Víctimas del Oriente Antioqueño dieron colores a «El silencio de las memorias»
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Escrito por comunicaciones cnmh en . Publicado en Noticia.
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CNMH
Representantes de las comunidades indígenas de los pueblos: arhuaco, kogui, wiwa, kankuamo, yukpa y ette ennaka. Junto al equipo del CNMH y demás asistentes al diálogo sobre la investigación «Naturaleza y territorio como víctima».
2 diciembre 2023
Implementar planes de territorialización, crear un centro de memoria para los 115 pueblos indígenas de la Sierra Nevada y diseñar estrategias comunicativas que lleven mensajes al resto del país fueron las principales conclusiones que dejó el diálogo el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y las comunidades indígenas de los pueblos arhuaco, kogui, wiwa, kankuamo, yukpa y ette ennaka.
Entre el 23 y el 25 de noviembre, en el Jardín Botánico y Escuela de Saberes Busintana, ubicado en Pueblo Bello (Cesar), se realizó la presentación y el diálogo sobre la investigación «Naturaleza y territorio como víctima». De igual manera, se llevó a cabo una actividad de escucha sobre la exposición «SaNación», que estuvo a cargo de la Dirección de Museo, en la que se incluyeron cerca de 115 pueblos indígenas de Colombia.
El diálogo sobre la investigación inició con un recorrido por el Jardín Botánico y Escuela de Saberes Busintana. Allí, las comunidades indígenas explicaron cómo es su relación con la naturaleza y el significado que esta tiene para la conservación de sus tradiciones y la memoria de sus antepasados: «La naturaleza nos recuerda permanentemente el lazo que nos une con nuestros antepasados, la manera como esta nos da lo que necesitamos para vivir. Es la fuente de la vida representada en árboles, agua, plantas y animales. Para los pueblos, la tierra es sagrada y ha sido por cientos de generaciones la fuente de nuestra existencia», comentó el mamo Luis Guillermo Izquierdo.
Los principales acuerdos de este espacio fueron:
1⃣Establecer lugares de memoria.
2⃣Implementar planes de territorialización que permitan la creación de un centro de memoria en la zona.
3⃣Instaurar mecanismos comunicativos que lleven los mensajes del territorio. pic.twitter.com/SbTrDVM5S1— Centro Nacional de Memoria Histórica (@CentroMemoriaH) November 25, 2023
En el segundo día de la actividad, el CNMH realizó la presentación de la investigación. ¿Cómo se comprenden la naturaleza y el territorio?, ¿de qué manera se han visto afectados la naturaleza y sus territorios? y ¿cómo se protege la naturaleza desde las comunidades? fueron las preguntas que alimentaron el debate sobre la manera en que la memoria contribuye a preservar el medio ambiente. «La naturaleza nos enseña cómo debemos comportarnos y cómo debemos convivir en el territorio, ella nos da lo necesario para vivir y nosotros, a cambio, debemos respetarla y enseñarles a las generaciones venideras a respetarla. Nuestras memorias están ligadas a nuestro entorno y lograr que nuestros hijos y nietos comprendan esto es la mejor manera de conservar nuestra memoria», explicó Samuel Mojica, representante del pueblo wiwa.
Acto seguido, el equipo de la Dirección de Museo del CNMH realizó la presentación del proyecto expositivo «SaNaciones, avanza caminando la palabra con los 115 pueblos indígenas en Colombia». En la presentación se mencionaron diferentes características de los grupos indígenas y los objetivos de la exposición, y se finalizó con un diálogo reflexivo con las autoridades indígenas de la Sierra Nevada de Gonawindúa. «Estos encuentros son muy necesarios, dado que en la memoria está la vida. Sin la memoria de los pueblos se perderá la cultura, es una forma de extinción; eliminar su historia es una forma también de eliminar la existencia de estos pueblos», afirmó el mamo Luis Guillermo Izquierdo.
En Yarumal el CNMH también presentó la estrategia de territorialización en el rincón de la memoria
Para el cierre de la jornada se instaló una mesa de trabajo y proyección de actividades para 2024, en la que el CNMH y las comunidades indígenas acordaron la ruta a seguir; las principales necesidades a desarrollar fueron: 1) establecer lugares de memoria, 2) incluir a los 21 pueblos indígenas de la Sierra a los diálogos, 3) implementar planes de territorialización que permitan la implementación de un centro de memoria en la zona y 4) instaurar mecanismos comunicativos que lleven los mensajes del territorio al resto del país. «Construir un lugar de memoria que represente a los pueblos de la Sierra y dar inicio a los procesos de SaNaciones de la mano de los mamos como guías son los faros que deben guiar en el 2024», dijo María Gaitán, directora general del CNMH, en el cierre de la jornada.
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CNMH
CNMH y ONIC lanzan un pódcast sobre memorias y resistencias de los pueblos indígenas de Colombia
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24 octubre 2023
Se trata de un tejido comunicativo inspirado en una rigurosa investigación que recoge historias, voces y testimonios de los 115 pueblos originarios del país. El lanzamiento tendrá lugar el 1.o de noviembre, en el Instituto Caro y Cuervo, en Bogotá.
En noviembre del 2019, la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) y el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) lanzaron el libro Tiempos de vida y muerte: memorias y luchas de los pueblos indígenas en Colombia, una investigación que revela los impactos y las resistencias de los pueblos indígenas en el marco del conflicto armado interno.
Como un verdadero telar de memorias, este libro urde los testimonios y las experiencias de los 115 pueblos indígenas del país. En el prólogo se explica que el informe «está escrito a manera de chumbe, canasto, mochila que se teje en entramados para contar la historia de los pueblos indígenas, a partir de la memoria de quienes han sido excluidos como agentes activos de la narrativa histórica del país. Su mirada, su percepción, su oralidad, sus conceptualizaciones y sus narrativas se ponen de presente para acercarnos a otro relato de nación que analiza la complejidad de nuestra comunidad política».
