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Imágenes y voces del Palacio de Justicia

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

cortesía El Espectador.

Publicado

09 Nov 2015


Imágenes y voces del Palacio de Justicia

Palabras de Gonzalo Sánchez, director del CNMH, en la conmemoración de los 30 años de la toma y retoma del Palacio de Justicia.


La toma y retoma del Palacio de Justicia, ocurridas entre el 6 y el 7 de noviembre de 1985, que se tradujo en violencia, muerte, tortura, dolor y desaparición forzada de personas, debe interpelar al país de múltiples maneras. En primer lugar está la imagen, en segundo lugar está la voz, en tercer lugar están la deuda y el duelo.

En el primer lugar, la imagen histórica de los tanques blindados entrando al Palacio ha quedado en la memoria gráfica de Colombia como signo lúgubre y doloroso. Esa imagen demostró la enorme vulnerabilidad del sistema de justicia en contextos de conflicto armado interno.

La toma, la retoma y la larga historia de ocultamiento e impunidad que vinieron después siguen en el imaginario y en la retina de miles de personas que saben que allí donde los jueces son perseguidos nadie puede dormir tranquilo, pues nadie tiene amparados sus derechos.

Los tanques entrando al Palacio son signo también de las sinsalidas históricas a las que condujo la doctrina de seguridad nacional en lo que atañe a la autonomía militar en el manejo del orden público.

La discrecionalidad en el uso de un poder letal, justificada mediante un ambiguo y a la vez expansivo concepto de enemigo, redujo a la institucionalidad civil a la impotencia y al lamento.

En segundo lugar, y después de la imagen, está la voz del entonces presidente de la Corte Suprema de Justicia, doctor Alfonso Reyes Echandía, llamando como tantos otros a que cese el fuego, a que la palabra y el diálogo pongan límites a los fusiles, a que la ley, por fin, se imponga sobre las balas.

Que esa voz se haya consumido en la enorme pira que el cruce de la violencia construyó para la justicia es doloroso, sí. Pero, al mismo tiempo, que después de 30 años se recuerde y se escuche la voz de “cese del fuego” es esperanzador; es un llamado para que, a pesar de haber fracasado mil veces, se levante de nuevo mil veces el reclamo de sí al futuro, en paz.

Y en tercer lugar, tras la imagen y la voz están la deuda y el duelo. Deuda del país y de las instituciones del Estado con las víctimas de esas 28 horas de barbarie y de eternidad innumerable, de encuentros imposibles, de justicia postergada, de expedientes infinitos.

Deudas de verdad, de justicia, de reparación, de garantías de no repetición. Deudas de reconocimiento de la democracia, de la solidaridad, de la ética. Y duelo para los que murieron y también para aquellos que aún no aparecen.

Entre las imágenes, las voces, las deudas y los duelos y no duelos del Palacio de Justicia persiste el reclamo de reconocimiento largamente esperado frente al Estado colombiano.

Han transcurrido 30 años y aún estamos en la ardua labor de construir la verdad y la justicia, y de encontrar el paradero de por lo menos once víctimas.

El 13 de noviembre de 2013, el Estado colombiano reconoció ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos que “las heridas no han cicatrizado, el dolor por los caídos, la incertidumbre por los desaparecidos siguen vigentes en los corazones de sus familiares”.

Las víctimas directas de la toma y la retoma del Palacio de Justicia fueron quienes murieron violentamente, y también las personas que aún se encuentran desaparecidas y sus familiares. Pero además hubo víctimas indirectas que esta destrucción provocó: las instituciones del Estado y, con ellas, la justicia y la sociedad.

Después de las 28 horas de hoguera en el Palacio y de los 30 años de dificultades para entender lo sucedido, hay una sensación de desprotección de los servidores públicos encargados de ejercer la función judicial. Por eso se vislumbra una necesidad urgente de resarcir la justicia para prepararla mejor para el posconflicto. Lo señalamos en el informe de la Rochela, una masacre contra operadores judiciales que a su vez investigaban otros hechos criminales. Advertimos allí las dimensiones que a escala nacional había tenido la violencia sobre el aparato judicial.

En Colombia las cifras de las tres últimas décadas son inquietantes: el Grupo de Memoria Histórica documentó hechos de violencia contra 1.487 funcionarios judiciales entre enero de 1979 y diciembre de 2009, lo que equivale a decir que aproximadamente cada semana era atacado por parte de los actores vinculados al conflicto armado un funcionario encargado de impartir justicia y aplicar la ley. Esto no ha cambiado demasiado.

Y las consecuencias de la destrucción en el Palacio, además de afectar a la justicia, vulneraron a la sociedad. Ese daño puede palparse en la persistencia de la impunidad, en las muertes, en las torturas y la desaparición forzada. Este último, un crimen cuyas víctimas no son sólo quienes no aparecen, y quedaron en estado de indefensión, suspendidos en el tiempo, sino sus familiares y la sociedad completa. Por eso encontrar los cuerpos es fundamental, no sólo para hallar la verdad, sino para lograr una parte de la reparación, permitir los duelos, mitigar el dolor y visibilizar la dignidad.

La Unesco acaba de hacer un reconocimiento internacional al declarar como Patrimonio Documental de la Humanidad la larguísima lucha de una madre de un desaparecido y su documentación durante algo más de 30 años. Nosotros como CNMH tenemos cuatro informes sobre la desaparición forzada, a los cuales se agrega el que se refiere a Caquetá:Textos corporales de la crueldad.

