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Víctimas de la toma de las Farc a Asamblea del Valle son más que 11: tres valientes más para recordar

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CNMH.

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CNMH

Publicado

12 de abril 2021


Víctimas de la toma de las Farc a Asamblea del Valle son más que 11: tres valientes más para recordar

  • El 11 de abril de 2002, fecha en que las Farc secuestró a los 12 diputados del Valle, Carlos Alberto Cendales, subintendente de la Policía, y Walter López y Héctor Sandoval, conductor y camarógrafo de RCN, fueron asesinados mientras ejercían sus labores.
  • El Centro Nacional de Memoria Histórica, la Comisión de la Verdad y la Gobernación del Valle conmemoran los 19 años del secuestro de los diputados y de la muerte de estas tres personas.

A Carlos, Walter y Héctor con frecuencia los traen a la mente. Su familia, sobre todo. En ese revivir tan propio y a la vez tan natural en el que se recuerda a quienes ya no están, cada tanto se suman vecinos, compañeros de trabajo y de la vida también.

Quienes hoy siguen aquí para recordarlos, no pueden referirse al 11 de abril de 2002, fecha en que las Farc secuestró a los 12 diputados del Valle, si no es a través de la semblanza de ellos, tres valerosas personas que dando lo mejor de sí en sus oficios encontraron la muerte.

Carlos Alberto Cendales, subintendente de la Policía, fue asesinado a sangre fría por los secuestradores en medio de la operación guerrillera cuando cuidaba el edificio de la Asamblea del Valle del Cauca. Walter López y Héctor Sandoval, conductor y camarógrafo de RCN, murieron mientras cubrían la noticia de la fuga de los guerrilleros.

Hoy, cuando se conmemoran 19 años de estos hechos, el Centro Nacional de Memoria Histórica, la Comisión de la Verdad y la Gobernación del Valle se unieron para recordar sus vidas y conocer un poco más sobre ellos y sus legados, punto central del homenaje ‘Por la Memoria, la Reconciliación y la Verdad’, acto de conmemoración en el cual participaron los familiares de estas víctimas.

“Fue una experiencia dolorosa porque recordar a un familiar es muy triste, pero fue bonito volver a los años vividos”, comentó John Jairo López, hermano de Walter, durante el evento, que se transmitió en vivo a través de las redes sociales de las instituciones que lideraron la conmemoración. 

Freddy Sandoval, hermano de Héctor, aseguró que, en medio de todo el dolor, “lo bonito es recordar que realmente hubo un incidente que modificó nuestra paz colombiana, nuestra paz en la familia, que deja muchas incertidumbres. Nosotros nunca lo vamos a olvidar, la cuestión es que por este medio la sociedad no los va a olvidar”.

Cuando menciona “este medio”, Freddy se refiere al compilado de biografías y al documental que hacen de una apuesta por exorcizar la muerte, identificar las particularidades de una trayectoria, comprender los legados de una vida, dimensionar el significado de las vidas perdidas y entender lo que se fracturó en las familias y la sociedad. (Ver Informe El caso de la Asamblea del Valle).

Tanto la pieza audiovisual como la publicación hacen parte del ejercicio de memoria del que hicieron parte las familias de estas víctimas y que lideró el Centro Nacional de Memoria Histórica para contar las historias poco conocidas de estas personas que murieron en el marco de este suceso que sacudió al país.

“El CNMH acogió esta investigación porque era fundamental visibilizar a todas las víctimas de este hecho violento, además del secuestro de los diputados del Valle. En medio de enfrentamientos fueron asesinados dos miembros del equipo de Noticias RCN que cubrían la noticia. De alguna manera el secuestro de los diputados ensombreció en la opinión pública estas muertes, por eso acogimos estas historias de vida y dignificamos su memoria”, señaló William Mancera, investigador del CNMH que acompañó la documentación de este caso.

Precisamente para visibilizar estas tres vidas que con frecuencia suele ignorar la cobertura mediática al recordar los hechos alrededor de la Asamblea del Valle, compartimos las semblanzas de estas tres víctimas desde la perspectiva de personas cercanas a ellos:

 

Cendales, hombre de familia y única autoridad que descubrió el engaño de las Farc

*El perfil biográfico de Carlos Alberto Cendales, se elaboró a partir de la voz de Luz Marina Cendales, una de sus hermanas, cuyo relato está consignado en su libro Un sueño para Morir (Cendales, 2017). A partir del cual se realizó un trabajo conjunto para llegar a una versión editada para la publicación El caso de la Asamblea del Valle: tragedia y reconciliación.

Carlos Alberto nació el 13 de mayo de 1974 en el seno de una familia muy unida. Los Cendales Zúñiga provienen de la unión de José Joaquín Cendales Romero, natural de la ciudad de Calarcá (Quindío), y Jael Zúñiga, nacida en Cajibío (Cauca). Su madre, desde muy niña, junto a María Ercilia, su hermana gemela, y su abuela materna, quien las crió, fueron víctimas desplazadas por la violencia liberal-conservadora de los años 50.

De ese matrimonio, que duró más de 35 años, nacieron ocho hijos: Yolanda, Marta Cecilia, José Orlando, Rossana, Hernando, Luz Amparo, Carlos Alberto y yo. ‘Beto’ fue el menor, y llegó de manera sorpresiva cuando sus padres ya habían decidido no tener más hijos, pues su madre tenía 40 años, lo que generaba temor por su salud.

Desde muy pequeño, Carlos Alberto quiso ser policía. “Siempre mostró una gran vocación por serlo, pues en nuestra familia era una constante la afinidad con la institución. En esto creo que influyó mucho el que yo estuviera casada con Fernando Perdomo Yusti, quien hacía parte de la Policía Nacional. Cuando me visitaba en Popayán, Carlos Alberto esperaba a que Fernando se fuera a dormir y de pronto se me presentaba totalmente uniformado, se miraba al espejo diciéndome: “Algún día me voy a poner este uniforme; cuando termine de estudiar, voy a ser policía”, recuerda su hermana Luz Marina.

‘Beto’, como cariñosamente le decían los hermanos y amigos, terminó de forma destacada el bachillerato en el mismo colegio donde inició su etapa escolar: el Instituto Técnico Nacional de Comercio Simón Rodríguez.

Por petición de su mamá se inscribió en una universidad para estudiar la carrera de Derecho -otra de sus vocaciones-, pero simultáneamente lo hizo también en la Policía. “Mi mamá -cuenta su hermana-, le decía que estudiara en la universidad, que ella estaba dispuesta a pagarle la carrera pues para eso contaba con la pensión de papá, pero él se inclinaba más por ser policía, porque la verdad, era su sueño, su gran anhelo”. Cendales se convirtió en policía.

Al cabo de un tiempo, Carlos Alberto salió trasladado a Buga, ciudad ubicada a 78 kilómetros de Cali, donde conoció a María del Carmen, una muchacha de 16 años que dejaría su estudio y su familia para convertirse en su compañera permanente.

Así lo recuerda: “Yo lo conocí cuando tenía 16 años y nos enamoramos y al poco tiempo de conocernos tomamos la decisión de vivir juntos. Los seis años de estar en familia los vivimos muy felices” (CNMH, entrevista a María del Carmen Blanco, 2017, 25 de abril).

