Autor: CNMH

La abogada de los desaparecidos

Noticia

Autor

Harold García

Fotografía

Iván Sierra

Publicado

30 Ago 2016


La abogada de los desaparecidos

Este 30 de agosto se conmemora el Día Internacional de las Victimas de Desaparición Forzada, y el CNMH conversó con Andrea Torres, sobrina de Nydia Erika Bautista desaparecida por la Fuerza Pública.


Allá está Andrea Torres Bautista, sentada sobre un sofá largo, a su espalda están las fotos de una decena de personas desaparecidas a causa del conflicto armado. Sonríe, su rostro demuestra la fuerza de una mujer que no quiere desfallecer ante ninguna adversidad. Su mirada fija y profunda, que alumbra gracias a sus ojos grandes de color verde, representa la esperanza de las víctimas de esta guerra —que pronto llegará a su fin—, de seguir adelante en la lucha que emprendieron.

Andrea, siendo una niña, vivió en carne propia la desaparición forzada. El 30 de agosto de 1987, celebraban en familia y amigos la primera comunión de ella y su primo Erick. Su tía Nydia Erika Bautista, de 35 años en esa época, salió a dejar uno de los invitados de la reunión al autobús, cuando varios hombres vestidos de civil, que se movilizaban en una camioneta Jeep Suzuki gris, la abordaron y entre gritos, forcejeos e insultos la obligaron a subir dentro del vehículo. Fue lo último que se supo. Fue el último recuerdo. “Me acuerdo mucho de su imagen porque estaba hermosa, estaba feliz. Cada detalle del peinado, de los aretes, del vestido lo discutió conmigo. Era una mujer muy alegre aunque con un carácter muy fuerte”, carácter que heredó Andrea, según dice su familia.

Desde ese día Andrea, a pesar de ser una niña, emprendió junto con su familia una travesía por descubrir qué sucedió. Salieron por las calles con una fotografía de su tía preguntando a la gente si reconocían ese rostro, esa vida, esa esperanza de tenerla de nuevo junto a ellos. Y es que lo último que pierde el familiar de un desaparecido es la esperanza; siempre cuenta con el anhelo de reencontrar con vida a su ser querido. La incertidumbre es el pan de cada día, cada noche en vela imaginando su paradero, su destino, su regreso. Las huellas dejadas desde el último instante se convierten en la ilusión de vida para jamás cansarse de esperar; esa blusa, ese crucifijo, la cicatriz, el lunar, esos zapatos viejos que usaba como nuevos.

El caso de Nydia Erika Bautista quedó archivado durante tres años hasta 1990 cuando el sargento Bernardo Alfonso Garzón Garzón dio a la Procuraduría General información sobre los autores y la localización de varios hombres y mujeres desaparecidos por la XIII Brigada del Ejército en Bogotá. Aquí comienza una batalla jurídica para llevar a los responsables de la desaparición, muerte, tortura y violación de Nydia Erika a la cárcel. Pero también es el inicio de una persecución directa contra la familia Bautista. Es cuando Andrea cambia los parques, donde todo niño debe jugar libre, por los del exilio, por los del miedo, por las amenazas y las persecuciones. 

Los hostigamientos y amenazas los obligan a abandonar el país. Mientras los asesinos de su tía, como dice Andrea, eran condecorados con medallas al mérito en Colombia, ella y su familia dignificaban el nombre de Nydia Erika y los desaparecidos desde casas lejanas, desde las barreras de otro continente. “El Estado busca limpiar su imagen de violador de derechos humanos, mediante la erradicación de evidencias; así como eludir su responsabilidad, las cuales descarga en un supuesto tercero en contienda, con lo cual pretende minimizar los costos políticos que presenta un crimen de lesa humanidad, que cada día muestra niveles crecientes en nuestro país”, dice el informe del CNMH Normas y dimensiones de la desaparición forzada en Colombia.

—   Decidí volver a Colombia y estudiar Derecho al ver tanta impunidad, dice.  

Se especializó en Derecho Penal para ejercer el litigio en favor de las víctimas de desaparición forzada. “Evidencié que la justicia en Colombia maneja una impunidad muy sofisticada, hay que tocar todas las puertas existentes para lograr un ápice de verdad”, reflexiona.

Insistió en volver, no le gustaba el exilio, lo rechazaba. A pesar de que su familia no estaba de acuerdo, ella regresa. Durante los tres primeros años de la carrera su familia continúa exiliada. La Fundación Nydia Erika Bautista había sido creada en Alemania por un premio en derechos humanos que recibió Janeth, la mamá de Andrea. Y es ahí cuando en el país empiezan a recibir a muchas personas que venían buscando asesoría sobre sus casos. Entonces Janeth se da cuenta que hace falta una mirada desde lo jurídico, y aunque Andrea es estudiante, deciden vincularla para hacer un acompañamiento a todas estas familias.

“El acompañamiento empieza desde llevarlos a la Fiscalía, ir a poner la denuncia para que se la reciban, para que no haya la excusa de que tiene que haber pasado 72 horas, ayudándolos a activar el mecanismo de búsqueda; haciendo todas las cosas generales que en principio para una familia son tan difíciles de realizar en medio de haber perdido un ser querido. Eso fue a partir de 2006”, explica Andrea.  

