a todos por venir a Barrancabermeja y hacer parte de la II gran feria estudiantil”, aseguró Darwin Olivero, educador y organizador de la misma.

Así mismo, los educadores presentes manifestaron que la feria, como esfuerza promovido por los colegios El Castillo, la Escuela Normal Superior Cristo Rey y el Colegio El Rosario, está brindando un espacio para la cultura y la paz en el que los jóvenes pueden interactuar y conocer escritores.

  • Auditorio del Sena de Barrancabermeja. – Fotografía: Juan Pablo Esterilla/CNMH

  • “Los museos pueden ayudar a dignificar la memoria de las víctimas”, dijo Luis Manjarrés. – Fotografía: Juan Pablo Esterilla/CNMH

  • “Barrancabermeja tiene el lugar de memoria con enfoque de género más importante del país, la Casa Museo de las Mujeres de la Organización Femenina Popular”, Mónica Iza. – Fotografía: Juan Pablo Esterilla/CNMH

Los asistentes a la versión de este año pudieron participar en dos espacios que desarrolló el Museo de Memoria Histórica de Colombia del CNMH: “Reparación simbólica en museos” y “El museo en los territorios: prácticas educativas y culturales de memoria histórica”. En ellos, el público se aproximó a conceptos, experiencias y procesos de los que han hecho parte los ponentes de la entidad que viajaron hasta Barrancabermeja.

Inquietudes como el qué es reparar y cuál es el rol de los museos y el arte en la búsqueda de ese objetivo, fueron algunos de los puntos de partida de las charlas. Para Mónica Iza, enlace de reparaciones del MMHC, “la reparación simbólica es un modelo de justicia. Y en ese sentido, las placas, conmemoraciones y los museos, pueden ayudar a que las víctimas trasciendan más allá del dolor”, recalcó.

Al respecto, Luis Carlos Manjarrés, miembro del equipo de museología, mencionó que los museos no sólo narran, sino que también representan y resignifican. Dichos logros, permiten configurar reparaciones de carácter simbólico.

Entre tanto, Helga Bermúdez, miembro del equipo de iniciativas del CNMH, reiteró que el arte posibilita contar de diferentes formas lo que ha sucedido en el país. “Los museos se están creando en las comunidades y para las comunidades. Hay expresiones que van desde el graffiti hasta la música y el teatro”, sostuvo.

Los conversatorios sirvieron también para dialogar sobre los por qué de las violencias de las que históricamente han sido víctimas los barranqueños y en general la sociedad civil de toda la región del Magdalena Medio. “Si uno entiende las dinámicas del por qué pasaron las cosas que han pasado en el Magdalena Medio, podemos entender casi que todas las dinámicas del conflicto a nivel nacional”, sostuvo Luis Manjarrés.

Y es que, según datos del Registro Único de Víctimas, en Barrancabermeja hay registradas 58.000 víctimas. Dentro de esa cifra se encuentran colectivos y organizaciones que por años han realizado resistencia colectiva y reivindicación política. Ejemplo de ello es la Organización Femenina Popular (OFP), una organización con más de 47 años de historia, que aglomera a las mujeres populares y que en la actualidad es sujeto de reparación colectiva.

Laura Serrano, representante de la OFP que estuvo presente durante el conversatorio “El museo en los territorios: prácticas educativas y culturales de memoria histórica”, expuso el cómo la estigmatización de la que fueron víctimas las mujeres de la organización se empieza a revertir con la concreción de espacios como la Casa Museo de las Mujeres (Ver nota “La Organización Femenina Popular inauguró su Casa Museo de la Memoria“).

Las charlas realizadas por el Museo de Memoria Histórica de Colombia terminaron con el compromiso de seguir buscando anclarse a los esfuerzos desarrollados por las organizaciones de víctimas, que desde hace décadas trabajan por reconstruir y visibilizar sus historias de resistencia.

 


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Colombia afianza sus conocimientos en torno al papel de los archivos de DDHH en la construcción de memoria histórica

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Autor

Daniel Sarmiento

Fotografía

Daniel Sarmiento

Publicado

22 Oct 2019


Colombia afianza sus conocimientos en torno al papel de los archivos de DDHH en la construcción de memoria histórica

En el marco del “Seminario de Archivos de DDHH, Memoria Histórica y Transparencia”, que se llevó a cabo en la ciudad de Bogotá, durante los días 9, 10 y 11 de octubre, expertos nacionales e internacionales compartieron conocimientos y experiencias, en materia de protección, organización y difusión de archivos y derechos humanos en el contexto del mandato dado por la Ley de víctimas y Restitución de tierras.


Con el fin de brindar un espacio de difusión, fortalecimiento e implementación de la política del manejo de los archivos de Derechos Humanos, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) congregó durante 3 días, expertos, víctimas, organizaciones sociales y entidades públicas y privadas.

