Autor: CNMH

Diputados de la Asamblea del Valle asesinados son mártires de la democracia

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Óscar Hemberth

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Óscar Hemberth

Publicado

17 Abr 2019


Diputados de la Asamblea del Valle asesinados son mártires de la democracia

  • Como parte del homenaje a los 11 funcionarios, un policía y dos empleados de un medio de comunicación asesinados por las Farc en un operativo de secuestro, hace 17 años, Darío Acevedo, director del Centro Nacional de Memoria Histórica, se refirió a las reflexiones que quedan de este crimen.
  • “Suenan por ti”, la exposición en tributo a los diputados, el subintendente de la Policía Carlos Alberto Cendales, el conductor Walter López, y el camarógrafo de la cadena RCN Héctor Sandoval, sigue abierta al público en la sede de la Asamblea Departamental, en Cali.

“No era la primera vez que las Farc procedían de esa forma. Años atrás habían asesinado al exministro de Defensa Gilberto Echeverri y al Gobernador de Antioquia, Guillermo Gaviria, secuestrados con engaños en el marco de una marcha de paz por el suroccidente antioqueño”, expuso el historiador Darío Acevedo, director del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), durante la instalación, este jueves en la Asamblea del Valle, de la exposición “Suenan por ti”, homenaje a los diputados asesinados por esa entonces guerrilla, en 2002.

Ante un recinto colmado de familiares de víctimas y corporados, además de Maurice Armitage, alcalde de Santiago de Cali y monseñor Darío de Jesús Monsalve, obispo de la Arquidiócesis de esa ciudad, entre otros, Acevedo hizo una profunda reflexión sobre crímenes como estos, condenados por el Derecho Internacional Humanitario (DIH) en el marco de conflictos armados no internacionales.

El evento también tuvo la presentación del libro “El caso de la Asamblea del Valle: tragedia y reconciliación” y la serie documental “Somos más que 11”, en los que el CNMH visibiliza la compleja historia del secuestro de los diputados del Valle en 2002 por parte de las Farc, así como lo que significaron para los secuestrados, sus familias y el país cinco años de cautiverio.

Estos productos, destacó el director Acevedo, fueron posibles gracias al esfuerzo y profesionalismo de Gloria Inés Restrepo Castañeda, en la coordinación e investigación; William Mancera Sánchez y Diego Luis Arias Torres, del equipo de investigadores; y Mauricio Cañón Pérez, asistente de investigación, así como Alanis Bello, Teófilo Vásquez, Javier Darío Restrepo y Silvia Monroy, en acompañamiento académico.

Tatiana Rodríguez Maldonado y Angélica Rodríguez Gutiérrez, del grupo de Iniciativas de Memoria Histórica del CNMH fueron fundamentales, entre otras acciones, en la logística del evento de conmemoración y lanzamiento de la exposición, en el Valle del Cauca.

No escatimar en dosis de justicia

Según expresó el director del CNMH en su discurso, el DIH es un código de obligatorio cumplimiento para los contendientes en conflictos armados, bien sea en el contexto de una guerra civil de baja intensidad o una amenaza terrorista. “Consagra, entre otros puntos, la prohibición de atacar a la población civil y de asesinar a personas fuera de combate”.

“La violencia con pretexto o justificación política no debería tener lugar en un país democrático, y en este punto es donde deberíamos poner suma atención, porque los colombianos, mal que bien, y a pesar de la precariedad de nuestra democracia, la preferimos a la opción de una dictadura (…)”, relató.

Acevedo recalcó que los colombianos no merecimos nunca tanto daño, tantas tragedias, tanto dolor, tanto sufrimiento, tantos millones de viudas, huérfanos y de hogares destruidos. “Los colombianos terminamos siendo víctimas de paramilitares y guerrilleros que se solazaron con la tragedia”.

“(…) No hay ni puede haber o pretextarse una causa que justifique tales hechos atroces. Ni siquiera puede ser válido ni reconocido como argumento exculpador lo sostenido por estos grupos al margen de la ley en el sentido de que ellos tienen su propio código y no tienen por qué atenerse a este cuerpo normativo, ya que son insurrectos”.

Los colombianos somos generosos para el perdón

En el marco del homenaje a los corporados asesinados, el Concejo de Cali dio el nombre de “Calle de los 11 Diputados”, a la calle novena con carrera octava, una transitada e importante vía céntrica de esa ciudad.

“Hay algo en estos hechos luctuosos que hoy rememoramos, por iniciativa del CNMH y de las víctimas de tan horrenda tragedia, que no debe pasar desapercibido para las generaciones presentes y futuras: los mansalveros ataques sufridos por líderes elegidos popularmente en las regiones, los departamentos y la nación, les dan el carácter de crímenes de lesa democracia”, concretó Acevedo.

El director del CNMH añadió que el que “nuestra democracia adolezca de graves vicios y vacíos no puede ser aducido por nadie que considere que asesinar sus expresiones más básicas y elementales tiene un sentido político, mucho menos militar”.

“Si llegásemos a aceptar ese punto de vista estaríamos entregándoles la razón a los criminales (…) Estaríamos, los colombianos y las víctimas directas, diciéndole a la sociedad, a nuestros hijos y descendientes y al mundo entero que estos diputados, hombres de bien, padres y madres de familia que cumplían unas funciones cívicas y de bien común y progreso de sus regiones, no representaban a su comunidad y no eran demócratas”, subrayó.

Acevedo, a su vez, acotó que el Estado colombiano no debe ser equiparado con quienes mataron, mutilaron, torturaron y secuestraron a civiles, “pues no es lo mismo tener las manos untadas de sangre inocente y las conciencias, quizá atormentadas, que no haber podido cubrir a tiempo todos los llamados y requerimientos que se les hicieron para proteger a sectores amenazados”.

No obstante, el director del CNMH resaltó que “la sociedad colombiana es generosa para el perdón y para aceptar la reconciliación con quienes la han herido”, y reiteró su plena convicción en la idea de que exigir una dosis de justicia no es un acto de venganza, “a lo que se apunta es a que ella se aplique en el marco de la justicia transicional, porque es así como la sociedad se puede dar por resarcida”.

“(…) Para lograr una paz verdadera urge que, con el fin de blindar el acuerdo de 2016 y los que se vayan a pactar en el futuro, se permita implementar las reformas orientadas a establecer, como en ocasiones anteriores, una dosis de justicia y de penalidad sobre los delitos atroces violatorios del DIH y de los Derechos Humanos”, concluyó Acevedo.

