Autor: CNMH

20 años del ataque a Gutiérrez

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ONG Mil Víctimas

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ONG Mil Víctimas

Publicado

05 Jul 2019


20 años del ataque a Gutiérrez

Este domingo 7 de julio, desde las 8:00 a.m. se llevará a cabo la conmemoración de los 20 años del ataque a Gutiérrez, Cundinamarca, perpetrado por las Farc, donde, 35 soldados y tres suboficiales murieron, algunos en combate y otros en estado de indefensión.


A poco más de tres horas en carretera desde Bogotá se llega a Gutiérrez, Cundinamarca. Allí, en la madrugada del 8 de julio de 1999, se vivió uno de los ataques más sangrientos de la guerra en el centro del país entre miembros de la Fuerza Pública y la guerrilla de las Farc.

Ese día, según el Ejército Nacional, alrededor de 500 miembros de las Farc, al mando de Henry Castellanos Garzón, alias ‘Romaña’, llegaron al municipio de Gutiérrez con el fin de atacar a los pelotones contraguerrilla, compuestos por menos de 60 hombres del Ejército, que en su mayoría eran jóvenes de 18 y 19 años que estaban prestando el servicio militar.

Las Farc veían en el municipio de Gutiérrez un corredor estratégico que les permitía conectar a las diferentes estructuras del Bloque oriental de este grupo armado con la ciudad de Bogotá; “sin embargo, la presencia del Batallón de Artillería N° 13 ‘General Fernando Landazábal Reyes’ se convertía en un obstáculo para conseguir su propósito. Por esta razón, se planeó el ataque en contra de las tropas que hacían parte de esta Unidad militar”, dice el Ejército Nacional. 

Por este hecho fue condenada la Nación, a raíz de las condiciones de desprotección de los soldados, que pudieron ser evitadas por el Ejército Nacional. Y hoy, 20 años después, las familias de los militares quieren ser reconocidas como víctimas dentro de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y que su caso sea llevado a la Comisión de la Verdad. 

El Centro Nacional de Memoria Histórica explica en su informe “Tomas y ataques guerrilleros” que, además de estos ataques, las incursiones a cabeceras municipales y centros poblados “tuvieron un lugar central en la tarea de desmoronar paulatinamente la presencia del Estado en los escenarios locales y regionales.(…) Presentaron una amplia gama de fines que cambiaron con el tiempo debido a las dinámicas de la guerra. Pasaron de ser propagandísticas en su origen a tener unos objetivos plenamente articulados a una estrategia de acumulación territorial, es decir, ampliar las retaguardias de los frentes, mantener los corredores de comunicación y afianzarse en zonas estratégicas por sus recursos o por sus ventajas políticas y militares”.

Este domingo 7 de julio en Gutiérrez, se hará memoria sobre los hombres que murieron en este ataque. Las familias realizarán una caminata hacia el terreno donde, el año pasado, sembraron un árbol por cada soldado ausente por causa de estos hechos. Tras ese momento íntimo, se llevará a cabo, en la cabecera municipal, una misa y un acto de honor por parte del Ejército Nacional, para rendir homenaje a estos jóvenes. 

Para Viviana Osorio, hermana del soldado Helmer Revelo Sarmiento quien murió en este ataque, esta conmemoración significa que sus seres queridos no sean olvidados y “lo más importante, transmitir el dolor de una partida que, podrán pasar años, pero sigue latente. Expresar lo injusta que nos parece esta guerra que no solo quita vidas, si no que se lleva consigo una infinidad de cosas. De alguna forma, este evento nos hace estar más cerca a lo último que vivieron y tratar de apaciguar este sentimiento de rabia, de impotencia”.

Para Mónica Andrea Ñañez, directora de la ONG Mil Víctimas del Conflicto, es muy importante dignificar la memoria de estos jóvenes, “y acompañar a los sobrevivientes, así como a las madres, hermanas e hijas, para demostrarles que no están solas”.

Viviana añade “más que solo recordar a mi hermano, [se trata de] recordar a chicos jóvenes, muy jóvenes, con sueños y metas. Muchos de ellos con ganas de sacar adelante a su familia. Chicos que les gustaba jugar fútbol, escuchar música. Les encantaba cierta comida. Quisiéramos que recordarán su juventud y lo mucho que les faltó vivir y [que], aunque no lo decidieron en primera instancia, sabían que sí era necesario, tenían que dar su vida por la patria, por su bandera, por su familia y demás”. 

Conmemoración 

Lugar: Gutiérrez, Cundinamarca 
Día: 7 de julio
Hora: 8:00 a.m. 

 


Ataque Guerrillero, Cundinamarca, Ejército Nacional, Farc, Gutiérrez

Ocho años de la explosión de una chiva bomba en Toribío

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Daniel Sarmiento

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Daniel Sarmiento

Publicado

09 Jul 2019


Ocho años de la explosión de una chiva bomba en Toribío

El 9 de julio de 2011, las Farc hicieron estallar una chiva bomba frente a la estación de Policía de Toribío, Cauca, el municipio con más incursiones guerrilleras en el país.


En Toribío estaban acostumbrados a los estruendos, pero ninguno como el de la mañana del 9 de julio de 2011. Era sábado, día de mercado, y la gente recorría las calles alrededor de la plaza. Los niños jugaban y los adultos cargaban alimentos de un lado a otro cuando, a las 10:30, sonó la primera ráfaga de disparos. Después otra y otra más. Y luego ese ruido que nadie pudo adivinar hasta minutos después: el de una chiva bomba que las Farc hicieron estallar junto a la estación de la Policía.

La guerra ha sido inclemente en el norte del Cauca y ese día es uno de los que peor recuerdan sus habitantes, casi todos indígenas: murieron 3 personas —el cerrajero, el carnicero y un gallero—, 103 quedaron heridas y 460 casas fueron destruidas, según el reporte que dio días después el exalcalde Carlos Banguero. Aunque los ataques, hostigamientos y tomas guerrilleras eran frecuentes, la chiva bomba les sembró una profunda desconfianza: entre otras razones, ese mismo carro los transportaba diariamente por las montañas del departamento.