Ese otro relato de nación nos habla sobre el lugar que han ocupado los pueblos indígenas en el conflicto armado que aún persiste; sobre la exclusión social, política y económica de la que han sido víctimas; sobre su exterminio físico y cultural, sustentado en paradigmas de discriminación racial que siguen vigentes. Pero también nos permite entender a los pueblos como agentes de cambio en la comunidad política y la historia del movimiento social indígena, su resistencia y capacidad organizativa y de participación política.
Conoce todos los pódcast del CNMH aquí
Esta urdimbre de memorias no concluyó con la publicación del libro. Cuatro años después de su lanzamiento, el CNMH y la ONIC le entregan al país el pódcast Recorrido por los caminos de vida y muerte. Memorias y luchas de los pueblos indígenas de Colombia, que recoge los hallazgos de la investigación y las perspectivas de numerosos(as) líderes y lideresas indígenas que, con sus voces, nos llevan a conocer sus mundos, sus cosmovisiones y las resistencias e historias de sus pueblos.
Seis capítulos —o tejidos— conforman este pódcast. El primero nos permite reflexionar sobre la manera en que la mal llamada «conquista de América» se prolongó en el tiempo a través de diferentes procesos de colonialidad, violencia y marginación social y racial. El segundo nos permite conocer el concepto de «red vital», que explica la relación entre los territorios y los seres que los habitan. Explorando este concepto desde distintas voces indígenas, comprendemos la profundidad de los vínculos de los pueblos originarios con la tierra y dimensionamos el impacto del desplazamiento forzado en sus vidas y culturas.
El tercer tejido o capítulo nos adentra en la noción de «mala muerte», que alude a todos los finales violentos, indiscriminados, desproporcionados y sistemáticos de la vida que han ocasionado los actores del conflicto. Entendemos, a partir de diversas reflexiones de indígenas, cómo la mala muerte ha implicado la desarmonía para la madre tierra. El cuarto capítulo habla de los principios del movimiento indígena en Colombia: territorio, unidad, cultura y autonomía. Asimismo, nos permite conocer el proceso de organización social y política que permitió recuperar parte de las tierras usurpadas desde la «Conquista» para hacerle frente a la sistematicidad de la mala muerte.
🎙️Te invitamos a participar en el lanzamiento del pódcast «Tiempos de vida y muerte», en el que la @ONIC_Colombia recapitula las memorias y luchas de los pueblos indígenas en Colombia. 🗓️La cita es el 1 de noviembre en el Instituto @CaroyCuervo de #Bogotá. pic.twitter.com/Zhm95KMckY
— Centro Nacional de Memoria Histórica (@CentroMemoriaH) October 24, 2023
El quinto capítulo trata del genocidio o exterminio sistemático de los pueblos indígenas de Colombia y del ensañamiento, la sistematicidad y continuidad con los que actores armados, políticos y económicos han atacado las formas de existencia indígena. Los y las protagonistas del pódcast nos ayudan a entender por qué esta aniquilación ha resultado útil para los intereses económicos de quienes explotan y devastan la madre tierra.
Finalmente, el sexto capítulo vuelve al concepto de «red vital» para reflexionar sobre los territorios como redes sagradas e integrales de la vida, donde todo está profundamente conectado. Así, comprendemos por qué y de qué maneras el Estado y la sociedad deberían comprometerse con el cuidado de esas delicadas conexiones vitales tan estropeadas por la guerra, el expolio y el racismo.
Te invitamos a participar en el lanzamiento del pódcast el próximo 1.o de noviembre a las 9:00 a. m. en las instalaciones del Instituto Caro y Cuervo (Calle 10 n.o 4-69), en la localidad de La Candelaria (Bogotá).
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CNMH
Aunque históricamente se ha asociado este departamento con la presencia de las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras, este territorio también es habitado por indígenas de diferentes pueblos nativos que han resistido desde hace siglos.
12 agosto 2023
Aunque históricamente se ha asociado este departamento con la presencia de las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras, este territorio también es habitado por indígenas de diferentes pueblos nativos que han resistido desde hace siglos.
Cuando pensamos en Chocó, pensamos en lo afro, una asociación implícita en nuestro país. Pensar en el Chocó es pensar en río y mar, en el Atrato y en el Pacífico, en chirimías y percusión. También en el olvido estatal y en la asociación de pobreza estructural y falta de justicia social. Estas ideas se han arraigado históricamente debido a los imaginarios que se han fortalecido respecto a ese territorio y a quienes lo habitan. «Desde la época colonial fueron mineros y se creó un imaginario de que por las condiciones selváticas de esa zona solo podían vivir los negros», explica Julie Criales, investigadora de la Estrategia de Reparaciones del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).
Conoce también las memorias y las luchas de los pueblos indígenas de Colombia.
Con estas ideas preconcebidas se ha fortalecido un supuesto que, aunque no es errado, se queda corto. Porque el Chocó es más que territorio afro: es suelo indígena desde la América prehispánica. Los indígenas han estado allí desde siempre, desde mucho antes de la Conquista, cuando eran pueblos nómadas. Sin embargo, en el momento en que el Chocó empezó a ser colonizado por campesinos de Antioquia y Córdoba, principalmente, los nativos no pudieron recorrer el territorio libremente y empezaron a asentarse donde ahora están los resguardos.
Hoy, los resguardos de los pueblos nativos suelen colindar con los consejos comunitarios, la autoridad étnica encargada de administrar los territorios colectivos de las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras. Según el Censo Nacional de Población y Vivienda del 2018, en Chocó hay 68.415 indígenas, el 15 % de la población del departamento. Durante siglos, la población ha resistido a un territorio que parece agreste y solo dominado por comunidades negras porque lo escuchan, lo entienden y lo respetan. La profunda conexión de los pueblos nativos con la naturaleza, que abarca sus cosmogonías y la forma de comprender y habitar el mundo, les ha hecho conservar sus tradiciones, sus jornadas de caza y pesca. Aunque el sedentarismo se convirtió casi que en la única manera de permanecer en el territorio, las comunidades se han acercado a prácticas sostenibles para estar allí.
