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El tesoro escondido, una oportunidad para la paz

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Autor

Laura Cerón

Fotografía

Laura Cerón

Publicado

30 Jun 2019


El tesoro escondido, una oportunidad para la paz

Durante junio, niños y niñas de Bogotá se adentraron en la búsqueda de un tesoro escondido que permite crear caminos para la construcción de paz.


Para encontrar este tesoro es necesario escuchar las voces del Pueblo indígena Wiwa, de los 16.879 niños, niñas y adolescentes reclutados por ilegales entre los años de 1960 y 2016, así como de los habitantes de las ciénagas de nuestro país, quienes le han contado al Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) lo que les ha ocurrido a causa del conflicto armado y lo que han hecho para resistir a este.  

José Colibrí es el personaje que acompaña a los niños y niñas en la búsqueda del tesoro. José comparte con ellos las historias de su territorio, el Resguardo Indígena de Jambaló, y las historias demuchos habitantes del territorio nacional víctimas del conflicto armado, los cuales hanhecho frente a la violencia para construir paz. Estos diálogos orientados por José Colibrí tienen como propósito hacer que los niños y las niñas puedan aportarle sus lecturas sobre el conflicto al Museo de Memoria Histórica de Colombia, así como sus ideas sobre cómo podemos construir la paz.

Cada recorrido tiene una duración de dos horas. Se espera que la maleta vaya a otras ciudades este año. – Fotografía: Laura Cerón/CNMH

Estos recorridos por la búsqueda del tesoro escondido surgieron con la primera itinerancia de la exposición Voces para Transformar a Colombia en el año 2018. Desde entonces, la maleta El tesoro escondido, una oportunidad para la paz ha viajado por Medellín, San Vicente del Caguán, Tumaco y Bogotá, y ha recogido los aprendizajes y reflexiones que los niños y niñas le aportan a la sociedad colombiana.

Los niños y niñas que se adentran en el recorrido de El tesoro escondido, una oportunidad para la paz, deben agudizar sus sentidos para encontrar pistas, armar rompecabezas, mantener el equilibrio y enseñarnos a los adultos cómo podemos vivir sin el uso de la violencia. 

Cada recorrido tiene una duración de dos horas, en las que 15 niños y niñas entre los 8 y los 12 años de edad exploran la riqueza de la diversidad poblacional y crean nuevas formas de relacionarnos, que parten desde la solidaridad y la empatía. Actualmente, el Enfoque diferencial de niños, niñas y adolescentes y el equipo de Educación de la Dirección del Museo Nacional de Memoria del CNMH están desarrollando los recorridos gracias a la articulación con la Estrategia Atrapasueños de la Secretaria Distrital de Integración Social y el área de Comunicación educativa de la Casa Museo Quinta de Bolívar. 

 


Infancia, Museo, Niñez, Tesoro escondido

Estudiantes de Medellín visitan el CNMH

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Autor

Juan Pablo Esterilla

Fotografía

Juan Pablo Esterilla

Publicado

01 Jul 2019


Estudiantes de Medellín visitan el CNMH

En las instalaciones del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) se reunieron, el pasado viernes 21 de junio, alumnas de la Institución Universitaria Colegio Mayor de Antioquia junto con víctimas de la Corporación Rosa Blanca, una de las 25 Iniciativas de memoria priorizadas este año por el CNMH, para conocer el trabajo que realiza el Centro y la importancia de realizar procesos de memoria  en el país.


Las estudiantes, en su mayoría mujeres adultas, pertenecientes a la carrera de Tecnología en gestión comunitaria, escucharon atentamente la historia de Yamiled Noscue, representante de la Corporación Rosa Blanca, quien les contó cómo las integrantes de esta organización son continuamente amenazadas y que, para ella, la dejación de armas de las farc es “una mentira en muchos territorios”. 

“Algunas de nosotras no tenemos empleo y cuando accedemos a uno, los integrantes de las farc se encargan de que lo perdamos. Yo trabajaba en un call center, fueron a mi casa y dijeron que venían de parte del frente 21, que sabían todo, de mi jefe, y que pondrían una bomba. Yo había dicho que no fuí combatiente y días después volvieron con fotos que comprobaban que sí, me tenían rastreada y me dijeron que ya estaba ‘oliendo a formol’. Así pues, los empresarios no nos vinculan porque no quieren exponerse”, le contó Yamiled Noscue a las estudiantes.

El relato de Yamiled fue el catalizador para que varias de las mujeres que visitaron el CNMH, pertenecientes a la Institución Universitaria Colegio Mayor de Antioquia, también abrieran su corazón y realizarán un ejercicio de memoria sobre los hechos del conflicto del que ellas también fueron víctimas. Allí se encontraban sobrevivientes de violencia sexual, desplazamiento y otras a las que la desaparición les arrebató un ser querido; por lo que no eran ajenas al dolor del conflicto. 

Así, se escuchó la voz de Elena Loaiza estudiante y directora de la revista Letras Vinotinto, quien expresó que los colombianos no se pueden sustraer de la guerra. “La guerrilla me mató un sobrino en Ituango y vaya uno a saber por qué. Pero años después guerrilleros en proceso de reinserción llegaron a mi casa, estuvieron allí una semana y me tocó cuidarlos y alimentarlos, conociendo inclusive que algunos de ellos estuvieron en la toma guerrillera en la que mi sobrino fue asesinado”.