El primer caso que recibió Andrea fue del Casanare que renombran como “La Combinada”, en donde desaparecieron a cinco agricultores que sembraban arroz en la zona. Ese es el inicio de su carrera como abogada: empieza ir a los juzgados, a buscar pruebas, pero sobre todo comienza a buscar la verdad y a los desaparecidos. En esa experiencia de vivir el litigio de la desaparición forzada se da cuenta lo que implica este tema, que no es lo mismo que apelar en otra cosa. Que muchos de los casos tienen que ver con el Estado, con la Fuerza Pública.

“Me doy cuenta que la impunidad es muy sofisticada, porque que veo en los códigos y pretendo aplicar para los casos de las víctimas en la práctica no se aplica, entonces me tengo que poner a desarrollar unas herramientas para lograr llamar la atención de las autoridades”. Diseñó todo un litigio estratégico sobre desaparición forzada. Según Andrea, en Colombia este crimen es tan sofisticada la impunidad que “las victimas desaparecen, los familiares hacen la denuncia y las denuncias también desaparecen”, lo que lleva a que la investigación también desaparezca.

Ante eso Andrea, a través de la Fundación, empezó por darles el lugar prioritario a los familiares. Decidieron que debían insistir con la historia que los familiares habían construido, que la práctica de la desaparición forzada no es aislada de la guerra, que ha sido sistemática y generalizada. En ese camino de persistencia y de resistencia, de ser tan tercos, siempre han obtenido algo, por mínimo que sea, y eso le ha generado en ocasiones momentos satisfactorios, pero también consecuencias que se han materializado en amenazas y persecuciones.

Actualmente investiga 170 casos de desaparición forzada, donde los victimarios son agentes del Estado o grupos paramilitares en su mayoría. “La guerrilla también ha cometido desapariciones forzadas, pero en los caso que yo he litigado ningún responsable es de la guerrilla”, explica.

De los 170 casos, 22 son de mujeres. “La desaparición forzada en ellas es diferente, y eso quedó demostrado en el caso de mi tía: son torturadas, muy enfocadas en el hecho de ser mujeres, les cortan el pelo, les cambian la ropa, todo en contra de la intimidad, de su ser, las violentan sexualmente”, dice Andrea, que por un momento pierde la sonrisa que la ha acompañado durante toda la tarde.

Hay un ejemplo que muestra de manera directa el actuar de los grupos armados en la desaparición forzada a través de la mujeres. La Fundación Nidia Erika Bautista está llevando el caso de las hermanas Galágarra, en Putumayo; con ellas hay una prueba, contundente, de que fueron desnudadas violentamente. En ese caso Andrea le insistió a la Fiscalía sobre ese detalle para investigar el tipo de violencia que sufrieron. Al avanzar en la investigación, descubrieron que el grupo desmovilizado tenía un pacto de silencio frente a lo que hicieron contra las mujeres. “Empecé a estudiar las necropsias y a partir de los reportes forenses evidencié que todas tenían cortes en su ropa interior, y que esos cortes no obedecían al propio descuartizamiento sino a una tensión que sufrieron antes, que habían ejercido sobre esas prendas, entonces a partir de allí, en el caso Galarraga, se logra tipificar la desnudes forzada”, afirma Andrea.

La Fundación Nidia Erika Bautista lanzó este 2016 el informe “Discriminación e impunidad: Desaparición forzada de mujeres en Colombia”, un estudio de 1985 a 2005 sobre este crimen contra las mujeres. “El objetivo de la investigación se centró en visibilizar las desapariciones forzadas de niñas y mujeres bajo el conflicto armado y la violencia sociopolítica en el país a través de 39 casos, en los que se han identificado, en la medida en que la información lo permitió, los rasgos de género y de violencia contra la mujer y los impactos diferenciales que las desapariciones forzadas han dejado en las vidas, los cuerpos y los derechos de las víctimas y de quienes las buscan, en un contexto de profunda indolencia, impunidad y discriminación histórica expresada en los casos de las mujeres que se llevaron, y en el trato a los derechos de las que se quedaron luchando por la verdad, la justicia y por el regreso de sus seres queridas”, relata Andrea.

La sonrisa de Andrea vuelve a envolver toda la sala para decir que ella “es la abogada de los desaparecidos para revindicar la lucha de su familia. Y porque siempre habrá alguien que hable por ellos”.

 

Publicado en Noticias CNMH



Desaparecidos, Víctimas

20 años de ausencia en La Esperanza

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Autor

Ricardo Roballo

Fotografía

Ricardo Roballo

Publicado

01 Sep 2016


20 años de ausencia en La Esperanza

“El mejor acto de perdón es la verdad y la justicia, aquí el dolor se nos a transformado en lucha, denuncia y en la búsqueda de nuestros seres queridos. Creemos en la paz pero una paz sin desaparecidos”, afirma Flor Gallego a quien un grupo paramilitar a cargo de Ramón Isaza, desaparecieron forzadamente a su esposo Hernando Castaño, su hermano Juan Carlos, su prima María Irene y a 14 campesinos más que fueron sacados de sus casas sistemáticamente entre junio y diciembre de 1996 en la vereda La Esperanza, de Carmen del Viboral, Antioquia.


