Autor: CNMH

San Onofre tiene rosas y patillas

Noticia

Autor

Juliana Duque Patiño

Fotografía

María Paula Durán

Publicado

24 Abr 2015


San Onofre tiene rosas y patillas

Entre 1997 y 2005 este pueblo de Sucre fue sede y diana de los peores vejámenes de los paramilitares: campesinos desterrados, niñas y mujeres abusadas y control de la vida social. Solo hasta hace tres años los sanofrinos empezaron a conmemorar a los que no sobrevivieron a esa época. Este relato acompaña a las víctimas en su tercer encuentro y esboza un pueblo que empieza a hacer memoria.


La madre de Rosa aún tiene miedo. No le gusta que su hija esté metida de cabeza y corazón en la reparación a las víctimas de este pueblo abusado. Teme por sus tres nietos: ¿Y si los niños se quedan sin mamá? Teme repetir el dolor y la impotencia que vivió cuando los paramilitares le mataron a su marido y la dejaron a la intemperie con cinco hijos. A Rosa, la mayor, con apenas quince años, le tocó jugar el papel de padre y madre: “Se metió en una coraza y no soltaba al más chiquito. No sabía que en vez de ‘apechichar’ lo que teníamos que hacer era ponerle el pecho a la brisa”.

De eso se acordó Rosa América Morelos mientras revisábamos, en su despacho, los últimos documentos para la conmemoración a las víctimas de San Onofre, Sucre. Rosa es el enlace municipal de víctimas y atiende decenas de personas cada día desde la Casa de la Justicia. Antes de que empezara la jornada de discursos, música y actos simbólicos que integró a la comunidad de 13 corregimientos y a la cabecera urbana de San Onofre, Rosa me puso al tanto de la situación de su pueblo.

Después de la desmovilización del Bloque Héroes de Montes de María en 2007 y de la desaparición de Rodrigo Mercado Pelufo, alias “Cadena”, uno de los jefes paramilitares que se obsesionó con ser el dios controlador y demonio destructor de San Onofre, este municipio, el segundo más grande de Sucre, que hoy cuenta con 67 mil habitantes, empezó a agruparse en organizaciones de víctimas que buscan la reparación integral a la que tienen derecho por parte del Estado colombiano.

Hoy hay 47 organizaciones que suman 27 mil víctimas. Algunas conforman la Mesa de Participación Efectiva de Víctimas del municipio. No todas han sido reparadas. La mayoría fue desterrada por los paramilitares entre 1997 y 2005, y hoy afrontan una nueva amenaza de abuso: los abogados o tramitadores que quieren sacarles plata bajo la promesa de que van a agilizar sus procesos. “¡No se dejen engañar!”, les habló con voz alta Rosa durante el acto conmemorativo. “Les agradezco que tengan paciencia. Los procesos no son complejos, solo lentos. Vengan a mi oficina, ustedes saben que yo soy su amiga”.

Gracias al trabajo de mujeres como Rosa y las que integran la mesa, el pasado 16 de abril 400 de estas víctimas se reunieron por tercer año consecutivo en el polideportivo de San Onofre. Se reencontraron con los vecinos de otros corregimientos, se abrazaron, oraron al cielo por el descanso de sus queridos muertos, los que no sobrevivieron al horror paramilitar; cantaron y bailaron juntos cumbia y bullerengue, encendieron velas y se compartieron claveles.

Para las víctimas estos momentos son como sesiones de terapia y sanación. A falta de psicólogos, siquiatras y atención médica especializada, las víctimas pobres de Colombia solo se tienen entre ellas mismas para narrarse una y otra vez lo que vivieron y tratar de exteriorizar el dolor que nadie podrá reparar.

Eso le pasa, y lo tiene claro, a Isabel Martínez de Guzmán, una anciana “nacida y criada en Libertad”, el irónico nombre de uno de los corregimientos más oprimidos de San Onofre: “como a mi hijo se lo llevaron y lo mataron en Venezuela, me dicen que no me van a reparar. No me queda más que venir a todo lo que me inviten. Así calmo tanto dolor”.

Isabel se vistió con una falta naranjada y se amarró un pañuelo amarillo en la cabeza. Pidió el micrófono e irrumpió en el acto cultural de la conmemoración para bailar y cantar sus bullerengues. El público se animó, la aplaudió y bailó con ella, en este acto que acompañó el programa de Agenda Conmemorativa que ejecuta el Centro Nacional de Memoria Histórica con el apoyo de USAID y la OIM[i].

Si bien, en algunos casos es esencial buscar más incidencia política y mediática con estos eventos, para que las necesidades de las víctimas se hagan visibles en otros sectores sociales, no siempre se logra llamar su atención (ese día en San Onofre ni siquiera el alcalde acompañó a las víctimas de su propio municipio) y por ahora las conmemoraciones siguen siendo, fundamentalmente, un espacio de encuentro, recuerdo y homenaje de las víctimas para ellas mismas.

San Onofre hoy

Con un porcentaje tan alto de víctimas es difícil que a alguien en San Onofre se le escape de la memoria los años oscuros del dominio paramilitar y de la herencia que les dejó. En cada puerta, tienda o venta de chancletas de plástico hay un parroquiano dispuesto a hablar de lo que tuvieron que vivir, de lo descompuesto que quedó el pueblo después del paso de los paramilitares, de la escasez de alimentos porque les quitaron las tierras para sembrar, de la multiplicación de pandilleros y de delincuentes, de la desmesura con que las autoridades administran el poder.

Por eso el pueblo estaba, particularmente, tensionado cuando llegamos. Un día antes de la conmemoración, un agente de la policía había matado a dos jóvenes en un barrio popular, alegando que no se habían dejado requisar y que, en cambio, le habían lanzado piedras. Uno de los muchachos tenía 14 años. Más de diez patrullas de la Policía y agentes del Escuadrón Móvil Antidisturbios tenían cubierta la plaza principal y sus alrededores.

“No es sano que, a estas alturas, San Onofre siga produciendo dolor, muerte y actores armados”, repudió el Personero Municipal.