Otro relato fue el de la estudiante Elizabeth Rivas Castillo, quien valoró la fuerza de voluntad de Yamiled para contar su historia. Ella le contó a los presentes que también ha pasado por situaciones de desplazamiento en Medellín y que su esposo e hija fueron asesinados, en su propia casa, por el Bloque Cacique Nutibara de los paramilitares. 

Diana María Sierra, de la Mesa de trabajo de Mujeres de Medellín, visibiliza y hace incidencia con mujeres en estado de vulnerabilidad, trabajando, como dice ella, por “superar la cultura machista y patriarcal que durante décadas nos ha dominado”, y mucho más en el marco del conflicto armado. En su labor, especialmente con campesinas, ha visto cómo las mujeres siempre llevan la peor parte, convirtiéndose en botines de guerra. Por eso hizo un llamado a la unidad y a que las mujeres se apoyen entre ellas.  

Este encuentro también sirvió para discutir sobre el miedo como obstáculo para avanzar y si es oportuno volver o no a revivir estas situaciones de dolor. Lo que llevó a las estudiantes a reflexionar para que ellas, desde su ejercicio profesional en los territorios, puedan rescatar la memoria de las mujeres. 

Por su parte Edwin Henao, el docente que las acompañó, pidió perdón por la indiferencia que se muestra ante estos temas y por el dolor de las víctimas. Finalmente, Carlos Alirio Flórez, director de Construcción de Memoria del CNMH, mencionó que la entidad cumple con el deber de memoria que tiene el Estado, reafirmando la importancia de recuperar la memoria de las víctimas para aportar en la reparación y dignificación de las mismas.

 


Construcción de la Memoria Histórica, Iniciativas de Memoria, Rosa Blanca

La Brújula ¿Hacia dónde va el CNMH? Las posibilidades y retos que ofrece la cooperación

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Autor

Juan Sebastián Sanabria

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Juan Sebastián Sanabria

Publicado

04 Jul 2019


La Brújula ¿Hacia dónde va el CNMH? Las posibilidades y retos que ofrece la cooperación

En el segundo capítulo de La Brújula, nuevo espacio digital del Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH, hablamos sobre el trabajo que ha venido adelantado el área de Cooperación y Alianzas Estratégicas de esta entidad. Durante el diálogo surgieron preguntas como ¿Por qué le interesa a otro país apoyar a las víctimas de un conflicto ajeno a su contexto? ¿Cómo se pueden explorar nuevas posibilidades de cooperación entre las ONGs, fundaciones, centros de pensamiento o instituciones educativas y el CNMH? ¿Y qué nuevos aliados se buscan para seguir construyendo memoria histórica en Colombia?


Para responder a estos interrogantes y hablar sobre todo lo relacionado con la cooperación, que ha apoyado distintos procesos del CNMH, conversamos con el líder del equipo de Cooperación y Alianzas estratégicas, Juan Daniel Salazar Jaramillo, abogado de la Universidad Pontificia Bolivariana, especialista en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario de la Universidad de Antioquia y Máster en Justicia Transicional, Derechos Humanos y Estado de Derecho de la Academia de Ginebra de Derecho Internacional Humanitario y Derechos Humanos, cuya experiencia laboral se ha dado en importantes organizaciones como Swisspeace y la Organización de los Estados Americanos.

Juan Daniel Salazar, explica que el trabajo que realiza junto a su equipo no se trata solo de buscar fondos, sino de potenciar, visibilizar y posicionar el trabajo del CNMH, lo cual termina reflejándose en el esfuerzo de divulgar y hacer visibles las narrativas plurales de las personas que han sido afectadas por la violencia.

Por esta misma razón, considera que  el concepto de cooperantes o aliados estratégicos no se restringe a organizaciones internacionales, multilaterales ni a agencias de cooperación internacional, sino que además integra a universidades, centros de pensamiento, fundaciones, ONGs, museos, organizaciones comunitarias, entidades estatales y a todo tipo de organización que pueda ayudar a hacer eco de todas las voces de las víctimas del conflicto colombiano.

Hizo énfasis en que todas las relaciones con los distintos cooperantes que apoyan la misionalidad del CNMH, se hacen por dos motivos: vinculándose a un interés de dar cumplimiento a acuerdos internacionales que velan por los Derechos Humanos y el cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario, y un compromiso de la humanidad de demostrar que puede mejorar constantemente y que ha aprendido de sus propios errores.

También se refirió sobre las distintas relaciones que se mantienen con aliados estratégicos,  como las víctimas de Bojayá, con las que se construirá este año con el apoyo de USAID, un álbum familiar y una serie de murales, ambos compromisos que se vienen gestionando con la comunidad desde el año pasado.

En cuanto a nuevos cooperantes y aliados estratégicos, Juan Daniel reveló que “hay conversaciones con un país del norte de Europa para tratar de desarrollar una iniciativa sobre diversidad sexual y de género, dado que no podemos negar que hay un daño diferenciado”.

De igual forma, invitó a todas las instituciones educativas, fundaciones o cualquiera que quiera cooperar con el CNMH, a que lo haga comunicándose a través de las distintas redes sociales de la entidad y prometió que se explorarán todos los nuevos espacios que se propongan.

