Autor: CNMH

Valientes transgresoras

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Autor

Daniel Sarmiento

Fotografía

Daniel Sarmiento

Publicado

04 May 2018


Valientes transgresoras

Yoko Ruíz, Madonna Lozada, Alanis Bello Ramírez y Daniela Villareal llevan décadas defendiendo abiertamente los espacios de reconocimiento de los sectores LGBT en el país. El pasado 19 de abril estuvieron en la Filbo en el conversatorio: “Resistencia en la pasarela. ¿Por qué importan los reinados trans?”.  


Por: Harold García para el CNMH

Tres luces grandes en forma de círculo apuntan desde el techo al suelo, el salón oscuro se ilumina en el centro donde posan cuatro mujeres de manera coqueta y llamativa. Se divierten ante cada disparo de la cámara, disfrutan ser fotografiadas. Se sueltan el cabello, doblan las piernas, se encorvan, colocan las manos en la cintura, miran de perfil: son unas divas. Al verlas sonreír con aplomo — carcajearse más de una vez— es impensable imaginar la travesía que han debido vivir para llegar hasta acá.

Las experiencias de estas cuatro valientes mujeres fueron escuchadas por decenas de personas que asistieron a la charla, en la exposición “Voces para transformar a Colombia” del Museo de Memoria Histórica en la Filbo, que fue moderada por Simón Uribe, reconocido académico y activista transgénero. Allí contaron anécdotas e historias alrededor del conflicto armado, la cotidianidad, pero sobre todo hablaron de la esperanza de vivir en un país donde se respeten los derechos de las personas de los sectores LGBT. (Puede leer: “Aniquilar la diferencia”)

Para empezar Simón explicó que los reinados trans, por ejemplo el que se realiza cada año en Chaparral (Tolima), no son un escenario banal que se centra en parámetros de belleza, al contrario son acciones colectivas que producen otras miradas y formas de habitar el territorio por parte de las mujeres transgénero, así como  y de igual manera generan otras formas de existir y concebir el cuerpo.

 Conversatorio: “Resistencia en la pasarela. ¿Por qué importan los reinados trans?”

 

En este conversatorio se respondieron algunas de las siguientes preguntas:

¿Cómo creen que los reinados de belleza trans han contribuido para la visibilización y exigibilidad de derechos de la comunidad LGBT en cada uno de sus contextos?

Alanis Bello Ramírez
“Los reinados de belleza históricamente han sido una plataforma política para poner un debate público alrededor de los derechos de aquellos sujetos que han sido vistos como ‘lo otro’. Por ejemplo la Asociación Chaparral Diversa LGBTI, ha contado la memoria histórica de esta resistencia que se ha tejido alrededor del reinado, ha permitido observar cómo estos escenarios no son solo para presentar unos cuerpos en tanga, para ir a satisfacer un pueblo sino que por medio de la exhibición orgullosa de estos cuerpos las mujeres transְ de Chaparral buscaban una inclusión dentro del pueblo. El reinado en sí mismo es una forma de negociar la presencia dentro del territorio, y es así mismo una forma de reclamar una existencia”.

Daniela Villareal
“En mi región, Chaparral, los grupos armados de guerrillas y paramilitares no golpearon muy fuerte. Este territorio es bastante político y el reinado hizo que nos visibilizaramos ante el pueblo chaparraluno porque estas regiones son muy conservadoras en estos temas. Esto fue una lucha constante, en los 80 fue muy duro porque no existía la constitución del 91 que nos transformó, nos dio libertades y derechos. El reinado ayudó a mostrarnos a pelear por nuestroS derechos, ya nos empezaron a ver como personas y más en un pueblo de zona roja, nos amenazaron y a mí me tocó desplazarme. En esa zona mataron a 10 compañeras trans los grupos al margen de la ley y esto nos unió, antes éramos desunidas y empezamos a trabajar en comunidad”.

Yoko Ruíz
“Todos los derechos que exige cualquier ciudadano han sido negados para nosotras tanto cultural, laboral como familiarmente. Entonces esto te va generando problemas psicológicos todo el tiempo, así que participar en un reinado, y más que un reinado es un proceso de empoderamiento, abre un espacio cultural, porque esto es cultura donde demostramos las artistas que hay en el maquillaje, peinados, los vestidos, el diseño, la moda. Aunque hay mucho miedo, en mi caso represente a la localidad de Usme, en Bogotá, y fue esa experiencia de sacar ese imaginario de que en esta parte de la ciudad no habían personas trans”.

Madonna Lozada
“Hace muchos años en Ciudad Bolívar, Bogotá, le enseñamos a la sociedad que no éramos machas pero si muchas. Los reinados existían en los bares, pero hace 20 años decidí abrir una peluquería y hacer un reinado y nunca nos imaginamos el alcance que iba a tener. Y a través de los reinados hemos transformado muchísimo la sociedad. No ha sido fácil, pero acá seguimos, en esta ciudad llena de violencias, ustedes no se imaginan la cadena de dolor que hemos tenido que pasar cada una de nosotras, nos han violentado, nos han humillado, y no conocen nuestra historia. Los reinados lo que más han generado es el respeto. No es solo vestirse de mujer, es enfrentar a la sociedad”.            

¿Cuál fue esa primera experiencia que tuvieron con un reinado?

Yoko Ruíz
“Para mí fue muy importante porque fue esa visibilización que podía obtener para reclamar mis derechos, porque era la oportunidad de que un grupo de chicas que estaban olvidadas pudieran reclamar políticamente sus derechos. Una pasarela para lograr reconocimiento, tener aceptación. Fue generar espacios de participación donde antes no éramos aceptadas”.   

Madonna Lozada
“Mi primera experiencia fue crear una tarima como pasarela en Ciudad Bolívar. Buscar acciones y planes de desarrollo donde nosotras también fuéramos participes de espacios dentro de la comunidad. Construir desde la política pública que no nos discriminaran: somos luchadoras, guerreras. No queríamos seguir encerradas y buscamos la visión en la política de nuestros derechos”.  

Daniela Villareal
“Gracias a los reinados me acepté tal como soy. En mi infancia y adolescencia me tocó estar escondida, así me hice aceptar por mi familia y por la sociedad. Gracias al reinado puede luchar por nuestra liberación”.           

