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Defender los derechos humanos, una tarea de todos

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Autor

María de los Ángeles Reyes – Periodista del CNMH

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Diakonia Latinoamérica

Publicado

10 Sep 2015


Defender los derechos humanos, una tarea de todos

En Colombia, según Somos Defensores, en 2015 han sido asesinado 69 defensores de derechos humanos en todo el territorio nacional. Sin embargo, la violencia no ha logrado silenciar a las personas que día a día trabajan en pro de sus comunidades y por la construcción de un país más justo y en paz.

Hace cuatro años la organización Diakonia, reconociendo el esfuerzo de estas personas creó el Premio a la defensa de los Derechos Humanos. Los ganadores fueron anunciados el pasado miércoles, 9 de septiembre, en el Centro de Memoria Paz y Reconciliación con motivo de la conmemoración del día nacional de los Derechos Humanos en Colombia.

El premio reconoció a cinco ganadores en tres categorías: defensor del año, proceso colectivo para organizaciones de base y organizaciones no gubernamentales; y premio a toda una vida para personas individuales y para organizaciones. En total, este año hubo 52 nominados. Gimena Sánchez, jurado por Estados Unidos, dijo que en todos los años que lleva trabajando en Colombia ninguna tarea le había parecido más difícil que escoger tan solo cinco ganadores entre tantas iniciativas.

Los 14 jurados, entre los cuales estuvo Martha Nubia Bello, de la dirección del Museo Nacional de la Memoria del Centro de Memoria Histórica, escogieron finalmente a los cinco ganadores:

Por la categoría Defensor del año fue seleccionada Francia Elena Márquez, líder afro en el municipio de Buenos Aires, Cauca, en donde lideró la Marcha de los Turbantes por la titulación colectiva de sus tierras. Este año, además, debido a la tensa situación que se vive en el norte del departamento, Francia Elena publicó una carta que expresa el sentir de ella, como mujer afrodescendiente respecto al conflicto en su región.

Por la categoría Proceso colectivo fueron premiadas, por un lado la organización Mujeres Caminando por la Verdad, un grupo de mujeres de la comuna 13 de Medellín que fueron víctimas de la Operación Orión en esa zona de la capital de Antioquia. Por otro lado, fue galardonada también la ong Corporación Social para la Asesoría y Capacitación Comunitaria (Cos-Pacc). La organización fue fundada por campesinos de Casanare víctimas de distintas violaciones a los derechos humanos en esa región.

Finalmente, por la categoría de Toda una vida,  fue reconocido el trabajo y el esfuerzo que, durante más de treinta años, ha realizado Fabiola Lalinde tras la desaparición de su hijo mayor a manos del Ejército. En esta misma categoría ganó la Asociación Campesina Integral del Atrato (Cocomacia), que ha trabajado por la recuperación de tierras por parte de comunidades del Medio Atrato entre el Chocó y Antioquia.

En la ceremonia cada uno de los ganadores expresó su gratitud por el reconocimiento otorgado pero, además, hizo énfasis en el trabajo que aún queda por hacer, tanto a nivel nacional, como en cada una de sus comunidades y regiones. El trabajo de los defensores de los derechos humanos, viéndose a la luz de las cifras recogidas por Somos Defensores, bien podría ser considerada como una de las labores más peligrosas para realizar en Colombia; una tarea de héroes.

Según ellos, el apoyo que reciben llega en mayor parte de organizaciones internacionales. A pesar de la acogida que tienen dentro de su comunidad, saben que están en un peligro constante. Sienten que sus iniciativas no solo no han sido reconocidas a nivel nacional, sino que en ocasiones sienten que han sido estigmatizados. Es un deber de todos los colombianos empezar a conocer las diferentes iniciativas para que, como dijo Guillermo Fernández, representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, “ser defensor de derechos humanos deje de ser una tarea de héroes y empiece a ser una tarea de todos”.

 


Colombia, Defensores DDHH

La Memoria abre sus puertas en la Fiesta del Libro

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Autor

CNMH

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CNMH

Publicado

11 Sep 2015


La Memoria abre sus puertas en la Fiesta del Libro

A partir de hoy, 11 de septiembre, se puede visitar el stand de La Memoria en la Fiesta de Libro y la Cultura, gracias a la alianza del Centro Nacional de Memoria Histórica, la Corporación Región y el Museo Casa de la Memoria.

Compartir, conocer y pensar las memorias del conflicto armado, en un escenario cultural, académico y festivo al aire libre, es el contexto ideal para acercarse a la memoria histórica, un tema que cada día tiene más relevancia en la agenda pública a nivel nacional e internacional.

Este espacio está pensado para acercar a todos los sectores sociales de Medellín a la realidad de lo que ha sido el conflicto armado en Colombia. Y a los que todavía no conocen el tema, piensan que puede ser tedioso o están cansados de escuchar sobre violencia, este espacio los sorprenderá con historias de vida, relatos de resistencia, crónicas de lugares desconocidos y asombrosos, documentales, talleres, personajes, charlas y diversas piezas audiovisuales, que los conectarán con las diferentes iniciativas de memoria y las historias de una tragedia que es a la vez un reto de transformación, compromiso de todos.

