Etiqueta: Buenaventura

¿Y dónde es el partido?

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Autor

Harold García

Fotografía

CNMH

Publicado

01 Jun 2018


¿Y dónde es el partido?

El próximo 5 de junio se estrena por Señal Colombia la serie documental “¿Y dónde es el partido?”, donde se relata las historias de ocho comunidades del país  y sus resistencias en la guerra a través del fútbol.


Juan Reyes hace lo posible por ir gran parte de la semana al barrio Miramar, en Buenaventura, donde se desempeña como profesor deportivo, una labor que, advierte, “puede minimizar la violencia”. Porque a los jóvenes “se les inculca principios, valores y amor al deporte, para que puedan tener una oportunidad más adelante por medio de la disciplina deportiva”. Este hombre afro y sonrisa ancha, que fue jugador profesional en los años 90, reconoce que la ciudad de Buenaventura, una de las más violentas en el país, se puede transformar al crear espacios deportivos dignos donde los jóvenes puedan practicar y fomentar sus capacidades. “Si no tenemos escenarios donde los niños, niñas y adolescentes puedan jugar fútbol es muy difícil”.

Y es que el barrio Miramar, como muchos otros en el país, le otorgó a un rectángulo improvisado lleno de arena y polvo el nombre de cancha. Allí los niños corren tras la pelota aprendiendo de la mano del profesor Reyes cosas como el compromiso, el compañerismo y la amistad, obvio sin dejar nunca de divertirse, porque el fútbol es diversión, así sea sobre un tierrero asfixiante. Pero no siempre ha sido solo esparcimiento, o negocio, también el fútbol es utilizado, así como lo hace Juan Reyes, en una herramienta de organización comunitaria. Y sino que lo diga la serie documental ¿Y dónde es el partido?, que se emitirá entre el 5 al 15 de junio, de martes a viernes con repetición del 18 al 27 de junio a las 8:30 p.m. por Señal Colombia. Una producción audiovisual sobre ocho comunidades del país, donde se relatan sus historias de supervivencia en la guerra a través del fútbol.

Aquí los televidentes encontrarán en estas ocho historias soluciones alegres, porque el fútbol es felicidad, a problemas insolubles en la cotidianidad de las regiones: problemas de salud, falta de carreteras, exigencias de vías públicas, educación y justicia. Redimir las ausencias que les ha dejado el conflicto armado por medio de la organización social, que se ve catapultada en escenarios de integración como el fútbol, una adicción, patear la pelota como niños, que los ha llevado a construir procesos de concertación y unión.

Ocho capítulos conmovedores donde se ven las fortalezas de los sobrevivientes al conflicto armado por medio de un deporte tan popular como el fútbol. Hay dos capítulos de comunidades indígenas (Atshintujkua de la Sierra Nevada de Santa Marta y Bocas del Yí en Vaupés); dos de mujeres (Corocito en Arauca y Buenaventura); otro de la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC), comunidad ganadora del Premio Nobel Alternativo de Paz en 1990; uno de un árbitro en El Tambo (Cauca); y otro sobre la Fuerza Pública en Bogotá. Un recorrido geográfico a través de la importancia del fútbol para hacerle frente a la violencia. 

Ni el fútbol se salvó de la guerra

A pesar que el mundo cada cuatro años, por esta época, entra en la fiesta del fútbol a causa del Mundial, en estos territorios el fútbol nunca deja de ser un motor de empuje en la resolución de los problemas, pero también ha sido un punto de ataque por parte de los grupos armados. Por ejemplo en Corocito (Arauca) la guerra llegó vestida de infamia la noche del 8 de febrero de 2003. Los paramilitares del Bloque Vencedores de Arauca, al mando de alias el ‘Cantante’ y ‘Cero Tres’, se tomaron el pueblo y –amenazando, golpeando sembrando miedo- desplazaron a la comunidad dejando a su paso 12 personas asesinadas, entre los que se encontraban, en su mayoría, integrantes del equipo de fútbol de Corocito. “La idea era clara: fragmentar la comunidad y acabar con lo que más nos unía”, dicen los sobrevivientes que retornaron de nuevo a sus tierras.  

Algo parecido, desgraciadamente, sucedió con 12 jóvenes en Punta del Este, Buenaventura, a pocos metros del barrio Miramar. Una masacre que enlutó a la comunidad el 19 de abril de 2005. Los muchachos fueron engañados para jugar un partido de fútbol, por el que le pagarían 200 mil pesos a cada uno, pero en vez de encontrar un balón para patear y divertirse, hallaron la muerte. Según un vídeo de la Fundación Rostros & Huellas, “esta masacre fue llevada a cabo por estructuras de la estrategia militar encubierta de tipo paramilitar cuando se aplicaba la política de Seguridad Democrática”. 

Los indígenas de Bocas de Yí, en Vaupés, también se vieron afectados. Su comunidad era un lugar de paso constante por parte de la guerilla de las Farc. Así aprovecharon su poder violento para reclutar a los jóvenes de la zona, lo que, de paso, generó que se creara el estigma de que esa comunidad indígena era afín al grupo armado.