María del Carmen quedó embarazada y el 5 de enero del año 2000 nació Luisa. Y así llegó para Carlos Alberto la que sería su mayor alegría y el motivo más grande para vivir. Él le escogió el nombre desde que estaba en el vientre. “Si es niña me encantaría que se llame Luisa María”, repetía emocionado.

En esos primeros meses del 2002, el conflicto armado arreciaba en todo el país. El asesinato en el oriente de Cali de Monseñor Isaías Duarte, el arzobispo de la ciudad, lo sorprendió mucho. El sufrimiento del niño Andrés Felipe Pérez, quien en reiteradas oportunidades clamaba a las FARC la liberación de su padre, el cabo José Norberto Pérez, para despedirse de él, pues el cáncer que padecía lo deterioraba día tras día y solo esperaba reencontrarse con su padre, también lo impactó como persona y como uniformado, pero sobre todo como papá.

Se acercaba la Semana Santa y Carlos Alberto fue notificado de que ya no saldría a reforzar los puestos policiales de otra ciudad, como en algún momento se había dicho, sino que continuaría con el servicio de vigilancia en la Gobernación.

Por esos días, a través de informes de la inteligencia de la policía, les habían hablado de una posible escalada terrorista en varias ciudades del país, lo que obligó a un acuartelamiento en primer grado. Contaba que en una reunión matutina o relación general para dar órdenes y asignar tareas. Les sugirieron tener cuidado y estar alertas porque, según las informaciones, en Cali había un “león dormido” y cuando este despertara causaría estragos.

Ante ese comentario su mamá siempre muy angustiada le decía que por favor se cuidara, que ante cualquier situación peligrosa se escondiera, que ella no soportaría tan siquiera la idea de que algo malo le fuera a ocurrir, a lo que Beto le respondió abrazándola y diciéndole que había que afrontar las cosas como se presentaran.

Lamentablemente, el 11 de abril de 2002, el subintendente Cendales fue asesinado por miembros de las Farc que desarrollaban su estrategia para secuestrar a los diputados del Valle. Él fue el único en darse cuenta de que en realidad quienes ingresaron a la Asamblea no eran integrantes del Ejército que querían trasladar a los dirigentes ante la amenaza de una bomba.

 

Walter Hayder López, el mensajero ascendido a conductor

* El perfil biográfico de Walter se construyó a partir de conversaciones con sus hermanos John Jairo y Martha Cecilia. Con las voces de sus amigos del colegio Atenas: Roberto Tobón, Patricia Sepúlveda y Kelvin Soles y con los aportes de su amigo y compañero de trabajo en RCN Jhoni Ramírez.

Walter nació el 3 de noviembre de 1964 en la ciudad de Cali. Rodeado de su familia y amigos, vivió una infancia muy alegre en las calles de su barrio: “Mi hermano tuvo una niñez tranquila. Pobre y con necesidades, pero muy feliz. De niños jugábamos ponchados, yermis, cojín de guerra, quiebra huesos, montábamos en cicla, andábamos descalzos” (CNMH, entrevista a John Jairo López, 2017, 22 de noviembre).

Walter se casó con Luz Marina Flórez Ortiz. Del matrimonio nacieron sus dos hijos, Steven y Hayder Walter. Gracias a un sorteo en el banco lograron pagar su casa en Ciudad Córdoba. Quienes lo conocieron dan fe de que Walter siempre se caracterizó por ser un buen papá. “Le puedo decir que era un excelente padre, respondía por sus hijos, siempre estaba pendiente de ellos, los amaba. Los llevó derechito en la vida y esperaba que crecieran, estudiaran y no perdieran el amor por la familia. Los hijos le heredaron la alegría y la capacidad de trabajo” (CNMH, entrevista a John Jairo López, 2017, 22 de noviembre).

Por medio de una agencia de empleo, Walter ingresó a RCN en 1998, primero como mensajero y después como conductor. En enero del 2002 Walter fue ascendido. “Resulta que la persona que trabaja con nosotros como conductor, tuvo una lesión y no pudo manejar más, entonces hicieron un cambio. Walter pasó a ser nuestro conductor. De hecho, cuando Walter murió tan solo llevaba tres meses como conductor” (CNMH, entrevista a Jhoni Ramírez, 2017, 17 de agosto).

“Mi hermano estuvo en una toma guerrillera en el norte del Cauca. Me contaba que apenas se escuchaban los disparos y que era muy emocionante. Yo le decía: “Walter, donde lo pelen ¿qué va a hacer usted?” (CNMH, entrevista a John Jairo López, 2017, 22 de noviembre).

También fue a los lugares alejados, donde se desarrollaban las noticias de último minuto: “Con Walter nos tocó cubrir el accidente del avión de la aerolínea Tame, donde murieron 20 personas, en Cumbal, Nariño. El avión se estrelló contra el volcán en el mes de febrero del 2002 y el lugar fue declarado camposanto” (CNMH, Entrevista a Jhoni Ramírez, 2017, 17 de agosto).

Walter Hayder López López o como le decían sus amigos más cercanos, el ‘viejo Whaly’, murió el 11 de abril de 2002 como consecuencia de una hemorragia masiva, causada por las lesiones internas que le dejó un proyectil calibre punto 50 que impactó al techo de la camioneta desde la que cubrían lo que sucedía con los diputados. Su cuerpo sin vida quedó recostado toda la noche sobre el timón de la camioneta y no pudo ser trasladado.

 

Héctor Sandoval, un apasionado de las cámaras

*El perfil biográfico de Héctor se narró a partir de las voces de su mamá Orfa María y sus hermanos Juan Diego y Fredy Enrique. También, con la entrevista a sus amigos y compañeros de trabajo Juan Bautista y Jhoni Ramírez.

Doña Orfa María y Don Carlos Enrique se conocieron en el Valle del Cauca. Del matrimonio de un bogotano y una patiana nacieron cuatro hijos: Fredy Enrique, Luis Carlos, Juan Diego y Héctor Hernando. Héctor nació el 14 de febrero de 1975 en la ciudad de Cali.

Héctor fue jugador de la selección de voleibol del Valle. “Fue un gran deportista, midiendo 1,70 era el armador de la selección de la Liga del Valle. Mi hermano empezó en el equipo del Colegio Caldas en Palmira y de ahí pasó a la Liga. Cuando yo llegaba de vacaciones le decía para molestarlo: “¡Tremendo enano y jugando voleibol!” (CNMH, entrevista a Fredy Enrique Sandoval, 2017, 30 de abril).

Su padre Carlos fue por muchos años el jefe técnico de Caracol Televisión y trabajó en algunas telenovelas y en varios programas infantiles de los años ochenta y noventa. “Él nos introduce en el mundo de la pantalla chica. De hecho, todos mis hermanos y mis tíos aún trabajan en el medio” (CNMH, entrevista a Fredy Enrique Sandoval, 2017, 30 de abril).