Finalmente, frente a la desaparición forzada en Colombia hoy confluyen en el momento político una serie de factores que le dan particular relieve a este doloroso crimen: la creación, en el marco de los acuerdos de La Habana, de una unidad de investigación de la desaparición. Este es un evento inusual: que ambas partes, Estado e insurgencia, acepten la ocurrencia y las responsabilidades por este delito en contra de la humanidad y asuman tareas conjuntas para el esclarecimiento es el comienzo de lo que puede ser un gran logro.

Los eventos conmemorativos del Palacio de Justicia han estado asociados en los últimos días a nuevas evidencias, nuevos hallazgos de cuerpos, nuevas frustraciones por quienes aún no están y nuevas resignificaciones de lo que debería hacerse para encontrarlos. Algunos tienen nuevas verdades, a otros se les deshacen las que tenían. Lo que muestra a la vez las posibilidades y los límites de la investigación forense y judicial.

Otra vez, la imagen y la palabra. Siempre nos surgirá la pregunta, si todos vimos entrar los tanques blindados al Palacio de Justicia y luego expandirse el incendio, o escuchamos por radio la voz desesperada que clamaba por el cese del fuego, ¿por qué no hemos resuelto temas como la verdad y la justicia?

Esa pregunta vuelve a interpelarnos, como al principio de esta presentación… Como personas, como sociedad y como Estado nos interroga: si la impunidad o la incertidumbre se prolongan en un caso como el del Palacio de Justicia, ¿cuántas incertidumbres y cuántas impunidades esperarán verdad en las periferias y en las selvas de Colombia?

Si hay tanto dolor no reconocido, si hay tanta verdad no contada y si hay tanta reparación pendiente, el Estado y la sociedad entera tienen responsabilidades de futuro que asumir. No podemos eludirlas.

Al mismo tiempo, junto al dolor y a las carencias, hay una dimensión de grandeza y generosidad de las víctimas que nunca terminaremos de agradecer: las víctimas del Palacio de Justicia no han cesado su lucha por la verdad y la justicia. Ellas no cesan y al no cesar lo hacen en nombre de todas las víctimas que existen en el país, de todas las víctimas que hay en el mundo, y lo hacen también por todos nosotros.

A las víctimas las acompañamos en este momento de memorias cruzadas y nos volvemos a declarar en deuda con su legado.

Artículo publicado en elEspectador.com

 


Palacio de Justicia, Voces

Festival del MAMBE en el Caquetá

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

09 Nov 2015


Festival del MAMBE en el Caquetá

Entre el 11 y 15 de noviembre se realizará la tercera versión del Festival Internacional Audiovisual MAMBE en el departamento de Caquetá. La propuesta: darle la voz a las víctimas del conflicto armado y resaltar los procesos culturales de las comunidades indígenas.


El documental Cuerpo 36, sobre el informe Textos corporales de la crueldad del CNMH, también se presentará en el festival.

El Festival

El Festival Internacional Audiovisual MAMBE es organizado por una fundación que lleva su mismo nombre. Ésta ha tenido una evolución, pues empezó con un cine club que fue fundado por un grupo de docentes de la Universidad de la Amazonia y posteriormente es tomado por un cuerpo estudiantil quienes se encargaron de darle vida. “Se hizo un esfuerzo por armar un colectivo. Ya no solo se iban a proyectar películas semanalmente, sino que empezamos a realizar un proceso de acompañamiento a las comunidades que iba a desembocar en un festival de cine”, cuenta Jesús Rivera,  representante legal de la fundación.

El nombre del Festival se escogió para resignificar el papel que juega la planta de coca en la cultura ancestral y en la cultura de Colombia. “Nosotros en el Caquetá, al ser puerta de la Amazonía colombiana, tenemos un fuerte contacto con pueblos indígenas y en ese contacto hemos aprendido la historia del mambe”, señala Jesús.  Dice que es una analogía que se hace con lo audiovisual, ya que la coca y el mambe sirven para contar historias y sanar el territorio.

Según sus organizadores, el Festival se diferencia a los del resto del país ya que éste es comunitario. Por eso surge la necesidad de dirigirse a las comunidades y brindarles unas herramientas básicas de producción, dirección, creación de guion, actuación, iluminación, edición; para que a partir de ahí creen historias propias que puedan ser contadas y además para que se asuman como sujetos de derechos.

Todo esto se hace directamente porque las personas lo piden y lo permiten.  Por esto trabajan durante todo el año tratando que la población adolescente y juvenil se vincule a procesos audiovisuales. Precisamente el Festival es un espacio donde se muestra el resultado de ese proceso, donde lo audiovisual entonces es una herramienta para que la comunidad pueda hablar.

El Festival y la Fundación quieren construir identidad, identidad de comunidades que han sido vulneradas por el conflicto armado. “Lo que queremos es darles poder a través de una herramienta audiovisual. Es decirles que ellos también cuentan en un país, es visibilizar a los invisibles, y cuando hacemos esto estamos haciendo paz”, cuenta Andrés Cardona, presidente de la junta directiva.

Versión 2015

En el desarrollo del festival hay talleres para los jóvenes: de fotografía, de manejo de cámara, de actuación y producción. Además este año habrá un curso de cine recursivo con la intención  de que se ruede un documental durante los días del evento.

También hay una proyección de cortos nacionales e internacionales acordes a los cuatro enfoques del Festival (genero, población infantil, medio ambiente y enfoque étnico) y una selección de cortos regionales donde se presentan todos los cortos que se han grabado en el territorio.

Así mismo se realiza una exposición de largometrajes que tengan un tema importante a tratar, pues según sus organizadores es cine para pensar y reflexionar. Este año se presentarán: La tierra y la sombra, El abrazo de la serpiente, Gente de bien y las Tetas de mi Madre.