Tal vez la guerra ha sacado los momentos más degradantes de nuestra historia. Masacres, violaciones a los derechos humanos, desapasiones forzadas, secuestros, niños que han dejado su infancia por empuñar armas. Pero tanto dolor y resistencia impulsó a comunidades como la ATCC en La India (Santander) a promover la paz, a dejar a los civiles fuera de la guerra: “Ni con ustedes, ni con ellos; nosotros solos”, es el lema que han difundido desde el 24 de mayo de 1987, que se reunieron con la guerrilla de las Farc, con el objetivo de dejarles claro que ellos no harían parte de su guerra. Acto que después repitieron con los paramilitares al igual que con el Ejército Nacional. Esta gesta los llevó a recibir el Premio Nobel de Paz Alternativo en 1990. 

Algo en común que tienen estas cuatro regiones del país es que han encontrado en el fútbol la manera de afrontar las dificultades que impuso la guerra. Se han reunido alrededor del balón para fortalecer sus organizaciones sociales y para solucionar las indiferencias porque siempre será mejor que lleguen balones para divertirse que armas para matarnos. Y esto es lo que veremos este año en la serie documental ¿Y dónde es el partido?

“Llegar a esta zona cargado de balones no cargado de armas, si yo pongo a escoger a los jóvenes ellos van a escoger el balón”, concluye Juan Reyes.

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ATCC, Buenaventura, Cine, Fútbol

La lucha de Buenaventura

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Autor

Juan Camilo Gallego Castro

Fotografía

Juan Camilo Gallego/CNMH

Publicado

26 Jun 2018


La lucha de Buenaventura

Narcilo Rosero, líder del Comité del Paro Cívico de Buenaventura, recibió del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) los documentos de su archivo y los donó al Banco de la República para que la comunidad del puerto conozca una parte de su historia.


“¡Buenaventura se respeta, carajo!”, se lee en la camiseta verde de Narcilo Rosero. Se sienta en la mesa central del auditorio del Banco de la República de su ciudad y toma el micrófono por más de media hora. A su derecha hay 43 cajas blancas con cerca de 15 mil folios que conforman su archivo, en el que reposa información sobre los sindicatos y la lucha por el acceso al agua y los servicios públicos del puerto. “Queremos mostrar en qué estábamos todo este tiempo, queremos que la gente sepa que sí hemos hecho algo por Buenaventura, que no tuvimos el poder para modificar, pero hicimos cosas”, dice conmovido, señalando con su mano derecha las cajas.

Narcilo se refiere a todos los archivos -escritos, recortes de periódico, CDs y fotografías- que Myriam Loaiza le entrego, en representación del CNMH, luego de cerca de tres años en los que fueron digitalizados, descritos y puestos al servicio del público a través del Archivo Virtual de los Derechos Humanos (Ver: Sindicatos. Vendedores estacionarios. Reclamación de Servicios Públicos y Comité por la Unidad. Defensa y Salvación de Buenaventura).

Gersaín Díaz, del Centro de Historia de Buenaventura, dice en una carta: “Espero que con estos documentos nos ayuden a entender el valor que, quizá, no le habíamos otorgado a los archivos de Narcilo Rosero. Aquí está un tramo importante de la vida de Buenaventura”.

Al recibir de nuevo sus documentos, Narcilo expresa que ha tomado la decisión de entregar en custodia, inicialmente, una copia digital al Banco de la República, “para que la gente pueda tener acceso libre”, a la biblioteca pública de Buenaventura y a las bibliotecas de las universidades del Pacífico y del Valle del Cauca. Pero también espera que sea el Banco de la República quien conserve los originales. Al respecto, Yuly Ríos, gerente del Centro Cultural del Banco en Buenaventura, señala que “esta oferta de donación se pasará al comité de adquisiciones de Bogotá. Será este quien aceptará la donación”.

Para finalizar, Narcilo invita al líder Manuel Bedoya y a la familia de Temístocle Machado a que también donen sus archivos al Banco de la República y a las bibliotecas universitarias. Luego concluye: “La verdad es que es una satisfacción, mucha gente pensó que estaba perdiendo el tiempo y creando basura. Hoy es satisfactorio recibir documentos que son históricos, y ponerlos a disposición de Buenaventura. Siento que he cumplido la tarea”.

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Archivos DDHH, Buenaventura, Narcilo

CNMH rechaza asesinato de Temístocles Machado, líder social de Buenaventura

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Autor

Viviana Pineda Hincapié

Fotografía

Viviana Pineda Hincapié

Publicado

27 Ene 2018


CNMH rechaza asesinato de Temístocles Machado, líder social de Buenaventura

El día de hoy en las horas de la tarde, Temístocles Machado, líder social de la Comuna 6 de Buenaventura, fue asesinado. Declaraciones del medio de comunicación local ‘Redes Buenaventura’ afirman que “sujetos desconocidos llegaron a un garaje de su propiedad en la vía alterna interna de Buenaventura y le propinaron dos disparos”.


“Don Temis”, como le decían en las calles, fue uno de los líderes que recibió más amenazas en el Valle del Cauca. Durante años promovió procesos de reclamación de tierras en las comunas 5 y 6 de Buenaventura, que han sido afectadas por los procesos de despojo o desplazamiento. Se resistió a la ampliación portuaria en el barrio Isla de la Paz y a la presión de los grupos armados por controlar este territorio.

Al conocer los hechos, el Comité del Paro Cívico de Buenaventura emitió un video declarándose en Asamblea Permanente. “Rechazamos, ante el pueblo colombiano, los atentado contra todos los líderes y lideresas de esta ciudad”, afirmó Adriel Galván, uno de sus integrantes.