Alanis Bello Ramírez
“Yo creo que como investigadora de estos temas me ha permitido observar que no es solo una borradura por parte del conflicto armado sino también de la academia, de la sociedad. Y me parece supremamente importante generar un proceso de transformación a través de la educación donde la pedagogía de la posibilidad de cambiar esos discursos. Yo creo que las comunidades trans invitan a la libertad, ser libres”.

Después de una hora de conversación las mujeres finalizaron bajo el aplauso del público que deseaba continuar escuchando las historias de estas valientes transgresoras, y cuya representación y presentación de sus voces plantea un nuevo desafío que esperan ver materializados en otros escenarios de debate cómo el Museo de Memoria Histórica de Colombia.

 

Publicado en Noticias CNMH



Aniquilar la diferencia, LGBTI

Memoria desde los excombatientes

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Autor

Daniel Valencia

Fotografía

Daniel Valencia

Publicado

04 May 2018


Memoria desde los excombatientes

Conversatorio realizado el día 29 de abril en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo), en el que participó el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), junto a El Espectador y Colombia 2020


Por: Daniel Valencia para el CNMH

“Hay muchos intereses políticos en medio de esto pero hoy tenemos que abrazarnos entre esos que éramos enemigos. La paz es una oportunidad que merecemos todos”. Con esta frase iniciaba el conversatorio el sargento José Libardo Forero que estuvo secuestrado 13 años en la selva. Y continuó diciendo: “Sinceramente vivir en la selva es duro, pero muy duro. Y yo creo que las personas que dicen que no nos podemos arrodillar ante las FARC, realmente nunca han tenido que arrodillarse. La paz es posible y la reconciliación también”.

El sargento José Libardo Forero, Camila Medina, directora de Construcción de la Memoria del CNMH, y Noly* una joven desvinculada de las FARC dialogaron el día 29 de abril en el pabellón de El Espectador de la Filbo durante el conversatorio “La memoria desde los excombatientes” organizado por Colombia 2020, y que pone en perspectiva cómo incluir en la memoria las voces de quienes estuvieron en el lado de los actores armados y que al mismo tiempo han sido víctimas en ocasiones.

El mensaje principal de los participantes al final es que deben abrirse espacios de diálogo institucionales, en los medios, en la academia y en la cotidianidad donde se amplíe la participación de todos los sectores y se pueda establecer una conversación horizontal, alejada de prejuicios y donde prime el respeto y el reconocimiento del otro. Al respecto menciona Camila Medina: “Uno de los grandes retos que tenemos desde el CNMH y como país, es cómo le decimos a los medios y al sistema educativo y la opinión pública, que no nos muestren la guerra en blanco y negro sino los matices y los grises que hay, sin amarillismo, para no seguir polarizando”.

Al respecto Noly, una joven desmovilizada de las FARC expresó: “Yo nací en la guerrilla, fue lo único que conocí, no tuve padres. Hoy gracias a Dios me han recibido ustedes en la vida civil. A mí me duele mucho cuando oigo que la gente me dice terrorista, yo no escogí. Hoy estoy estudiando y me he conocido con José Libardo, qué antes era mi enemigo, y su esposa a quienes hoy con orgullo llamo papá y mamá”.

Para el CNMH la construcción de memoria debe ser un ejercicio colectivo, incluyente, pluricultural y donde quepan todas las voces. Por eso ha venido desarrollando proyectos con excombatientes de las Fuerzas Armadas sobre afectaciones por minas antipersonal y secuestrados. Este 2018 además trabaja desde el Grupo de Apoyo a Iniciativas de Memoria con dos iniciativas desarrolladas por excombatientes y mujeres exclandestinas de las FARC. Lo anterior dentro del cumplimiento del mandato para apoyar los ejercicios de la ciudadanía que buscan elaborar sus memorias y experiencias alrededor del conflicto armado para la construcción de paz desde los territorios.

Y justamente en ese sentido desarrolla su proyecto “Nunca invisibles: mujeres excombatientes y exclandestinas de las FARC”, que en apoyo con PNUD, a través del Programa de Justicia Transicional y el Gobierno de Canadá, en coordinación con el CNMH, reconstruye la historia de vida de estas mujeres a partir de talleres de género y memoria histórica que potencialicen sus herramientas para la narración, creando historias que muestren sus trayectorias en la guerra y la construcción de paz.

Finalmente Camila Medina hizo referencia a la JEP y a la Comisión de la Verdad: “La Comisión de la Verdad en este momento es una gran oportunidad para el país, el reto más grande que tiene ese mandato esclarecedor es cómo contribuir a la construcción de paz y convivencia en los territorios y eso incluye tender puentes y diálogos más horizontales en los territorios. El otro reto es generar un consenso de país en cuanto a lo que no se debe repetir y no puede volver a pasar”.

* Nombre cambiado por razones personales de la participante.

Publicado en Noticias CNMH



Ex Combatientes, Iniciativas

El archivo del secuestro en Colombia

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Autor

Isabel Valdés

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Isabel Valdés

Publicado

09 May 2018


El archivo del secuestro en Colombia

El archivo de País Libre documenta la evolución y magnitud que este delito alcanzó en el país, desde las perspectivas de las víctimas. Conozca la historia de esta fundación que presentó varias denuncias ante la Corte Penal Internacional (CPI), y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), construyó una ruta de atención para las víctimas de secuestro y extorsión e incidió para que el gobierno colombiano negociara con las guerrillas.


Juan Camilo Gallego Castro para el CNMH

portada‘Noticia de un secuestro’ es uno de los libros periodísticos más importantes de Gabriel García Márquez. En él narra la historia de varias personas, entre ellas un reconocido periodista, secuestradas por ‘Los Extraditables’, que hicieron presión para evitar la aprobación de la extradición de colombianos a los Estados Unidos.

“[…] un jeep y un Renault 18 —dice García Márquez— bloquearon por delante y por detrás el automóvil del jefe de redacción de El Tiempo, Francisco Santos, en una calle alterna del barrio Las Ferias, al occidente de Bogotá. El suyo era un jeep rojo de apariencia banal, pero estaba blindado de origen, y los cuatro asaltantes que lo rodearon no solo llevaban pistolas de 9 milímetros y subametralladoras Miniuzis con silenciador, sino que uno de ellos tenía un mazo especial para romper los cristales.”