La Unidad de Restitución de Tierras, en cumplimiento del Decreto 4633 de 2011, comenzó el acompañamiento de los procesos colectivos para lograr la restitución jurídica y material de los resguardos, que ancestralmente han habitado dichas comunidades. Los resguardos son, precisamente, una categoría de reconocimiento de titularidad de la tierra de manera colectiva para los pueblos indígenas.
Dichos procesos se priorizaron debido a que los resguardos y sus habitantes fueron víctimas del despojo y el abandono de sus territorios durante el conflicto armado. Por siglos, los pueblos indígenas han sufrido diversas violencias: desplazamientos colectivos, asesinatos selectivos y confinamientos, que fueron parte de los repertorios de violencia utilizados por los actores armados —guerrillas, paramilitares e incluso el Ejército— para ejercer control sobre las comunidades. Así, los procesos de restitución, además de contar con el componente de la tierra, de la tenencia colectiva por derecho, buscan garantizar la reparación simbólica, de la que se encarga el CNMH.
Conoce más sobre los pueblos indígenas Inga y Kamëntša en este libro, “HACER MEMORIA PARA RECUPERAR EL SER KAMËNTŠÁ: RASPACHINES VÍCTIMAS Y LECCIONES DE LA MADRE TIERRA PARA PERVIVIR“.
A la Estrategia de Reparaciones del CNMH comenzaron a llegar, desde el año 2016, las órdenes de reconstrucción de la memoria de los pueblos étnicos como parte de las sentencias de restitución de derechos territoriales, las cuales se dan en reconocimiento de las afectaciones sufridas por las comunidades en el marco del conflicto. En Chocó, el Centro ha trabajado principalmente con los emberá katío, aunque también ha acompañado procesos a favor de los pueblos emberá dobidá, wounaan y gunadule. A continuación, se presentan algunos de esos procesos.
El resguardo Bochoromá Bochoromacito del pueblo emberá katío se ubica en el municipio de Tadó, en la subregión del Alto San Juan. Allí, los ancestros y ancestras vivieron libres en el territorio y distantes de cada familia hasta que el conflicto armado llegó y modificó su asentamiento disperso por un asentamiento comunitario, y sus prácticas de caza, pesca y tejido por amenazas, señalamientos y confinamiento.
El documenta Chochoma Ijua. Tierra del Bochoromá narra la historia de los emberá katíos, las afectaciones causadas por el conflicto armado y la conformación de la guardia indígena como proceso de resistencia que ha permitido proteger al pueblo y su territorio. Este documental es el resultado del acompañamiento realizado por la Estrategia de Reparaciones del CNMH para la reconstrucción de su memoria como pueblo, en el marco del cumplimiento de la orden 24 de la sentencia de restitución de derechos territoriales número 20 de 2020.
En el resguardo Santa Marta de Curiche, la alimentación de la población sufrió cambios a partir del desplazamiento forzado, el confinamiento y el contacto con población con costumbres occidentales. La cacería, las preparaciones y las recetas de la comunidad se han transformado, haciendo que los y las mayores se preocupen por dejar un registro histórico de cómo se alimentaban antes de la llegada del conflicto armado.
Una serie de cuatro cortos documentales acompaña, como producto complementario, el libro Rescatando la historia del Pueblo Wounaan del resguardo Santa Marta de Curiche (Nem ĩgkhaa phiriu awaag maach wounaan resguardo Santa Marta Curiche pien den).
Los cortos documentales y el libro son el resultado del proceso de acompañamiento del CNMH al pueblo wounaan del Resguardo Santa Marta de Curiche, en Juradó (Chocó), para la reconstrucción de su memoria como pueblo, en el marco del cumplimiento de la orden número 25 de la sentencia de restitución de derechos territoriales número 38 de 2018, proferida por el Juzgado Primero Civil del Circuito Especializado en Restitución de Tierras de Quibdó.
El saila es la máxima autoridad del pueblo gunadule. Representa el corazón del pueblo que enseña, a través del canto tradicional, la historia de los ancestros, su cosmogonía, y orienta las decisiones de su comunidad. Pero ¿cómo sobrevive un pueblo binacional, justo en la frontera con Panamá, luego de la masacre de sus sailas a manos de paramilitares? ¿Cómo volver a conectar un camino que durante dieciocho años se dejó de transitar tras esta incursión armada?
Güegui, latidos del pueblo Gunadule es un documental que narra la resistencia del resguardo Arquía, en Unguía (Chocó), y de las comunidades de Paya y Púcuro, en Panamá, para volver a recorrer la trocha que ancestralmente los conectó y sus esfuerzos para unir al pueblo gunadule por medio del canto tradicional.
El audiovisual se realizó en el marco del cumplimiento de la sentencia de restitución de derechos territoriales número 17 del 19 de abril de 2018, proferida por el Juzgado Primero Civil del Circuito Especializado en Restitución de Tierras de Quibdó. El documental hará parte de la muestra del Festival Internacional de Cinema de Turismo ART&TUR, el próximo mes de octubre, en Portugal.
En la subregión del Alto San Juan, a orillas del río Mondó, la comunidad emberá katío del resguardo Mondó Mondocito vio cómo su territorio, rodeado de montañas y selvas, se convirtió en una zona de disputa entre actores armados ilegales y el Ejército. Sus caminos de trocha fueron escenario de combates que atemorizaron a toda la comunidad, a tal punto que ocasionaron el desplazamiento masivo de sus habitantes el 1.o de diciembre del 2012.
