Etiqueta: Colombia

La incertidumbre más grande

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

Álvaro Cardona para el CNMH

Publicado

29 May 2015


La incertidumbre más grande

La desaparición forzada en Colombia, un crimen de lesa humanidad, ha sido una forma de victimización presente a lo largo del conflicto armado y cuyas víctimas se cuentan por miles. Este fenómeno no ha sido aislado o aleatorio, al contrario, ha sido calculado y llevado a cabo sistemáticamente como una práctica de terror y al mismo tiempo de ocultamiento de los crímenes.

¿Quiénes han sido los perpetradores? ¿Quiénes y cuántas las víctimas? Pero más importante ¿quiénes han sido los protagonistas de la lucha contra la desaparición y cuál ha sido el papel de la sociedad y cuál la deuda del Estado para reparar y esclarecer los casos? En Conmemora Radio conversamos a propósito de la Semana del Detenido Desaparecido que acaba de pasar, sobre estos interrogantes y más contenidos, entrevistas y testimonios sobre la desaparición forzada en Colombia.  Escúchennos hoy a través de la emisora 106.9 fm Bogotá a las 6:00 p.m. y en las emisoras de la Red de Radio de Universitaria de Colombia.

Conmemora Radio en sintonía con todas las voces y las memorias, se realiza gracias al apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones OIM y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional USAID

 


Colombia, Desaparición Forzada

Memoria y verdad de las mujeres en Colombia

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

Gabriel Corredor.

Publicado

17 Jul 2015


Memoria y verdad de las mujeres en Colombia

Mientras Lars Ole Vaagen, embajador de Noruega, reconocía la importancia de la decisión de las Farc para iniciar un nuevo periodo de cese al fuego unilateral a partir del 20 de julio, Nurys Angulo, una afrocolombiana llegada desde Tumaco a la capital colombiana, cantaba para recordar a las víctimas que el conflicto armado ha dejado en la Perla del Pacífico. De esta manera inició el foro Memoria Histórica y Verdad de las Mujeres en Colombia, realizado en la Universidad Javeriana el pasado 8 de julio.

“La memoria se construye, no se recupera, pues no es algo que ya esté hecho. Se construye con preguntas, buscando respuestas al por qué de lo sucedido” Con estas palabras comenzó su intervención Pura Sánchez, investigadora invitada desde España y quien se ha dedicado a estudiar la represión durante la guerra civil española en 1936 y la dictadura franquista, periodo en el que según la Plataforma de Víctimas de Desapariciones Forzadas por el Franquismo, fueron desaparecidas 140.000 personas.

Martha Nubia Bello, mujer que tiene a cargo el reto de dirigir el Museo Nacional de la Memoria, continuó el panel. “La memoria debe ser entendida como elemento de resistencia, justicia, legado y duelo”, además agregó: “este Museo debe ser un espacio para que todos reaccionemos y nos indignemos, nos horroricemos y nos hastiemos de una guerra que se ha extendido por más de medio siglo”.

Luego, Olga Sánchez Gómez de la Casa de la Mujer tomó la palabra y destacó la responsabilidad que tienen las mujeres para entregar a las presentes y futuras generaciones colombianas un país en paz.  “La paz es nuestro bien supremo” indicó. Y es que con 12 exposiciones, 42 talleres sobre “cuerpo territorio y violencia”, la formación en temas de derechos humanos de aproximadamente 83.000 mujeres colombianas y el fortalecimiento de 630 organizaciones y grupos de mujeres en diferentes departamentos del país, la Casa de la Mujer se ha convertido en una de las principales organizaciones que trabajan por la memoria del país.

Finalmente, Marina Gallego, coordinadora Nacional de la Ruta Pacífica de las Mujeres, se pronunció en nombre de su organización para respaldar el actual proceso de paz que se adelanta en La Habana: “Reconocemos y valoramos la disposición para superar las situaciones que en medio de la guerra se han presentado y los avances logrados hasta ahora en los puntos del acuerdo, especialmente aquellos que están relacionados con aspectos humanitarios, y que contemplan  la incorporación de las mujeres como la subcomisión de género y la comisión de la verdad y el esclarecimiento del conflicto armado, pues somos más las mujeres que hemos optado por  mantener el imperativo ético de cuidar la vida, construir y pactar la paz.

Las ponentes llegadas de distintas partes del país y por fuera del territorio nacional, destacaron la importancia de incluir el enfoque de género para el ejercicio de reconstrucción de memoria., señalando que no son solo sujetos de investigación, sino protagonistas de la historia, con voces y narrativas que deben aparecer en la historia del conflicto armado colombiano.