“Construíamos el set con los corotos de la casa, instalábamos las luces con las bombillas de navidad y filmábamos con unas cámaras hechas con cajas de cartón. Cuando mi mamá se iba para el trabajo al Seguro Social, hacíamos el montaje”, recuerda su hermano Fredy.

Después de haber trabajado en varias programadoras como camarógrafo, Héctor ingresó a RCN a mediados de 2000. Lo enviaron a hacer los reportajes de importancia para el canal como la liberación de los secuestrados de La María (1999), el secuestro masivo del Kilómetro 18 (2000), la masacre del corregimiento de Barragán en el municipio de Tuluá (2000), entre otras. También, Héctor Hernán era muy bueno capturando las secuencias de los partidos de fútbol.

Hizo también su propia vida familiar. Se casó con María del Pilar Castro en Palmira. De esa relación nació su único hijo Juan Sebastián. “Héctor conoció a su esposa en las novenas de diciembre que se organizaban en el barrio. Cuando Héctor, murió el niño tenía 5 años” (CNMH, entrevista a Orfa María Muñoz, 2017, 26 de abril).

Héctor soñaba con seguir en su carrera en el mundo de la imagen: “Era tan profesional que tenía toda la confianza de sus jefes para editar las imágenes. Con el tiempo nos dimos cuenta de que él estaba estudiando para hacer camarógrafo de producción a nivel de telenovelas. Sus amigos nos contaron que muy pronto en RCN lo iban a trasladar para que trabajara en Bogotá” (CNMH, entrevista a Fredy Enrique Sandoval, 2017, 30 de abril).

El legado de Héctor sigue muy presente en su familia y amigos. Como padre, como hermano y como hijo dejó recuerdos inolvidables y enseñanzas para todos. Su mamá tiene su cuarto intacto y guarda todos los objetos que le regalaba.


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Fabio Bernal

“El Museo debe ser un espacio de reflexión”: Fabio Bernal, director Museo de Memoria de Colombia

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CNMH.

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CNMH

Publicado

4 de marzo 2021


“El Museo debe ser un espacio de reflexión”: Fabio Bernal, director Museo de Memoria de Colombia

Este año, el proyecto del Museo de Memoria de Colombia (MMC), liderado por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH),  entra en una etapa avanzada antes de abrir sus puertas en Bogotá en 2022. La construcción del edificio, en la calle 26 con avenida Las Américas, está en marcha. Paralelo a esta, sigue la apuesta por fortalecer su dimensión territorial en todo el país y su dimensión virtual, incluso por fuera de Colombia.

Además, el MMC mantiene un diálogo abierto y constructivo con organizaciones de víctimas, academia, entidades públicas y organismos multilaterales.

En esta entrevista, Fabio Bernal, director del Museo, habla sobre los retos de construir colectivamente un museo que articule memorias plurales y diversas, y que promueva el diálogo y la reflexión de todo el país. También se refiere  a los avances de la obra y el impacto de la exposición SaNaciones.

Llevamos varios años hablando de la construcción del Museo, y por fin hace unas semanas hay máquinas y movimiento en el predio. ¿En qué etapa va el proyecto?

La obra del Museo de Memoria de Colombia ya inició. Va avanzando. Ya estamos finalizando el proceso de pilotaje, que es la cimentación profunda, y continuaremos con la obra durante este año. A medida que vaya transcurriendo 2021, vamos a empezar a ver cómo crece el edificio para completar sus seis pisos, y así poder cumplir con la meta de abrir las puertas y poner en marcha el Museo en 2022.

Paralelo al proyecto del edificio en Bogotá, el Museo se ha construido en otras dimensiones. ¿Cómo es ese trabajo?

El Museo se ha pensado en tres dimensiones: física, territorial y virtual. Estas se complementan. El Museo existe más allá de sus paredes. Es un museo que debe aprender y fortalecer los procesos que se hacen en regiones, los procesos que se construyen desde las comunidades, que son las que tramitan su duelo de los horrores que ha dejado el conflicto armado. Por eso en la dimensión territorial del Museo seguimos empeñados en trabajar con comunidades de todo el país.

A final del año pasado desarrollamos una exposición transmedial llamada SaNaciones: diálogos de la memoria, que tuvo diferentes plataformas. Una fue Museo en casa, que nos permitió llegar a los hogares de habitantes de la región Caribe a través de los recibos de servicios públicos. Hicimos alianzas con empresas de servicios, y nos permitieron incluir obras de artistas que nos pusieron a reflexionar en familia sobre qué es construir memoria, por qué son importantes estos diálogos.

Es interesante y necesario buscar formas de acercar los museos a la gente que no puede o no está acostumbrada a visitarlos. ¿Qué otras estrategias hay en este sentido?

En SaNaciones también tuvimos otra plataforma que fue la unidad móvil. Con esta estuvimos en Barranquilla en cuatro urbanizaciones de vivienda mayormente habitadas por víctimas del conflicto armado.

En medio de la pandemia, era necesario contar con todos los protocolos, pero no dejar de llevar el Museo a los territorios. Estuvimos en Villas de San Pablo, Villa Cordialidad, Gardenias y Pinar del Río, en Barranquilla, y también en Malambo y Soledad, a petición del Grupo de Gestión de Paz y Víctimas de la Gobernación del Atlántico.

Allí compartimos con las comunidades y ellas alzaron su voz. Fue muy conmovedor ver la valentía de las víctimas, quienes, a pesar de estar amenazadas en algunos casos, vincularon su voz a la construcción del Museo. Es fundamental que el Museo se construya desde los territorios. Por eso, este año seguiremos con esos procesos.

Este Museo está llamado a incluir la pluralidad de las voces de las víctimas. ¿Cómo garantizar que en la construcción del Museo participen distintos sectores y esté representada la diversidad de experiencias alrededor del conflicto armado?

Nosotros hemos desarrollado actividades con una población variada de víctimas. Hemos trabajado acciones de memoria con comunidades indígenas, con miembros de la fuerza pública que han sido víctimas, entre otros, y ellos se han podido expresar en espacios seguros.

Consideramos que el Museo debe ser un espacio de debate y reflexión, pero debe ser un espacio de debate seguro, donde se puedan expresar estas opiniones. Convocamos a diferentes sectores, que seguro tienen opiniones diferentes, porque este conflicto ha sido complejo, ha impactado a diferentes sectores de la sociedad, y por supuesto las opiniones son diversas.

Por eso es importante respetar el mandato que tenemos de no promover una verdad oficial. Debemos poner sobre la mesa las diferentes opiniones para fortalecer el conocimiento colectivo de los hechos ocurridos en el marco del conflicto armado. Esa es la labor del Museo: poner sobre la mesa estas voces diversas y privilegiar las voces de las víctimas, para que la sociedad pueda reflexionar sobre lo ocurrido.

El Museo ha procurado no solo incluir la diversidad de voces de las víctimas, sino también integrar y aprender de sectores como la academia, el sector cultural, las entidades del Estado, la cooperación internacional, entre otros. A final del año pasado hubo unas mesas de diálogo en las que estos sectores siguieron aportando a la construcción del Museo. ¿Cuál fue el balance?

