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Lápiz y papel para vencer el silencio que imponen los violentos

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Publicado

20 Nov 2018


Lápiz y papel para vencer el silencio que imponen los violentos

El Grupo de iniciativas del CNMH creó la “Cartilla de la Casa de la Memoria del Aserrío”, un cuadernillo didáctico ilustrado dirigido a niños, niñas, jóvenes y adultos en el Catatumbo para apoyarlos en el fortalecimiento de su organización, que se vio interrumpida a causa de la violencia durante este 2018.


Por: Daniel Valencia

El trabajo de construcción de memoria implica diferentes retos: hay un componente emocional y de dolor, por ejemplo, cuando revisitar el pasado puede ser difícil por parte de quienes vivieron hechos violentos; así mismo, hay factores externos del contexto social y político que representan dificultades.

El conflicto ha puesto en riesgo las vidas de quienes gestionan la memoria desde sus regiones, de líderes sociales que deben trabajar con cautela o incluso silenciosamente para seguir con su determinación. Tal es el caso de la iniciativa de la Casa de la Memoria de El Aserrío, en el corregimiento de El Aserrío, en Teorama, Catatumbo,  donde sus promotores han visto afectados por paros armados y el control de los violentos.

En casos extremos como este, donde los líderes son obligados a salir del territorio y la gente tiene restricciones para movilizarse o reunirse por estar bajo amenaza, hay que recurrir a estrategias innovadoras para continuar apoyando los procesos de memoria. Las metodologías no presenciales son una de esas herramientas que hacen frente a la violencia. Hacer memoria bajo estas circunstancias es en sí mismo un acto de valentía.

La iniciativa de la Casa de la Memoria de El Aserrío lleva a cabo la creación de un espacio y una exposición con objetos significativos para la comunidad, a partir de los cuales se espera que los visitantes puedan reflexionar sobre el conflicto en varios ejes: i) las afectaciones en el territorio indígena Barí y el sufrimiento y lucha de este pueblo ancestral; ii) las alteraciones y cambios en el paisaje del corregimiento; iii) los hechos de violencia (principalmente el desplazamiento forzado); iv) los cambios y lesiones que la violencia ha generado en los habitantes; y v)  las acciones de resistencia y organización comunitaria para afrontar la guerra. Todo esto a través de las voces y experiencias de los habitantes del corregimiento.

“Desde un principio estuvo claro que las personas que lideraban la iniciativa venían gestando este proyecto desde hace muchos años por una necesidad de visibilizar y dignificar, y como un proceso de perdón y recuperación del territorio”, dice Angélica Rodríguez del CNMH, que acompaña la iniciativa. El motor principal son los líderes de la zona a través de la Asociación de desplazados del medio Catatumbo (Asodesamec) y la Junta de Acción Comunal del corregimiento, que han abanderado múltiples acciones de resistencia en el territorio, a pesar de la ausencia estatal.

Para reconstruir sus historias inicialmente se había pensado realizar espacios colectivos, talleres y discusiones, pero estos no pudieron llevarse a cabo por las amenazas y acciones violentas que empezaron a resurgir en el territorio. Continúa aclarando Angélica Rodríguez: “Desde el inicio fue un desafío porque coincidió con el paro armado en El Catatumbo, pero al mismo tiempo era un momento vital para construir un espacio para promover la cultura en el corregimiento, ya que la oferta en ese sentido está concentrada en Cúcuta, Ocaña y Tibú”.

  • Cartilla de la Casa de la Memoria del Aserrío.

  • Cartilla de la Casa de la Memoria del Aserrío.

 

Cuando iban a comenzar el plan de trabajo, fue evidente la imposibilidad de tener un acompañamiento presencial en el territorio, a lo que se suma que la comunicación vía telefónica es muy difícil. Para hacerle frente al contexto, el CNMH creó el cuadernillo Cartilla de la Casa de la Memoria del Aserrío que aborda los temas que los promotores de la iniciativa querían trabajar, pero de un modo alternativo.

Un mecanismo de trabajo, como lo explica Mónica Márquez del Grupo de Apoyo a Iniciativas del CNMH, para levantar información y realizar el proceso con la iniciativa. “Esta metodología se abordó y se decidió trabajar con ella en el contexto del paro armado en Catatumbo que impedía a las personas reunirse y al Centro Nacional de Memoria Histórica ingresar al territorio para hacer los talleres y acompañamiento”.

El cuadernillo se centra en los recuerdos de la gente, dando una fuerte relación a las metáforas. Por ejemplo, “la idea de una tormenta para mostrar momentos difíciles que han vivido como comunidad y que no son exclusivamente causados por la guerra, o la idea del ‘trasteo’, como una situación que nos es común a los seres humanos, para que la gente pudiera hablar más tranquilamente el tema del desplazamiento forzado. También se habla sobre cómo la comunidad trabajó para crear cambios positivos en el territorio”, complementa Márquez.

Un resultado importante del uso del cuadernillo es que permitió conocer otras problemáticas que transcendían el conflicto armado, pero que se relacionan con él como afectaciones ambientales y ausencia estatal. “Eso lo conocimos gracias a esta metodología y son temas que tal vez no saldrían en los talleres presenciales”, precisa Márquez.