Jorge Iván Posada, jefe de prensa del Centro Nacional de Memoria Histórica, expresó estar más que complacido de participar junto con Corporación Región y Museo Casa de la Memoria en este evento cultural tan importante alrededor de la lectura y de que la memoria tenga su espacio. “Es un stand amable, abierto, ubicado en la zona verde del jardín, donde tendremos coloquios, documentales, lanzamiento de libros, talleres con víctimas. Además estará presente Arcadia, hablando sobre cómo narrar el conflicto y lanzaremos la nueva edición de nuestra revista CONMEMORA, en un evento donde compartiremos con Pacifista, de Vice”.

A parte de estas actividades, los visitantes también encontrarán exposiciones y talleres como Agroarte, la socialización del Museo Casa de la Memoria, los documentales “Cuerpo 36”, “Afrika Bambaataa. La música que desarma” y “Niños en el frente de batalla”, los resultados y avances de diferentes investigaciones adelantadas por las tres instituciones, relacionadas con la construcción de memoria en la ciudad y en el país, entre otros eventos.

Todo esto empieza hoy. Los visitantes pueden acercarse para conocer las diferentes exposiciones, materiales, consultar la programación y preguntar por las publicaciones del CNMH.

La entrega de los más de 10.000 materiales gratuitos que se distribuirán en el puesto de la memoria, se hará todos los días de 11:00 a.m. a 1:00 p.m. y de 4:00 p.m. a 6:00 p.m.

Descargue aquí la programación

 


Feria del libro, FILBo, Memoria

Cartoni habla sobre el teatro como catarsis de la violencia

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Autor

CNMH

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CNMH

Publicado

14 Sep 2015


Cartoni habla sobre el teatro como catarsis de la violencia

Después de su experiencia con arte y teatro en los procesos paz de Irlanda del Norte y de Guatemala, Alessia Cartoni visitó el país como invitada del II Festival de las y los oprimidos, PaZes en escena. El Centro Nacional de Memoria Histórica habló ella.

Alegre, optimista y comprometida con la paz, así puede describirse el ánimo de esta artista española. Cartoni es reconocida mundialmente por el uso de la técnica del teatro del oprimido; propuesta escénica que apuesta a transformar al espectador en un espect-actor (ser activo) protagonista de la acción dramática y sujeto creador, estimulándolo a reflexionar sobre su pasado para cambiar la realidad.

Su visita al país se dio en el marco del II Festival de las y los oprimidos, PaZes en escena, organizado por la Corporación Otra Escuela con el apoyo de la Dirección de Museos del CNMH.

¿Cómo ha sido tu experiencia en contextos de paz y reconciliación de Colombia?

“En el país he desarrollado algunas experiencias, por ejemplo el caso de Palomino, allí puede observar cómo el conflicto corta de raíz la posibilidad de juego y de imaginar alternativas. Desde esa observación y a través del teatro foro de Augusto Boal, empezamos a crear un proceso en el que buscamos alternativas a lo que está pasando. Identificamos que en el sector había una violencia paramilitar real que no se hacía evidente en un nivel macroestructural sino en uno microestructural, había violencia de género, doméstica, infantil y pocos medios. De tal forma el proceso se enfatizó desde ese lugar. El resultado fue algo muy positivo, ya que hicimos una obra de teatro foro con todo el colectivo, a la cual acudió toda la comunidad, hasta padres que en muchos casos, eran los grandes ausentes”.

Teniendo en cuenta su trabajo artístico en el marco de otros procesos de paz como el de Irlanda del Norte, ¿Cuál es su lectura del momento por el cual atraviesa Colombia?

“La experiencia en Irlanda del Norte es diferente ya que si bien han pasado más de 25 años después del acuerdo de paz,  su firma no conlleva al fin de la violencia. Lo que yo hago en estos contextos de paz y reconciliación, a través de técnicas como el teatro del oprimido o el teatro del testigo, es dar la voz a personas que habitualmente en el conflicto han sido silenciadas. Desde la apertura de estas voces se puede empezar a simbolizar, trabajando en grupos heterogéneos, involucrando a representantes de un lado y del otro del conflicto, es decir hablamos de procesos de sanación a través del arte, a través de lo simbólico, con resultado terapéutico. Entiendo que aquí en Colombia ya ha iniciado la aplicación del arte como herramienta de ayuda, sobre todo cuando la gente de distintos lados está disponible para contar su verdad y sobre todo a escuchar al otro”.

¿Qué percepción tiene de la relación entre teatro y la memoria histórica?

“El arte siempre ha estado al servicio de la memoria y de la creación de una narrativa común, también creo que es el mejor aliado en la reconstrucción de memorias y en la representación de verdades no hegemónicas que incluyen a todas las partes del conflicto. El arte  nos invita a ponernos en los zapatos del otro; especialmente el teatro que al ser performativo, nos permite pasar por el cuerpo, por la historia del otro, para poder actuar y de ahí entenderla”.

¿Y qué piensa de ese arte como proceso sanador?

“Contar mi propia historia me ha retejido en lo más familiar, en comunidad, como parte de un país y una sociedad por mi experiencia en Irlanda del Norte. Estos procesos surgen como un verdadero reposicionamiento de las personas a través de contar su propia historia, es abrir la herida, claro, pero abrimos la herida esperando poder trascenderla a través del medio artístico, que es un vehículo que nos permite tener muchas más posibilidades de llegar al otro porque lo bello abre el corazón del otro, lo abre a la escucha”.