Lea el discurso completo, haciendo click aquí.

 

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El caso de la asamblea del Valle, Memoria Histórica, Somos más que 11, Suenan por ti

La voz de los niños se debe escuchar

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Publicado

27 Abr 2019


La voz de los niños se debe escuchar

Hace tres años los colegios Francisco I de la localidad Barrios Unidos y el Colegio Alemania Unificada –IED- de la localidad San Cristóbal, iniciaron un proceso de memoria con 25 niños, niñas y adolescentes por cada institución educativa. De este surgió la herramienta metodológica Monumento Sonoro por la Memoria: Tu voz es mi voz, la escucho, la siento y la cuento.


La herramienta está basada en la obra musical “La historia de los Colibríes y las Langostas”, compuesta por nueve canciones, las cuales narran las experiencias de niños, niñas y adolescentes en contextos de conflicto armado, así como sus sueños y esperanzas de vivir en un país en paz.

Hoy, día en el que en Colombia se celebra el Día de los Niños, queremos compartirles qué ha surgido de esos espacios de interacción que han tenido los niños y niñas, a través de la historia del proceso del Colegio Francisco I.

  • La herramienta incluye una serie de piezas musicales que relacionan temáticas cotidianas de niños, niñas y adolescentes que habitan territorios afectados por la violencia. El territorio, la identidad, los miedos y los sueños; son algunas de ellas.

  • La presentación mostró las experiencias que los alumnos vivieron alrededor de cada una de las canciones del Monumento Sonoro y la manera en la que ellos sueñan un país diferente. El país necesita comprometerse con la paz y ellos lo están haciendo a través del Monumento Sonoro”.

COLEGIO FRANCISCO I

Jorge Mario López llegó hace tres años al colegio Francisco I S.S. (IED) de Bogotá. La misión inicial encomendada: “echar a andar” la cátedra de paz y en general todo el proyecto de ciudadanía y convivencia de la institución.

Desde allí, en la localidad de Barrios Unidos, el profesor encontró la necesidad de descubrir una herramienta con la que sus alumnos pudiesen no solo comprender las afectaciones que ha dejado el conflicto armado colombiano, sino también la importancia de participar en la construcción de paz.

En ese ejercicio de búsqueda, el profesor Jorge Mario conoció el Monumento Sonoro por la Memoria: Tu voz es mi voz, la escucho, la siento y la cuento, herramienta metodológica que creó en 2017 el enfoque diferencial de niños, niñas y adolescentes del Centro Nacional de Memoria Histórica, y que invita a contribuir a la realización de procesos de memoria histórica teniendo en cuenta a esta población. “La herramienta es vital. Durante los años que llevaba como profesor no había podido conocer una iniciativa de construcción de memoria histórica que partiera de las experiencias de los niños, niñas y adolescentes en el conflicto armado”, asegura López.

Ingresar a una de las clases de ciudadanía y convivencia del profesor Jorge Mario es evidenciar las ganas y el esfuerzo detenido por presentarles a sus alumnos diferentes realidades. Según él, la manera en que estas son presentadas resulta clave para garantizar la empatía de sus estudiantes hacia las historias condensadas en la herramienta. A través de vídeos y otras estrategias, los alumnos conocieron y se conectaron más sentimentalmente con fenómenos como el hostigamiento, reclutamiento forzoso y el desplazamiento.

Así pues, desde el 2017, estudiantes de grados terceros, cuartos, quintos, sextos, séptimo y octavo se acercaron a un lenguaje artístico que involucra la música y la narrativa a modo de fábula para narrar experiencias en contextos de guerra.

“Básicamente intento ser lo más fiel posible a la herramienta, preparo las actividades, pienso mucho en mis chicos cuando la van a hacer y digo aquí hay que hacerlo de esta manera porque por ejemplo tenemos chicos con discapacidades cognitivas y motrices. A veces matizo un poco las actividades y en otros momentos preparo material que, aunque no está en la herramienta, sé que en ellos va a funcionar, en particular porque el Monumento Sonoro lo implementó con niños desde los 10 años hasta de 17”.

Durante el desarrollo del instrumento, tanto profesor como alumnos conocieron historias que antes no habían salido a flote en el aula; historias de niños, niñas y adolescentes que junto a sus familias también habían sido desplazadas y con historias de violencia detrás.

Quizás, esas realidades que ahora son aprehendidas como cercanas, son las que han facilitado que los alumnos no solo quieran conocer las historias de las víctimas del conflicto armado colombiano, sino que ahora quieren crear actitudes de paz.

 

“Los cambios no se han hecho esperar; ellos han asimilado que conociendo ya las barbaries que se han vivido en el país, es imperdonable que ellos mismos repitan actitudes violentas. Además, ahora son más sensibles hacia el otro”, asegura López.

Producto de estas transformaciones positivas y de todo el trabajo desarrollado, este proceso, bajo la guía del profesor Jorge Mario López y el acompañamiento técnico del enfoque diferencial de niños, niñas y adolescentes del CNMH, ganó el xx, concurso con el que el Distrito buscaba exaltar a los máximas procesos de construcción de paz y reconciliación en la capital.

El premio se convirtió además en una excelente oportunidad para materializar la intención de los alumnos por concebirse como actores que participan activamente de la transformación del país. Fue así como surgió la idea de realizar una acción de memoria -artística-, en la que se dignifique y se le invitara a niños, niñas y adolescentes (víctimas del conflicto armado), a “seguir adelante”.

El pasado 8 de noviembre, 534 alumnos del colegio Francisco I S.S., actuaron, danzaron e interpretaron canciones como la versión orquestal e inédita de la canción “José Colibrí”. La acción de memoria se llamó “Cantar para Soñar” e hizo parte de la programación oficial de la XI Semana por la Memoria del Centro Nacional de Memoria Histórica. Además, al evento pudieron asistir representantes de las víctimas de Jambaló, Cauca.

En esta institución, la cual recibe todos los niveles de inclusión, los alumnos han disminuido significativamente las expresiones de violencia y la apatía que anteriormente tenían hacia valores como el perdón. Para el profesor, ha sido por el conocimiento que han tenido los chicos de ciertos casos, -y en los cuales se evidencia que la confrontación armada no ha sido la solución para resolver las diferencias entre las personas-, que ellas y ellos han empezado a asumir que sus problemas personales no pueden ser confrontados con la violencia. “A mí me satisface cómo los chicos han tenido actitudes de reconciliación muy grandes”, concluye López.