***

Martín y Camel son dos señores que se sientan todos los días a la entrada de una casona, en la plaza principal, que conserva un enorme letrero: Cine Colón. Por estos días aprovechan la cosecha de sandía, y a quienes los saludan le comparten un vasito de “chicha de patilla” bien fría. Con 30 grados en San Onofre, nos llega como del cielo ese ofrecimiento. “Te voy a decir algo”, dice Camel Salaimán de unos 65 años, de origen libanés: “Antes esa venta de sandía que vez ahí en el parque era de Cadena. Todo era de él y el que vendiera algo que no fuera de él tenía que pagarle una cuota altísima, di tú, 1.000 pesos por cada bulto de yuca. Lo dominaba todo, era un dictador”.

“Camel, ¿tu imaginas que hace unos años estuviéramos aquí sentados, hablando en la puerta de tu casa?” inquiere Martín Therán, plomero. “¡Era imposible! A esta hora, cinco de la tarde, ya todo el mundo tenía que estar encerrado en sus casas. Todos acá nos volvimos como Shakira: ciegos, sordos y mudos”. Por eso es asombroso que hoy la gente comente a viva voz sobre el asesinato de los jóvenes: “esa es la herencia que nos quedó de los paramilitares: un montón de pandilleros locos con las drogas y una policía desaforada. Yo diría que aún no hay paz del todo”, dice Martín.

A todas estas, nos preguntamos si en esa casa aún se proyectan películas. “El cine fue el primer desplazado de San Onofre, y el victimario, el Betamax”, se burla Camel. Su padre compró el negocio hace 50 años, en una época cuando San Onofre era próspero, fértil y feliz, mucho antes de la guerrilla, sin asomo de paramilitarismo. Les pregunto por esos años: “eran buenos, se vivía tranquilo”, dicen, pero no me dan detalles. La guerra es tan avasalladora que parece haber consumido hasta los recuerdos que se sembraron desde antes.

 

 


[i] La Organización Internacional para las Migraciones y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional son cooperantes y partícipes estratégicos en la financiación y ejecución del programa Agenda Conmemorativa.

 


Paramilitares, San Onofre, Sucre, Víctimas

El retorno wayuu a Bahía Portete

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

26 Abr 2015


El retorno wayuu a Bahía Portete

El pasado 18 de abril se conmemoraron 11 años de la masacre de Bahía Portete. Como cada año, los integrantes de esta comunidad wayuu de Uribia, Guajira, recordaron a las víctimas, visitaron sus tumbas y sitios sagrados. Sin embargo, el décimo primer Yanama tenía un ingrediente especial: el retorno de los wayuu a su territorio ancestral.


La masacre de Bahía Portete (Leer: La masacre de Bahí Portete. Mujeres wayuu en la mira) fue perpetrada por 50 paramilitares del frente contrainsurgencia wayuu con la ayuda de informantes locales. Una acción violenta que dejó seis víctimas fatales, cuatro de ellas mujeres, numerosas viviendas destruidas y el desplazamiento forzado de 600 personas hacia Maicao y Riohacha. Otros nativos iniciaron una larga marcha por el desierto para cruzar la frontera y buscar protección en Venezuela.

11 años después de estos dolorosos hechos, que aún no se borran de su memoria, el pueblo wayuu se reunió en Portete para realizar el décimo primer Yanama (trabajo voluntario que la comunidad hace para buscar el bienestar colectivo) en el que niños, niñas, jóvenes, autoridades tradicionales, sobrevivientes y familiares de los clanes que fueron víctimas del hecho, recordaron a sus víctimas y pidieron una vez más justicia, verdad y reparación integral.

A propósito de esta conmemoración, hablamos con Carmen Fince Uriana, una de las lideresas de la comunidad que sobrevivió a la masacre, y nos contó sobre el proceso de retorno, la actualidad de Bahía Portete y sus procesos de memoria.

 

 
 


Bahía Portete, Masacres, Víctimas, Wayuu

El legado de los ausentes en El Salado

El legado de los ausentes en El Salado

Autor

CNMH

Fotografía

Natalia Rey

Publicado

08 Ene 2016


El legado de los ausentes en El Salado

El libro “El legado de los ausentes. Líderes y personas importantes en la historia de El Salado” [Descargar libro], es la más completa descripción biográfica sobre cinco perfiles de dirigentes emblemáticos de esta comunidad de los Montes de María. Una reconstrucción de sus vidas realizada por el Centro Nacional de Memoria Histórica a través de los relatos de sus familiares, amigos y conocidos.


Es 14 de octubre de 2015. La música que suena con intensidad desde un quiosco en la entrada principal de El Salado, Bolívar, se mete en los oídos de todos los asistentes al lanzamiento de un libro sobre perfiles biográficos de líderes y personas importantes en la historia de esta comunidad. Los adultos, jóvenes y niños bajo la brisa de la noche, esperan atentos frente a un muro blanco en el que proyectan fotografías de aquellas personas que dieron su vida para servir a otros, que buscaron el bienestar colectivo y levantaron la voz contra la injusticia.

En los rostros hay más alegrías que tristezas. Hace 15 años, del 16 al 21 de febrero de 2000, la música fue testigo de una de las masacres más aterradoras en la historia del conflicto armado colombiano. A ritmo de gaitas y tamboras, más de 450 paramilitares apoyados por helicópteros asesinaron a 16 campesinos, muy cerca de donde es el lanzamiento del libro, acusados de ser guerrilleros. Durante más de cuatro días a su paso por veredas y carreteras, este escuadrón de la guerra dejó 60 personas muertas. Todo esto ocurrió hace 15 años, los mismos que cumplía en este día una niña, y por los que los parlantes a todo volumen retumban en el quiosco; el pueblo estaba de fiesta.  

Actualmente, la vida en El Salado ha alcanzado un nivel aceptable de calma. A pesar de que son muchas las necesidades básicas insatisfechas, el fantasma de la guerra permanece oculto. Primero el canto relata lo vivido por los familiares que se desplazaron, pero que están presentes en este pequeño homenaje: 

“…recordé gratos momentos vividos en El Salado, este pueblito de mi alma donde pasé mi niñez, se conserva todavía la casa donde me crie. En mis sueños te recuerdo como eras anteriormente, cálido y acogedor como el paraíso de Adán y Eva, de sanas costumbres y ese calor de tu gente”, cantó Edilma Cohen, sobrina de Pedro Eloy Cohen, uno de los líderes ausentes a los que se les rindió el homenaje.