Sin duda alguna la comunidad es la protagonista. Los jóvenes del territorio hacían las veces de mediadores para usar el cuadernillo con personas mayores que podían tener dificultades para llenar los contenidos. Gracias a esto hubo un intercambio intergeneracional que motivó a los más jóvenes a conectarse con su historia y su contexto al encontrarse con los relatos de quienes han vivido más en el corregimiento.

Mary Suárez gestora de la Casa de la Memoria de El Aserrío, explica que “los cuadernillos fueron muy prácticos. La gente manifestó que les ayudó a recordar nuevamente lo que vivieron en El Aserrío. Los cuadernillos han sido un muy buen material para nosotros para levantar esta historia que queríamos que fuera hecha junto a la comunidad”.

La cartilla es una intermediación para explorar la historia y los recuerdos de un espacio vivo, que buscaba reactivar las memorias intergeneracionales a través de algo tan sencillo como el lápiz y el papel. Al mismo tiempo fue un instrumento que permitió que la comunidad continuara construyendo su memoria sin sucumbir ante las amenazas de los actores armados. Con los relatos que la gente consignó en el cuadernillo, se está construyendo la narrativa de la exposición de la Casa de Memoria.

“Tener una herramienta simple, con preguntas a partir del territorio y de metáforas sobre el conflicto, hizo evidente que había una conexión entre las diferentes generaciones para saber qué había pasado antes, qué se está haciendo ahora y sobre todo, cómo los jóvenes pueden aportar en estos nuevos espacios que se están dando en el corregimiento”, dice Angélica Rodríguez.

La puesta en marcha de la Casa de la Memoria invita a los jóvenes a ser los anfitriones del espacio para realizar los recorridos a los visitantes. Esto los ha entusiasmado motivándolos a llamarse a sí mismos “Guardianes de la memoria”. El objetivo es claro: contarle las experiencias y la memoria a los visitantes de la región, de otros lugares y a cualquiera que visite la Casa, para hacerle frente al miedo, al olvido y al abandono estatal. Gracias a la determinación de los habitantes de El Aserrío, que no ceden ante las imposiciones de los violentos, y al desarrollo de estrategias metodológicas como el cuadernillo taller ilustrado, las memorias de Teorama y el Catatumbo no van a quedar silenciadas.

 

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Catatumbo, El Aserrío, Iniciativas de Memoria

“The forgiven”: detrás de la justicia transicional

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Publicado

20 Nov 2018


“The forgiven”: detrás de la justicia transicional

Imagínese tener enfrente a su verdugo, quien le causó un daño irreparable a usted y su familia. Sentir el rencor y el odio corriendo por sus venas al ver esa persona, verla caminar impune, como si nada, culpable de los mayores vejámenes, o por el contrario encerrada en una cárcel, sin el más mínimo sentimiento de culpa o arrepentimiento. ¿Usted qué haría?


Por: Jairo Gustavo Sarmiento Sotelo

Ahora imagínese que ese verdugo decide hablar, después de tantos años de sufrimiento e incertidumbre. Decide darle la cara y confesarle qué ocurrió con las personas desaparecidas, el paradero de sus restos óseos y el porqué de estos crímenes. ¿Usted qué haría?

Para aproximarse a este escenario, la película “The forgiven” se remonta a los años posteriores al “Apartheid” y a la labor de la Comisión para la verdad y la Reconciliación en Sudáfrica. Allí, el arzobispo Desmond Tutu, director de esta Comisión, se reúne con un exoficial de la Fuerza de Defensa, quien siendo culpable y testigo demúltiples crímenes de lesa humanidad le escribe una carta al cura desde la cárcel, pidiendo una amnistía a cambio de confesar todo. Sin embargo, el propósito de Piet Blomfield, el ex oficial, no es más que insultar al Padre y recriminarle por su labor, además de vanagloriarse y justificar sus crímenes. Así, transcurren diferentes reuniones entre los dos, hasta que Blomfield, en un suceso inesperado, decide tomar en consideración confesar los hechos.

Hace poco los familiares de los diputados del Valle del Cauca, secuestrados y años más tarde asesinados, hablaron en la JEP, manifestaron el alivio que sintieron cuando las FARC les pidió perdón. Sin embargo, exigen que se haga justicia y se sepa la verdad, que los conocedores del secuestro declaren en este caso y señalen quienes están detrás de este crimen. Mientras tanto, el colectivo de las Madres de Soacha ha asistido en repetidas ocasiones a la Comisión de la Verdad a resaltar la importancia de una verdad profunda, que no señale solamente a las instituciones responsables sino a los seres humanos detrás de cada caso.

Ahora más que nunca “The forgiven” es un reflejo de la situación que se vive en Colombia. Esta película nos muestra cómo a las víctimas poco les importa que sus perpetradores estén libres o en la cárcel mientras la verdad no se sepa. Lo que más desean las víctimas es la verdad, en la cara, así duela y desgarre el alma, pero que les quitará una carga de años de incertidumbre y martirio.

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Cine, Cine+Memoria, Comisión de la Verdad, JEP, The Forgiven

Así es la vida en medio de la violencia del Catatumbo

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Daniel Sarmiento

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Daniel Sarmiento

Publicado

21 Nov 2018


Así es la vida en medio de la violencia del Catatumbo

En la presentación del informe “Catatumbo. Memorias de vida y dignidad” destacaron las voces de las mujeres, los jóvenes, los indígenas, los campesinos, los profesores y los sectores LGBT.