Varias fuentes coinciden en que Toribío es el municipio que más ataques y hostigamientos guerrilleros ha sufrido en el país. Nuestro informe Tomas y ataques guerrilleros (1965-2013) dice que hubo 32 incursiones en ese periodo. La Policía dice que fueron 72 hostigamientos y un asalto entre 2003 y 2016. La Personería dice que fueron 208 hostigamientos entre 2008 y 2015. Y organizaciones civiles, como Proyecto Nasa, dicen que entre 1983 y 2009 fueron más de 600 hostigamientos.

Te invitamos a conocer más acerca del informe “Tomas y ataques guerrilleros

Más allá de las precisiones conceptuales entre ataques, tomas y hostigamientos, que desarrollamos en el primer capítulo de nuestro informe, las cifras muestran que el Cauca fue uno de los departamentos con mayor presencia guerrillera. En esa investigación explicamos que las incursiones de las Farc, que fue el grupo que más usó esta forma de violencia en el país, tenían dos objetivos principales en esa región: mantener despejado de fuerza pública el corredor entre el norte del Cauca y el Valle, Tolima, y Huila, y profundizar su influencia en territorios indígenas para incluirlos en su agenda política.

Una de las 460 casas destruidas por la chiva bomba. – Fotografía: Daniel Sarmiento/CNMH

A pesar de la magnitud de esa violencia, los indígenas caucanos se han caracterizado por su fortaleza para mantener su autoridad sobre el territorio y promover sus formas de vida. En el informe “Nuestra vida ha sido nuestra lucha. Resistencia y memoria en el Cauca indígena”, que publicamos en 2012, decimos que aunque esa región “se convirtió en un teatro regional de guerra estable, las comunidades reforzaron sus estrategias de resistencia y desplegaron importantes iniciativas”.

Te invitamos a conocer más acerca del informe “Nuestra vida ha sido nuestra lucha

Algunos ejemplos son las “Audiencias por la vida, por la paz y contra la guerra” lideradas por la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN), con las que exigieron la desmilitarización completa del territorio, o la presencia de la Guardia Indígena de los Nasa, ganadora del Premio Nacional de Paz en 2004, que busca proteger su cultura ancestral y el ejercicio de la justicia propia.

En 2013, con el desescalamiento de la guerra que produjeron los diálogos de paz entre el Gobierno y las Farc, los indígenas quisieron cambiarle la cara a Toribío, que por muchos años estuvo lleno de grafitis alusivos a las guerrillas. Ese año fue la primera Minga Muralista del Pueblo Nasa, que repitieron en 2017, y entre las dos pintaron decenas de murales para exaltar sus tradiciones y oponerse a la guerra. Uno de los más famosos dice “Menos bazuca y más yuca”.

Te invitamos a conocer más acerca del micrositio de la “Minga Muralista

Ocho años después, el recuerdo de la chiva bomba sigue vivo y en el pueblo aún se notan los impactos de esa explosión, pero sus habitantes quieren dejar atrás el estigma de la guerra. Desde hace años repiten una y otra vez que “Toribío no es como lo pintan sino como nosotros lo pintamos”.

 


Cauca, Farc, Guerrilla, Nasa, Toribío

La Brújula ¿Hacia dónde va el CNMH? Los enfoques diferenciales siguen siendo prioridad

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Juan Sebastián Sanabria

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Juan Sebastián Sanabria

Publicado

09 Jul 2019


La Brújula ¿Hacia dónde va el CNMH? Los enfoques diferenciales siguen siendo prioridad

En el tercer capítulo de La Brújula hablamos el trabajo que han hecho nuestros enfoques diferenciales. Durante el diálogo surgieron preguntas como: “¿desapareció el enfoque de género?”, “¿qué trabajo sostenemos con la comunidad de Bojayá?” y “¿cuál es la importancia de hacer memoria desde lo diferencial?”.


Conversamos con Marlon Acuña y Helena Gómez, líderes de los enfoques diferenciales del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), quienes hablaron sobre el trabajo del enfoque de género, del de niños, niñas y adolescentes, del étnico y del de adulto mayor y discapacidad.

Marlon Acuña, quien lleva más de cinco años en el CNMH, explicó que los enfoques sirven para “darles voz a personas que han vivido la incursión de actores armados, pero que a pesar de que tienen una historia que contar, no son escuchados recurrentemente”.

Helena Gómez, quien asumió el liderazgo del enfoque étnico, dijo que los enfoques responden a marcos normativos como la Constitución de 1991 y la Ley 1448 de 2011, que reconocen que hay unas poblaciones que sienten, piensan y habitan territorios de unas maneras particulares y viven y sienten el conflicto de forma diferenciada.

Para Helena, las iniciativas de los enfoques han implicado un trabajo local y directo con las comunidades. No solo los referentes teóricos alumbran el conocimiento de lo que es la memoria, sino también la construcción con la gente y con lo que ellos sienten. “Ha sido un aprender haciendo y un proceso sumamente participativo”, recalcó.

“Es importante que ellos mismos se representen, se narren a sí mismos, se autoidentifiquen. Que sean ellos los que cuenten esas otras formas de ser en los informes, las museografías y las piezas audiovisuales”, aseguró Gómez.

Los invitados se refirieron a las inquietudes de algunos de los seguidores de nuestras redes sociales acerca de la continuidad de los equipos que conforman los enfoques diferenciales. Marlon Acuña dijo que los enfoques han seguido trabajando normalmente y que, por ejemplo, para el plan operativo de este año “hay toda una serie de procesos, publicaciones y acompañamientos a sectores sociales LGBT víctimas del conflicto armado”.

Sobre el enfoque de discapacidad, explicaron que se seguirá haciendo difusión a informes como La guerra escondida y que, gracias al pilotaje que se sostuvo el año pasado con personas que retornaron luego de haber sido desplazadas de San Carlos, Antioquia, por la presencia de minas antipersonal, ahora se contempla un informe con recomendaciones para los procesos de desminado humanitario.