 

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Conflicto Armado, Educación, Memoria Histórica, Niños y Niñas, Paz, Tu voz es mi voz

36 relatos para hacer memoria de policías de explosivos que dieron sus vidas por las de los demás

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Víctor Álvarez

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Víctor Álvarez

Publicado

01 May 2019


36 relatos para hacer memoria de policías de explosivos que dieron sus vidas por las de los demás

  • Un Segundo para la Eternidad es el libro de relatos con el que se busca reconstruir las memorias de policías técnicos de explosivos que murieron en ejercicio de su labor.
  • La publicación fue presentada en la Feria del Libro de Bogotá que se realiza en Corferias.

Ante la amenaza de una bomba corremos, nos resguardamos. Ellos, los policías técnicos en explosivos hacen lo contrario. Van hacia el artefacto y proceden a desactivarlo, una operación con un margen de error mínimo.

A esta labor invisible y heroica por la que millones de personas han salvado sus vidas, a los protagonistas que murieron en el ejercicio de ella, se les rinde homenaje en el libro “Un segundo para la eternidad”.

La publicación, presentada en la Feria del Libro de Bogotá el pasado 29 de abril, como una iniciativa del Área de Historia, Memoria Histórica y Víctimas de la Policía Nacional, contiene 36 relatos de agentes que se sacrificaron buscando garantizar la tranquilidad de comunidades.

Son historias cortas en las que se muestra el enfoque humano, las cualidades y el entorno familiar de los agentes, así como el momento en el que se produjo la acción que acabó con sus vidas.

El evento de lanzamiento de Un Segundo para la Eternidad contó con masiva asistencia de familiares de víctimas, policías y comunidad en general.

El mayor de la Policía, Efrén Muñoz, quien trabaja en Memoria Histórica y Víctimas de la Unidad Nacional para la Edificación de la Paz, creada en el año 2016, comenta que estas iniciativas hacen parte del aporte a la verdad, justicia, reparación y no repetición de hechos de violencia ocurridos en el marco del conflicto, que esa institución quiere hacer

“Hacer memoria, de una manera u otra, los hace (a las familias de las víctimas) hacer vivir de cerca a esas personas. Cuando usted honra las víctimas, las familias sienten que su ser querido hizo un gran sacrificio por este país y no fue en vano. Y al verlo dignificado es satisfactorio para ellos”, afirma el oficial.

Para el mayor Muñoz, la construcción de memoria no solo es importante por ese deber legal de memoria del Estado en la ley de víctimas, sino que va más allá, “es el compromiso moral con los más de 53.000 policías, hombres y mujeres víctimas en el conflicto armado de Colombia”.

En su propósito de abrir el espectro en la recuperación de la memoria de otras víctimas del conflicto armado, el Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH, viene apoyando iniciativas como las de la Policía Nacional.

“Estamos exaltando y reconociendo la memoria de estos hombres que ofrendaron la vida por mejorar este país, asegurar la convivencia pacífica. En la publicación tenemos el relato de las 36 familias que se sumaron al proyecto, prólogo de Guillermo Prieto La Rotta, “Pirry”, palabras de nuestra jefe de unidad, Alba Patricia Lancheros, y del teniente coronel Fernando Pantoja, jefe de Área de Memoria Histórica y Víctimas de la Policía Nacional”, destaca el mayor Muñoz.

“Un Segundo para la Eternidad” es distribuido gratuitamente, aunque, dice el mayor Muñoz, solo tuvieron un tiraje de 500 ejemplares, 180 que se distribuyeron en la Feria del Libro y otros tantos que van a familiares de las víctimas que protagonizan los relatos y a bibliotecas.

Sin embargo, en el sitio web: memoriahistoricapolicial.com se podrá descargar, en próximos días en versión digital, también gratuitamente, al igual que otras publicaciones sobre memoria histórica de la Policía.

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Conflicto Armado, FILBo, Historia, Memoria Histórica, Policía, Víctimas

Bojayá: 17 años después, el clamor es el mismo

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Juan Sanabria

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Juan Sanabria

Publicado

02 May 2019


Bojayá: 17 años después, el clamor es el mismo

A las 10 de la mañana del 2 de mayo de 2002, un cilindro-bomba lanzado por la antigua guerrilla de las Farc perforó el techo de la iglesia San Pablo Apóstol, en Bojayá. En el lugar se refugiaban centenares de personas. El resultado: 79 fallecidas (48 de ellos niños y niñas), alrededor de 100 lesionados, el desplazamiento de 1.744 familias y grandes fracturas sociales. 


Hoy se conmemoran 17 años de esta masacre que enlutó al país, un episodio en el que el pueblo bojayaseño, en el Medio Atrato chocoano, quedó entre el fuego cruzado de las confrontaciones que venían sosteniendo, allí, el frente móvil José María Córdoba, de las Farc, y el bloque Élmer Cárdenas de las ACCU.

En fechas como hoy los pobladores del municipio de Bojayá harán la acostumbrada procesión que año tras año realizan y que luego se acompaña del retorno al antiguo Bellavista, es decir, la cabecera municipal en donde todo ocurrió, ese 2 de mayo del 2002.

  • Hoy se hará una eucaristía que incluirá los alabaos y gualíes, cantos tradicionales a capela del pacífico colombiano que se interpretan en rituales mortuorios

  • “La comunidad tiene un proyecto de memoria con 11 componentes museísticos que busca, entre otras, reorganizar la iglesia”, Elizabeth Álvarez del Comité de Víctimas de Bojayá.

  • El Cristo mutilado es el ícono de las víctimas a través del cual, pese a los hechos sucedidos, mantienen su unidad simbólica. Es un referente de la trayectoria personal y colectiva de este pueblo en el antes, el durante y el después de la masacre.

  • Acto de perdón de las Farc en Bojayá. Fotografía tomada la Comisión Interclesial de Justicia y Paz.

  • Para, los pobladores las acciones desplegadas hasta el momento son precarias y no han logrado remediar lo que está pasando.

Para los sobrevivientes, el transitar por las ruinas del antiguo centro de salud, el Colegio Departamental César Conto, la casa de las hermanas Agustinas y la iglesia San Pablo Apóstol, hoy en día certificada como santuario, les sigue generando emociones como nostalgia y tristeza, pero a la vez, se ha vuelto en un cuadro que los invita a seguir resistiendo, recordando y clamando por derechos y garantías de no repetición (Escuche www.soundcloud.com/rruc/cnmh-bojaya).