¿Cuál cree que es el impacto de este tipo de festivales?

“Creo que movilizan el cambio social. Llevo viajando a Colombia desde hace algunos años y veo muy claro que la gente desea un cambio, se está poniendo en pie con muchas acciones. En lo que respecta al mundo del arte, mi deseo es que este tipo de espacios sirvan para multiplicar, para que la gente se comprometa aún más, cada vez me que vengo me encuentro con más personas muy empoderadas en sus colectivos y comunidades, multiplicando tanto con herramientas, ideas o llevando a territorios donde no se podían llevar este tipo de iniciativas”.

 


Teatro, Violencia

Las voces de los mayores de Trujillo perduran en los niños

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Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

14 Sep 2015


Las voces de los mayores de Trujillo perduran en los niños

“Después de la pérdida de mis seis hijos casi me enloquezco pensando el porqué de la injusta violencia que ha manchado nuestro pueblo con la sangre inocente de nuestros hijos. Solo le pido a Dios que me de fuerza y fortaleza”.

Este es un fragmento que Mayerli Mayorga escribió sobre Ana María Vargas, su abuela, una mujer a la que el conflicto armado le arrebató seis hijos. Su testimonio hace parte de la iniciativa de memoria que se trabaja en Trujillo, en la cual los niños y niñas de este municipio ubicado 116 kilómetros al norte de Cali, narran las historias y memorias del conflicto armado de los adultos mayores, especialmente de sus mujeres.

“Mostrando esos rostros, en estos libros queremos que las nuevas generaciones cuenten las historias de las matriarcas de Trujillo, historias de mujeres que han vivido este largo conflicto y han perdido esposos, hijos, hermanos y tantos otros familiares. Nosotros somos un legado vivo y debemos contar todo lo que sabemos” expresa María Ludivia Vanegas, vicepresidenta de la junta directiva de la Asociación de Familiares Victimas de Trujillo (AFAVIT), a quien la violencia le ha quitado 24 parientes.

El proyecto inició hace ocho años —mucho antes de que hubiera una Ley de Víctimas— con 25 niños y niñas del grupo de trabajo Jimmy García Peña, quienes empezaron a construir los perfiles de algunas mujeres mayores. Les tomaban fotografías y conversaban con ellas, y así inició la construcción de perfiles. Una colección que hoy cuenta con 17 libros que narran el dolor y la resistencia de Trujillo.

“Seis almas mártires de la violencia” fue uno de los primeros libros escrito por Mayerli Mayorga a los 10 años. En él se cuentan las historias y recuerdos de su abuela, Ana María Vargas, una mujer de 78 años a quien le han desaparecido o asesinado a seis de sus 16 hijos. “Los niños saben los sufrimientos de uno, a veces hasta lo comparten pues muchos también han visto morir a sus familiares. Hablar con ellos nos ayudan a la reconciliación, a somatizar el dolor cuando podemos contarlo. Además, también podemos transmitir nuestra experiencia y sabiduría a los niños, niñas y jóvenes de Trujillo” cuenta Trinidad Páez, miembro de AFAVIT que hace 25 años perdió a su hijo, Gilberto Rojas.

Dibujar pirograbados, modelar esculturas y pintar murales son otros oficios que los mayores les enseñan a los niños y niñas de Trujillo, para que lo vivido por esta población del Valle del Cauca nunca se olvide.

Los libros escritos por niños para narrar las memorias de las matriarcas de Trujillo fue una de las experiencias presentadas en el encuentro Voces de Mayores, realizado en Cali durante el 21 y 22 de agosto, en dónde más de 40 adultos mayores, líderes de organizaciones sociales y de víctimas del Valle del Cauca, Nariño, Putumayo, Cauca y Chocó, se reunieron e intercambiaron experiencias para crear memoria en sus comunidades y demostrar que sus voces son testimonios valiosos para reconstruir la historia del conflicto armado colombiano.

Este proceso es acompañado por el Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH, y apoyado por la Unidad de Víctimas, USAID y OIM.

 


Adulto Mayor, Niños y Niñas, Trujillo, Voces

Un grito de rock contra el olvido

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Autor

CNMH

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CNMH

Publicado

14 Sep 2015


Un grito de rock contra el olvido

 

Con gran entusiasmo se habla estos días del concierto que dará en Bogotá la reconocida banda de metal alternativo, System of a Down. Lo que los medios no mencionan es que esta visita hace parte de su gira Wake Up the Souls Tour 2015 (Despertar las almas), que organizaron para conmemorar los 100 años del Genocidio Armenio y crear conciencia acerca de los terribles eventos donde 1.500.000 armenios fueron asesinados por el imperio otomano en 1915, y que desde entonces se ha negado, borrado de los libros de texto de las escuelas y tratado de olvidar.

El pueblo armenio, uno de los más antiguos del mundo, estuvo a punto de ser totalmente borrado de la faz de la tierra por motivos étnicos y religiosos. Por eso, muchos historiadores hablan de este genocidio como el preludio e inspiración del perpetrado por los nazis. “¿Quién, después de todo, recuerda hoy el exterminio de los armenios?”, es una frase atribuida a Adolfo Hitler en agosto de 1939 para justificar su plan de invasión de Polonia para dar inicio a la Segunda Guerra Mundial y exterminar a los “no-arios”.