Recién ingresé al Centro Nacional de Memoria Histórica, trabajamos junto al equipo de Innovación Pública del Departamento Nacional de Planeación y el equipo de Innovación Social del Departamento para la Prosperidad Social, para configurar un espacio en el que recibiéramos observaciones de diferentes sectores.

De ese esfuerzo resultaron las mesas de diálogo, que tuvieron seis temáticas, en las cuales participaron organizaciones de víctimas, entidades públicas, cooperación internacional, organismos multilaterales, y representantes de la Mesa Nacional de Participación Efectiva de Víctimas, entre otros participantes.

Sobre el Museo existen muchas expectativas, pero fundamentalmente entendimos que debe ser un espacio vivo, un espacio que permita incluir nuevas opiniones, nuevas voces.

No podemos pensar que el Museo sea un espacio con exposiciones inamovibles, que su plan museológico sea indefinido en el tiempo, que su guión      museológico no pueda crecer a medida que se generan reflexiones.

El Museo debe ser un museo vivo, debe tener espacio para las expresiones vivas de la memoria, debe privilegiar las voces de las víctimas, y por lo tanto debe ir a los territorios. En ese esfuerzo, este año también haremos mesas de diálogo en varias regiones para seguir construyendo el Museo entre todos.

¿Los participantes de esas mesas de diálogo van a poder hacer seguimiento a la implementación de las conclusiones?

Al final de las mesas tuvimos una mesa de cierre. Allí compartimos con todos los participantes los resultados de estas sesiones de trabajo. Por supuesto, varios de ellos expresaron la intención de seguir acompañándonos en el proceso de consolidar el Museo de Memoria de Colombia y ponerlo en marcha. Con ese acompañamiento, el equipo del CNMH consolida los elementos necesarios para poner en marcha el Museo, y seguiremos abriendo espacios para que estos diálogos continúen.

El Museo no empieza de cero, sino que se construye sobre el legado del CNMH. ¿Cómo se está incluyendo el trabajo de más de una década?

En el Museo estará el Archivo de los Derechos Humanos. Será una parte fundamental, casi que un núcleo para esta entidad, porque en el Archivo reposan los documentos que dan cuenta de las vulneraciones a los derechos humanos en el marco del conflicto armado. También estará vinculado el Observatorio de Memoria y Conflicto, que es una de las bases de datos más importantes sobre el conflicto armado en el país.

Estos elementos nutren el trabajo que desarrollará el Museo de Memoria: sus exposiciones, sus actividades culturales, las reflexiones que se deberán dar entorno al patrimonio que custodiará el Museo.


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Estar del lado de las víctimas, propósito del CNMH en la XIII Semana por la Memoria

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CNMH

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Publicado

22 noviembre 2020


Estar del lado de las víctimas, propósito del CNMH en la XIII Semana por la Memoria

  • La presentación de un informe sobre las Autodefensas de Cundinamarca y el relanzamiento del micrositio del Observatorio de Memoria y Conflicto harán parte de la programación entre el 23 y el 29 de noviembre
  • El Centro Nacional de Memoria Histórica reitera su compromiso con las víctimas del conflicto armado en Colombia, aún ante las dificultades presentes en el país y el mundo.

Desde los territorios, del lado de las víctimas y sus memorias, el Centro Nacional de Memoria Histórica celebrará la decimotercera Semana por la Memoria entre el 23 y el 29 de noviembre. La programación, que comprende 12 eventos entre la virtualidad y el acompañamiento en las regiones, será una oportunidad para reafirmar el compromiso y los lazos con quienes han sufrido el conflicto armado en el país, aún ante las dificultades de la pandemia, la persistencia de grupos armados al margen de la ley en violentar a líderes sociales y las afectaciones del invierno.

Lanzamientos de investigaciones, conversatorios con expertos en diferentes temas relacionados con el conflicto armado y un concierto harán parte de una variada agenda, que convoca a recordar los anhelos de verdad, reparación, justicia y no repetición de las vulneraciones de los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario durante la guerra.

La programación incluye la presentación del informe Autodefensas de Cundinamarca: olvido estatal y violencia paramilitar en las provincias de Rionegro y Bajo Magdalena, investigación de la Dirección de Acuerdos para la Verdad; así como el relanzamiento del micrositio del Observatorio de Memoria y Conflicto, con los datos más recientes que unifican fuentes y criterios para el registro de lo ocurrido en el conflicto armado hasta el presente.

Esta Semana por la Memoria presentará, además, tres Iniciativas de Memoria, Memorias de Esperanza, sobre el exterminio de integrantes del movimiento Esperanza Paz y Libertad (EPL); Fortaleciendo Memorias: Una mirada a San Vicente de Chucurí; y Jose Cardona Hoyos: el legado de una lucha política en democracia y sin armas, un proceso de memoria sin precedentes, al recordar la historia de este dirigente comunista, asesinado por la exguerrilla de las Farc al oponerse a la lucha violenta.

Estas iniciativas se unen a las ya lanzadas este año del municipio de Caicedo y el sector La Chinita de Apartadó, en Antioquia; Retoños del Árbol Truncado, (con víctimas pertenecientes a la Policía Nacional, y los secuestros del sector del Kilómetro 18 y la iglesia La María, en Cali.

Paralelo a esta agenda construida con las víctimas, avanza la exposición itinerante Sanaciones, del Museo de Memoria de Colombia en el Caribe colombiano.

Toda la programación se puede consultar en las redes sociales del Centro y en www.centrodememoria.gov.co.


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Tras 18 años de la masacre de Bojayá, nuestro compromiso no acaba

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CNMH

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CNMH

Publicado

1 mayo 2020


Tras 18 años de la masacre de Bojayá, nuestro compromiso no acaba

  • El Centro Nacional de Memoria Histórica acompañará este sábado 2 de mayo los actos programados por la comunidad de Bojayá en conmemoración de la masacre ocurrida hace 18 años en la iglesia de Bellavista.
  • Líderes de víctimas de la comunidad y del CNMH participarán del conversatorio y presentación del documental “Renacientes”, elaborado durante el proceso de reparación simbólica.

El Centro Nacional de Memoria Histórica —CNMH— reafirma su compromiso con el fortalecimiento del espíritu resiliente de la comunidad de Bojayá mediante el recuerdo del daño provocado por el conflicto armado. Cuando se cumplen 18 años de la masacre cometida por la guerrilla de las Farc, que acabó la vida de por lo menos un centenar de sus habitantes, el pueblo persiste en el renacer de la vida y los reclamos de paz, dignidad y no repetición.

Este sábado 2 de mayo, tendremos el conversatorio Acompañando el renacer de Bojayá, que se realizará a las 2:00 p.m. a través del Facebook del CNMH. El proceso de reparación simbólica, la afectación de la violencia, la resiliencia y la vida en la región del Medio Atrato son temas para este diálogo en el que participarán líderes de la comunidad y nuestro equipo de Enfoque Diferencial Étnico. En este espacio virtual se presentará el documental Renacientes, una producción audiovisual que recoge imágenes y testimonios del proceso de reparación en que se han vinculado la entidad y los habitantes de Bojayá, y narra el encuentro de varias generaciones para hacer memoria, resistir y construir paz defendiendo el territorio.

