Etiqueta: Mujeres

Narrativas para la memoria, semillero de historias por contar.

«Para escribir hay que ser rebelde»: así narran las mujeres el conflicto armado en Colombia

El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) destaca los aprendizajes adquiridos por alrededor de 20 víctimas del conflicto armado que participaron en el taller «Narrativas para la memoria, semillero de historias por contar».

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«Nuestros Cuerpos No Son Botines De Guerra»

«Nuestros cuerpos no son botines de guerra»: mujeres contra la violencia sexual en los conflictos

En el marco del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos, el CNMH contrasta algunos datos oficiales y regionales sobre esta problemática en la subregión del Catatumbo.

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Abierta la convocatoria «Relatos en serie», una iniciativa para dar voz a mujeres víctimas del conflicto armado en Colombia

El Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (Ministerio TIC) y Canal Trece lanzan la convocatoria audiovisual «Relatos en serie» 2024, con el fin de dar voz a mujeres víctimas del conflicto armado en Colombia de manera incluyente y con enfoque diferencial.

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Acciones que transforman: tres espacios inolvidables de la Semana por la Memoria del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH)

«En Urabá no hay resistencia, hay berraquera»

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CNMH

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Durante el 7 de velitas, en la Semana por la Memoria, el CNMH lanzó juegos pirotécnicos en la gran fogata por la memoria para apostarle a la transformación.

Publicado

12 diciembre 2023


Acciones que transforman: tres espacios inolvidables de la Semana por la Memoria del Centro Nacional de Memoria Histórica

Del 5 al 10 de diciembre de 2023, en la Plazoleta del Concejo de Bogotá, se realizaron conversatorios, muestras artísticas y juntanzas para honrar y dignificar las tradiciones de los pueblos indígenas y de las comunidades negras, raizales, afrodescendientes, palenqueras y campesinas.

 

«La creación de la Semana por la Memoria de 2023 se la entregamos a las acciones que transforman», manifestó María Gaitán Valencia, directora del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH). Entre el 5 y el 10 de diciembre, desde distintos territorios se congregaron líderes y lideresas en el eje de la memoria de la capital para encender una luz por la memoria y la transformación.

Bajo la premisa «El territorio habla, el centro escucha», el CNMH ha implementado la estrategia de territorialización para llegar a aquellos lugares afectados por el conflicto armado en Colombia. «Al escuchar el territorio, empezamos a tener luces de lo que estamos viendo hoy. Si nosotros no avanzamos a una memoria histórica, con un enfoque de transformación, no vamos a lograr salir de esta guerra», explicó la directora.

De este modo, las acciones que transforman fueron las protagonistas de la Semana por la Memoria 2023. Alrededor del Fogón del Ubuntu hubo seis juntanzas para reflexionar, dignificar y honrar la diáspora africana en Colombia; y en las demás zonas se presentaron veinte conversatorios y quince expresiones artísticas, entre ellas el concierto de la rapera Diana Avella en compañía de la Tribu Newen.

 

 
 
 
 
 
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Diálogos al calor del fogón

El Fogón del Ubuntu, eje central de la Semana por la Memoria, fue el epicentro de conversaciones entre mujeres cocineras de comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras de distintas regiones del país, investigadoras y el chef congolés Chris Massamba. En este escenario, el CNMH buscó reconocer el fogón como punto de partida para valorar los aportes de las cocineras tradicionales a la transmisión de saberes, la unidad de las comunidades y la transformación cultural.

En seis momentos diferentes, los participantes narraron las historias, los aprendizajes, las reflexiones y las identidades que han construido en torno a la cocina. Iselis Cassiani, sabedora de Palenque, dijo: «Para las mujeres afrocolombianas, la gastronomía es clave. Nosotras aportamos a la memoria, al cuidado de las raíces africanas y de nuestra identidad a través de la cocina, que es una de nuestras muchas expresiones de resistencia».

El chef congolés Chris Masamba, que reside en Francia, reiteró el vínculo entre la gastronomía y las formas de la resistencia: «Las recetas y los ingredientes de la cocina tradicional africana son mucho más que un método de preparación de nuestros alimentos; son, ante todo, un símbolo de nuestras luchas por la libertad. África vive y resiste a través de cada receta».

 

Lea también «En Urabá no hay resistencia, hay berraquera» 

 

En estos diálogos también se reconocieron las afectaciones que el conflicto armado ha producido en la alimentación de las comunidades. Los confinamientos, por ejemplo, les han impedido ir a las parcelas a sembrar y a los ríos a pescar. Carolina Escobar, del CNMH, explicó que «los grupos armados limitaron las formas tradicionales de cocinar de las comunidades afros. En el desplazamiento forzado se perdieron prácticas como la pesca y las azoteas. Se perdieron plantas e ingredientes para mantener las recetas vivas».

Estas conversaciones motivaron la participación de organizaciones sociales y de víctimas. La Corporación Camaleón, de Apartadó, destacó que las prácticas culinarias han conservado la identidad que ha sido amenazada por la violencia: «Las ollas comunitarias nos han hecho fuertes para enfrentar una violencia mucho más cruda, una violencia interna que nos ha despojado de lo más importante: la cultura. ¿Eso dónde lo encontramos? En un plato de comida, en las manos que nos preparan el alimento».