Después de tres años de recorridos, entrevistas y talleres en el territorio, el jueves 15 de noviembre se presentó el informe “Catatumbo. Memorias de vida y dignidad”.En un acto privado en un hotel de Bogotá, líderes y lideresas de esa región recibieron el resultado del trabajo en el que participaron, junto al Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), la Diócesis de Tibú y Ñatubaiyibarí.

La ceremonia fue sencilla pero especial. Los asistentes, que viajaron desde distintos municipios catatumberos, hablaron sobre su vida en la región y la importancia de este proceso de memoria histórica. Así lo hicieron Acucuara Bashuna, representante del pueblo Barí; Ligia Galvis, docente; Hermes Bayona y Yaneth Pedroza, líderes campesinos; Sol Johana Ortega y Denys Cáceres, jóvenes raperas, y Érika Caselles, de la organización Visibles LGBTI+H.

Además del informe principal, un resumen y un mapa con lugares para la memoria y para la vida, y otro con transformaciones del territorio, los habitantes del Catatumbo recibieron seis cartillas que se produjeron en este proceso, con testimonios sobre cómo ha sido vivir en esta región para diferentes poblaciones. “En nuestras caminatas y conversaciones identificamos muchas cosas que no pudimos incluir en el informe, y empezamos a tener muchas ideas particulares sobre los campesinos, sobre los jóvenes, sobre la población LGBT, sobre los profesores, sobre las mujeres, sobre los indígenas. Eso estaba allí y no lo podíamos archivar”, explicó esas cartillas María Fernanda Pérez Trujillo, investigadora del CNMH y coordinadora del proyecto.

Estos son extractos de los relatos que aparecen allí. En ellos aparecen las dificultades que han tenido que enfrentar los habitantes del Catatumbo, pero también la inmensa dignidad con la que resisten ante la violencia.

  • Yaneth Pedroza, una lideresa campesina de la región, es la protagonista del retrato que aparece en la portada. 

  • Sol Johana Ortega y Denys Cáceres, integrantes de Motilonas Rap, cerraron la presentación con un concierto donde cantaron al territorio, a los líderes sociales y a las mujeres.

 

Relatos de montaña y río. Voces y memorias de campesinos y campesinas del Catatumbo

Entonces sembrar la mata de coca se volvió para nosotros como una resistencia, como la única manera para poder quedarnos aquí en esta tierra haciendo lo que nosotros sabemos hacer, que es cultivarla. Entonces yo preparé la tierra, me conseguí las semillas y monté mi cortecito de coca, porque yo miré que no había el sustento, no había para el sustento. Es poquita la tierra que yo tengo y además es muy poco lo que le compran a uno la cosecha de frijol, de maíz, de plátano. El Tarra, por ejemplo, ya con 10 cargas de plátano se abastece, ya nadie compra más, se abarata. Y mi pedazo de tierra es bueno para el plátano, pero ¿qué se puede hacer si es para que se pierda?

Escuelas con memoria. Voces y memorias de docentes del Catatumbo

A veces me sucedió que yo llegaba a la escuela temprano y me daba cuenta de que esa gente estaba por ahí. Entonces lo que yo hacía era salir a buscar a los estudiantes, me inventaba cualquier vaina y los mandaba para la casa. Y los guerrilleros me decían: “Pero profesor, ¿por qué no hace su clase normalmente?”. Y yo les contestaba: “No señor, ¿cómo cree, no ve que están ustedes? Llega el Ejército por aquí y se arma una plomacera, ¿qué pasa con los niños?”.

Que nos dejen ser quienes soñamos ser. Voces y memorias de personas lesbianas, gays y trans del Catatumbo

Durante esos años la situación estaba terrible para las chicas trans y la gente gay aquí en Ocaña. Se suponía que los paramilitares ya se habían desmovilizado, pero cuando eso se oía que había unos grupos que estaban controlando los barrios y que estaban matando a la gente como nosotros, y a cualquier persona que tuviera el pelo largo o se pusiera piercings. Un mes después de que regresé, que cuando eso todavía me identificaba como mujer, estaba sentado en un parque con dos amigos gays cuando llegó una camioneta negra de la que se bajó un hombre que dijo que nos iba a picar a todos, que ya nos tenían en fotos. El tipo ese le pegó una patada a uno de mis amigos y nos gritó: “Lárguense de acá, maricas, no los queremos ver”, y otras cosas, nos trató de lo peor. ¿Y qué podíamos hacer en esos momentos? Nos tocaba callarnos esas cosas, porque ¿a quién iba a acudir uno si muchas veces aquí en Ocaña se vio que, si uno hablaba, la misma ley se encargaba de echarlo al agua, de contar que uno había denunciado?

Somos Barí: hijos ancestrales del Catatumbo. Voces y memorias del pueblo Barí

Nuestro territorio, Ishtana, es para nosotros el origen del hoy y la construcción del mañana, es la otra mitad del Barí. Es la vida, el reflejo de los ancestros, es la historia de una lucha. Sabaseba nos entregó este territorio y nos mostró los sitios sagrados, así como el respeto y cuidado que debemos proporcionarles. Si lo hacemos, somos capaces de mantener el equilibrio. Esos sitios sagrados son lugares muy importantes para nosotros porque en ellos habitan espíritus que merecen respeto. Además, nos enseñan la historia propia y el debido comportamiento .