 


Colombia, Memoria, Mujeres, Verdad

En Colombia hay 701.659 personas mayores víctimas del conflicto

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

21 Jul 2015


En Colombia hay 701.659 personas mayores víctimas del conflicto

Cerca de 40 personas mayores víctimas se reunirán este 21 y 22 de julio en Cartagena para construir, mediante el reconocimiento de sus saberes y experiencias, memoria histórica y aportar a la paz.

Las experiencias de las personas mayores y su importancia histórica como voceros, líderes y lideresas de sus comunidades, serán escuchadas en el taller “Voces de Mayores” en donde se reunirán víctimas de más de  60 años de la región Caribe, en el hotel Regatta.

Con la información recogida en este taller y con los insumos obtenidos el pasado mes de junio en Medellín y próximamente en Cali, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), en alianza con la Unidad para las Víctimas, y el grupo asesor para el enfoque de Envejecimiento y Vejez, avanzan en la consolidación y puesta en marcha de espacios de reconocimiento, de saberes, experiencias y aprendizajes de las personas mayores en el marco del conflicto, y sus aportes en la construcción de la paz, permitiendo identificar prácticas significativas para compartir con la sociedad.

Para Nayibe Sánchez, coordinadora del enfoque Personas Mayores del CNMH “la intención de Voces de Mayores es hablar con ellos desde su diversidad y sus regiones, sobre tres cosas especialmente: la primera, sobre sus aprendizajes como personas mayores en el marco del conflicto armado; la segunda, respecto a cómo es la transferencia generacional en los colectivos y organizaciones sociales de los saberes de los mayores, y finalmente sobre su pronunciamiento frente a la construcción de paz y lo que nos quieren decir para que no sigamos envejecido en medio de la guerra”, afirmó.

En Colombia, aproximadamente el 10 por ciento de la población total del país (según el DANE) tiene más de 60 años y de ellas, 701.659 personas se encuentran en el Registro Único de Víctimas.  En la Costa Caribe, según información de la Red Nacional de Información para la Atención y Reparación a Víctimas (RNI), 194.952 son víctimas mayores de 60 años en los departamentos de Bolívar (42.195), Cesar (33.366), Magdalena (33.283), Sucre (29.310), Córdoba (28.931), Atlántico (11.953) y Guajira (11.953).

Para María del Pilar Zuluaga Guerrero, coordinadora del grupo de Envejecimiento y Vejez de la Unidad para las Víctimas, este espacio es muy significativo porque permite al Estado acercarse de manera eficiente a las víctimas. “Acompañamos este proceso por la importancia que tiene para esta población, objeto de especial protección estatal, y nos permite fortalecer la incidencia de los mayores en la política pública e identificar prácticas significativas de diálogo intergeneracional. Nos convertimos en un puente para que los mayores víctimas reconstruyan su tejido social y transmitan a la sociedad sus reflexiones en torno al conflicto, sobre su posible terminación o su persistencia”, agregó.

El último taller Voces de Mayores se realizará en la ciudad de Cali para continuar recolectando saberes y experiencias que ayuden a reconstruir el tejido social de las comunidades y aporten a la paz.

 


Adulto Mayor, Colombia, Conflicto Armado, Víctimas

La arquitectura de la resistencia en Colombia

Noticia

Autor

Fernando Viviescas M

Fotografía

CNMH

Publicado

14 Ago 2015


La arquitectura de la resistencia en Colombia

Arquitecto Urbanista, Coordinador, por parte del Centro Nacional de Memoria Histórica, del Concurso Internacional para el anteproyecto del Museo Nacional de la Memoria, en compañía del Arquitecto Sergio Trujillo, Coordinador por parte de la Sociedad Colombiana de Arquitectos.


En un importante documento, producido a principios del año pasado, el Jefe de la delegación del Gobierno en las conversaciones de Paz que se llevan a cabo en La Habana, el Dr. Humberto de la Calle, se refirió al papel que tiene “El arte en la búsqueda de la paz”. En dicho escrito no solo no se incluye a la Arquitectura dentro de las manifestaciones artísticas sino que, en las proyecciones o en las funciones que se les atribuyen a estas expresiones creativas en el “llamado postconflicto”, tampoco se percibe claramente que las disciplinas del espacio tengan algún protagonismo “en la implantación de una paz firme.”

Como es lógico pensar en una sociedad como la colombiana que —a lo largo de casi ochenta años de buscar erráticamente un lugar en el mundo contemporáneo— fue naturalizando la violencia (de todo tipo) como un componente fatal de su entidad como Nación, todas las actividades constitutivas de su cotidianidad y de su perspectiva estratégica, de una forma u otra, tienden a ignorar el enorme peso que los efectos de esa violencia ejerce en la definición tanto de su identidad estructural como de su funcionamiento y de su proyección.