Transcurrieron ocho meses hasta que Santos fue liberado. Una vez en libertad escribió “Carta a un secuestrado”, en la que dice: “Sí, esta es una sociedad enferma, muy enferma, pues ya no le duele nada y a la que poco le importan las Constituciones llenas de derechos que no se cumplen. Si ni siquiera se cumple el derecho a la libertad!” Este fue el impulso de una iniciativa que, apoyada por varios defensores de derechos humanos, al poco tiempo se convirtió en la Fundación País Libre, a finales de 1991.

Desde sus inicios, la fundación formó su incidencia social pidiendo el fin del conflicto armado y el cese del secuestro. De acuerdo con María Consuelo Jáuregui, quien fuera su última directora ejecutiva, País Libre surgió de la necesidad de acompañar a las familias de los secuestrados. También lideraron movilizaciones y denuncias, entre ellas la marcha ciudadana contra el secuestro en el 2008, y lograron “que el país repudiara el secuestro y esto llevó a que el gobierno creara la Ley 976 de 2005, que protege los derechos de las víctimas de secuestro y desaparición forzada.”

Las piezas del archivo

María Consuelo Jáuregui exdirectora ejecutiva de País Libre 

 

En el 2017, después de más de 25 años, la Fundación País Libre dejó de existir, pues consideraron que habían cumplido con su misión. Una de las decisiones que tomaron fue la donación de su archivo y centro de documentación al Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), entre los que se encuentran miles de recortes de prensa sobre el secuestro y la extorsión, las campañas y marchas que organizaron (por ejemplo las del “No Más”), así como las denuncias que presentaron ante la CPI y la CIDH, relacionadas con los casos de secuestro, como el de los 12 diputados del valle.

La investigación del CNMH, ‘Una sociedad secuestrada’ advierte que “este flagelo ha trastocado la existencia de 39.058 personas en Colombia en los últimos cuarenta años”, una cantidad tan alarmante que con ellas podría llenarse un estadio de fútbol como El Campín de Bogotá.

País Libre se esforzó por brindar herramientas a estas casi 40 mil personas. De ahí que en el archivo también se encuentren cartillas pedagógicas que aborden temas tan complejos como qué hacer cuando el secuestrado es un niño, cómo negociar con los secuestradores, cómo suspender las deudas del secuestrado o cómo atender al secuestrado después de su liberación, por poner algunos ejemplos.

Otra de las joyas con las que cuenta este fondo documental son los soportes de toda la campaña que País Libre, junto a Redepaz, hicieron para lograr el Mandato ciudadano por la Paz, la Vida y la Libertad en Colombia. Este consistía en un tarjetón verde que se repartió en las elecciones de 26 de octubre de 1997 a alcaldías y gobernaciones, en el que los ciudadanos daban su voto para que el gobierno iniciara diálogos de paz con las guerrillas. Obtuvieron cerca de diez millones de votos, incluso en algunas regiones fueron superiores los votos por el Mandato que por los candidatos a la elección popular.

Luego de los resultados distintos sectores exigieron al gobierno iniciar diálogos con las guerrillas. Es más, el presidente Ernesto Samper le dio vía libre al comité del Mandato para que firmara unos acuerdos humanitarios con los grupos armados. Al final de ese año una encuesta de El Espectador y CM& arrojó que el voto por la paz fue la noticia del año.

En 1998 el electo presidente Andrés Pastrana inició los diálogos con las Farc pero estos fracasaron, se recrudeció el conflicto armado y solo hasta 2016 esta guerrilla abandonó las armas y firmó con el gobierno un acuerdo de paz. Esta es una de las razones, además de la disminución significativa del secuestro, por la cual País Libre consideró culminado su trabajo y dejó de existir.

Sin embargo, el archivo conserva su legado. Este puede ser consultado en el centro de documentación del CNMH (Calle 34 #5-37). La información del fondo documental es importante no solo para víctimas, sino también para investigadores y ciudadanos interesados en saber más de este terrible capítulo de la historia de Colombia.    

 

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Archivos DDHH, Extorsión, País Libre, Secuestro

CNMH rechaza violencia contra líderes sociales

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Movimiento Ríos Vivos

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Movimiento Ríos Vivos

Publicado

11 May 2018


CNMH rechaza violencia contra líderes sociales

Cuatro personas vinculadas a movimientos sociales han sido asesinadas en lo últimos ocho días: Hugo Albeiro George Pérez y Luis Alberto Torres Montoya, líderes sociales del movimiento Ríos Vivos Antioquia; Duvián Andrés Correa Sánchez, familiar de este último, y Juan Vicente Carvajal Isidro, excombatiente en proceso de reincorporación en la ETCR Martín Villa, donde también hay un colectivo artístico y cultural con el mismo nombre. Las dos organizaciones trabajan con el CNMH en proyectos de memoria y reconciliación.


Desde el CNMH queremos reconocer el trabajo de liderazgo y defensa de derechos humanos y ambientales que ejercen los líderes, lideresas e integrantes de los colectivo Ríos Vivos Antioquia, la Asociación de desplazados del medio Catatumbo (Asodesamec) y la Junta de Acción Comunal en Norte de Santander, así como el esfuerzo y el compromiso retributivo de los excombatientes del Colectivo Artístico y Cultural Martín Villa en Arauca, y los procesos en las demás regiones comprometidos con la construcción de paz territorial, la defensa de la vida y el territorio, y que han venido siendo víctimas por medio de asesinatos selectivos que cada semana cobran la vida de líderes, lideresas, agricultores, barequeros y pescadores.

Hace dos días, el 8 de mayo de 2018, asesinaron a otro integrante de RÍOS VIVOS ANTIOQUIA, Luis Alberto Torres Montoya de 35 años de edad, quien pertenecía a la Asociación de pequeños mineros y Pesqueros de Puerto Valdivia – AMPA articulada al Movimiento Ríos Vivos, junto con un familiar, un joven de 20 años, Duvián Andrés Correa Sánchez, mientras ejercían su labor de barequeo en el sector de El Pescado, Puerto Valdivia, Antioquia. Esto sucede menos de ocho días después del asesinato de otro líder de este movimiento, Hugo Albeiro George Pérez, en jurisdicción de ese mismo municipio.