Entre las novedades de esta versión, es que se por primera vez el Festival se va a descentralizar, pues contará con actividades en el municipio de Doncello, al norte del departamento y en Belén de los Andaquíes, en el sur. La otra, es el concurso de fotografía, el cual es una apuesta para visibilizar a las víctimas, como una estrategia para enaltecer a las personas que han padecido el conflicto armado. También habrá una conferencia con Cesar Oliveros quien presentará su libro: Niños, niñas, conflicto  y cine en Colombia.  

 


Caquetá, Festival, Mambe

Las investigaciones del CNMH ahora en una APP

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

11 Nov 2015


Las investigaciones del CNMH ahora en una APP

A las 10 de la mañana del 2 de mayo de 2002, un cilindro-bomba lanzado por
la antigua guerrilla de las Farc perforó el techo de la iglesia San Pablo
Apóstol, en Bojayá. En el lugar se refugiaban centenares de personas. El
resultado: 79 fallecidas (48 de ellos niños y niñas), alrededor de 100
lesionados, el desplazamiento de 1.744 familias y grandes fracturas sociales.

Las publicaciones del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) ahora podrás llevarlas siempre contigo gracias a Memoriapp [Ver sitio de Memoriapp], la aplicación para teléfonos móviles y tabletas con sistema operativos Android y IOS, que contiene 21 investigaciones sobre casos emblemáticos del conflicto armado colombiano.

¿Cómo nace Memoriapp?

En diciembre de 2014 MinTic realiza en Cartagena ‘Apporta a la paz’, una maratón de desarrollo en la que participaron más de 100 desarrolladores y entidades relacionadas con asuntos de víctimas, actores y posconflicto. De este encuentro nace la idea de crear una aplicación para el CNMH y luego de un año de trabajo con MinTic y Gobierno en Línea,  Memoriapp es ahora una realidad.

“Memoriapp será una herramienta muy útil para acercar, a través de las nuevas tecnologías, la historia del conflicto armado colombiano a las nuevas generaciones. Además, a través de esta aplicación las memorias de las víctimas y resistencia podrán ser conocidas desde cualquier lugar del mundo” expresa Giselly Andrea Mejía, coordinadora del desarrollo de la APP.

Descargar los libros, agregarlos a tu biblioteca de favoritos, resaltar con colores los fragmentos del libro que te parezcan interesantes, agrega Bookmarks para pausar tu lectura, compartir fragmentos interesantes en Facebook o Twitter y busca palabras desconocidas en el diccionario son algunas de las funciones de esta nueva aplicación con la cual desde el CNMH queremos seguir avanzando para que la memoria histórica, las memorias de las víctimas del conflicto armado y sus iniciativas y resistencia puedan ser conocidas por más personas.

A continuación te explicamos paso a paso cómo utilizar Memoriapp.

 

1-     Lo primero que debes hacer es buscar e instalar Memoriapp desde App Store o Google Play.

2-     Luego de descargarla y abrirla, en el extremo superior izquierdo de tu móvil o Tablet está el menú principal, en el cual podrás encontrar la información acerca del CNMH, las colecciones y los informes disponibles para descargar, así como los libros y fragmentos que puedes añadir a tus favoritos.

3-     Al ingresar a la sección Colecciones del menú principal, podrás encontrar los libros que hemos incluido en Memoriapp, entre los cuales se encuentra el informe ¡Basta ya! Colombia: Memorias de guerra y dignidad, al igual que los informes sobre los casos de violencia en Bahía Portete, Bojayá, El Salado, El Placer, Trujillo, Segovia y Remedios, y Comuna 13, entre otros.

4-     A continuación debes seleccionar el libro que quieras leer y aceptar abrirlo en la aplicación.

Una vez abierto podrás agregarlo a los favoritos de tu biblioteca y compartirlo en tus perfiles de Facebook y Twitter, Whatsapp o por correo electrónico. Luego de descargarlo la primera vez, ya no necesitarás acceso a internet para leerlo desde la aplicación.

5-     También podrás poner un Bookmark en alguna página del libro, de este modo quedarán señaladas las páginas que consideres interesantes durante tu lectura o señalarás la última página que leíste, así si quieres hacer un receso empezarás nuevamente desde esta página.

6-     Igualmente, dentro de los informes de Memoriapp podrás seleccionar frases que consideres pertinentes o importantes para recordar, y así tener siempre en el radar cifras, nombres, estadísticas o testimonios que hagan más comprensible la lectura de uno de nuestras investigaciones.

7-     Estos fragmentos seleccionados también podrás agregarlos como favoritos, para acceder a ellos de una manera más sencilla desde el menú principal de la aplicación. Para utilizarlo debes seleccionar la palabra o frase de tu interés y posteriormente presionar el ícono con la estrella en el menú que se abre en la parte superior del texto seleccionado.

8-     Memoriapp también cuenta con un diccionario para consultar las palabras o expresiones que te generen dudas. Para utilizarlo debes seleccionar la palabra y luego presionar en el logo de diccionario (al lado de favorito) que aparece arriba de la palabra escogida.

Sigue estos sencillos pasos y podrás usar Memoriapp, una aplicación que poco a poco estaremos actualizando con nuevos informes, más contenido y más opciones para navegar y conocer la memoria del conflicto armado en Colombia.