El pasado sábado 20 de agosto se conmemoraron los 20 años de estos trágicos hechos, la jornada de memoria se denominó “Que no muera la esperanza”, en donde los familiares de las víctimas junto a la Corporación Jurídica Libertad y el movimiento de Hijos e Hijas por la Memoria y contra la Impunidad, organizaron un emotivo evento que inició con la marcha histórica, que realizan los familiares, en un tramo de la autopista Bogotá-Medellín.

La jornada continuó con una ceremonia eucarística en memoria de las víctimas, seguida por una obra de teatro en donde participaron los hijos y nietos de las personas desaparecidas. “Todavía seguimos buscando a nuestro familiares, seguimos sembrando la semilla de la memoria, estamos gestando las nuevas generaciones con esta semilla para que no se desfallezca después de tantos años”, dijo Claudia Castaño hija de Hernando Castaño, víctima de desaparición forzada en la vereda.

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    Mándala en homenaje a los desaparecidos forzadamente de la Vereda La Esperanza

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    Galería de rostros de algunos de los desaparecidos en la vereda La Esperanza

Paz sin desaparecidos

Uno de objetivos principales de esta conmemoración después de 20 años continua siendo la denuncia y la exigencia al Estado para saber la verdad sobre los hechos ocurridos, ya que las versiones de los paramilitares en la ley de Justicia y Paz no han contribuido al esclarecimiento de los hechos, y por el contrario a permitido la victimización por parte de los victimarios. Es así que en la búsqueda de justicia desde el 2014 el caso de la vereda La Esperanza llego a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos-CIDH, en donde concluyo que integrantes de las fuerzas armadas se aliaron con los paramilitares para coordinar las acciones criminales en la vereda.

Publicado en Noticias CNMH



Esperanza

Espaldarazo de la Corte Penal al acuerdo de paz

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Autor

Ayda Martínez

Fotografía

Ayda Martínez

Publicado

02 Sep 2016


Espaldarazo de la Corte Penal al acuerdo de paz

A través de una carta oficial de la Fiscal Fatou Bensouda, la Corte Penal Internacional (CPI), órgano internacional de justicia, ratificó su respaldo al “Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera”, cuya negociación fue concluida el pasado 24 de agosto.


“Comparto la esperanza de que este acuerdo de paz será la base para la construcción de una paz duradera en Colombia. El pueblo de Colombia no merece nada menos”, expresó Bensouda en la misiva hecha pública este jueves.

La Fiscal destacó el anuncio del equipo negociador de paz del Gobierno y de los delegados de las Farc como un paso crucial hacia el fin del conflicto y una “oportunidad única para la paz” que es el inicio del largo proceso que exigirá importantes esfuerzos para su implementación.

En relación con los derechos de las víctimas, recordó que sus exigencias de justicia deben ser atendidas con medidas que aseguren el cumplimiento de este derecho y mostró confianza en la Jurisdicción Especial para la Paz que centra sus esfuerzos en judicializar a los máximos responsables de los graves crímenes contra los derechos humanos, y el DIH, cometidos en el marco del conflicto armado. Además agregó que esta “rendición de cuentas debe volverse una realidad para asegurar que el pueblo de Colombia aproveche plenamente los beneficios de la paz”.

Finalmente, reiteró el apoyo de la CPI a los esfuerzos de búsqueda por la paz del país, bajo parámetros del Estatuto de Roma con independencia, imparcialidad y objetividad.

Este es el comunicado completo emitido por la CPI:

Declaración de la Fiscal de la CPI, Fatou Bensouda, sobre la conclusión de las negociaciones de paz entre el Gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo.

El anuncio del 24 de agosto de 2016 sobre la conclusión de las negociaciones de paz entre el Gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (“FARC-EP”) es sin lugar a dudas un logro histórico para Colombia y para el pueblo colombiano, cuyas vidas se han visto profundamente afectadas por el conflicto armado de 52 años. Saludo el anuncio del acuerdo final de paz como un paso crucial hacia el fin del prolongado conflicto durante el cual numerosas atrocidades fueron presuntamente cometidas por todas las partes. Esta oportunidad única para la paz marca el comienzo de un proceso a largo plazo que requerirá un esfuerzo decidido en el curso de su implementación. Comparto la esperanza de que este acuerdo de paz será la base para la construcción de una paz duradera en Colombia. El pueblo de Colombia no merece nada menos.

La importancia fundamental de una auténtica rendición de cuentas –que por definición incluye sanciones efectivas– en la consolidación de una paz sostenible no puede ser suficientemente enfatizada. Como Estado Parte del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, Colombia ha reconocido que los crímenes más graves constituyen una amenaza a la paz, la seguridad y al bienestar general del mundo. Así mismo, ha afirmado su determinación para poner fin a la impunidad de los autores de esos crímenes, contribuyendo así a la prevención de los mismos. Noto con satisfacción que el texto final del acuerdo de paz excluye amnistías e indultos para crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra bajo el Estatuto de Roma.

El acuerdo de paz reconoce el lugar central de las víctimas en el proceso y sus legítimas aspiraciones de justicia. Estas aspiraciones deben ser atendidas plenamente, a través de medidas que aseguren que los responsables de sus sufrimientos sean genuinamente puestos a disposición de la justicia. Se espera que la Jurisdicción Especial para la Paz que se establecerá en Colombia lleve a cabo esta función y que se centre en los máximos responsables de los crímenes más graves cometidos durante el conflicto armado. Esta promesa de rendición de cuentas debe volverse una realidad para asegurar que el pueblo de Colombia aproveche plenamente los beneficios de la paz.