Finalmente, dentro de las nuevas tareas que emprenderá el Equipo de Cooperación y Alianzas Estratégicas está la de compartir los aprendizajes que el CNMH ha logrado recolectar, junto con las víctimas del conflicto armado colombiano, para que la humanidad tenga la oportunidad de no repetir sus errores y ayudar a comprender que la paz en un construcción que depende de todos.

Si quieres escuchar lo dicho por Juan Daniel en este capítulo de La Brújula puedes hacerlo dando click aquí.

Y recuerda que hoy jueves 4 de julio realizaremos un nuevo Facebook Live en donde podrás conocer hacia dónde va el CNMH.

Publicado en Noticias CNMH



Aliados estratégicos, Cooperación, Cooperación Internacional, Cooperantes, Cooperants, Cooperation, Juan Daniel Salazar

¡Nueva publicación del CNMH sobre violencia sexual!

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Autor

Daniel Sarmiento

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Daniel Sarmiento

Publicado

04 Jul 2019


¡Nueva publicación del CNMH sobre violencia sexual!

  • Portada lanzamiento informe Violencia SexualEl pasado martes, el Centro Nacional de Memoria Histórica lanzó el libro “Memoria Histórica con víctimas de violencia sexual: aproximación conceptual y metodológica”. Esta guía, posible gracias al apoyo de ONU Mujeres y la Embajada de Suecia, contiene herramientas -especialmente diseñadas- para personas interesadas en desarrollar procesos de memoria histórica con víctimas de violencia sexual.
  • Este lanzamiento, se enmarcó dentro de una serie de acciones que el CNMH, la Unidad para las Víctimas y la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, han venido desarrollando para conmemorar el 25 de mayo, Día Nacional por la Dignidad de las Mujeres Víctimas de Violencia Sexual con ocasión del Conflicto.

Durante el acto de lanzamiento, realizado en el Salón Dagua de la Unidad para las Víctimas en Bogotá, Marlon Acuña, coordinador del enfoque de género del CNMH, Eva Valencia, miembro del equipo psicosocial de la Unidad de Víctimas, y Leonardo Montenegro, coordinador de los enfoques diferenciales en esa misma entidad, compartieron impresiones sobre el cómo los procesos de aproximación con mujeres víctimas de violencia sexual pueden ser más dignificantes.

  • Según el Registro Único de Víctimas, 26534 mujeres han sufrido violencia sexual en el marco del conflicto armado. – Fotografía: Daniel Sarmiento/CNMH

  • El CNMH ha publicado 12 trabajos en clave de género, entre informes y libros de relatos. – Fotografía: Daniel Sarmiento/CNMH

  • El primer capítulo ayuda a comprender qué es la violencia sexual y cómo y con qué consecuencias se ha usado en la guerra. – Fotografía: Daniel Sarmiento/CNMH

Entre los aprendizajes compartidos que dejó la construcción de esta guía, y que fueron expuestos durante el conversatorio, está que cuando se trata de violencia sexual se ha escuchado muchas veces que su atrocidad constituye un espectro de “lo indecible” y que las víctimas no quieren o no pueden hablar de lo ocurrido.

Sin embargo, el trabajo desarrollado por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) en este tema, muestra que, en los tiempos y condiciones apropiadas las víctimas desean y necesitan hablar.

“Este trabajo se divide en tres partes: una sobre la comprensión del fenómeno de la violencia sexual, otra sobre cómo desarrollar los procesos de memoria y una última que expone sobre los cuidados que deben tener los acompañantes”, sostuvo Marlon Acuña. Así pues, cuestiones como la conformación de los equipos de trabajo, hasta las particularidades de los procesos individuales y colectivos, fueron discutidos durante el evento.

Para Leonardo Montenegro, de la Unidad de Víctimas, la violencia sexual ha sido usada como estrategia de guerra, tanto física como emocionalmente. Entre tanto, Eva Valencia comentó que “en el trabajo con mujeres víctimas han aprendido a escuchar el silencio”. Esto, sin olvidar además que este delito rompe los lazos, la confianza y que en las labores de acompañamiento que se están desarrollando en entidades como la Unidad de Víctimas, el centro de la atención no es el delito, sino escuchar lo que ellas quieren relatar.

La publicación, desarrollada por el Centro Nacional de Memoria Histórica, y posible gracias al apoyo de ONU Mujeres y la Embajada de Suecia, también contribuye a la reparación simbólica del daño causado y a ofrecer a la sociedad en su conjunto, una interpretación compleja de sus significados.

Aquí la pueden descargar.

 


Memoria, Mujeres, Reparación, Unidad de Víctimas, Violencia Sexual

20 años del ataque a Gutiérrez

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ONG Mil Víctimas

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ONG Mil Víctimas

Publicado

05 Jul 2019


20 años del ataque a Gutiérrez

Este domingo 7 de julio, desde las 8:00 a.m. se llevará a cabo la conmemoración de los 20 años del ataque a Gutiérrez, Cundinamarca, perpetrado por las Farc, donde, 35 soldados y tres suboficiales murieron, algunos en combate y otros en estado de indefensión.