El Movimiento Ríos Vivos está compuesto por diferentes organizaciones de pescadores, campesinos y mineros artesanales de Santander, Antioquia, Caldas, Huila, Cauca y el Bajo Sinú. Desde hace meses los miembros de esta organización en el Norte de Antioquia, que defiende los derechos humanos y ambientales de las comunidades a lo largo del río Cauca en esa región, han venido denunciando fuertes impactos ambientales y sociales negativos, producto de las crecientes inusuales en el río Cauca que han tapado puentes e inundado viviendas y tierras, así como la sequía por completo de algunos afluentes que ni siquiera en épocas de verano se habían visto tan afectados. Igualmente se han pronunciado y han solicitado ayuda evidenciando la tala irregular de árboles y los derrumbes y taponamientos en diferentes zonas que han sido inundadas, todo esto a raíz de las obras del proyecto de generación eléctrica Hidroituango.

Una de las denuncias más graves que ha hecho Ríos Vivos consiste en que las inundaciones de la represa inhabilitarán definitivamente el acceso a sitios donde hay fosas comunes con cuerpos sin identificar y que se perderá esa memoria tan importante para la comunidad y las víctimas, quitándole a muchas familias la posibilidad de encontrar a sus seres queridos desaparecidos. Su denuncia ha repercutido incluso en el Parlamento Europeo, donde varios parlamentarios abogaron por los desaparecidos que estarían en los predios de Hidroituango y pidieron al gobierno colombiano, en una carta firmada por representantes de 11 países, proteger los derechos de las víctimas del conflicto armado, especialmente las de desaparición forzada, y de las comunidades afectadas por la construcción de la Hidroeléctrica.

El CNMH apoya un proceso de memoria con Ríos Vivos en ese sentido, con el cual se quiere hacer frente a este inminente riesgo de que quede sepultada la memoria del territorio, y acompaña a la organización en su propuesta de hacer recorridos de reconstrucción de la memoria por lugares emblemáticos, rescatándolos como hitos de memoria, haciendo marcaciones territoriales y conmemoraciones en homenaje a las víctimas de la región. A pesar de los esfuerzos de paz y de no repetición, el asesinato de líderes sociales va en aumento y la situación de vulneración de derechos fundamentales en el Bajo Cauca ha llegado a un punto de alerta máxima.

Estos asesinatos se dan en un momento de zozobra para la comunidad que se encuentra preparando una nueva jornada de movilizaciones de protesta a partir de la reducción drástica de las aguas abajo del muro de la represa, tras los derrumbes.

De igual manera, el señor Juan Vicente Carvajal Isidro, excombatiente de las Farc en proceso de reincorporación en el Espacio Territoriales de Capacitación y Reincorporación Martín Villa en Arauca, fue asesinado el 7 de mayo de 2018 cerca del ETCR. Con esta ya son 19 las denuncias de personas acogidas al proceso de reincorporación que han sido asesinadas y un número mucho más grande las que han sido amenazadas. Envíamos un mensaje de rechazo contra estos hechos y reiteramos nuestro compromiso de acompañar procesos como el que se lleva a cabo con el Colectivo Artístico y Cultural Martín Villa, que reafirma la buena voluntad para construir paz en los territorios y contribuir al esclarecimiento y la reconciliación.

Por último, también expresamos nuestra solidaridad con los miembros de la Asociación de desplazados del medio Catatumbo (Asodesamec) y la Junta de Acción Comunal quienes adelantan una iniciativa para construir la Casa de la Memoria de El Aserrío, en el municipio de Teorama, Catatumbo. El CNMH acompaña la consolidación de un espacio de memoria a partir de la implementación de acciones diversas de construcción de memoria que recojan el trabajo que el CNMH adelanta con la comunidad del Catatumbo desde 2016, garantizando la participación de diversos actores, ampliando el universo de expresiones en torno a la memoria y buscando la apropiación social con cobertura territorial, fundamental para la construcción de la paz en la región del Catatumbo.

Los líderes de esta iniciativa se han visto forzados a desplazarse en el último mes hacia otros lugares debido al paro armado impuesto por  actores armados ilegales. Esto no solo ha perjudicado el avance del proyecto de construcción de memoria sino que pone en peligro la vida de quienes impulsan esta iniciativa: “Estamos secuestrados en nuestras propias casas”, expresa uno de los miembros del proyecto.

El Centro Nacional de Memoria Histórica hace un reconocimiento al trabajo de todas estas organizaciones y personas con las cuales además trabajamos en iniciativas de memoria como institución, reafirmando nuestro compromiso de continuar acompañándolos en sus procesos de memoria y esclarecimiento y expresamos nuestra solidaridad y preocupación ante la situación.

¡No están solos!

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Hidroituango, Líderes asesinados

La comunidad de Pogue está en riesgo de un nuevo destierro

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CNMH

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CNMH

Publicado

16 May 2018


La comunidad de Pogue está en riesgo de un nuevo destierro

de Memoria Histórica (CNMH) alertamos a la Dirección de Víctimas de Quibdó, a la Unidad para las Víctimas (a nivel nacional), la Defensoría del Pueblo, y a todas las entidades pertinentes, del riesgo inminente de destierro de las familias de la comunidad de Pogue en Bojayá. Los últimos eventos violentos ocurridos en la comunidad tienen a las familias con temor a denunciar los hechos y en preparación para su desplazamiento a territorios cercanos donde se garantice su supervivencia. Solicitamos la presencia de los funcionarios respectivos para atender esta emergencia.


“Oiga señor Presidente
Hágasenos para acá
Y con esos otros grupos
Díganos qué va a pasar[…] 

Estribillo extremo a extremo
Nosotras queremos paz
Y por estas alabanzas
Es que hemos venido acá 

Oiga señor Presidente
Hágasenos para acá
Y con esos otros grupos
Díganos qué va a pasar 

Estribillo extremo a extremo
Nosotras queremos paz
Y por estas alabanzas
Es que hemos venido acá”

(Fragmento alabado por la paz, Grupo de alabadoras de Pogue-Bojayá, Chocó – Firma del acuerdo final de Paz con las FARC: Septiembre 26/2016)

 

De acuerdo con la Defensoría del Pueblo, los municipios de Bojayá y Medio Atrato en el departamento de Chocó y Vigía del Fuerte en Antioquia, fueron declarados pueblos en riesgo por el Sistema de Alertas Tempranas de la Defensoría del Pueblo en 2017, esto debido a las infracciones al Derecho Internacional Humanitario en el marco de las amenazas promovidas por parte de grupos armados ilegales de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), hacia estos territorios que anteriormente eran asediados por la guerrilla de las FARC. En estos municipios de la región del Medio Atrato se presenta una alta probabilidad de confrontación armada y de destierro de las comunidades afrocolombianas pertenecientes al Consejo Comunitario Mayor de la Asociación Campesina Integral del Atrato (COCOMACIA) y de los resguardos indígenas de estos municipios. 