Otro de los temas en los que hizo énfasis Helena Gómez, desde el enfoque étnico, fue el trabajo con las familias víctimas de la masacre de Bojayá, con quienes el CNMH sigue comprometido. Se respaldará, mediante acompañamiento técnico, la producción de unos álbumes familiares y un mural, así como la entrega digna de los cuerpos en el mausoleo pensado para albergarlos.

Finalmente, los invitados mencionaron los retos que trae hacer memoria en clave diferencial. Por ejemplo, hacerla con formatos accesibles. “Lo accesible debemos pensarlo no sólo en la lógica de la discapacidad, sino del enfoque de mayores porque sus tiempos son distintos. Deben ser procesos de largo aliento en los que debemos tener paciencia para recoger todos sus saberes acumulados”, dijo Acuña.

Si quiere escuchar lo dicho por Helena y Marlon en este capítulo de La Brújula puedes hacerlo dando click aquí

Publicado en Noticias CNMH



Adulto Mayor, Bojayá, Enfoque Diferencial, Étnico, Género, LGBTI, Memoria, Niños y Niñas

Las 33 masacres que devastaron a San Carlos

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CNMH

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Publicado

10 Jul 2019


Las 33 masacres que devastaron a San Carlos

Un 10 de julio de hace 15 años las Farc mataron a siete campesinos en San Carlos, Antioquia. Esa fue solo una de las 33 masacres que guerrilleros y paramilitares cometieron en menos de una década en ese municipio.


Después de casi tres años de total abandono, el corregimiento Samaná, en San Carlos, Antioquia, volvió a ser habitado a principios de 2004. Unas 70 personas, que habían huido de sus tierras por culpa de la violencia, creyeron que ya era seguro retornar. Pero no fue así: el 10 de julio, cinco meses luego de su regreso, siete campesinos fueron masacrados por guerrilleros del frente IX de las Farc.

“Se llevaron a todos los hombres, a las mujeres no, y dijeron que si nos poníamos a hacer mucho escándalo que nos mataban a todos por parejo… pero mataron fue a los hombres, que porque estaban cultivando, estaban trabajando en las tierras…”, nos contó una mujer durante la investigación de nuestro informe San Carlos. Memorias del éxodo en la guerra. El miedo forzó a desplazarse a 413 personas.

Ese municipio del oriente antioqueño, ubicado en la zona de embalses que produce una tercera parte de la energía del país, tiene una larga historia de sangre derramada: solo entre 1998 y 2005, los sancarlitanos fueron víctimas de 33 masacres, que dejaron 205 muertos. De esas, 23 fueron cometidas por paramilitares, 6 por las Farc y las demás por grupos sin identificar. Además, en ese mismo periodo, hubo 126 víctimas de asesinatos selectivos, 156 de desapariciones forzadas y 78 de minas antipersonal.

Te invitamos a conocer más acerca del informe “San Carlos. Memorias del éxodo en la guerra

Hasta antes de 1998, los habitantes de San Carlos recuerdan la presencia cotidiana de las guerrillas: dormían en sus casas, les pedían comida, les robaban animales. Pero la situación empezó a complicarse tras la llegada de los paramilitares en 1999. La guerrilla, que se sintió acosada, empezó a aumentar los retenes, los robos, las minas, los secuestros, las amenazas y los asesinatos selectivos. Y los paramilitares, para desplazar a la guerrilla e implantarse en el territorio, expusieron también su peor repertorio violento.

En nuestro informe explicamos que las masacres fueron parte esencial de la guerra en San Carlos por tres razones. Primero, por su intensidad y persistencia: muchas en muy poco tiempo. Segundo, por el exceso de violencia, la crueldad y en algunos casos la sevicia. Y tercero, por su potencial comunicativo para amplificar el terror. También identificamos tres tipos de masacres: en las que los habitantes fueron convocados y luego asesinados en público, en las que los armados recorrieron rutas del terror por varias veredas y en las que los victimarios instalaron retenes y “lista en mano” buscaron a sus víctimas.

Para los paramilitares, dice la investigación, se trataba de romper lazos sociales y “demostrarle a la población local la incapacidad de la guerrilla para protegerlos y la vulnerabilidad del territorio bajo su control”. Mientras que para la guerrilla las masacres “eran estrategias militares decididas y pensadas como retaliación frente a acciones de los paramilitares”.

La población civil, de poco más de 25 mil habitantes, quedó en medio de esa disputa, en una época recordada por las víctimas como “la guerra total”. Fue tan grave que, según cifras del Registro Único de Víctimas, casi 18 mil personas se desplazaron entre 1998 y 2005. “El desplazamiento fue una estrategia directa que los diferentes grupos armados emplearon para generar el desalojo y obtener el control de territorios con alto valor geoestratégico en el marco de la confrontación armada, o para desterrar a quienes consideraban enemigos directos o colaboradores del bando contrario”, explicamos en el informe.

Te invitamos a conocer el documental “Memorias del éxodo en la guerra

Ante la devastación del territorio, el exterminio del movimiento cívico y la violencia contra líderes y personas del común, los habitantes de San Carlos buscaron formas individuales y colectivas para resistir o sobrellevar el dominio de los grupos armados: usar los espacios a horas determinadas, adoptar lenguajes cifrados para comunicarse, acudir a su tradición religiosa, no entregar las escuelas a los armados, tratar de negociar con sus victimarios y hasta conformar grupos para enfrentarlos directamente.

También, a medida que pudieron retornar, crearon iniciativas de memoria histórica y reconstrucción del tejido social. Una de las más importantes fue el Centro de Acercamiento para la Reconciliación y la Reparación (CARE), un lugar de memoria que la comunidad creó en 2008 en un edificio que había sido usado por paramilitares y narcotraficantes. A ese lugar se le suman otras iniciativas, como jardines de memoria o mingas muralistas, con las que los habitantes de San Carlos le apuestan a comprender y resignificar lo que pasó en la guerra.