Durante la instalación de este importante encuentro, el director general del Centro de Memoria Histórica, Darío Acevedo Carmona, manifestó que los archivos de derechos humanos son una herramienta contra la impunidad y garantía para las víctimas.

Así mismo reafirmó desde el CNMH su interés de “trabajar en acciones para el fortalecimiento de la gestión documental en materia de archivos de derechos humanos, memoria histórica y transparencia, para dar cumplimiento a la ley de víctimas y a sus decretos reglamentarios y, de esta manera, dar continuidad a las acciones programadas”.

El funcionario destacó que realizar estos seminarios es de gran importancia por cuanto permitirán interpretar y comprender criterios, normas técnicas, jurídicas y la metodología requeridas para hacer efectiva la creación, organización, transferencia, conservación de los archivos de derechos humanos basados en la correcta aplicación de las normas y el cumplimiento de la Ley de víctimas (1448 de 2011) y la Ley General de Archivos (594 de 2000).

Los expositores

El evento contó con la participación de expertos internacionales como el Dr. Antonio González Quintana, la Dra. Lizbeth Barrientos, el Dr. Jorge Tlatelpa, el Dr. André Porto, además de contar con la presencia de conferencistas como el Magistrado Roberto Vidal, la Teniente Coronel Sandra Mora, el Dr. Carlos Alberto Zapata Cárdenas, el Dr. Germán Arenas, el Mtro. Ignacio Epinayu, la Dra. Laura Sánchez, quienes compartieron sus experiencias y destacaron la importancia no solo de la organización de los documentos relativos a derechos humanos, sino del debido manejo de estos y el derecho que tienen de acceso a la información.

Para Antonio González Quintana, se destaca que, en los procesos de transición política, en las sociedades de postconflicto, el protagonismo de los archivos alcanza una dimensión más notable, sobre todo por su repercusión social en medios de comunicación y porque de alguna manera invitan a favorecer la catarsis colectiva de estas sociedades en conocer porque se han producido gravísimas violaciones a los derechos humanos, quienes las han cometido y que podemos hacer para que esto no vuelva a suceder y como reparar las víctimas de estas violaciones. El conocimiento y el saber son elementos esenciales que se aportan desde los archivos, por eso es muy importante conservar los documentos que testimonian las violaciones a los derechos humanos, producidas desde el estado o que han sido documentados por las entidades de la sociedad civil para que la justicia pueda usarlos en sus actuaciones y para que las víctimas puedan obtener las reparaciones que son propias.

Para Lizbeth Barrientos, la importancia de los archivos también radica en la utilización de la evidencia de derechos, la certeza jurídica, del nombre, la propiedad, de los recursos y los derechos ambientales y económicos. Los archivos son usados también por las comunidades y las personas. Es importante que los países desarrollen una estrategia de conservación y acceso de largo alcance.

Para Jorge Tlatelpa, estos documentos deben ser necesariamente accesibles porque la sociedad en su conjunto debe saber qué, cómo y porque pasó y quienes fueron responsables. El papel del archivística es fundamental para garantizar el debido acceso a la información.

Para Enrique Serrano López, Director del Archivo General de la Nación, la “articulación institucional entre el Archivo General y el Centro Nacional de Memoria Histórica será más profunda a futuro, para trabajar técnica y científica”.

El magistrado Roberto Vidal, de la Jurisdicción Especial para la Paz, quien habló sobre el papel de los archivos de DDHH en la justicia transicional, le agradeció al CNMH por la realización de estos seminarios, ya que esta idea de reunir víctimas, ponerlas en contacto con las instituciones, y que se puedan establecer lazos de trabajo conjunto para responder por responsabilidades que tienen competencias concurrentes y paralelas, “es fundamental para poder avanzar no solo en justicia transicional sino en los temas de reconciliación del país, donde todos tenemos obligaciones”.

El magistrado explicó que desde la perspectiva de la justicia transicional, “los archivos tienen una importancia crucial, porque todo nuestro trabajo parte de la recuperación de la memoria y de la sistematización de información”.

Sostuvo que este trabajo de preservación, organización y construcción de los archivos, es la base de todo el sistema de la justicia transicional, “pero en la JEP eso es especialmente crítico porque nosotros tenemos que tener información confiable para tomar decisiones, entonces todo este trabajo de archivo redunda en la posibilidad de hacer justicia transicional a futuro”, concluyó.

Para al asesor de las Fuerzas Militares, Germán Arenas, quien habló sobre los archivos y la reserva legal, adujo que este tipo de eventos fortalecen más el estado social de derecho ya que permiten que los ciudadanos conozcan cuáles son sus derechos y sus deberes.

El brasileño André Porto, del Consejo Internacional de Archivos, conversó sobre la preservación digital de archivos de derechos humanos y reconoció que “Colombia avanza, en el manejo de los archivos de DDHH, el cual se muestra cada vez más sólido, y es algo que se construye con el tiempo”.