Así mismo, otro miembro del Comité describió a Temístocles como “un líder social defensor de la tierra, del agua y de temáticas fundamentales de Buenaventura como la educación y la salud”. Y la Asociación de Pescadores Artesanales y Acuicultores de Colombia ANPAC conminaron al gobierno nacional a que resuelva de inmediato el estado de confinamiento en el que se encuentra el distrito de Buenaventura: “Seguiremos firmes por la paz y la reconciliación y nos solidarizamos con el dolor que embarga a toda su familia”, afirmaron en un comunicado.

 

La violencia en Buenaventura ha estado asociada a la realización de los megaproyectos, obligando a sus habitantes a abandonar sus casas. Esta lucha se ve reflejada en el Fondo Documental ‘Comuna 6 Buenaventura. Temístocles Machado’ que hace tres años este líder comunitario donó al Centro Nacional de Memoria Histórica y que puede ser consultado en el Archivo Virtual de Derechos Humanos del CNMH www.archivodelosddhh.gov.co.  Dentro de las múltiples acciones documentadas, se encuentran los procesos penales por invasión de territorios en contra de la comunidad, demandas, reclamaciones de servicios públicos, proyectos y propuestas en torno al plan de manejo ambiental Vía Alterna – Interna.

 “Él siempre se mostraba complacido de decir que ya no tenía que andar con su archivo, con el que hacía sus reclamaciones,  debajo del brazo, sino que ya lo tenía digitalizado y que con eso podía ayudar a más personas a luchar por sus derechos”, recuerda Margoth Guerrero, directora del Archivo Virtual de DDHH del CNMH, quien repudió este asesinato.

De la misma manera, Vladimir Rodríguez, coordinador de la estrategia de Participación de Víctimas del CNMH, recuerda a Machado de la siguiente manera: “Fue un líder que siempre buscó la concertación y  el diálogo, y quien aún en los momentos más difíciles de la negociación mantenía el buen humor y defendió siempre los intereses de su pueblo”.

El Centro Nacional de Memoria Histórica rechaza este hecho, se solidariza con el dolor que hoy embarga a Buenaventura y se suma a las voces que hoy piden esclarecimiento y medidas urgentes para proteger la integridad de los líderes sociales del país.

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Bogotá rindió homenaje a Temístocles Machado

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Autor

María Paula Durán

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María Paula Durán

Publicado

02 Feb 2018


Bogotá rindió homenaje a Temístocles Machado

La noche del 31 de enero, la plazoleta del Rosario, en Bogotá, se iluminó con cientos de velas que acompañaron a Temístocles Machado, líder social de Buenaventura quien fue asesinado el pasado sábado 26 de enero.


La iniciativa “Mil puntos de luz” fue creada por la ciudadanía como rechazo al asesinato sistemático de líderes sociales que, como Temístocles, trabajan  diariamente por la defensa de los territorios ancestrales y la protección de los derechos humanos de las comunidades que los habitan. El acto simbólico también se desarrolló en Buenaventura, Cali y Medellín.

Lo que está sucediendo con los líderes sociales en Colombia, es un fenómeno que prende las alarmas para todos los sectores, teniendo en cuenta la coyuntura política – implementación de los acuerdos de paz, campañas políticas- que atraviesa el país. En noviembre de 2017, la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), informó a través de un comunicado su preocupación ante el aumento en los asesinatos y amenazas contra los defensores de los derechos humanos y los líderes comunitarios en la región de la costa del Pacífico de Colombia.

Hablamos con 5 ciudadanos que acompañaron la acción simbólica en la plazoleta del Rosario, sobre lo que significa para ellos este fenómeno.

Jesús Andrés Mena, 21 años
Para mí es muy importante la defensa y protección de nuestros derechos y los derechos de los pueblos de los cuales viene nuestra descendencia. No por vivir en la ciudad soy ajeno a este tipo de situaciones. Este es un sistema que siempre nos ha mantenido oprimidos, en el momento se alza la voz en contra de esas opresiones, se inventan métodos para que la gente no reaccione. Por eso estoy acá, debemos demostrar que no tenemos miedo. […] En nuestros días encontramos muchísimas distracciones en nuestro contexto, debemos tomar consciencia de que vivimos en un mundo de opresiones y hay que luchar por nuestros derechos.

Jenny Paola Santander, 32 años
Acá estamos haciendo lo mínimo. Por la memoria, por tratar de construir un elemento simbólico ante una resistencia, una lucha, un trabajo de base que es una defensa por el territorio, por lo comunitario. Esto es un mínimo reconocimiento ante quien lucha día a día y quien no tiene el respaldo, ni todas estas luces, ni todo el acompañamiento. […] La sociedad ha respondido con una violencia implícita, arraigada en nosotros y de esa misma forma una forma de ignorar: porque es diaria, porque ya no importa, porque es lejano para la ciudad. […] Hay que creer, hay que unirse y apoyarnos entre todos. En la lucha diaria, en la voz diaria, en el divulgar, en reconocer, en construir elementos simbólicos como una luz hace parte del proceso de, no solo perdonar o sanar, sino también de empezar a hablar y trabajar. No sé si esto va a cambiar, pero hay que empezar y unir fuerzas, es un inicio siempre.