Luego el sonido de una fiesta de quince anunciaba que de ese pueblo callado, oculto y desolado no queda nada. Y es que es una fecha emblemática también porque se entregó puerta a puerta un libro que hace parte de una medida de satisfacción del plan de reparación colectiva de la comunidad. “El legado de los ausentes”, corresponde a la historia de cinco líderes, cuatro hombres y una mujer, (Pedro Eloy Cohen, Agustín Redondo, Gustavo Redondo Suárez, Álvaro Pérez Ponce y María Cabrera) junto con una historia de un actor colectivo que son los Tabacaleros.

Ausentes de cuerpo porque cuando se recuerda a quien ya no está, la memoria lo hace existir. La memoria nos permite conocer a quien no vamos a tener la posibilidad de estrecharle la mano. Así ocurrió, por ejemplo, en el lanzamiento de este libro en El Salado. Las palabras, cantos y poemas nos presentaron los mayores personajes de este lugar. Estos líderes, como son reconocidos por la comunidad, fueron el médico del pueblo, el luchador por un acueducto, de una biblioteca, de un puesto de salud, la cancha de fútbol, un parque, las murallas del cementerio o la enfermera. 

Álvaro Pérez Ponce fue asesinado en la masacre del 23 de marzo de 1997 a manos de los paramilitares; Gustavo Redondo falleció el 30 de abril de 1990, luego de varios años de retiro de la vida pública a causa de los achaques por su avanzada edad y los rigores de un implacable cáncer de garganta. A María Cabrera las balas de la guerrilla silenciaron su lucha el 7 de agosto de 2003. Pedro Eloy Cohen fue el segundo en caer, el 13 de julio de 1990, un sicario se acercó a su farmacia, solicitó un medicamento y cuando él se volteó para alcanzárselo le disparó a quemarropa. Agustín Redondo, a pesar de que murió de muerte natural a sus 79 años el 25 de agosto de 2010, el tiempo no le alcanzó para atestiguar cómo su legado había inspirado la reconstrucción de El Salado. Ninguno de ellos murió en la masacre del año 2000.  

Con su trabajo, estos cinco personajes han hecho que después de tantos embates de la violencia en esta región, encontremos un lugar tranquilo, dominado por la alegría de su gente, con niños que corren de lado a lado esquivando los problemas que el Estado no ha solucionado. Basta con recorrer este pueblo para ver lo que hicieron estas personas por él: “cambiaron la forma de pensar de la comunidad, de ver el mundo, le enseñaron a los campesinos que son sujetos de derechos”, explica Andrés Suarez, asistente de la Dirección del Centro Nacional de Memoria Histórica y relator del libro.

Lágrimas por la memoria

El hecho de reconstruir paso a paso la vida de familiares que ya no están, tiene su gota de sufrimiento, y en ocasiones han sido bastantes para poner ese sufrimiento al servicio de otros, para conocer estas historias. Por ejemplo, Elvia Badel, esposa de Álvaro Pérez Ponce, relata en un escrito, “El día en que mi vida cambió”, detalle a detalle de cómo se dio la incursión paramilitar del 23 de marzo de 1997, donde murió su compañero. “En 2008, de la Fiscalía llega un oficio donde le dicen a mi hijo que debe asistir a Sincelejo, que el postulado Salvatore Mancuso va a hablar sobre la masacre del 23 de marzo de 1997 y allí confiesa que es el autor material del homicidio de Álvaro Pérez Ponce. Lo asesinó porque presuntamente era un guerrillero, pero no mostró la evidencia, un video o una foto, algo que dijera que sí era guerrillero. Pregunto yo: ¿Será que un guerrillero está con su familia en su casa y vestía ese día pantalón gris con camisa de rayas manga larga, un sombrero de color marrón y unas pantuflas, será que así visten los guerrilleros?, no usan fusil…” 

Hace décadas que el dolor que cubre a El Salado hace suponer su fin, una comunidad de los Montes de María que huyó por la masacre y tantos homicidios, pero, pasados los años, empezó a volver aunque ha encontrado una realidad difícil.

El Salado ha vivido los últimos años un proceso de cambio muy profundo que impactó fuertemente la manera como se vive el presente. Una masiva intervención externa del sector privado y público en solidaridad con las víctimas, trajo consigo un fuerte impacto en términos materiales, dotando los saladeros de infraestructura pública como un centro médico, una ambulancia, una casa de la cultura llamada Casa del Pueblo, un colegio y una instalación deportiva, que es el fruto del “Legado de los ausentes”. Pero la vida no es fácil y construir una economía sostenible sigue siendo todo un desafío.      

El Salado no ha olvidado lo que sucedió hace 15 y 18 años. Por eso el pasado 14 de octubre el pueblo conmemoró la vida que sigue germinado a pesar de la muerte.  

 


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Avanza el curso de especialización en archivos de derechos humanos

Avanza el curso de especialización en archivos de derechos humanos

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

18 Ene 2016


Avanza el curso de especialización en archivos de derechos humanos

Con 110 alumnos de Guatemala, Perú, México, Chile, Uruguay, Argentina, España, República Dominicana, Portugal, Brasil y Colombia, el pasado mes de octubre empezó el primer ‘curso de especialización en Archivos de Derechos Humanos: aprendizajes internacionales en contextos de (post) conflicto.


Este curso, que irá hasta junio de 2016,  es dictado virtualmente por la Escuela Superior de Archivística y Gestión de documentos de la Universidad Autónoma de Barcelona, en asocio con el Archivo Histórico de la Policía Nacional de Guatemala, Archiveros sin fronteras y el Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH.

En este diplomado,  los alumnos estudiarán las características de los archivos de derechos humanos y memoria histórica, las políticas internacionales que los rigen, la tipología de las instituciones que los custodian y los usos informativos y jurídicos que se les pueden dar.   

Todo esto, de la mano de docentes expertos de varios países que propician que se planteen muchas miradas diferentes sobre una problemática común.