 


Desplazamiento, Farc, Masacres, Paramilitares, San Carlos

“La verdad es de todos”: Conmemoración de un ataque que estaba en el olvido

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Lizeth Sanabria

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Lizeth Sanabria

Publicado

11 Jul 2019


“La verdad es de todos”: Conmemoración de un ataque que estaba en el olvido

Desde el año pasado, los sobrevivientes y familiares víctimas del ataque de las Farc a los pelotones de contraguerrilla Texas 2 y Texas 3 del Ejército Nacional, ocurrido el 8 de julio de 1999 en Gutiérrez, Cundinamarca, se reúnen para no olvidar a quienes perdieron la vida por este hecho y para reclamar verdad, justicia y garantías de no repetición.


En Colombia las historias de muerte y desolación a causa de la guerra abundan en la mayoría de los pueblos, por no decir que en todos. El pasado domingo 7 de julio se reunieron más de 100 personas en Gutiérrez, Cundinamarca, para conmemorar uno de los tres ataques guerrilleros perpetrados por las Farc hace veinte años. 

Mujeres, hombres, niños y niñas llevaban en sus manos rosas rojas y blancas que sembraron junto a una piedra en la vereda El Cedral, a escasos kilómetros del casco urbano de Gutiérrez. Allí se abrazaron, cantaron y recordaron a los que la guerra les arrebató el 8 de Julio de 1999, en uno de los ataques más sangrientos que se haya vivido en las cercanías a Bogotá. Una atmósfera propicia para un momento de duelo y encuentro. 

Ese día, los 56 hombres del Batallón de Artillería No 13 “General Fernando Landazabal Reyes” se enfrentaron a más de 500 miembros de la guerrilla de las Farc. Murieron 38 militares, 35 soldados regulares y tres suboficiales. También, se dice extraoficialmente, hubo guerrilleros muertos.

Para la mayor María Fernanda Cifuentes, oficial de víctimas del Departamento Jurídico Integral del Ejército Nacional, quien acompañó la conmemoración, en este hecho se cometieron, por parte de la guerrilla de las Farc, graves violaciones al Derecho Internacional Humanitario (DIH).

“Este fue un ataque indiscriminado, la muerte de nuestros 38 militares fue por tiros de gracia, un delito de lesa humanidad a la luz del Derecho Internacional Humanitario”, comentó la mayor Cifuentes.  

De acuerdo con la oficial, cuando los combatientes dejan sus armas en un enfrentamiento, o lo que militarmente se conoce como deponer, como pasó con algunos soldados en Gutiérrez, “tienen el derecho a que su vida sea salvaguardada, y eso no sucedió acá, fueron vilmente masacrados, y fuera de eso hubo utilización de armas no convencionales como cilindros bomba”, añadió. 

Familiares de las víctimas del ataque se abrazan durante la conmemoración. – Fotografía: Lizeth Sanabria/CNMH

En Gutiérrez, se conmemoró la vida después de la muerte, en este caso de hombres que estaban prestando servicio militar, con la ilusión, tal vez, de que en el futuro Colombia fuese un mejor país. Pero también se recordó el horror del conflicto para que este no se vuelva a repetir. 

“Me parece excelente que hagan este tipo de eventos, desde el año pasado, después de 19 años de sentirnos olvidados, de sentirnos decepcionados, es algo muy bonito que llegaran a este punto para no olvidar a nuestros compañeros”, dice Marco Tulio Morales, sobreviviente del ataque a Gutiérrez. 

En este caso dos sentencias del Consejo de Estado condenan a la Nación por una desprotección de los militares.

El Consejo de Estado dictamina que este ataque “…da cuenta de varias circunstancias que rodearon la planeación y ejecución de la operación militar que constituyen verdaderas actuaciones omisivas que pusieron a la víctima y sus demás compañeros militares en una situación de indefensión frente al ataque de la subversión”.

Así mismo, las familias de los militares quieren ser reconocidas como víctimas dentro de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y que su caso sea llevado a la Comisión de la Verdad.

“Presentar una medida de satisfacción en nombre de esas víctimas sobrevivientes y las víctimas indirectas que son los familiares. Todo lo que fueron ataques y tomas guerrilleras fue uno de los componentes del primer informe que presentó la organización ACOMIDES (Asociación Colombiana de Víctimas de Desaparición Forzada y Otros Hechos Victimizantes) a la JEP, que reflejaba los hechos de secuestro y desaparición forzada o los aspectos de ataques a unidades militares”, comparte la mayor María Fernanda Cifuentes. 

El dolor es inevitable en este tipo de espacios, a pesar de los 20 años que han pasado, las heridas siguen abiertas, detalles de la vida. Al escuchar una canción que recuerda un ser querido, o pisar el terreno donde fueron asesinados los hijos de estas madres se remueven sentimientos.

“Queremos que quede en la memoria que gracias a los héroes de Gutiérrez, muchos hoy en día viven, que no nos olvidemos de ellos”, dice Viviana Osorio, hermana del soldado Helmer Revelo Sarmiento, quien murió en este ataque. 

“La verdad es de todos”, expresaron varios familiares durante la conmemoración.  Una frase donde piden saber qué pasó, y a la vez ser escuchados, para que el país conozca sus sentimientos y dolores alrededor de la guerra. 

“Hay esperanza, después de mucho tiempo de nosotros estar creyendo que no teníamos voz, que éramos olvidados de este conflicto y nos dieron una luz de esperanza, de saber que no nos habían olvidado, de que los sobrevivientes todavía estamos en la memoria del Ejército, es un signo de esperanza”, finaliza Marco Tulio Morales uno de los sobrevivientes del ataque a Gutiérrez. 

 


Ataque, Conmemoración, Cundinamarca, Ejército Nacional, Farc, Gutiérrez, Iniciativas

Un recorrido al país a través de 20 iniciativas de memoria

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Juan Sebastián Sanabria

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Juan Sebastián Sanabria

Publicado

13 Jul 2019


Un recorrido al país a través de 20 iniciativas de memoria

“Memorias que germinan” (una caja con dos librillos, cinco mapas, un poster y tres CD) se focaliza en contar la pericia, y recursividad, que por décadas han utilizado las organizaciones de víctimas del conflicto para narrar sus relatos sobre la violencia y las prácticas que afrontaron para hacerle resistencia a la guerra.