Sin embargo, en ningún ámbito pueden ser más apreciables las consecuencias de asumir la construcción de la sociedad en medio de la violencia que en la materialización tangible que asume esa misma sociedad, esto es, en su espacialidad y, para el caso nuestro, fundamentalmente en la CIUDAD COLOMBIANA, la cual no sólo es el producto más genuino de ese trasegar en el medio de la barbarie sino el sitio que ha servido de albergue para la gran mayoría de los hombres y mujeres que al sobrevivir han edificado esta sociedad y la seguirán erigiendo hacia el futuro.

Por ello, ahora que con las conversaciones de Paz se dan las circunstancias para abocar una construcción consciente de nuestra sociedad, es indispensable que las disciplinas del espacio se asuman como referentes para emprender esa tarea de reconstitución: que puedan contribuir “en la fase de aclimatación de la paz (,) donde —al decir de de la Calle— la expresión artística despliega su mayor potencial.”

Se abre una oportunidad, muy posiblemente irrepetible, para que estas disciplinas se instituyan como partes constitutivas en la configuración del país como sociedad civilizada en el concierto de las naciones en el siglo XXI.

Como lo plantea el Señor Comisionado: “Terminado el conflicto, se abre… el momento de las transformaciones de la sociedad.” De la formulación de un proyecto de nación que efectivamente apueste por una sociedad en la cual no sólo se busque sistemática e inteligentemente dignificar la existencia individual y colectiva (inicial y especialmente de las víctimas directas) sino restablecer críticamente, esto es, en forma crecientemente consciente, las relaciones entre los hombres y mujeres y de ellos con los demás elementos de la Naturaleza y con las expresiones materiales (particularmente con el territorio y, dentro de él, con las CIUDAD) e imaginarias que, mediante la cultura, hemos creado en el desarrollo de nuestra historia.

Tanto para formular ese horizonte de futuro como para realizarlo, es en el postconflicto donde tienen su lugar, ya ineludible e irremplazable, las disciplinas de la “proyectación” —el diseño, la arquitectura y el urbanismo— y donde pueden desplegar su inmenso poder imaginativo y constructivo para que, junto a “la palabra, el trazo, la nota y el símbolo” puedan contribuir “en la implantación de una paz firme” que apuntale la formulación y construcción de una sociedad realmente moderna: democrática, equitativa y sustentable.

Ya ubicadas en ese terreno por el Museo, necesariamente, entrarán en colaboración con las demás disciplinas, incluidas las artes y las ciencias sociales y económicas para darle consistencia, viabilidad y expresión tangible (el efecto de demostración) a la dignificación de la existencia, que es el primer arco que se abre una vez abocados a superar la barbarie que ha signado nuestra historia reciente de los últimos ochenta años.

Ese es el horizonte que ha abierto este Concurso Internacional para el Anteproyecto del Museo Nacional de la Memoria.

Las artes de la proyectación han sido consultadas y han respondido con creces no sólo en términos de cantidad, vale decir, de sensibilidad. Setenta y dos 72 anteproyectos, en el marco de más de cien inscripciones, muestran la capacidad de reacción de nuestros arquitectos, urbanistas y diseñadores, que se movilizaron masivamente, para tratar de configurar  un ámbito de expresión de solidaridad con las víctimas de la tragedia y crear una espacialidad que no sólo contribuya a resarcirlas en su identidad y en su recuerdo sino en crear condiciones objetivas para que el conocimiento y la reflexión  se erijan en los baluartes de la no repetición.

Pero respondieron también, y sobre todo, en términos de calidad —expresa profusamente en todos y cada uno de las propuestas— para buscar señalar cómo el Museo se convertirá en el símbolo de la enorme tarea que tenemos los colombianos y las colombianas en la perspectiva de re-crearnos como una sociedad solvente en el ámbito internacional de la civilización contemporánea.

Una vez convocadas de manera comprometida las disciplinas del espacio han demostrado que propenden por la formulación de paradigmas sociales que están por encima de los parámetros tradicionales de “las necesidades básicas insatisfechas” y de las “líneas de pobreza” en las cuales nos han anclado por décadas la violencia y el conflicto armado, como referentes de formulación de proyectos y programas sociales y de todo tipo.

La solvencia formal y funcional que muestran todos los proponentes da cuenta de la capacidad para formularles salidas a la complejidad que encierra esa perspectiva ciudadana e ilustrada, que implica no sólo salir de la barbarie sino introducirnos conscientemente en la construcción colectiva de una Nación donde la dignidad sea la característica fundamental de la existencia individual y colectiva.