El documental Ijua Tae Nae: Nuestra Madre Tierra narra, desde las memorias del pueblo emberá katío, el ingreso del conflicto armado a su territorio, el retorno al resguardo en el 2013 y su lucha por defender sus derechos como comunidad indígena, principalmente a través de la enseñanza de sus tradiciones a las nuevas generaciones y de la creación de la guardia indígena. «Nosotros no tenemos armas, nosotros defendemos políticamente nuestro territorio usando la palabra», dice Euclides Witoto, jefe de la guardia indígena del resguardo.
Este documental fue realizado en el marco del cumplimiento de la orden número 11 de la sentencia de restitución de derechos territoriales número 52 del 29 de noviembre de 2017.
A finales de los noventa, María Albertina Domicó, María Guasarupa, Fanny Guasarupa, Dionisia Domicó y Aurora Domicó, pertenecientes a la etnia emberá katío, decidieron permanecer con sus hijas e hijos pequeños en el resguardo Cuti, municipio de Unguía (Chocó), tras el desplazamiento masivo de su comunidad como consecuencia del combate, al interior del mismo, entre el Frente 57 de las FARC-EP y el Bloque Élmer Cárdenas de las AUC en 1998.
A través de las labores cotidianas del cuidado de su familia y del aprendizaje de actividades que tradicionalmente ejercían los hombres, los emberá katío consolidaron un gobierno propio liderado por esas mujeres que resistieron en el resguardo, protegiéndolo y protegiéndose —a veces sin lograrlo— de población colona y de agresiones por parte de los actores del conflicto armado.
Un libro y el corto documental Cuti: fuimos desplazados son el resultado de los ejercicios de reconstrucción de memoria histórica entre líderes y lideresas del resguardo Cuti y el CNMH, ejercicios que pretenden generar mecanismos de memoria para que las nuevas generaciones emberá katío y el país conozcan su historia.
El CNMH también acompañó la sentencia de restitución de derechos territoriales número 22 del 10 de diciembre de 2018 que favorecía al resguardo Tanela de la etnia emberá katío, ubicado en el municipio de Unguía. Junto a la comunidad, se adelantó la realización del documental Tanela: historia y saberes de un resguardo Emberá Katío. También, desde la Estrategia de Reparaciones, se trabaja junto al resguardo Dogibi, del territorio ancestral Eyákera, de la etnia emberá dobidá, en el marco de la sentencia de restitución de derechos territoriales número 10 del 5 de abril de 2016, del municipio de Unguía (Chocó). Pronto se espera adelantar el lanzamiento del libro fotográfico y de la exposición Resguardo Dogibi, memorias de la comunidad del Río Alegre.
El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) ha trabajado, especialmente desde el 2016, con pueblos como el emberá katío, emberá dobidá, gunadule y wounaan, en el departamento de Chocó.
Fotos: César Romero para el CNMH.
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CNMH
Cesar Romero
25 de mayo 2021
Ponencia de Darío Acevedo, director del Centro Nacional de Memoria Histórica, en la ‘Cumbre Huellas para el futuro: Rastreando nuestro camino’, del Instituto Australiano de Estudios sobre Pueblos Aborígenes e Isleños del Estrecho de Torres.
Colombia, desde 1991, reconoció en su Constitución Política el carácter pluriétnico y multicultural de la nación, así como las obligaciones del Estado en materia de protección, respeto y garantía de sus derechos. En este mismo año se acoge el Convenio 169 de la OIT, ratificado mediante la ley 21 de 1991, dando así un paso más en el reconocimiento y protección de los derechos fundamentales de los grupos étnicos.
Como medidas complementarias a la constitución política, ha sido necesaria la aprobación de diversos mecanismos jurídicos y legales en el contexto de la protección de las víctimas del conflicto armado de los diferentes grupos étnicos en el país.
En el 2009, la Corte Constitucional, a través de los Autos de seguimiento 004: Pueblos indígenas, y 005: Comunidades afro, en cumplimiento de la sentencia T025 del 2004, hace un llamado al Estado en el marco de la protección de los derechos fundamentales individuales y colectivos de las poblaciones étnicas afectadas a causa del conflicto armado interno y en situación de desplazamiento forzado, y prioriza las comunidades que están en riesgo de exterminio físico y cultural.
En el Auto 004, la Corte, después de un ejercicio de investigación, diagnóstico y recopilación de testimonios, identifica un listado inicial de 34 pueblos indígenas en riesgo, e instó al Estado a responder a los planes y programas identificados en los planes de salvaguarda étnica formulados por los mismos pueblos, así como en el Programa de Garantía de los derechos de los pueblos indígenas. Posteriormente en los autos 382/10, 174/10, 173/12 hace llamados puntuales para implementar medidas cautelares urgentes a favor los pueblos Hitnú, Awá, y Jiw y Nukak respectivamente.
En el Auto de seguimiento 005 se evidencian las violaciones a los derechos fundamentales de las poblaciones afrocolombianas y se priorizan las regiones, territorios y los consejos comunitarios de las comunidades afrocolombianas que han sido víctimas del conflicto armado, de situaciones de desplazamiento. La Corte ordenó al Estado la implementación de planes específicos de protección y atención, la elaboración de un plan de caracterización de los territorios colectivos y ancestrales habitados por las poblaciones priorizadas, el diseño y activación de la ruta étnica de protección de tierras, la implementación de una estrategia efectiva para la atención de poblaciones confinadas y, por último, el diseño e implementación del plan integral de prevención protección y atención para las poblaciones de comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras.
En concordancia con la ley de víctimas 1448 de 2011, se estableció el objeto, funciones, alcance y competencias del Centro Nacional de Memoria Histórica, orientado al esclarecimiento de la verdad y la construcción de las memorias históricas plurales en el país, a partir de procesos pedagógicos, actividades de museo y de investigación implementadas con diferentes sectores de la sociedad.