El profesorado consta de Ramón Alberch, Antonio González Quintana y Dolores Cabra, de España; Graciela Karababikian y Celina Flores, de Argentina; Anna Carla Ericastilla y Gustavo Meoño, de Guatemala; Jorge E. Enríquez, de Brasil; Margoth Guerrero, María Emma Wills, María Teresa Duque, Ernesto Jaimes, César Osorio y Gilberto Villa, de Colombia.

Acorde con Ramón Alberch, presidente de Archiveros sin fronteras internacional y asesor del Consejo Internacional del CNMH, la necesidad de este curso surgió de la constatación de que en numerosos países se está desarrollando un trabajo muy juicioso de organización de archivos de derechos humanos y que la especificidad de estos archivos requería de una formación especializada en el ámbito de la archivística.

“Más allá de las soluciones que ofrece la metodología tradicional de tratamiento de archivos, hay aspectos como el acopio, la protección, el acceso y la difusión que entendemos que precisa de una formación específica. Por otra parte, son muy numerosos los profesionales interesados en el tema. La prueba es que el curso ha superado el centenar de inscritos”, explica Alberch.

En la misma línea, Margoth Guerrero, directora del Archivo de los Derechos Humanos del CNMH destaca este proyecto como “una iniciativa sin precedentes de colaboración académica y de intercambio de experiencias entre países que han vivido cruentos períodos de violencia, y que han reconocido la importancia de los archivos para el esclarecimiento histórico y la memoria histórica”.

La participación del CNMH en este espacio reviste una gran importancia ya que reconoce los acumulados de conocimientos en otras latitudes. Esto permitirá retomar las buenas prácticas que son pertinentes en el contexto colombiano, y que serán claves para no repetir errores de otras experiencias históricas. 

Por otra parte, en este proyecto el CNMH visibiliza y comparte sus aprendizajes, tanto en la construcción de la Política pública de archivos de derechos humanos, como en las apuestas educativas que ha promovido, tomando como base los archivos, documentos y testimonios de organizaciones sociales, de víctimas e instituciones públicas.

Finalmente, Margoth Guerrero destaca que “la puesta en común de experiencias y saberes es útil para consolidar redes que nos permitan generar aliados para que las políticas en materia de archivos de derechos humanos se cristalicen con el acompañamiento de la comunidad internacional”. 

 


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Otro hito del proceso de paz

Otro hito del proceso de paz

Autor

Jorge Iván Posada

Fotografía

CNMH

Publicado

19 Ene 2016


Otro hito del proceso de paz

Con la decisión del Gobierno y de las Farc, de crear un mecanismo de monitoreo y verificación del eventual acuerdo del cese el fuego bilateral, ambas delegación dieron otro paso decisivo para lograr el fin del conflicto armado.


Los negociadores oficiales y de la guerrilla, a través del comunicado número 65, indicaron que dicho mecanismo tripartito será verificado por una misión política de las Naciones Unidas (ONU) e integrada por observadores de los países miembros de la Comunidad de estados de Latinoamérica y del Caribe (Celac).

“Hemos decidido crear un mecanismo tripartito de monitoreo y verificación del acuerdo sobre el cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo y la dejación de las armas, que genere confianza y de garantías para su cumplimiento, conformado por el Gobierno de Colombia, por las FARC-EP y por un componente internacional, quien preside y  coordina el mecanismo en todas sus instancias, dirime controversias, realiza recomendaciones y presenta informes,  y que iniciará sus labores una vez se haya llegado a ese acuerdo. Respecto a la  dejación de las armas el mismo componente internacional la verificará en los términos y con las debidas garantías que se establecerán en los protocolos del acuerdo”.

Tanto el Gobierno como las Farc le solicitaron a la ONU la creación desde ya de dicha misión política, que tendría un periodo de 12 meses de funcionamiento, prorrogables.

A propósito, Humberto de la Calle, jefe negociador del Gobierno, indicó que dicho acuerdo “es una muestra de la decisión política que acompaña al Gobierno y a las Farc de terminar de verdad este conflicto… Lo de hoy no es sólo el inicio de un trámite internacional, es una inequívoca muestra del deseo de finalizar la confrontación”.

A su vez las Farc afirmaron que “constituye una fuerte señal y una feliz premonición de que el proceso de paz de Colombia se encamina inexorablemente hacia la terminación del más largo conflicto del continente”.

La meta para la terminación del conflicto armado con las Farc sigue siendo el 23 de marzo; es difícil llegar a feliz término en esa fecha pero ambas delegaciones caminan, a paso firme, para lograrlo en el primer semestre de 2016. 

Los 13 hitos de los diálogos

  1. Acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, del 26 de agosto de 2012.
  2. Acuerdo: política de desarrollo agrario integral, del 26 de mayo de 2013 (primer punto de la agenda).
  3. Acuerdo: participación política, del 6 de noviembre de 2013 (segundo punto de la agenda).
  4. Acuerdo: solución al problema de las drogas ilícitas del 16 de mayo de 2014 (cuarto punto de la agenda)
  5. Declaración de principios para la discusión del punto 5 de la agenda: Víctimas (10 principios, se crean las comisiones de fin del conflicto y género y la comisión histórica del conflicto y sus víctimas), 7 de junio de 2014.
  6. Informe de la comisión histórica del conflicto y sus víctimas, 10 de febrero de 2015.
  7. Acuerdo sobre desminado, 7 de marzo de 2015.
  8. Comisión para el esclarecimiento de la verdad, la convivencia y la no repetición, 4 de junio de 2015.
  9. Acuerdo de justicia (punto de Víctimas, quinto en la agenda), del 23 de septiembre de 2015.
  10. Medidas inmediatas de construcción de confianza que contribuya a la búsqueda, ubicación, identificación y entrega digna de restos de personas dadas por desaparecidas en contexto y en razón del conflicto armado, del 17 de octubre de 2015.
  11. Acto de reconocimiento de responsabilidad y petición de perdón de las Farc a las víctimas de Bojayá, 6 de diciembre de 2015.
  12. Acuerdo sobre las Víctimas del Conflicto: “Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición”, incluyendo la Jurisdicción Especial para la Paz; y Compromiso sobre Derechos Humanos, del 15 de diciembre de 2015.
  13. Creación de un mecanismo tripartito de monitoreo y verificación del acuerdo sobre el cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo y la dejación de las armas, del 19 de enero de 2016.
 