Desde el inicio de las negociaciones he apoyado en todo momento los esfuerzos de Colombia para poner fin al conflicto armado de varias décadas de conformidad con sus obligaciones bajo el Estatuto de Roma, y continuaré haciéndolo de la misma manera durante la fase de implementación. 

Los fines de una paz sostenible están intrínsecamente ligados a la realización de la justicia y a que ésta sea vea realizada. Ante la apertura de un nuevo capítulo en la historia de Colombia en su búsqueda por la paz, mi oficina continuará apoyando sus esfuerzos de conformidad con su mandato bajo el Estatuto de Roma con independencia, imparcialidad y objetividad.

 


Acuerdos de Paz, Corte penal

Lanzamiento: Esa mina llevaba mi nombre

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

02 Sep 2016


Lanzamiento: Esa mina llevaba mi nombre

El lanzamiento se llevará a cabo el miércoles 7 de septiembre a las 5:00 p.m. en el Auditorio Teresa Cuervo Borda, del Museo Nacional de Colombia.


El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) por medio de un libro de crónicas “Esa mina llevaba mi nombre” y una serie radial “Los pasos rotos”, busca mostrar la humanidad de las víctimas de la Fuerza Pública que han sido afectados por minas antipersonal. En ambos trabajos el CNMH trata exclusivamente de víctimas de la Fuerza Pública a través de 10 crónicas escritas y 5 series radiales, resultado de una rigurosa investigación periodística y académica, que muestra los desafíos que vivieron 15 personas tras sufrir los impactos en sus cuerpos y en sus proyectos de vida tras ser afectados por minas antipersonal.

Las minas antipersonal son un polémico artefacto explosivo usado por primera vez, de forma masiva, en la Primera Guerra Mundial. A pesar de que su uso fue ampliamente debatido, apenas fueron proscritas en 1997 por el Derecho Internacional Humanitario (DIH), mediante el Tratado de Ottawa que prohibió su empleo, almacenamiento, producción y transferencia, y reguló su destrucción. Colombia se suscribió y ratificó este tratado mediante la Ley 759 de 2002.

Ahora bien, la Ley 1448 de 2011 de Víctimas y Restitución de Tierras, reconoce como víctimas a aquellas personas que individual o colectivamente hayan sufrido un daño por hechos ocurridos como consecuencia de infracciones al DIH. Es por eso que los miembros de la Fuerza Pública afectados por minas antipersonal son considerados como víctimas. De esta manera, el Centro Nacional de Memoria Histórica, gracias a la colaboración del Ministerio de Defensa y del Comando Estratégico de Transición, adelantó esta investigación y producción para hacer memoria histórica, a través del periodismo, acerca del dolor y la resistencia que han sobrellevado miles de colombianos cuyo sufrimiento y dignidad no han sido del todo reconocidos por distintos sectores sociales.

Existen minas antipersonal en 31 de los 32 departamentos de Colombia –el único que no registra presencia de estos artefactos es el archipiélago de San Andrés y Providencia-. Por tal motivo, la selección de las historias priorizó algunos departamentos y municipios en los que las minas han causado un mayor número de víctimas. Se realizaron talleres de memoria con las víctimas directas y en algunos casos algunos familiares, y se seleccionaron testimonios de personas que sufrieron su victimización en Antioquia, Valle del Cauca, Santander, Meta y Bogotá cuyas historias dieran cuenta de la diversidad de afectaciones y la pluralidad de maneras de afrontar y recomponer sus proyectos de vidas.

Esa mina llevaba mi nombre, escrito por Diana Durán, periodista y editora judicial de El Espectador, es un relato de 10 historias, todas tan únicas como comunes al dolor de los hombres y mujeres que han sufrido las crueles consecuencias de las minas antipersonal. Tras su paso por la vida militar, ahora, tras haberse encontrado de frente con uno de los peores horrores de la guerra, diez personas valientes luchan con igual fortaleza, esta vez, por medio de la cultura, el humor, y las reflexiones en torno a la paz.

Los pasos rotos, producido por el periodista Daniel Valencia, por otro lado, recoge las propias voces de otros cinco hombres, la forma como han resistido y las particularidades que ellos y sus familias han tenido que sobrellevar sobre esta grave herida de guerra, y su lucha para reconstruir sus sueños y proyectos, que por momentos parecieron haberse perdido.

Estos productos muestran una realidad que va más allá de los datos y las cifras. Reconstruyen las historias de vida de personas que conocen de cerca, y quizás como nadie, la crudeza de la guerra. Quizás por eso mismo, luchan por la construcción de un país diferente y abogan por vivir en paz.Fueron construidos en una estrecha colaboración con la Fuerza Pública y con el apoyo de la Embajada de Suiza y la Misión de Apoyo al Proceso de Paz de la Organización de Estados Americanos.

Estas historias son parte de ese amplio y plural mosaico de sufrimientos y dignidad producto del conflicto armado en Colombia. Conocerlas y reconocerlas aporta a la construcción de una memoria histórica plural y colectiva que busca la no repetición de hechos tan atroces como los que ellos han tenido que sufrir.