A partir del reconocimiento de la necesidad del enfoque diferencial en las medidas legislativas, derivada de la ley de víctimas, se concertan y aprueban los decretos ley para víctimas de los pueblos y comunidades indígenas (4633/11); de comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras (4635/11) y víctimas del pueblo Rrom (4634/11). Medidas que se basan en la garantía de los derechos colectivos de la autonomía, pluralismo étnico y cultural, a la pervivencia física y cultural, así como el derecho a la verdad, a la reparación histórica y simbólica a través de la construcción de memorias individuales y colectivas desde las voces y sentires propios de las comunidades étnicas.
Los decretos mencionados se fundamentan en tres principios: el reconocimiento del territorio como víctima del conflicto armado, dado el relacionamiento, representación, significado y la importancia del territorio para los pueblos indígenas y las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras; los conflictos de larga duración y los factores subyacentes al conflicto armado.
Desde el Enfoque Étnico, el Centro Nacional de Memoria Histórica ha acompañado desde su creación, procesos e iniciativas propuestas planteadas desde y por la autonomía de los pueblos indígenas y comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras, en el contexto de construcción y transmisión de memorias colectivas. Registrados en documentales, publicaciones, cartillas, audios, materiales en los que los protagonistas han sido las voces de las víctimas. Materiales que han sido posteriormente socializados y entregados a las comunidades que se acompañó.
Como parte del relacionamiento con los pueblos indígenas y las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras, y del diálogo intercultural, el CNMH participa en los dos espacios de concertación de nivel nacional (con cada grupo étnico), con el fin de acordar y definir conjuntamente las metas a cumplir cada año, en relación a lo establecido en los Planes Nacionales de Desarrollo.
Construcción de la memoria histórica
En el contexto del conflicto armado interno, los procesos de recuperación y construcción de memorias históricas y preservación del olvido de la memoria colectiva, en un país diverso étnica y culturalmente, representa un reto, demanda y exige escuchar las voces, los relatos, los testimonios, las verdades de las víctimas desde sus territorios. Conocer y re-conocer la multiplicidad de pensamientos y saberes colectivos de las mismas comunidades.
Así como entender desde la interculturalidad que hay diversidad de pensamientos, identidades, de cosmologías, de planes de vida, de leyes de origen entre los mismos pueblos indígenas, así como la diversidad al interior de las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras donde los procesos organizativos, sociales, culturales y territoriales son múltiples.
Estos procesos han aportado directamente a la reconstrucción y fortalecimiento del tejido social de las comunidades a sus procesos propios desde lo organizativo, político, cultural y a sus procesos de reparación-sanación simbólica colectiva. El principio del territorio como víctima plantea retos adicionales en las lecturas diferenciales del conflicto y los impactos en las comunidades.
Las iniciativas de memoria se han enfocado en garantizar y facilitar las condiciones necesarias para el acompañamiento técnico de ejercicios colectivos y autónomos de las comunidades que buscan reconstruir y representar sus memorias desde diferentes identidades y territorios, desde investigaciones locales, lenguajes, pedagogías, formas y expresiones propias. Con el acompañamiento de equipos interdisciplinarios e interculturales, se ha buscado fortalecer, difundir y visibilizar las iniciativas propias de memorias como aportes territoriales de construcción de paz y el derecho a la verdad. Las iniciativas de memoria se han clasificado en investigaciones, identificación y resignificación de lugares de memoria, ejercicios pedagógicos, prácticas ancestrales y exposiciones, entre otros.
Se han podido identificar y acompañar iniciativas y procesos de pueblos indígenas de diferentes territorios y ecosistemas: Awá, Kamëntsá, Nasa, Wiwa, Wayuu, Embera, Chimila entre otros, procesos interculturales con mujeres indígenas, afrocolombianas y campesinas así cómo procesos con consejos comunitarios de comunidades negras- Cocomacia en el pacífico colombiano.
Desde el Proyecto Memorias Étnicas, se plantearon bases conceptuales y metodológicas iniciales, para adelantar el trabajo con grupos étnicos. Recoge los procesos y experiencias en memoria histórica con comunidades étnicas, así como incluye las experiencias que se acompañaron a partir de un diseño metodológico y temático diseñado desde las comunidades. Estos materiales contienen la pluralidad de voces, lenguajes de las víctimas y las múltiples posibilidades de abordar, entender, representar, autorepresentar y tejer la construcción de memoria teniendo como punto de partida la cosmología, la ley de origen, el conocimiento tradicional y las identidades de cada uno de los pueblos y comunidades.
Todas las experiencias incluidas en Memorias Étnicas se acompañaron con la participación directa de las autoridades y comunidades de organizaciones indígenas de nivel local y con Consejos Comunitarios en el caso de las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras. Algunos de los pueblos indígenas que trabajaron en la construcción de sus memorias étnicas fueron: Awá, Wiwa , Arhuaco, Bari, Sikuani, Nasa, Uitoto, Muinane, Bora, Ocaina y Kankuamo, y los consejos comunitarios de Aracataca, Consejo Comunitario Mayor de la Asociación Campesina Integral del Atrato – Comité por los Derechos de las Víctimas de Bojayá, Consejo Comunitario B20 (Barú), Proceso de Comunidades Negras -PCN.
Como parte del camino recorrido conjuntamente con los diferentes pueblos indígenas y comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras, los procesos de construcción de memoria histórica desde los territorios son únicos, reflejan las identidades que hacen parte de un país diverso étnica y culturalmente. Desde el 2014 se han acompañado 60 procesos.
Los retos de recuperar, construir, y re-construir memorias históricas, teniendo como telón de fondo la presencia y amenazas generadas por el conflicto armado y sus factores subyacentes, requiere establecer y tejer desde la interculturalidad diálogos de intercambio de conocimiento y saberes con los grupos étnicos.
Lograr que las voces, relatos, memorias, sentires, miradas, testimonios de las víctimas sean escuchados, conocidos, re-conocidos como parte indispensable de los procesos de reparación y sanación desde lo simbólico y no repetición, así como garantizar los mecanismos y herramientas de visibilización, acercamiento, preservación de estas historias relatadas desde los territorios son, en últimas, parte de los objetivos y misión del CNMH.