 


CNMH, Memoria, Memoriapp

“Marcha de la Luz” Conmemoración – 14 años han pasado

Autor

CNMH

Fotografía

Fundación Sonrisas de Colores

Publicado

27 Feb 2020


“Marcha de la Luz” Conmemoración – 14 años han pasado

El próximo 27 de febrero se conmemoran 14 años de la masacre de los nueve concejales de Rivera, Huila. En la acción, perpetrada por la Columna Móvil Teófilo Forero de las FARC, fueron asesinados: Moisés Ortiz Cabrera, Desiderio Suárez, Aníbal Azuero Paredes, Luis Ernesto Ibarra Ramírez, Jaime Andrés Perdomo Losada, Alfair Arias, Octavio Escobar González, Selfides Miguel Fernández y Héctor Iván Tovar Polania.

Desde 2006, los familiares de las víctimas, bajo el liderazgo de la Fundación Sonrisas de Colores, han hecho invaluables esfuerzos para que la memoria de sus seres queridos no quede en el olvido. Así, cada año han realizado la “Marcha de la Luz”, una caminata a luz de las velas que va más allá del andar colectivo por las calles del municipio y entraña la esperanza de paz de los riverenses y la intención de rendir homenaje y exaltar a quienes fueron asesinados cumpliendo su labor como servidores públicos.

Gracias a su esfuerzo y perseverancia, el caso se ha hecho visible y una delegación de familiares asistió a La Habana, Cuba, durante los diálogos de paz. Igualmente, este hecho de violencia ha sido priorizado para la materialización de medidas de reparación simbólica por parte del Estado.

Así, la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, en alianza con la Embajada de Suecia y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), realizó la producción de un documental sobre este caso, titulado “Nueve ausencias: memoria de un pueblo” en un esfuerzo por acompañar a los familiares en su interés de enaltecer la memoria de los  cabildantes asesinados y evidenciar la resistencia y exigencias de verdad de las familias y la comunidad del municipio de Rivera.

Por su parte, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) priorizó el caso para el desarrollo de una iniciativa de memoria que incluye la elaboración de un informe sobre los hechos, una serie de perfiles biográficos y un cuadro conmemorativo.  

La Comisión de la Verdad, el CNMH, la OIM y la Embajada de Suecia reciben con beneplácito, la invitación de la Fundación Sonrisas de Colores, para participar en la conmemoración “Marcha de la Luz” y para contribuir al derecho a la verdad del que son titulares todas las víctimas del conflicto armado y la sociedad civil en general.

Acompañaremos a las familias y a la comunidad de Rivera durante las actividades de conmemoración que se desarrollarán este año:

  • Rueda de prensa (28 de febrero, 9:00 a.m. en la Casa de la Verdad de Neiva); y
  • Marcha de la Luz, proyección del documental “Nueve ausencias: memoria de un pueblo”, y entrega de cuadros conmemorativos a los familiares de los concejales (sábado 29 de febrero a partir de las 6:00 p.m. Parroquia de la Sagrada Familia y Obelisco “La Recordación”).

Sobre los perfiles biográficos de los nueve concejales de Rivera, Huila (Iniciativa CNMH)

“A través de los perfiles biográficos se busca dignificar la figura de los ediles asesinados y evidenciar las batallas por la memoria que han dado sus familias para que ellos no sean olvidados. Con las voces de sus familiares y amigos más cercanos, se reconstruyó la vida de cada uno de los ediles elegidos para el concejo de Rivera en el periodo legislativo de 2004-2008, historias de vida que procuran humanizar al líder comunitario”. Fragmento de la introducción de la Iniciativa de Perfiles Biográficos Rivera Huila.

Sobre el documental: “Nueve ausencias: memoria de un pueblo”

La producción del documental es un esfuerzo conjunto con las familias que busca contribuir a sensibilizar a las nuevas generaciones sobre la necesidad de construir la paz y ser una pieza pedagógica para que estos hechos nunca más se repitan. El documental será lanzado oficialmente en el marco de la Conmemoración de la Marcha de la Luz, el próximo 29 de febrero en el Parque Central del municipio de Rivera a las 7:00 p.m. Vea el trailer en este enlace.


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Acuerdos de Paz, internacional, inversiones, postconflicto

¡Peñas Coloradas siempre será el presente!

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

Andrés Cardona (2016) Fotógrafo independiente

Publicado

10 May 2016


¡Peñas Coloradas siempre será el presente!

El pasado sábado 23 de abril de 2016, la comunidad de Peñas Coloradas se reunió en Cartagena del Chairá para conmemorar 12 años de su desplazamiento masivo. El Reencuentro Anual contó con la participación del padre Javier Giraldo, representantes del gobierno local y nacional, delegados de diferentes agencias de Naciones Unidas y de organizaciones de la sociedad civil. Esta es una versión desde las víctimas. 


Al norte de Caquetá se ubica el corregimiento de Peñas Coloradas, a orillas del río Caguán. Para llegar allí hay que recorrer cuatro horas en lancha rápida desde la cabecera municipal de Cartagena del Chairá. Para 2004, según registros de los libros de sus juntas de acción comunal, este lugar contaba con dos mil habitantes, y hoy es un pueblo fantasma del corazón de la Amazonía colombiana, donde opera la base militar de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega —una unidad de las Fuerzas Militares de Colombia inaugurada en la primera fase del Plan Colombia—.

Esta región del país vio como en los años ochenta la bonanza cocalera y la falta de oportunidades, crearon las condiciones estructurales para que sus habitantes se dedicaran a la siembra de coca como una alternativa de desarrollo. Se construyeron escuelas, colegios, un centro de salud, un polideportivo, una cancha de futbol, una iglesia, y una plaza de toros que a la vez funcionaba como lugar de encuentro y discusión. “Corrían los años setenta –narra un líder fundador- cuando a Peñas Coloradas llegaron decenas de colonos de diferentes departamentos de Colombia en busca de un mejor futuro. El comercio de pieles, la producción de cacao, caucho y quina fueron algunos de los incentivos de la primera ola de colonización.”