System of a Down es una agrupación que se ha caracterizado por sus letras contestatarias y críticas y, al estar integrada por descendientes de sobrevivientes armenios que huyeron a los Estados Unidos, no podían quedarse callados ante la injusticia que se ha cometido contra sus propios antepasados y su propia memoria. Serj Tankian, vocalista de la banda, dice recordar con dolor todas las historias de barbarie que le contaban sus abuelos y de cómo lograron sobrevivir.

Justamente System of a Down es protagonista en nuestra recomendación de hoy, Screamers (Los que gritan), un documental de 2006 dirigido por Carla Garapedian, que indaga por qué muchos gobiernos en el mundo han recurrido al genocidio, enfocándose en el caso del Genocidio Armenio y por qué la actual Turquía insiste en negarlo y los Estados Unidos guardan silencio y neutralidad.

Durante el film pueden apreciarse los testimonios de los miembros de la agrupación y del mismo abuelo de Serj Tankian, Stepan Haytayan, pero también conciertos en vivo donde denuncian y hacen activismo sobre el tema y otras entrevistas con activistas de derechos humanos y expertos historiadores.

Música, cine, arte para hacer memoria y que las personas tomen conciencia de la importancia de no quedarse callados y no olvidar.

Nota: El concierto es este próximo 3 de octubre, fecha que coincide con el inicio de nuestra VIII Semana por la Memoria. Así que si tiene planeado asistir, disfrute la música pero hágalo pensando y reflexionando sobre el espíritu mismo de la gira, la memoria, el reconocimiento de las víctimas, su resistencia y su dignidad, y de paso póngase en sintonía con toda nuestra programación y la memoria de nuestro país.

 
 


Cine+Memoria, Grito, Música, Olvido, Rock

El valor de un periódico de ayer

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Autor

Viviana Pineda Hincapié
Periodista del CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

16 Sep 2015


El valor de un periódico de ayer

El próximo viernes 18 de septiembre se llevará a cabo el conversatorio ‘Archivos periodísticos, archivos para la paz’ a las 5:00 p.m. en nuestro estand de la Fiesta del Libro de Medellín [Ver programación completa].  


Este contará con la participación de Juan Diego Restrepo, periodista, investigador, docente de cátedra de la U de A y columnista de Semana.com; Rodrigo Martínez, periodista de El Colombiano; Pablo Emilio Angarita, investigador del Instituto de Estudios Regionales INER Universidad de Antioquia; Mónica Arango, administradora del Centro de Información Periodística (CIP) de El Colombiano, Camilo Tamayo, profesor Investigador de la Escuela de Humanidades de la Universidad Eafit; y de José Luis Arboleda, coordinador de Colecciones Patrimoniales de la Biblioteca Carlos Gaviria Díaz. El  conversatorio será moderado por César Osorio, asesor pedagógico de la Dirección de Archivos de los DDHH del CNMH.

Para entrar en sintonía con el tema, presentamos este artículo que fue publicado en la actual revista Conmemmora que está en circulación

El valor de un periódico de ayer

El periódico El diario vallenato informaba que el Ejército había dado de baja al guerrillero Nayib Martínez, alias Ramón, en la parcelación Santafé. Era una noticia de esas que los periodistas llaman “de registro”, sin mayor despliegue, pero para Delia Villegas y su esposo, que conocían a Nayib y sabían que era un campesino inocente, era la evidencia de una ejecución extrajudicial, de un “falso positivo”.  Sin embargo, cuando quisieron tomar una foto de ese archivo de prensa encontraron que el periódico había dejado de funcionar y que la única copia de sus ejemplares reposaba en la biblioteca del Banco de la República (sede Valledupar), donde descubrieron que la página había sido removida.

Este caso muestra tan solo uno de los obstáculos que las víctimas del conflicto armado y los colombianos que están en la labor de reconstruirlo tienen que sortear para consultar archivos periodísticos. Unos archivos cuyo acceso es dispendioso, y que, ante la importancia que revisten en un eventual posconflicto, han puesto a la Dirección de Archivo de los Derechos Humanos del CNMH (Centro Nacional de Memoria Histórica) a buscar diferentes alternativas y aliados para que sean más accesibles a la ciudadanía.

Estos archivos son fundamentales para poder cumplir uno de los mandatosque la Ley 1448 de 2011 (llamada ley de víctimas) determinó para el CNMH: “integrar un archivo de derechos humanos que acopie, preserve y custodie materiales documentales y testimonios orales referidos a las graves violaciones a derechos humanos, infracciones al Derecho Internacional Humanitario, memoria histórica y conflicto”.  

Además, los archivos periodísticos son claves para cumplir con el Conjunto de principios de lucha contra la Impunidad que obliga a los Estados a garantizar la preservación y acceso a los archivos de derechos humanos como parte de su deber de memoria y con el ánimo de contribuir a la exigibilidad de derechos. 

Es tal el alcance que pueden tener estos archivos, que son aceptados como pruebas para inscribirse en el Registro Único de Víctimas. Esto sin mencionar que son una constante fuente de información para académicos y hasta para los entes judiciales. Por ejemplo, en el caso del magistrado Carlos Horacio Urán se logró demostrar, gracias a los archivos de los noticieros (develados por Noticias Uno), que él había salido con vida de la toma del Palacio de Justicia en 1985, pese a que se había afirmado que había muerto en el fuego cruzado.