A poco más de tres horas en carretera desde Bogotá se llega a Gutiérrez, Cundinamarca. Allí, en la madrugada del 8 de julio de 1999, se vivió uno de los ataques más sangrientos de la guerra en el centro del país entre miembros de la Fuerza Pública y la guerrilla de las Farc.

Ese día, según el Ejército Nacional, alrededor de 500 miembros de las Farc, al mando de Henry Castellanos Garzón, alias ‘Romaña’, llegaron al municipio de Gutiérrez con el fin de atacar a los pelotones contraguerrilla, compuestos por menos de 60 hombres del Ejército, que en su mayoría eran jóvenes de 18 y 19 años que estaban prestando el servicio militar.

Las Farc veían en el municipio de Gutiérrez un corredor estratégico que les permitía conectar a las diferentes estructuras del Bloque oriental de este grupo armado con la ciudad de Bogotá; “sin embargo, la presencia del Batallón de Artillería N° 13 ‘General Fernando Landazábal Reyes’ se convertía en un obstáculo para conseguir su propósito. Por esta razón, se planeó el ataque en contra de las tropas que hacían parte de esta Unidad militar”, dice el Ejército Nacional. 

Por este hecho fue condenada la Nación, a raíz de las condiciones de desprotección de los soldados, que pudieron ser evitadas por el Ejército Nacional. Y hoy, 20 años después, las familias de los militares quieren ser reconocidas como víctimas dentro de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y que su caso sea llevado a la Comisión de la Verdad. 

El Centro Nacional de Memoria Histórica explica en su informe “Tomas y ataques guerrilleros” que, además de estos ataques, las incursiones a cabeceras municipales y centros poblados “tuvieron un lugar central en la tarea de desmoronar paulatinamente la presencia del Estado en los escenarios locales y regionales.(…) Presentaron una amplia gama de fines que cambiaron con el tiempo debido a las dinámicas de la guerra. Pasaron de ser propagandísticas en su origen a tener unos objetivos plenamente articulados a una estrategia de acumulación territorial, es decir, ampliar las retaguardias de los frentes, mantener los corredores de comunicación y afianzarse en zonas estratégicas por sus recursos o por sus ventajas políticas y militares”.

Este domingo 7 de julio en Gutiérrez, se hará memoria sobre los hombres que murieron en este ataque. Las familias realizarán una caminata hacia el terreno donde, el año pasado, sembraron un árbol por cada soldado ausente por causa de estos hechos. Tras ese momento íntimo, se llevará a cabo, en la cabecera municipal, una misa y un acto de honor por parte del Ejército Nacional, para rendir homenaje a estos jóvenes. 

Para Viviana Osorio, hermana del soldado Helmer Revelo Sarmiento quien murió en este ataque, esta conmemoración significa que sus seres queridos no sean olvidados y “lo más importante, transmitir el dolor de una partida que, podrán pasar años, pero sigue latente. Expresar lo injusta que nos parece esta guerra que no solo quita vidas, si no que se lleva consigo una infinidad de cosas. De alguna forma, este evento nos hace estar más cerca a lo último que vivieron y tratar de apaciguar este sentimiento de rabia, de impotencia”.

Para Mónica Andrea Ñañez, directora de la ONG Mil Víctimas del Conflicto, es muy importante dignificar la memoria de estos jóvenes, “y acompañar a los sobrevivientes, así como a las madres, hermanas e hijas, para demostrarles que no están solas”.

Viviana añade “más que solo recordar a mi hermano, [se trata de] recordar a chicos jóvenes, muy jóvenes, con sueños y metas. Muchos de ellos con ganas de sacar adelante a su familia. Chicos que les gustaba jugar fútbol, escuchar música. Les encantaba cierta comida. Quisiéramos que recordarán su juventud y lo mucho que les faltó vivir y [que], aunque no lo decidieron en primera instancia, sabían que sí era necesario, tenían que dar su vida por la patria, por su bandera, por su familia y demás”. 

Conmemoración 

Lugar: Gutiérrez, Cundinamarca 
Día: 7 de julio
Hora: 8:00 a.m. 

 


Ataque Guerrillero, Cundinamarca, Ejército Nacional, Farc, Gutiérrez

Ocho años de la explosión de una chiva bomba en Toribío

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Autor

Daniel Sarmiento

Fotografía

Daniel Sarmiento

Publicado

09 Jul 2019


Ocho años de la explosión de una chiva bomba en Toribío

El 9 de julio de 2011, las Farc hicieron estallar una chiva bomba frente a la estación de Policía de Toribío, Cauca, el municipio con más incursiones guerrilleras en el país.


En Toribío estaban acostumbrados a los estruendos, pero ninguno como el de la mañana del 9 de julio de 2011. Era sábado, día de mercado, y la gente recorría las calles alrededor de la plaza. Los niños jugaban y los adultos cargaban alimentos de un lado a otro cuando, a las 10:30, sonó la primera ráfaga de disparos. Después otra y otra más. Y luego ese ruido que nadie pudo adivinar hasta minutos después: el de una chiva bomba que las Farc hicieron estallar junto a la estación de la Policía.

