En la noche del 24 de agosto había una fila afuera del Museo Cementerio San Pedro, en Medellín. Decenas de personas esperaban para atravesar los mausoleos y llegar hasta la capilla. Ahí se iba a presentar Cuerpo 36, un documental del Centro Nacional de Memoria Histórica sobre exhumaciones, paramilitares y desaparecidos en Belén de los Andaquíes, Caquetá. También habría un concierto del grupo Sereno, que participó en Tocó Cantar, un proyecto de música sobre memoria y paz.
Como ese día, durante todo agosto se presentaron documentales y se hicieron conversatorios sobre desaparición forzada en Medellín, en el marco del proyecto Mirada al sur, creado por el Museo Nacional de la Memoria del CNMH. El ciclo de cine, que pasó por diez bibliotecas públicas, acabará este 31 de agosto con una proyección del documental Operación Cirirí sobre la fachada del Museo Casa de la Memoria. El 30 de agosto —cuando se conmemora el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas— habrá también una función en el Museo de Arte Moderno de Medellín.
El cine ha sido uno de los medios usados para narrar historias de desaparición forzada en Colombia. El CNMH tiene varios ejemplos en su catálogo audiovisual. Pero, desde el arte, también se ha explorado la memoria de los desaparecidos a través de instalaciones, de performances, de obras de teatro. Les presentamos una recopilación de algunas de estas obras, que aprovechamos para recordar a propósito de la conmemoración del 30 de agosto.
Unland, de Doris Salcedo
La escultora transforma objetos de la vida cotidiana en piezas que hacen evidente el vacío y la impotencia que siente como testigo de los hechos violentos percibidos a diario en el contexto colombiano. A través de gestos que se repiten en las esculturas, como un tejido milimétrico hecho con cabello humano, Salcedo alude a la pérdida de vidas en medio del conflicto.
Video Verónica, de José Alejandro Restrepo
Sobre el manto de la Verónica de José Alejandro Restrepo se proyecta una imagen de víctimas que ha dejado el conflicto armado en Colombia. Se repiten secuencias en el video sobre el velo blanco de mujeres que sostienen fotografías de sus seres queridos asesinados o desaparecidos. Esta instalación hace parte de la serie de obras titulada Iconomía en donde el artista reflexiona sobre la manera como se construyen las imágenes en medio del conflicto de este país.
Antígonas, tribunal de mujeres, de Tramaluna Teatro
Es una creación colectiva entre artistas profesionales y mujeres víctimas de cuatro casos de violación de derechos humanos: las ejecuciones extrajudiciales de jóvenes de Soacha, el exterminio de la Unión Patriótica, la persecución contra líderes sociales y los montajes judiciales contra estudiantes. En el escenario, este grupo de mujeres convierte su dolor y su memoria en poesía, mediante cantos, danzas, proyecciones, narraciones y la presentación de objetos personales de sus familiares como una foto, un muñeco, una carta o prendas de vestir.
327 alumbramientos por las huellas del olvido, de Magdalenas por el Cauca
En el 2013 el colectivo Magdalenas por el Cauca convocó a los Familiares de Víctimas de la Masacre de Trujillo y a las comunidades de Marsella y Beltrán para construir 327 balsas y ponerlas a navegar en los últimos 200 metros de La Nona, una quebrada que nace en Marsella y desemboca en el Cauca, en el Remanso de Beltrán. La idea surgió a raíz de las 482 necropsias de personas no identificadas en el cementerio de Marsella, realizadas por Medicina Legal en el 2012. De estas personas, 155 fueron identificadas pero 327 continúan sin identidad.
Aliento, de Óscar Muñoz
A primera vista, Aliento es una serie de círculos de acero colgados en la pared que reflejan las cosas y las personas a su alrededor. Al acercarse, el espectador puede verse a sí mismo. Cada vez que alguien respira sobre estos espejos, aparecen por un instante los rostros no identificados de colombianos desaparecidos.
Anunciando la ausencia, del grupo de teatro El Tente
Narra las historias de un grupo de mujeres del Meta a las que les han desaparecido a un familiar. Una a una, las protagonistas le cuentan al público los detalles de su ser querido: cómo desapareció, qué ropa usaba, cuál era su trabajo y cuáles eran sus sueños. Por medio de objetos que pertenecían a los desaparecidos, fotografías y diarios que ellas han escrito, las mujeres hablan de sus búsquedas y exigen justicia.
Río abajo, de Erika Diettes
Una serie de fotografías de prendas sumergidas en el agua. Diettes exhibe estas imágenes en grandes formatos impresas en cristal para que interactúen con el espectador y para que tengan una calidad semejante a la del agua. Cada prenda evoca la historia de la persona que la utilizó y crea la expectativa de una vida que fue y no será.
Vivificar, de Constanza Ramírez
El 30 de agosto de 2015, de la nada la Orquesta Sinfónica de Bogotá empezó a tocar el himno nacional en un centro comercial. Varios personajes entraron en la escena para llevarse uno a uno a los músicos de la Orquesta. La ausencia de cada músico afectaba la melodía del himno hasta el punto en que ésta se deformó totalmente. Cuando el orden se restableció, llegó un grupo de personas con fotografías de sus familiares desaparecidos mientras se desplegó una valla con cifras de desaparición forzada en Colombia y la frase: “La desaparición de una sola persona afecta todo el conjunto de la sociedad”.
Re/trato, de Óscar Muñoz
El interminable trabajo de capturar la imagen del rostro humano es la tarea que se pone el artista Óscar Muñoz en Re/trato. En el video, la mano dibuja con pincel y agua una cara que desaparece en la superficie. Se evaporan los trazos de agua y la mano repite la acción para evitar que se pierda la imagen de la persona representada.
Treno, de Clemencia Echeverri
La imagen de un río oscuro se proyecta sobre las paredes del espacio que rodea al público. El sonido y el movimiento del río dominan el lugar mientras aumenta la corriente de agua para inundarlo de manera simbólica. En Treno se utilizan los videos de gran formato para mostrar el poder del río y convertirlo en el personaje principal que representa la sobrecogedora fuerza de lo natural mostrando su poder en el flujo constante, casi infinito.
El ausente, de Felipe Botero
Narra la historia de tres hermanas que esperan los restos de su padre desaparecido hace diez años. Las tres mujeres deciden unir los huesos de su padre, vestirlo y velarlo antes de la llegada del servicio funerario. Con humor e ironía, la obra sumerge al espectador en la incertidumbre, ansiedad y dolor de una familia de clase media a través de los recuerdos y reflexiones de estas tres hermanas.
Ofelia al revés, de Claudia Salamanca
Una mujer flota en un río, se hunde y sale a la superficie del agua en un pulso entre la fuerza de la naturaleza y los instintos, los que no permiten que se ahogue. Su cuerpo se resiste a morir. Esta Ofelia estudia cómo se puede presentar la muerte en una imagen y encarna un cuerpo que está en el límite de la vida. Claudia Salamanca hace esta obra en un contexto particular: Colombia, donde los ríos son testigos del conflicto y han servido como cementerios y lugares para la desaparición cuerpos.
Réquiem NN, de Juan Manuel Echavarría
Desde los años ochenta, los habitantes de Puerto Berrío han encontrado cadáveres flotando en el río Magdalena. Son cuerpos no identificados que han padecido una muerte violenta. La gente adopta a estos muertos y les hacen un entierro digno: les ponen un nombre, pintan y decoran sus tumbas, rezan por ellos y esperan favores milagrosos a cambio. Réquiem NN muestra las particularidades de cada tumba, el paso del tiempo, las ofrendas y los mensajes de agradecimiento por los favores recibidos.