Así mismo es importante destacar el valor simbólico que estos archivos pueden tener para las víctimas, como lo explica María José Pizarro, hija del comandante del M-19, Carlos Pizarro, que fue asesinado en 1990. “Para mí, como seguramente le pasa a los familiares de los desaparecidos, encontrar una pieza de archivo de prensa significa recuperar ‘un momento más’ de ellos. Por la vida clandestina que llevaba mi padre, no se dejaba fotografiar, entonces tenemos pocas fotos familiares. Las pocas que había desaparecieron en los allanamientos que nos hicieron. Los archivos de prensa me han servido para reconstruir momentos desconocidos de la vida de mi padre”.

Obstáculos para acceder a los archivos de prensa

Desde Bogotá o Medellín no pareciera difícil acceder a estos archivos, pero la realidad es muy diferente para las víctimas que están en las zonas rurales del país. “En las socializaciones de la política pública de archivos de derechos humanos que estamos construyendo nos hemos encontrado con relatos de víctimas que hacen grandes esfuerzos para llegar a los periódicos de sus ciudades capitales y que se encuentran con archivos desordenados, deteriorados, donde tienen que hacer largas filas o donde les exigen pedir cita previa”, afirma Margoth Guerrero, directora del Archivo de los Derechos Humanos del CNMH.

El limitado acceso a estos archivos también se ha convertido en un obstáculo para conocer la magnitud real de lo que ha dejado la guerra en Colombia, como lo explica Rodolfo Escobedo, asesor del Observatorio de Derechos Humanos del CNMH: “En Colombia no se ha podido hacer un balance cercano del número de hechos violentos que han ocurrido en los últimos años. Por ejemplo, en el caso de los homicidios estimamos que se han registrado entre 200 mil y 300 mil, pero de estos solo el 10 por ciento tienen un relato que soporte lo que sufrieron estas víctimas. Es de imaginarse que dispersos en los medios de comunicación debe haber una cantidad muy grande, muchos atribuidos a desconocidos como una noticia al margen. Si los archivos de los medios fueran accesibles desde Internet podríamos ampliar mucho más estos registros”, afirma.

Y es que solo unos pocos medios del país tienen sus archivos parcialmente digitalizados, o son, de alguna manera, accesibles desde Internet, la gran mayoría de medios regionales del país cuentan con mecanismos muy precarios de consulta y no cuentan con las medidas mínimas de conservación de archivos. Esto hace que las búsquedas sean complejas, que impliquen para las víctimas desplazamientos hasta las sedes de los periódicos o hasta las grandes bibliotecas de Bogotá y Medellín.

En esta materia, la tecnología podría ser un gran aliado de las víctimas y de la memoria histórica, sin embargo, la mayoría de los medios no cuentan con recursos para digitalizar sus archivos y otros que sí lo han hecho ha sido para uso interno o con planes de cobrar por su acceso en el futuro cercano, tal como el archivo del New York Times. 

Carolina Botero, abogada de la fundación Karisma y experta en acceso a la información, destaca uno los obstáculos que encontraron las comunidades negras en Sudáfrica para reconstruir la memoria histórica del apartheid. “En una investigación se encontró con que una fuente fundamental era la BBC de Londres. Fue el único medio que logró entrar a los sitios donde ocurrieron los hechos, pero cuando la población afro quiso acceder a sus archivos se dan cuenta que estos están detrás de una barrera de pago. Muchos de ellos deciden simplemente utilizarlos con una mirada ética, dicen ‘la noticia éramos nosotros, por lo tanto nosotros lo vamos a contar, así la BBC quiera cobrarnos’”.

Para lograr que los archivos periodísticos puedan contribuir efectivamente a la memoria histórica, la Dirección de  Archivo de los Derechos Humanos del CNMH y el Fondo de Justicia Transicional han empezado gestiones para mejorar el acceso a los archivos de los diarios El Pilón de Valledupar y El Meridiano de Sucre. “Estos archivos contienen importante información del accionar de los grupos armados en el Caribe, y están en grave peligro de deterioro. Estamos buscando la manera de apoyarlos para que esta información quede al servicio de las víctimas y de la memoria histórica”, explica la directora del archivo, Margoth Guerrero.

De la misma manera, el Archivo de los Derechos Humanos del CNMH está desarrollando un metabuscador de archivos de prensa, al que se espera que se sumen la mayor cantidad de archivos de medios de comunicación posibles.

Vox pop

¿Por qué son importantes los archivos periodísticos?

María José Pizarro, hija de Carlos Pizarro

“En mi casa siempre se coleccionaron archivos de prensa de lo que salía de mi papá, pero no fue sino hasta 2007 que yo empecé a preparar una exposición sobre mi padre, que inicié una nueva recolección. Pude consultar el archivo de varios medios de comunicación, pero en la mayoría de casos no me los dejaron copiar ni usar en la exhibición que estaba preparando. Aunque algunos fotógrafos independientes me donaron sus fotos de mi padre, también tuve que pagar por algunas, lo que es un poco triste, porque siento que tuve que pagar por mi propia historia. Frente a esto me queda la duda, si los medios tienen derechos sobre unas fotos de un familiar de uno que murió, ¿hasta qué punto nosotros como familiares somos dueños de los derechos de imagen de nuestros padres?