Este hombre, de unos 60 años, hoy desplazado en Villavicencio da detalles del nivel organizativo y de autogestión que se llegó a desarrollar en la comunidad a raíz de la ausencia del Estado y de cómo un operativo militar, la “Operación JM”, desencadenó el desplazamiento masivo de todos los pobladores de este corregimiento. “JM” fue una de las tantas labores militares diseñadas para debilitar la influencia de las Farc, dentro del Plan Patriota, después del fin de los diálogos de paz con el gobierno de Pastrana.

Sin embargo, la comunidad reflexionó durante este reencuentro anual: ¿cuáles fueron los costos en materia de violaciones de derechos humanos e infracciones al derecho internacional humanitario producidos por la “Operación JM” y la respuesta armada de las Farc? ¿Acaso no habría sido posible promover una transición pacífica de la economía cocalera a la economía legal sin necesidad de una operación de tal magnitud?

La toma de Peñas Coloradas es vista como una de las más importantes victorias del Plan Colombia en su lucha contra las Farc, debido a la ubicación estratégica del pueblo en el triángulo compuesto por Meta-Guaviare-Caquetá. Sin embargo, para la población civil el operativo estuvo lejos de ser un gran éxito. Los antiguos habitantes de Peñas Coloradas inscritos en el Registro Único de Víctimas han declarado ante el Ministerio Público por hechos victimizantes y delitos como desplazamiento forzado, tortura, despojo de bienes, lesiones personales, capturas ilegales y homicidio en persona protegida.

Asociado a esto hubo múltiples procesos penales en contra de los habitantes de Peñas Coloradas sindicados por rebelión, durante y después de la Operación JM, los cuales no prosperaron ya que los acusados lograron probar su inocencia y se han iniciado procesos de reparación directa. 

La obra de teatro “Recuerdos” escrita e interpretada por el grupo artístico juvenil Herencia Caqueteña, presentes en el evento, es un testimonio de los acontecimientos vividos durante los días del desplazamiento. La intervención de la representante de la Asociación de Desplazados de Peñas Coloradas y Veredas Circunvecinas fue contundente al pedir en su discurso “un perdón público por parte del gobierno colombiano como medida de reparación simbólica para los sobrevivientes”. Vale la pena recordar que en febrero 15 de 2016, la comunidad de Peñas Coloradas fue reconocida por la Unidad de Víctimas como comunidad sujeto de reparación colectiva.  

 

Durante el evento, tras una invitación a un minuto de silencio por parte del padre Javier Giraldo, y el despliegue de una pancarta con las fotos de los líderes que ya no están en la comunidad, la delegada de la Subdirección de Reparación Colectiva de la Unidad para las Víctimas, Lyda Camacho, explicó a los asistentes el alcance de la reparación colectiva. Así, la comunidad aprovechó el momento para redactar una solicitud formal al Ejército Nacional con el objetivo de que se permita la entrada de un equipo de peritos a la base militar. La Acción de Grupo de Peñas Coloradas se encuentra en estado probatorio pero no ha podido avanzar debido a los múltiples obstáculos que han impedido llevar a cabo una adecuada valoración. El peritaje es esencial para estimar las pérdidas materiales que sufrieron las víctimas con el desplazamiento. 

“Estamos muy alegres por esta resolución pero también expresamos nuestra preocupación por la lentitud en el procesamiento de la Acción de Grupo de Peñas Coloradas instaurada el 21 de abril de 2006 ante el Juzgado Segundo Administrativo del Circuito de Florencia”, dijo un hombre presente en el evento.

En Peñas Coloradas cada casa tenía una historia, cada persona tenía un apodo, cada esquina guardaba un secreto, cada viernes había una fiesta, cada misa tenía un motivo, cada canción tenía un significado, cada chiste tenía su dueño y cada colombiana y colombiano que llegó allí tenía un sueño.  En el momento del desplazamiento no hubo tiempo para la tristeza pero cada año cientos de personas hoy dispersas entre Florencia, Santander de Qulichao, Bogotá, Pitalito, Corinto, Cartagena del Chairá, Santa Rosa de Cabal y Neiva se reúnen en Cartagena del Chairá y en un admirable gesto de valentía le recuerdan a Colombia que “¡Peñas Coloradas nunca será el pasado y siempre será el presente!”

 


Caquetá, Desaparición Forzada. Caquetá, Peñas coloradas

Desafíos para la transición y el posconflicto

Noticia

Autor

Ayda Martínez, periodista del CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

10 May 2016


Desafíos para la transición y el posconflicto

Las tareas para el posconflicto son amplias y diversas para construir una paz estable y duradera. Pasan desde la solución a problemas como los rezagos del paramilitarismo, las redes delincuenciales y el peso de las economías ilegales, hasta las circunstancias de violencia sistemática, con expresiones sociopolíticas en amplias zonas rurales.


Se trata de algunas de las respuestas a la pregunta ¿qué transformaciones sociales e institucionales se requieren para la sostenibilidad de un escenario de posacuerdos?, planteado por un conversatorio realizado en la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP) el pasado viernes.

Marco Alberto Romero Silva, director de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (CODHES); Maria Consuelo del Rio Mantilla, directora Nacional de Promoción y Divulgación de Derechos Humanos de la Defensoría del Pueblo; Álvaro Villarraga Sarmiento, director de Acuerdos de la Verdad del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH); y Katherine Paola Herrera Moreno, subdirectora de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas (UARIV) intentaron responder a esta inquietud de cara a los acuerdos de paz que avanzan en La Habana.