Estos dolores que nos hacen fuertes. Voces y memorias de mujeres del Catatumbo

Todo iba marchando, digamos que bien, hasta cuando entraron los paracos en el 2001.Uno qué se iba a imaginar todas las cosas terribles que esa gente iba a hacer en la región, y menos las cosas que nos iban a hacer a nosotras, las mujeres. Antes de eso, ya se había empezado a oír por todo lado que los paracos estaban entrando y que venían a masacrar a todo el pueblo, como lo habían hecho en La Gabarra en 1999. Y es que los que entraron a Las Mercedes, lo mataban a usted hasta por mirar. Es decir, si yo miraba a los ojos a un paraco, y a él no le gustaba, de una vez me cogía y me echaba a una camioneta y hasta ahí llegaba yo. Entonces empezó a cundir el miedo. Qué digo miedo. El terror. A mí me pasó algo que, le repito, jamás se me hubiera ocurrido que me pudiera pasar: un paraco se enamoró de mí, y eso se me volvió un problema terrible.

Historias y colores de mi región. Voces y memorias de niños, niñas y adolescentes del Catatumbo

Esa noche nos picaron muchísimos zancudos y fue muy difícil quedarnos dormidos. No sabíamos bien en qué lugar estábamos y no se veían casas ni ninguna construcción por ningún lado. Pero aun así, Jefferson tuvo tiempo hasta para soñar. Me imagino que cuando lo agarró el cansancio pudo dormir profundamente por lo menos unas horas. Al otro día, lo primero que hizo fue acercarse a mí y contarme en voz bajita lo que había soñado: “Me soñé que la profe Luz Estela era una superprofesora, que ella tenía poderes. Volaba con una capa y nos sacaba de este monte. Nos llevaba a cada uno a nuestra casa y nos dejaba un regalo debajo de la almohada. Cuando ya nos descargaba, ahí en la casa, nos ponía la mano para que se la chocáramos y se iba a buscar a otros niños, que estaban también perdidos. A mí me dejó un balón de micro de regalo”.

Lea los testimonios completos en el informe “Catatumbo: Memorias de vida y dignidad”

 

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Barí, Catatumbo, Indigenas, Memoria, Motilonas, Rap

Serie documental “Somos más que 11” – Entrega V: Alberto Quintero Herrera

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Publicado

21 Nov 2018


Serie documental “Somos más que 11” – Entrega V: Alberto Quintero Herrera

El Centro Nacional de Memoria Histórica presenta el primer ejercicio de memoria sobre el caso de los diputados del Valle del Cauca, secuestrados y asesinados por las FARC. En esta quinta entrega de la serie documental “Somos más que 11”, nos adentramos en la vida de Alberto Quintero Herrera, quiense desempeñó como concejal y alcalde antes de ocupar el puesto de diputado, y estuvo a punto de convertirse en sacerdote. Aquí su historia.


 

Los hermanos, familiares, amigos y un sacerdote cercano a Alberto Quintero Herrera, uno de los once diputados del Valle del Cauca secuestrados y asesinados por las FARC, coinciden en que este hombre vivía en una dualidad: la religión y la política. Quiso ser sacerdote pero confesaba, con la misma facilidad, que también quería llegar a la presidencia.

El padre Aimer Osorio, su compañero de estudios en el seminario, aseguró que Alberto “sentía ese gran amor a Dios y eso lo vinculaba con su deseo de servir al prójimo. Creció mucho en la vida espiritual estando en el seminario. Pero por necesidades familiares regresó al Valle. Con frecuencia nos encontrábamos en la calle y, como dos buenos amigos, nos saludábamos y reíamos de lo vivido en esa época”.

Lucía Quintero, hermana de Alberto, contó que su mamá “sufrió mucho” para pagarle los estudios en el seminario. “Nos las arreglábamos para sostenernos con el salón de belleza, pero ya hubo un momento  en que fue muy difícil subsistir. Alberto dejó sus estudios religiosos y regresó con nosotros para ayudarnos. Cuando volvió trajo unos conejitos, dizque de raza rusa, y puso una conejera. Pero al fin acabó con ese negocio que no le dio resultado”.

El hombre político apareció mientras se desempeñaba como docente. “Comenzó a hacer política y empezó a formar grupos o ‘comandos de juventudes”, contó su hermano José Diego Quintero. Así comenzó su vida política que fue muy activa. Antes de llegar a ocupar una curul de diputado por segunda vez fue secretario de Gobierno, concejal, auditor fiscal y alcalde de Cartago.

En esa faceta de servidor público, se unió el espíritu del religioso y la inteligencia práctica del político. Así lo describió su hermana Luz Mery: “Lo que hizo fue humanizar la administración pública. Nunca persiguió a nadie políticamente, sino que decidía la conformación de su equipo por las capacidades de las personas”. Y su hermano José Diego compartió esa opinión: “Profesionalizó la administración pública, es decir, las personas que estaban allí era por su capacidad más que por una recomendación política. Siempre respetó mucho ese criterio”.

A pesar de las dificultades que le ocasionó su gusto excesivo por la bebida, que logró superar, su actividad política fue muy próspera. “El mejor legado de Alberto está representado en lo que continuamos siendo hoy, el movimiento político ‘Albertistas en acción’, que no sólo sobrevivió a la pérdida física de su inspirador y creador, sino que se mantuvo vigente en momentos muy difíciles para hacer política”, dijo su hermano José Diego Quintero.