El pasado 15 de mayo de 2018, la comunidad de Pogue recibió una amenaza de destierro por parte de grupos ilegales que están alterando el control de los territorios, les tienen imposibilitada la comunicación, la movilización y han amenazado a varios de sus líderes y lideresas sociales. Esta situación es problemática porque atenta contra los derechos humanos territoriales y colectivos de las comunidades negras y pueblos indígenas del Medio Atrato. Ante esta lamentable noticia se les solicita a las autoridades su oportuna gestión con el fin de impedir daños sobre la población. 

Es fundamental recordar que el 2 de mayo de 2002 la comunidad de Bojayá sufrió una de las más terribles masacres del conflicto armado colombiano. Ese día guerrilleros de las FARC durante un enfrentamiento con las AUC, lanzaron un cilindro-bomba que impactó la iglesia de Bellavista, cabecera municipal, donde se refugiaba la comunidad. Esta acción terminó con la vida de aproximadamente 79 personas, dejó alrededor de 100 lesionados y causó el desplazamiento de 1.744 familias. Del fatídico suceso el 70% de las víctimas eran descendientes de Pogue-Bojayá. 

Conozca de la importancia estratégica de Pogue – Bojayá:

Conozca de la importancia simbólica de Pogue-Bojayá en el contexto de post acuerdo en el documental: Voces de Resistencia Volumen 1: Cantadoras de Pogue:

#AlertaenBojayá

 

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Bojayá, Desplazamiento, Pogue

Comunicado a la opinión pública (Informe UP)

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CNMH

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CNMH

Publicado

16 May 2018


Comunicado a la opinión pública (Informe UP)

El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) manifiesta que viene realizando un informe para dignificar y reconocer a las víctimas de la Unión Patriótica, y avanzar en el esclarecimiento de los hechos, las magnitudes y las responsabilidades de la violencia ejercida sistemáticamente contra este movimiento político.

El CNMH ha realizado este proceso de investigación en desarrollo de su mandato, para hacer efectivo el derecho a la verdad, la reparación simbólica de las víctimas, y avanzar en el deber de memoria del Estado, con el generoso concurso de la Corporación Reiniciar.

Además del informe general de la UP, desde la investigaciónSilenciar la democracia: las masacres de Remedios y Segovia (2010), el CNMH ha acompañado múltiples procesos de víctimas de la UP, como la sistematización de archivos de líderes y familiares de este movimiento político, la respuesta a sentencias judiciales, y el apoyo a distintas iniciativas de memoria.

El CNMH invita al diálogo a Aída Avella, senadora electa y presidenta de la UP, a la Corporación Reiniciar, a Hijos e Hijas, y a todas las víctimas de este movimiento político, para lograr los consensos necesarios sobre el mensaje central de este informe de vital importancia en el actual contexto de implementación del acuerdo de paz.

Bogotá, 15 de mayo de 2018 

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UP


UP

Juan Frío: el corregimiento que lucha contra la estigmatización

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Laura Cerón

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Laura Cerón

Publicado

03 Oct 2018


Juan Frío: el corregimiento que lucha contra la estigmatización

En septiembre del 2000, los paramilitares asesinaron a seis habitantes de esta comunidad de Norte de Santander y utilizaron su territorio para instalar unos hornos crematorios en los que desaparecían a sus víctimas. Esta comunidad hoy quiere decirle al país que son un territorio de paz.


En medio de una carretera que cruza casas y casetas en las que resuena música a todo volumen, aparece el colegio de Juan Frío, un corregimiento pequeño ubicado en Villa del rosario, Norte de Santander. Allí, ocupando la cancha que bordea los salones de clase, un grupo de mujeres cuelga fotografías de lado a lado y forjan una exhibición de mochilas tejidas. Una a una va dejando mensajes que hablan de tejer lazos entre ellas, de sanación y de trabajo colectivo. Alrededor colocan flores como si se tratara de un altar. Están emocionadas. Llevan meses esperando el momento de mostrar quienes son, en quienes se han convertido después de la guerra que llegó a su corregimiento hace 18 años.

Una de ellas es Fideligna Gómez, una mujer imponente que orienta a los jóvenes que las acompañan para que estén pendientes de los preparativos de la conmemoración. Es 22 de septiembre del 2018 y los habitantes de Juan Frío rinden un homenaje a los seis campesinos que fueron asesinados hace 18 años, con la entrada paramilitar del Bloque Catatumbo a esa región. Llevan meses planeando ese momento. Con el sol que empieza a caer, hombres, mujeres y niños caminan juntos hasta la entrada del pueblo. Llevan flores de muchos colores en sus manos. Fideligna toma el micrófono conectado al bafle que lleva un carro, se aclara la voz y les da la bienvenida.

A un costado de la carretera, un mural pintado deja ver los campos verdes cultivados y llenos de cosecha que caracterizan a esa zona; hay árboles con frutos y un río azul que los atraviesa. En el centro, un par de manos sostienen una cachama, un pez que muchos años antes de la violencia atrajo a miles de visitantes a estas tierras. Se ven casas, una iglesia y una paloma blanca. En medio hay un mensaje escrito en letras amarillas que dice: Juan Frío, tierra de esperanza. Cuéntale a la gente que tenga más confianza.

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     Fideligna Gómez, lideresa y secretaria de la Junta de Acción Comunal de Juan Frío.

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     Sicar Valdez, esposa de Gerardo Rangel, víctima de la masacre perpetrada por los paramilitares en el año 2000.

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    Mochilas tejidas en los ‘círculos de sororidad’, un espacio creado para que mujeres y hombres de Juan Frío.

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    La comunidad de Juan Frío reunida durante la conmemoración celebrada el pasado 22 de septiembre.

Juan Frío está ubicado en el límite de Norte de Santander, justo al borde del río Táchira que linda con San Antonio de Táchira (Venezuela). Está en la región del Catatumbo, una zona de gran interés para los grupos al margen de la ley por sus tierras fértiles y por su ubicación estratégica en la frontera con Venezuela.