Acuerdo, Conflicto Armado, Farc, Gobierno, Paz

Pizarro descansa en un monumento por la paz

Noticia

Autor

Harold García

Fotografía

César Romero para el CNMH

Publicado

27 Abr 2015


Pizarro descansa en un monumento por la paz

 

El hombre, de unos 60 años, sobresalía entre la gente a pesar de su poca estatura, algo lo hacía grande: tenía una bandera inmensa -cualquiera allí presente desearía cargarla- que ondeaba de lado a lado como las olas del mar, iba y venía al ritmo suave de la brisa bogotana. Los colores rojo, blanco y azul, con la escritura M19 en el centro, flotaban en el cielo el pasado 26 de abril en el Cementerio Central de Bogotá. Todos los asistentes a la inhumación de un “héroe”, Carlos Pizarro Leongómez, como lo llamó el senador Antonio Navarro, eran simpatizantes de este grupo guerrillero que le apostó a la paz.

Pizarro es un apellido que se ha transformado en símbolo de resistencia, lucha y paz. Ese es el apellido de María José, la hija menor de Carlos, el hombre que hace 25 años, como jefe del M19, decidió dejar las armas para firmar el primer proceso exitoso de paz en Colombia. Sin embargo, 40 días después, y siendo candidato presidencial, fue asesinado: “no podemos tener control sobre cada uno de los millones de colombianos”, explicó en su momento el presidente Virgilio Barco al referirse que el entonces candidato presidencial por la Alianza Democrática M19, debió prestar más atención a las noticias del país y no salir a las calles arriesgando su vida. 

El pasado domingo 26 de abril, a las 12:20 p.m., María José Pizarro entró al Cementerio Central con su hermana María del Mar, cargaban un ataúd pequeño de color oscuro. Llevaban blusas blancas, jeans y caminaron con firmeza. Un cordón de seguridad les permitía moverse entre la gente, unas 300 personas que gritaban “Pizarro presente, presente, presente”. Hace 25 años fueron miles los que llegaron hasta aquí, llenos de rabia y dolor por la muerte del líder político. 

María José recuerda que el día más horrible de su vida fue cuando mataron a su padre; ella era una niña que lloraba desconsolada frente al féretro, sentía que le arrancaban su vida. “No me atrevo a dejarlo ir”, expresa en su película “Pizarro”, al hablar sobre la fuerte unión que existe entre los dos. 

María José llegó del exilio decidida a encontrar la verdad acerca del asesinato de su padre. Por eso el año pasado se realizó la exhumación del cadáver de Carlos Pizarro con apoyo de la Fiscalía, a la espera de que avance la investigación ya que el caso se encuentra en total impunidad; y pese a que fue declarado crimen de lesa humanidad aún no existe alguien juzgado. 

El dictamen de la Fiscalía arrojó inconsistencias graves en el asesinato del sicario del padre de María José, a quien también se le practicó la necropsia. El estudio fortalece las declaraciones de los testigos quienes afirman que Gerardo Gutiérrez, el sicario, después de arremeter contra Pizarro se rindió y tras estar detenido en el piso del avión, uno de los escoltas del DAS le disparó al joven desarmado.

“En el infinito también existiremos”

María José se acercó al micrófono sobre una tarima instalada en el cementerio, dio las gracias a los presentes recordándoles, al igual que su padre, que no acepta otro camino que el de la paz: “un camino con verdad, justicia, una paz en la que los colombianos puedan ser partícipes directos del futuro que se quiere en el país, de la sociedad que queremos para nuestros hijos”, dijo con voz pausada. 

Y es que en el emotivo sepelio de Carlos Pizarro, se recordaron los nombres de decenas de hombres y mujeres asesinados y desaparecidos a lo largo del conflicto armado. Nombres de colombianos, historias que no se olvidan. “El cambio está en manos de ustedes muchachos, que los sueños de millones de colombianos sean realidad”, recalcó el senador Antonio Navarro, antes de que empezara el acto conmemorativo a cargo de Agroarte, un colectivo juvenil que vino desde Medellín para acompañar a la familia Pizarro. 

Ellos hablaron desde las plantas de la memoria, hablaron de la muerte a través de la vida, de una planta que representa las personas, “esas que han caído a lo largo de estas violencias”. Esa fue la reflexión de Aka, líder de este grupo, en ese espacio para encontrase a través de la historia para entender que en un cementerio no hay buenos ni malos: “solo personas habitando y construyendo la historia, un espacio de dialogo y unión”, expresó Wilmar Botina, integrante de Agroarte. 

En este acto simbólico apoyado por la Unidad de Víctimas, Centro de Memoria Paz y Reconciliación, La Fiscalia y el Centro Nacional de Memoria Histórica, se reconstruyó la tumba de Carlos Pizarro, ahora con baldosas verdes y oscuras en forma de pirámide, decorada alrededor con más de 10 plantas sembradas por Agroarte que representan diferentes víctimas del conflicto, un monumento a la paz y a la vida. “Así se merece que sea la tumba del precursor de la paz contemporánea en América latina”, dijo Navarro, quien no dudó en hacer un llamado al gobierno de Juan Manuel Santos, al recordarle que “cumpla el compromiso de hacer un monumento a la paz de Colombia con el acero de las armas del M-19”.

Antes de salir del cementerio, el viejo que ondeaba la bandera grande del M19 se despidió con abrazos de un par de compañeros, otros viejos que no olvidan a Pizarro y la apuesta de paz del eme, como María José, que tampoco olvida, que busca la verdad, la justicia, y que se preserve la lucha que dio su padre por la reconciliación de los colombianos

 


Monumento, Paz, Pizarro

Museos Escolares de la Memoria en la Filbo 2015

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

Ayda Martínez

Publicado

27 Abr 2015


Museos Escolares de la Memoria en la Filbo 2015

Un recorrido entre objetos atemporales, vigentes y reflexivos, como cabos sueltos, permiten a los asistentes encontrar el hilo conductor de una historia del conflicto armado colombiano.