A las 9:00 a.m., a través nuestra cuenta de Facebook, habrá una rueda de prensa que ofrecerán el director de la Unidad de Víctimas, Ramón Rodríguez; el director del CNMH, Darío Acevedo, y un representante del Comité por los Derechos de las Víctimas de Bojayá sobre las acciones del Gobierno Nacional para garantizar la reparación integral de la comunidad.

Igualmente, acompañaremos los actos conmemorativos programados por la comunidad. En medio de la emergencia sanitaria por el covid-19, Bojayá llevará al mausoleo de las víctimas una oración, sus tradicionales alabaos y una ofrenda. También se celebrará una eucaristía desde el antiguo Bellavista. El CNMH se enlazará con la transmisión en vivo de estos momentos de la conmemoración, que el Comité por los Derechos de las Víctimas de Bojayá compartirá a través de la cuenta de Facebook de la emisora local Bojayá Estéreo, a las 8:00 a.m. y 10:00 a.m.

Colombia no puede olvidar el 2 de mayo de 2002: a las 10:15 a.m., guerrilleros de las Farc dispararon un cilindro bomba contra la iglesia San Pablo Apóstol, en el antiguo Bellavista, cabecera de Bojayá, donde se refugiaban alrededor de 300 personas por los enfrentamientos que libraban desde el 20 de abril el Frente José María Córdova de la guerrilla y el comando paramilitar del Bloque Élmer Cárdenas. La presión de la guerrilla por deshacerse de los cadáveres antes de la llegada de medios de comunicación y autoridades y la violencia continuada en el territorio no permitieron la despedida y el duelo de acuerdo a sus tradiciones religiosas.

“Si se piensa en la magnitud de los eventos en términos de muertos, heridos y desplazados, frente al tamaño de la población, se puede decir que los daños ocasionados por la masacre fueron catastróficos. Toda familia quedó de alguna manera en duelo, todas las familias tuvieron que participar en la búsqueda y el conteo de sus víctimas”, señala el informe Bojayá. La guerra sin límites, publicado en 2010 por el Grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación.

El CNMH acompañó desde 2017 las diligencias de identificación e individualización de las víctimas, a cargo de la Fiscalía General de la Nación y el Instituto de Medicina Legal, que fueron parte de los acuerdos de La Habana, luego de que la guerrilla de las Farc reconociera su responsabilidad en la masacre. Nuestro equipo de Enfoque Étnico aportó para consolidar la metodología de encuentros familiares a través de un grupo de memoria local, junto al Comité por los Derechos de las Víctimas, gestores de memoria y el equipo local de Comunicaciones.

El trabajo permitió reconstruir con relatos los roles de vida y el árbol de cada familia, buscando dignificar y hacer homenaje a las víctimas. Se elaboraron 40 álbumes familiares que fueron entregados en el acto de despedida espiritual e inhumación Bojayá honra a los sagrados espíritus, que se cumplió el 17 de noviembre de 2019, y se convirtieron en un modo para sanar el dolor y un tesoro íntimo y privado que representa el recuerdo de sus familiares muertos en la masacre.

Así mismo, respondiendo a las solicitudes de la comunidad y a los compromisos asumidos durante el proceso de acompañamiento, se realizó un mural en homenaje a los niños y niñas fallecidos en la masacre y se reconstruyó otro mural de memoria muy significativo para la población, elaborado en 2004 en la escuela del antiguo Bellavista. Ambos murales fueron realizados en un intercambio de saberes del que participaron niños y niñas, gestores locales, alabadoras y sabedoras de Bellavista y el corregimiento de Pogue.

El acompañamiento para la reparación simbólica en Bojayá inició en 2009, cuando el Grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (que pasó a ser parte del CNMH con la Ley 1448 de 2011 —ley de víctimas—), produjo el informe Bojayá. La guerra sin límites, que precisó la magnitud de los daños que el conflicto ha provocado a las comunidades afro e indígenas del Medio Atrato.

El Enfoque Diferencial Étnico del CNMH ha promovido el fortalecimiento del grupo de cantadoras del Consejo Comunitario de Pogue, proceso que derivó en la producción, publicación y divulgación de la cartilla Pogue: un pueblo, una familia, un río, del cancionero El oficio de cantar memoria y el documental Las musas de Pogue, en alianzas con la Corporación Pasolini de Medellín, la Universidad de Columbia y la Organización Internacional para las Migraciones. El trabajo con la comunidad ha servido además para comprender el significado de los procesos mortuorios, afectados por la violencia y la mala muerte que representa para ellos el crimen del 2 de mayo de 2002.


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Una noche en vela para escuchar a las víctimas

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Nota del periódico Llano 7 días

Fotografía

Nota del periódico Llano 7 días

Publicado

30 Nov 2014


Una noche en vela para escuchar a las víctimas

Después de tres años de ausencia, este 8 de diciembre vuelve la vigilia para escuchar a las víctimas, una iniciativa de memoria realizada en la plaza central de San Martín, Meta, en donde víctimas, representantes de organizaciones y habitantes de la región se reúnen y pasan la noche en vela, algunos narrando sus experiencias en medio del conflicto armado y otros escuchando las historias de aquellos a los que la violencia les cambió la vida.

“Fue el jueves 17 de febrero del año 2000 a las 6:45 de la mañana. Ese fue el último día que lo vi” responde doña Yolanda al preguntarle cuándo fue que el conflicto armado tocó su vida. Recuerda día, hora y año de los hechos; sin embargo, 14 años después aún no sabe quiénes fueron los responsables ni el motivo por el cual desaparecieron a su hijo. Una historia que se repite constantemente en San Martín y, lamentablemente, en todo el país.

Ante la falta de verdad y como una medida para que las víctimas del conflicto pudieran dar a conocer sus relatos nace en 2008, Narrativas Visibles, un proyecto liderado por la Defensoría del Pueblo. “Por esos días muchas familias de San Martín asistían a las versiones libres de los desmovilizados durante Justicia y Paz. Veíamos que los desmovilizados tenían los micrófonos, tenían la palabra, pero las víctimas no eran escuchadas ni podían dar sus testimonios, por eso quisimos generar espacios de confianza en donde pudieran contar sus historias” cuenta Wilson Chavarro, asesor de la Defensoría Delegada para la orientación y asesoría a las víctimas del conflicto armado.

Buscaron personas que quisieran escribir y contar sus testimonios del conflicto armado y en el 2009 se realizó la primera vigilia para escuchar a las víctimas. “Ese año un grupo de 20 personas se reunieron en la plaza de San Martín y contaron sus testimonios durante toda la noche y parte de la madrugada”, recuerda Chavarro.

Durante los años siguientes la vigilia se repitió en Granada, Puerto Gaitán y otros territorios del Meta. Pero en el año 2011, con la creación de la Ley de Víctimas, las prioridades cambiaron. Llenar formularios y llevar papeles se convirtieron en la principal preocupación de las víctimas y las vigilias de la memoria pasaron a un segundo plano.