Además, los talleres realizados con víctimas de minas antipersonal integrantes de la Fuerza Pública y otros más, son fuentes centrales para la construcción del Informe Nacional de Minas Antipersonal, que será publicado por el CNMH en 2017.

 


Lanzamiento, minas

Por el derecho al voto de víctimas en el exterior

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

05 Sep 2016


Por el derecho al voto de víctimas en el exterior

La Agenda Internacional de Iniciativas por la Paz, que está conformada por diferentes organizaciones de víctimas que se encuentran en condición de exilio, algunos ciudadanos en situación de protección especial que han debido radicarse fuera del país por amenazas y organizaciones sociales de colombianos en el exterior, solicitaron por medio de un derecho de petición al Gobierno Nacional que se habilite a todos los colombianos radicados fuera del país hacer efectivo su derecho al voto en el plebiscito que se realizará el próximo 2 de octubre.

El Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH, en cabeza de su director general Gonzalo Sánchez, considera importante esta petición y por solicitud de esta plataforma de la sociedad civil extendemos de manera respetuosa este llamado al Consejo Nacional Electoral y al Registrador Nacional, para que se permita incluir la decisión de estos compatriotitas en este proceso democrático para la finalización de uno de los conflictos armados más largos de la historia.

A la fecha, con el proyecto Voces del Exilio, el CNMH trabaja en el acercamiento con las víctimas en el exterior, que según la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados-ACNUR, registra 413.325 personas aproximadamente que se encuentran fuera de las fronteras por algún hecho victimizante.

Es así que dada la transcendencia histórica de este proceso de refrendación, las víctimas de este conflicto armado, y quienes muchas se encuentra en situación de exilio y refugio por el mismo, le solicitan a las autoridades disponer de un mecanismo excepcional que les permita manifestar su posición sobre los acuerdos de paz alcanzados entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC.

Comunicación al Consejo Nacional Electoral

Comunicación al Registrador Nacional

Derecho de petición de víctimas en el exterior

Publicado en Noticias CNMH



Derechos, exterior, Víctimas, voto

La disputa por la tenencia de la tierra

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Autor

Katherin Castro y Tatiana Peláez, periodistas del CNMH.

Fotografía

CNMH

Publicado

07 Sep 2016


La disputa por la tenencia de la tierra

Así fue el lanzamiento del informe sobre Cesar, un departamento “lleno de riquezas, pero también de dolor”


El pasado miércoles 31 de agosto, en el auditorio de la revista Semana, se reunieron César Molinares y Nathan Jaccard, relatores del informe, así como investigadores, periodistas, docentes y personas interesadas para participar en el lanzamiento del informe “La maldita tierra. Guerrilla, paramilitares, mineras y conflicto armado en el departamento de Cesar”.

El Director General del Centro Nacional de Memoria Histórica, Gonzalo Sánchez, dio la bienvenida a los presentes y expresó que este titánico trabajo de investigación periodística es un aporte a la verdad y, además, es clave para entender la violencia que vivió el departamento de Cesar.

Joris Van de Sandt, Coordinador del Programa para América Latina PAX Holanda, habló de la elaboración de esta investigación y de lo que ésta implica para el actual proceso de paz. “Siento alegría y esperanza por estos 4 años de negociaciones. Este es un buen tratado para la nación porque sus negociadores han encontrado un equilibrio entre la justicia y la reconciliación”. Aseguró que este libro es un acto de fe en la paz, pues no solo es un claro reflejo de lo que ha sido la disputa por la tenencia de la tierra en la Costa Caribe colombiana, sino que señala las resistencias que han surgido desde las víctimas. “Este informe es un acto de reivindicación con las víctimas en el presente proceso de paz”, indicó Van de Sandt.   

Acto seguido, César Molinares, relator del informe, explicó, capítulo por capítulo, el desarrollo de las temáticas del informe. Según Molinares, este informe se constituye como un punto de inflexión de lo que paso y aún pasa con la tenencia de la tierra en el Cesar, ya que en estos últimos 30 años sus habitantes han tenido que padecer la violencia de la guerra que se ha entremezclado con las bonanzas del algodón, la marihuana, la ganadería y el carbón. “Este informe es el resultado de un extenso trabajo de reportería. Realizamos muchas entrevistas e identificamos hechos y fuentes para contrastar y verificar la información. La investigación pretende, desde el periodismo, aportar a la memoria, a la justicia y a la verdad”, manifestó.

Posteriormente, se dio inicio al conversatorio en el que participaron César Molinares y Nathan Jaccard, relatores del informe; Yamile Salinas,abogada; Rodolfo Quintero, primer presidente de la UP en el Cesar y presidente de Causa Común; Miguel Antonio Ricardo, víctima de Cesar; y Marta Ruiz, periodista de Semana.

Nathan Jaccard mencionó las responsabilidades que tuvieron tanto las entidades privadas como públicas en los penosos hechos que marcaron a los habitantes de la zona minera del Cesar. “Las empresas mineras tuvieron una mentalidad contrainsurgente que se insertó en esta zona y que trajo consigo las consecuencias que ya conocemos”, expresó Jaccard.

César Molinares, por su parte, habló de la importancia de propiciar este tipo de espacios que permiten el intercambio de ideas, pues desde allí también se contribuye a la verdad. “La justicia no ha avanzado, pero tampoco ha avanzado el tema de la verdad”, mencionó.