Según informes de la Fundación Ideas para la Paz, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) fue la primera guerrilla en llegar al Catatumbo a principios de los años 70. Allí, el ELN adoptó como una de sus principales estrategias atentar contra las zonas de exploración, extracción y transporte de crudo. Hacia 1982 llegaron las Farc, con el objetivo de controlar la cordillera oriental y crear un corredor entre Ecuador y Venezuela. Desde los años 80 la guerrilla de las Farc se vinculó al negocio del narcotráfico en esta región y, con el auge de la coca en el Catatumbo, convierten a esta región es un escenario clave para sus finanzas que se estaban fortaleciendo.

Desde mayo del 1999, los paramilitares del Bloque Catatumbo -creado y organizado por órdenes de Vicente y Carlos Castaño- empezaron a llegar a la zona con el objetivo de desterrar a los grupos guerrilleros, y tomar el control de la producción y distribución de coca. Como en todos los rincones de Colombia donde hubo disputas territoriales, la población de Juan Frío quedó en medio del fuego cruzado.

Fideligna llegó a Juan Frío cuando tenía 15 años. Su papá era jornalero y encontró allí la tranquilidad que no le daba Cúcuta, la ciudad en que ella nació y vivió con su familia. En Juan Frío podrían cultivar sus propias tierras y vivir mejor, a pesar de que el pueblo, las casas y la carretera apenas estaban en construcción.

El 24 de septiembre del 2000, Fideligna estaba dando catequesis a los niños que se preparaban para la primera comunión. Ese domingo, como siempre, en el pueblo había música, comida, adolescentes jugando torneos de fútbol y gente que subía en carros a los restaurantes más famosos a comer cachama.

A lo lejos el ruido de un tiroteo la alertó. Un niño se acercó agitado y le dijo que hombres encapuchados con armas venían hacia el pueblo. A toda velocidad llevó a los niños a un salón del colegio y los ocultó detrás de un tablero que usaban para publicar carteleras. “Por favor, limítense a respirar. No vayan a llorar ni a hacer bulla”, les dijo.

Mientras intentaba mantener a los niños con calma, Fideligna no podía reconocer a esos hombres pero les temía. Les temía porque unas personas encapuchados y con armas, como ellos, desaparecieron a su papá un día de 1999 en una trocha que conecta a Villa del Rosario con Los Patios. Lo buscó en caseríos como Donjuana, Bochalema, Los Patios; también en las funerarias, el hospital,  la morgue y los ancianatos, pero no encontró rastro.

El mural era el punto de inicio de la caminata por la vida, en la conmemoración del pasado 22 de septiembre. El recorrido marcaría los lugares por los que hace 18 años los paramilitares del Bloque Catatumbo habían cometido la masacre. Al lado de la carretera fueron homenajeados los esposos Nohora Albeira de García Delgado y Carlos Julio García, quienes fueron asesinaron frente a sus tres hijos de 11, 9 y 7 años.

Una pequeña peregrinación empezó a formarse. Dos niñas llevaban en alto un telar que habían tejido las mujeres hacía unos meses, mientras entre puntada y puntada planeaban la conmemoración. La segunda parada se hizo en el colegio de Juan Frío, lugar donde los encapuchados habrían asesinado a Javier Antonio Gómez.

Caminaron con el sol en la espalda hasta llegar a la tercera estación: una casa en la que se homenajeó a Gerardo Rangel, un campesino que, al momento de la masacre, llevaba seis meses viviendo en Juan Frío con su familia. Gerardo fue asesinado en la trocha  que se conoce como La Ramona. Allí también se honró la memoria de William Palencia, un chofer que prestaba servicios de transporte para la gente del pueblo.

Una escultura de la virgen María fue la última parada. Allí se celebró la vida de Julio Cesar Vásquez. A Julio le decían era ‘El Guajiro’, un hombre que sembraba y cultivaba la tierra. “Alimentó a muchos cuando no tenían qué comer. Uno iba, le pedía una yuca y lo mandaba con comida para preparar un sancocho para la familia. Lo tildaron de ayudante de la guerrilla”, comentó Fideligna.

Cuando la guerra es prolongada en el tiempo se vuelve un arma de doble filo. Con la llegada de los paramilitares, los episodios de violencia, desaparición y tortura empezaron a ser parte de la cotidianidad. Pero al mismo tiempo, los habitantes de Juan Frío aprendieron a convivir con ellos. Se crearon incluso algunos lazos de amistad y muchos paramilitares engendraron a sus hijos allí.

Sus habitantes no olvidan que el día de la masacre las paredes quedaron grabadas con los mensajes “muerte a sapos” y “guerrilleros HP”. La incertidumbre crecía. Fideligna cuenta que la paranoia por parte de los paramilitares por ‘pescar’ guerrilleros era evidente. Como su casa quedaba al borde del camino, muchos se instalaron en ella, colgaron hamacas en su patio y, en cualquier momento paraban los carros que pasaban por el frente. “Ese es de la guerrilla”, decían mientras salían a detenerlo.

Mientras tanto, a unos 15 de allí en moto, sin que nadie del pueblo se enterara, los paramilitares empezaron a usar trapiches como hornos crematorios para desaparecer a sus víctimas. Alcanzaron a incinerar unos 560 cuerpos según relató el periodista Javier Osuna en el libro ‘Me hablarás del fuego: Los hornos de la infamia’.

“Eso fue el dolor más grande cuando me enteré. Leí en la prensa ‘Los hornos del terror, el holocausto de Juan Frío’”, cuenta Fideligna. Incluso, les preguntó directamente a los paramilitares y su respuesta fue: “Sí señora, eso es arriba por donde llaman Juan García. Allí adecuamos un horno”. “Uno sí veía que subían ruedas de carro, gasolina, picas. Con los días llevaron a varios para que vieran cómo desenterraban los cadáveres de las fosas. Era un castigo por no estar de acuerdo a sus leyes”, contó Fideligna.

Y mientras eso estaba ocurriendo, los paramilitares seguían en su campaña de ganarse a la gente. Organizaban fiestas y asados, y muchas personas asistían porque les ofrecían dos cosas que ellos estaban necesitando mucho: comida y un poco de regocijo ante el dolor. Hacían misas; les daban regalos, ropa, útiles escolares para los niños. “Tapaban lo que hacían malo con algo bueno. Pero como decía un sacerdote del pueblo: pecar y rezar no es empatar. Es una gran mentira”, afirmó Fideligna.