Esa profusión de imaginación y de creatividad fue lo que hizo ardua la tarea del Jurado al cual hay que reconocerle por su idoneidad pues estuvo a la altura del reto que implicaba responder a la gran altura que habían señalado los concursantes.

En esa combinación de sensibilidad, capacidad, seriedad y responsabilidad de exponentes y de jueces estriba la fortuna del Concurso que brinda, como resultado, un Museo Nacional de la Memoria (MNM) que con solvencia ética y estética puede mostrarse -al lado de todos los demás lugares de memoria que con el liderazgo de las víctimas se han levantado en todas las regiones del país-, en el inicio del Eje de la Paz y la Memoria de Bogotá, como el símbolo del valor y la resistencia del pueblo colombiano a la barbarie, que son los principales atributos de la esperanza de una sociedad que se apresta a aprovechar creativa y solidariamente, como diría García Márquez, su “segunda oportunidad sobre la tierra.”

Bogotá, Agosto 13 de 2015.

 


Arquitectura, CNHM, Colombia, Resistencia

Los caminos de la violencia sexual en Colombia

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

20 Ago 2015


Los caminos de la violencia sexual en Colombia

En el marco de la campaña #NoEsHoraDeCallar, liderada por la periodista Jineth Bedoya, en el segundo semestre de 2015 se realizarán seis retornos simbólicos a seis lugares de Colombia que han afrontado la violencia de género. Lugares donde muchas de las víctimas son mujeres sobrevivientes, valientes y emprendedoras que todos los días nos dan un invaluable ejemplo de coraje.


 En Colombia, cada año más de 18 mil mujeres son víctimas de violencia sexual según las cifras oficiales del Instituto de Medicina Legal; sin embargo, el subregistro puede triplicar esta alarmante cifra. Miles de esas mujeres son sobrevivientes de agresiones en el marco del conflicto armado y lo que más reclaman ellas es la reivindicación de su dignidad.

Por eso, este sábado 22 de agosto -encabezada por la periodista Jineth Bedoya- se realizará la primera caminata de retorno simbólico a Los Montes de María, una región en la que el conflicto y sus diferentes formas de victimización han golpeado fuertemente. “La marcha tiene el sentido de seguir el camino, seguir construyendo camino y de guiar los pasos hacia el futuro”, expresa la actual subeditora del periódico El Tiempo.

La caminata iniciará a las 6:00 a.m. en el estadio del Carmen de Bolívar y contará con la participación de sobrevivientes de crímenes de violencia sexual. La marcha recorrerá 18 kilómetros hasta la población de El Salado, donde se espera llegar cerca de 1:00 p.m. y tener un almuerzo comunitario con toda la población. Luego, en el mismo sitio donde hace 15 años se cometieron tantas masacres y violaciones, se instalará una placa con un mensaje de las mujeres, y finalmente se tendrá un acto artístico a cargo de César López y Diana Ángel.

Para este acto simbólico, en reivindicación de todas las mujeres víctimas de este flagelo, se espera que se sumen cientos de pobladores de Los Montes de María, y acompañen a los representantes de organizaciones defensoras de derechos humanos, funcionarios de diferentes entidades como Naciones Unidas, la Gobernación de Bolívar, la Unidad de Víctimas y el Centro Nacional de Memoria Histórica que participarán en la marcha.

Meta, Cauca, Guajira, Norte de Santander y Putumayo serán las otras poblaciones en donde se repetirán estos retornos simbólicos, para que los miles de crímenes de violencia sexual contra mujeres en el marco del conflicto armado nunca se olviden, y lo más importante, nunca más se repitan.

 


Colombia, Mujeres, Violencia Sexual

Total de desaparecidos en Colombia podría llenar un estadio

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

Álvaro Cardona.

Publicado

29 Ago 2015


Total de desaparecidos en Colombia podría llenar un estadio

La capacidad de asistencia del estadio Metropolitano de Barranquilla para las eliminatorias de la selección Colombia es de 49.612. Este es un espacio deportivo que siempre se encuentra colmado de hinchas cuando juega la tricolor, no hay que negarlo. Sin embargo, y hay que decirlo, este mismo escenario podría llenarse con el total de víctimas de la desaparición forzada en el país; son más de 45 mil personas reportadas como desaparecidas forzadamente según la Fiscalía. Haga el ejercicio, imagine la magnitud de esta desgracia


Las comparaciones son muy odiosas pero es la mejor manera de entender la dimensión de este impacto del conflicto armado. Un estadio lleno con el total de personas que están desparecidas, “45 mil almas”, podría vociferar en un solo coro un gol de Colombia. Aclaramos, claro está, que respetamos el dolor de todas las víctimas del conflicto armado y nos solidarizamos con su dolor, lucha y resistencia. Hacemos este ejercicio para evocar en la mente de los indiferentes la importancia de este tema.