“Relatos de memoria” es una especie de cristal para ver el punto de vista de los jóvenes sobre lo que entienden del conflicto armado. La propuesta del departamento de sociales del colegio Los Nogales y la alianza educativa a través del colegio La Giralda, apoyado por la Dirección de Museo del Centro Nacional de Memoria Histórica, busca generar herramientas para la comprensión y toma de conciencia de los estudiantes de cualquier colegio del país, acerca del impacto del conflicto armado en cada colombiano y en la sociedad en general.

A partir del acercamiento a víctimas del conflicto, los estudiantes reconstruyeron sus historias de vida y recuperaron un objeto significativo que representa la experiencia de su entrevistado. Con la información recopilada y con los objetos recogidos se llevó a cabo el montaje de la exposición itinerante en los dos colegios de manera paralela. Y ahora la instalación está en nuestro stand, en la Feria del Libro de Bogotá, en el pabellón 6, segundo piso.

De esta manera, desde el aula los estudiantes construyen memoria histórica involucrando a docentes, estudiantes, familiares y amigos, haciendo que la reflexión frente al conflicto armado se desligue del texto escolar y permee la vida cotidiana de los participantes. Así, los estudiantes comprenden el conflicto armado desde el impacto que ha causado en la población civil y se convierten en agentes de paz al ser investigadores y constructores de memoria histórica.

“Relatos de Memoria” es una iniciativa del proyecto Museos Escolares de la Memoria (MEMO), ganador de uno de los incentivos a Exposiciones Itinerantes/Prácticas Museológicas de la II Convocatoria Nacional de Propuestas Artísticas y Culturales de Memoria realizada en 2014 por el Centro Nacional de Memoria Histórica.

Cómo participar

En el marco de la exposición, el CNMH ha diseñado una serie de actividades que incluyen la inauguración de la exposición,  visitas comentadas, así como talleres de cómics, escritura y juguetes.

Las  instituciones académicas que estén interesadas en asistir deben realizar previa inscripción antes del 28 de Abril detallando el día y hora de su participación escribiendo al correo: museodelamemoria@centrodememoriahistorica.gov.co.

Por tanto esta exposición itinerante es un referente de gran interés para aquellos interesados en conocer pedagogías creativas para abordar la comprensión y la motivación hacia la memoria histórica entre los jóvenes.

INAUGURACIÓN

  • Fecha: MIÉRCOLES 29 DE ABRIL
  • Hora: 11: 00a.m. A 12: 00 m.
  • Lugar: Santd CNMH – Pabellón 6 / piso 2 FILBO

Visitas comentadas a la exposición:

  • Destinatarios: grupos escolares o familiares
  • Fecha: del miércoles 22 de abril al lunes 4 de mayo
  • Horarios: de 10:00 a.m. a 6:00 p.m.
  • Duración: 1 hora

Taller de Juguetes

El taller toma como base de inspiración el relato de las víctimas para motivar la construcción de juguetes o artefactos de manera grupal. Los participantes reflexionarán sobre las emociones y los objetos asociados a las historias de vida compartidas y a partir de ellos, construyen con diferentes materiales un objeto imaginario que dé cuenta de las mismas.

  • Destinatarios: grupos escolares
  • Fecha: 1 Mayo
  • Horarios: de 11:00 a.m. a 1:00 p.m.
  • Duración: 2 horas
  • Cupo: 20 personas

Procedimiento: Reservar cupos de taller en el correo:

museodelamemoria@centrodememoriahistorica.gov.co

 


Educación, FILBo, Museo de Memoria de Colombia

No te pierdas nuestra segunda semana en la Filbo

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

27 Abr 2015


No te pierdas nuestra segunda semana en la Filbo

El interés de los colombianos por la memoria histórica crece. Alrededor de cinco mil personas, que han disfrutado de la edición número 28 de la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo), se han acercado en esta primera semana al stand del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), ubicado en el pabellón 6 piso 2.


Y no es para menos, además de la entrega gratuita de unas tres mil publicaciones de los diferentes informes y resúmenes producidos por el CNMH, los visitantes se han acercado de una manera diferente a la comprensión del conflicto gracias a la exposición “Archivos de un presente”, una instalación de la artista francesa Catherine Poncin, así como a los Museos Escolares de la Memoria, una mirada al conflicto a través de las víctimas.

En esta primera semana de Feria, funcionarios del CNMH han entregado cerca de dos mil ejemplares de su revista Conmemora y han atendido a miles de colombianos que quieren conocer más del conflicto, y la resistencia de las víctimas, a través de actividades como el lanzamiento de los resúmenes de cinco informes de memoria histórica, talleres de memoria y conversatorios a propósito de la proyección del documental “No hubo tiempo para la tristeza”.

En la última semana de feria el CNMH continuará con diferentes actividades que buscan que los visitantes conozcan las causas y efectos de las acciones armadas para que no se repitan nunca más y participen en la construcción de paz y reconciliación en el país.

En el cierre de la participación, por segundo año consecutivo, del CNMH en la Filbo, se hará el lanzamiento de la serie radial La Vida Cuenta en braille, al igual que el libro “¡Basta Ya!Colombia: Memorias de Guerra y Dignidad” en las versiones de braille y macrocaracteres, y el libro hablado para las personas con discapacidad visual.

Nuestra programación.

Stand del CNMH, pabellón6, segundo piso. 
  • El taller de Memoria Histórica “Espacio: tejer la memoria” y el foro “Los archivos periodísticos como archivos para la paz” este martes (28 de abril). 
  • La lectura al oído de fragmentos de textos o poemas alrededor de la memoria a través de los “Susurradores de la memoria”.
  • Este miércoles (29 de abril) no se pierda la apertura de la exposición “Relatos de memoria, reconstrucción de un futuro para la paz” de los Museos Escolares de la Memoria, así como el conversatorio “Escribiendo la Memoria: encuentro nacional de creación literaria y gráfica”.
  • La presentación de “Memorias, Territorio y Luchas Campesinas. Aportes metodológicos para la caracterización del sujeto y el daño colectivo con población campesina en la regióncaribe desde la perspectiva de memoria histórica”, el jueves (30 de abril).
  • Las proyecciones de documentales sobre temas de memoria histórica, así como los talleres, es para todo el público. Seguiremos con la entrega gratuita de nuestras investigaciones.
 