Yamile Salinas recalcó la importancia de que el Estado y las empresas privadas reconozcan su responsabilidad en los conflictos de la región. “Las empresas no fueron las despojadoras, pero se aprovecharon de la situación de despojo” y añadió “Las empresas tiene que dar una respuesta pública, tienen que salir en un escenario de justicia transicional y dar una respuesta sobre los hechos de los que se les acusa.”

Rodolfo Quintero indicó que uno los conflictos de la región no se debieron solamente a la minería, sino también a la llegada de los paramilitares. “El proyecto paramilitar no era solamente bélico y militar, sino de una paraeconomía legal e ilegal”, afirmó.

Miguel Antonio Ricardo no solo mencionó lo que han vivido los habitantes del departamento de Cesar en los últimos 30 años, sino que resaltó las iniciativas de resistencia que han surgido en el territorio. ”La guerra contaminó los ríos con los muertos de nosotros. Somos un pueblo lleno de riquezas, pero también de dolor” y añadió “14 organizaciones nos unimos para reclamar nuestros derechos. Las víctimas no queremos más guerra, queremos paz.”

Por último, los panelista mencionaron que las iniciativas de paz deben seguir movilizándose y empoderándose de su territorio para poder construir la paz que tanto anhelan los habitantes de esta región.

Publicado en Noticias CNMH



2A, Tenenencia, tierra

Canadá comprometida con el postconflicto

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Autor

César Romero

Fotografía

César Romero

Publicado

07 Sep 2016


Canadá comprometida con el postconflicto

El acuerdo para la terminación del conflicto en Colombia representa grandes oportunidades y retos para el desarrollo del país. En este escenario, la cooperación internacional tiene un papel fundamental para impulsar diferentes iniciativas y temas claves que contribuyan a la construcción de una paz estable y duradera.


Canadá es uno de los países que ha venido apoyando esta construcción con la financiación de proyectos para la reconciliación, seguridad, desarrollo y género.

En ese sentido, el pasado 5 de septiembre, una delegación de  Parlamentarios Canadienses que hacen parte del Comité de Asuntos Exteriores y Desarrollo Internacional de la Cámara de los Comunes del Parlamento, visitó el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), en el marco de una misión que tiene como propósito revisar las prioridades en materia de cooperación bilateral entre Colombia y Canadá.

Los diplomáticos fueron recibidos por el Director General de CNMH, Gonzalo Sánchez, quien recalcó que el apoyo de Canadá en el postconflicto es fundamental para  respaldar la estabilización del proceso y la adaptación de la sociedad al mismo.

Por parte de Canadá asistieron los Honorables Robert D. Nault, Dean Allison, Hélène Laverdière, Peter Fragiskatos, Peter Kent, Michael Levitt y Jati Sidhu. Doug Challborn; y el Encargado de Negocios de la Embajada de Canadá en Colombia; Ryan Clark, Director de Cooperación de Canadá en Colombia.

Antecedentes de la cooperación con el CNMH

En materia de conflicto armado y memoria, Canadá apoyó el esclarecimiento histórico desde los inicios de la labor del Grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, antecedente inmediato del CNMH. En este sentido, apoyó la realización del Informe Trujillo. Una tragedia que no cesa (2008) y del informe La tierra el disputa. Memorias del despojo y resistencia campesinas en la costa Caribe, 1960-2010 (2010).

Adicionalmente, a partir de la participación del CNMH en el  “Diálogo técnico en derechos humanos entre Colombia y Canadá” llevado a cabo el 26 de agosto de 2015, la Directora del Museo Nacional de la Memoria del CNMH visitó al Museo de los Derechos Humanos en la ciudad de Winnipeg con el fin de intercambiar lecciones aprendidas y recomendaciones para la construcción del Museo en Colombia.

Durante el 2016 Canadá ratificó su compromiso con el postconflicto y priorizó a Colombia como país de enfoque para el programa de cooperación junto con tres países más de la región (Guatemala, Perú y Bolivia). En ese sentido, la visita abrió un espacio para evaluar los planes a futuro y la continuidad de su asistencia internacional para el desarrollo.

Para el CNMH el diálogo permitió identificar puntos de interés conjuntos para fortalecer la relación con dicho país. Uno de los puntos clave fue la memoria histórica en perspectiva de género, en respuesta al amplio trabajo de Canadá en la resolución de mujer, paz, y conflicto armado en Naciones Unidas.

 


2A, Canadá, postconflicto

La palabra: conflicto armado y paz

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Autor

Fredy Zapata

Fotografía

Fredy Zapata

Publicado

09 Sep 2016


La palabra: conflicto armado y paz

La literatura, como relato de la historia ausente del país, ha sido uno de los lenguajes artísticos en que el conflicto armado colombiano ha permanecido vigente; sus posibilidades narrativas han acogido los múltiples vacíos de una nación que aún espera reconocerse.


Sábado 10 de septiembre 
Lugar: Librería Casa Tomada

Dirección: Transversal 19 Bis No. 45D-23
Hora: 5:30 a 7:00 pm

Estas posibilidades serán el punto de partida para el próximo conversatorio de Primer Plano. En esta ocasión Santiago Rivas, conductor del proyecto, profundizará sobre la representación de la palabra en tiempos de conflicto armado a través del trabajo literario de Gilmer Mesa, autor de “La cuadra”, novela histórica sobre la violencia de Medellín en los años ochenta.