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02 septiembre 2020
El desafío de la educación en los pueblos indígenas está en formar desde su identidad propia, para la recuperación de su autonomía cultural y su espiritualidad entre las nuevas generaciones, ante la amenaza de lo ajeno. El diálogo entre saberes indígenas y el conocimiento académico es posible, y en esa esperanza coincidieron líderes educativos de los pueblos Wayuu y Awá participantes del conversatorio Pensamiento indígena, educación y memoria histórica, realizado por la Estrategia de Pedagogía del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) este 28 de agosto.
“Si nosotros, los indígenas, nos formamos primero en nuestro conocimiento para articular con el conocimiento colombiano, seguramente empezaremos el diálogo de un nuevo conocimiento con la academia”, expresó Rafael Segundo Mercado Epieyú, docente wayuu de la Universidad de La Guajira, quien participó de esta conversación en la virtualidad a través del Facebook Live del CNMH, junto a Gabriel Bisbicus, consejero de educación de la Unidad Indígena del Pueblo Awá —Unipa—
Bisbicus, licenciado en Etnoeducación de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia, exgobernador del resguardo indígena El Gran Sábalo y expresidente de la organización Unipa, planteó un reto adicional para los educadores indígenas, como es el de formarse “a pesar de la formación desde lo occidental”.
“Tenemos que desaprender para la descolonización, porque también es cuestión mental y es cuestión de muchas cosas que confunden, de lo que vemos, de muchas cosas de afuera”, sostuvo.
El profesor Rafael Mercado es poeta y escritor de Manaure (La Guajira), lingüista de la Universidad Nacional de Colombia, magíster en Educación de la línea de investigación Pedagogía y Diversidad Cultural del programa Pedagogía de la Madre Tierra de la Universidad de Antioquia. “Si nosotros no conocemos nuestro origen, si no conocemos nuestros pensamientos, si no pensamos primero como wayúu, difícilmente podremos aportar un nuevo conocimiento a la ciencia”, advirtió.
Sobre la base de la identidad de los pueblos indígenas, de la conservación en cada uno de ellos de su lengua y sus saberes ancestrales, se hace posible la construcción de memoria histórica y la defensa de sus territorios atravesados por el conflicto armado.
La educación propia se enmarca en los procesos educativos de los pueblos indígenas, quienes han avanzado en la construcción de modelos pertinentes a sus culturas, intereses y necesidades desde la generación de saberes y de conocimientos ancestrales, partiendo de posturas, definiciones y reflexiones colectivas. Este conocimiento, que va pasando de generación en generación, es liderado por las autoridades indígenas para afrontar y superar las necesidades de la comunidad, siempre en defensa del territorio, la autonomía y el respeto de los derechos como pueblo.
Este diálogo de saberes hace parte del ciclo de conversatorios Diálogos por la pedagogía de la memoria, un espacio de encuentro en el que diferentes actores educativos y culturales, comprometidos con los procesos de pedagogía de memoria histórica en sus territorios, nos comparten sus experiencias.
Link: https://www.facebook.com/CentroMemoriaH/videos/3276717905743798
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14 agosto 2020
El pasado 9 de agosto se conmemoró el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, fecha instaurada por la Asamblea General de las Naciones Unidas durante el Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo (1995 – 2004) para alzar la voz por la preservación de las culturas indígenas del mundo y reconocer la afectación de sus comunidades por fenómenos como la pobreza, la exclusión, el despojo de tierras, la vulneración de sus derechos y la pérdida de sus tradiciones culturales.
Es por esto que el Observatorio de Memoria y Conflicto (OMC) del CNMH nos entrega las siguientes cifras que nos permiten analizar las formas de violencia contra los pueblos indígenas en el marco del conflicto armado.
Según los registros del OMC, entre 1958 y 2019 los pueblos indígenas han sido violentados con un total de 5011 víctimas durante el conflicto. El asesinato selectivo es el principal hecho victimizante, con un total de 2300 víctimas durante el periodo registrado.
“El que hace pocas décadas se hayan acuñado conceptos como ‘desplazamiento forzado’, ‘confinamiento’, ‘masacre’, ‘conflicto armado’, no significa que los hechos a que ellos se refieren no se vengan repitiendo de manera interrumpida en nuestras comunidades desde que llegaron los españoles. El conflicto armado no ha reemplazado esas otras violencias históricas, antes bien se ha superpuesto a ellas y las ha reforzado”. Plan de salvaguarda Pueblo Indígena Betoy (2013) pág. 15. Tiempos de vida y muerte. Informe Nacional de Pueblos Indígenas, ONIC – CNMH (2019) pág 113.
La vulneración a la integridad política y organizativa de los pueblos indígenas durante el conflicto armado es uno de los daños más graves evidenciados. Entre las víctimas hay 736 líderes y autoridades indígenas (dirigentes, líderes comunitarios, militantes políticos, autoridades tradicionales, defensores de derechos humanos y concejales).
“Asesinar un payé, un jaibana o un the wala, secar una laguna o ubicar en sitios sagrados batallones o campamentos militares desequilibra y desarmoniza el corazón de los pueblos”. Tiempos de vida y muerte. Informe Nacional de Pueblos Indígenas, ONIC – CNMH (2019) pág. 114.
Violencia, paz y perpetradores
Durante el conflicto armado reciente (1958-2019) la violencia contra los pueblos indígenas en Colombia se intensificó entre 2000 y 2012. El mayor número de víctimas indígenas se registró en el año 2002 con 314 víctimas, año de la ruptura de los Diálogos de paz en El Caguán e inicio de la política de Seguridad Democrática, momento de auge de la guerra que impactó fuertemente en los territorios, lugares de la confrontación armada.
A partir de 2012 —año en que iniciaron las negociaciones de paz en La Habana— se marca un decrecimiento notable de los hechos de violencia contra la población indígena hasta llegar en 2019 a 16 víctimas.