La guerra ha sido inclemente en el norte del Cauca y ese día es uno de los que peor recuerdan sus habitantes, casi todos indígenas: murieron 3 personas —el cerrajero, el carnicero y un gallero—, 103 quedaron heridas y 460 casas fueron destruidas, según el reporte que dio días después el exalcalde Carlos Banguero. Aunque los ataques, hostigamientos y tomas guerrilleras eran frecuentes, la chiva bomba les sembró una profunda desconfianza: entre otras razones, ese mismo carro los transportaba diariamente por las montañas del departamento.

Varias fuentes coinciden en que Toribío es el municipio que más ataques y hostigamientos guerrilleros ha sufrido en el país. Nuestro informe Tomas y ataques guerrilleros (1965-2013) dice que hubo 32 incursiones en ese periodo. La Policía dice que fueron 72 hostigamientos y un asalto entre 2003 y 2016. La Personería dice que fueron 208 hostigamientos entre 2008 y 2015. Y organizaciones civiles, como Proyecto Nasa, dicen que entre 1983 y 2009 fueron más de 600 hostigamientos.

Te invitamos a conocer más acerca del informe “Tomas y ataques guerrilleros

Más allá de las precisiones conceptuales entre ataques, tomas y hostigamientos, que desarrollamos en el primer capítulo de nuestro informe, las cifras muestran que el Cauca fue uno de los departamentos con mayor presencia guerrillera. En esa investigación explicamos que las incursiones de las Farc, que fue el grupo que más usó esta forma de violencia en el país, tenían dos objetivos principales en esa región: mantener despejado de fuerza pública el corredor entre el norte del Cauca y el Valle, Tolima, y Huila, y profundizar su influencia en territorios indígenas para incluirlos en su agenda política.

Una de las 460 casas destruidas por la chiva bomba. – Fotografía: Daniel Sarmiento/CNMH

A pesar de la magnitud de esa violencia, los indígenas caucanos se han caracterizado por su fortaleza para mantener su autoridad sobre el territorio y promover sus formas de vida. En el informe “Nuestra vida ha sido nuestra lucha. Resistencia y memoria en el Cauca indígena”, que publicamos en 2012, decimos que aunque esa región “se convirtió en un teatro regional de guerra estable, las comunidades reforzaron sus estrategias de resistencia y desplegaron importantes iniciativas”.

Te invitamos a conocer más acerca del informe “Nuestra vida ha sido nuestra lucha

Algunos ejemplos son las “Audiencias por la vida, por la paz y contra la guerra” lideradas por la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN), con las que exigieron la desmilitarización completa del territorio, o la presencia de la Guardia Indígena de los Nasa, ganadora del Premio Nacional de Paz en 2004, que busca proteger su cultura ancestral y el ejercicio de la justicia propia.

En 2013, con el desescalamiento de la guerra que produjeron los diálogos de paz entre el Gobierno y las Farc, los indígenas quisieron cambiarle la cara a Toribío, que por muchos años estuvo lleno de grafitis alusivos a las guerrillas. Ese año fue la primera Minga Muralista del Pueblo Nasa, que repitieron en 2017, y entre las dos pintaron decenas de murales para exaltar sus tradiciones y oponerse a la guerra. Uno de los más famosos dice “Menos bazuca y más yuca”.

Te invitamos a conocer más acerca del micrositio de la “Minga Muralista

Ocho años después, el recuerdo de la chiva bomba sigue vivo y en el pueblo aún se notan los impactos de esa explosión, pero sus habitantes quieren dejar atrás el estigma de la guerra. Desde hace años repiten una y otra vez que “Toribío no es como lo pintan sino como nosotros lo pintamos”.

 


Cauca, Farc, Guerrilla, Nasa, Toribío

La Brújula ¿Hacia dónde va el CNMH? Los enfoques diferenciales siguen siendo prioridad

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Juan Sebastián Sanabria

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Juan Sebastián Sanabria

Publicado

09 Jul 2019


La Brújula ¿Hacia dónde va el CNMH? Los enfoques diferenciales siguen siendo prioridad

En el tercer capítulo de La Brújula hablamos el trabajo que han hecho nuestros enfoques diferenciales. Durante el diálogo surgieron preguntas como: “¿desapareció el enfoque de género?”, “¿qué trabajo sostenemos con la comunidad de Bojayá?” y “¿cuál es la importancia de hacer memoria desde lo diferencial?”.


Conversamos con Marlon Acuña y Helena Gómez, líderes de los enfoques diferenciales del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), quienes hablaron sobre el trabajo del enfoque de género, del de niños, niñas y adolescentes, del étnico y del de adulto mayor y discapacidad.

Marlon Acuña, quien lleva más de cinco años en el CNMH, explicó que los enfoques sirven para “darles voz a personas que han vivido la incursión de actores armados, pero que a pesar de que tienen una historia que contar, no son escuchados recurrentemente”.

Helena Gómez, quien asumió el liderazgo del enfoque étnico, dijo que los enfoques responden a marcos normativos como la Constitución de 1991 y la Ley 1448 de 2011, que reconocen que hay unas poblaciones que sienten, piensan y habitan territorios de unas maneras particulares y viven y sienten el conflicto de forma diferenciada.

Para Helena, las iniciativas de los enfoques han implicado un trabajo local y directo con las comunidades. No solo los referentes teóricos alumbran el conocimiento de lo que es la memoria, sino también la construcción con la gente y con lo que ellos sienten. “Ha sido un aprender haciendo y un proceso sumamente participativo”, recalcó.