Por: Harold García, periodista del CNMH

Acá una ojeada a algunas iniciativas de memoria y sus procesos organizativos. Un mapa que muestra la diversidad de voces alrededor de la guerra en todo el país. – Abrir mapa

Los sobrevivientes de la violencia de forma autónoma han buscado infinidad de maneras para transformar la rabia y el dolor que la guerra les ha traído; manifestaciones para narrar lo vivido, resignificar sus experiencias, alzar la voz para dignificar a sus seres queridos y resistirse al olvido. El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) ha llamado estas acciones como Iniciativas de Memoria, procesos colectivos, que nacen de las organizaciones, y que el CNMH ha acompañado desde su creación, y que se encuentra consignado en la caja “Memorias que germinan”.

“La entidad acompaña entre 20 y 25 procesos en la concertación de un plan de acción conjunto, que les facilite narrar aquello que quieren que la sociedad conozca sobre cómo vivieron el conflicto, y, si es de su interés, materializándolo en un producto concreto a través de diversos lenguajes expresivos”, se explica en “Memorias que germinan”.

Han sido años de trabajo para llegar a “Memorias que germinan”, producto que muestra un pequeño panorama, 20, de las 120 iniciativas de memoria que se han apoyado desde la entidad, y las más de 260 que hacen parte del Registro de Iniciativas de Memoria. En los mapas están ubicadas estas experiencias a partir de los diferentes lenguajes expresivos utilizados: acciones en el espacio público, archivísticas, comunicaciones, ejercicios pedagógicos, prácticas ancestrales, expresiones plásticas, galerías y exposiciones, investigaciones; y lugares de memoria. Mientras que en los CD se encuentra la descripción de algunos de los audiovisuales y audios realizados por las iniciativas.

De igual manera el trabajo se ha realizado  con  sectores sociales que las lideran mujeres, indígenas, personas LGBT, personas mayores, niños niñas y adolescentes, y afrocolombianos.

Estas memorias, de quienes han sido víctimas del conflicto armado en Colombia, son el valor que han encontrado para narrar sus recuerdos contra el olvido y que sus experiencias se hagan visibles. “Las IMH apoyadas son, en todo caso, apenas algunas de las que existen en el país, pues muchas más han germinado también antes y durante la existencia del CNMH, así como seguirán existiendo en el futuro de manera autónoma”, dice “Memorias que germinan”.

Descargue acá “Memorias que germinan
 

Memoria


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¿Qué está haciendo el CNMH para conectarse con los territorios?

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Juan Sebastián Sanabria

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Juan Sebastián Sanabria

Publicado

16 Jul 2019


¿Qué está haciendo el CNMH para conectarse con los territorios?

  • Conozca las respuestas de nuestros líderes de grupos de Pedagogía y Nación – Territorio, invitados a La Brújula.
  • María Andrea Rocha y Alberto Moreno, líderes de las estrategias de Pedagogía y Nación – Territorio del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), fueron los protagonistas de la cuarta emisión de La Brújula, el programa de radio y Facebook Live a través del cual les contamos qué estamos haciendo y cuáles son los retos de la entidad.

Los dos líderes del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), María Andrea Rocha y Alberto Moreno, explicaron en el programa La Brújula, emitido en nuestras redes sociales y que puede ver en nuestro sitio web www. centrodememoriahistorica.gov.co, la razón de ser de sus equipos de trabajo dentro de la organización.

María Andrea contó que el grupo de Pedagogía busca “generar pensamiento crítico frente a la historia de violencia que ha vivido el país y ofrecer herramientas pedagógicas para que seamos capaces de cambiar las lógicas de la guerra y construir paz”.

Por su parte, Alberto explicó que el equipo de Nación – Territorio busca “tender puentes entre la ciudadanía, especialmente las víctimas del conflicto armado, y la institucionalidad de cada territorio, a la vez que pretende alinear la oferta institucional nacional con la que existe a nivel municipal y departamental”.

Desde el grupo de Pedagogía del CNMH quedó claro que el “ejercicio no es traducir los informes en material pedagógico sino ir más allá: se trata de crear metodologías que nos ayuden a despertar solidaridad hacia las víctimas y generar un pensamiento crítico e histórico frente a lo que ha pasado en el país”.

Agregó María Andrea Rocha, que el CNMH ha venido trabajando desde 2012 con docentes y estudiantes de escuelas y universidades “con el objetivo de aprender a cuestionar de dónde vienen las narrativas, contrastarlas con otras interpretaciones y aprender a desarrollar capacidades para conversar y debatir de forma democrática”.

De ese trabajo nació lo que hoy se conoce como la Caja de Herramientas. Un viaje por la memoria histórica, aprender la paz y desaprender la guerra, de la cual el año pasado se lanzó una tercera edición que fue construida y probada con docentes y estudiantes de varios departamentos del país para abrir discusiones sobre la memoria histórica del conflicto armado al interior de las aulas.

La Caja de Herramientas, al igual que todas las publicaciones CNMH, se puede descargar gratuitamente desde la página (aquí), pues la versión física solo se entrega a los docentes que participan de los procesos de formación del CNMH. Para tales efectos, los interesados pueden comunicarse a través del sistema de PQRSD (aquí) o vincularse a los ejercicios territoriales de memoria que está activando la Red Nacional de Maestras y Maestros por la Memoria y la Paz.

Así mismo, Alberto Moreno se refirió a la importancia de coordinar los esfuerzos nacionales con las necesidades territoriales para que la institucionalidad pueda llegar a todas las víctimas, lo cual implica “que este año hemos recibido más de 170 solicitudes de igual cantidad de municipios y gobernaciones para que desde el CNMH les hagamos acompañamiento técnico para trabajar la memoria histórica a nivel territorial”.

En ese sentido, añadió que desde Nación – Territorio tienen dos retos interesantes: por un lado darles continuidad a los procesos que vienen desde años anteriores y, por otro, hacer incidencia para que los nuevos alcaldes y gobernadores que llegarán desde este año garanticen voluntad política para la continuidad de las iniciativas que están formuladas y en marcha.