Juan Manuel Amaya, 48 años
Estoy aquí haciendo acto de presencia. Me da rabia la indiferencia del Estado, la indiferencia de mucha gente. Yo creo que con voluntad se puede hacer mucho y es la voluntad la que no se ha visto. Es el silencio por parte de los candidatos a congreso, a la presidencia. […] O realmente hay una voluntad de cambiar la cultura política del país en todas partes o es a medias, y a medias no ha funcionado. Hay muchas causas, hay muchos actores, pero lo que no puede haber es esta falta de interés por parte del Estado y por parte de la ciudadanía. Espero que este tipo de reuniones ayuden a movilizar a la gente. Hay que exigirle a los políticos que quieren nuestro voto que se manifiesten al respecto.

Carlos Santos, 31 años
Todos los días, desde que se levantan hasta que se acuestan, nuestros líderes sobreviven en un ambiente de miedo, de zozobra, de discriminación, en un país que no permite la diversidad cultural como lo establece la constitución y se lo pierden porque en la diversidad hay tantas riquezas. […] Debemos seguir visibilizando estas pequeñas acciones que estamos haciendo. Tenemos que quitarnos la venda de los ojos, que viaje a todos los lugares, unirnos desde las casas, que se movilicen, que se pellizquen, que hagan algo.

Amanda Hurtado, 28 años
Nos reúne, dirían en lengua palenquera un lumbalú, un dolor colectivo de ver cómo hay un exterminio sistemático a las personas y a los procesos que han venido defendiendo. Sobre todo el derecho a la vida y el ejercicio del ser dentro de los territorios ancestrales o los territorios que desde hace décadas son ocupados por campesinos. Uno siente una complicidad institucional donde pareciera que los muertos no dicen nada. Lo que justamente revelan es un exterminio sistemático, pero con cierta población, poblaciones que están ubicados de forma estratégica en el territorio. El asesinato de Temístocles lo demuestra. Los territorios ganados al mar hoy están siendo un problema para la ampliación del puerto de Buenaventura.

Para las comunidades negras el asesinato de líderes significa “romperlos” y generar miedo y dolor. Al romperlos se rompe la estructura organizativa y comunitaria y por ende se desmorona la comunidad. Sin embargo, al haber tantos muertos yo creo que esto va a generar una respuesta colectiva más fuerte porque ya nos han robado hasta el miedo, y como ya nos robaron hasta el miedo creo que la comunidad de Buenaventura podrá seguir en la defensa y lucha de sus territorios ganados.

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Buenaventura, Étnico, Líderes Sociales

¡Ganamos tres reconocimientos en el Premio Nacional Alejandro Ángel Escobar!

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Romel Rojas Rubio

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Romel Rojas Rubio

Publicado

09 Oct 2018


¡Ganamos tres reconocimientos en el Premio Nacional Alejandro Ángel Escobar!

Nuestra investigación “Aniquilar la diferencia”, sobre las afectaciones diferenciales a los sectores LGBT en la guerra, ganó el premio principal en la categoría Ciencias y Solidaridad. Además recibieron mención de honor los informes “La palabra y el silencio” y “Buenaventura: Un puerto sin comunidad”.


La Fundación Alejandro Ángel Escobar, que desde 1954 trabaja por impulsar la investigación científica y los programas de desarrollo social del país, le otorgó al Centro Nacional de Memoria Histórica el reconocimiento principal del Premio Nacional Alejandro Ángel Escobar, en la categoría Ciencia y la Solidaridad, por el informe “Aniquilar la diferencia. Lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas en el marco del conflicto armado colombiano”. Para los jurados, esta investigación “muestra una experiencia acumulada en la manera de investigar y una forma madura de construcción de la memoria histórica”.

Este es un reconocimiento a la labor del equipo investigador, que durante los años 2014 y 2015 abordó una deuda histórica del país en términos de memoria. Como lo explica Nancy Prada, coordinadora del informe, “aunque existían documentaciones sobre la población LGBT, ningún proceso de memoria de esa dimensión se había concentrado en estas víctimas y menos desde la institucionalidad”.

A través de la voz de un grupo de víctimas lesbianas, gays, bisexuales y trans, que de manera valiente y resistente emprendieron a través de entrevistas y talleres la construcción de sus memorias, el informe plantea diferentes caminos en torno a la pregunta: ¿qué ha significado apartarse de las normas de género y sexualidad, y vivir en medio del conflicto armado colombiano? En primer lugar, indaga sobre los márgenes sociales de las comunidades y los individuos reconocidos como sujetos de derecho en procesos de memoria. Como se relata en el informe, “no todas las personas que conforman una comunidad tienen la misma posibilidad de hablar, ni todas las vidas son susceptibles de ser lloradas”.

Otra idea primordial que surge en esta investigación es que los diferentes actores del conflicto, más allá de las motivaciones económicas, militares o políticas, se han propuesto imponer un orden moral en los territorios. Así, aunque la homofobia no haya surgido como consecuencia del conflicto armado, todos los actores sin excepción compartieron el desprecio a las personas LGBT.

Este premio reconoce la importancia de la línea de investigación en memoria histórica con enfoque de género y, particularmente, con las víctimas de sectores LGBT, para quienes la paz no será posible si persisten las condiciones de segregación y violencia estructurales a las que se enfrentan. “Es un espaldarazo para que los equipos de investigación que abordamos estas temáticas sigamos adelante con el trabajo, porque el país lo necesita hoy más que nunca”, afirma Nancy Prada.