Los medios son poseedores de grandísimas verdades, hasta de pruebas para demostrar que la gente existió, eso para los familiares de los desaparecidos es importantísimo. Quisiéramos que los medios abrieran algún mecanismo para que nosotros, los que estamos construyendo memoria podamos contar con material que nos permita construir país. Lo triste es que muchos de esos archivos periodísticos no están bien cuidados, hay que buscar la manera para que esta información no se pierda. Por ejemplo, cuando un medio desaparece si alguien no compra los archivos estos desaparecen”.

Gina Morelo, editora de datos de El Tiempo, presidenta de Consejo de Redacción

“Cuando una persona quiere contextualizar un hecho, ¿qué es lo primero que hace? Va a los archivos de los medios de comunicación, pero a veces acceder a estos es complicadísimo. Sería maravilloso pensar un proyecto como una gran hemeroteca digital de Colombia y podría estar integrada a la Ley de acceso a la información.

Los medios no pueden olvidar que se deben al público que los consume. Yo tengo la teoría de que para sobrevivir a este mercado tan cambiante los medios tienen que pensar cómo le ayudan a los ciudadanos. En mi opinión la forma de ayudarles es haciendo un periodismo que les explique cosas, y un periodismo al cual puedan tener acceso”.

Marta Ruiz, directora de Verdad Abierta

“Consulto con mucha frecuencia archivos de prensa, lo hago para precisar datos de tiempo y lugar y haciéndolo me doy cuenta de que si es verdad que la prensa es el borrador de la historia, pues qué mal borrador es a veces. Por ejemplo, cuando uno mira en perspectiva archivos de los años ochenta, uno se da cuenta de que la noción y la comprensión que había de ciertas cosas eran muy precarias. Estos archivos van a ser fundamentales para el posconflicto. Creo que las próximas tres generaciones van a vivir metidos en las bibliotecas leyendo archivos de prensa. Creo que son una gran fuente de memoria. Para lograr que estos archivos sean de más fácil acceso se debería buscar un mecanismo para que los medios se comprometan en un pacto, en el que el periodismo se mueva por un objetivo de memoria”.

 


Archivos para la Paz, Periodismo

Homenaje a las víctimas de San José de Playón

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Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

16 Sep 2015


Homenaje a las víctimas de San José de Playón

Este miércoles, a las 3:00 p.m., en el corregimiento de San José del Playón (María La Baja, Bolívar) se realizará un homenaje para recordar a las víctimas del conflicto armado.

Entre los años 80 y la primera década del año 2000, el corregimiento San José de Playón fue escenario de múltiples acciones de grupos armados guerrilleros y paramilitares que causaron la muerte de más de 60 personas.

Uno de los hechos que más recuerda la comunidad fue el día de ‘la quema’, ocurrida en la madrugada del 18 de agosto de 1999 por integrantes de las AUC, quienes llegaron al territorio, asesinaron a cinco habitantes del corregimiento y quemaron graneros, casas y vehículos que transportaban alimentos.

“Alza tu barrilete” (cometa) es la iniciativa en homenaje a las víctimas mortales de esta región, una muestra del interés de la comunidad de San José de Playón por dignificar el nombre de sus familiares y seres queridos, y sobre todo, es un ejercicio de resistencia, de memoria y reconstrucción de la historia reciente de la comunidad para afianzar su lucha por el reconocimiento de sus derechos a la verdad, la justicia y la reparación.

Esta iniciativa nace luego de 4 meses de trabajo con un grupo de investigación integrado por investigadores e investigadoras de la comunidad, una profesional en ciencias sociales y un profesional de artes, quienes a través de metodologías de construcción de la memoria del conflicto armado crearon un documento y propuestas de iniciativas de memoria como insumos para los procesos de reparación colectiva y retornos que adelanta la Unidad de Víctimas en esta comunidad.

Este proyecto se realiza gracias al trabajo articulado entre la Estrategia Nación Territorio del Centro Nacional de Memoria Histórica, la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas – Regional Bolívar, la Organización Internacional para las Migraciones y USAID.

 


Homenaje, San José de Playón, Víctimas

La Rebelión de los oficios inútiles

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Autor

Harold García

Fotografía

Harold García

Publicado

17 Sep 2015


La Rebelión de los oficios inútiles

El santandereano Daniel Ferreira presentará este jueves, 17 de septiembre, su más reciente publicación, “Rebelión de los oficios inútiles”, la tercera pieza de su antología “Pentalogía de Colombia”.


Este escritor, procedente de San Vicente de Chucurí, ha publicado la mayoría de sus libros fuera del país: en Cuba, México y Argentina. Por primera vez una de sus publicaciones aparecerá en Colombia.

Este es un autor inédito en su país, tiene 34 años, que vale la pena leer porque gran parte de sus narraciones se centran en episodios ocurridos durante el conflicto armado. 

¿Cómo nace la idea de las cinco piezas literarias?