El próximo 30 y 31 de agostos miles de madres, padres, hermanos, hermanas, esposos e hijos, saldrán a las calles, en el día Internacional del Detenido Desaparecido, para exigir la búsqueda de sus seres queridos, y no son sólo de ellos, de nuestros desaparecidos. Porque esas 45 mil personas que no han vuelto a sus hogares, al igual que los 49.612 que llenan el estadio Metropolitano de Barranquilla, también son colombianos.

Volvamos a las comparaciones. Continuemos con el fútbol. En Colombia el promedio de asistencia a los estadios es de 20 mil hinchas por partido en el torneo local profesional, digamos, un Millonarios versus Huila en el estadio Nemesio Camacho El Campin de Bogotá, o Atlético Nacional versus Tolima en el Atanasio Girardot de Medellín. Según Isabel Ortigosa del Colectivo Orlando Fals Borda, “en el país hay registrados 20.443 casos de personas inhumadas como no identificadas en cementerios municipales, de acuerdo con información suministrada a la Fiscalía General de la Nación por 861 alcaldías locales”. Es decir, más de 20 mil N.N.

A ese dato del Colectivo Orlando Fals Borda súmele los cementerios clandestinos de los diferentes grupos armados del conflicto armado de Colombia. Entonces usted debe agregar lugares como la Escombrera en Medellín, las casas de pique en Buenaventura, las escuelas de la muerte en Caquetá, el cementerio clandestino de la Macarena, Meta, los hornos crematorios del Norte de Santander, y los que puedan llegar a revelarse con una eventual Comisión de la Verdad.

En sólo CINCO -con negrilla y mayúsculas- cementerios del Meta donde trabaja el Colectivo Orlando Fals Borda se registran 2.292 cuerpos de personas no identificadas. De esos, se han exhumado alrededor de mil y se ha logrado identificar más de 800, según la Fiscalía General de la Nación. De esos cuerpos “se han logrado entregar 77 a sus familiares en casi cinco años. A este ritmo, harían falta 144 años para entregar el resto de los cuerpos inhumados en estos cinco cementerios”, expone Isabel Ortigosa. Entonces, ¿Cuántos años faltan para entregar las 45 mil personas que hacen falta? 

A esto hay que sumarle la falta de garantías de las víctimas en las regiones para buscar sus familiares. Súmele la falta de recursos para contratar personal que realice la búsqueda y sobre todo “hace mucha falta de voluntad política”, dice Janeth Bautista, directora de la Fundación Nidya Érika Bautista.   

Para el asesor de la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Guillermo Fernández Maldonado, la desaparición forzada es un tema obligatorio para el Estado, “no estamos hablando de algo que sucedió en el pasado, es algo que sigue sucediendo y tiene un espectro mucho más amplio. Es algo sobre lo que siempre debe estar pendiente en cuanto a prevención, investigación y sanción”, explica. 

Entonces, ahora que empiezan las eliminatorias de la selección Colombia, recuerde que ese estadio podría estar desocupado, ya que es casi el mismo número de los desaparecidos a causa del conflicto armado. Pero sobre todo recuerde este 30 y 31 de agosto cuando vea a una madre con la fotografía en el pecho de su hijo o esposo, que ese desaparecido también es suyo, es un colombiano más. 

 


Colombia, Desaparecidos, Víctimas

Acuerdos de la Verdad en más regiones del país

Acuerdos de la Verdad en más regiones del país

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado


Acuerdos de la Verdad en más regiones del país

Acuerdos de la Verdad del Centro Nacional de Memoria Histórica extiende su atención a personas desmovilizadas y víctimas ubicadas en Barrancabermeja, Sincelejo, Necoclí, Yopal y Cartagena.


Con el fin de agilizar en diferentes regiones del país el proceso de recolección por medio de los aportes efectivos de contribución a la verdad por parte de personas desmovilizadas, así como las contribuciones voluntarias, la Dirección de Acuerdos de la Verdad (DAV) del Centro Nacional de Memoria Histórica, abrió a partir de este año nuevas sedes en Barrancabermeja y Sincelejo al igual que satélites en Cartagena, Yopal y Necoclí.

Se trata de nuevos escenarios en donde más de 1.500 personas desmovilizadas de las AUC, cobijadas por la Ley 1424 de 2010, podrán participar para cumplir con su compromiso de contribuir a la construcción de verdad no judicial en el país, para garantizar el derecho de las víctimas y la sociedad civil a saber los hechos del conflicto.

La sede regional Barrancabermeja es el resultado del traslado de la sede de Bucaramanga, donde se espera que acudan las personas desmovilizadas especialmente del Bloque Central Bolívar (BCB) y de otras estructuras del Magdalena Medio. En Bucaramanga funcionará una oficina del Instituto de Estudios Políticos de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB).