Resaltó el caso de Cali como una iniciativa de éxito, pues “tienen una voluntad institucional muy fuerte por preservar la memoria histórica, especialmente a través de la creación de un espacio físico que dará respuesta a la diversidad de culturas que se encuentran y conviven en la ciudad a través del diálogo”. De hecho, uno de los ejercicios de acompañamiento que hizo el CNMH en el Pacífico terminó en un álbum con doce canciones que relatan las historias de violencia, paz y reconciliación que ha vivido la región y que fueron seleccionadas mediante concurso en el Festival Petronio Álvarez. El lanzamiento será en septiembre.

Para finalizar, ambos invitados resaltaron la importancia que tiene para sus equipos y para el CNMH la conexión con los territorios. Así, desde Pedagogía seguirán trabajando para propiciar articulaciones entre diferentes actores (maestros de colegio, docentes universitarios, organizaciones de víctimas y autoridades educativas) que fortalezcan los ejercicios de pedagogía de la memoria que ocurren a nivel territorial; mientras que Nación – Territorio se enfocará en tender puentes entre las víctimas y los gobiernos locales para materializar las medidas de satisfacción a que tienen derechos.

 


CNMH, Darío Acevedo, Memoria, Memoria Histórica, Nación, Pedagogía, Territorio

Todas las bibliotecas públicas de Córdoba recibirán libros y materiales de memoria histórica

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Archivo del Centro de Formación de la Cooperación Española en Cartagena de Indias

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Archivo del Centro de Formación de la Cooperación Española en Cartagena de Indias

Publicado

16 Jul 2019


Todas las bibliotecas públicas de Córdoba recibirán libros y materiales de memoria histórica

La estrategia Bibliotecas con memoria del CNMH llegará a Córdoba este miércoles 17 de julio para dotar a todas las bibliotecas públicas y universitarias del departamento y para capacitar a quienes las atienden sobre los usos y contenidos de los libros entregados.


El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) dotará al 100% de las bibliotecas públicas de Córdoba con colecciones de libros, guías, metodologías, crónicas radiales y documentales. Más de 50 bibliotecas rurales, municipales y universitarias contarán con los materiales que narran la memoria de lo ocurrido durante el conflicto armado colombiano.

Esta jornada de entregas, que hace parte de la estrategia Bibliotecas con memoria,estará acompañada por una capacitación para orientar a los bibliotecarios frente a los contenidos y usos de los materiales. El evento se hará el miércoles 17 de julio en alianza con el Banco de la República sucursal Montería y la Biblioteca Departamental David Martínez, de la Gobernación de Córdoba.

“Bibliotecas con memoria responde a la política de distribución de materiales del CNMH y nace de la necesidad de que los conocimientos producidos por la entidad se conviertan en bien de acceso público y se puedan conservar en espacios de uso compartido de todo el país, como las bibliotecas, casas de la cultura, centros de estudio y universidades”, afirmó Darío Acevedo, director del CNMH.

La jefa del Área Cultural del Banco de la República sucursal Montería, Diana Carmona, explicó que “este tipo de iniciativas ayudan tanto a promover los espacios de lectura como a fortalecer la cultura de paz, pues les permite a las comunidades apropiarse de herramientas que generan beneficios colectivos” y añadió que precisamente vienen trabajando en proyectos culturales que van en línea con la construcción de paz a nivel territorial, como La paz se toma la palabra.

La estrategia Bibliotecas con Memoria es una iniciativa del CNMH que busca garantizar que todas las bibliotecas públicas, universitarias, escolares, independientes, privadas y los centros de documentación cuenten con materiales (libros, guías, metodologías, audios y documentales) sobre la memoria histórica del conflicto armado colombiano y los incluyan en sus catálogos de consulta.

Según José Luis Palma, coordinador de la Red de Bibliotecas Públicas de la Gobernación de Córdoba, “la dotación del 100% de las bibliotecas del departamento con estas colecciones implica darles voz a las personas sobrevivientes del conflicto armado y a los territorios que lo padecieron. Así conseguimos nuevos espacios de divulgación que permitan mayor participación de las víctimas en procesos de recuperación, construcción y divulgación de las memorias históricas”.

Este año se harán siete eventos más de dotación masiva por departamentos. En este momento, además de Córdoba, ya están programados Arauca (31 de julio) y Caquetá (14 de agosto), y se tiene planeado llegar a Chocó, Cundinamarca, La Guajira, Risaralda y Antioquia.

 


Bibliotecas, CNMH, Córdoba, Darío Acevedo, Donación, Libros, Memoria Histórica, Montería

Lanzamiento informe: “Ser marica en medio del conflicto armado”

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Juan Sebastián Sanabria

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Juan Sebastián Sanabria

Publicado

20 Jul 2019


Lanzamiento informe: “Ser marica en medio del conflicto armado”

  • Entre 1981 y 2016, en el marco del conflicto armado colombiano, se registraron en el Magdalena Medio 175 personas LGBT víctimas en 39 municipios de la región, quienes sufrieron un total de 261 casos de violencia.
  • De estos 39 municipios, Barrancabermeja (Santander) aparece como el lugar de ocurrencia del mayor número de casos, con 79, lo que se explica por su densidad poblacional. En segundo lugar, está Puerto Boyacá (Boyacá) con 49 casos y, en tercero, Puerto Berrío (Antioquia) con 19.
  • Del total de los casos, 118 son responsabilidad de paramilitares, seguidos, con una distancia significativa, por las guerrillas con 34 casos. 

Informe del  Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) sobre las memorias de personas LGBT en el Magdalena Medio. Un libro que fue realizado en respuesta a la primera orden judicial de la Sala de Justicia y Paz, del Tribunal Superior de Bogotá, contra varios postulados de las Autodefensas Campesinas de Puerto Boyacá (ACPB), por crímenes cometidos contra esta población.