Esa es precisamente la intencionalidad de la conmemoración de este año. “Queremos hacerle ver a la institucionalidad que nosotros deseamos que no se vuelvan a repetir estos hechos ni en Bojayá, ni en el Chocó, ni en cualquier lugar del mundo”, asegura Elizabeth Álvarez, miembro del Comité de Víctimas de Bojayá.

Y es que, tras la dejación y entrega de armas de las Farc, el Eln y el Clan del Golfo han venido disputándose este punto estratégico a orillas del Río Atrato. El municipio río abajo va en dirección del golfo de Urabá y aguas arriba se encuentra con Quibdó que está a 188 kilómetros.

En 2015, Pastor Alape encabezó un acto en el que las Farc reconocieron su culpabilidad y pidieron perdón por lo ocurrido el 2 de mayo del 2002.

La justicia condenó al Gobierno de la época por no garantizar la protección de la población, que aún espera más acciones de reparación. Fueron ocho alertas tempranas las que advirtieron la inminencia de un ataque sobre el centro poblado de Bellavista.

Los asesinatos, el confinamiento, los desplazamientos masivos, la necesidad de ayudas alimentarias, la siembra de minas antipersonal y el reclutamiento de menores, han vuelto a ser situaciones que afectan la cotidianidad de un pueblo afro, mestizo e indígena que cree y le apuesta a la paz y la reconciliación. La situación más dramática se está viviendo en las comunidades del occidente del municipio. Allí, los grupos al margen de la ley tienen afectadas las actividades económicas que les dan el sustento alimentario a los pueblos indígenas que habitan la zona.

Así pues, entre las actividades que se desarrollarán hoy para conmemorar la fecha están la realización de un foro para discutir sobre las realidades del municipio, la proyección del más reciente documental “El Testigo” de Jesús Abad, y la reunión entre todas las familias que tuvieron víctimas fatales de este hecho dentro de su núcleo familiar.

Esa reunión de las familias cobra mayor relevancia este año, pues representantes de la institucionalidad del Estado, como la Fiscalía y Medicina Legal, le expondrán y resolverán inquietudes al Comité de Víctimas del municipio sobre la exhumación de los cuerpos, uno de los puntos que para los bojayaseños es indispensable con el fin de lograr su reparación individual y colectiva.

Notas relacionadas:

Conozca de la importancia simbólica de Pogue-Bojayá en el contexto de post acuerdo en el documental: Voces de Resistencia Volumen 1: Cantadoras de Pogue:

 

 

 

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Bojayá, Chocó, Farc, Memoria, Paz, Reconciliación

Narcotráfico y conflicto armado en Colombia de 1973 a 1991

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Harold García

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Harold García

Publicado

06 May 2019


Narcotráfico y conflicto armado en Colombia de 1973 a 1991

En el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo) 2019, se presentó, el pasado 1 de mayo, el libro “Policía, narcotráfico y crimen”, una propuesta investigativa de la Policía Nacional a través del área de Memoria Histórica y Víctimas de esa institución. Un proyecto que analiza, entre muchos otros factores, el papel que ha jugado el narcotráfico en la financiación de los grupos armados ilegales.


La prensa lo escribía cada día durante todos los años 80: “El DAS descubre ‘mar de coca’ en los llanos”, tituló el diario El Tiempo, el 24 de enero de 1980. “¿Son las FARC el tercer cartel?”, publicó la Revista Semana en 1989. Ese mismo año, el 7 de diciembre, El Espectador escribió: “Otra narco-masacre”. Todas estas investigaciones periodísticas relacionadas con narcotráfico y violencia, estaban construyendo la historia de Colombia a través de los medios de comunicación.

Esos convulsos años 80, de un país dominado por el narcotráfico, se veían día a día en las páginas de los diarios. Mostrando cómo todas las esferas de la sociedad estaban siendo afectadas por este crimen: asesinatos a candidatos presidenciales, periodistas, defensores de derechos humanos, senadores, jueces, ministros, masacres a comunidades, y, también, árbitros de fútbol que fueron silenciados en esa oscura época. Una historia, dolorosa, que el país no quiere volver a repetir.

Por ello la importancia de los espacios que año a año viene abriendo la Filbo al presentar investigaciones como la de “Policía, narcotráfico y crimen”. Ante esto, uno de los intelectuales más reconocidos del mundo, Tzvetan Todorov quien falleció en 2017, dijo, en un viaje realizado a Argentina, que “una sociedad necesita conocer la historia, no solo tener memoria”. Ello lo decía en relación a los memoriales de la dictadura que tuvo la oportunidad de recorrer en su visita a este país.

Esta frase es pertinente para destacar la labor que impulsó en 2019 la Filbo, al tener como país invitado al propio Colombia, en homenaje del bicentenario de la independencia. Y parte de ese recorrido como nación en estos 200 años, han sido las diferentes violencias que se han vivido a lo largo de nuestra historia contemporánea, estando muy afianzada en ella el narcotráfico.  

Y es este guiño nacional de la Feria, el que permitió que se abrieran escenarios de diálogo desde diversas voces, como, por ejemplo, la Fuerza Pública, que son un reflejo del presente que vive el país, desarrollando espacios para la presentación de libros desde todos los francos.

“Hace años los policías venían a la Filbo a vigilar que no pasara nada, hoy vemos que entre la población que viene a buscar libros, a buscar cultura, a exponer sus publicaciones, está la Fuerza Pública. Eso es positivo porque habla también de una labor que va a contribuir al conocimiento de nuestra historia reciente y a entender también los problemas del presente con una mirada más sistémica”.  Expresó Darío Acevedo, director del Centro Nacional de Memoria Histórica, quien fue invitado a la presentación del libro “Policía, narcotráfico y crimen”, y del cual realizó el prólogo.

En este escrito, que se lanzó el 1 de mayo en la Filbo, se puede leer, desde una mirada institucional de la Policia Nacional, temas relacionados con la lucha de este organismo contra delitos de narcotráfico que afectaron la vida de los colombianos desde 1973 a 1991.