En Sincelejo la DAV llega a atender a las personas desmovilizadas principalmente de los bloques Héroes de Montes de María, Mineros, Catatumbo y BCB; mientras que en Necoclí se atenderán especialmente personas que alguna vez estuvieron vinculadas con el Bloque Elmer Cárdenas. En Arauca se espera conocer verdades de quienes estuvieron vinculados a los bloques Centauros y Arauca.

A la fecha, la DAV ha certificado 3.000 firmantes de Acuerdos de la Verdad y recibido 5.800 relatos de personas desmovilizadas cobijadas por la Ley 1424 de 2010. Alrededor de 14 mil personas desmovilizadas, que firmaron Acuerdos de la Verdad con el gobierno, se consideran aptas para la realización de aportes efectivos para garantizar la verdad histórica del conflicto armado en temas como la conformación de los grupos paramilitares y su participación en ellos; así como los hechos y actuaciones que conozcan por haber pertenecido a esas organizaciones. Se trata de personas desmovilizadas que no están cubiertas por la Ley de Justicia y Paz y que están pendientes de resolver su situación jurídica.

Este mecanismo no judicial de contribución a la verdad permitirá a las personas desmovilizadas obtener una certificación por aportes al esclarecimiento de graves violaciones a los Derechos Humanos siempre y cuando hagan aportes efectivos a la memoria histórica, completar su proceso de reintegración a la sociedad colombiana y gozar de la libertad. Estos hallazgos se complementan con las Contribuciones Voluntarias que hagan distintos sectores de la sociedad, en especial de las víctimas.  

 


Acuerdos de la Verdad, Colombia, desmovilizados, Paz

La ciudad de los fotógrafos

La ciudad de los fotógrafos

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

11 Feb 2016


La ciudad de los fotógrafos

Esta semana se conmemoró en Colombia el día del periodista. Hubo conferencias al respecto, lanzamientos de informes, como el de la Fundación Para la Libertad de Prensa (Flip), que dan cuenta de cuan difícil es esta profesión en un país como Colombia: asesinatos, amenazas, censuras, autocensuras, condiciones laborales deplorables y mucho más. Por eso Colombia escogió el nueve de febrero como la fecha para honrar la labor de muchos comunicadores que trabajan, y viven, con la convicción de mostrar las realidades más profundas de nuestro país.

Por esto nuestra recomendación de la semana en CINE + MEMORIA va de la mano del derecho a la información y la libertad de expresión en época de conflictos. Y es que en “La ciudad de los fotógrafos”, documental chileno, se muestra cómo un grupo de reporteros gráficos registraron visualmente las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura de Augusto Pinochet.

Este film dirigido por Sebastián Moreno, da cuenta de la importancia que tiene el testimonio gráfico para el registro de la historia, pues las imágenes tomadas por estos fotógrafos fueron fundamentales para iniciar procesos judiciales contra la dictadura chilena, convirtiéndose en archivos documentales de la memoria reflejando la barbarie de las torturas, la represión y la desaparición forzada de la época. “Fui el fotógrafo de los perdedores y de los muertos”, relata uno de varios fotógrafos que llegaron a concluir que el arma utilizada para enfrentar a la dictadura, era su cámara. La sensibilidad.

Muchos periodistas en Colombia, al igual que sucedió en Chile, han sufrido amenazas, exilios y hasta asesinatos en búsqueda de las historias del conflicto armado del país. “La ciudad de los fotógrafos” es un documental imperdible para quienes dudan de la importancia de los periodistas en contextos de conflicto, en donde, a manera de heroísmo, estos fotógrafos resistieron a la dictadura para denunciarla. Su trabajo no ha terminado, pues siguen buscando entre sus fotografías a muchos de los desaparecidos y así “…de alguna manera, devolverlos a la vida”.

Publicado en Cine + memoria



censura, Colombia, Conmemoración, Día del periodista, libertad de prensa

Defender los derechos humanos, una tarea de todos

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Autor

María de los Ángeles Reyes – Periodista del CNMH

Fotografía

Diakonia Latinoamérica

Publicado

10 Sep 2015


Defender los derechos humanos, una tarea de todos

En Colombia, según Somos Defensores, en 2015 han sido asesinado 69 defensores de derechos humanos en todo el territorio nacional. Sin embargo, la violencia no ha logrado silenciar a las personas que día a día trabajan en pro de sus comunidades y por la construcción de un país más justo y en paz.