Antes y después de los diálogos, las cocineras compartieron con el público productos elaborados por ellas: dulce de papaya del Cauca, arequipe de borojó y chontaduro del Chocó, y viche curado de Tumaco. En el mismo Fogón se preparon alimentos para los asistentes.

Al cierre de la última juntanza, la directora general del CNMH, María Gaitán Valencia, informó que la metodología del fogón se replicará en el Museo Nacional de Colombia, donde se realizarán escuchas permanentes.

La tarima como un espacio para la Colombia fuera de Colombia

«Me dijeron que estoy en la lista, dizque por colaborar con la guerrilla, ¡pero no es cierto! Yo soy la voz de la comunidad». Con esas palabras empezó el monólogo Elvia de la lideresa y defensora de derechos humanos Martha Hinestroza. «La bala del fusil me encontró de rodillas llorando […], pero desperté en un mundo diferente, en uno donde hay justicia», agregó.

Hinestroza llegó a la Semana por la Memoria desde Londres para enseñar cómo el arte le ha permitido transformar el dolor que conlleva el exilio. «Hice este monólogo porque el nombre de mi tía Elvia no aparece en ninguna parte y yo quise reivindicarla por lo que hacía por la comunidad», precisó la activista. A través de la danza acompañada por la cumbia y la dramaturgia, les demostró a los asistentes que no ha perdido esa conexión con la tierra que la vio nacer. «Nosotros somos la Colombia fuera de Colombia. No estamos acá, pero nuestro corazón sí es de acá».

 

 

La defensora de derechos humanos se presentó en la zona de la tarima, adonde también llegó el sonido del bullerengue desde Antioquia y las reflexiones del pueblo indígena nasa desde Santiago de Cali. En la Semana por la Memoria, las puertas se abrieron para que el territorio cantara, tejiera, hablara y contara las tradiciones con las que resiste y transforma.

El colaboratorio: un espacio creativo para explorar la memoria histórica desde la naturaleza


Los participantes del Laboratorio colaborativo vinieron desde territorios como Caquetá, Putumayo y Sumapaz.

Desde que inició el despliegue de su estrategia de territorialización, el CNMH ha promovido diferentes estrategias y espacios de diálogo y aprendizaje colectivo. Una de estas estrategias es el laboratorio colaborativo Naturaleza y Territorio en el Marco del Conflicto Armado, que se concibe como un espacio de encuentro y aprendizaje en común para explorar los impactos del conflicto armado en la naturaleza.

Este laboratorio ocupó un lugar muy importante en la agenda de la Semana por la Memoria 2023. Personas y organizaciones de diferentes regiones participaron, durante cinco días, en una gran juntanza creativa para pensar propuestas, ideas y dispositivos que permitan escuchar a la naturaleza y conocer lo que ella tiene por decir en relación con los daños ocasionados por la guerra. Así, se conocieron siete propuestas de la sociedad civil para avanzar hacia la comprensión de las causas y los impactos del conflicto armado a partir de la naturaleza.

Desde Bogotá, un grupo de personas propuso rescatar el conocimiento y los usos de plantas tradicionales que se perdieron con ocasión de los destierros, desarraigos y desplazamientos forzados. Otra de las propuestas fue la construcción de una ruta de reconciliación y memorias de los páramos situados en los municipios de Cocuy, La Uvita y Chita (Boyacá).

 


Durante cinco días, grupos de ciudadanos intercambiaron ideas para pensar dcómo darle voz a la naturaleza.

Desde Solano (Caquetá), se propuso escuchar los ríos de Colombia, conocer sus especies animales y vegetales, pero también las memorias de las comunidades que habitan sus riberas, que los navegan y protegen sus aguas. Esta propuesta, llamada «Ictio-Teca», nació durante un monitoreo comunitario de peces en el medio río Caquetá y, según los participantes, es algo parecido a una «biblioteca del río y de los peces». La «Ictio-Teca» quiere navegar hacia otros ríos de Colombia para involucrar a diversas comunidades en el conocimiento de sus fuentes de agua, así como en la conversación sobre las maneras en que han sufrido los ríos a causa de la guerra y en la proyección de ideas para cuidarlos colectivamente.

Algo parecido propusieron los participantes del corregimiento de Santa Ana, municipio de Puerto Asís (Putumayo), quienes invitaron a juntarse en las orillas del río Putumayo y a navegarlo para hacer memoria con la naturaleza a través del teatro.

 


La propuesta de Solano (Caquetá) se llama «Ictio-Teca
» y le apuesta al conocimiento de los ríos y sus especies.

 

Desde la Serranía del Alto Baudó, los participantes invitaron a escuchar el árbol de la jagua, tal como lo ha hecho ancestralmente el pueblo embera dobida. Ese árbol es especial, pues, a través de sus frutos y semillas, las comunidades embera se protegen, se comunican, se identifican, se embellecen y se conectan con sus espíritus sagrados. La memoria de árboles como este es clave en la comprensión de las dimensiones de los daños socioambientales del conflicto en nuestras selvas.