Como antesala al evento, el escritor antioqueño conversó con el CNMH acerca de su obra, su relación con el proceso de memoria histórica y el papel de la literatura en el posconflicto.

¿Cuál es el papel de la literatura en la narrativa del conflicto armado colombiano?

La literatura tiene un papel determinante en el conflicto desde siempre, no en este, sino en todos los conflictos que se han vivido a lo largo de la historia; en gran medida porque la literatura tiende a mostrar y no a demostrar, eso la aleja un poco de lo que es la crónica y de los tratados de historia. La literatura ha servido para darle una voz a los que no han tenido voz, porque se cuela por los bordes del rigor, da otra perspectiva, no está tan atenta a demostrar, que es lo que deja muchas veces corto a los artículos de periódico y en algunos casos los textos de historia, que se olvidan un poco del lado humano que trasciende más allá de los conflictos. Entonces creo que hay que hacer otro esfuerzo distinto. La literatura responde más al simbolismo y eso en los conflictos es de vital importancia, aún más en los posconflictos porque ahí es donde nos vamos a tener que inventar un simbolismo nuevo que nos aterrice y que nos ponga a vivir en concordia con el que todo el tiempo fue de alguna manera el victimario.

¿La Cuadra, su más reciente novela tiene alguna relación con los procesos de memoria histórica?

La Cuadra está inspirada en la tragedia más grande que he tenido en mi vida que es la muerte de mi hermano. Yo quería contar eso, no solo lo que había ocurrido como tal, eso ya sería parte de una crónica, sino sobre todo lo que yo sentí, lo que vi deteriorarse a mi familia y la ciudad (Medellín). La Cuadra es el sitio, era básicamente el universo que yo conocía, después fui entendiendo un poco que eso era un microcosmos de lo que era el macrocosmos real de este país y de la sociedad, y de ahí incluso del mundo. La Cuadra fue una catarsis profunda de ese proceso de duelo que llevo haciendo incluso hasta el día de hoy. El libro tiene una cosa importante y es que le da una parte fundamental a la ternura y eso me parece que realmente humaniza mucho a todos los que pertenecemos a una época y a un conflicto que no ha cesado aún. Humaniza tanto a la víctima, como al victimario, no es una apología del uno ni del otro, en una indagación en el sustrato íntimo de los personajes, ¿qué nos llevó a ser la sociedad que éramos?

¿Cree que existe alguna tensión entre el relato de ficción y un texto histórico?

Mi libro tiene personajes y hechos que ocurrieron, mantiene un sustrato de ficción en lo íntimo, porque ahí en lo íntimo es donde está verdaderamente lo que uno hubiera querido que pasara y eso de alguna manera es lo que es la literatura. Todas las novelas son históricas porque de alguna manera dan cuenta de la realidad. Ahora bien, en un caso como el de la Masacre de las Bananeras hoy en día nadie puede recordar bien los informes que se hicieron en los periódicos e incluso ni siquiera el libro de Jorge Eliécer Gaitán, pero todos nos acordamos de la descripción hermosa que hace García Márquez en Cien años de Soledad, eso significa mucho. Es lo que realmente queda en el subconsciente de la gente que vivió esa época, eso es muy valioso, incluso me parece más importante el registro literario que el registro de crónicas o de artículos o de informes técnicos porque eso no llega finalmente a las generaciones superiores, mientras que la literatura sí.

¿Cuál es el rol de la literatura en el Museo Nacional de la Memoria?

El Museo hace el trabajo más importante, narra lo que fue y lo queda después de una tragedia, impugna al olvido aterrador, ya que el olvido hace que las cosas sean menos importantes. En eso la literatura ayuda a ponerle cara a las cifras, un rostro, lo humaniza, esté del lado que esté, les da una voz,  los  llena de paisaje y los llena de territorialidad dentro de un relato y eso a mí me parece que es una de las mejores formas de recuperar la memoria histórica.

El evento es organizado por el Museo Nacional de la Memoria proyecto del Centro Nacional de Memoria Histórica, Penguin Random House, Cámara Colombiana del Libro y la Librería Casa Tomada y sirve de antesala al diálogo literatura, memoria y paz de Primer Plano a realizarse en el marco de la 9ª Semana por la Memoria.

Publicado en Noticias CNMH



2A, Conflicto Armado, Palabra, Paz

Un premio a la tenacidad

Noticia

Autor

Isabel Valdés

Fotografía

CNMH

Publicado

09 Sep 2016


Un premio a la tenacidad

El pasado viernes 9 de septiembre se celebró en las instalaciones de la Universidad Javeriana la entrega de la quinta versión del Premio Nacion a la Defensa de los Derechos Humanos en Colombia donde asistieron los 16 finalistas entre los 49 nominados. El premio, que tiene como objetivo promover social y políticamente la legitimidad del trabajo de los defensores, cobra especial importancia tras la reciente firma del acuerdo final entre el Gobierno nacional y las FARC.