Sin embargo, este año y por mismo pedido de la comunidad, el próximo 8 de diciembre la vigilia vuelve a San Martín. “Me alegra mucho que nos reunamos nuevamente, allá va a estar la fea y la bonita, el pobre y el rico, porque en San Martín la violencia nos afectó a todos” expresa doña Yolanda, quien a sus 67 años aún participa activamente de los eventos sobre memoria histórica y añade: “lo más importante de las vigilias es que revivimos lo que pasó y descansamos, nos liberamos y compartimos experiencias con otras personas a las que la violencia les cambió la vida”.

Desde el CNMH los invitamos a participar en la vigilia, la cual este año iniciará a las 5:00 p.m. en la plaza central de San Martín, desde donde saldrá una marcha de faroles hasta el Bosque de la Memoria, donde se espera que aproximadamente 250 personas se reúnan a contar y escuchar las historias que deja la guerra.

Narrativas Visibles es otra de las iniciativas apoyadas por el proyecto de Alfabetizaciones Digitales del CNMH. Conozcan algunos de los relatos que han hecho parte de este proyecto en http://narrativasvisibles.com/

 
 


Noche, Olvido, Víctimas, Violencia

Los Awá se resisten al olvido de sus víctimas

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

www.awaunipa.org

Publicado

04 Feb 2015


Los Awá se resisten al olvido de sus víctimas

Hablar con Juan Edgardo Pai, Gobernador del Resguardo Awá Tortugaña Telembí, es una lección de resistencia y esperanza. Desde el Diviso Nariño, éste gobernador indígena, con voz pausada y tranquila, envía un mensaje a todos los colombianos sobre el deber de la sociedad de recordar lo acontecido hace 6 años en su resguardo.

Amplificando su voz, el Centro Nacional de Memoria Histórica recuerda en esta semana a los 9 hermanos y las dos hermanas en estado de embarazo que fueron asesinados el 4 de febrero del 2009 por la guerrilla, en el resguardo de Tortugaña ubicado las montañas de Nariño.

Con cantos, armonizaciones y rituales los Awá conmemoran a sus seres queridos asesinados: “Estos son días de recogimiento, cantamos, nos lavamos con planta y realizamos rituales para entrar en contacto con nuestros espíritus para pedirles que nos sigan acompañando y nos den la fortaleza para seguir resistiendo y viviendo en nuestros territorios”, dice Juan Edgardo Pai.

El pueblo Awá también rinde homenaje a sus víctimas destinando esta fecha emblemática para hacer balances y análisis de la problemática en su territorio, pero también para reafirmar su sentir y autonomía indígena y sus luchas ancestrales. 

El gobernador indígena cuenta también que estos días son días de calma, que su comunidad ha podido desempeñar las actividades cotidianas de acuerdo con sus tradiciones ancestrales y envía un mensaje de unidad a su pueblo afirmando que el sentimiento de estos 6 años los ha fortalecido y que pesar de estar asentados en lugares que no son los más apropiados, seguirán defendiendo su identidad y resistiendo en su territorio.

El CNMH acompaña al Pueblo Awa desde el 2013. En 2014 realizamos conjuntamente la exposición ¡Ñambi y Telembí viven! Tejiendo Memoria y Resistencia Awá”, basada en los hechos que hoy recordamos. Esta iniciativa fue seleccionada como ganadora de la convocatoria artística realizada por el CNMH. 

 


Awá, Olvido, Resistencia, Víctimas

Los mártires de la guerra

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

06 Feb 2015


Los mártires de la guerra

El pasado martes, el Papa Francisco aprobó la beatificación del arzobispo Óscar Romero, reconociendo el martirio del religioso asesinado hace 35 años en el San Salvador, tras haber denunciado la violencia y torturas por parte del régimen militar que gobernaba entonces ese país. Un acontecimiento que nos hace recordar al padre Tiberio Fernández, otro mártir del conflicto en Colombia, asesinado hace más de dos décadas en Trujillo, Valle del Cauca.

La capilla del Hospital Divina Providencia de San Salvador era el lugar de oración y recogimiento del arzobispo Romero, paradójicamente, fue en este mismo lugar donde fue asesinado violentamente el 24 de marzo de 1980. Ese lunes, en medio de la celebración de la misa de las 6:15 p.m., Romero fue asesinado a tiros por orden del mayor Roberto D’Aubuisson, fundador del partido Alianza Republicana Nacionalista y quien lo acusaba públicamente de ser un agitador y subversivo.

Su crimen, sin embargo, solo se resolvería 31 años después del asesinato y el nombre de su homicida saldría a la luz: Marino Samayor Acosta. Un subsargento de la sección segunda de la extinta Guardia Nacional y miembro del equipo de seguridad del entonces presidente de El Salvador, el coronel Arturo Armando Molina. Posteriormente, ante la Comisión de la Verdad, se confirmaría que la orden para cometer el crimen vino del mayor D’Aubuisson.

Monseñor Romero fue una de las víctimas de los sectores ultraderechistas que promovían el lema: ´Haga patria, mate un cura´.

El asesinato de Óscar Romero y el reconocimiento a su lucha por los Derechos Humanos aún después de su muerte, nos hace recordar al padre Tiberio Fernández, torturado y asesinado el 17 de abril de 1990 en Trujillo. Un hombre considerado un gran líder comunitario y cuya memoria, después de 25 años de su muerte, sigue en el corazón de la comunidad del norte del Valle. Ésta continúa recordándolo y rindiéndole homenajes como el libro “Tiberio vive hoy. Testimonio de la vida de un mártir” un texto realizado por todos los habitantes de Trujillo y el cual, desde octubre de 2014, hace parte del registro Memoria del Mundo de América Latina y el Caribe de la UNESCO.

Hoy desde el CNMH queremos recordar a monseñor Óscar Romero y al padre Tiberio Fernández como hombres de fe, como personas valientes que dieron la vida por su comunidad, y quienes después de la muerte han dejado legados que siguen vigentes para no olvidar las atrocidades que han dejado la violencia y los conflictos en América Latina. Aprovechamos también para recordar a todas las comunidades de fe que han resistido en medio del conflicto.

 


Guerra, Iglesia, Testimonios, Víctimas

Acuerdos de la Verdad en Puerto Boyacá

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

Ricardo González

Publicado

10 Feb 2015


Acuerdos de la Verdad en Puerto Boyacá

Personas desmovilizadas y víctimas del Magdalena Medio podrán hacer contribuciones a la verdad en la sede de Acuerdos de la Verdad del Centro Nacional de Memoria Histórica


Con el fin de agilizar el proceso de recolección de aportes efectivos de contribución a la verdad por parte de personas desmovilizadas y de otras contribuciones por parte de otras personas, en la región del Magdalena Medio la (DAV) Dirección de Acuerdos de la Verdad del Centro Nacional de Memoria Histórica abrió la nueva sede regional de Puerto Boyacá, en reemplazo de la sede que funcionó hasta diciembre pasado en Puerto Berrío.

Así lo anunció el Director de Acuerdos de la Verdad, Álvaro Villarraga, quien reiteró que esta sede regional busca atender a las personas desmovilizadas cobijadas por la Ley 1424 de 2010 y recibir otras contribuciones de otros miembros de la sociedad colombiana.