Desde Usme (Cundinamarca), se propuso avanzar en la construcción de la memoria histórica a través de un proyecto de reforestación activa de las cuencas del río Tunjuelito y se hizo un llamado de atención a considerar a las comunidades campesinas como parte esencial del páramo de Sumapaz, de su conservación y sus memorias.

El CNMH continuará apostándole a la reconstrucción de las memorias de la naturaleza a la que reconoce y comprende como un sujeto de dolor que también debe ser reparado y sanado.


El CNMH espera que las propuestas construidas durante el colaboratorio se consoliden en el futuro.


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CNMH, Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz, Exilio, Género, Insilio, Migración, Mujeres, Refugio

El CNMH construirá un plan de memoria del exilio, del retorno y del insilio

«En Urabá no hay resistencia, hay berraquera»

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CNMH

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La directora general del CNMH participó en el panel «El territorio habla y el CNMH escucha» del I Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz. Foto: Cristian Sánchez.

Publicado

12 diciembre 2023


El CNMH construirá un plan de memoria del exilio, del retorno y del insilio

Esta apuesta se presentó durante el I Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz, que se desarrolló en Bogotá entre el 28 y el 30 de noviembre con la participación de lideresas y organizaciones de víctimas colombianas que residen en 26 países.

 

Reconociendo el acumulado de procesos de memoria y esclarecimiento de la verdad realizados con las víctimas en el exilio, el CNMH diseñará durante 2023 el Plan de Memoria Histórica del Exilio, del Retorno y del Insilio* (MHERI). El proyecto se construirá participativamente con organizaciones sociales, de víctimas, víctimas no organizadas y comunidades de acogida. 

 

Lee más sobre el exilio colombiano en este libro.

 

Así lo anunció la directora general del CNMH, María Gaitán Valencia, durante el I Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz, convocado por mujeres exiliadas, refugiadas y migradas con el objetivo de incidir en la construcción de políticas públicas que promuevan la participación política de las mujeres en las agendas de paz y seguridad, así como la reparación integral de las víctimas en el exilio. 

El MHERI se diseñará durante 2023, a partir de la construcción colectiva de un plan piloto de memoria del exilio, retorno e insilio; un piloto de reconocimiento de los puntos fronterizos donde se asientan comunidades binacionales; y planes de memoria regionales o interregionales. Surtidas esas etapas, la implementación podría iniciar entre 2025 y 2026.

 

 

Al respecto, señaló la directora del CNMH: «Tenemos el gran reto de que hay nuevos elementos que se incorporan al exilio y que están perdidos en estos trabajos que se hacen con memoria histórica: es todo el trabajo del retorno, como elemento sustancial de reconstrucción de memoria, y también otro elemento: el insilio. Es fundamental que trabajemos en exilio, retorno e insilio como un solo componente». 

La elaboración del plan tendrá en cuenta los aprendizajes de la Agenda Exilio del CNMH, así como la metodología, los hallazgos y las recomendaciones del tomo «La Colombia fuera de Colombia» del Informe Final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad. 

 

Te invitamos a conocer el especial web «Voces del Exilio».

 

Alba Teresa Higuera Buitrago, integrante de la Colectiva de Mujeres Refugiadas, Exiliadas y Migradas, y participante del I Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz, destacó que existe un importante acumulado de acciones y procesos de memoria, a partir de los cuales será necesario «seguir construyendo no a partir del dolor, sino de la alegría, lo común y el bienestar, que es lo que correspondería en estas sociedades del siglo XXI». 

Dentro de ese acumulado de acciones y procesos de memoria se encuentran iniciativas como la obra de teatro «Mujer-eres, el teatro como arte sanador», el libro «Rompiendo el silencio desde el exilio. Aportes para la memoria y la construcción de paz con enfoque de género» (2018) y el informe «Exilio colombiano. Huellas del conflicto armado más allá de las fronteras» (CNMH, 2018).

 

El I Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz fue convocado por organizaciones y lideresas de 26 países. Foto: Cristian Sánchez

 

El I Encuentro buscó, además, incidir en la elaboración de nuevos instrumentos legales para la reparación de las víctimas en el exilio con enfoque de género, étnico y de discapacidad, además de la ampliación de la participación de las mujeres exiliadas, refugiadas y migradas en el actual proceso de diálogos con el ELN y otros que puedan desarrollarse en el marco de la política de Paz Total. 

 

Puedes leer también: Mujer-eres, el teatro como arte sanador

 

Las mujeres exiliadas también pusieron en común las dificultades que siguen enfrentando en sus países de acogida, como la negación de las solicitudes de asilo, las dificultades para el acceso a trabajos bien remunerados y al reconocimiento de sus títulos profesionales, la discriminación, la prisionalización y las limitaciones para el acceso a los sistemas de salud, entre muchos otros. 

En esa línea, Alba Teresa Higuera señaló que es necesario tramitar un nuevo proyecto de ley que reconozca las necesidades de las víctimas en el exterior y conciba retornos estacionales, teniendo en cuenta las realidades de las familias que se han construido tras largos años en el exilio: «Tenemos interés de seguir incidiendo en la política pública, en las acciones y responsabilidades de los Estados para garantizar los derechos fundamentales de la sociedad y de las mujeres específicamente». 