“La década de los dos mil trajo consigo cambios en el panorama político nacional, a partir de la abierta decisión del gobierno de Andrés Pastrana de abandonar las negociaciones con las FARC en 2002, lo que redundó en la exacerbación de la violencia paramilitar” Tiempos de vida y muerte. Informe Nacional de Pueblos Indígenas, ONIC – CNMH (2019) pág. 343.
Los pueblos indígenas han sufrido las acciones violentas de parte de grupos guerrilleros, paramilitares, grupos posdesmovilización, grupos armados no identificados, desconocidos y agentes del Estado. La autonomía territorial de las comunidades indígenas ha sido uno de los factores determinantes en la victimización. Proyectos económicos en territorios sujetos a consulta previa, negocios extractivos legales e ilegales y el narcotráfico han motivado la disputa por el control territorial.
“Nosotros venimos sufriendo de una violencia terrible por parte del blanco en su rol de colono, de evangelizador, de terrateniente, de empresario o de actor armado, desde hace mucho tiempo antes de que aparecieran las guerrillas y los paramilitares contemporáneos. Esta historia encarna racismo, sed de riqueza, apropiación de territorios ancestrales, incomprensión a los indígenas, imposición de un modelo de desarrollo donde incomodamos”. Tiempos de vida y muerte. Informe Nacional de Pueblos Indígenas, ONIC – CNMH (2019) pág. 113.
El territorio como víctima
Los pueblos indígenas más afectados por el conflicto armado son los habitantes de las regiones Pacífico y Caribe, territorios de expansión de la violencia, de disputa por el control territorial entre grupos paramilitares, guerrillas y fuerzas del Estado en su tarea de ejercer el monopolio de la violencia en el territorio nacional, regiones donde se han desplegado de manera importante los negocios ilícitos del narcotráfico y la explotación minero-energética.
“En la comprensión del mundo capitalista la naturaleza es un objeto de producción de riqueza y la expulsión de los pueblos y comunidades que habitan esos lugares se vuelve una acción necesaria para consolidar proyectos económicos y políticos determinados. La existencia indígena se entiende como un obstáculo para la consolidación de esos proyectos o el mal llamado “desarrollo”, no solo por su presencia física en determinados lugares, sino fundamentalmente por la diferente comprensión que tienen de la relación que se establece con el entorno”. Tiempos de vida y muerte. Informe Nacional de Pueblos Indígenas, ONIC – CNMH (2019) pág. 135.
Los pueblos indígenas de la región Pacífico del país se sitúan como los mayormente afectados, en los departamentos de Cauca, Nariño, Chocó, con un total de 1922 víctimas. La cual también está ligada con el departamento del Putumayo como corredor del conflicto y del narcotráfico hacia el andén Pacífico, región importante de siembra de coca, explotación minera, rutas del narcotráfico y salida de droga hacia su comercialización internacional.
Los departamentos de La Guajira, Cesar, Córdoba y Antioquia, también protagonizan la mayor cantidad de víctimas de pueblos indígenas (1.427), región de corredor del narcotráfico, explotación minero-energética, petrolera y control paramilitar hacia el caribe colombiano. Ver: Tiempos de vida y muerte. Informe Nacional de Pueblos Indígenas, ONIC – CNMH (2019) Pp. 335.
“La violencia contra lo indígena se conecta con la existencia de intereses abiertamente opuestos a la conservación de los órdenes cosmogónicos propios en los territorios”. Tiempos de vida y muerte. Informe Nacional de Pueblos Indígenas, ONIC – CNMH (2019) pág. 115.
“La violencia de la guerra y el conflicto armado interrumpen, alteran y administran de forma obligada la vida, no solo la de los pueblos indígenas. (…) Existe una relación vital entre el territorio y los seres que lo habitan, que no está determinada por una superioridad natural de los seres humanos sobre los seres espirituales, sino que tanto los unos como los otros hacen parte de un tejido compartido, en Nasa Yuwe, umnisa, una Red Vital”. Tiempos de vida y muerte. Informe Nacional de Pueblos Indígenas, ONIC – CNMH (2019) pág. 108.
Los registros del Observatorio Memoria y Conflicto, evidencian que los pueblos indígenas mayormente afectados por el conflicto armado son los habitantes de las regiones del Pacífico (Paez/Nasa, Embera katío, Embera Chamí, Embera, Awá) y Caribe colombiano (Kankuamo, Wayu, Zenú).
Mujeres indígenas víctimas
Según las cifras del Observatorio de Memoria y Conflicto del CNMH, 795 mujeres indígenas han sido victimizadas en medio del conflicto armado. Desde la colonia hasta nuestros días sobrevive una noción de lo femenino como elemento apropiable por parte de los hombres alzados en armas.
“La violencia del conflicto armado contra la mujer afecta el espíritu de la mujer y altera el ordenamiento ancestral. Configura una violación del todo, del origen y del orden de la vida y no puede comprenderse independientemente de las otras expresiones de la violencia”. Tiempos de vida y muerte. Informe Nacional de Pueblos Indígenas, ONIC – CNMH (2019) Pág.115.
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21 Oct 2014
Por todos nuestros hermanos y hermanas que cayeron,
por los desaparecidos que buscan,
por la dignidad del pueblo quebrantada,
por el hambre y la abundancia de nuestras riquezas que se juntan,
por el territorio profanado por esta guerra injusta,
por aquellos que no conocieron el Katsa su
por nuestros espíritus protectores que nos acompañan en este largo camino de resistencia.
(Fragmento del proyecto expositivo ¡Ñambi y Telembí viven! Tejiendo Memoria y Resistencia Awá.)
El 23 de octubre llega por primera vez a Bogotá la exposición “¡Ñambi y Telembí viven! Tejiendo Memoria y Resistencia Awá”, proyecto museológico ganador de la Convocatoria de Estímulos a Iniciativas de Memoria del 2013 realizada por la Dirección del Museo Nacional de la Memoria del Centro Nacional de Memoria Histórica en alianza con el Ministerio de Cultura.