Conozca más detalles de la vida de Alberto Quintero Herrera descargando aquí el libro“El caso de la Asamblea del Valle: tragedia y reconciliación”, y siguiendo la serie documental “Somos más que 11” que estaremos publicando hasta el 10 de diciembre.

 

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Diputados del Valle, Serie documental Somos más que 11

¿Qué llevó a tantas mujeres en Colombia a ingresar a las filas de las FARC?

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21 Nov 2018


¿Qué llevó a tantas mujeres en Colombia a ingresar a las filas de las FARC?

Lanzamiento, en Icononzo (Tolima) y Bogotá, del documental “Nunca invisibles”. Mujeres excombatientes de la guerrilla de las FARC reconstruyen por primera vez sus memorias y hablan sobre sus experiencias en medio del conflicto armado. Quieren contarle al país sus historias de vida y esperanzas de paz.


La memoria ha sido el vehículo para que se hagan realidad estos espacios que hasta hace pocos años parecían imposibles. En 2018 el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), con el apoyo del gobierno de Canadá y el PNUD, priorizó la iniciativa “Nunca invisibles” para prestar acompañamiento técnico y financiero en el desarrollo de este proceso de memoria. De las mujeres excombatientes y exclandestinas nace la idea de producir un documental para hablarle a la sociedad y aportar desde sus vivencias a la construcción de memoria.

De este modo el documental “Nunca invisibles: mujeres farianas, adiós a la guerra”, narra en voces de sus protagonistas las vidas de mujeres antes de ingresar a las filas de las FARC, cuenta cómo fue su paso por la insurgencia y los retos que viven día a día en su tránsito a la vida dentro de la legalidad, luego de deponer las armas.

Lanzamientos del documental “Nunca invisibles: mujeres farianas, adiós a la guerra” el 24 y 26 de noviembre en Icononzo (Tolima) y Bogotá respectivamente:

Día: 24 de noviembre
Lugar: Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) Antonio Nariño
Dirección: Vereda La Fila, Icononzo. Tolima

Día: 26 de noviembre
Lugar: Museo Nacional, Bogotá
Dirección: Carrera 7 # 28-66
Hora: 6:00 p.m.

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Iniciativas de Memoria


Iniciativas de Memoria

Presentación en Bogotá de: “El caso de la Asamblea del Valle: tragedia y reconciliación”

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Publicado

22 Nov 2018


Presentación en Bogotá de: “El caso de la Asamblea del Valle: tragedia y reconciliación”

  • Durante dos años las familias de los 12 diputados del Valle del Cauca secuestrados por la guerrilla de las FARC en abril del 2002, y posteriormente asesinados (el único sobreviviente fue Sigifredo López), se reunieron con investigadores del Centro Nacional de Memoria Histórica para realizar el primer ejercicio de memoria colectiva sobre este hecho.
  • El día 23 de noviembre, en Bogotá, se lanzará el libro “El caso de la Asamblea del Valle: tragedia y reconciliación”, que reconstruye las vidas de las víctimas y el minuto a minuto de aquella toma a la Asamblea del Valle. Además, se coprodujeron 16 cortos documentales con los familiares.

“Somos la unidad antiexplosivos del Batallón Primero Numancia (del Ejército). Por favor, damas y caballeros, desalojen los edificios para, así mismo, desactivar las bombas. Tomemos la dirección hacia el parque de la Gobernación (del Valle). Para los diputados hay un vehículo especial”. Utilizando este discurso, y vestidos con uniformes de la Fuerza Pública, el 11 de abril del 2002 un grupo de guerrilleros de las FARC ingresó a la Asamblea del Valle, en pleno corazón de Cali, y secuestró a doce diputados; en esta incursión murió el subintendente Carlos Alberto Cendales, quien vigilaba el edificio, y un conductor y un camarógrafo de RCN, que estaban cubriendo el hecho. Cinco años después, once de los diputados fueron asesinados en cautiverio.

 

“Este libro es un grito de defensa de la dignidad humana desde el dolor de las familias de los diputados del Valle del Cauca y desde el corazón de todos los impactados por uno de los hechos más desgarradores del conflicto armado colombiano”: 
Francisco de Roux, Presidente de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad


El CNMH presentará el próximo 23 de noviembre, en Bogotá, el primer ejercicio de memoria histórica sobre este hecho. “El caso de la Asamblea del Valle: tragedia y reconciliación”, es el nombre de este libro en el que los familiares de las víctimas, de la mano de investigadores del CNMH, reconstruyeron la memoria de sus seres queridos: de los 11 diputados asesinados en cautiverio el 2007 por las FARC (Alberto Quintero, Carlos Alberto Barragán, Carlos Alberto Charry, Edison Pérez, Francisco Javier Giraldo, Héctor Fabio Arizmendi, Jairo Javier Hoyos, Juan Carlos Narváez, Nacianceno Orozco, Ramiro Echeverry y Rufino Varela), del único sobreviviente de este hecho (Sigifredo López), y de las otras tres personas que murieron el día del secuestro (Carlos Alberto Cendales, Walter López y Héctor Sandoval) 

Este libro, como explica Gloria Restrepo, investigadora del CNMH, “es una creación participativa; es un conjunto de narraciones de familiares y amigos que desde la nostalgia reconstruyen las vidas de sus seres queridos ”. El texto transita por los testimonios de dolor de amigos y familiares, por el nuevo sentido que cobró sus vidas, por los desafíos que ha representado la búsqueda de la justicia y verdad, y por el acto de reconciliación que protagonizaron en el 2016, cuando las FARC les pidieron perdón por esta masacre. 