Durante el I Encuentro, el CNMH participó en la mesa sobre la Estrategia de Territorialización y el enfoque de género en el trabajo por la memoria, con el objetivo de «codiseñar estrategias para que los procesos de memoria en el exilio relacionados con archivos, esclarecimiento de la verdad, museos, iniciativas de memoria, reparación colectiva y pedagogía sean socializados y obtengan los apoyos necesarios».

*«Insilio» es un término no registrado en el diccionario, que se refiere a las “personas afectadas por el exilio de sus familiares”, tal como señaló la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad en su informe La Colombia fuera de Colombia.


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Las sobrevivientes que participaron en el informe La verdad de las mujeres víctimas del conflicto armado en Colombia, en el departamento de Bolívar.

«¡Estoy viva!»: un grito de resistencia a la violencia sexual en el conflicto armado

Las sobrevivientes que participaron en el informe La verdad de las mujeres víctimas del conflicto armado en Colombia, en el departamento de Bolívar.

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CNMH

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Las sobrevivientes que participaron en el informe La verdad de las mujeres víctimas del conflicto armado en Colombia, en el departamento de Bolívar.

Publicado

20 junio 2023


«¡Estoy viva!»: un grito de resistencia a la violencia sexual en el conflicto armado

  • En el Día Internacional por la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos, el CNMH y la Ruta Pacífica de las Mujeres recuerdan las marcas imborrables que dejó esta práctica en las víctimas y cómo ellas han encontrado la manera de sobrevivir.

En una vereda en Bolívar, un grupo de mujeres encontró refugio en el deporte para olvidarse de los problemas ocasionados por el conflicto armado. Dunia León, coordinadora de la Ruta Pacífica de las Mujeres en ese departamento, expuso que «ellas se juntaron y armaron equipos de fútbol sin saber jugar, solo para estar juntas». 

Al menos 30 mujeres se tomaron dos o tres calles del corregimiento de San José del Playón, de 2:00 a 5:00 de la tarde, tras vivir el conflicto, especialmente desde 1989. «Después de las seis ya no podíamos estar afuera —explicó una de ellas ante la Ruta—. Como todas éramos adultas y teníamos marido, teníamos que ir a atender la cocina». 

Durante esas tres horas, se dedicaron al deporte para distraerse y, quizá, sin saberlo, también fue un tiempo para resistir. «El saludo de ellas era una manera de darle ánimo a las otras», precisó Dunia León en entrevista con el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH). Cada que llegaba una mujer a esas calles se decía la una a la otra: «¡Estoy viva!».

Ese tejido colectivo quedó registrado en el informe La verdad de las mujeres víctimas del conflicto armado en Colombia, que se basa en la experiencia de más de mil voces afectadas por la guerra. Está compuesto por dos tomos y una versión resumida que salió a la luz en 2013. Fue una iniciativa de la Comisión de Verdad y Memoria de la Ruta Pacífica de las Mujeres. 

 
 
 
 
 
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«En principio, pareció una idea muy loca porque estábamos en pleno conflicto», manifestó la coordinadora de Bolívar. A pesar del miedo y el silencio que imperaba por la presencia de los actores armados, se propusieron recoger esas memorias de las mujeres. «Veíamos que su situación no era visibilizada —detalló Dunia—. Eran mostradas como una víctima secundaria: eran la esposa, la madre o la hija, pero no se contaba lo que les pasaba directamente».

Violencia sexual en el conflicto armado

En el Día Internacional por la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos, el CNMH y la Ruta Pacífica de las Mujeres recuerdan los estragos que ha dejado esta práctica en la vida, la memoria y los cuerpos de las víctimas. En el informe mencionado, algunas de ellas narraron las experiencias que las llevaron a ser utilizadas como botín de guerra.

«Los paramilitares hicieron conmigo lo que quisieron», afirmó una víctima de San Miguel (Putumayo) a la Ruta y mencionó que sufrió ataques físicos con «machete, de darme por todas las costillas». Después, fue violada por cuatro o cinco personas, dejándola «como nuestro señor Jesucristo, prácticamente amolada, prácticamente vuelta nada».

León comentó que al principio las mujeres no se atrevían a exponer lo que les había pasado a nivel sexual porque consideraban que era una práctica que no se puede probar y que, en el fondo, impera un manto de vergüenza. A pesar de su silencio, las consecuencias sí fueron más profundas, pues también afectó a los más cercanos a ellas.

Lea también: «La guerra me volvió una mujer de cuatro letras»: Mary Luz López.

Una mujer le dijo a Dunia que su esposo tuvo que presenciar la violencia sexual que sufrió: «lo amarraron para que viera cuando varios la estaban violando y, desde ahí, él nunca quiso volver a tener relaciones con ella». De acuerdo con León, ese actuar fue una ofensa a su hombría y a su virilidad, ya que al ser «accedida carnalmente por otros, le quitaba ese privilegio del que era dueño en primer lugar».

De esa forma, el patriarcado que impera en la guerra termina cobijando a todos. «A algunas mujeres las violaban y luego las mandaban a cocinar para después violar a sus hijas», recordó la vocera de la Ruta. Destacó que la militarización en los pueblos exacerbó ese tipo de violencias con la presencia de los grupos armados legales e ilegales que, muchas veces, trabajaron juntos.