“Es esencial que exista una convergencia histórica entre el proceso por terminarse con las Farc y el proceso que inicia con el Eln”, aseguró Villarraga Sarmiento, quien recalcó la importancia de la academia para el posconflicto al afirmar que las universidades tienen la responsabilidad de actualizarse, dado que existen notorios atrasos en los programas académicos e investigaciones en relación al conflicto armado colombiano.

“Cuando se habla del papel de la academia, se habla del papel de la educación. Es indispensable una educación transformadora basada en los derechos humanos. Este es un discurso que las instituciones usan con frecuencia, pero seguirá siendo un discurso vacío de contenido si no adopta una posición transformadora que parte desde las comunidades en los territorios”, agregó la representante de la Defensoría del Pueblo.

Por su parte, Herrera Moreno reconoció que frente al posible aumento del universo de víctimas se prevé un desafío para la UARIV, aunque reprochó que los cambios de gobierno sean un obstáculo para  la coyuntura con las diferentes entidades estatales a cargo del seguimiento de las políticas de víctimas, desconociendo que este asunto debería ser una política de Estado.

“El principal de los retos es la articulación entre la política de víctimas, y las políticas que se van a derivar de los acuerdos en La Habana. Para ello se necesita la coordinación institucional”, concluyó.

A su turno, el director del CODHES sugirió que las organizaciones defensoras de derechos humanos, de cara al posconflicto, deberían incursionar en una dinámica de cambio. “Este país está acostumbrado a una anormalidad de arbitrariedad, de violencia, de guerra. Y lo ideal es que haya una normalidad de civilidad, de democracia, de equidad, de respeto a la diversidad cultural, de pluralidad política. Pero esas son cosas exóticas para esta sociedad. Tenemos que ser capaces de ir de la lógica de la crisis humanitaria a la sociedad de derechos”. 

 


Desafíos, posconflicto

50 historias para hacer memoria

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

12 May 2016


50 historias para hacer memoria

Este jueves 12 de mayo inicia el ciclo de cine “Memoria visual del conflicto armado en Colombia” en el Cineclub de la Universidad Central, que pretende hacer una retrospectiva de las casi cinco décadas de conflicto armado en Colombia a través de 50 obras cinematográficas –noticieros, reportajes, materiales de archivo, documentales, cortos y largometrajes de ficción–, que van de 1946 a 2016.


Entre estas proyecciones, que buscan dar a conocer la realidad de esta nación, estarán presentes tres producciones audiovisuales del Centro Nacional de Memoria Histórica, las cuales desean crear imágenes para la memoria y la reparación simbólica de las víctimas.

PUEBLO SIN TIERRA

Sábado 14 Mayo

6:30 p.m.

Corto documental animado que retrata la problemática de millones de colombianos que han tenido que dejar su lugar de origen y muchas de sus pertenencias a causa del conflicto armado.

A través de técnicas de animación ilustradas se exponen dos de los factores más comunes que han obligado a los campesinos a vivir el drama del desplazamiento forzado, mostrando además como se transforma la cotidianidad por completo, cuando de repente se debe empezar a construir la vida desde cero.

NO HUBO TIEMPO PARA LA TRISTEZA

Martes 17 de Mayo

2:30 p.m.

 

 

En una Colombia donde el conflicto ha tenido lugar por más de 50 años, las víctimas son muchas y cada una tiene su propia historia de dolor, muerte y resistencia. Este documental le da lugar a estos relatos,  contando además por qué Colombia ha sido escenario de guerra y cómo los ciudadanos han sobrevivido a este largo periodo de violencia.

La narración de esta pieza comunicativa se refiere a los hallazgos del informe ¡Basta ya! Colombia. Memorias de guerra y dignidad, elaborado por el Centro Nacional de Memoria Histórica, y presenta a hombres y mujeres desde La Chorrera, Bojayá, San Carlos, las orillas del río Carare, Valle Encantado y Medellín, quienes relatan que las atrocidades de las que ellos fueron testigos no deberían repetirse.

CUERPO 36

Martes 17 de Mayo

5:30 p.m.

 

 

En una inspección en Belén de los Ardaquies en el año 2012, una comisión de la fiscalía exhumó 36 cuerpos de personas asesinadas en las llamadas “escuelas de la muerte” de los paramilitares. Pero la historia del cuerpo 36 fue distinta desde el inicio, se encontró enterrado lejos de los otros 35 y hoy 13 años después, es el único de ese grupo que continua perdido en el cementerio de Florencia Caquetá, en un mar de restos no identificados.

 


50, Bibliotecas con Memoria, Historia, Memoria

Víctimas de Puerto Boyacá contribuyen a la verdad

Noticia

Autor

Juan Alberto Gómez

Fotografía

Juan Alberto Gómez

Publicado

13 May 2016


Víctimas de Puerto Boyacá contribuyen a la verdad

El sábado 30 de abril, 16 víctimas del conflicto armado de Puerto Boyacá participaron del primer taller de memoria histórica dentro del proceso comunitario de contribuciones voluntarias, que aportan a la construcción del informe sobre la estructura paramilitar de las autodefensas campesinas de Puerto Boyacá (ACPB).