Hace cuatro años la organización Diakonia, reconociendo el esfuerzo de estas personas creó el Premio a la defensa de los Derechos Humanos. Los ganadores fueron anunciados el pasado miércoles, 9 de septiembre, en el Centro de Memoria Paz y Reconciliación con motivo de la conmemoración del día nacional de los Derechos Humanos en Colombia.

El premio reconoció a cinco ganadores en tres categorías: defensor del año, proceso colectivo para organizaciones de base y organizaciones no gubernamentales; y premio a toda una vida para personas individuales y para organizaciones. En total, este año hubo 52 nominados. Gimena Sánchez, jurado por Estados Unidos, dijo que en todos los años que lleva trabajando en Colombia ninguna tarea le había parecido más difícil que escoger tan solo cinco ganadores entre tantas iniciativas.

Los 14 jurados, entre los cuales estuvo Martha Nubia Bello, de la dirección del Museo Nacional de la Memoria del Centro de Memoria Histórica, escogieron finalmente a los cinco ganadores:

Por la categoría Defensor del año fue seleccionada Francia Elena Márquez, líder afro en el municipio de Buenos Aires, Cauca, en donde lideró la Marcha de los Turbantes por la titulación colectiva de sus tierras. Este año, además, debido a la tensa situación que se vive en el norte del departamento, Francia Elena publicó una carta que expresa el sentir de ella, como mujer afrodescendiente respecto al conflicto en su región.

Por la categoría Proceso colectivo fueron premiadas, por un lado la organización Mujeres Caminando por la Verdad, un grupo de mujeres de la comuna 13 de Medellín que fueron víctimas de la Operación Orión en esa zona de la capital de Antioquia. Por otro lado, fue galardonada también la ong Corporación Social para la Asesoría y Capacitación Comunitaria (Cos-Pacc). La organización fue fundada por campesinos de Casanare víctimas de distintas violaciones a los derechos humanos en esa región.

Finalmente, por la categoría de Toda una vida,  fue reconocido el trabajo y el esfuerzo que, durante más de treinta años, ha realizado Fabiola Lalinde tras la desaparición de su hijo mayor a manos del Ejército. En esta misma categoría ganó la Asociación Campesina Integral del Atrato (Cocomacia), que ha trabajado por la recuperación de tierras por parte de comunidades del Medio Atrato entre el Chocó y Antioquia.

En la ceremonia cada uno de los ganadores expresó su gratitud por el reconocimiento otorgado pero, además, hizo énfasis en el trabajo que aún queda por hacer, tanto a nivel nacional, como en cada una de sus comunidades y regiones. El trabajo de los defensores de los derechos humanos, viéndose a la luz de las cifras recogidas por Somos Defensores, bien podría ser considerada como una de las labores más peligrosas para realizar en Colombia; una tarea de héroes.

Según ellos, el apoyo que reciben llega en mayor parte de organizaciones internacionales. A pesar de la acogida que tienen dentro de su comunidad, saben que están en un peligro constante. Sienten que sus iniciativas no solo no han sido reconocidas a nivel nacional, sino que en ocasiones sienten que han sido estigmatizados. Es un deber de todos los colombianos empezar a conocer las diferentes iniciativas para que, como dijo Guillermo Fernández, representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, “ser defensor de derechos humanos deje de ser una tarea de héroes y empiece a ser una tarea de todos”.

 


Colombia, Defensores DDHH

La Rebelión de los oficios inútiles

Noticia

Autor

Harold García

Fotografía

Harold García

Publicado

17 Sep 2015


La Rebelión de los oficios inútiles

El santandereano Daniel Ferreira presentará este jueves, 17 de septiembre, su más reciente publicación, “Rebelión de los oficios inútiles”, la tercera pieza de su antología “Pentalogía de Colombia”.


Este escritor, procedente de San Vicente de Chucurí, ha publicado la mayoría de sus libros fuera del país: en Cuba, México y Argentina. Por primera vez una de sus publicaciones aparecerá en Colombia.

Este es un autor inédito en su país, tiene 34 años, que vale la pena leer porque gran parte de sus narraciones se centran en episodios ocurridos durante el conflicto armado. 

¿Cómo nace la idea de las cinco piezas literarias?

“Es un proyecto literario que yo he llamado ‘Pentalogía de Colombia’, que se compone de cinco novelas, de las cuales ya se han publicado tres, ‘Viaje al interior de una gota de sangre’, ‘La balada de los bandoleros baladíes’ y ‘Rebelión de los Oficios Inútiles’. La idea es hacer otras dos para completar el ciclo. El proyecto es sencillamente retratar las diferentes olas de violencia de Colombia a lo largo del siglo XX, entonces son novelas de época, situadas cada una en un epicentro de confrontaciones sociales propias, pero cada pieza es independiente una de otra. Los libros han ido saliendo como en un retroceso, de adelante hacia atrás, primero ‘La balada de los bandoleros baladíes’ que aborda la Colombia rural de los años 90, con sus ejércitos arrasando poblaciones completas; después ‘Viaje al interior de una gota de sangre’ que va en la década de los 80 con todas las confrontaciones entre sectores; y esta, ‘Rebelión de los oficios inútiles’, situada en los años 70. Entonces las otras dos irán cada vez más hacia atrás en el tiempo”.