Comisión de Verdad y Memoria: un bastón para las mujeres

Las sobrevivientes que participaron del informe La verdad de las mujeres víctimas del conflicto armado en Colombia, en el departamento de Bolívar.
Las sobrevivientes que participaron del informe La verdad de las mujeres víctimas del conflicto armado en Colombia, en el departamento de Bolívar.

En el conflicto armado, los perpetradores transmitieron un mensaje de dominación a través de los cuerpos de las mujeres. Ese terror se perpetuó en el tiempo y, por eso, a las víctimas les costó mucho tomar fuerza y alzar la voz. Eso lo expuso la Ruta cuando recogió sus voces, debido a que muchas de ellas no se atrevieron a manifestar la violencia sexual que vivieron.

En 2011 y 2012, la Comisión de Verdad y Memoria escuchó a mil mujeres, de las cuales el 13 % sufrió de violencia y tortura sexual; sin embargo, Dunia León resaltó que el porcentaje es mucho mayor. «En ese momento muchas no se atrevían a hablar, pero luego, con los procesos que se hicieron, hablaron más abiertamente», añadió.

Las experiencias recogidas en dicho informe llegaron a la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad (CEV); incluso, impulsaron a otras a contar su historia. La coordinadora cree que «esas mil víctimas fueron un bastón para que otras mujeres se anexaran a los procesos y luego decidieran dar su testimonio a la CEV».

Expresar lo que les pasó es uno de los primeros pasos para resistir y afrontar el conflicto armado, pero no solo se quedan allí. «Ellas se dieron cuenta de que solas les iba peor y que es necesario organizarse para apoyarse con más fuerza», indicó León. El tiempo les ha dado a las mujeres la capacidad de recrear tejidos colectivos y, para Dunia, «eso ha hecho que sobrevivan». 

En la guerra, los violentos —como ella nombra a los actores armados— no solo enviaban mensajes de terror, sino que se aseguraban de quitarles la dignidad a las mujeres violándolas. Ellos saben que «una mujer con dignidad es una mujer que levanta la voz»; ahora, muchas de ellas también lo reconocen y resuenan desde la colectividad. 

 


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Comisión de Verdad y Memoria, Conflicto Armado, Mujeres, Ruta Pacífica de las Mujeres, Víctimas, Violencia Sexual

“Por los retoños del árbol truncado”: memorias de las familias de la Fuerza Pública

Los diálogos por la pedagogía de la memoria inician con la comuna 13 de Medellín

Aunque Asviponalca tiene trabajo en distintos municipios, desarrolla labores en el municipio de Popayán. Foto: Julián Moreno para CNMH

Autor

CNMH

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Foto: Julián Moreno para CNMH

Publicado

20 agosto 2020


“Por los retoños del árbol truncado”: memorias de las familias de la Fuerza Pública

La Asociación de Viudas de Agentes de la Policía Nacional del Cauca (Asviponalca) lanzará, con el apoyo del Centro Nacional de Memoria Histórica, el producto de su trabajo como iniciativa de memoria. Se trata de una agenda en la cual la Asociación nos cuenta sobre sus propósitos y desde la voz de las viudas y los hijos de agentes de la fuerza pública conoceremos las reminiscencias sobre los padres, amigos y esposos, así como las situaciones a las que se enfrentaron las viudas y cómo lograron salir adelante. 

El lanzamiento será el próximo 25 de agosto y ustedes podrán conectarse a través del facebook live del Centro Nacional de Memoria Histórica. Acompáñanos y conoce más sobre un grupo de familias que por más de 30 años se ha aferrado a la vida.

De acuerdo con el Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro Nacional de Memoria Histórica, en Colombia entre 1958 y 2017, han sido afectados 23.086 miembros de la fuerza pública en acciones relacionadas con el conflicto armado en el país. Esta cifra nos invita a considerar no solo los efectos de la violencia en los uniformados, sino el sufrimiento y la incertidumbre que experimentan numerosas familias que se enfrentan a la ausencia, la afectación y el dolor ante lo sucedido con sus familiares. 

Asviponalca representa a algunas de estas familias. La asociación se originó el 10 de agosto de 1986 cuando ante la pérdida de sus esposos algunas viudas se comenzaron a acompañar en el proceso de duelo y en los trámites administrativos ante las entidades estatales. Su trabajo se ha forjado para promover colectivamente el conocimiento de las implicaciones que viven las familias de quienes, siendo miembros de las fuerzas armadas estatales, han sido heridos, asesinados, desaparecidos o han fallecido; también es una apuesta por el reconocimiento de los derechos que las familias tienen. 

“Por los retoños del árbol truncado” es el lema de la asociación, una metáfora que alude a los uniformados como árboles y a sus familias, especialmente a sus hijos, como sus retoños; este lema revela el eje de su trabajo: el bienestar de las familias de la fuerza pública, especialmente de quienes quedaron huérfanos. Atendiendo a ese propósito esta asociación no solo trabaja por quienes han sido afectados por el conflicto armado colombiano, sino por un universo amplio de familias que se enfrentan a la pérdida o lesión de sus esposos, hijos o padres. 