El estigma con el que cargan los habitantes de Juan Frío desde entonces ha sido una marca difícil de borrar. Cuando hablan de su origen, muchas veces son señalados de ser “paracos”. Y hay quienes les dicen, de frente, que por esas tierras nunca irían porque los podrían desaparecer o asesinar.

A pesar del dolor, la comunidad de Juan Frío ha aprendido a resistir con dignidad. Ya han sobrevivido a las guerrillas de las Farc y el ELN, a los grupos paramilitares, a bandas criminales como las Águilas Negras, los Urabeños y los Rastrojos. Ahora no se van a rendir.

Desde 2013, la Unidad para las Víctimas les reconoció como sujetos de reparación colectiva. Es decir, el Estado colombiano admitió que esta comunidad sufrió constantes hechos de victimización y vulneración de sus derechos, y que por lo tanto requiere una atención especial.

Desde su rol de lideresa, Fideligna Gómez ha acompañado este proceso desde el inicio. También ha impulsado proyectos de piscicultura para volver a criar tilapia roja y fomentar el turismo. Además, apoyó la creación de actos conmemorativos para fortalecer los lazos destruidos por el conflicto.

La última conmemoración, celebrada el pasado 22 de agosto, incluyó una caminata que terminó en el colegio. Allí, el sacerdote del pueblo celebró una eucaristía y se dio inicio a los actos simbólicos.

Para este año, la fundación 5ta con 5ta Crew, formada por jóvenes del departamento, acompañó a la comunidad con talleres. Las mujeres aprendieron a tejer mochilas y, con ese ejercicio, a rescatar los múltiples saberes de la frontera; los niños y jóvenes de la Escuela Itinerante del Norte Bravos Hijos presentaron un documental titulado Juan Frío “Memorias de una esperanza”, y los integrantes de la Junta de Acción Comunal presentaron una obra de teatro. El sentido era el mismo: mostrar que Juan Frío está recuperando la confianza en su gente y en su territorio.

Son muchos los retos que tiene hoy este territorio: la migración de venezolanos a sus tierras, el contrabando que alimenta la frontera, las disidencias de los grupos armados y las bandas criminales que quieren volver. La respuesta de la comunidad ha sido generar oportunidades de trabajo y crear espacios de reconciliación. Con el proyecto que adelantan junto a la Unidad de Víctimas, esperan construir un espacio policultural en el que puedan volver a integrarse, a reconstruir los lazos perdidos y borrar la desconfianza que existe entre ellos mismos.

“Aunque el conflicto armado nos marcó, también nos enseñó que somos valientes, resistentes y persistentes. Somos gente trabajadora, que salimos para adelante ante los obstáculos que se nos presenten. Queremos que vayan y le cuenten a la gente que Juan Frío es territorio de paz”, concluyó Fidelina.

Publicado en Noticias CNMH



Agenda Conmemorativa, Juan Frío, Norte de Santander, Resistencia, Víctimas

El renacer del Albarico

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Autor

Angélica Forero

Fotografía

Ruben Agudelo

Publicado

05 Oct 2018


El renacer del Albarico

Gracias a una sentencia en la que se les restituyeron 850 hectáreas de tierra, los habitantes del Albarico, norte de Santander, retornaron a su vereda, después de tener que desplazarse forzadamente por las amenazas de grupos paramilitares en el año 2000.


Para Amalia Roa el Albarico es su vida misma. “Es el pasado, el presente y el futuro de cada uno de los que tienen la dicha de haber estado aquí, de haber pasado momentos difíciles, de aquellos que hoy ven un  futuro esperanzador”, dice.

Hoy los ojos de los hombres y las mujeres del Albarico, una vereda ubicada en el municipio de Zulia, contagian esperanza, sus voces iluminan la historia, confrontan el miedo y el abandono. “Cuando inició el retorno, lo primero en lo que pensamos fue en la familia, entonces construimos la escuela”, dijo Ángel Castro, uno de los habitantes de la vereda. Allí en la pared se dibujó el rostro de doña Ernestina, la abuela de todos; el camión de la leche, el único vehículo que sube hasta allí; y un turpial, el ave de la región. Estos tres elementos son los más representativos para esta comunidad que tuvo que padecer el desplazamiento causado por el conflicto armado.

Durante el año 2000 grupos paramilitares desplazaron con amenazas a los habitantes de la vereda el Albarico,  un lugar que durante años padeció el control territorial de diferentes grupos armados. María Concepción, una habitante de la vereda, aún recuerda la advertencia que le hicieron los paramilitares: “Nosotros venimos a quedarnos, ustedes se tienen que ir, tienen hasta las 10 a.m. para irse de la vereda”. Ella no se podía ir, tenía que esperar a su esposo, pero los hombres en voz desafiante le rectificaron que se debía marchar porque no respondían por su vida. Ese día 9 familias que habitaban en la vereda tuvieron que abandonarlo todo.

Pasaron trece años, cuenta María Concepción, para que llamaran al presidente de la junta del Albarico y le explicaran que lo necesitaban para una reunión en la Alcaldía. Ahí empezó la esperanza para esta comunidad. “Tuvimos que contar, que hacer una línea de tiempo y tres años después, en el 2016 nos escuchó la juez”, complementa Concepción.

María Claudia Linares, coordinadora del programa Propaz, destaca el papel que se ha desarrollado a través de la Mesa de Trabajo para la Memoria Histórica en Norte de Santander, “un espacio valioso para las personas de la región”. Esta Mesa, que cuenta con el apoyo de la Secretaría Departamental de Víctimas, Paz y Postconflicto; la Corporación Cultural Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero; el Centro Nacional de Memoria Histórica  (CNMH) y el acompañamiento del Programa de Apoyo a la Construcción de Paz ProPaz de la Agencia Alemana para la Cooperación al Desarrollo, GIZ, “ha dinamizado la memoria y se han identificado oportunidades para aprender en conjunto”, dice Linares.

Edwar Álvarez, director territorial de la Unidad de Restitución, resalta la articulación interinstitucional. “La sentencia es integral, hace un llamado para que el CNMH se integre a las mediadas de reparación simbólica en la comunidad y en articulación con la cooperación alemana se obtiene un gran producto: el video y el mural”.