“Este periodo de tiempo en la investigación lo tomamos porque a partir de 1973 se empezaron a consolidar ideológicamente los grupos guerrilleros en Colombia, es la fecha de transición de los períodos presidenciales del Frente Nacional. En los 80 hay una explosión demográfica del conflicto. Y cerramos en 1991 por la creación de la constitución, donde cambia totalmente el Estado Colombiano”, dijo el Intendente James Núñez Dueñas, autor de la investigación.   

El libro “Policía, narcotráfico y crimen” plantea la relación que el narcotráfico tuvo en el conflicto armado desde 1973 a 1991, y desarrolla diferenciaciones entre los grupos guerrilleros y paramilitares a la hora de acceder a esa modalidad ilegal para financiar sus objetivos militares en esa época.

Por un lado, la investigación establece que, aunque un porcentaje del dinero obtenido del negocio de las drogas ilícitas se destinó para financiar actividades insurgentes, no hay registros de alianzas (de estos grupos) con narcotraficantes, pero sí de pactos con el fin de delinquir en territorios dominados por estas guerrillas como autoridad armada”.

Subraya el texto que “durante los ochenta, las autodefensas empezaron a depender del narcotráfico, pues tenían un estrecho vínculo con organizaciones narcotraficantes. Además, coordinaban el envío de estupefacientes hacia mercados de consumo como Europa, México, Centroamérica y Estados Unidos”, dice “Policía, narcotráfico y crimen”.

Con relación a este punto, Dario Acevedo explica que “los carteles de las drogas encontraron grandes ganancias en el negocio ilícito del narcotráfico y, con la ayuda y la asociación de grupos guerrilleros y de las autodefensas, desbordaron especialmente en las zonas rurales, lo que conllevo al Estado colombiano a afrontar la subversión y el crimen organizado en todas sus modalidades”.

Conversatorio “Policía, narcotráfico y crimen” en la Filbo 2019.

Ejercicios de memoria del CNMH con Fuerza Pública o sobre narcotráfico

El Centro Nacional de Memoria Histórica ha realizado trabajos con víctimas del conflicto armado pertenecientes al Ejército, la Policía y la Armada, desde 2014. Investigaciones como “Esa mina llevaba mi nombre”, la serie radial “Los pasos rotos”, el informe de esclarecimiento “La guerra escondida. Minas Antipersonal y Remanentes Explosivos en Colombia” y el especial transmedia “Relatos de selva”, son ejemplos de algunos de ellos.

Por el lado del narcotrafico, el Balance de la contribución del CNMH al esclarecimiento histórico sobre Paramilitarismo, hace un rastreo por todas las investigaciones donde se ha identificado la relación entre paramilitarismo y narcotrafico, destacandose en ese tema el informe de “Bloque Calima de las AUC. Depredación paramilitar y narcotráfico en el suroccidente colombiano”.

“La Historia nos ayuda a salir de la ilusión maniquea en la que a menudo nos encierra la memoria: la división de la humanidad en dos compartimentos estancos, buenos y malos, víctimas y verdugos, inocentes y culpables”, dijo también Tzvetan Todorov en su viaje por Argentina.

 

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“Granada: Relato de un perdón”

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Publicado

08 May 2019


“Granada: Relato de un perdón”

  • En el marco de la Feria del Libro de Bogotá, la Unidad Policial para la Edificación de la Paz (UNIPEP) presentó el trailer del documental, “Granada: Relato de un perdón”.
  • Para Alejandro Ceballos, director del largometraje, este no solo expone el sufrimiento que vivieron los granadinos en aquella toma guerrillera del año 2000, sino que evidencia también las intenciones de perdón y reconciliación que han surgido entre sobrevivientes, familiares de las víctimas e integrantes del frente guerrillero responsable de la acción armada. La pieza audiovisual se estrenará el próximo 25 de junio.

  • “Granada: Relato de un perdón”, promete convertirse en un documental que contribuya a los procesos de construcción de paz del municipio de Granada, Oriente de Antioquia.

  • Con motivo del bicentenario, la UNIPEP presentó durante la Filbo, 7 libros, 2 documentales y 3 conversatorios.

Luego de 20 horas de toma guerrillera, el 6 de diciembre del 2000 en Granada, un silencio prolongado le indicó a Ruby Agudelo que ella y su hijo habían sobrevivido. Su esposo, el comandante de Policía no contó con la misma suerte. La estación de esa autoridad en aquel municipio del Oriente de Antioquia fue destruida por un carrobomba.

“El perder a mi esposo cambió mi vida totalmente. Se sentía orgulloso de portar el uniforme, era un honor para él”, aseguró Agudelo, quien durante un conversatorio realizado este 6 de mayo, en el marco de la presentación del trailer del documental, Granada: Relato de un perdón, en la Feria del Libro de Bogotá, no negó lo doloroso que fue el volver a recordar lo sucedido durante el proceso de grabación.

Dentro del mundo de posibilidades que generó la filmación del audiovisual, también está la relación que la Policía Nacional -como institución-, pudo empezar a generar, con iniciativas de memoria como la del espacio del “Nunca Más”, lugar en el que se exponen los rostros de las víctimas que dejó el conflicto en ese municipio.

Esa interacción, que se dio en simultánea con la elaboración del documental, permitió que hoy las fotografías de los cinco policías muertos ese 6 de diciembre se sumen a las de otras víctimas (civiles).

“Hemos ido impactando la cultura de la convivencia y reconciliación”, recalcó, sobre el documental y el trabajo en memoria histórica de la Policía, el coronel de la Policía, José Fernando Pantoja.

Adicionalmente, el teniente coronel, reserva activa de la Policía, y en aquel entonces subteniente del grupo contraguerrilla, Edward Niño, pudo reencontrarse en la cárcel de El Pedregal en Medellín con Elda Neyis Mosquera, alias Karina, exguerillera que comandó la incursión armada de las Farc a Granada.

“Alias Karina pidió perdón por intermedio mío a los policías y a la comunidad de Granada por el ataque; pedir perdón es de valientes, yo le creí”, aseguró Niño, quien años atrás no hubiese creído que tendría posibilidad de ese encuentro, cara a cara.

El conversatorio concluyó con la invitación de Alejandro Ceballos, director de Granada: Relato de un perdón, para que los centros de educación superior le apuesten a respaldar iniciativas que busquen contar el conflicto armado, pues, anotó, “detrás de la aparición de una multiplicidad de voces es que nos podríamos empezar a reconocer”.

El documental es una coproducción de la Policía Nacional, Armadillo: New Media & Films y el CrossmediaLab de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. 