“Es importante que ellos mismos se representen, se narren a sí mismos, se autoidentifiquen. Que sean ellos los que cuenten esas otras formas de ser en los informes, las museografías y las piezas audiovisuales”, aseguró Gómez.

Los invitados se refirieron a las inquietudes de algunos de los seguidores de nuestras redes sociales acerca de la continuidad de los equipos que conforman los enfoques diferenciales. Marlon Acuña dijo que los enfoques han seguido trabajando normalmente y que, por ejemplo, para el plan operativo de este año “hay toda una serie de procesos, publicaciones y acompañamientos a sectores sociales LGBT víctimas del conflicto armado”.

Sobre el enfoque de discapacidad, explicaron que se seguirá haciendo difusión a informes como La guerra escondida y que, gracias al pilotaje que se sostuvo el año pasado con personas que retornaron luego de haber sido desplazadas de San Carlos, Antioquia, por la presencia de minas antipersonal, ahora se contempla un informe con recomendaciones para los procesos de desminado humanitario.

Otro de los temas en los que hizo énfasis Helena Gómez, desde el enfoque étnico, fue el trabajo con las familias víctimas de la masacre de Bojayá, con quienes el CNMH sigue comprometido. Se respaldará, mediante acompañamiento técnico, la producción de unos álbumes familiares y un mural, así como la entrega digna de los cuerpos en el mausoleo pensado para albergarlos.

Finalmente, los invitados mencionaron los retos que trae hacer memoria en clave diferencial. Por ejemplo, hacerla con formatos accesibles. “Lo accesible debemos pensarlo no sólo en la lógica de la discapacidad, sino del enfoque de mayores porque sus tiempos son distintos. Deben ser procesos de largo aliento en los que debemos tener paciencia para recoger todos sus saberes acumulados”, dijo Acuña.

Si quiere escuchar lo dicho por Helena y Marlon en este capítulo de La Brújula puedes hacerlo dando click aquí

Publicado en Noticias CNMH



Adulto Mayor, Bojayá, Enfoque Diferencial, Étnico, Género, LGBTI, Memoria, Niños y Niñas

Las 33 masacres que devastaron a San Carlos

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CNMH

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CNMH

Publicado

10 Jul 2019


Las 33 masacres que devastaron a San Carlos

Un 10 de julio de hace 15 años las Farc mataron a siete campesinos en San Carlos, Antioquia. Esa fue solo una de las 33 masacres que guerrilleros y paramilitares cometieron en menos de una década en ese municipio.


Después de casi tres años de total abandono, el corregimiento Samaná, en San Carlos, Antioquia, volvió a ser habitado a principios de 2004. Unas 70 personas, que habían huido de sus tierras por culpa de la violencia, creyeron que ya era seguro retornar. Pero no fue así: el 10 de julio, cinco meses luego de su regreso, siete campesinos fueron masacrados por guerrilleros del frente IX de las Farc.

“Se llevaron a todos los hombres, a las mujeres no, y dijeron que si nos poníamos a hacer mucho escándalo que nos mataban a todos por parejo… pero mataron fue a los hombres, que porque estaban cultivando, estaban trabajando en las tierras…”, nos contó una mujer durante la investigación de nuestro informe San Carlos. Memorias del éxodo en la guerra. El miedo forzó a desplazarse a 413 personas.

Ese municipio del oriente antioqueño, ubicado en la zona de embalses que produce una tercera parte de la energía del país, tiene una larga historia de sangre derramada: solo entre 1998 y 2005, los sancarlitanos fueron víctimas de 33 masacres, que dejaron 205 muertos. De esas, 23 fueron cometidas por paramilitares, 6 por las Farc y las demás por grupos sin identificar. Además, en ese mismo periodo, hubo 126 víctimas de asesinatos selectivos, 156 de desapariciones forzadas y 78 de minas antipersonal.

Te invitamos a conocer más acerca del informe “San Carlos. Memorias del éxodo en la guerra

Hasta antes de 1998, los habitantes de San Carlos recuerdan la presencia cotidiana de las guerrillas: dormían en sus casas, les pedían comida, les robaban animales. Pero la situación empezó a complicarse tras la llegada de los paramilitares en 1999. La guerrilla, que se sintió acosada, empezó a aumentar los retenes, los robos, las minas, los secuestros, las amenazas y los asesinatos selectivos. Y los paramilitares, para desplazar a la guerrilla e implantarse en el territorio, expusieron también su peor repertorio violento.

En nuestro informe explicamos que las masacres fueron parte esencial de la guerra en San Carlos por tres razones. Primero, por su intensidad y persistencia: muchas en muy poco tiempo. Segundo, por el exceso de violencia, la crueldad y en algunos casos la sevicia. Y tercero, por su potencial comunicativo para amplificar el terror. También identificamos tres tipos de masacres: en las que los habitantes fueron convocados y luego asesinados en público, en las que los armados recorrieron rutas del terror por varias veredas y en las que los victimarios instalaron retenes y “lista en mano” buscaron a sus víctimas.

Para los paramilitares, dice la investigación, se trataba de romper lazos sociales y “demostrarle a la población local la incapacidad de la guerrilla para protegerlos y la vulnerabilidad del territorio bajo su control”. Mientras que para la guerrilla las masacres “eran estrategias militares decididas y pensadas como retaliación frente a acciones de los paramilitares”.