En “El caso de la Asamblea del Valle: tragedia y reconciliación”, está también su lucha por elevar este caso a un asunto de Gobierno y de país. Ellos fueron algunos de los abanderados de la propuesta de un acuerdo humanitario, que mantuviera viva la esperanza de la liberación de sus familiares, y lideraron innumerables movilizaciones ciudadanas con ese fin. En todos los escenarios, los familiares de los diputados siempre hicieron una invitación generosa a la reconciliación, y llevaron el reclamo interpelante de uno de los secuestrados: “no sé quiénes son más infames, si los que nos secuestran o los que nos olvidan”, dijo en cautiverio el diputado Juan Carlos Narváez.

 

“Durante el cautiverio de mi padre, las FARC también secuestraron nuestras vidas. Nuestros días cambiaron radicalmente. Mi madre siempre esperaba una llamada para reunirnos, para el acuerdo humanitario, o una llamada de mi papá”. 
Diana Echeverry, hija del diputado Ramiro Echeverry


Este libro es, también, un homenaje a la valentía de ellos, los sobrevivientes. Es una oportunidad de dignificar sus relatos, y de reconocer sus luchas y sus apuestas por el perdón, la resiliencia y la construcción de futuro. 

Este proceso de memoria histórica incluyó también la coproducción, con las familias, de 16 cortos documentales sobre las vidas de cada una de las víctimas. Además, se diseñó una galería que estará expuesta en la Asamblea del Valle desde el 10 de diciembre de 2018.

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Cali, Diputados del Valle, Semana por la Memoria

Serie documental “Somos más que 11” – Entrega VI: Héctor Fabio Arismendy Ospina

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Publicado

22 Nov 2018


Serie documental “Somos más que 11” – Entrega VI: Héctor Fabio Arismendy Ospina

El Centro Nacional de Memoria Histórica presenta el primer ejercicio de memoria sobre el caso de los diputados del Valle del Cauca, secuestrados y asesinados por las FARC. El protagonista de esta sexta entrega de la serie documental “Somos más que 11” es un avezado músico y abogado, que lideraba la orquesta de salsa “La Sabrosura”: el diputado Héctor Fabio Arismendy, asesinado en cautiverio. Esta es su historia.


En las imágenes que amigos y familiares conservan de Héctor Fabio Arismendy, diputado del Valle del Cauca secuestrado y asesinado por las FARC, casi siempre aparece él componiendo, formando grupos musicales, haciendo música y organizando conciertos. Al escucharlos, es difícil no preguntarse ¿cómo describir a Héctor: como músico o como político?

Cuando Arismendy se entregó por completo a la política, se sintió desilusionado. Hablar en público lo asustaba y sentía que su integridad física estaba en peligro. Incluso, pensó dejarlo todo para volver a la música. Pero no lo hizo.

Arismendy tenía solo 25 años cuando fue nombrado secretario de Gobierno Municipal de Cartago. Desde ese cargo, vivió la experiencia de “El Cartagazo”: una enorme manifestación que protagonizaron los habitantes de este municipio en 1983, exigiendo su derecho a tener servicios públicos. Después trabajó en las rentas departamentales, hasta que le anunció a su familia que se había lanzado al Concejo.

A partir de ese momento toda su familia y amigos se entregaron a la actividad política. “Le pusimos el pecho a esa campaña para ponerlo de primero. Distribuimos a Cartago por grupos que él llamaba ‘fogoncitos’, eran como 15 o 20. Y en medio de eso iba formando líderes que nos acompañaban. Y para completar, hacíamos ese trabajo a pie porque no teníamos vehículo”, recuerda su amiga Marlene Giraldo.

El novato concejal repitió curul. En una segunda campaña contaron como puntos a favor sus triunfos musicales y su encanto personal. Aunque en algún momento manifestó su desilusión, buscó un tercer período como concejal y probó sus capacidades después en Invías como secretario de transportes en momentos difíciles. Había conflicto con las empresas transportadoras y, por primera vez, tuvo que usar chaleco antibalas y camioneta blindada. Fueron seis meses intensos que terminaron con su aspiración a la Asamblea.

La política lo traía y llevaba como una dama exigente. Así debió pensarlo cuando tuvo que vencer su timidez frente al público y aprender técnicas de oratoria, para obtener un discurso con “calor humano”. Su amiga Olga Gómez le decía: “Párese así”, “hable así”, “suéltese que está muy rígido”, “mire al frente”, “que se vea convencido”, “hable con el corazón en la mano”. Así su voz y sus ideas configuraron una campaña con “calor humano” que lo llevó a la Asamblea. Pero esa curul de diputado, tan gozosamente celebrada, le costó todo.