Publicado en Noticias CNMH



Norte de Santander, Sentencias, Zulia

La estrategia Bibliotecas con Memoria llegará a Barranquilla

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Autor

Daniel Sarmiento

Fotografía

Daniel Sarmiento

Publicado

05 Oct 2018


La estrategia Bibliotecas con Memoria llegará a Barranquilla

La estrategia ‘Bibliotecas con Memoria’, del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), llegará el próximo jueves 25 de octubre a Barranquilla. Se tratará de un evento cerrado dirigido a representantes de las bibliotecas públicas, privadas y universitarias de Atlántico y La Guajira. La actividad se realizará gracias a una alianza con el Archivo Histórico del Atlántico, en el Antiguo Edificio de La Aduana. (Bibliotecas de Atlántico y La Guajira podrán asistir y recibir las colecciones de libros).


El CNMH cubrirá los gastos de transporte de quienes provengan de municipios distintos a la capital del Atlántico y sean seleccionados para asistir al evento, para ello deben inscribirse previamente enviando sus datos personales por correo electrónico bibliomemoria@centrodememoriahistorica.gov.co

‘Bibliotecas con Memoria’ es una estrategia que busca garantizar el acceso y la divulgación de las investigaciones realizadas por el CNMH como un mecanismo de reparación tanto a víctimas del conflicto armado como a la sociedad civil en general. “Lo que buscamos es que todas las bibliotecas del país cuenten con las colecciones de publicaciones sobre memoria histórica y que los bibliotecarios sepan de qué manera pueden darles uso”, dijo el Coordinador de la estrategia, Jadín Samit Vergara, quien además confirmó que los asistentes al evento recibirán las distintas publicaciones del CNMH para que las incluyan en sus catálogos.

La iniciativa nació desde 2016 y hasta el momento ha llegado a casi 1.900 bibliotecas alrededor del país y ha realizado eventos de activación de las investigaciones en varias regiones, entre ellas Sucre, Cauca, Magdalena, Bogotá, Chocó, Tolima y Valle del Cauca. Antes de finalizar el año se realizará un evento más en Nariño.

“Este proyecto busca que materiales como series radiales, cartillas, documentales, animaciones y cajas de herramientas que dan cuenta de historias, testimonios y análisis del conflicto, lleguen hasta los anaqueles de las bibliotecas del país, incluyendo las comunitarias”, explicó Jadín Samit Vergara, y agregó que para lograrlo realizan actividades como cine foros, conferencias, conversatorios y exposiciones, que son herramientas “pedagógicas útiles y de gran impacto para garantizar el deber de memoria que tiene el Estado colombiano con la sociedad civil, además de materializar el derecho a la verdad y la no repetición”.

‘Bibliotecas con Memoria’ responde a la necesidad de garantizar la presencia del material del CNMH en las bibliotecas del país y estimular su uso y comprensión. Adicionalmente, el CNMH tiene el deber de participar en la reparación simbólica de las víctimas, entendida como la realización de actos u obras de alcance o repercusión pública dirigidas a la construcción del tejido social, entre ellas la divulgación de la memoria de los hechos ocurridos en el conflicto armado colombiano.

Más información e inscripciones:

Para más información puede escribir a bibliomemoria@centrodememoriahistorica.gov.co – jadin.vergara@centrodememoriahistorica.gov.co, también puede contactar por vía telefónica al 3176470810 o al +17965060 Ext. 154 o 155, en Bogotá, D.C.

Publicado en Noticias CNMH



Barranquilla, Bibliotecas con Memoria, Guajira

Exposición “Cuenten con nosotros para la paz, nunca para la guerra”

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CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

05 Oct 2018


Exposición “Cuenten con nosotros para la paz, nunca para la guerra”

La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) y el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), presentan la exposición fotográfica “Cuenten con nosotros para la paz, nunca para la guerra”, una apuesta artística y simbólica que hace parte de la construcción del Informe Nacional sobre afectaciones a los derechos individuales y colectivos de los pueblos indígenas en el marco del conflicto armado en Colombia.


La exposición estará abierta desde este 12 de octubre, y durante un mes, en la sede la Jurisdicción Especial para la Paz. Se trata de una estructura museográfica del círculo de la palabra, diseñada para posibilitar el diálogo, y que evidencia la memoria y dignidad de 37 pueblos indígenas en riesgo de exterminio físico y cultural por el conflicto armado, tal y como lo estableció el Auto A-004 de 2009 de la Corte Constitucional.

Precisamente la JEP, en su tarea de avanzar en la defensa y realización de los derechos de las víctimas del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, recientemente recibió por parte de la ONIC el informe de afectaciones individuales y colectivas que han sufrido los pueblos indígenas de Colombia y que exigen verdad, justica, reparación y no repetición.

La exposición, que ahora se presenta, retrata la lucha de 37 comunidades:  Wiwa, Kankuamo, Iku-Arhuaco, Kogui, Wayuú, Ebera-Katío, Ebera-Dobidá, Ebera-Chamí, Wounaan, Awá, Nasa, Pijao, Koreguaje, Kofán, Siona, Betoy, Sikuani, Nukak-Makú, U’wa, Ette Ennaka- Chimila, Yukpa, Gunadule-Kuna, Eperara-Siapidaara, Misak-Guambiano, Zenú, Yanacuna, Kokonuko, Totoró, Murui Muina-Huitoto, Inga, Kamentzá, Kichwa, Kuiva, Jiw, Hitnu- Makaguan, Bari y Kisgo.

Asimismo, la exposición está acompañada de testimonios y relatos recogidos en los planes de salvaguarda étnica que junto a las fotografías reflejan la vida, la felicidad, las luchas, la riqueza y la importancia del territorio y la cultura indígena en Colombia. Según la ONIC, la instalación denuncia el etnocidio sistemático hacia los indígenas.

Sean bienvenidos a un espacio pensado para interactuar, comprender la importancia de los mundos indígenas, sus aportes a la construcción de paz y sus luchas milenarias para mantener el equilibrio y armonía de la Madre Tierra.

Principios de unidad, territorio, cultura y autonomía se hacen palpables en cada una de las piezas expuestas la estructura museográfica del círculo de la palabra.

Acompañemos a los pueblos indígenas, rodeemos sus luchas este próximo viernes 12 de octubre en el marco de la conmemoración del Día de la Resistencia Indígena.

Para mayor información:

Hora: 5:00 p.m.
Lugar: Primer piso de la Jurisdicción Especial
Dirección: Carrera 7 #63 – 44. Bogotá, Colombia.
* La exposición estará abierta al público por un mes.

 

Publicado en Noticias CNMH



Enfoque étnico, JEP, ONIC

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