Las víctimas de Puerto Boyacá le dijeron sí a la iniciativa de aportar a la verdad. Una respuesta que se expresa en una sílaba, pero que no resulta nada fácil para quienes les ha tocado inscribir verdades en sus propios cuerpos con sentimientos de profundo dolor, rabia, impotencia y miedo.  “Mi marido pasó por un lado de mi casa y ni siquiera me di cuenta”, expresa una de ellas, aclarando que su casa se ubica a orillas del río Magdalena por donde bajó el cuerpo desmembrado de su esposo, luego de ser retenido por hombres de la ACPB. Su caso es uno de los que cita la sentencia del Tribunal Superior de Bogotá contra Arnubio Triana Mahecha, alias Botalón, comandante de esta estructura paramilitar desde el año de 1994 hasta su desmovilización en la vereda El Marfil en enero de 2006 con 742 hombres. 

Y es precisamente la vereda El Marfil, la que mencionaron los participantes en el taller como la más productiva cuando sacaban al pueblo maíz, yuca, papa, plátano, incluso arroz, sorgo o cacao antes de que se impusiera la ganadería y los cultivos de coca. Del corregimiento Puerto Romero se recordó su colonización cuando las familias abrían pequeños claros en las selvas, a los que llamaban sementeras, sostenidos en la ilusión de haber encontrado tierra nueva para sembrar. La misma ilusión de trabajo y tierra que animó a tantos colonos que llegaron a este territorio, donde luego nació Puerto Boyacá, que también ha sido un triste protagonista de una guerra de más de cinco décadas.

En esa misma dinámica de relatar su territorio y su propia experiencia, las víctimas aportaron a la construcción de una línea de tiempo que servirá de insumo para ofrecer comprensiones acerca del impacto del conflicto armado en este sector del Magdalena Medio. 

 


Comisión de la Verdad, Puerto Boyacá, Verdad, Víctimas

Procesos de DDR deben ser ajustados a los actores armados

Noticia

Autor

Ayda Martínez, periodista del CNMH.

Fotografía

CNMH

Publicado

13 May 2016


Procesos de DDR deben ser ajustados a los actores armados

De acuerdo con la experiencia colombiana, los procesos de reintegración deben ajustarse a los actores, el contexto y las dinámicas del grupo, por lo que no es lo mismo pensar en un proceso de Desmovilización, Desarme y Reintegración (DDR) igual para las Farc y el ELN.


Durante el conversatorio “Qué pasó en el Magdalena después de la desmovilización de las AUC”, realizado en el hotel Santa Marta Real para presentar el informe del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) sobre el tema, “Desmovilización y reintegración paramilitar. Panorama posacuerdos con las AUC”, varios invitados consideraron que 25 años de experiencia brindan las bases para futuros procesos, aunque deben ser adaptados de acuerdo con los grupos que negocien procesos de paz con el Gobierno.

Para José Nicolás Wild, coordinador regional en Magdalena de la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR), hay aprendizajes que no se deben perder de vista y es claro que en la aplicación de los procesos de reintegración se dependen en gran medida de las necesidades de los actores. 

“Hay alta capacidad de adaptación pues hoy hay elementos como la salud mental, la multimodalidad en la intervención, los enfoques de género, edad y etnia, entre otros que se han agregado al proceso. Sigue siendo un reto la reintegración política que tendrá que salir a la luz”, expresó. 

El director de Acuerdos de la Verdad del CNMH, Álvaro Villarraga, destacó que hoy en día la sociedad colombiana está lista para realizar verdaderos procesos de reintegración de las personas que empiecen este tipo de procesos. Lamentó que “la economía ilegal siga siendo puntal para estos grupos posdesmovilizados, al igual que su instrumentalización por parte de élites políticas regionales que intentan conservar el poder”.

Eduardo Forero, de la universidad del Magdalena, destacó la preocupación generalizada en torno a la reincidencia de las personas desmovilizadas y su continuidad. “Eso puede frustrar el proceso con las Farc. No hemos terminado el proceso con las AUC y no se han generado medidas más eficaces”. 

“La academia tiene que atender la articulación de políticas públicas más orgánicas y ser activa en la construcción y seguimiento de esas políticas, cerrar el círculo fragmentando entre la sociedad, el Estado y la academia, y dedicar más tiempo al desarrollo de políticas propias”, agregó Forero al referirse al papel de la academia en el actual contexto de construcción de paz.

El coordinador regional de la DAV, Juan Vicente Medina, destacó que avanza la construcción de verdad no judicial en el departamento gracias a la implementación del Mecanismo de Contribución a la Verdad con 570 excombatientes de los Bloques Norte y Tayrona, principalmente.

 


Actores armados, Conflicto Armado, DDR, Proceso de Paz, Víctimas

Lanzamiento de nuevo informe: Derecho a la justicia

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

13 May 2016


Lanzamiento de nuevo informe: Derecho a la justicia

El lanzamiento del informe El derecho a la justicia como garantía de no repetición se llevará a cabo el 17 de mayo a las 9:00 a.m. en el auditorio D-200 de la Universidad Externado de Colombia


El derecho a la justicia como garantía de no repetición, la nueva investigación del Centro Nacional de Memoria Histórica, presenta el panorama de las víctimas de este país en la búsqueda de la justicia. Indaga, desde la experiencia de las víctimas, las organizaciones sociales y de derechos humanos cómo ha sido la relación entre estas luchas por la justicia y las respuestas judiciales.

El informe hace mención de ciertos factores que se constituyen en brechas grandes y complejas que, en muchos casos, impiden dar cuenta de una experiencia de reconocimiento, como por ejemplo: el lenguaje en que se consolida todo el modelo de administración de justicia que inicia desde la forma en que se redactan las normas; la manera como se construyen las decisiones judiciales; la forma como se las comunica a los destinatarios; las lógicas de la estructura del proceso judicial en tiempos, momentos y expectativas que no coinciden con las de las víctimas; la distancia física de las autoridades judiciales, unida a la precariedad de recursos y las dificultades de tiempos de las víctimas, entre otras. 