Como un acto de conmemoración y lucha, la comunidad diseñó la exposición “¡Ñambi y Telembí viven! Tejiendo Memoria y Resistencia Awá”,un proyecto itinerante en conmemoración y armonización de los hermanos caídos en el conflicto armado, recordando la masacre del 4 de febrero del 2009, como parte esencial del reconocimiento como víctimas.
“La exposición busca visibilizar el hecho atroz ocurrido en el Resguardo para generar conciencia sobre el valor de la vida y respeto al derecho propio de la comunidad Awá, los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario”, señaló Juan Edgardo Pai, indígena Awá y coordinador del proyecto.
La inauguración oficial de la exposición se realizó en la Casa Taminango, Pasto – Nariño, el 23 de diciembre de 2013, con el apoyo de la Dirección de Museo Nacional de la Memoria del CNMH y el apoyo técnico brindado por las Convocatorias Nacionales a Propuestas Artísticas y Culturales de Memoria.
Ahora, en el 2014 llega a Bogotá para hacer visible los daños que ha ocasionado el conflicto armado en el territorio indígena “en la capital permitirá entrever y exponer al gobierno central y las instituciones lo ocurrido, pero también aproximarnos en un regreso simbólico de nuestros hermanos caídos a otras comunidades igualmente afectados por el conflicto actual”, finalizó Pai.
La inauguración de esta exposición se realizará el próximo jueves 23 de octubre en el Centro De Memoria Paz y Reconciliación (Carrera 19b # 24 – 82, Bogotá) donde la comunidad Awá, realizará un acto simbólico representativo de sus costumbres; ellos serán los encargados de efectuar las primeras visitas guiadas, que narrarán la exposición expuesta hasta finales de noviembre de 2014.
Fecha: Jueves 23 de octubre.
Hora: 5:30 – 7:00 p.m.
Lugar: Centro De Memoria Paz y Reconciliación (Carrera 19b # 24 – 82, Bogotá)
Entrada libre hasta completar aforo.
La Dirección de Museo del Centro Nacional de Memoria Histórica, formuló en el año 2013 la 1ra. Convocatoria de Estímulos a Iniciativas de Memoria, con miras a fortalecer, potenciar y apoyar iniciativas de memoria histórica de carácter local y regional, abriendo escenarios de participación democrática dirigidas especialmente a los sectores sociales cobijados por la Ley de Reparación a Víctimas.
Gracias al impulso artístico y búsqueda Ñambi y Telembi viven! Tejiendo Memoria y Resistencia Awá fue uno de los proyectos ganadores de las 4 becas ofrecidas para proyectos museológicos con énfasis en memoria histórica asociada al conflicto armado.
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Nathaly Molina Gómez
07 Mar 2015
Jambaló es un resguardo indígena y un municipio montañoso ubicado en el nororiente del departamento del Cauca. Tiene un paisaje imponente y es un crisol cultural en el que, desde el primer momento, se siente una profunda tradición de los pueblos Nasa y Misak. Sin embargo, es también un territorio azotado por múltiples violencias a causa del conflicto armado, en donde sus habitantes han vivido el desplazamiento forzoso, los asesinatos selectivos, masacres y fuego cruzado, al igual que la eliminación y prohibición de sus prácticas culturales ancestrales.
Allí, las mujeres víctimas del conflicto armado con el acompañamiento del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), han iniciado un proceso de reconstrucción de memoria para visibilizar las violencias que han sufrido y sus procesos de resiliencia y de resistencia en el resguardo. Un proceso que también cuenta con el apoyo del programa VISP de USAID y OIM.
La iniciativa comenzó en enero de 2105 -luego de ser presentada en cabildos y aprobada por las autoridades tradicionales del resguardo- y hoy, los talleres de memoria histórica con 90 mujeres de todo el resguardo son una realidad. “Usualmente una iniciativa de memoria destaca a una comunidad pero pocas veces resalta el papel de la mujer que sufre la guerra, que pierde a sus hermanos, familiares e hijos. Esta iniciativa es creada por y para las mujeres, y creo que eso es lo más significativo de este proceso” destaca Nathaly Molina Gómez, investigadora que acompaña la iniciativa de reconstrucción de memoria histórica de mujeres víctimas del conflicto armado del resguardo de Jambaló, Cauca.
A través de actividades participativas que han permitido identificar las violencias y resistencias de estas mujeres indígenas, la construcción de relatos colectivos y la representación -a través del dibujo- de los hechos violentos más recordados en las veredas y zonas del resguardo, estas mujeres se convertirán en gestoras de memoria en sus veredas al terminar el proceso. Además, una cartilla recogerá todo el camino transitado en la reconstrucción de memoria y un documental visibilizará la experiencia de estas mujeres.
Por otra parte, desde las autoridades del Resguardo se ha propuesto realizar una Minga por las resistencias y en contra de las violencias hacia las mujeres al finalizar el acompañamiento. Un encuentro que durará cuatro días, tiempo en el que las 90 mujeres participantes de la iniciativa se reunirán con otras 20 mujeres víctimas y lideresas del país para intercambiar experiencias, y se marchará por las diferentes zonas de Jambaló (baja, media y alta) para resignificar los lugares en donde se han cometido hechos violentos. Para el cuarto día, la minga terminará con la presentación de la cartilla de memoria de las mujeres indígenas en Jambaló.
Con este proyecto, desde el CNMH continuamos dándole eco a la voz y la memoria de las mujeres indígenas en el marco del conflicto, quienes sostuvieron la vida en condiciones adversas y empiezan a trabajar por el respeto de sus derechos y el de sus comunidades.
Centro Nacional de Memoria Histórica
Sede principal
Dirección: Carrera 7 No 32-42 Pisos 30 y 31