Leer el informe “Granada. Memorias de guerra, resistencia y reconstrucción“.

Trailer de “Granada: Relato de un perdón”

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Antioquia, Conflicto, Granada, Paz, Perdón, Policía, Reconciliación

Muros de la verdad en el Putumayo: voces de las mujeres para que sus memorias no mueran

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Tejedoras de vida del Putumayo

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Tejedoras de vida del Putumayo

Publicado

09 May 2019


Muros de la verdad en el Putumayo: voces de las mujeres para que sus memorias no mueran

  • Este homenaje a la vida y trabajo de las mujeres, que por su liderazgo fueron víctimas de desaparición forzada y feminicidios en el Putumayo, fue posible con recursos del Programa Justicia para una Paz Sostenible de USAID, y acompañado por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).
  • El proceso de reconstrucción de la memoria realizado dejó como producto la elaboración de tres murales en los que participaron más de 60 mujeres.

Putumayo, 9 de mayo 2019. Como un homenaje a todas las mujeres que tejieron vida defendiendo sus derechos en el Putumayo, nació la iniciativa de memoria histórica, Muros de la Verdad, con el fin de visibilizar y reivindicar las lideresas de ese departamento, a través de lenguajes simbólicos plasmados en murales.

Este proceso de reconstrucción de la memoria, realizado en los corregimientos El Placer, La Dorada y Puerto Colón, de los municipios Valle del Guamuez y San Miguel, dejó como producto la elaboración de tres murales que buscan dignificar la memoria de mujeres víctimas de desaparición forzada y feminicidios. 

  • Mural del Placer, Puerto Colon, Putumayo. – Las mujeres de este territorio se integraron para la creación de este muro realizando una ronda en la que cada una de ellas exponía símbolos, imágenes o aquellos motivos que consideraran importantes para su inclusión en el Muro de la Verdad de este corregimiento.

  • Mural del Placer, La Dorada, Putumayo. – Este mural Simboliza el río, la naturaleza de la región. Igualmente, conmemora tanto aquellas mujeres que no están presentes así como a aquellas que resistieron al conflicto y continúan siendo líderes de la comunidad.

A partir de estos hechos de violencia, en el marco del conflicto armado, los muros de la verdad reflejan la resiliencia de las mujeres que presenciaron la barbarie y se resisten a vivirla nuevamente, por lo que hacen un llamado exigiendo justicia.

Fátima Muriel, presidenta de la asociación Alianza Departamental de Organizaciones de Mujeres Tejedoras de Vida, aseguró que la participación en estas iniciativas fortalece a las familias, resalta su labor y compromiso con aquellas mujeres que han sido víctimas, alza su voz para decir no a la guerra, no más hogares destruidos y lo usan como lenguaje simbólico pidiendo no impunidad.

En la creación de estas obras de arte participaron más de 60 mujeres, quienes a través de talleres de memoria histórica desde un enfoque sicosocial, reflexionaron sobre los duelos, y la sanación del cuerpo y la mente para dignificar la memoria de lo ocurrido.

El proceso, desde 2018, fue acompañada por la Estrategia de Apoyo a Iniciativas de Memoria Histórica del Centro Nacional de Memoria Histórica, con recursos del Programa Justicia para una Paz Sostenible de USAID, y le apuesta al fortalecimiento de la memoria de las mujeres que relatan la violencia vivida.

Juan Daniel Salazar, líder de Cooperación y Alianzas Estratégicas del CNMH, destaca que “las mujeres putumayenses nos demuestran hoy que su testimonio permanece en sus comunidades, su valentía será recordada, su fortaleza será un ejemplo”.

“El CNMH no desmayará para escuchar, tanto a las madres de Soacha como a las mujeres de la Corporación Rosa Blanca, a los familiares de los policías y soldados de todos los grados mutilados, secuestrados o asesinados fuera de combate, a las víctimas, sin distinción alguna para garantizar que la construcción de la memoria colombiana se nutra de todas las voces”, concluyó.

 

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Desaparición Forzada, Feminicidio, Mujeres, Muros de la Verdad, Putumayo, Víctimas

Museum Week: una semana por el intercambio cultural

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Publicado

11 May 2019


Museum Week: una semana por el intercambio cultural

Del 13 al 19 de mayo, el Museo de Memoria Histórica de Colombia  hará parte de la iniciativa global “Museum week” o Semana de los Museos. Como todos los años, desde 2014, cientos de museos, galerías, instituciones artísticas y culturales se reúnen para compartir durante siete días actividades, ideas y conversaciones alrededor de esta gran experiencia digital. Únete y conoce más de cerca este gran proyecto.


Siete días, siete hashtags. Con esta sencilla pero poderosa idea, la iniciativa digital creada por 12 museos franceses en 2014, ha logrado posicionar a nivel mundial la Semana de los Museos: un espacio para que instituciones artísticas y culturales se unan en torno a una gran conversación que recoge experiencias museísticas alrededor de una temática central. Este año, las mujeres en la cultura ocupan el espectro central en la conversación: ¿Quiénes son las mujeres que han impulsado y construido todo esto que llamamos arte? ¿Por qué es importante visibilizar su rol en el ámbito cultural?

El Museo de Memoria Histórica de Colombia, proyecto del Centro Nacional de Memoria Histórica que acogerá todo el legado institucional en el 2021,  vuelve a unirse a esta convocatoria global para exponer al público una pequeña muestra de sus contenidos, pues si bien su construcción física aún está en proceso, este es un museo que desde 2013 ha adelantado iniciativas y talleres regionales, exposiciones temporales, grandes muestras expositivas como “Voces para transformar a Colombia” en Bogotá y Medellín, así como una amplia colección digital de arte y cultura.

La sinergia cultural de la iniciativa Museum Week, que se llevará a cabo del 13 al 19 de mayo, acoge siete temáticas asociadas a distintas experiencias que los usuarios de los museos e instituciones culturales pueden experimentar. Aquí les dejamos un recorrido de los contenidos que podrán conocer:

13 de mayo: #Womeninculture Mujeres en la cultura. Durante este día mostraremos mujeres artistas que desde distintos escenarios culturales han promovido la creación de memoria histórica a través de dispositivos como la danza, el canto, el teatro, la fotografía y las artes plásticas.

14 de mayo: #SecretsMW Secretos en los museos. El Museo de Memoria Histórica, como todos los museos del mundo, acoge en su interior muchos datos curiosos que son relevantes e importantes para el público. Este día podrás conocer algunos de ellos.