También recibieron mención especial el informe “La palabra y el silencio”, que revela que entre 1977 y 2015 fueron asesinados 152 periodistas colombianos por razón de su oficio, particularmente en las regiones. Y la investigación  “Buenaventura: Un puerto sin comunidad”, que esclarece la magnitud, la localización y la compleja dimensión de las dinámicas violentas esa región.

La ceremonia oficial de premiación es este 10 de octubre en el Museo Nacional de Colombia, en Bogotá. Se otorgarán cuatro premios y once menciones de honor, elegidas entre 134 trabajos postulados en ciencias y 48 instituciones en solidaridad.

Los invitamos a consultar los informes en los siguientes enlaces:

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Buenaventura, LGBTI, Periodistas asesinados, Premio Nacional Alejandro Ángel

El pueblo negro entre poema y canción

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Daniel Sarmiento

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Daniel Sarmiento

Publicado

21 May 2019


El pueblo negro entre poema y canción

Hoy, Día Nacional de la Afrocolombianidad, resaltamos las distintas narrativas orales y sonoras que intentan contar las historias de desigualdad y resiliencia nacientes de un panorama en el que el 10% de la población víctima del conflicto en Colombia se reconoce como negra, afro, raizal y palenquera. Los departamentos más afectados han sido Nariño, Chocó, Valle del Cauca, Antioquia y Cauca, en ese orden.


“/Hablé con mi padre llorando decía/
/Que él en el campo, aunque pescado boliao comía/
/y ahora en la ciudad pasa penitencia/ La gente lo mira como una triste telera/
/Y si va por la calle le dicen: “allá va el desplazado”/
/ Y él no es culpable de todo lo que ha pasado/
/Su amor y su vida al campo se lo ha dedicado/

Escúchelo completo aquí.

La anterior es la primera estrofa de un currulao llamado “De mi tierra no me quiero ir”, que hace parte del compilado musical “Tocó Cantar”. Su percusión está llena de alegría, pero la letra parece no entender ese agite. En la canción, suenan un clarinete y un saxofón que se fusionan melódicamente con un piano sin mucho protagonismo. Entre los tres hacen una invitación a procesar este mensaje a través del baile. Tiene dos voces: la primera es de Yonier Palacios y la segunda es de Maribel Blandón. Un par de jóvenes chocoanos, nacidos en el corazón de Quibdó, que escribieron esta canción para intentar poner en palabras las emociones y frustraciones del día que tuvieron que salir huyendo de sus casas.

El pueblo afro en Colombia ha sufrido de asesinatos, masacres, desapariciones, secuestros, torturas, hostigamientos, entre otros. Pero el desplazamiento forzado ha sido el mayor de los hechos victimizantes a los que se le los ha sometido. La Corte Constitucional señaló en el Auto 005 que las razones de este fenómeno se relacionan con una exclusión estructural que viene de tiempo atrás y que lo pone en una situación de marginación y vulnerabilidad.

Adicionalmente, la Corte menciona la existencia de procesos mineros y agrícolas en muchos de sus departamentos, que imponen fuertes tensiones y favorecen el despojo. Por otro lado, la carente protección jurídica e institucional de los territorios colectivos que les pertenecen ha estimulado la presencia de actores armados que amenazan a la población para que abandonen estos espacios.

Poesía contra el olvido

Saliendo de Quibdó y descendiendo por la Costa Pacífica encontramos a Tumaco, en el departamento de Nariño. De este lugar es Yolima Palacios, una poetisa empírica que armada de voz y fuerza le declama su historia a todo el que quiera oírla:

“Yo le pido a mi Dios que perdone mis pecados,
pero que también perdone a los que sangre han derramado
que un día 4 de septiembre, un gran daño me han causado
arrancando de mi vida uno de mis hijos amados.
Ese ser tan especial
que había nacido de mi vida,
y en el año 2012 yo sentí que me moría
me habían cortado las manos
era lo que yo sentía
porque de mis 5 hijos era uno de mis alegrías…”

Escúchelo completo aquí.

Ese hijo que el conflicto le arrebató era su adoración. Cuenta que era cariñoso, atento, le ayudaba con las tareas de la casa, le compraba el mercado y en general estaba pendiente de lo que ella necesitara. Yolima, junto a otras víctimas que decidieron volver sus dolores poesía, hizo un compilado de narrativas sonoras llamado “¡Y yo levanto mi voz!: Memorias de resistencia y paz en Tumaco.

Nariño, por su ubicación geográfica, ha resultado de interés particular para los actores armados. Como corredor estratégico es necesario para el desarrollo de actividades comerciales, pero también atrae la activación de negocios ilegales como el contrabando, el tráfico de armas y estupefacientes.

Para mantener vivas sus tradiciones, sus saberes ancestrales y las lecciones aprendidas en medio de la confrontación armada, los nariñenses y en general los pueblos afro han hecho uso de la poesía. Los versos sostienen sus relatos en el tiempo.

Alabaos para un duelo

La guerra nos ha dado poco tiempo para las despedidas y para las mujeres negras dar el último adiós tiene toda importancia. A través de los alabaos, encontraron un camino para conectarse con sus muertos y dejarlos seguir el viaje. Los alabaos se hacen en grupo, generalmente entre tres o más mujeres. Una de ellas lidera ese canto a capela que tiene llanto y resignación al mismo tiempo:

/Adiós primo hermano, primo hermano adiós/
//Me voy y lo dejo solito con Dios//

Luego vienen las demás, que responden con el mismo verso y en coro:
/Adiós primo hermano, primo hermano adiós/
//Me voy y lo dejo solito con Dios//

Escúchelo completo aquí.