Se espera que a esta sede regional acudan las personas desmovilizadas especialmente de las Autodefensas Campesinas de Puerto Boyacá, comandadas por Arnubio Triana, grupo que se desmovilizó en 2006. Pero también con cobertura de otros lugares como, Puerto Salgar (Cundinamarca), La Dorada (Caldas) y Puerto Triunfo (Antioquia), con presencia de personas desmovilizadas de otras estructuras, como de las Autodefensas Campesinas de Magdalena Medio y del Bloque Cundinamarca.

A la fecha, la DAV ha recibido alrededor de cinco mil relatos de personas desmovilizadas cobijadas por la Ley 1424 de 2010. Alrededor de 14 mil personas desmovilizadas, que firmaron Acuerdos de la Verdad con el gobierno, se consideran aptas para la realización de aportes efectivos para garantizar la verdad histórica del conflicto armado en temas como la conformación de los grupos paramilitares y su participación en ellos; así como los hechos y actuaciones que conozcan por haber pertenecido a esas organizaciones. Se trata de personas desmovilizadas que no están cubiertas por la Ley de Justicia y Paz y que están pendientes de resolver su situación jurídica.

Villarraga reiteró que este mecanismo de contribución a la verdad permitirá a las personas desmovilizadas obtener una certificación positiva, completar su proceso a la reintegración a la sociedad colombiana y gozar de la libertad a partir de sus aportaciones al esclarecimiento de graves violaciones a los derechos fundamentales. Así mismo, destacó la necesidad de recibir –además de las contribuciones de las personas desmovilizadas- las otras contribuciones de información que hagan distintos sectores de la sociedad, en especial de las víctimas.

Con los aportes a la verdad histórica, el CNMH elaborará una serie de informes que buscan dar cuenta de lo que fue la actuación de las distintas estructuras paramilitares, la violencia, las violaciones a los derechos humanos y las circunstancias que necesitan conocer las víctimas y la sociedad colombiana en general.

Ver los informes de la DAV >>

Ver multimedia de los 6 pasos para la contribución a la verdad >>

 


Acuerdos a la verdad, Desmovilización, Puerto Boyacá, Víctimas

“Si la memoria no me falla”

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

Álvaro Cardona para el CNMH

Publicado

12 Feb 2015


“Si la memoria no me falla”

La toma

Eran las seis de la tarde de un viernes cualquiera del año 2000 en uno de los miles de pueblos que tiene Colombia y María Londoño*, con los bolsillos llenos de dulces, corría desesperadamente por el monte esperando sobrevivir. Ya no había opción para mirar atrás…

Cualquiera que tenga la firme intención de robar un banco, llevaría sus bolsillos llenos de monedas y billetes, ella iba cargada de dulces. Dulces que tomó de un puesto callejero de alimentos que un vendedor abandonó al ver a más de 50 uniformados de la guerrilla. Con 13 años de edad y ocho meses de ellos en el grupo armado, María participaba ese día por primera vez en una toma guerrillera. El Frente de la guerrilla al que pertenecía había decidido robar un banco, sin embargo, fueron atacados por el Ejército impidiendo el inesperado atraco. A María solo que quedó una alternativa: correr.

“Si no fuera por ese momento crucial de mi vida, yo creo que nunca me hubiese podido salir de la guerrilla”, recuerda María, quien hoy tiene 27 años, estudia Derecho y sueña con defender los derechos de los niños vinculados indiscriminadamente a la guerra.


Para el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, de 1999 a 2014 se han registrado 5964 casos de niños y niñas desvinculados de algún grupo armado, de los cuales el 28,47% han sido niñas.  


“Si me preguntas ¿qué pasó?, te voy a decir que no sé”, dice María. Después del maratónico escape despertó debajo de un árbol de café, pero todo era silencio, se encontraba sola y sin saber a dónde ir. Recordó una técnica que le enseñaron en la guerrilla en este tipo de circunstancias y empezó a hacer sonidos con la boca para ver si había algún compañero a su alrededor. Así logró encontrarse con otro miembro del Frente, otra niña de quince años, y juntas caminaron hasta que cayó el sol. Pasaron la noche en medio de las montañas cerca de un río que no se atrevieron a cruzar, ya sin el sol era difícil descifrar con qué se podrían encontrar. 

A la mañana siguiente, un cólico intenso despertó a María, lo único que había recibido su estómago en dos días había sido un manojo de dulces acompañados del agrio sabor de la adrenalina producida al escapar del enfrentamiento con el Ejército. Pero debían continuar. La luz del día les indicó el camino y lograron encontrar una finca a la cual ingresaron para robar ropa de civil y cambiarse. Era una paradoja, venían de asaltar un banco pero sólo contaban con un puñado de dulces y mil quinientos pesos que la joven acompañante de María había logrado tomar en el centro financiero.

“Aún me considero una niña” dice, a pesar de que le robaron su niñez a los 12 años. Sufría constantemente el abuso sexual y psicológico por parte de su padrastro. Debía ser la “madre” de sus seis hermanos y soportar la indiferencia que a diario su mamá imponía ante ella. Sin acceso a educación, cada mañana veía más lejana la posibilidad de lograr cambios en su vida. En su cabeza también rondaban las palabras que le gritaba su mamá cada vez que la agredía: “Si a los 16 no consigues marido te me largas, yo no te voy a mantener”, recuerda.

La única autoridad que conoció en esa época fue la guerrilla. El grupo pasaba constantemente cerca al “cambuche” de cartón, tejas y barro donde vivía. Sin esperarlo, generó un vínculo con ellos y prefirió caminar entre armas que soportar más abusos dentro de su familia. Se unió a ellos.

A pesar de su corta edad, María sabía cocinar, cortar madera, caminar largas horas y defenderse sola. “Yo quería ser una guerrera”, dice, ya nadie más iba a volver a sobrepasarse con ella. Era la menor dentro de este grupo armado, pero allí todos eran iguales, y cada quien luchaba por sobrevivir.

Para José Luis Campo, Coordinador y representante legal de BENPOSTA, una institución que trabaja en diferentes zonas del país con los niños, niñas y jóvenes que afrontan situaciones de riesgo con ocasión del conflicto armado, uno de los principales factores de riesgo que existen para los menores de edad en Colombia con respecto a la vinculación de grupos armados, es “el abandono estatal”. Por su parte, Linda Lorena Sánchez, investigadora del Centro Nacional de Memoria Histórica considera que “actualmente es un reto establecer los motivos por los cuales los niños y niñas siguen siendo vinculados al conflicto armado, ya que hay casos registrados de niños escolarizados y con acceso a oferta institucional que son utilizados en la guerra, en la que ellos expresan su deseo de vincularse a un grupo armado, no necesariamente en los territorios más vulnerables o con menos oferta institucional son los niños que se van a la guerra”.    

Luego de escapar del combate con el Ejército, María pasó por varios pueblos y logró llegar hasta donde su padre, un campesino conservador y trabajador que sorprendentemente después de abandonarla, optó por ayudarla, y ella entonces decidió contarle su experiencia. Todo parecía haber mejorado, pero días después su padre salió unos minutos de la casa, argumentando que iba a conseguir unas cosas para irse de viaje con ella a Cartagena. Cuando regresó, no venía solo, estaba con el Ejército, y la obligó a entregarse. Un golpe más de la vida.