15 de mayo: #PlayMW ¡Juega! ¿Qué objeto revuelca tu memoria y por qué? Desde un libro, una fotografía, un cuadro, un objeto que ha pasado por generaciones en tu familia. Muéstranos cómo se ha construído tu historia a través del hashtag #PlayMW

16 de mayo: #RainbowMW Cultura LGTBI. Este es un museo plural y diverso. Por eso queremos que conozcan la historia de La Papuchina, una mujer trans que nació, creció, transitó y sobrevivió al dominio paramilitar en Puerto Boyacá. Su caso ha sido emblemático, pues luego de muchos años los paramilitares que vulneraron sus derechos y asesinaron a sus amigas pidieron perdón. Uno de ellos fue condenado en una sentencia ejemplar en la justicia colombiana.

17 de mayo: #ExploreMW Explora. Nuestro museo coexiste con varios lugares del país que también están protegiendo su memoria histórica. Este día les presentamos tres lugares que, siendo creados por líderes y lideresas del país, ayudan a las comunidades a sanar colectivamente.

18 de mayo: #PhotoMW Foto. Durante la primera muestra itinerante de Voces para transformar a Colombia, varios perfiles nos mostraron las memorias de las violencias y las resistencias inscritas en el cuerpo. Este día podrán conocer algunos de ellos.

19 de mayo: #FriendsMW Amigos. Este es un museo que se ha construido a muchas manos. Líderes sociales, artistas, estudiantes y visitantes han dejado inscritas ideas y mensajes para transformar el país.

Si quieren conocer más de esta iniciativa mundial, los invitamos a que visiten la página www.museum-week.org y a que sigan las distintas experiencias que los museos darán a través de redes sociales.

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Cuerpo Víctimas, LGBTI, Museo de Memoria de Colombia, Museum Week

Presentación en Medellín del informe: “Memoria y comunidades de fe en Colombia”

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Publicado

14 May 2019


Presentación en Medellín del informe: “Memoria y comunidades de fe en Colombia”

  • Entre 1982 y 2012 en el conflicto armado colombiano se registraron 589 casos de victimización contra líderes religiosos y comunidades de fe.
  • La investigación “Memoria y comunidades de fe en Colombia”, realizada con el apoyo de diversas comunidades e instituciones eclesiales, cuenta las historias de Tierralta y Macayepo, dos casos emblemáticos.

En septiembre del año 2000 los paramilitares asesinaron a 11 personas en la vereda La Resbalosa, en el municipio de Tierralta, Córdoba. Luego de la masacre, unas 50 familias, casi todas cristianas, salieron desplazadas hacia el casco urbano. En la arremetida de los armados, varios líderes espirituales de la comunidad fueron declarados objetivo militar. La iglesia Los Olivos cerró sus puertas. Los cuerpos de las víctimas fueron velados secretamente. 

Por una carretera pavimentada entre las montañas, hombres, mujeres y niños salieron a buscar refugio de la violencia. El pastor de esa iglesia lideró el desplazamiento. “El papel de la iglesia en este proceso fue clave —contó una de las víctimas—: consistió principalmente en tratar de que la gente no se dispersara”. Cuando llegaron al casco urbano fueron recibidos en la iglesia Cristo El Rey, donde pasaron la primera semana y les ayudaron a empezar la construcción de una nueva vereda, un nuevo hogar. 

Durante más de medio siglo de conflicto armado las comunidades de fe jugaron un doble papel. Por un lado, fueron blanco de los grupos armados que veían, a través de los actos de violencia contra ellas, una forma de fragmentar los lazos sociales. Y, al mismo tiempo, fueron el lugar que permitió mantener la unión y sembrar esperanza en los momentos difíciles. Esas dos caras son el eje central de la investigación: “Memoria y comunidades de fe”, que narra las historias de Tierralta (Córdoba) y Macayepo (Bolívar), donde las comunidades de fe fueron protagonistas como víctimas y como resistentes. Y en el que también participaron las comunidades de Toribío y Corinto, Cauca. 

En la base de datos que se construyó, a partir de entrevistas y otras fuentes, quedaron registrados 589 casos de victimización hacia líderes religiosos y comunidades de fe en el país, ocurridos entre 1982 y 2012. Entre esos, 29 fueron asesinatos. Ocurrió en la misma Tierralta donde en pleno culto un líder evangélico fue asesinado por presuntos paramilitares, que lo señalaban de ser guerrillero. O en Trujillo (Valle) con el padre Tiberio Fernández, asesinado por una alianza entre mafiosos, paramilitares y Agentes del Estado, a quienes les molestaba la ideología de sus sermones. De igual manera debemos recordar que la guerrilla del ELN perpetró en Arauca el asesinato de Monseñor Jesús Emilio Jaramillo, el 2 de octubre de 1989.  Ese mismo grupo armado, el 30 de mayo de 1999 realizó el secuestro masivo de un centenar de personas en la Iglesia La María de Cali, Valle del Cauca.

Pero la causa de esa violencia no fue de tipo religioso, dice la investigación. No se trató, como en Irlanda del Norte, de un enfrentamiento entre credos. Acá fue diferente. En lugar de atacarlos por pertenecer a una religión específica, lo hacían por una característica transversal a las comunidades de fe en el marco del conflicto: fueron lugares de unión, de resistencia no-violenta, y muchas veces sus líderes y lideresas asumieron un compromiso en la defensa de los derechos humanos. “Las comunidades de fe o tradiciones espirituales eran un estorbo a la implantación o expansión de proyectos guerreros”, escribió el profesor Gonzalo Sánchez en el prólogo del libro. 

Aunque las historias de Tierralta y Macayepo no representan todo el espectro de comunidades católicas y evangélicas en el país, los dos casos sí son una puerta de entrada para entender la relación entre la guerra, la fe y la resistencia no-violenta.


Fecha: Miércoles 22 de Mayo de 2019
Hora: 05:30 p.m.
Lugar: Fundación Universitaria Seminario Bíblico de Colombia
Calle 76 # 87-14, Robledo Palenque
Medellín 
ENTRADA LIBRE – ENTREGA GRATUITA DEL INFORME


PARA MAYOR INFORMACIÓN:


Con el apoyo de:

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Comunidades de fe, Líderes religiosos, Macayepo, Tierralta

Jóvenes que se interesen por la memoria histórica, el legado de Cristian

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Publicado

15 May 2019


Jóvenes que se interesen por la memoria histórica, el legado de Cristian

Este estudiante de bachillerato  lideró la creación de la red de estudiantes por la memoria histórica en Bogotá y trabajó de la mano del CNMH en diferentes procesos. Falleció, recientemente, a los 19 años de edad.