En el proceso de acompañamiento del Centro Nacional de Memoria Histórica que se realizó mediante el apoyo a Iniciativas de Memoria, además del reconocimiento de estos hombres como servidores de la patria, se reivindicaron sus roles en el hogar, su carácter y dimensión humana, que muchas veces están encubiertos por su vinculación con las fuerzas armadas.

Volver al pasado condujo además a reconocer la importancia que tiene Asviponalca para sus asociados, como el apoyo y lazo de amistad que se ha gestado entre ellos les ha permitido seguir adelante con sus vidas. De acuerdo con Nancy Sánchez, participante del proceso, “la cercanía con la asociación ha sido para mí un apoyo importante; he sentido que no soy la única que pasa por eso”. En particular, la asociación ha jugado un papel definitivo en la búsqueda de condiciones de bienestar para las familias, en especial en relación con la salud, educación y vivienda.

‘Unas verdaderas heroínas’

El proceso promovió una comprensión amplia de la memoria, que reviste de relevancia cómo se vive el impacto de la pérdida o lesión, cómo se afrontó ese hecho y las formas que las viudas se inventaron para dar continuidad a la vida en medio de la pérdida y el sufrimiento. Así, no solo se hizo memoria sobre los uniformados como protagonistas de esta historia, sino que cada uno de los participantes del proceso habló de sí mismo, esto abrió el camino para que a través de la memoria reivindicaran su fortaleza, capacidad de gestión y resistencia. 

 “Reconocimos la dificultad, la enfrentamos y la asumimos. (…) No fuimos flojas y prácticamente solas logramos salir adelante ante todos los embates de la vida” cuenta Ana Ruth Lemus, quien enviudó en 1986. 

Asviponalca se ha convertido en una red de apoyo y amistad para sus miembros. Foto:Julián Moreno para CNMH.

Asviponalca se ha convertido en una red de apoyo y amistad para sus miembros. Foto:Julián Moreno para CNMH.

Los hijos reconocieron a sus mamás como heroínas incansables que con paciencia, amor y valentía lograron criarlos y hacer el papel de madre y padre en los hogares. “Mi mamá es una superhéroe. Yo a ella siempre la he visto trabajando y hoy agradezco esa fortaleza que tiene para luchar y trabajar en favor de las víctimas”, agrega Adriana Nievas, hija de un agente de policía fallecido. 

Estas memorias están plasmadas en la agenda “Por los retoños del árbol truncado” que se materializó y será presentada públicamente con el apoyo de la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo (ACCD). Pueden conocer este producto en el evento de lanzamiento que se llevará a cabo el próximo 25 de agosto a partir de las 6pm, en el cual escucharemos a las protagonistas de estas historias y sus experiencias construyendo memoria.

El evento se transmitirá mediante el facebook live del Centro Nacional de Memoria Histórica. Pueden participar y seguir la campaña de comunicación mediante los hashtags #LaMemoriaReivindica y #TerritoriosyMemorias 

El lanzamiento será el próximo 25 de agosto y ustedes podrán conectarse a través del facebook live del Centro Nacional de Memoria Histórica. Acompáñanos y conoce más sobre un grupo de familias que por más de 30 años se ha aferrado a la vida.

Para mayor información sobre el lanzamiento de la Iniciativa puede contactarse con:

Julieta Castiblanco (Estrategia de Comunicaciones del CNMH): 3168202740

Juan Pablo Esterilla (Estrategia de Comunicaciones del CNMH): 3125730785


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Cauca, Derechos, Fuerza Pública, Memoria, Mujeres, Paz, Policía, Popayán

Una iniciativa para reivindicar memorias en el Cauca

Asviponalca trabaja por las familias de la Fuerza Pública. Foto: Julián Moreno para CNMH.

Asviponalca trabaja por las familias de la Fuerza Pública. Foto: Julián Moreno para CNMH.

Autor

CNMH

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CNMH

Publicado

11 agosto 2020


Una iniciativa para reivindicar memorias en el Cauca

  • La Asociación de Viudas de Agentes de la Policía Nacional del Cauca (Asviponalca) lanzará, con el apoyo del Centro Nacional de Memoria Histórica, el producto de su trabajo como iniciativa de memoria. 
  • Se trata de una agenda en la cual los integrantes de la asociación nos cuentan -desde la voz de las viudas y los hijos de agentes de la Fuerza Pública-, las reminiscencias sobre los padres, amigos y esposos, así como las situaciones a las que se han enfrentado.

Durante años, víctimas del conflicto armado colombiano han echado a andar sus propias iniciativas para construir un país en paz. Ejemplo de ello ha sido la Asociación de Viudas de Agentes de la Policía Nacional del Cauca (Asviponalca).

Asviponalca está compuesta por 390 personas de diferentes edades que residen en distintos municipios del Cauca, especialmente en Popayán. Su inicio se remonta a 1986, año en el que de manera paulatina mujeres viudas se fueron juntando para reconocer a sus esposos, exigir justicia y reclamar un compromiso serio de la institucionalidad en relación con el bienestar económico de las familias de uniformados que habían muerto. 