“Yo veo a mi papá como un superhéroe”, dijo su hijo Juan Camilo, con seriedad. Y su hermano Sebastián describió así el cambio en su vida, luego de la muerte de Héctor Fabio: “Dejé de ser un niño, enfoqué todo en vengarme”. Años después, durante los diálogos de paz entre las FARC y el Gobierno, la vida puso a Sebastián frente a frente con la guerrilla. “Yo juré matarlos a todos cuando solo tenía 9 años. Sin embargo les dije que ya los había perdonado, y que también yo me había perdonado y por eso era libre y feliz. Pero ellos, como nunca lo había esperado, me escucharon con respeto y ponían atención a todas mis palabras. Al final Pablo Catatumbo nos dijo: ‘No nos enorgullecemos del asesinato de los diputados. Eso nunca debió pasar. Hoy hacemos un reconocimiento público y pedimos perdón. Ojalá ustedes nos perdonen”.

La  sabiduría musical de su padre –ese arte de combinar notas y silencios y convertirlos en armonía- dejó en Sebastián y en los suyos una huella imborrable.

Conozca el relato completo de la memoria de Héctor Fabio Arismendy Ospina descargando aquí el informe “El caso de la Asamblea del Valle: tragedia y reconciliación” y siguiendo la serie documental “Somos más que 11” que estaremos publicando hasta el 10 de diciembre.

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Diputados del Valle, Serie documental Somos más que 11

Investigación sobre Exilio continúa recorriendo el país

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Ricardo Robayo

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Ricardo Robayo

Publicado

22 Nov 2018


Investigación sobre Exilio continúa recorriendo el país

El proceso investigativo que culminó en el informe “Exilio colombiano. Huellas del conflicto armado más allá de las fronteras”, realizará cuatro nuevos talleres de socialización en las ciudades de Pasto, Medellín, Riohacha y Arauca. Con el apoyo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), estos espacios tendrán como propósito retornar los hallazgos y herramientas que se produjeron en esta investigación sobre el exilio colombiano.


Estos talleres son una necesidad para poder seguir llegando a las víctimas exiliadas retornadas al país que hicieron parte de la investigación, y, también, son una continuación de las socializaciones que se desarrollarán en el pasado mes de septiembre en Quito (Ecuador), Ciudad de Panamá (Panamá), Cúcuta (frontera colombo venezolana) y Bogotá.

Esta también será una oportunidad para que organizaciones, instituciones y otras personas que trabajan en el tema del exilio, conozcan y visibilicen esta problemática, sus enseñanzas, aprendizajes y reflejos de la migración forzada en Latinoamérica y el mundo. Así como aprovechar el cúmulo de herramientas pedagógicas que surgieron en el marco de este proceso investigativo, para que puedan ser utilizadas de manera autónoma en procesos de reconstrucción de memoria histórica desde los diversos territorios.

Las fechas de los próximos talleres son:

  • Riohacha, jueves 22 de noviembre 2018.
  • Medellín, martes 27 de noviembre de 2018.
  • Arauca (por confirmar).
  • Pasto (por confirmar).

Para mayor información sobre los espacios de socialización puede comunicarse al 3176610997 con Juan Pablo Luque Pinilla.

 

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Exilio


Exilio

Rechazamos atentado contra líderes de Santander

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Publicado

22 Nov 2018


Rechazamos atentado contra líderes de Santander

Tres líderes de Sabana de Torres fueron víctimas de un atentado, después de brindar acompañamiento a un grupo de desplazados. El CNMH hace un llamado para que se protejan las vidas y libertades de líderes y lideresas. Acompañamos a María del Socorro Abril Cediel, a su esposo Rosendo Duarte Ureña, y a Brians Harnache.


Ese día se encontraban acompañando a 33 familias, víctimas de desplazamiento forzado y falsos positivos, a quienes les quemaron sus viviendas en una vereda de Lebrija. En las horas de la noche se desplazaban en una camioneta de la Unidad Nacional de Protección (UNP) en busca de refugio, dado que habían recibido una amenaza el jueves 15 de noviembre y desde entonces no dormían en su vivienda. Ese sábado habían sido intimidados por personas que se movilizaban en dos motocicletas de alto cilindraje. En el desplazamiento identificaron un hombre en la carretera que hizo una llamada una vez se percató de la cercanía de la camioneta. Minutos más tarde el vehículo recibió tres impactos de bala.

María del Socorro y su esposo Rosendo fundaron en 1999 la Asociación de víctimas de desplazamiento forzado y desarraigo (Asodesamuba), la cual acompaña a 800 familias de Carmen de Chucurí, San Vicente de Chucurí, Sabana de Torres, Puerto Wilches y Barrancabermeja, en Santander, y de San Pablo, en el Sur de Bolívar. Brians Harnache, por su parte, es director de la Asociación para el Desarrollo Humano.

“Nosotros llevamos casos de falsos positivos, de restitución de tierras, de desplazamiento forzado y de denuncias ante la JEP. Esta situación es bastante preocupante, porque la policía dice por los medios que hay inconsistencias en los hechos, ponen en entredicho lo que decimos”, dijo María del Socorro al Centro Nacional de Memoria Histórica.

Esta líder tiene esquema de protección desde el 9 de junio de 2005, pero asegura que lo quitaron en 2017 sin justificación alguna: “Me dejaron solo un escolta contratado para estar en Barrancabermeja”. Afirma que no se consideró que en su trabajo como defensora de derechos humanos debe movilizarse continuamente.