El director del Museo de Memoria Histórica de Colombia, Rafael Tamayo dialogó sobre la importancia del Museo de la Memoria y su relación con el archivo de derechos humanos del CNMH, dándole principal énfasis a la memoria versus la historia, ya que” no son iguales”.

Durante el evento, la Directora del Archivo de DDHH del CNMH, Marcela Rodríguez agradeció a todos los asistentes su activa participación y los invitó a seguir trabajando de forma conjunta en pro de fines comunes como son el desarrollo de competencias para las personas que trabajan en los archivos, el registro, acopio, organización y protección de los archivos, además de su debida difusión “este trabajo continúa, no vamos a parar”.

Adicionalmente comunicó que la DADH, sigue planea continuar con el trabajo territorial, estableciendo y fortaleciendo alianzas interinstitucionales, además de informar que actualmente la DADH está trabajando en la plataforma de educación virtual en archivos y derechos humanos, que estará disponible en el 2020.

Te invitamos a visitar el micrositio de Seminario de Archivos de Derechos Humanos.
 


Archivos DDHH, Derechos Humanos, Memoria Histórica, Transparencia, Víctimas

Álbumes familiares de Bojayá: para siempre recordar a las víctimas

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Autor

Juan Sebastián Sanabria

Fotografía

Juan Sebastián Sanabria

Publicado

18 Nov 2019


Álbumes familiares de Bojayá: para siempre recordar a las víctimas

  • El Centro Nacional de Memoria Histórica, entregó 40 piezas que compendian información genealógica de núcleos y parentescos de las personas que murieron en la masacre de mayo de 2002, a partir de relatos familiares.  Estas piezas se produjeron con el apoyo del Programa de Alianzas para la Reconciliación (PAR) de ACDI VOCA / USAID, quienes, además apoyaron la realización del mural en homenaje a los niños y niñas víctimas del hecho violento.
  • Este proceso, en el que se trabajó durante más de dos años con las comunidades, es un componente de reparación simbólica y es emblemático dentro de la reconstrucción de memoria en el país.

Tal y como lo solicitó la comunidad de Bojayá, dentro del proceso de reparación simbólica, componente adicional al compromiso de exhumación que se adelantaba desde 2015 con Fiscalía y con Medicina Legal, el Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH, entregó a habitantes de ese municipio del Chocó colombiano, este domingo, 17 de noviembre, 40 álbumes familiares.

Los álbumes, que fueron entregados a las familias en cajas de madera, contienen imágenes y relatos de cada una de las víctimas de la masacre, y fueron producidos con apoyo del Programa de Alianzas para la Reconciliación de ACDI VOCA / USAID y se trabajaron con la metodología de encuentros familiares, encuentros permanentes de investigadores, gestores locales de memoria, diseñadores y parientes, un trabajo mancomunado.

En la construcción de las piezas, que se constituyen en un nodo para tramitar el dolor de la comunidad, se destaca la labor del Comité por los Derechos de las Víctimas, gestores locales de memoria y el equipo local de Comunucaciones.

Según Tania Helena Gómez, del equipo de Enfoque Étnico del CNMH, estas piezas permiten recordar a los familiares fallecidos, reconstruir sus historias de vida, el árbol familiar, genialógico de madres, abuelos, tíos, historias de vida conmemorativas en homenaje a las personas que fallecieron en la masacre.

“Los álbumes se vuelven un referente para las nuevas generaciones de bojaceños que no conocieron a sus padres, abuelos, tíos. Es la forma de darles a conocer a las nuevas generaciones, lo sucedido”, explica.

El CNMH se comprometió con la elaboración de las Historias de Vida y Albumes Familiares como parte de todo el Sistema Nacional de Atención y Reparación a las víctimas, para ser, también, parte de este proceso en lo que tiene que ver con la repacion simbólica de las víctimas de Bojayá.

Gómez, añade que “la comunidad de Bojayá había enterrado los muertos, en su momento, en fosas comunes, pero tenía la necesidad de darles cristiana sepultura con el ritual mortorio propio de la comunidad afro del Atrato y por eso  inició este proceso de exhumación y reconocimiento de familiares fallecidos, el cual terminaría en la posterior entrega digna de los cuerpos, inhumación y despedida espiritual de las víctimas de la masacre del 2 de mayo de 2002 en la iglesia”.

Igualmente, el CNMH respondiendo a las solicitudes de la comunidad y a los compromisos asumidos en las Asambleas, realizó recientemente junto con habitantes de Bellavista y Pogue, un mural en homenaje a los niñas y niños fallecidos en la masacre, y reconstruyó un mural de la memoria muy significativo para la comunidad elaborado en el 2004 en la Escuela de Bellavista viejo.

 


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