Desde el 2019, la Asociación empezó a trabajar conjuntamente con el Equipo de Apoyo a Iniciativas de Memoria Histórica con el objetivo de desarrollar un producto con el que además pudiesen compartir sus memorias. 

Llevarlo a cabo implicó el desarrollo de una serie de espacios que sirvieron para rememorar cualidades de la personalidad de uniformados que perdieron la vida, para recordar sus roles en lo familiar y para conversar sobre su duelo y la tarea de afrontar los hechos de violencia con la entereza que se requiere para salir adelante.

A través de sus relatos, las mujeres dejan ver los pasos que dieron desde sus procesos individuales para encontrarse como colectivo, consolidando un vínculo que inicialmente estuvo dirigido a exigir sus derechos como viudas y familiares de policías y militares.

FOTO: Ana Ruth hablando de su apuesta por la reconciliación. Foto: Julián Moreno para CNMH

Adicionalmente, en los talleres identificaron sus formas de hacer memoria: los objetos que conservan, las prácticas diarias en las que el ausente vuelve a la mente y al corazón. Se situaron como protagonistas de su experiencia e interpelaron las ideas sobre las mujeres viudas como desvalidas, compartiendo cómo se transformaron y consolidaron su trabajo colectivo. 

Con base en esos encuentros, las mujeres concertaron que querían compartir sus memorias mediante una agenda con relatos sobre la asociación y sobre cada participante del proceso. “Para irle dando forma a la agenda hacíamos jornadas de trabajo todo el día, nos saludábamos, expresábamos cómo nos sentíamos al estar ahí, hacíamos ejercicio de cómo nos habíamos conocido con nuestras parejas y contábamos qué expectativas teníamos”, cuenta Ruth.

En estos talleres, las mujeres han reflexionado sobre la necesidad de ser conscientes de sus emociones y trabajar con ellas. “Queremos sanar ese odio, esa rabia, esa tristeza, estar dispuestas a perdonar, a cambiar esa idea que teníamos de luto, de llorar, y abrir el corazón para decirle al mundo que la muerte, pero sobre toda la vida de nuestros esposos es un aporte a la paz”, añade Lemus.

La memoria fue cómplice de sus afectos y a través de la atenta escucha de las historias de otras se fortalecieron y ratificaron sus vínculos. En este proceso, las hijas e hijos tuvieron la posibilidad de manifestar su admiración por sus mamás y papás. En ellas reconocieron a unas heroínas incansables, de quienes exaltan su paciencia, amor y valentía al asumir el hogar, el trabajo y la crianza solas, cuando sus papás se ausentaron por la violencia vivida. Hacer memoria fue una forma de dignificarlas.

“Yo a mis hijas no les hablaba mucho sobre su papá, sobre todo a la menor, pues en el 86, el año en que murió mi esposo, ella tenía año y medio. Ella no sabía exactamente la historia; sabía que la guerrilla los había matado, pero en una de las sesiones tomé el impulso y ella me dijo: “mamá usted por qué no me había contado, —mamá yo no sabía todo eso—”, cuenta Lemus.

Con la elaboración de la agenda “Por los retoños del árbol truncado” se visibilizan las historias de Asviponalca, unos relatos que, en palabras de las integrantes, “no suelen encontrar eco en la opinión pública”. Las mujeres escogieron que fuera una agenda pensando en que las personas que la reciban la usen diariamente, la lleven a espacios con otras personas y divulguen el mensaje y la memoria de la asociación. El título corresponde a la apuesta de la organización por las familias —los retoños— de los miembros de la Fuerza Pública —el árbol—.  


acuerdos de paz, postconflicto, inversión, internacional


Cauca, Iniciativas, Memoria, Mujeres, Paz, Policía

Memorias de las mujeres indígenas

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

Nathaly Molina Gómez

Publicado

07 Mar 2015


Memorias de las mujeres indígenas

Jambaló es un resguardo indígena y un municipio montañoso ubicado en el nororiente del departamento del Cauca. Tiene un paisaje imponente y es un crisol cultural en el que, desde el primer momento, se siente una profunda tradición de los pueblos Nasa y Misak. Sin embargo, es también un territorio azotado por múltiples violencias a causa del conflicto armado, en donde sus habitantes han vivido el desplazamiento forzoso, los asesinatos selectivos, masacres y fuego cruzado, al igual que la eliminación y prohibición de sus prácticas culturales ancestrales.

Allí, las mujeres víctimas del conflicto armado con el acompañamiento del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), han iniciado un proceso de reconstrucción de memoria para visibilizar las violencias que han sufrido y sus procesos de resiliencia y de resistencia en el resguardo. Un proceso que también cuenta con el apoyo del programa VISP de USAID y OIM.

La iniciativa comenzó en enero de 2105 -luego de ser presentada en cabildos y aprobada por las autoridades tradicionales del resguardo- y hoy, los talleres de memoria histórica con 90 mujeres de todo el resguardo son una realidad. “Usualmente una iniciativa de memoria destaca a una comunidad pero pocas veces resalta el papel de la mujer que sufre la guerra, que pierde a sus hermanos, familiares e hijos. Esta iniciativa es creada por y para las mujeres, y creo que eso es lo más significativo de este proceso” destaca Nathaly Molina Gómez, investigadora que acompaña la iniciativa de reconstrucción de memoria histórica de mujeres víctimas del conflicto armado del resguardo de Jambaló, Cauca.

