Tercer festival de artes por la paz
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CNMH
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CNMH
Publicado
13 Nov 2017
Tercer festival de artes por la paz
Durante 3 días, las chicas y chicos de 28 colegios distritales de Barranquilla expusieron obras artísticas alusivas a la memoria histórica, la sana convivencia y la reconciliación, como resultado de una estrategia articulada entre la Secretaria de Gestión Social y su oficina de atención a víctimas del Distrito de Barranquilla, el Centro Nacional de Memoria Histórica y otras instituciones de la ciudad.
Directores, docentes y estudiantes trabajaron desde 2016 en canciones, obras de teatro, danzas, esculturas, pinturas, poemas, ilustraciones, entre otros materiales para poner en un lenguaje cercano a los jóvenes las historias del conflicto armado, la cultura de la No violencia, los mensajes sobre prevención del reclutamiento y la invitación a que participen y se empoderen ellos mismos de la construcción de paz en sus territorios.
Una vida de resistencia ilustrada como historieta
Bryan tiene 16 años, camina con sus compañeros en frente del público que asiste al “III Festival de Artes por la Paz” y sostiene el micrófono con fuerza para explicarle a los espectadores de qué se trata la historieta que sostienen en sus manos y que lleva por título Sísifo Libre.
“Esta es la historia de resistencia de Astrid Mora Martínez. Todo comenzó cuando el esposo de esta mujer y su familia vivían en una finca al nororiente de Colombia. Ellos colaboraban con la guerrilla porque les tocaba, era una obligación guardarles las armas y alimentarlos, pero entonces llegan los paramilitares y ahí empezó el problema. O estabas con la guerrilla o estabas con los ´paracos”, dice.
Bryan detalla cada uno de los sufrimientos por los que pasa esta familia. El asesinato de uno de sus miembros, el desplazamiento forzado de los que quedaron, su llegada a Barranquilla, una ciudad donde no tenían nada ni a nadie y en particular todas las adversidades que tuvo que enfrentar la protagonista de su historieta ilustrada.
“Astrid estaba embarazada cuando le tocó vivir todo esto. Al llegar a Barranquilla su esposo cayó en el alcohol y empezó a maltratarla a ella y a sus dos hijos. El bebé que venía en camino nació enfermo y a los pocos meses falleció. Cualquiera hubiera podido pensar en suicidarse, pero no ella, ella sacó fuerzas y dejó a su esposo. Se capacitó en confecciones aunque sólo había cursado hasta tercero de primaria y trabajo duro para darles una vida digna a sus hijos”.
A Bryan se le corta la voz y dice con orgullo que esta es la historia de su madre y que él y su hermana fueron esos dos niños a los que les tocó crecer a las malas. En medio de lágrimas explica que el mito de Sísifo cuenta la historia de un hombre que fue condenado por los dioses a perder la vista y a empujar perpetuamente una roca gigante montaña arriba hasta la cima, sólo para que volviese a caer rodando hasta el valle, desde donde debía recogerlo y empujarlo nuevamente hasta la cumbre, sin rendirse.
Quienes lo escuchamos vemos lo grande que es a pesar de su corta edad.
Sus compañeros lo aplauden y otra de las chicas que está en el grupo toma la palabra y dice que haber trabajado este tema les ha permitido entender muchas cosas del conflicto armado, solidarizarse con su compañero y pensar en qué quieren y pueden hacer para ayudar a todas las víctimas de este país que han pasado por situaciones como las que vivió Bryan y su familia.
Las tres pisadas
Monumental y llamativa se ve una escultura de una bota negra, como la de las fuerzas militares, hecha en icopor pero muy bien lograda. Al llegar les pregunto a los chicos que están de pie sobre los autores de la obra y ellos orgullosamente responden que la obra es suya y se llama “Las tres pisadas”.
Son aproximadamente diez, pero uno de ellos explica que esta analogía hace referencia a los tres tipos de actores armados que tuvo nuestro país: guerrillas, grupos paramilitares y fuerza pública. Quienes, sin importar su ideología o propósito, pasaron por encima de la población civil y dejaron huellas imborrables en sus territorios y tradiciones culturales.
La base del monumento es un mapa de Colombia, con sus cordilleras en alto relieve y los ríos hechos con canaletas que transportan agua de verdad.
Otro de ellos dice: “Escogimos ciertos elementos para hablar de algunos casos. Tenemos aguacates porque las personas tenían sus cultivos y tuvieron que dejarlos a causa de la guerra. No sólo porque hubieran sido despojados, sino que además el conflicto volvió la tierra infértil. Por otro lado están los vestidos bordados que representan a las mujeres con sus saberes y prácticas culturales y ancestrales, muchas de ellas ya no lo pueden hacer más y también tenemos una bata blanca por el caso de un médico que lo hicieron pasar como integrante de la guerrilla y lo asesinaron”. Esta obra que mezclaba denuncia y reconocimiento a las comunidades, fue parte del festival.
El papel de los maestros
Gilcar Carrillo fue uno de los profesores que también se metió en el cuento de la memoria histórica. Lleva 14 años en la enseñanza y se dio a la tarea de montar, con algunas variaciones, la obra teatral “La Maestra”, del dramaturgo colombiano Enrique Buenaventura.
Esta obra denuncia muchas situaciones que se presentan debido al conflicto armado. Cómo los campesinos en Colombia fueron despojados de la tierra, las afectaciones al medio ambiente y las condiciones de desigualdad en la que algunos profesores deben ejercer su profesión, con pocos recursos para sus alumnos y para ellos mismos en la medida en que muchas veces no se les paga por su trabajo y terminan haciéndolo por amor y vocación.
En su argumento la obra presenta a una mujer, maestra de profesión, que se dejó morir de tristeza después de que su padre fue asesinado. Sin embargo, en la versión adaptada que se presentó en este festival, la maestra resiste y tras varias peripecias vuelve a su casa, con su padre, quien no estaba muerto sino solamente desaparecido.
El profesor Carrillo dice que “al principio fue muy duro porque los muchachos estuvieron muy indiferentes, no se entregaron y el proceso entonces fue muy lento, pero poco a poco fueron metiéndose en el cuento y logramos hacer el argumento de la obra de una manera completa. Yo llevo enseñando 14 años. Los muchachos de esta generación están viviendo unos momentos muy difíciles, ellos nacieron en medio de la violencia, por desgracia eso los ha afectado en su normal desarrollo y les ha tocado actuar a su vez, violentamente. Pero a través de la educación y estos ejercicios de memoria ayudamos mucho a que ellos se superen y no repitan lo de las generaciones anteriores”
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