FILBo, Memoria Histórica, Semana

Memorias del escritorio de una periodista

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

28 Abr 2015


Memorias del escritorio de una periodista

Gina Morello es la presidenta de Consejo de Redacción, una organización que promueve el periodismo de investigación en Colombia. Es editora de la Unidad de Datos del diario El Tiempo y escritora del libro ‘La ruta del despojo’. En medio de su carrera periodística ha sido una gran usuaria y productora de archivos de derechos humanos, por eso nos acompañará hoy a las 6:00 p.m. en el conversatorio ‘Archivos periodísticos, archivos para la paz’, que se llevará a cabo en la Filbo 2015 (Segundo piso del pabellón 6).


 En esta entrevista nos adelantó de lo que hablará esta tarde.

En medio de su carrera periodística ¿alguna víctima la ha buscado porque necesita una de las notas que usted escribió o de los archivos con los que las sustentó?

“Sí, muchas veces, tanto que en El Meridiano de Córdoba, donde trabajé por más de 16 años, me llamaban ‘la periodista que habla con las víctimas’.

Es que más de una vez me pasó que yo veía que a las víctimas les faltaba algún papel y yo se los ayudaba a conseguir. Una vez me encontré con el caso de un hombre que fue asesinado y que dejó 14 hijos. Ellos me decían que eran dueños de unas tierras pero que los papeles estaban en Turbo y que ellos no se podían aparecer por allá. Entonces fui hasta Turbo y se los conseguí y les expliqué qué tenían que hacer para lograr la restitución de sus tierras. Armé con ellos unas pequeñas fichas para que ellos comprendieran y me fui para mi casa. Al día siguiente me di cuenta, “¡miércoles!, necesito esos documentos porque esa es la historia.

También han buscado mis archivos los profesores y estudiantes que se constituyeron como víctimas en la Universidad de Córdoba, y unas comunidades en Valencia, que buscaban toda la relación de propiedad de la hacienda Las Tangas (base paramilitar de los hermanos Castaño Gil en Córdoba), yo tenía ese documento entre mis archivos”.

¿Y cómo es su archivo?

“Antes eran varias cajas de cartón sin ningún orden, pero del 2004 para acá, que empecé a investigar para mi libro, decidí ponerles orden. Tengo mis archivos en carpetas ordenadas por temas y guardados en varios muebles en Montería. Allí hay información de algunos casos de despojo de tierras en Córdoba, sentencias, contratos, el historial de los registros de propiedad de algunas tierras, casetes con entrevistas, etc.

Alguna parte ya la tengo escaneada y en la nube. Allí tengo unas fichas descriptivas que me permiten buscar fácilmente información. Por eso, a veces todavía me llaman de El Meridiano a preguntarme por documentos”.

Pero muy pocos periodistas son tan ordenados con sus archivos…

“Sí, es una obsesión que tengo. Muchas veces mis compañeros me miraban y me decían ‘¡estás loca!’, y yo les respondía: ‘esto me facilita la vida’. Es que son muchos años de reportería que no se pueden perder. Y como yo, hay muchos otros periodistas que tienen mucha información guardada en sus escritorios…”

¿Y qué tan factible ve que los periodistas compartan sus archivos?

“Es una tarea dura en Colombia. Es que a nosotros los egos nos matan, es necesaria una labor de convencimiento. Una buena forma sería ofreciéndoles ayuda para organizar sus archivos”.

El tema es complicado, fíjese que entidades como la Biblioteca Nacional no se atreven a digitalizar los archivos de la prensa reciente porque está protegida por Derechos de Autor y es una lástima porque víctimas de todo el país podrían beneficiarse de que esta información fuera de acceso masivo… ¿qué piensa usted de eso?

“Pienso que si uno decide ser periodista es porque uno desea acercarse a las personas de una manera transparente y trabajar con un bien público. El periodismo es un bien público y tiene una responsabilidad con la sociedad y con la historia, eso no puede irse a un lugar con candado al que acceder tenga un precio”.

¿Cree que los medios se podrían beneficiar si abrieran sus archivos para la consulta masiva?

“Yo creo que sí, y si pensáramos un proyecto, así como una gran hemeroteca digital de Colombia, sería maravilloso y podría estar integrado a la Ley de acceso a la información. Cuando una persona quiere contextualizar un hecho, ¿qué es lo primero que hace?: Va a los archivos de los medios de comunicación, pero a veces acceder a estos es complicadísimo.

Los medios no pueden olvidar que se deben al público que los consume.  Yo tengo la teoría de que para sobrevivir a este mercado tan cambiante, los medios tienen que pensar cómo le ayudan a los ciudadanos. En mi opinión la forma de ayudarles es haciendo un periodismo que les explique cosas, y un periodismo al cual puedan tener acceso”.

Los otros ponentes del conversatorio serán:

Carolina Botero. Experta en acceso a la información. Dirige el grupo de trabajo en Derecho, Internet y Sociedad de la Fundación Karisma y es co-líder de Creative Commons en Colombia. Abogada con maestrías en Derecho Internacional y de la cooperación y en Derecho de comercio y la contratación.

Luis Rodolfo Escobedo. Asesor del Observatorio Nacional de Memoria y Conflicto del CNMH. Licenciado en ciencia política con diploma de estudios avanzados en sociología. Ha sido consultor del entonces Observatorio del Programa Presidencial de derechos humanos y Derecho Internacional Humanitario (hoy Consejería Presidencial), consultor de la Subdirección de Prevención y Atención de Emergencias de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas  y del Centro de Estudios y Análisis en convivencia y seguridad ciudadana de la Alcaldía de Bogotá. También ha sido consultor externo en la Fundación Ideas para la Paz.

Gloria Castrillón. Periodista con estudios de maestría en asuntos internacionales y resolución de conflictos. Es editora de investigaciones de la revista Cromos, con 20 años de experiencia en medios escritos y online. Se ha dedicado en los últimos años al cubrimiento del conflicto armado y las negociaciones de paz con las Farc, el Eln y las Auc.

La moderación estará a cargo de Álvaro Sierra, periodista, profesor y conferencista en temas de medios, paz, conflicto y drogas ilícitas. Tiene cerca de 30 años de experiencia en cubrimiento y análisis de conflictos armados.