“Es un proyecto literario que yo he llamado ‘Pentalogía de Colombia’, que se compone de cinco novelas, de las cuales ya se han publicado tres, ‘Viaje al interior de una gota de sangre’, ‘La balada de los bandoleros baladíes’ y ‘Rebelión de los Oficios Inútiles’. La idea es hacer otras dos para completar el ciclo. El proyecto es sencillamente retratar las diferentes olas de violencia de Colombia a lo largo del siglo XX, entonces son novelas de época, situadas cada una en un epicentro de confrontaciones sociales propias, pero cada pieza es independiente una de otra. Los libros han ido saliendo como en un retroceso, de adelante hacia atrás, primero ‘La balada de los bandoleros baladíes’ que aborda la Colombia rural de los años 90, con sus ejércitos arrasando poblaciones completas; después ‘Viaje al interior de una gota de sangre’ que va en la década de los 80 con todas las confrontaciones entre sectores; y esta, ‘Rebelión de los oficios inútiles’, situada en los años 70. Entonces las otras dos irán cada vez más hacia atrás en el tiempo”.

¿De dónde salen las historias que componen sus libros?

“Es muy difícil precisar eso porque la literatura trabaja con mitos, arquetipos, metáforas, los métodos de un escritor a otro son distintos. Para ‘Rebelión de los oficios inútiles’, por ejemplo, el argumento esencial del libro nace de algunas preguntas que me hice mientras leía periódicos viejos de los años 70, periódicos rojos, periódicos revolucionarios, que abundaron en la época, como el periódico El Trópico de Santander, la revista Alternativa y La Disidente Alternativa del Pueblo liderada por Orlando Fals Borda; pero digamos que esto es solo un trabajo archivístico personal, solo con ese trabajo de archivo no hubiera podido brotar una novela como esta que esta cruzada por fragmentos de historias que me contaron, de historias locales, de historias regionales, de personajes que son antecedentes de los personajes de la ficción que en realidad sí existieron pero que no tuvieron los desenlaces del libro”.

¿Hace cuánto leyó esos periódicos?

“En el 2005 empecé, y más o menos entre el 2007 y 2008 comencé a redactar el manuscrito, lo que iba ser el borrador del libro como tal. Ese borrador fue sujeto a modificaciones, a transformaciones, personajes que se fueron creciendo, otros que fueron desapareciendo y más o menos desde ese borrador terminado fui renovando el libro año tras año hasta salir la historia que está hoy”.

¿Cuál fue su sensación cuando ganó el Premio Clarín de Novela en 2014?

“Estaba muy abrumado, quedé muy emocionado cuando el jurado dio su concepto lo que demuestra que leyeron el libro a fondo, y después otras personas que hicieron parte del prejurado se me acercaron y me dijeron que el libro era muy interesante porque paradójicamente en su sociedad también habían ocurrido episodios como estos, como los personajes del libro que decidieron sublevarse contra ciertos poderes para tratar de cambiar las condiciones de su realidad”.

¿Se siente identificado con alguno de sus personajes?

“Sí, yo creo que con todos uno pasa largas temporadas conviviendo con esas personalidades y tratando de entender un poco la vida de las circunstancias en las que están involucrados los personajes. En lo personal, siento que es un poco aventurado hacer personajes femeninos por un montón de complejidades que tienen que ver con el ser, con las formas de pensar, con las prácticas de la vida que directamente uno no conoce. De esta novela, ‘Rebelión de los oficios inútiles’, todavía me emociona pensar en Anita Larrota, no sé cómo exactamente logré construir ese personaje, sé que es un personaje arquetípico que se ha repetido en Colombia, sobre la mujer que se rebela contra el poder, no es una historia nueva. Son las mujeres quienes han conocido la opresión por la cantidad de aspectos que han recaído sobre ellas”.     

¿Cómo se relaciona su literatura con la construcción de memoria del conflicto en el país?

“Uno como escritor no sabe la novela a dónde vaya a llegar, o qué efecto tenga, eso es extraliterario. Como escritor lo mínimo que esperaría, y sería mi satisfacción, es que un libro mío, una historia mía, se convirtiera en parte de la memoria de los demás. Creo que el arte está un paso más allá de la memoria, después de la memoria viene el arte”.

¿Los escritores jóvenes están hablando sobre el conflicto del país?

“No es una característica de la época, siento que la literatura ha sido un espejo de la realidad, que en épocas anteriores también hubo escritores que la han abordado”.

¿Ha padecido el conflicto en carne propia?

“El pueblo donde viví mi infancia, San Vicente de Chucuri, estaba pasando por unas tenciones sociales muy complejas, y muchas de las partidas de lo que iban a ser estas novelas vienen de esas anécdotas de la infancia y adolescencia en la región. No soy una víctima directa del conflicto, pero todos los que hemos vivido en las provincias somos afectados de alguna manera. Los escritores trabajamos con varias instancias de la memoria, la memoria personal, la familiar, la colectiva”. 

La presentación del libro se realizará este jueves 17 de septiembre en el Centro de Memoria Paz y Reconciliación, Carrera 22 No 24-52 de Bogotá, a las 5:00 p.m., con la compañía de Martha Nubia Bello, coordinadora del informe ¡Basta Ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad. El libro lo publica la editorial Alfaguara.

 


Colombia, Narrativas, Rebelión

El archivo de una mujer que se arriesgó a dejar huella

Noticia

Autor

Viviana Pineda Periodista del CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

18 Sep 2015


El archivo de una mujer que se arriesgó a dejar huella

Una base de datos construida puerta a puerta y a mano, historias de vida escritas por mujeres desplazadas de la Comuna III de Medellín, carpetas con derechos de petición y solicitudes a la Alcaldía. Estos son algunos de los elementos que componen el archivo de Luz Danelia Guarín Ocampo, presidenta de la Asociación de Familias Desplazadas en Búsqueda de Felicidad, Asfadesfel.