Este canto en particular es de la iniciativa de memoria “Alabaos de madres por la vida”, que surgió en el 2007 para visibilizar las distintas victimizaciones en el marco del conflicto armado en Buenaventura. El CNMH, en su informe “Buenaventura: un puerto sin comunidad”, reveló cifras escandalosas sobre la realidad de este puerto a manos de los diferentes actores armados que operaban en la región:

  • 26 Masacres entre 1995 y 2013.
  • 153.000 personas desplazadas desde 1990. La urbe con el mayor índice de desplazamiento interurbano.
  • 4.799 Homicidios entre 1990 Y 2012.
  • 475 personas dadas por desaparecidas.

Los grupos afrodescendientes de Chocó, Valle del Cauca, Cauca, Nariño, Quindío, Sucre, La Guajira, Córdoba y Bolívar se han convertido en el foco de todo tipo de violaciones a los derechos humanos, pero sus pobladores y pobladoras se han aferrado a la oralidad para reinventarse, fortalecer su tejido social y visibilizar sus formas de resiliencia, orientadas a la protección de los derechos colectivos y a la permanencia en los territorios rurales y urbanos.

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Afrodescendientes, Buenaventura, Chocó, Conflicto Armado, Día de la Afrocolombianidad, Música colombiana, Nariño, Pacífico, Racismo, Tocó Cantar

Rechazamos amenazas a lideresas de Buenaventura

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Autor

María Paula Durán

Fotografía

María Paula Durán

Publicado

20 Jun 2019


Rechazamos amenazas a lideresas de Buenaventura

El Centro Nacional de Memoria Histórica rechaza enfáticamente las amenazas en contra de las lideresas del Proceso de Comunidades Negras (PCN) de la Regional Palenque el Congal de Buenaventura y representantes de la Mesa de Mujeres del Paro Cívico, Yency Murillo Sarria y Mary Cruz Rentería Mina, quienes el pasado 10 de junio de 2019 recibieron un mensaje de texto amenazando contra su vida.


Las lideresas que históricamente han venido representado las problemáticas de la comunidad bonaverense y, que son partícipes de procesos de reconstrucción de la memoria histórica, son mujeres que han defendiendo los derechos humanos de la comunidad negra y las mujeres afro en Buenaventura desde hace aproximadamente 10 años.

Actualmente el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) está trabajando con la comunidad a las que pertenecen las lideresas en dos acciones: uno es la sentencia de reparación simbólica en pro de los derechos territoriales del consejo comunitario del río Yurumanguí, y la segunda es el apoyo en la construcción social del lugar de memoria de Buenaventura, que surgió en el marco de los acuerdos en 2017 con el Paro Cívico de Buenaventura.

La guerra que vienen librando bandas postdesmovilización como El Clan del Golfo, La Empresa y La Local y las disidencias de las FARC como el Frente Unido del Pacífico y la Columna Móvil Jaime Martínez por el control del territorio y las rutas del narcotráfico, han agudizado la violencia en los últimos meses. Estas acciones, continúan perpetuando la violación de los defensores de derechos humanos y el ejercicio de la ciudadanía.

Así mismo, somos enfáticos en rechazar los nuevos hechos de violencia que se han venido presentado en el puerto con las recientes desapariciones y la aparición de cuerpos desmembrados en la zona de baja mar, las cuales continúan siendo parte de la violencia sistemática que históricamente ha vivido el puerto de Buenaventura.

Hacemos un llamado a las autoridades locales y nacionales para que se garanticen los derechos a la vida, la protección y la participación ciudadana en el puerto, teniendo la certeza que el camino para superar la polarización y la violencia debe estar sostenida en asegurar los derechos humanos y fundamentales de nuestros líderes sociales.

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Buenaventura, Líderes Sociales, Museos Amenazas, Sentencias

Ritmo del Este: música para la memoria y la paz en Buenaventura

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Juan José Toro

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Juan José Toro

Publicado

16 Oct 2019


Ritmo del Este: música para la memoria y la paz en Buenaventura

El Museo de Memoria de Colombia inauguró su exposición “Voces para Transformar a Colombia” en Cali con música de Ritmo del Este de Yurumanguí, un lugar donde la memoria, el dolor, la esperanza, el baile y el canto se convierten en uno solo. Un evento lleno de tradición, emotividad y el mensaje de una comunidad que se arraiga a su tierra a través de las expresiones culturales tradicionales.


El lanzamiento de la exposición “Voces para transforma a Colombia en Cali” nos permitió reconocer algunas de las manifestaciones culturales tradicionales del Pacifico colombiano, traídas desde Buenaventura y el río Yurumanguí. Los alabaos y los arrullos eran parte de un proceso de memoria que recoge a generaciones adultas que se desplazaron hacia Buenaventura en épocas de violencia. Ahora, junto a sus renacientes, representan a través de la música, los ejercicios de reconstrucción de la memoria que aportan a la reconciliación de una sociedad herida por el conflicto armado.