El rol de los jóvenes en la construcción de ciudadanías conocedores de la historia y los hechos sucedidos durante el conflicto armado colombiano, es un campo de trabajo del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).  Cristian Fabián Espinosa Barrera, se esmeró, los últimos años de su vida, para que esto fuera así.

Este joven, estudiante del colegio La Giralda, de Bogotá, impulsó la creación de una red de estudiantes por la memoria histórica en la ciudad y  lideró varios procesos para que se incluyeran los análisis sobre el tema en las clases de Ciencias Sociales, ética, artes y educación física. Murió el pasado 2 de mayo en la capital colombiana, tras luchas durante varios años con una enfermedad.

Todo comenzó cuando desde el área de Pedagogía del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) se creó la Red Nacional de Maestras y Maestros por la Memoria y la Paz, un espacio que permitió el encuentro entre docentes de diferentes territorios del país, que habían decidido trabajar la memoria histórica en sus aulas, a partir de la Caja de Herramientas: un viaje por la memoria histórica: aprender la paz y desaprender la guerra.

Según María Andrea Rocha, líder del Equipo de Pedagogía del CNMH, la red se concibió como un escenario de intercambio y difusión de prácticas e innovaciones, que profesores de distintas escuelas, han venido impulsado en torno a la enseñanza de la memoria histórica y la construcción de paz.   

La profesora Carolina Cortés, quien actualmente hace parte de la red de docentes y acompañó a los estudiantes en sus iniciativas, siendo muy cercana a Cristian, recuerda que “él se me acercó y me pregunto por qué si existía una red de docentes no había una de estudiantes. Así que lo comuniqué directamente con el CNMH y ahí comenzaron varios años de trabajo constante liderados por él”.

En un primer momento, el Colegio La Giralda, ubicado en el barrio Las Cruces, hizo un trabajo piloto con la Caja de herramientas donde se estudió y analizó el caso de El Salado, Bolívar, a partir de los textos producidos por el CNMH, como un ejercicio transversal a las clases de ciencias sociales, ética, filosofía y artes.

Los inicios de la red

Ya lo decía el mismo Cristian en uno de sus escritos: “trabajar la memoria histórica en el aula de clase fue realmente significativo para mí y mis compañeros ya que se pudo abordar un hecho histórico de manera diferente a como lo habíamos visto anteriormente. Pude entender la realidad del país; fue una experiencia nueva que me motivó a indagar sobre diferentes hechos relevantes de Colombia en el marco del conflicto armado y me hizo pensar en tener un rol más activo dentro de mi comunidad”.

Y de ahí nació la idea de la red de estudiantes. Alejandra Romero, quien en 2017 se desempeñaba como parte del equipo de Pedagogía recuerda que “Cristian era un líder natural. Fue él quien reunió a estudiantes de colegios tanto públicos como privados de Bogotá y les propuso realizar actividades conjuntas sobre memoria histórica que les permitieran reconocer tanto sus realidades como la del país”.

Explica Alicia, madre de Cristian, que “la memoria histórica se convirtió en un pilar central de su vida, incluso, cuando su enfermedad se hizo más fuerte, él sacaba energías para ir al y trabajar con estudiantes de décimo y once grados para que pudieran entender lo que les había sucedido a las víctimas”.

“Para mí fue una experiencia nueva el poder trabajar con la Caja de Herramientas. Nos permitió conocer temáticas a fondo, más allá del aula de clases. Nos encarretamos con el cuento y eso es valiosísimo. En el colegio se hizo algo que nunca se había visto: se transversalizaron contenidos porque no solo trabajábamos en sociales sino también en artes, músicas y danzas, y eso permitió que más pelaos se empaparan del tema”, reseñaba Cristian en una de las conferencias en que participó.

“Si hay un aspecto que podemos resaltar de Cristian es su empatía: tenía una capacidad innata para entender y conectar con los otros, y por eso todos los estudiantes de este y de varios colegios decidimos seguirlo en la formación de grupos de estudio sobre memoria histórica que nos ayudaran a ponernos en el papel del otro, tanto víctimas como perpetradores, para entender la realidad del país y poder emprender acciones que nos permitieran a los jóvenes recordar lo que nos había pasado durante el conflicto”, dice Neyder Núñez Rodríguez, uno de sus compañeros de clases y amigo.

Los logros

Durante los años en que Cristian lideró la red de estudiantes se lograron hitos como la presentación de los resultados de los trabajos de los estudiantes en la Feria del Libro de Bogotá, intercambios de experiencias con jóvenes de The New York Times y periodistas de Pacifista, e incluso conferencias en diferentes encuentros nacionales.

“Para él todo era un reto y asumía cada tarea con amor y entusiasmo. De hecho, si tuviera que definirlo con una sola palabra sería resiliencia, porque siempre pensó que sí es posible emprender acciones de transformación social más allá de los contextos en los que se vive”, afirma Alejandra Romero.

“Siempre trataba de verle el lado bueno a las cosas y meterle humor como una forma de decirnos que había mucho por lo que luchar. Pese a su enfermedad él nunca desfalleció y eso es algo muy valiente en alguien que apenas tenía 19 años”, describe la profesora Carolina Cortés.

Según Neyder, “el aporte más significativo de Cristian a este proyecto fue demostrarnos que los estudiantes podemos ser agentes transformadores de la realidad, eso era lo que él nos mostraba con sus acciones”.

“En ese sentido, invitamos a todos los docentes del país a que sigan trabajando para que la reflexión crítica y empática sobre nuestro pasado reciente siga inspirando a jóvenes como Cristian a transformar este país. Sabemos que Colombia está llena de estudiantes con sueños parecidos a los que él tuvo, con preguntas sobre nuestra historia reciente y con múltiples aportes por hacer cuando, desde metodologías innovadoras, logran conectarse y preguntarse por cuál es su lugar y cuál puede ser su aporte”, concluyó María Andrea Rocha, quien lidera el Equipo de Pedagogía del CNMH.

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Colombia, Conflicto Armado, Enseñanza, Escuela, Estudiantes, Jóvenes, Memoria, Memoria Histórica

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