A través de actividades participativas que han permitido identificar las violencias y resistencias de estas mujeres indígenas, la construcción de relatos colectivos y la representación -a través del dibujo- de los hechos violentos más recordados en las veredas y zonas del resguardo, estas mujeres se convertirán en gestoras de memoria en sus veredas al terminar el proceso. Además, una cartilla recogerá todo el camino transitado en la reconstrucción de memoria y un documental visibilizará la experiencia de estas mujeres.

Por otra parte, desde las autoridades del Resguardo se ha propuesto realizar una Minga por las resistencias y en contra de las violencias hacia las mujeres al finalizar el acompañamiento. Un encuentro que durará cuatro días, tiempo en el que las 90 mujeres participantes de la iniciativa se reunirán con otras 20 mujeres víctimas y lideresas del país para intercambiar experiencias, y se marchará por las diferentes zonas de Jambaló (baja, media y alta) para resignificar los lugares en donde se han cometido hechos violentos. Para el cuarto día, la minga terminará con la presentación de la cartilla de memoria de las mujeres indígenas en Jambaló.

Con este proyecto, desde el CNMH continuamos dándole eco a la voz y la memoria de las mujeres indígenas en el marco del conflicto, quienes sostuvieron la vida en condiciones adversas y empiezan a trabajar por el respeto de sus derechos y el de sus comunidades.

 
 


Jambaló, Memoria, Mujeres, Pueblos Indígenas

No es hora de callar la violencia sexual contra las mujeres

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

23 May 2015


No es hora de callar la violencia sexual contra las mujeres

El lunes 25 de mayo Colombia conmemora el Día Nacional por la Dignidad de las Mujeres Víctimas de Violencia Sexual, una fecha para visibilizar este crimen que sigue vigente e impune, y con la cual se quiere dignificar y hacer un reconocimiento a las mujeres que, pese al drama que afrontaron, hoy siguen luchando para reconstruir sus vidas.

El 25 de mayo del año 2000, la periodista Jineth Bedoya se dirigía a la cárcel Modelo de Bogotá para una entrevista con el exjefe paramilitar de Barrancabermeja, Mario Jaimes Mejía, alias el ‘Panadero’. Sin embargo, cuando intentaba ingresar al penal fue abordada por varios hombres que la drogaron y la agredieron física y sexualmente. Ese día inició su incansable trabajo por los derechos y la dignidad de las mujeres víctimas de la  violencia sexual.

“El 25 de mayo, hace 15 años, me robaron la vida -recuerda la actual Subeditora del periódico El Tiempo- sin embargo, cuando me inscribí a la lista del Registro Único de Víctimas y empezó el proceso de reparación, inicié una lucha para que en esa misma fecha se reconociera y dignificara a miles de mujeres que como yo, fueron víctimas de violencia sexual en Colombia, y así entre todas recuperar lo que nos robaron”. Un sueño que se materializó el año anterior cuando el presidente Juan Manuel Santos, mediante el decreto 1480 de 2014, ordenó que cada 25 de mayo se conmemorara el Día Nacional por la Dignidad de las Mujeres Víctimas de Violencia Sexual.

Entrevista a Jineth Bedoya  #NoEsHoraDeCallar

Y es que según el último informe Forensis, publicado por el Instituto Nacional de Medicina Legal, 17.512 mujeres fueron agredidas sexualmente en el año 2013. En este mismo año, según datos de la Corporación Sisma Mujer, en Colombia cada 30 minutos una mujer fue víctima de violencia sexual, siendo Bogotá la ciudad donde más agresiones se registraron con un promedio de una mujer víctima de violencia sexual cada 3 horas, seguida por el departamento de Antioquia con una mujer agredida sexualmente cada cuatro horas y el Valle del Cauca, registrando un caso cada 6 horas. Cifras alarmantes y que pueden ser aún mayores, pues la poca denuncia y el subregistro no muestran la verdadera dimensión de este delito.

Para María Emma Wills, asesora de la dirección del Centro Nacional de Memoria Histórica, y quien este domingo participará en las actividades de la Universidad Central (calle 21 No. 4-40) durante el Festival por la Vida de las Mujeres, “esta fecha es un llamado de atención a la opinión pública para que incorporemos en la conciencia a las mujeres víctimas de estos delitos. Que nos pongamos en los zapatos de las víctimas y de esas madres, padres, hijos, hijas y demás parientes que han vivido también ese dolor, pues la violencia sexual enmarcada o no en el conflicto armado, nos afecta a todos y todos debemos indignarnos”.

Desde el Centro Nacional de Memoria Histórica los invitamos a participar de las actividades que se realizarán los días 23, 24 y 25 de mayo y expresar su acompañamiento durante esta fecha con el hashtag #NoEsHoraDeCallar

Conozca la programación del Festival por la Vida de las Mujeres.

 


Mujeres, No, Víctimas, Violencia Sexual

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