La comunidad negra de Yurumanguí vive entrando en lancha por el río a unos 60 kilómetros. La primera vereda es Barranco y la última Juntas, a 120 kilómetros de Buenaventura. Han afrontado diferentes hechos victimizantes: desplazamientos forzados para salvaguardar su vida de los enfrentamientos armados; confinamientos al no poder desplazarse libremente por el río para desarrollar sus actividades económicas, y asesinatos selectivos a sus líderes y representantes más importantes. Hechos que han dejado huellas dolorosas en su memoria colectiva.

Uno de los hechos que más los marcó como comunidad fue la masacre de la vereda El Firme, en donde el Bloque Calima de las AUC asesinó a siete personas de la comunidad y quemó sus casas, lo cual repercutió en la desaparición total de esta en el río.

Algunos de los miembros de este grupo paramilitar aceptaron, en versión libre, que el objetivo era desviar la atención de las Fuerzas Militares, por una masacre que ya habían cometido días antes en el río Naya y en la cual resultaron capturados algunos de sus integrantes. A través de mensajes en las paredes de la vereda quisieron culpar a las Farc de lo ocurrido.

Así, en medio de este contexto, la música se convierte en una herramienta de defensa del territorio y  salvaguarda sus tradiciones. En Yurumanguí afirman que la música es una de las cosas que el conflicto no les ha podido arrebatar. Al contrario, se ha fortalecido como una estrategia de resistencia y visibilización de sus vivencias en el territorio.

Alba Elena Aramburo, reconocida matrona de Yurumanguí, desde que llegó desplazada al barrio Punta del Este en Buenaventura se propuso enseñar en las nuevas generaciones que crecían lejos de su río, el amor por su territorio y sus prácticas tradicionales. Durante años ha creado agrupaciones musicales con niños y jóvenes, miembros de su familia cercana y extensa, hijos, nietos, sobrinos y vecinos, todos de origen yurumanguereño, a quienes ha transmitido a través de sus letras, sus vivencias en el río para que nunca olviden su arraigo a este territorio.

Hoy en día, doña Alba Elena sigue siendo parte del Consejo Comunitario de la Cuenca del Río Yurumanguí. También cuenta con un semillero musical llamado Mar Abierto. De pequeños desarrollan sus habilidades musicales y aprenden sobre la historia de su comunidad y territorio. Ya convertidos en jóvenes pasan a ser parte de Ritmo del Este, una reconocida agrupación musical que ha participado en importantes festivales como Cantores de río en Buenaventura, el Petronio Álvarez en Cali, y otros escenarios como en esta oportunidad, en la exposición Voces para Transformar del Museo de Memoria de Colombia en el Museo La Tertulia. Una manera de llevar su voz, sus historias y su cultura a través de la música en el Valle del Cauca y el país.

Una de las interpretaciones más importantes de Ritmo del Este es “En memoria de mis muertos”, una canción que narra los hechos victimizantes vividos en el territorio, la cual se convierte en un homenaje a aquellos que ya no están. Néstor Castro Aramburo, director de Ritmo del Este e hijo de Alba Elena Aramburo conto que “es una manera de no olvidar lo sucedido y de recordar a quienes ya no están en vida, pero que su memoria nos sigue acompañando”.

Entonan también con especial cariño “Colonia Yurumanguireña”, que refleja el lazo afectivo que permanece entre el rio y la zona urbana y la profunda conexión con su paraíso en la tierra. Doña Alba busca que su música lleve un mensaje de paz y de transformación para la protección de su pueblo, y por eso entona “Paz para Colombia”, una solicitud formal que hacen al Estado colombiano para ponerle un alto a la violencia y avanzar en la construcción y mantenimiento de la paz en los territorios.

Estas iniciativas de memoria, que se han gestado autónomamente en los territorios, son la base de una relación en doble vía establecida por el Museo de Memoria de Colombia. Acciones que permiten comprender y expresar públicamente la memoria que las víctimas han reconstruido en sus regiones, trascendiendo al ámbito nacional e internacional.

El Museo de Memoria de Colombia es un proyecto de país, pues trasciende sus propuestas museográficas, culturales, educativas, artísticas y comunicativas por toda Colombia, a través de la integración y relacionamiento constante con las comunidades y sus  esfuerzos por contar lo que han vivido y transformarlo en mensajes de paz y esperanza.

Experiencias como esta siguen motivando la construcción del Museo y nos brindan aprendizajes que aportan a la creación de escenarios de visibilización y transformación social, liderados por las víctimas.

Si quieren participar de eventos similares, consulten la programación completa.
 


Buenaventura, Museo de Memoria de Colombia, Museo la Tertulia, Ritmo del Este, Yurumanguí

Así vivimos el Museo de Memoria de Colombia en Cali

Noticia

Autor

Edwin Cubillos

Fotografía

Edwin Cubillos

Publicado

19 Nov 2019


Así vivimos el Museo de Memoria de Colombia en Cali

Luego de haber presentado durante un mes la exposición Voces para transformar a Colombia en Cali, el Museo de Memoria de Colombia se prepara para su construcción física que iniciará en el 2020 en Bogotá.


Acercar las historias de vida de millones de víctimas de conflicto, así como las formas en que han podido sobrellevarlo, es uno de los mandatos misionales del primer museo a nivel nacional que está destinado para la reparación simbólica de la víctimas de un conflicto de más de 60 años. Bajo esta premisa, Cali vivió la exposición “Voces para transformar a Colombia”  que junto a una programación artística, académica y cultural, tuvo lugar en el Museo La Tertulia en el marco de la temporada ‘Luz para la memoria’.