¿De dónde salen las historias que componen sus libros?

“Es muy difícil precisar eso porque la literatura trabaja con mitos, arquetipos, metáforas, los métodos de un escritor a otro son distintos. Para ‘Rebelión de los oficios inútiles’, por ejemplo, el argumento esencial del libro nace de algunas preguntas que me hice mientras leía periódicos viejos de los años 70, periódicos rojos, periódicos revolucionarios, que abundaron en la época, como el periódico El Trópico de Santander, la revista Alternativa y La Disidente Alternativa del Pueblo liderada por Orlando Fals Borda; pero digamos que esto es solo un trabajo archivístico personal, solo con ese trabajo de archivo no hubiera podido brotar una novela como esta que esta cruzada por fragmentos de historias que me contaron, de historias locales, de historias regionales, de personajes que son antecedentes de los personajes de la ficción que en realidad sí existieron pero que no tuvieron los desenlaces del libro”.

¿Hace cuánto leyó esos periódicos?

“En el 2005 empecé, y más o menos entre el 2007 y 2008 comencé a redactar el manuscrito, lo que iba ser el borrador del libro como tal. Ese borrador fue sujeto a modificaciones, a transformaciones, personajes que se fueron creciendo, otros que fueron desapareciendo y más o menos desde ese borrador terminado fui renovando el libro año tras año hasta salir la historia que está hoy”.

¿Cuál fue su sensación cuando ganó el Premio Clarín de Novela en 2014?

“Estaba muy abrumado, quedé muy emocionado cuando el jurado dio su concepto lo que demuestra que leyeron el libro a fondo, y después otras personas que hicieron parte del prejurado se me acercaron y me dijeron que el libro era muy interesante porque paradójicamente en su sociedad también habían ocurrido episodios como estos, como los personajes del libro que decidieron sublevarse contra ciertos poderes para tratar de cambiar las condiciones de su realidad”.

¿Se siente identificado con alguno de sus personajes?

“Sí, yo creo que con todos uno pasa largas temporadas conviviendo con esas personalidades y tratando de entender un poco la vida de las circunstancias en las que están involucrados los personajes. En lo personal, siento que es un poco aventurado hacer personajes femeninos por un montón de complejidades que tienen que ver con el ser, con las formas de pensar, con las prácticas de la vida que directamente uno no conoce. De esta novela, ‘Rebelión de los oficios inútiles’, todavía me emociona pensar en Anita Larrota, no sé cómo exactamente logré construir ese personaje, sé que es un personaje arquetípico que se ha repetido en Colombia, sobre la mujer que se rebela contra el poder, no es una historia nueva. Son las mujeres quienes han conocido la opresión por la cantidad de aspectos que han recaído sobre ellas”.     

¿Cómo se relaciona su literatura con la construcción de memoria del conflicto en el país?

“Uno como escritor no sabe la novela a dónde vaya a llegar, o qué efecto tenga, eso es extraliterario. Como escritor lo mínimo que esperaría, y sería mi satisfacción, es que un libro mío, una historia mía, se convirtiera en parte de la memoria de los demás. Creo que el arte está un paso más allá de la memoria, después de la memoria viene el arte”.

¿Los escritores jóvenes están hablando sobre el conflicto del país?

“No es una característica de la época, siento que la literatura ha sido un espejo de la realidad, que en épocas anteriores también hubo escritores que la han abordado”.

¿Ha padecido el conflicto en carne propia?

“El pueblo donde viví mi infancia, San Vicente de Chucuri, estaba pasando por unas tenciones sociales muy complejas, y muchas de las partidas de lo que iban a ser estas novelas vienen de esas anécdotas de la infancia y adolescencia en la región. No soy una víctima directa del conflicto, pero todos los que hemos vivido en las provincias somos afectados de alguna manera. Los escritores trabajamos con varias instancias de la memoria, la memoria personal, la familiar, la colectiva”. 

La presentación del libro se realizará este jueves 17 de septiembre en el Centro de Memoria Paz y Reconciliación, Carrera 22 No 24-52 de Bogotá, a las 5:00 p.m., con la compañía de Martha Nubia Bello, coordinadora del informe ¡Basta Ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad. El libro lo publica la editorial Alfaguara.

 


Colombia, Narrativas, Rebelión

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