El archivo de Asodesamuba, y que custodia María del Socorro y su esposo, documentan los hechos de violación a sus derechos y los de su comunidad, y los  procesos de resistencia que lideran, y lo conforman documentos como derechos de petición, respuesta y solicitudes en el proceso de reparación por desplazamiento forzado, las denuncias por amenazas, rutas de atención a víctimas, cartillas de derechos humanos, actas de reunión y documentos sobre los casos en los cuáles acompañan a otras víctimas. Este archivo hace parte del Registro Especial de Archivos de Derechos Humanos, del CNMH.

El Centro manifiesta todo su apoyo a María del Socorro Abril Cediel, a Rosendo Duarte Ureña y a Brians Harnache, y su incondicional respaldo a Asodesamuba y a la Asociación para el Desarrollo Humano. Reiteramos nuestro compromiso con la construcción de una memoria que dignifique el buen nombre de todos los líderes sociales que han sido víctimas del conflicto armado y por la defensa de la vida, las libertades y el pluralismo político de todos los defensores de derechos humanos en el país.

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Archivos DDHH, Asodesamuba, Defensores DDHH, READH, Sabana de Torres

Serie documental “Somos más que 11” – Entrega VII: Carlos Alberto Charry Quiroga

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Publicado

23 Nov 2018


Serie documental “Somos más que 11” – Entrega VII: Carlos Alberto Charry Quiroga

El Centro Nacional de Memoria Histórica presenta el primer ejercicio de memoria sobre el caso de los diputados del Valle del Cauca, secuestrados y asesinados por las FARC. En esta séptima entrega de la serie documental “Somos más que 11”, conocerá la historia del diputado Carlos Alberto Charry Quiroga: matemático, contador y político pragmático, que trabajó por el deporte y la tercera edad. Aquí su historia.


 

Durante cinco años las familias de los 11 diputados del Valle del Cauca, secuestrados el 12 de abril del 2002 por las FARC, acudieron a todos los actos públicos y privados que pudieron para obtener su liberación. Pero sus esfuerzos fueron inútiles. Ni las FARC, ni el Gobierno atendieron esa apremiante y angustiada demanda de libertad. El 5 de julio de 2007, una movilización ciudadana en Cali exigía a gritos la entrega de los cadáveres de los diputados que habían sido asesinados por la guerrilla.

Ese día, en un ambiente tenso por la indignación y el dolor, se escuchó la voz de Carolina Charry, hija de Carlos Alberto Charry, una de las víctimas, quien acusaba al Gobierno por no haber hecho lo suficiente para devolver con vida a los secuestrados por una guerrilla “sin ideales y cargada de injusticia y maldad”.

Cuando por fin pudieron enterrar sus cuerpos, Carolina veía cómo descendía el ataúd con su padre: “Todo el mundo lloraba menos yo. Pero cuando empezó a bajar ese féretro reaccioné y dije: ‘Esto es real’… y ¡uf!, me rompí. Lloraba y lloraba y dije algo así como ‘démosle un aplauso porque él fue siempre un gran ser humano’. Todo el mundo aplaudió”.

Las imágenes que Carolina conserva de su padre, están cargadas de afecto y admiración. Desde el detalle pintoresco de cuidar una cabrita herida en un lote del  barrio, o de disfrutar como niño los días que pasaban en familia en la finca, recogiendo piedras, criando cerdos y compartiendo el almuerzo con sus vecinos; hasta el hecho de haber guardado hasta el final del cautiverio dinero escondido en su cinturón, a la espera del día en que, ya libres, tuvieran que alquilar un carro para llegar a casa.

Carolina y su hermana Laura habían sentido esa grandeza de alma en las pruebas de supervivencia de su padre, en las que este hombre, con su vida en vilo, les manifestaba que estaba preocupado por su transporte a la universidad, por el portátil que les sería indispensable para estudiar o por los cursos de francés que deberían tomar.

Su principio, como político, era “todos somos iguales y merecemos vivir mejor”. Su interés en buscar soluciones antes que discursos políticos, y su pasión por ayudar, marcaron su vida política. Cada etapa de su ascenso hasta diputado, las cumplió con esfuerzo y con un invariable espíritu de superación para servir.

La espera de su familia comenzó con la voz tranquilizadora de Carlos Alberto, en una llamada que le hizo a su esposa Gaby el día del secuestro. “Todos los años de la vida pensamos que iba a volver. Todos los 31 (de diciembre) decíamos: ‘este va a ser el último año nuevo sin él’. Hicimos todo lo que pudimos para que volvieran”, contó Gaby.

Esa espera culminaría con la noticia de su muerte. Y su hija Laura anotó entristecida: “Mira cómo son las cosas, el asesinato fue el día de mi graduación como bachiller”. Ese día terminó la primera espera y comenzó la segunda: la de la entrega de los cadáveres. “Mi mamá todos los días iba a Medicina Legal y le decían ‘ya llega, ya llega’”. Los cadáveres llegaron en once bolsas, y desde el principio a Gaby puso su atención en la tercera. Después de las diligencias de reconocimiento de cajas dentales, ADN y huellas dactilares, Gaby volvió a preguntar: “¿quién era el número tres?” y el forense, después de revisar la lista oficial, le dijo: “Es Carlos Charry”. Había terminado la segunda espera.

Conozca el relato completo de la memoria de Carlos Alberto Charry Quiroga descargando aquí del libro “El caso de la Asamblea del Valle: tragedia y reconciliación”, y siguiendo la serie documental “Somos más que 11” que estaremos publicando hasta el 10 de diciembre.

 

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Diputados del Valle, Serie documental Somos más que 11

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