Durante un mes, más de 10.000 asistentes pudieron conocer en las instalaciones del museo más importante de arte moderno de Cali, una exposición que contó las voces de personas que habitan regiones como el Catatumbo, la Sierra Nevada de Santa Marta, el Magdalena Medio, Cauca, Caquetá y Putumayo. En esta edición, la Costa Pacífica tomó gran protagonismo, pues cantantes, narradores, muralistas, actores y bailarines compartieron la forma en que entienden su historia, su territorio y sus comunidades a través de lenguajes propios.

 

El cierre de la exposición, que inició el 26 de septiembre y finalizó el 27 de octubre, mostró cómo el hip hop puede ser una herramienta que visibiliza y protege los derechos humanos. Artistas como El Escribiente de Tumaco, Miller Landy &  Xnew de Lloró, Chocó; El Javi & Valentina de Buenaventura y Cynthia Montaño y su banda de Cali le cantaron a la vida, a la esperanza, contra el racismo y la violencia sobre las mujeres. Más de 200 asistentes participaron de este concierto.

Un museo para los colombianos

Más de 53 eventos compartieron el mensaje de un museo vivo, inclusivo y participativo. Conversatorios con invitados nacionales e internacionales, muestras audiovisuales, obras de teatro, narración oral, muralismo, cantos y poesías fueron la excusa por la cual miles de ciudadanos, artistas y víctimas clamaron a la sociedad por un alto al conflicto armado. El Museo de Memoria de Colombia es un escenario en donde los relatos se vuelven una polifonía por la paz.

“Las actividades pedagógicas y culturales que se desarrollaron en los 32 días de la exposición reflejaron la diversidad de la región, dieron espacio a diálogos plurales e hicieron que los visitantes se divirtieran, y al mismo tiempo se cuestionaran y reflexionaran sobre las dinámicas violentas y las posibilidades que tenemos como sociedad para superarlas.  El buen balance que realiza el Museo de Memoria fue posible al gran compromiso de varios equipos de trabajo y el apoyo de muchas personas e instituciones; nos alegra profundamente que la colaboración en la diversidad incluyó tanto aquello que vimos y vivimos, como aquello que no se observa a primera vista de la exposición”, afirmó Rafael Tamayo, director del Museo de Memoria de Colombia.

Las organizaciones de víctimas fueron quienes en su mayoría impulsaron estos eventos. Los familiares de los diputados del Valle, Santa María Fundación,  Asociación de Familiares de Víctimas de Trujillo, el  Colectivo Rostros y Huellas y la  agrupación Teatro por la Vida de Buenaventura, el  Teatro por la Paz Tumaco, Representantes del Consejo comunitario de Yurumanguí de Buenaventura, la Minga Muralista del Pueblo Nasa, los Guardianes del Río Atrato, Agrupación Integración Pacífica y la Casa Cultural del Chontaduro fueron solo algunos de quienes participaron en acciones memoriales, conversatorios y muestras artísticas.

“Trabajar junto al Museo de la Tertulia fue determinante, pues permitió que la relación entre el arte, la memoria y las expresiones culturales locales tuvieran una plataforma donde visibilizar proyectos de largo aliento. “Es una exposición muy rica en recursos narrativos que nos muestra una Colombia narrada desde las mismas víctimas y su diversidad. Los museos tenemos un papel muy importante, hay que resaltar cómo el artista de hoy habla y tiene un discurso alrededor de lo que lo toca: el medioambiente, las problemáticas sociales. Desde La Tertulia es una apuesta misional, somos un museo que contribuye a la transformación y el diálogo desde el arte, desde la reflexión crítica que nos compete como seres humanos”, afirmó Ana Lucía Llano directora del Museo La Tertulia.

Un museo para la educación

Poner en discusión la memoria como un tema transversal en distintos contextos abre la posibilidad de mirar el pasado, reflexionar y conversar sobre lo que está en nuestras manos, en el presente, para construir un futuro distinto. Colegios de distintas comunas y estudiantes universitarios participaron en recorridos guiados en los que se tuvo en cuenta de forma diferenciada sus edades. Con ellos se emplearon distintas estrategias para comprender cómo han vivido el conflicto armado, luego cómo lo han vivido otras personas y cómo podemos proponer ideas para la construcción de paz.

“Asistieron en promedio unos 3.000 estudiantes con 300 profesores acompañando. Es una zona que hace mucho requería una exposición que abordara estos temas, con la vocación del Museo pudimos escucharnos y aquí reside su valor”, afirmó Juan Ricardo Barragán, coordinador del equipo de educación de Museo.

El futuro del Museo de Memoria de Colombia

Después de una caravana por Colombia, en la que recorrimos Villavicencio, Cúcuta y Cali, el museo seguirá trabajando para poder ofrecer una experiencia similar en la Costa Caribe colombiana, además de construir su edificio sobre la Calle 26 en Bogotá y abrir sus puertas en 2021. Este será un corazón que desde Bogotá se conectará con otros sitios y lugares de memoria del país, trabajará de la mano con colegios, universidades, centros de pensamiento, organizaciones sociales y líderes sociales. En él, víctimas, sobrevivientes del conflicto y ciudadanos podrán encontrar un espacio en el que la conversación, el disenso y la reflexión sean mecanismos que permitan pasar uno de los capítulos más duros como nación.

Publicado en Noticias CNMH



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