Las memorias de las personas LGBT en medio de las dinámicas de la guerra, expuestas en este informe, nos interpelan y confrontan frente a una realidad que como sociedad se ha querido ocultar, o bien se ha tratado con la indiferencia propia de las luchas ajenas. Ellos y ellas han afrontado múltiples formas de violencia desde la cotidianidad, pasando por el rechazo de sus propias familias hasta la aniquilación por parte de los grupos armados.  

“Durante el conflicto reciente ese desprecio ha sido incorporado en los repertorios de violencia desplegados por los actores armados, tanto en momentos de disputa territorial como durante el control social que han ejercido en los territorios”, explica el informe “Ser marica en medio del conflicto armado”.

La investigación es clara en indicar que con la guerra las condiciones de exclusión y violencia de las personas LGBT se afianzaron, bajo la idea, normativa, de que “eso no está bien”, de que “eso debe ser eliminado”. “Quienes han creado y/o se han integrado a los grupos armados han aprendido de su contexto que ser marica está mal y han llevado esa premisa a sus planes de guerra, incluyendo a las personas de sectores LGBT entre el grupo de ‘indeseables’ que deben limpiar cuando acometen sus empresas de control territorial”, dice la investigación.

La sentencia, que se alza como un fallo histórico por ser la primera que reconoce crímenes cometidos por los paramilitares en contra de personas LGBT, se enmarca dentro del trabajo realizado por el CNMH, al reparar y dignificar a las víctimas del conflicto armado, desde sus propias voces, para brindar elementos de análisis para la comprensión de la guerra y las garantías de justicia, verdad y no repetición. En el fallo se exponen tres hechos emblemáticos en Puerto Boyacá (Santander) cometidos por las Autodefensas Campesinas de Puerto Boyacá (ACPB), que son: el homicidio y desaparición forzada de Mama Mía; la tortura en persona protegida y desplazamiento forzado de Papuchina; y el homicidio y desaparición forzada de Vicky.  

Por ello, a pesar de ser una sentencia contra un grupo paramilitar, las relatoras del informe realizaron una investigación que agrupó a todos los actores armados del Magdalena Medio, documentando también hechos de violencia por parte de las guerrillas con relación a desplazamientos forzados, amenazas y homicidios. Mientras que por el lado de la fuerza pública se registraron hechos de violencia física y homicidios. Los grupos paramilitares, al ser los mayores perpetradores, son los responsables de cometer delitos de violencia sexual, amenazas, homicidios y desaparición forzada. 

Pero más allá de ser un informe cuantitativo sobre los grupos armados, “Ser marica en medio del conflicto armado” elabora un contexto del Magdalena Medio bajo tres líneas que son: condiciones geoestratégicas; las dinámicas del conflicto armado, y los órdenes de género y sexualidad. Quienes lean este informe podrán conocer la memoria de las violencias heteronormativas en el conflicto armado, a través de las diferentes historias sobre violencia simbólica, amenazas, violencia física, asesinatos selectivos, desapariciones forzadas y violencia sexual, que produjeron, en la mayoría de los casos, desplazamientos forzados.

El ejercicio de memoria desde la diversidad, es algo que se ha venido trabajando a partir del Grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNCR), en el que se incorporó la línea de Memoria de género y guerra, donde se produjeron varios informes sobre la violencia sufrida por las mujeres, los daños y sus resistencias, allí se inscriben libros como “La masacre de Bahía Portete. Mujeres wayuu en la mira”, “Mujeres y guerra. Víctimas y resistentes en el caribe colombiano”, y “Mujeres que hacen historia”. Además, se publicó el documento de los marcos conceptuales y las estrategias metodológicas aplicadas: “La memoria histórica desde la perspectiva de género”.  

Ya con la creación del CNMH, se recoge todo este trabajo realizado por el Grupo de Memoria y se inicia un proceso de memoria histórica con víctimas de sectores sociales LGBT. En diciembre de 2015 se publica el informe “Aniquilar la Diferencia. Lesbianas, gais, bisexuales y transgeneristas en el marco del conflicto armado colombiano”, y al tiempo se apoyan iniciativas de memoria histórica agenciadas por las víctimas LGBT. Así se publica, en 2018, el informe “Un carnaval de resistencia: Memorias del reinado trans del río Tuluní”.

Descargue aquí el informe.

 


Conflicto Armado, Darío Acevedo, Lanzamiento, LGBTI, Magdalena Medio, Papuchina

10 años del Salón del Nunca Más en Granada, Antioquia

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ASOVIDA

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ASOVIDA

Publicado

22 Jul 2019


10 años del Salón del Nunca Más en Granada, Antioquia

El primer lugar de memoria de Colombia construído por una comunidad cumplió 10 años el pasado 3 de julio en Granada, Antioquia. Con series fotográficas que visibilizan los rostros de las víctimas e infografías con datos clave sobre el conflicto armado, han ido alimentando el que hoy se reconoce como uno de los lugares de memoria más importantes del país para dignificar a las víctimas.


Muchas comunidades, desde hace ya varios años, han dado a la sociedad colombiana una lección de dignidad al confrontar las consecuencias de la guerra y no permitir que esos hechos queden en el olvido. Los habitantes de Granada, ubicado en el Oriente Antioqueño, fueron los primeros en sacar fuerzas para construir, mano a mano, un salón de la memoria en el que pudieran visibilizar los rostros de cientos de hombres, mujeres y niños que fueron víctimas de la violencia en este municipio. Hoy por hoy, ellos son quienes llevan la bandera de la paz y el salón que construyeron cumplió 10 años el pasado 3 de julio.

No ha sido un camino fácil. ¿Cómo reconstruir la memoria histórica de un municipio que ha vivido tomas guerrilleras, más de 36 masacres, secuestros, desplazamientos, asesinatos selectivos por parte de paramilitares y enfrentamientos militares entre distintos grupos armados? Según cifras de la Personería de Granada, hasta finales de 2008 este municipio tenía registradas más de 400 víctimas de muertes selectivas y 128 desaparecidos. El 60% de la población fue desplazada pasando de 19.500 habitantes a 9.800. Cerca de 83 personas han sido víctimas de minas antipersonal y casas bomba, el 50% civiles y el 50% militares. Además, se han reconocido 15 fosas comunes y de ellas han sido identificadas 8 personas.