El deber que tiene el Estado y sus autoridades de satisfacer el derecho a la justicia de las víctimas mediante procedimientos que conduzcan al esclarecimiento de los hechos, la identificación, investigación, juzgamiento y sanción de los responsables, es la premisa sobre la que se centra esta investigación del CNMH para presentar algunas de las respuesta que ha dado el Estado colombiano a quienes han sido víctimas de graves violaciones a los derechos humanos. 

Aunque el Estado ha ido incorporando diversos mecanismos e instrumentos que en ocasiones han hecho frente a las demandas de las víctimas y sus familiares y ha mostrado resultados positivos cuando se trata de sancionar a los responsables, continúa siendo insuficiente para las víctimas quienes, en su mayoría, han estado excluidas y marginadas del proceso que lleva a esos resultados. Es por ese motivo que las decisiones no dan respuestas a preguntas y expectativas centrales que las víctimas tienen en la búsqueda de justicia: ¿por qué?, ¿dónde está? 

El informe está dividido en dos volúmenes. El primero, ‘Graves violaciones de derechos humanos: luchas sociales y cambios normativos e institucionales 1985 – 2012’, reconstruye la historia de la lucha de los movimientos sociales y de víctimas por la defensa de los derechos humanos y contra la impunidad en diálogo con los cambios de las normas y regulaciones en ese campo en Colombia en esos 30 años y los contextos cambiantes en los que todo esto tuvo lugar. 

El segundo, ‘Casos de víctimas de violaciones a los derechos humanos en búsqueda de la justicia y de la satisfacción del derecho a la justicia’, reúne con gran detalle los relatos de seis víctimas y familiares de distintas violaciones, ubicadas en varios lugares del país, que exponen las debilidades, los avances y las contradicciones entre las normas, su interpretación y su aplicación y los desafíos enfrentados en el acceso de las víctimas a la justicia 

LAS HISTORIAS

Los seis casos que recoge esta publicación están relacionados directamente con cuatro violaciones de derechos humanos: desaparición forzada, ejecuciones arbitrarias, tortura y violencia sexual. Allí se indagó la manera como las víctimas buscaron, construyeron y enfrentaron caminos de búsqueda de la justicia. 

Tarcisio Medina Charry

El estudiante de la Universidad Surcolombiana, Tarcisio Medina Charry, fue detenido por la policía ante testigos y luego desapareció. Llevaba en su mochila el periódico Voz Proletaria del Partido Comunista. El hecho sucedió en Neiva el 19 de febrero del año con más desapariciones forzadas en Colombia: 1988 (307 desapariciones forzadas según cifras oficiales y 380 según las organizaciones de familiares). Esta es la historia de una familia que ha pasado 26 años en la búsqueda de justicia. 

Lisandro Vargas y Alfredo Correa de Andréis

Las denuncias de corrupción en la universidad por parte del profesor y sindicalista Lisandro Vargas lo llevaron a sufrir allanamientos y estigmatización hasta su asesinato el 23 de febrero de 2001. 

Pese al reconocimiento como investigador y a su actividad a favor de causas comunitarias y sociales, el profesor Alfredo Correa fue detenido por el DAS el 18 de junio de 2004 acusado de ser ideólogo de las FARC. Un mes más tarde fue liberado, aunque la investigación siguió. El 17 de septiembre él y su escolta fueron asesinados en Barranquilla.

Henry Molina

Como estudiante de derecho en la Universidad del Atlántico, Henry Molina participó en la creación de la Federación de Estudiantes Universitarios en 2005. La noche del 18 de octubre fue retenido y llevado a la SIJIN donde fue torturado física y sicológicamente. El motivo: ser señalado de guerrillero. 

Los 12 jóvenes de Punta del Este

El 19 de abril de 2005 11 jóvenes del barrio Punta del Este fueron invitados a jugar un supuesto partido de fútbol en otro barrio. El premio era de 200.000 pesos. Al final todos terminaron amarrados con los cordones de sus tenis, asesinados y arrojados al agua en un hecho que conmocionó a Buenaventura. Ese año en la ciudad se cometieron 324 homicidios según Medicina Legal. 

Dos adolescentes y su madre

Dos mujeres adolescentes fueron raptadas por los paramilitares, quienes se las llevaron una noche y las abusaron sexualmente. Las liberaron en la madrugada en un marco de violencia generalizada en el Putumayo. Su madre, pese a la situación de vulnerabilidad en que se encontraba, se empeñó en alentar y apoyar a sus hijas para que lo ocurrido no quedara en el silencio. 

Los seis relatos son elocuentes sobre las dificultades de las víctimas para encontrar satisfacción de sus derechos en el sistema judicial y sobre las dificultades y contradicciones de la justicia para relacionarse con ellas, sin embargo, sus luchas muestran que, aunque en las primeras aproximaciones algunos familiares expresaron no haber logrado incidir en las autoridades para obtener una efectiva búsqueda de justicia, el proceso de diálogo establecido y las formas como sortearon las dificultades y retos los convirtió en verdaderos agentes de construcción de caminos de búsqueda de justicia. Algunos de ellos lograron tener incidencia en la construcción de mecanismos o herramientas legales y otros se convirtieron en movilizadores de otras iniciativas de personas que se encontraban en similares circunstancias. 

 


Derechos, justicia, Lanzamiento. Informe

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