La población civil, de poco más de 25 mil habitantes, quedó en medio de esa disputa, en una época recordada por las víctimas como “la guerra total”. Fue tan grave que, según cifras del Registro Único de Víctimas, casi 18 mil personas se desplazaron entre 1998 y 2005. “El desplazamiento fue una estrategia directa que los diferentes grupos armados emplearon para generar el desalojo y obtener el control de territorios con alto valor geoestratégico en el marco de la confrontación armada, o para desterrar a quienes consideraban enemigos directos o colaboradores del bando contrario”, explicamos en el informe.

Te invitamos a conocer el documental “Memorias del éxodo en la guerra

Ante la devastación del territorio, el exterminio del movimiento cívico y la violencia contra líderes y personas del común, los habitantes de San Carlos buscaron formas individuales y colectivas para resistir o sobrellevar el dominio de los grupos armados: usar los espacios a horas determinadas, adoptar lenguajes cifrados para comunicarse, acudir a su tradición religiosa, no entregar las escuelas a los armados, tratar de negociar con sus victimarios y hasta conformar grupos para enfrentarlos directamente.

También, a medida que pudieron retornar, crearon iniciativas de memoria histórica y reconstrucción del tejido social. Una de las más importantes fue el Centro de Acercamiento para la Reconciliación y la Reparación (CARE), un lugar de memoria que la comunidad creó en 2008 en un edificio que había sido usado por paramilitares y narcotraficantes. A ese lugar se le suman otras iniciativas, como jardines de memoria o mingas muralistas, con las que los habitantes de San Carlos le apuestan a comprender y resignificar lo que pasó en la guerra.

 


Desplazamiento, Farc, Masacres, Paramilitares, San Carlos

“La verdad es de todos”: Conmemoración de un ataque que estaba en el olvido

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Autor

Lizeth Sanabria

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Lizeth Sanabria

Publicado

11 Jul 2019


“La verdad es de todos”: Conmemoración de un ataque que estaba en el olvido

Desde el año pasado, los sobrevivientes y familiares víctimas del ataque de las Farc a los pelotones de contraguerrilla Texas 2 y Texas 3 del Ejército Nacional, ocurrido el 8 de julio de 1999 en Gutiérrez, Cundinamarca, se reúnen para no olvidar a quienes perdieron la vida por este hecho y para reclamar verdad, justicia y garantías de no repetición.


En Colombia las historias de muerte y desolación a causa de la guerra abundan en la mayoría de los pueblos, por no decir que en todos. El pasado domingo 7 de julio se reunieron más de 100 personas en Gutiérrez, Cundinamarca, para conmemorar uno de los tres ataques guerrilleros perpetrados por las Farc hace veinte años. 

Mujeres, hombres, niños y niñas llevaban en sus manos rosas rojas y blancas que sembraron junto a una piedra en la vereda El Cedral, a escasos kilómetros del casco urbano de Gutiérrez. Allí se abrazaron, cantaron y recordaron a los que la guerra les arrebató el 8 de Julio de 1999, en uno de los ataques más sangrientos que se haya vivido en las cercanías a Bogotá. Una atmósfera propicia para un momento de duelo y encuentro. 

Ese día, los 56 hombres del Batallón de Artillería No 13 “General Fernando Landazabal Reyes” se enfrentaron a más de 500 miembros de la guerrilla de las Farc. Murieron 38 militares, 35 soldados regulares y tres suboficiales. También, se dice extraoficialmente, hubo guerrilleros muertos.

Para la mayor María Fernanda Cifuentes, oficial de víctimas del Departamento Jurídico Integral del Ejército Nacional, quien acompañó la conmemoración, en este hecho se cometieron, por parte de la guerrilla de las Farc, graves violaciones al Derecho Internacional Humanitario (DIH).

“Este fue un ataque indiscriminado, la muerte de nuestros 38 militares fue por tiros de gracia, un delito de lesa humanidad a la luz del Derecho Internacional Humanitario”, comentó la mayor Cifuentes.  

De acuerdo con la oficial, cuando los combatientes dejan sus armas en un enfrentamiento, o lo que militarmente se conoce como deponer, como pasó con algunos soldados en Gutiérrez, “tienen el derecho a que su vida sea salvaguardada, y eso no sucedió acá, fueron vilmente masacrados, y fuera de eso hubo utilización de armas no convencionales como cilindros bomba”, añadió. 

Familiares de las víctimas del ataque se abrazan durante la conmemoración. – Fotografía: Lizeth Sanabria/CNMH

En Gutiérrez, se conmemoró la vida después de la muerte, en este caso de hombres que estaban prestando servicio militar, con la ilusión, tal vez, de que en el futuro Colombia fuese un mejor país. Pero también se recordó el horror del conflicto para que este no se vuelva a repetir. 

“Me parece excelente que hagan este tipo de eventos, desde el año pasado, después de 19 años de sentirnos olvidados, de sentirnos decepcionados, es algo muy bonito que llegaran a este punto para no olvidar a nuestros compañeros”, dice Marco Tulio Morales, sobreviviente del ataque a Gutiérrez. 

En este caso dos sentencias del Consejo de Estado condenan a la Nación por una desprotección de los militares.