A principio de este siglo, apenas un mes después de que paramilitares del Bloque Metro entrarán al casco urbano de Granada y masacraran a 19 personas, cientos de guerrilleros de las Farc hicieron explotar un carro bomba con 400 kilos de dinamita y se tomaron el municipio a plomo, durante casi un día entero. En esa incursión, ocurrida entre el 6 y el 7 de diciembre del 2000, perdieron la vida 23 personas y varias cuadras quedaron completamente destruidas. De ese tamaño fue la guerra en Granada.

Su cercanía con la autopista Medellín-Bogotá y con las centrales hidroeléctricas del oriente antioqueño, así como su ubicación entre el Valle de Aburrá y el Magdalena Medio, hicieron de Granada un lugar estratégico para la disputa entre guerrillas, paramilitares y Ejército. Según el informe Granada: Memorias de guerra, resistencia y reconstrucción, del Centro Nacional de Memoria Histórica, el conflicto armado dejó en ese municipio por lo menos 460 muertos, 299 desaparecidos y unos 10 mil desplazados, cifras grandes para un municipio pequeño.

Pero durante esa época, cuando la violencia llegó con más fuerza a la región, sus habitantes respondieron con valentía y dignidad. Para reconstruir el pueblo, cargaron ladrillos al hombro por una de las calles principales en la Marcha del adobe. Prendieron velas blancas y caminaron con ellas en silencio en las Jornadas de la luz. Salieron juntos a recorrer y a reapropiar los lugares del horror en encuentros que llamaron Abriendo trochas. Pintaron piedras de colores y las llevaron al Parque de la Vida para honrar a sus desaparecidos.

  • Una de las marchas de la luz que se organizaban desde antes del 2007 en Granada. Las jornadas se hacían en silencio los últimos viernes de cada mes. – Fotografía: Lorena Luengas

  • Bitácora de uno de los jóvenes desaparecidos, donde amigos, conocidos y familiares depositaban mensajes y pensamientos. – Fotografía: Lorena Luengas

La Organización de Víctimas Unidas por la Vida, ASOVIDA, fue la encargada de materializar esta iniciativa comunitaria junto a la personería municipal y el Cinep. El Salón del Nunca Más buscaba convertirse en un escenario público en el que se trataran temáticas asociadas a las violencias vividas en el territorio, al tiempo que defendían y garantizaban su acceso a políticas públicas en defensa de los derechos humanos de los sobrevivientes.

Gloria Ramírez, coordinadora del Salón del Nunca Más, creyó que con inaugurar el espacio su tarea en parte había terminado, “pero ahí empezó el trabajo fuerte. Ahora vienen estudiantes, personas del común y extranjeros. Atendemos casi a diario y lo hacemos con cariño, con el interés de sensibilizar un país deshumanizado. Lo que vivimos no es fácil, pero lo que perseguimos es la construcción de paz y las garantías de que esto no vuelva a suceder”, afirmó.

Le recomendamos el documental “Rostros de la memoria“.

Lorena Luengas, museóloga y profesional del equipo del Museo de Memoria Histórica de Colombia, acompañó la construcción del Salón desde el 2007 y reconoce la transformación que vivió Granada y los miembros de ASOVIDA, a partir de la inauguración. “Este día vivimos una conmoción muy grande. Muchos familiares se desmayaron o tomaban de la foto de su familiar y lloraban de manera inconsolable. Durante los siguientes días hicimos un acompañamiento psicosocial muy fuerte, estuvieron dos psicólogas con las familias. Sin embargo, fue un momento muy importante porque los familiares decían que ahora tenían la oportunidad de ir al Salón, ver la foto de su familiar de una manera distinta: con amor, con el reconocimiento de quienes eran y no con el dolor de su pérdida”, dijo Lorena.

Lorena recuerda que con el tiempo fueron consignadas unas bitácoras que contenían las fotografías de las víctimas. Sus familiares y amigos acudían al Salón y empezaban a escribir a sus familiares en un diálogo reparador. “Una niña iba con cierta regularidad a escribirle a su papá que había muerto cuando ella era pequeña, en la bitácora le contaba sus relaciones con su familia, con sus amigas del colegio. Una profesora estaba en contra del reclutamiento y la guerrilla la mató afuera del salón de clase, sus estudiantes le escribían mensajes de gratitud y cariño por todo lo que había hecho por ellos”, comentó.

Desde hace algunos años, la construcción ha venido presentando un deterioro significativo en su estructura. En el 2018, los líderes del proyecto se vieron en la necesidad de recoger fondos por internet para poder patrocinar la remodelación. Como comentó Gloria, no ha sido sencillo. “Desafortunadamente no le hemos podido hacer mucha intervención. Hicimos una recolecta de 4,5 millones de pesos, pero ese dinero se invirtió en recuperar el dominio web para poder volver a ser dueños de la página y que nos visiten no solo en Colombia sino a nivel mundial. Queremos tener un contacto más cercano con la comunidad”.

Este panorama hace aún más urgente la necesidad de pensar políticas públicas que garanticen la permanencia de los lugares de memoria en los territorios. Más que un museo, el Salón del Nunca Más se ha convertido en un lugar de encuentro alrededor de la memoria, la superación de las violencias y la reconciliación. En diez años, las organizaciones de víctimas de Granada han logrado posicionar la memoria como un eje transversal al interior del municipio. Además, durante el 2010, fueron seleccionados como ganadores del Premio Nacional de Paz. “Con este espacio de memoria hemos minimizado los impactos de la guerra y hemos entendido que unidos podemos lograr muchas cosas, si seguimos trabajando por la paz ese será nuestro mejor aporte. Queremos que nos vean como un municipio resiliente, estar sin actores armados, sin daños al medio ambiente”, afirmó Gloria.

 


Antioquia, Granada, Lugares de Memoria, Museo de Memoria de Colombia, Resistencia, Salón del Nunca Más

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