“De la tragedia a la esperanza: el otro proceso de mi vida”  

Ya en el batallón fue llevada a Medicina Legal y aquí empieza una serie de exámenes e interrogatorios para determinar si en realidad era una menor de edad. María no volvería a frecuentar el monte y ahora debería vivir en Bogotá, en casas juveniles y hogares de paso. Sus quince años los cumple en un centro correccional de menores, luego, con la ayuda de su tutora llega a BENPOSTA, donde, según ella, pasa los mejores años de su vida.

Ha pasado más de una década y ahora María es una estudiante destacada en su universidad. Vive sola y en su mente sigue presente trabajar sin descanso por la defensa de los derechos de los niños, “todo el tema del posconflicto –dice- es algo que voy a empezar a trabajar, todos esos procesos de desvinculación que yo viví, lo que hacen es traumatizarlo a uno, y hay muchas fallas”.

Hoy, día en el que se conmemora a nivel mundial el aniversario de la firma del protocolo de la Convención sobre los Derechos del Niño que prohíbe el uso de niños, niñas y adolescentes en los conflictos armados -conocido también como “El Día de las Manos Rojas”- desde el CNMH consideramos importante unir esfuerzos para prevenir el reclutamiento ilícito, vinculación y utilización de niños, niñas y adolescentes a los grupos armados. Una tarea que de nuestra parte va avanzando con una investigación, cuyo objetivo es contribuir al esclarecimiento histórico de las diferentes modalidades, particularidades y continuidades a nivel nacional de las prácticas de reclutamiento ilícito, utilización y vinculación menores de edad a grupos armados.

*Nombre cambiado por razones de seguridad.

Escuche entrevista con *María Londoño:



ICBF, Memoria, Niños y Niñas, Víctimas

Víctimas y lideresas

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

08 Mar 2015


Víctimas y lideresas

Hoy se conmemora el Día Internacional de la Mujer y desde el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) queremos destacar el importante rol que ellas han cumplido en los procesos de memoria y resistencia de diferentes regiones del país.


“El 8 de marzo es una fecha para reflexionar sobre el trato que les estamos dando a niñas, jóvenes y mujeres en Colombia, tanto en escenarios de conflicto armado como en la vida cotidiana. Pues aun hoy, de manera muy sutil, hay una desvalorización de lo femenino y existe una brecha que debemos cerrar”.
 
Con estas palabras María Emma Wills, única mujer que hizo parte de la Comisión Histórica del Conflicto, destaca la importancia de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
Con estas palabras María Emma Wills, única mujer que hizo parte de la Comisión Histórica del Conflicto, destaca la importancia de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.

Una fecha en la que debemos recordar que son ellas quienes han sufrido el impacto más fuerte de las acciones armadas, teniendo que enfrentar muchas situaciones dolorosas como enterrar a sus hijos, sacar los cadáveres de sus esposos de los ríos y buscar en fosas los restos de sus familiares. 

 
“Cuando se fueron esos hombres macabros después de la masacre, tuvimos la fortaleza de recoger a los hombres del río… Nosotros como mujeres valientes hicimos un proceso silencioso, pero a la vez un proceso de esperanza”.
 
Testimonio tomado del taller de Memoria Histórica en Cúcuta, 2011.
 
Testimonio tomado del taller de Memoria Histórica en Cúcuta, 2011.

 

Y a pesar de tanto sufrimiento, son estas mismas mujeres las que han elaborado diferentes procesos de memoria histórica para visibilizar la violencia, los daños causados y sus particulares formas de resistencia. “Como lo hemos mostrado en muchos informes, las mujeres han sido víctimas pero también lideresas. Han transitado en medio de la guerra y han transformado su realidad circundante” destaca María Emma Wills. Un liderazgo que merece todas las garantías por parte de la sociedad y, especialmente, del Estado.

 
“La vida se partió en dos: yo soy una Margarita antes y otra Margarita después (…) Pero que ese rompimiento sea para trazar unas líneas de trabajo, que no sea para quedar estancado”. (*Informe Mujeres que hacen historia)
 
Tomado del informe Mujeres que hacen historia. Tierra, cuerpo y política en el Caribe Colombiano.
 
Tomado del informe Mujeres que hacen historia. Tierra, cuerpo y política en el Caribe Colombiano.
 

Actualmente, desde el CNMH adelantamos un informe nacional sobre violencia sexual en el conflicto armado. Un esfuerzo que permitirá construir memoria e identificar los factores sociales, económicos y culturales que le dieron origen a este tipo violencia. “La construcción del informe, cuya publicación se proyecta para junio de 2016, incluye un proceso de concertación con organizaciones de víctimas y de mujeres, sistematización de bases de datos sobre violencia sexual en el marco del conflicto armado, entrevistas en profundidad y talleres de memoria histórica con mujeres víctimas de violencia sexual” resalta Nancy Prada, directora del enfoque de género del CNMH

Además, reconociendo la importancia de su testimonio, desde el CNMH hemos construido líneas de trabajo para que todos los procesos de las diferentes áreas de trabajo incluyan la participación efectiva de mujeres, incluyendo también a aquellas víctimas mujeres que se reconocen lesbianas, bisexuales o transgeneristas. 

 
“La organización es lo que fortalece a las mujeres, la posibilidad de conocer a otras mujeres y trabajar juntas”. (Informe Mujeres y Guerra)
 
Testimonio del informe Mujeres y guerra. Víctimas y resistentes en el Caribe colombiano.
Testimonio del informe Mujeres y guerra. Víctimas y resistentes en el Caribe colombiano.

 

Según cifras del Registro Único de Víctimas (RUV), al 31 de marzo de 2013 se estima que 2.420.887 mujeres han sido víctimas de desplazamiento forzado, 1.431 de violencia sexual, 2.601 de desaparición forzada, 12.624 de homicidio, 592 de minas antipersonal, 1.697 de reclutamiento ilícito y 5.873 de secuestro.

Hoy hacemos un homenaje a Yolanda Izquierdo y su lucha por volver a su tierra, a Magola Gómez y su pasión por la política, a Soraya Bayuelo y su entusiasmo inagotable, a la lucha de la hermana Maritze desde Trujillo, a la periodista Silvia Duzán a quien conmemoramos hace poco por los 25 años de su asesinato, y a Jineth Bedoya por su trabajo para detener la violencia contra la mujer. También reconocemos la invaluable labor de las Madres de la Candelaria, las memorias orales de las cantadoras de alabaos de Bojayá y la fuerza infinita de las madres de Soacha. En general, este 8 de marzo recordamos a todas esas mujeres que han luchado para que la barbarie que sufrieron, nunca se repita.

Especial Conmemora Radio – Mujeres en el conflicto

 

Documental recomendado: Mujeres tras las huellas de la memoria.

Documental basado en el informe El Placer. Mujeres, coca y guerra en el Bajo Putumayo.

Publicado en Noticias CNMH



Conmemora Radio, Documental, Lideresas, Víctimas

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