El Consejo de Estado dictamina que este ataque “…da cuenta de varias circunstancias que rodearon la planeación y ejecución de la operación militar que constituyen verdaderas actuaciones omisivas que pusieron a la víctima y sus demás compañeros militares en una situación de indefensión frente al ataque de la subversión”.

Así mismo, las familias de los militares quieren ser reconocidas como víctimas dentro de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y que su caso sea llevado a la Comisión de la Verdad.

“Presentar una medida de satisfacción en nombre de esas víctimas sobrevivientes y las víctimas indirectas que son los familiares. Todo lo que fueron ataques y tomas guerrilleras fue uno de los componentes del primer informe que presentó la organización ACOMIDES (Asociación Colombiana de Víctimas de Desaparición Forzada y Otros Hechos Victimizantes) a la JEP, que reflejaba los hechos de secuestro y desaparición forzada o los aspectos de ataques a unidades militares”, comparte la mayor María Fernanda Cifuentes. 

El dolor es inevitable en este tipo de espacios, a pesar de los 20 años que han pasado, las heridas siguen abiertas, detalles de la vida. Al escuchar una canción que recuerda un ser querido, o pisar el terreno donde fueron asesinados los hijos de estas madres se remueven sentimientos.

“Queremos que quede en la memoria que gracias a los héroes de Gutiérrez, muchos hoy en día viven, que no nos olvidemos de ellos”, dice Viviana Osorio, hermana del soldado Helmer Revelo Sarmiento, quien murió en este ataque. 

“La verdad es de todos”, expresaron varios familiares durante la conmemoración.  Una frase donde piden saber qué pasó, y a la vez ser escuchados, para que el país conozca sus sentimientos y dolores alrededor de la guerra. 

“Hay esperanza, después de mucho tiempo de nosotros estar creyendo que no teníamos voz, que éramos olvidados de este conflicto y nos dieron una luz de esperanza, de saber que no nos habían olvidado, de que los sobrevivientes todavía estamos en la memoria del Ejército, es un signo de esperanza”, finaliza Marco Tulio Morales uno de los sobrevivientes del ataque a Gutiérrez. 

 


Ataque, Conmemoración, Cundinamarca, Ejército Nacional, Farc, Gutiérrez, Iniciativas

Un recorrido al país a través de 20 iniciativas de memoria

Noticia

Autor

Juan Sebastián Sanabria

Fotografía

Juan Sebastián Sanabria

Publicado

13 Jul 2019


Un recorrido al país a través de 20 iniciativas de memoria

“Memorias que germinan” (una caja con dos librillos, cinco mapas, un poster y tres CD) se focaliza en contar la pericia, y recursividad, que por décadas han utilizado las organizaciones de víctimas del conflicto para narrar sus relatos sobre la violencia y las prácticas que afrontaron para hacerle resistencia a la guerra.


Por: Harold García, periodista del CNMH

Acá una ojeada a algunas iniciativas de memoria y sus procesos organizativos. Un mapa que muestra la diversidad de voces alrededor de la guerra en todo el país. – Abrir mapa

Los sobrevivientes de la violencia de forma autónoma han buscado infinidad de maneras para transformar la rabia y el dolor que la guerra les ha traído; manifestaciones para narrar lo vivido, resignificar sus experiencias, alzar la voz para dignificar a sus seres queridos y resistirse al olvido. El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) ha llamado estas acciones como Iniciativas de Memoria, procesos colectivos, que nacen de las organizaciones, y que el CNMH ha acompañado desde su creación, y que se encuentra consignado en la caja “Memorias que germinan”.

“La entidad acompaña entre 20 y 25 procesos en la concertación de un plan de acción conjunto, que les facilite narrar aquello que quieren que la sociedad conozca sobre cómo vivieron el conflicto, y, si es de su interés, materializándolo en un producto concreto a través de diversos lenguajes expresivos”, se explica en “Memorias que germinan”.

Han sido años de trabajo para llegar a “Memorias que germinan”, producto que muestra un pequeño panorama, 20, de las 120 iniciativas de memoria que se han apoyado desde la entidad, y las más de 260 que hacen parte del Registro de Iniciativas de Memoria. En los mapas están ubicadas estas experiencias a partir de los diferentes lenguajes expresivos utilizados: acciones en el espacio público, archivísticas, comunicaciones, ejercicios pedagógicos, prácticas ancestrales, expresiones plásticas, galerías y exposiciones, investigaciones; y lugares de memoria. Mientras que en los CD se encuentra la descripción de algunos de los audiovisuales y audios realizados por las iniciativas.

De igual manera el trabajo se ha realizado  con  sectores sociales que las lideran mujeres, indígenas, personas LGBT, personas mayores, niños niñas y adolescentes, y afrocolombianos.

Estas memorias, de quienes han sido víctimas del conflicto armado en Colombia, son el valor que han encontrado para narrar sus recuerdos contra el olvido y que sus experiencias se hagan visibles. “Las IMH apoyadas son, en todo caso, apenas algunas de las que existen en el país, pues muchas más han germinado también antes y durante la existencia del CNMH, así como seguirán existiendo en el futuro de manera autónoma”, dice “Memorias que germinan”.

Descargue acá “Memorias que germinan
 

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