Su archivo ya hace parte del Registro Especial de Archivos de Derechos Humanos (READH) y testimonia la lucha de una mujer antioqueña que reclama el “derecho a la ciudad” de los desplazados del barrio Manrique de Medellín.

La idea de crear Asfadesfel empezó con un problema de salud de Luz Danelia. Necesitaba una cirugía y el Sisben se negaba a hacérsela, porque ella era nivel tres. Esto la puso a investigar qué podía hacer para solucionar su problema, hasta que alguien le dijo que, por su condición de desplazada, ella debía ser nivel cero, y que su cirugía debía ser cubierta. Esta situación la hizo descubrir la Ley 387 de 1997, la cual regulaba la atención y protección de los desplazados internos del país.

Desde ese momento, Luz Danelia se ha dedicado a ganarse espacios para los desplazados de su barrio, como el día que la invitaron a una reunión de la Acción Comunal a discutir el logo que tendría el plan de desarrollo. “En el logo aparecía una pareja bailando tango porque la comuna es reconocida por esto; estaban los adultos mayores porque estaban muy organizados; estaban unos deportistas, etc. Entonces yo dije ‘pero ahí no se ven representados los desplazados y en este barrio hay varios asentamientos’, entonces tuvieron que poner a un campesino sembrando la tierra y ahí sí yo quedé contenta”, cuenta.

Una investigadora social

Una de las principales tareas que Luz Danelia tuvo que desarrollar en estos años de líder comunitaria fue demostrar que en Manrique sí había desplazados, y para eso, se puso en la tarea de tocar puertas en su barrio, preguntando quién era desplazado. “A veces los reconocía en la calle, los veía que venían del campo, les veía la cara aburrida y les  preguntaba si eran desplazados. Muchos me respondían ¿y qué es ser desplazados? Yo les explicaba, y a veces se ponían a llorar y me decían: ‘entonces sí, yo soy uno de esos’”.

Ese censo que Luz Danelia hizo a mano y en hojas de block, le sirvió para demostrar a los líderes de su barrio que en la comuna había una población importante de víctimas del conflicto que no estaban siendo atendidas y con eso logró hacer varias jornadas de atención para ellas, incluso que algunas fueran apoyadas con proyectos productivos.

Su cercanía con las familias desplazadas del barrio le permitió darse cuenta de que todas coincidían en una gran nostalgia por su tierra, así que se inventó los “Encuentros de colonias y memorias”, que el próximo 20 de septiembre tendrá su cuarta edición. Estos eventos buscan que quienes vienen de otros lugares del departamento puedan encontrarse con sus coterráneos, recordar sus costumbres del campo y, desde ese espacio, reclamar su derecho a la ciudad.

El archivo de Luz Danelia refleja todo este proceso de lucha y resistencia y por eso quiso registrarlo en el READH. “Todo lo que hemos hecho no puede quedarse en el limbo, tiene que dejar huella para la historia”, afirma.

Si usted desea inscribir su archivo de derechos humano en el READH o recibir más información al respecto escríbanos al correo readh@centrodememoriahistorica.gov.co, o llámenos al teléfono (1)7965060 ext. 165, en Bogotá.

 


Archivos, Medellín, Mujeres

Madres de Soacha

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

19 Sep 2015


Madres de Soacha

En 2008 el país fue testigo del asesinato de 19 jóvenes habitantes de Soacha y Bogotá, presentados como guerrilleros muertos en combate. Los llevaron hasta Ocaña, Norte de Santander, con falsas promesas de trabajo. Nunca regresaron


Este siniestro evidenció las sistemáticas ejecuciones extrajudiciales a manos de miembros de la Fuerza pública. Siete años después, la mayoría de casos siguen en la impunidad. El clamor general las Madres de Soacha es la búsqueda de verdad, justicia y reparación; con la reconciliación como método de perdón, más no de olvido.

“Nosotras las madres de Soacha queremos justicia, no venganza para nuestros hijos, una justicia digna que ellos y nosotras las madres nos merecemos”, explica Carmenza Gómez Romero, a quien la fuerza pública le entregó muerto a su hijo Víctor Fernando Gómez bajo el argumento de ser “dado de baja como guerrillero en combate”, y otro de sus hijos, John Nilson Gómez, fue asesinado por sicarios después de varias amenazas. 

Hasta el momento son pocos los casos que han sido juzgados. Uno de ellos es el de Leonardo Porras Bernal, hijo de Luz Marina Bernal, donde condenaron a Marco Wilson Quijano, Diego Aldaír Vargas, Carlos Manuel González, Ricardo García, Carlos A. Zapata y Richard R. Contreras a 53 y 54 años.

Sin embargo las madres, esposas, hermanas e hijas siguen en su labor incesante por la memoria, la paz, la justicia, reparación y no repetición. Dignificar la memoria de sus hijos es hoy su lucha. Por eso este 20 de Septiembre las madres conmemorarán un aniversario más del asesinato de sus hijos. Con un evento multicultural con una carpa por la memoria y sancocho comunitario, este grupo de mujeres sigue tejiendo ejercicios de solidaridad, memoria y paz.

 


Jóvenes, Madres de Soacha, Víctimas

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