Los 13 jurados nacionales e internacionales reconocieron cuatro ganadores en tres categorías: Defensor o Defensora del Año; Experiencia o Proceso Social Colectivo del año, nivel Proceso Social y nivel ONG; y Toda una Vida:

Por la categoría Defensor del año fue seleccionado José Milciades Sánchez, coordinador del Comité de Derechos Humanos de SINTRAUNICOL, y miembro del comité de derechos humanos de la Universidad del Valle, que se ha dedicado a la defensa de lo público, reivindicando la movilización y la protesta social. Su incidencia ha posibilitado el encuentro y el trabajo coordinado entre las luchas sindicales, populares y sectoriales.

Por la categoría Proceso colectivo fueron premiadas, por un lado el Foro Interétnico Solidaridad Chocó (FISCH), espacio de convergencia de organizaciones chocoanas para visibilizar la problemática social, política y económica que viven las comunidades, fomentando el arraigo y la defensa del territorio. Por otro lado, fue galardonada también la Corporación Colectivo de Abogados Luis Carlos Pérez que acompaña desde 2001 a la población víctima de violaciones de derechos humanos y al Derecho Internacional Humanitario en zonas como el Catatumbo, sur de Bolívar y Nordeste antioqueño.

Finalmente, en la categoría de Toda una vida, fue reconocida María Ruth Sanabria Rueda por el trabajo y el esfuerzo que desde 1978 ha realizado en el departamento de Cesar. Actualmente acompaña procesos de restitución de tierras y la representación de víctimas del genocidio de la Unión Patriótica, e integra la junta directiva del Comité Permanente para la Defensa de los Derechos Humanos (CPDH), capítulo Arauca.

En Colombia, de acuerdo al último informe del Programa Somos Defensores, 314 defensores fueron víctimas de agresiones durante la primer semestre de 2016. Si bien en general disminuyeron las amenazas y los atentados contra ellos, las agresiones contra las mujeres han aumentado desde 2014: pasó de 19% a 49% este año, siendo así las mujeres defensoras las más afectadas. “En promedio, entre enero y junio de 2016, fueron agredidos 2 defensores(as) y cada 5 días fue asesinado uno(a) de ellos(as)”, dice el informe.

Anteriormente, quienes eran defensores de derechos humanos eran sinónimo apátrida y sospecha, de acuerdo a Cesar Grajales, Director de Diakonia, organización sueca que otorga el Premio Nacional a la Defensa de los DDHH en Colombia desde 2012. “Colombia tuvo el primer lugar en ataques contra defensores de derechos humanos”, cuenta Grajales. Hoy en día, el país no encabeza esta desafortunada lista, pero continúa siendo un territorio de constante amenaza para quienes ejercen este importante trabajo. Se espera que con la noticia del cese el fuego bilateral, la situación de peligro para estos representantes disminuya considerablemente pues, como afirma Manuel Salamanca, director del Instituto de Derechos Humanosy Construcción de Paz Alfredo Vázquez Carrizosa de la Universidad Javeriana, “premiar a defensores de derechos humanos es premiar la tenacidad”.

 


2A, premio, tenacidad

Memoria y Paz en La Fiesta del Libro

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

09 Sep 2016




Memoria y Paz en La Fiesta del Libro

El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) estará presente también este 2016 en La Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín, que llega a su décima edición.


El stand de la Memoria en La Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín, —El CNMH participará junto con el Museo Casa de la Memoria y la Corporación Región— ofrecerá un entorno para pensar, compartir y conocer en un espacio cultural la memoria y la paz. Un escenario de unión para reflexionar sobre el conflicto armado colombiano en el Jardín Botánico. 

Desde el 9 de septiembre, en el stand de La Memoria, podrá encontrar eventos como conversatorios, documentales, talleres, música, lanzamientos de libros y muchas otras actividades con relación al conflicto armado y la paz.

Se realizará la presentación del libro de crónicas “Esa mina llevaba mi nombre” y la serie radial “Los pasos rotos” en el salón Humboldt a las 2 p.m. el 11 de septiembre y el informe “Memorias de una masacre olvidada, El Topacio” el 17 de septiembre en el mismo lugar a las 2 p.m.

También se lanzará la cuarta edición de la revista Conmemora, con el especial de “La memoria, una aliada para la paz”. Será el 17 de septiembre, en el stand de la Memoria, a las 5 p.m.

A su vez se presentarán dos de los grupos presentes en el compilado “Toco cantar” el último día de feria, el 18 de septiembre, a las 6 de la tarde y 8 de la noche.

“Todo lo que hace la gente, todo lo que hace el ser humano, son aportes a los procesos; reflexionar e incorporarlo al pensamiento, a los imaginarios de la sociedad para que tome sentido y no sea un canto a la bandera, para no volver a repetir los errores, las injusticias. Cuando se lleva al nivel de la reflexión hace parte de un inventario que no deja que se vuelvan a repetir los errores”, dice Juan Diego Mejía, escritor y director de La Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín, al referirse sobre la importancia de la memoria en este evento cultural. 

Los visitantes pueden acercarse para conocer las diferentes exposiciones, materiales, consultar la programación y preguntar por las publicaciones del CNMH. La entrega de los más de 3.000 materiales gratuitos que se distribuirán en el puesto de la memoria, se hará al finalizar los eventos programados.

programacion fiesta libro medellin 2016

Publicado en Noticias CNMH

2A, Memoria, Paz

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