 


CNHM, Memoria, periodista

Segovia también recuerda la masacre de 1996

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

El Colombiano, Medellín, 25 de abril de 1996

Publicado

29 Abr 2015


Segovia también recuerda la masacre de 1996

Segovia, un pequeño pueblo minero, se levanta entre las montañas del Nordeste de Antioquia. En el parque central hay un monumento que rinde homenaje a las víctimas de la masacre del 11 de noviembre de 1988. Sin embargo, su tamaño no parece hacerle justicia a la magnitud de los hechos violentos que ha padecido su población.


La comisión del Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH, llegó el viernes 24 de abril después de cuatro horas de viaje por tierra desde Medellín. El objetivo: asistir y participar en la primera conmemoración de la masacre ocurrida el 22 de abril de 1996.

Los hechos: la masacre de La Paz y El Tigrito, Segovia, 22 de abril de 1996

Con advertencias anónimas de un asesinato masivo, el pueblo de Segovia ya se preparaba para lo peor. Grafitis intimidantes, llamadas amenazadoras, extraños caminando por las calles encapuchados, boletines con advertencias que llegaban debajo de las puertas infundieron terror en la población.
Finalmente, el 22 de abril, a las 2:25 pm, aterrizó en el aeropuerto de Otu una avioneta comercial. Entre sus pasajeros se encontraban seis hombres que llegaban hacer parte del grupo victimario.

El capitán Rodrigo Antonio Cañas Forero, del Ejército Nacional, los esperaba en la pista para recibirlos. Tras mantener unas charlas en la base militar de Otu y en el estadero del aeropuerto, estos seis hombres se reunieron con otros dos que habían llegado, por tierra desde Medellín, en un carro de la empresa Frontino Gold Mines (FGM).

Montados en un campero y después de varios inconvenientes, los ocho hombres llegaron a las 7:40 p.m. al salón de billares Villa Flay ubicado en el barrio La Paz (casco urbano de Segovia). Encapuchados y armados con granadas, pistolas automáticas y revólveres, estos sicarios obligaron a las personas que se encontraban dentro del establecimiento a tenderse en el piso. Acto seguido, los ejecutaron. Solo algunas pocas personas lograron salvarse, pues aprovecharon los cortos momentos en que los victimarios se quedaban sin municiones. Cuando un hombre que se encontraba allí devolvió el fuego, los sicarios abandonaron el lugar.

Pero el terror no acabó. A las 8:00 p.m. el campero se estacionó frente al salón de billares El Paraíso, en el barrio José Antonio Galán (o El Tigrito); los hombres armados descendieron del vehículo para repetir el ataque.  Finalmente, estos ocho asesinos emprendieron la huida por la vía hacia Puerto Berrio dejando una estela de muerte a su paso.

La conmemoración

A las 10 de la mañana del 25 de abril de 2015, víctimas del conflicto armado en Segovia y sus alrededores empezaron a llegar a la Casa de la Cultura del pueblo. Allí, abogados provenientes de Medellín y de Bogotá, invitados por la Asociación de Víctimas y Sobrevivientes del Nordeste Antioqueño, atendieron individualmente a cada una de las familias para escucharlos, resolver sus inquietudes y brindarles una asesoría jurídica de acuerdo con cada caso.

A las 2:30 p.m. se dio inicio formal a la primera conmemoración de la masacre de 1996, 19 años después de los hechos. Luis Fernando Álvarez, director de la Asociación de Víctimas y Sobrevivientes del Nordeste Antioqueño, recordó a los asistentes que allí no solo los convocaba la masacre del 96, sino todas las ocurridas en el pueblo y todas las otras formas de violencia que han llenado de luto y de dolor a Segovia. Además, recalcó que las muertes no fueron aisladas, fueron premeditadas y con ellas se buscó silenciar los proyectos de vida de muchas comunidades y a la oposición política. “Queremos que estos hechos no se vuelvan a repetir en el futuro y podamos vivir sin escuchar el fuego de las metralletas y de los fusiles; que todas las comunidades levanten la memoria en honor de todas las personas que fueron asesinadas”, afirmó.

Cuando Luis Fernando Álvarez finalizó su intervención, la canción “No se puede sepultar la luz” empezó a sonar en el fondo del auditorio. En la pared central, frente a todos los asistentes, los nombres de las víctimas fatales y lesionadas de la masacre de 1996 empezaron a aparecer, uno por uno. Luego, empezaron a pasar lentamente antiguas noticias de prensa sobre los hechos publicados en los periódicos y revistas más importantes del país. El silencio se apoderó del salón.

Al finalizar la canción, Daniel Cabezas, religioso jesuita, se tomó el estrado para recordarles a los asistentes la importancia de seguir creyendo en Dios porque siempre está caminando al lado de cada una de las personas. Pidió recordar a las personas que murieron para decir “No Más” y seguir con la convicción de construir un país mejor.
Acto seguido, el grupo de hip hop, The raza, se subió al escenario. Inspirados en las historias de sus padres y en lo que vivieron desde pequeños, estos chicos nacidos en Segovia aprendieron a plasmar sus angustias, dolores y palabras de protesta en canciones. Además de cantar dos de sus composiciones, invitaron a los asistentes a recordar a las personas que ya no están, pero que nunca se olvidarán.“Memorias de un pueblo” retumbó en el lugar como un homenaje a las víctimas.

Posteriormente Ronald Villamil, investigador del CNMH y relator del informe “Silenciar la democracia. Las masacres de Remedios y Segovia 1982 – 1997”, subió al escenario para presentar la segunda edición de esta importante investigación. Además de agradecer a las personas que hicieron posible la realización de este texto, Villamil enfatizó en las deudas que tiene el Estado con esta comunidad. Asimismo, explicó las novedades que incluye esta segunda edición del informe, entre las que se cuenta la condena al político liberal César Pérez García como determinador y coautor de la masacre de 1988.

Luego, algunas víctimas presentes reclamaron justicia, verdad y reparación, y exigieron que estos hechos no se vuelvan a repetir.

A la salida del evento, todos los asistentes recibieron un ejemplar del texto “Silenciar la democracia”.

 


Conmemoración, Masacre, Segovia

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